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sábado, 24 de agosto de 2013

Historia política de la República Italiana. Primera parte: antecedentes hasta la proclamación de la I República.

La idea de esta serie de entradas es la exposición y análisis de la política italiana desde el final de la II GM.
Creo que es una de las políticas más interesantes de la posguerra.
También se analizará la política del Partido Comunista Italiano, así como su desaparición y las consecuencias de esta desaparición en el momento actual de Italia y de Europa.

Antecedentes hasta la proclamación de la I República.


Benito Mussolini
En Italia desde 1922 estaba la dictadura del Partito Fascista de Mussolini en el poder. La única oposición organizada era la del Partito Comunista Italiano (PCI). Había oposiciones individuales por algunas personalidades del área de la democracia cristiana, pero no estaban organizadas.

Cuando empezó la II GM Italia, pese a ser aliada de Alemania, se mantuvo neutral de acuerdo con Alemania.

En junio de 1940, cuando Francia estaba casi derrotada, Italia declaró la guerra con el fin de tener su parte en el botín de guerra. Aspiraba a tener Túnez como ampliación de la colonia de Libia, y ampliar el territorio metropolitano con Niza y Saboya. No lo obtuvo, porque Alemania prefirió no perjudicar a Francia. Ese asunto impulsó a Mussolini a intentar conquistar Grecia, y al tener complicaciones Alemania se complicó en los Balcanes para impedir que el Reino Unido tuviera a tiro los campos petrolíferos rumanos.

Rey Víctor Manuel III
Ya Italia en guerra contra el RU, y posteriormente con EEUU, empezó a sufrir los reveses bélicos. En julio de1943 las tropas aliadas desembarcaron en Sicilia y posteriormente en la península italiana y empezaron a avanzar muy rápidamente hacia el norte.  

La clase política italiana encabezada por el rey Víctor Manuel III e incluso gran parte del Partito Fascista se alarmaron. El rey destituyó a Mussolini, apresándole, y se nombró al mariscal Badoglio como jefe de gobierno. El rey y Badoglio aseguraron a Alemania la continuidad de la alianza, pero bajo cuerda empezaron a negociar con los aliados. Como consecuencia de un día para otro el estado italiano pasó de ser aliado de Alemania a ser neutral y a los pocos días a declararle la guerra a su antiguo aliado.

Alemania desplazó tropas e invadió gran parte de la península. Ocupó Roma y el rey con el gobierno huyó al sur instalándose en Bari en la zona ocupada por los aliados ingleses, americanos y franceses de la Francia Libre. Posteriormente, cuando los alemanes liberaron a Mussolini en su prisión del Gran Sasso, se constituyó la República Social Italiana (RSI) con capital en Saló a orilla del lago Garda. Naturalmente el apoyo fundamental de Mussolini era del ejército alemán.

Entre la clase política italiana, dentro del territorio de Mussolini, empezó a aparecer oposición en todas las ideologías desde derecha democratacristiana y liberal que constituyeron el Partito d'Azione, y socialista. Voluntarios de este partido junto con miembros del PCI comenzaron una guerra de guerrillas. Sus miembros constituyeron el Movimiento Partisano, que se extendió por toda la zona. Fueron apoyados con la ayuda armamentística por los aliados.

Las fuerzas políticas del Movimiento Partisano se constituyeron en Comité de Liberación Nacional (CLN) para su dirección y coordinación. Este Comité, a su vez, se dividió en el CLNAI (Comité de Liberación Nacional Alta Italia) con sede en el Milán ocupado y el CLNC (Comité de Liberación Nacional Central). El CLNAI coordinó entre 1943 y 1945 la lucha armada en la Italia ocupada: esta lucha se llevó a cabo con brigadas y divisiones de partisanos, entre las que estaban las Brigadas Garibaldi (constituidas a iniciativa del Partido Comunista), las Brigadas Matteotti (vinculadas al Partido Socialista), las Brigadas Giusticia e Libertá (del Partito d'Azione), las Brigadas Autónomas (compuestas principalmente por ex-militares y sin clara afiliación política, aunque a menudo simpatizaban con la monarquía y otros que se mostraron expresamente apartidistas.

