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lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Después del Tercer Mundo? Los fracasos de la modernidad y el advenimiento de la globalidad imperial (Arturo Escobar)





Izquierdaimagen de un niño moribundo en Etiopía, a causa del hambre. 
DerechaChristine Lagarde, directora del FMI. Su remuneración bruta, sumando todos los conceptos de ingresos por motivos del cargo, está cerca de los 600.000 $ al año. Nada más tomar posesión del cargo, se subió el sueldo un 11%. En 2012 el FMI provocó la indignación popular al hacer público un comunicado alertando del riesgo que suponía que los ciudadanos viviesen más de lo previsto.


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¿Después del Tercer Mundo? Los fracasos de la modernidad y el advenimiento de la globalidad imperial
(Fragmento de "El 'postdesarrollo' como concepto y práctica social", de Arturo Escobar)

(...)
Es así que para Santos la globalización no es la última etapa de la modernidad capitalista, sino el comienzo de algo nuevo. En este sentido parece coincidir con los proponentes del postdesarrollo. Pero el análisis no termina aquí: hay que considerar las condiciones sociales necesarias para que se instaure esta visión; hasta el momento, esas condiciones aparentemente no se han dado, especialmente considerando la nueva cara de imperio global y el creciente fascismo social. Una de las consecuencias principales del fracaso de la ciencia y el mercado en ofrecer soluciones a los problemas que han creado es, según Santos, el predominio estructural de la exclusión sobre la inclusión. La problemática de la exclusión se ha acentuado agudamente, ya sea por la exclusión de muchos que anteriormente se encontraban incluidos o porque los que en el pasado eran candidatos a la inclusión ya hoy en día no se les permite serlo; por consiguiente, día a día aumenta el número de personas que quedan en una verdadero “estado natural”. El tamaño de la clase excluida varía, por supuesto, con la centralidad del país en el sistema mundial, pero es particularmente abrumador en Asia, África y Latinoamérica.

El resultado es un nuevo tipo de fascismo social como “un régimen social y civilizacional” (Santos, 2002: 435). Paradójicamente, este régimen coexiste con sociedades democráticas, de ahí su novedad. Este fascismo opera de varios modos: en términos de exclusión espacial; los territorios por los cuales luchan actores armados; el fascismo de la inseguridad; y, por supuesto, el fatal fascismo financiero, el cual en ocasiones dicta la marginación de regiones y países enteros que no cumplen las condiciones requeridas para el capital como lo estipulan el FMI y sus fieles asesores en gestión (Santos, 2002: 447-458). Los más altos niveles de fascismo social de estos tipos corresponden a lo que se conocía anteriormente como el Tercer Mundo. Este es, en fin, el mundo que está creando la globalización desde arriba o la globalización hegemónica. Sólo hay que pensar en Colombia (y el Pacífico en particular) o en Sudán o en Oriente Medio para percatarse de que esto es, de hecho, una imagen plausible de lo que está sucediendo en muchas partes del mundo. 

La invasión de Irak en 2003 encabezada por los EE UU ha hecho al respecto dos cosas evidentes: primero, la disposición de utilizar niveles de violencia sin precedentes para imponer el dominio a escala global; segundo, la unipolaridad del actual imperio. Esta unipolaridad, la cual ha estado en ascenso desde la era Thatcher-Reagan, ha alcanzado su clímax con el régimen post-11 de septiembre y está basado en una nueva convergencia de los intereses militares, económicos, políticos y religiosos de los EE UU. En la persuasiva visión de la globalidad imperial que plantea Alain Joxe (2002), lo que estamos presenciando desde la primera Guerra del Golfo es el ascenso de un imperio que opera crecientemente a través del manejo asimétrico y espacializado de la violencia, el control territorial, masacres sub-contratadas y “pequeñas guerras crueles”, todo lo cual tiene como objetivo imponer el proyecto capitalista neo-liberal. Lo que está en juego es el tipo de regulación que opera a través de la creación de un nuevo horizonte de violencia global. Este imperio regula el desorden a través de medios financieros y militares, empujando el caos en lo posible a los márgenes del imperio, creando así una paz “depredadora” para el beneficio de una casta noble global y dejando en su paso pobreza y sufrimiento indescriptibles. Es un imperio que no se hace responsable por el bienestar de aquéllos a quienes gobierna. Como plantea Joxe:
El mundo actual está unido por una nueva forma de caos, un caos imperial, dominado por el imperium de los Estados Unidos, aunque no controlado por éste. Carecemos de las palabras para describir este nuevo sistema, si bien estamos rodeados por sus imágenes […] el liderazgo mundial por medio del caos, una doctrina que una escuela racional europea encontraría difícil de imaginar, necesariamente conduce al debilitamiento de los Estados –aun los Estados Unidos- a través de la soberanía emergente de corporaciones y mercados (2002: 78, 213). 
El nuevo imperio opera no tanto a través de la conquista, sino más bien a través de la imposición de normas (libres-mercados, democracia y nociones culturales de consumo al estilo estadounidense, y otros). El anteriormente denominado Tercer Mundo es, ante todo, el teatro de una multiplicidad de pequeñas guerras crueles que, en lugar de ser un regreso a la barbarie de antaño, están vinculadas a la actual lógica global. Desde Colombia y Centro América a Argelia, África Subsahariana y el Oriente Medio, estas guerras toman lugar en Estados o regiones que no amenazan al imperio pero, en cambio, fomentan condiciones favorables para éste. Para gran parte del anteriormente denominado Tercer Mundo (y por supuesto para el Tercer Mundo dentro del núcleo) se ha reservado “el Caos-mundial” (Joxe, 2002: 107), la esclavitud de libre mercado y genocidio selectivo. En algunos casos esto llega a conformar una suerte de “paleo-micro-colonialismo” dentro de las regiones (Joxe, 2002: 157), en otros una balcanización, y aun en otros brutales guerras internas y desplazamientos masivos con el propósito de abrir regiones enteras para el capital transnacional (particularmente en el caso del petróleo, pero también en el de los diamantes, la madera, el agua, los recursos genéticos y terrenos cultivables). Estas pequeñas guerras crueles con frecuencia son estimuladas por redes mafiosas y tienen como objetivo la globalización macro-económica. Es evidente que este nuevo Imperio Global –“el Nuevo Orden Mundial de la monarquía imperial estadounidense” (Joxe, 2002: 171)- articula la “expansión pacífica” de la economía de libre mercado con una violencia omnipresente en un nuevo régimen de globalidad económica y militar; en otras palabras, la economía global se ve apoyada por una organización global de violencia y viceversa (Joxe, 2002: 200). Desde una perspectiva subjetiva, lo que se halla en las regiones al Sur (incluyendo el Sur dentro del Norte) son “identidades fragmentadas” y la transformación de culturas de solidaridad en culturas de destrucción (ver Escobar, 2004, para una elaboración detallada de esta última sección).

