Hay muchos factores que inciden en el
precio del kwh de la electricidad: Precio de venta por las empresas,
prima a las renovables, impuestos de varias clases, pago de la deuda
a las empresas eléctricas, y más cosas.
Voy a tratar aquí dos de ellos, el
precio de venta y el pago de la deuda a las empresas.
El
precio de venta.
Es bastante complicado el cómo se
llega al precio que nos cobran el recibo de la electricidad. Voy a
tratar de referirme a los aspectos más sencillos. O sea no voy a
entrar en impuestos que cobra el estado, cosa que también tiene su
complicación.
La producción de electricidad se
consigue por varios métodos:
por centrales de combustibles fósiles
por centrales hidroeléctricas
por dispositivos eólicos
por centrales solares
por mareomotriz
etc.
Hay una parte del precio que está
liberalizada. Voy a referirme a esa parte.
Evidentemente cada método de
producción tiene un precio distinto. Incluso varía cada uno en cada
día y cada hora. Por ejemplo si sube o baja el precio del barril de
petróleo, sube o baja esa forma de producir electricidad, si no
sopla el viento donde haya generadores eólicos, o que en una
temporada de sequía, esta electricidad eólica o hidroeléctrica
será más cara, y así en todos los modos de obtención.
Pues bien, lo lógico sería que se
cobrara un precio medio entre todos estos métodos.
Pues aquí la lógica no sirve. Por una
parte se hace una subasta en la que acude cualquier agente financiero, desde bancos, fondos y demás
sanguijuelas, donde lo mínimo que ofrecen es pagar toda la
electricidad producida al precio del kwh por el método de obtención
más caro en cada momento. No importa que, por ejemplo, producir el
kwh hidroeléctico cueste un día determinado la mitad que el kwh de
combustibles fósiles. Posteriormente las entidades que han obtenido
la energía eléctrica negocian con el bien “suministro eléctrico”
y de esa especulación sacan un rendimiento económico.
Deuda
a las eléctricas.
A finales del siglo XX se planteó la
implantación del euro como moneda entre varios de los países de la
UE, o sea crear la eurozona. Para ello los países que entraran en la
eurozona tenían que cumplir unos requisitos económicos, por ejemplo
en deuda pública, en incremento del coste de vida o sea la inflación
y en déficit público.
España estaba lejos de cumplir el
requisito del incremento del coste de vida.
En este incremento entraban muchos
componentes, entre ellos: alimentos, combustibles, energía en general y naturalmente, entre ellos, el precio de la
electricidad.
Para bajar la inflación, al Ministerio
de Industria, del que era titular Josep Piqué, del gobierno del PP de
José Mª Aznar, se le ocurrió el pactar con las empresas
productoras de electricidad que en varios años no se subiera el
precio más allá del IPC, pese a que como expliqué en el apartado
anterior lo que quisieran cobrar las empresas eléctricas fueran unas
tarifas mayores. O sea que si, por subida de los combustibles fósiles
o por una gran sequía, los costes de tarifa subieran más, o incluso
bastante más en muchos años, la electricidad no subiría más que
el IPC para los consumidores.
Pero, claro, las eléctricas no iban a
perder dinero. En negociación con las compañías distribuidoras de
electricidad, se acordó que la subida de esa electricidad que se
tendría previsto producir, no se cobraría momentáneamente a los
usuarios más allá del IPC, sino que se iría acumulando en una cuenta de deuda, que no
sería una deuda del Estado, eso hubiera sido incrementar el déficit
público, lo que no convenía. Sería una deuda de los consumidores
con las empresas productoras de electricidad. O sea que los
consumidores deberíamos a las eléctricas esa subida no reflejada,
en la que, además, se irían acumulando los intereses. Es lo que se
llama “Déficit Tarifario”.
Después lo complicó todo el ministro
Soria con sus leyes en 2013 y lo ha dejado hecho un caos. Al final bajo su mandato se llegó a la "solución" de permitir que las compañías eléctricas
titularizasen esta deuda de los consumidores, con el aval del Estado, durante los próximos
quince años y a cargo del recibo de la luz. Es decir, más déficit
tarifario. Y así hasta 2028.
Esta deuda ha llegado a ser de 28.700
millones de € en 2013 y la vamos abonando. A finales de 2017 es de
unos 21.000 millones de €. Y éso se les va pagando y se nos está
cargando en el recibo.
Manuel García