En el periodo que media entre la llamada Proclama de Badoglio (8 de septiembre de 1943, en la que el presidente del consejo de ministros anunciaba un armisticio firmado con las tropas aliadas) hasta la capitulación de las tropas alemanas en Italia (abril de 1945) el país vivió una verdadera guerra civil. La Resistencia justificaba sus acciones como propias de una guerra patriótica de liberación del poder extranjero, pero de hecho implicaban desencadenar una guerra civil contra los fascistas italianos y los que apoyaban la República Social de Mussolini.

Los partisanos fueron especialmente abundantes en las zonas montañosas del centro y el norte del país. En febrero de 1944 se proclamó un bando en el que se establecía la pena de muerte por parte de la RSI para los que se opusieran a la leva y para los desertores. En abril de 1944 ese año otro decreto extendía la pena de muerte a todo aquel que diera apoyo o refugio a las brigadas partisanas. Pese a todo, muchos jóvenes preferían unirse a la guerrilla antes que aceptar el reclutamiento forzoso de la RSI.

En las ciudades comenzaron a constituirse núcleos partisanos clandestinos denominados Gruppi di azione patriottica (Grupos de acción patriótica, GAP), cada uno de ellos formado por pocas personas que se dedicaban a acciones de sabotaje, guerrilleras y de propaganda política. Junto a ellos, surgieron en el seno de las fábricas las Squadre de azione patrioticca (Escuadras de acción patriótica, SAP).

Se intentó hacer una militarización «oficial» de los partisanos reconocida tanto por los mandos militares aliados como por el gobierno de Víctor Manuel III: fue el llamado Corpo volontari della libertà o Corpo italiano di liberazione (CIL), fundado en Milán el 9 de junio de 1944. A la cabeza de los cerca de 200.000 combatientes de este verdadero ejército de partisanos estaba el general Raffaele Cadorna Jr, con vicecomandantes del Partido Comunista (Luigi Longo) y del Partito d'Azione (Ferruccio Parri).

De la insurrección general (1945) a la liberación.

El 19 de abril de 1945, mientras los aliados avanzaban por el valle del Po, los partisanos bajo las órdenes del CLN iniciaron al insurrección general: bajaron de las montañas y confluyeron hacia los centros urbanos del norte de Italia, ocupando fábricas, prefecturas y cuarteles. Las formaciones fascistas huyeron y las tropas alemanas se batieron en retirada.

Muchas grandes ciudades (entre ellas, Turín, Génova y Bolonia) fueron liberadas antes de la llegada de las tropas aliadas. En muchos casos, hubo combates calle por calle: los restos del ejército alemán y algunos fascistas partidarios de la RSI disparaban refugiados en edificios, azoteas o campanarios contra civiles y partisanos. En algún caso, hubo verdaderas batallas para dominar la ciudad (fue el caso de Florencia en septiembre de 1944), pero generalmente los partisanos pudieron reducir con facilidad a estos combatientes dispersos (así sucedió en Parma y en Piacenza).

El 27 de abril de 1945, el Duce Mussolini (disfrazado con uniforme de soldado alemán) fue capturado en Dongo, cerca de la frontera con Suiza, cuando trataba de huir de Italia junto a su amante Clara Petacci. Fue reconocido por los partisanos comandados por Walter Audisio (coronel Valerio), hecho prisionero y ajusticiado al día siguiente (28 de abril) en Giulino di Mezzegra, junto al lago de Como; su cadáver fue expuesto, colgado cabeza abajo, junto al de Petacci y a los de varios jerarcas fascistas en el Piazzale Loreto de Milán. En aquel mismo lugar, ocho meses antes, los nazifascistas había colgado los cuerpos de quince partisanos muertos.
Walter Audisio (coronel Valerio)

El 29 de abril de 1945 con la rendición incondicional del ejército alemán, la Resistencia llega formalmente a su fin y los partisanos asumen plenamente el poder civil y militar.

El 2 de mayo de 1945 el general británico Alexander ordeno la desmovilización efectiva de las fuerzas partisanas, con la entrega de armas. La orden fue, en general, cumplida. Parte de las fuerzas partisanas quedaron como policía auxiliar del ejército aliado en las zonas liberadas. En la película “NOVECENTO” de Bertolucci está reflejada estas entrega de armas, con los sentimientos que sintieron por ello.

