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domingo, 28 de abril de 2013

A la Revolución

Muchos estamos muy cabreados por la situación económico-social-político de nuestro país.
Evidentemente hay que cambiar las cosas. ¿Cómo? La respuesta es con una Revolución.
¿Qué es la Revolución? Es un cambio total de estructuras de un estado.
Pues vamos a hacer esa Revolución.


¿Cómo se hace una Revolución?

En las dos revoluciones míticas la de 1789 y la de 1917 se obtuvieron resultados de cambio de sistema muy rápidamente. Eso es lo que influye a la gente, piensa que de un golpe se cambia todo en muy poco tiempo.
La situación respecto a aquellos días es muy diferente. Tanto el Antiguo Régimen, como el zarista eran muy represivos, pero muy débiles políticamente, que son términos muy diferentes. Con la toma de la Bastilla o el Palacio de Invierno se derribaron esos regímenes.
También socialmente eran muy distintos a la realidad actual. Había una minoría que vivía muy bien y el resto se moría de hambre. En los dos casos había manifestaciones multitudinarias en las calles, no porque quisieran cambiar las monarquías existentes, sino porque no tenían que comer y no había métodos sustitutivos, como comedores sociales, pensiones, ayudas, etc.
Hoy el estado es mucho más fuerte, ha aprendido.

Primero ha creado una burguesía que generalmente tiende a ser conservadora. Una muestra es que los particulares deben alrededor de 1,2 billones de euros.y eso provoca un temor a moverse.

Segundo ha creado una red asistencial que, mal que bien, todavía da algo y hace que la gente no se lance a la calle por hambre. Y me da la impresión que los de arriba no van a llegar a dejar sin nada a la gente, les quitarán hasta el límite que puedan, evitando que las masas se lancen a la calle.

Hay gente muy izquierdista que se mueven en un círculo muy reducido y cabreado, y piensa que todo el mundo está así, como los que le rodean.

Esa burguesía que digo, es muy difícil por ahora, que se lance. Muy concienciada políticamente tendría que estar, y eso el capitalismo se ha ocupado de que no ocurra prometiendo que con sacrificios actuales vendrá un porvenir más venturoso. Como la religión prometiendo la vida eterna.

El otro día se demostró que cuanto más se radicalizan algunos grupos, menos gente acude a las movilizaciones. Muchas organizaciones se descolgaron. Y no creo que pueda pensarse que el 15-M está en el sistema, y aún así fue una de las que se desmarcó. Lo que están consiguiendo es que la gente que está más jodida no se movilice.

En finales de los 70 y principios de los 80 había fácilmente en Madrid cuatro o cinco manifestaciones anuales de más de 600.000 personas. Parecido en Cataluña y en otros sitios. Las manifestaciones y huelgas eran pacíficas y eso que la situación era muy mala.


¿Cómo se puede lograr un cambio?

Dado que la clase dominante está más preparada hoy para impedir la revolución violenta, hay que buscar otros caminos para conseguirla. Uno de esos caminos es tomar el estado desde dentro. Conseguir un medio pacífico que asuste menos a la gente. Si se consigue llevar a la contradicción más absoluta a los partidos que defienden el actual sistema, y se vota a las fuerzas alternativas, y éstas son capaces de liderar el cambio de este sistema se tendrá mucho ganado, aunque aún quedará un camino largo y difícil.

Con respecto a la huelga general indefinida.

Voy a contar un ejemplo vivido por mí. En 1988 se planteó una huelga de la enseñanza por motivos salariales. La huelga era uno o dos días semanales, nunca lunes o viernes. La idea era mantener el conflicto mucho tiempo sin que fuera muy oneroso económicamente para la gente. Duró más de dos meses así. Fue muy duro. Al cabo de un mes, cuando llegaron las nóminas, hubo unos cuantos compañeros que se empezaron a descolgar. No podían económica ni psicológicamente seguir. Al final ganamos, pero fue al límite y había sindicatos, por presión de sus afiliados, dispuestos a descolgarse.

En una huelga general, la primera idea es de revolución que asusta a la gente. La segunda es que, mucha gente está segura que los que vayan a hacerla al cabo de una semana, como mucho, la dejan de hacer.

Lo que me asusta son las reacciones prontas de la gente. Hay que hacer la revolución, pero ya. Y ya tirar el gobierno y cambiar la constitución. Como hace menos de un año pedían que Alberto Garzón fuera la cabeza de IU. Como hace tres meses pedían que a la cabeza del PSOE se pusiera Beatriz Talegón. Como ya están poniendo en el mismo sitio a Eduardo Madina. Las cosas hay que tomarlas con más calma y meditarlas más.

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