Se calcula que fueron unos 44.700 miembros de la Resistencia (entre partisanos y miembros del ejército regular del Reino del Sur) los que murieron en combate o inmediatamente a su captura por los fascistas o los nazis (de ellos, 10.260 corresponden a la División Acqui). Otros 21.200 combatientes quedaron mutilados. Unas 4.653 mujeres fueron arrestadas y torturadas: a 2.750 se las deportó a Alemania, 2.812 murieron fusiladas o ahorcadas; 1.070 cayeron en combate; 15 fueron condecoradas con la medalla de oro al valor militar.

Los juicios por las matanzas a partisanos y civiles cometidos por los fascistas de la República Social Italiana y por los alemanes (tanto de la Wehrmacht como de las SS) nunca se resolvieron, en parte a causa de tres amnistías sucesivas: en 1946, en 1953 y en 1966.

Esta dos últimas fueron por causas de política exterior. La Alemania Occidental era, desde 1952, aliada de Italia en la OTAN, por lo que no resultaba políticamente oportuno remover episodios incómodos que habría supuesto procesar a ciudadanos de estados extranjeros. Por otra parte, algunos italianos que colaboraron con la República Social Italiana se habían integrado después de la guerra en el ejército italiano o en la administración pública. Por estas razones, todas los expedientes secretos sobre los crímenes nazifascistas en Italia fueron «archivados provisionalmente» por el procurador general militar con lo que se consiguió la impunidad de los responsables que todavía vivían. Sólo en 1994, durante la investigación de Erich Priebke para el caso de la masacre de las Fosas Ardeatinas se descubrieron los expedientes archivados en lo que los medios de comunicación llamaron el Armario de la Vergüenza. Se reabrió judicialmente alguno de los casos (como el de Theodor Saevecke) por la matanza del Piazzale Loreto de Milán, donde fueron fusilados quince partisanos y antifascistas). La mayor parte de las investigaciones y de las denuncias contenidas en los expedientes no pudieron terminar en juicio bien porque sus responsables ya habían muerto o por la prescripción de los delitos.

En la segunda parte se contará alguna de estas historias como la de las Fosas Ardeatinas. Y las venganzas contra los fascistas y la desfascistización de Italia.

Entre las fuerzas políticas italianas no había acuerdo en la continuidad de la monarquía. Incluso las de derecha no se fiaban, pues el monarca lo mismo se apoyaba en unos u otros con tal de que se siguiera la política que él quisiera. Esto ocurrió con reyes italianos anteriores, pero fue mucho más agravado con Victor Manuel III. Por lo que se llegó al acuerdo de someter la disyuntiva monarquía o república a un referéndum entre el pueblo italiano una vez terminada la guerra. En 1944 Víctor Manuel III dimitió de sus poderes reales sin abdicar, y nombró a su hijo Humberto “Lugarteniente del Reino de Italia” dejándole sus poderes.

Se convocó el referéndun monarquía-república para el 2 de junio de 1946. Víctor manuel III abdicó el 9 de mayo de 1946 en su hijo Humberto II. La razón de la abdicación era la impopularidad del rey, que si bien había sido uno de los actores de la destitución de Mussolini, fue también uno de los que más contribuyeron a su ascenso al poder y a apoyarle. Para Víctor Manuel III estaba justificado, pues con la conquista de Etiopía (1936) le hizo proclamar rey-emperador, rey de Italia y Albania y emperador de Etiopía.

El referéndum se realizó en efecto el 2 de junio de 1946, dando por resultado que la mayoría de los italianos optaron por la república por algo más de dos millones de votos. La república se proclamó el 18 de junio. El 12 de junio abdicó Humberto II. Se le llamó el rey de los 33 días o el “Rey de Mayo”.

Mapa de los resultados del referéndum monarquía-república por regiones
                    
En ese referéndum pudieron votar las mujeres por primera vez en Italia. Por cierto los monárquicos por ello creyeron que el voto femenino les favorecería, pero parece que no les sirvió. Ese día se eligió también una Asamblea Constituyente, que una vez elaborada la constitución se mantendría como Asamblea Legislativa hasta las nuevas elecciones.

Los monárquicos acusaron al gobierno provisional de Italia de hacer trampa para que saliera la república.

Como final de esta parte una anécdota. El papa reinante en el Vaticano, Pío XII, se negó a recibir a los presidentes de la República Italiana por creer en que se había hecho trampa en el referéndum. Hubo que esperar a que Juan XXIII levantara ese veto en 1961.


Fuentes para esta primera parte:
Wikipedia. 
El nacimientov del fascismo, de Angelo Tasca.
La Segunda Guerra Mundial, de H. G. Dahms.
La Segunda Guerra Mundial, de Kurt Zentner.
Italia en Camisa Negra, de Indro Montanelli.
La Italia Lictoria, de Indro Montanelli y Mario Cervi.


Otras entradas de la serie Historia política de la República Italiana

9 comentarios:

  1. Excelente trabajo Manolo....gracias.

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  2. Ilustrativa y magnífica síntesis. Personalmente me incita a reflexionar sobre muchos temas. Creo que un texto es bueno cuando precisamente nos hace pensar no sólo en los contenidos explícitos sino también en otras cosas. Ahí es donde se nota la fecundidad de un texto y el tuyo desde luego lo es con creces.
    Destacaría dos cosas que me han llamado mucho la atención, porque o bien no recordaba los datos o simplemente no los conocía.
    En primer lugar, el interés por tapar enseguida los crímenes del fascismo y del nazismo, por esos dos motivos que señalas: que Italia y Alemania fuesen aliados en la OTAN y que muchos antiguos fascistas o colaboradores, se convirtieron de repente en demócratas y ocupasen puestos de responsabilidad dentro del Estado. ¿Hasta qué punto eso tuvo repercusiones en la democracia italiana? Yo creo que las tuvo. De la misma forma que en España tuvo consecuencias que se renunciase a juzgar los crímenes del franquismo y a los colaboradores de la dictadura. ¿Hasta qué punto era inevitable? Pues no lo sé, pero recordar esas cosas incita a reflexionar profundamente sobre ellas.
    El segundo aspecto sería el no reconocimiento de la República por parte del Vaticano, hasta pasado mucho tiempo. Es un dato que da para mucho :-)
    No obstante, el tema principal sobre el que tu artículo me ha hecho reflexionar, tiene que ver con el PCI y viene muy a cuento con una discusión que conoces, en foros, con compañer@s que aprecio mucho. Intentaré plasmar esa reflexión en otro comentario aparte.
    :-)

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  3. También de mi parte muchas gracias, Manolo, por esta nueva clase de historia, que me viene a enseñar nuevos contextos y nuevas paralelas...

    Sobre el armario secreto de los nazis quisiera aportar este reportaje de Vanessa Lerin
    http://elpais.com/diario/2004/04/30/internacional/1083276020_850215.html

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    1. Probablemente lo leí, pero no lo recordaba :-(
      Es muy interesante, lo voy a utilizar, con tu permiso en la segunda parte.

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    2. Acabo de leerlo y me parece un reportaje MUY interesante. ¡La cantidad de cosas que se han tapado porque interesaba taparlas! Gracias por la aportación :-)

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  4. Comentaba que hay un aspecto crucial en tu entrada. Un hecho decisivo, que todavía a día mantiene su trascendencia porque exige ser tenido en cuenta en muchos debates que se dan entre ciertos sectores de la izquierda. Me refiero al hecho que mencionas cuando en mayo del 45, se produce la desmovilización partisana y entrega de las armas al CLN. Completamente de acuerdo contigo en que, quien mejor lo plasma en el cine fue Bertoluci en Novecento (el fragmento está en http://www.youtube.com/watch?v=JO1E0_w3mQY). Invito a quienes critican la vía seguida por los comunistas italianos, a que piensen en lo siguiente:
    1º.- Cierto que el PCI estaba muy fuerte. Podemos pensar que podía haber seguido la lucha armada en favor de un proceso revolucionario. Como bien explicas, no lo hizo y en cambio opta por la vía de participar en la nueva democracia burguesa, planteando la toma del poder a través de las urnas.
    2º.- El dificilísimo dilema que se plantea en aquel momento, por tanto, es: A) luchas armada revolucionaria, B) lucha exclusivamente política en la nueva democracia burguesa.
    3º.- Se optó por la opción B, como sabemos. Y el desenlace lógico de esta opción era y fue más adelante el eurocomunismo. Supongo que hablarás de ello en la siguiente entrada de tu artículo. Pero lo que quisiera subrayar ahora, es que desde el momento en que se aceptan las reglas de la democracia burguesa, el camino está marcado y quedan muy establecidas las posibilidades de maniobra.
    4º.- Podemos plantearnos: ¿hubiera sido mejor la opción "A"? ¿Era posible? ¿Qué habría pasado? Bueno... no podemos saberlo, no tenemos una bolita de cristal y todo cuanto podamos decir son conjeturas. Pero tenemos un ejemplo que (salvando las distancias porque hay ciertas diferencias) nos puede facilitar pistas para intuir qué habría sucedido de haber continuado la lucha armada y haber optada por la vía revolucionaria: el caso griego del KKE.
    5º) En Grecia el mismo dilema se planteó a los comunistas del KKE. El KKE rechazó la vía democrático-burguesa que sí aceptó el PCI. Después de haber sido la principal resistencia partisana, el KKE rechazó la entrega de las armas y se lanzó a la vía revolucionaria. EL resultado fue el tercer y definitivo episodio de la guerra civil griega entre el 47 y el 50, en la que el KKE fue aplastado, siendo posteriormente declarado ilegal. En la derrota del KKE fue decisiva el apoyo anglo-norteamericano prestado al régimen monárquico.
    6º) Posiblemente en Italia habría sucedido lo mismo que en Grecia. Además, tanto la URSS como EEUU respetaron siempre esa repartición de la zonas de influencia en Europa que se fragua en Yalta.
    Por eso quizás en su momento pudo ser decepcionante y frustrante la decisión del PCI, pero creo que hicieron lo correcto y optaron por el único camino posible.
    Vuelvo a decir que tu entrada es magnífica porque nos invita a reflexionar sobre temas como éste y muchos otros, además de sintetizar muy bien la sucesión de hechos.

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    1. En la segunda parte vuelvo a incidir en el tema, porque en efecto fue polémico dentro del Partido. Pero creo que Togliatti supo convencer al Partido en ese tema y en otros a los que me refiero en esa parte.

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  5. Manuel... extraordinario articulo y muy instructivo, el rompecabezas de la segunda guerra mundial, para mi, queda mas completo y claro.Descubro similitudes entre nuestro pais hoy y la Italia fascista de aquel tiempo. Un rey pandereta y un gobierno que bebe los vientos de un imperio asesino, habido de conquistas... para establecer un nuevo orden, militar a ser posible... el yanki. No me pierdo la segunda parte... ercali.

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  6. ● Yo no tenía apenas información de lo que en realidad habían supuesto los nazis, excepto por la condena occidental en su contra, que personalmente intuía manipulada y me generaba desconfianza e interpretaciones erróneas. Antes de comenzar a leer intensivamente este tipo de información libre: por cierto que recientemente y tras formarme como usuario informático, entre otros autores paré en lo que informaba David Irving (al que llegué con motivo de dicha desconfianza), y ya más recientemente estoy en la labor de poner a punto información para intentar que en lo posible la gente dé de lado al poder mediático corporativo y se informe como provisionalmente indico aquí: Bamboo Feed Reader» https://copy.com/1V7gIoL60v81
    ● Consecuentemente habría algunas cosas que debería revisar en mi blog: a fin quizá de aplicar correcciones, aunque de momento no voy a hacerlo: Todos nos equivocamos alguna vez y con mayor motivo por el obscurecimiento en que nos tienen.
    ● Si más adelante me viera con tiempo de sobra, por supuesto que veré de corregir lo que me parezca equivocado: Dicho sea buscando la comprensión para mis posibles errores por quienes se hayan interesado o se puedan llegar a interesar en mi blog y que al tiempo paren en esta justificación. Saludo

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