Arturo Escobar
Traducido por Emeshe Juhász-Mininberg
Las negritas, subrayados e imágenes son nuestras.




Referencias bibliográficas que aparecen en este texto:
  • Joxe, Alain (2002): Empire of Disorder. Nueva York: Semiotext(e).
  • Escobar, Arturo (2004): "Más allá del Tercer Mundo: Globalidad imperial, colonialidad global y movimientos sociales anti-globalización". Revista Nómadas (20): 86-101. Universidad Central, Bogotá.
  • Santos, Boaventura de Sousa (2002): Towards a New Legal Common Sense. Londres: Butterworth.

Referencia documental:
El texto reproducido es un epígrafe titulado "¿Después del Tercer Mundo? Los fracasos de la modernidad y el advenimiento de la globalidad imperial", que forma parte del capítulo "El 'postdesarrollo' como concepto y práctica social", del libro Políticas de Economía, Ambiente y Sociedad en tiempos de globalización. Tanto el capítulo como el resto del libro son accesibles pulsando sobre los respectivos hipervínculos.

Citación:
Escobar, Arturo (2005): "El 'postdesarrollo' como concepto y práctica social". En Daniel Mato (coord.) (2005): Políticas de economía, ambiente y sociedad en tiempos de globalización. Caracas: Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela, pp. 17-31.




Sobre Arturo Escobar
Arturo Escobar es un antropólogo colombiano (Manizales, Colombia, 1952) cuya carrera docente y científica ha transcurrido en su mayor parte en EE.UU. Actualmente es profesor en la Universidad de Carolina del Norte. Posiblemente sea el mayor especialista del mundo en la antropología del desarrollo. Además de los estudios sobre el desarrollo, su actividad científica ha cubierto otros campos relacionados, como los movimientos sociales y la ecología política. Entre sus mucha sobras publicadas, cabe destacar por su extraordinaria relevancia, especialmente dos: La invención del Tercer Mundo, Construcción y deconstrucción del desarrollo (1996) y Más allá del Tercer Mundo. Globalización y diferencia (2005).
Escobar es una referencia básica en la crítica tanto al desarrollo como también al posdesarrollo. Es uno de los autores que ha conseguido que dejemos de hablar de "Tercer Mundo"; Escobar y otros pioneros de la crítica al desarrollo, consideran que el "Tercer Mundo" no es una realidad objetiva en sí misma, sino que se trata de "un campo de intervención creado a partir de intereses geopolíticos de poder, sobre el que se aplican unas determinadas tecnologías de gobiernoEl "Tercer Mundo" fue "inventado" después de la segunda guerra mundial, en el marco de la guerra fría y de los intereses norteamericanos en América Latina y las recién independizadas naciones de África y Asia".
Esta crítica conceptual, se enmarca en un contexto más amplio de crítica a las teorías de la modernización y del desarrollo. Nos dice Escobar, en el capítulo del que está sacado el texto reproducido en esta entrada del blog (pág. 18): 
La teoría de la modernización inauguró, para muchos teóricos y elites mundiales, un período de certeza bajo la premisa de los efectos benéficos del capital, la ciencia y la tecnología. Esta certeza sufrió su primer golpe con la teoría de la dependencia, la cual planteaba que las raíces del subdesarrollo se encontraban en la conexión entre dependencia externa y explotación interna, no en una supuesta carencia de capital, tecnología o valores modernos. Para los teóricos de la dependencia el problema no residía tanto en el desarrollo sino en el capitalismo. En los años ochenta, un creciente número de críticos culturales en muchas partes del mundo cuestionaba el concepto mismo del desarrollo. Dichos críticos analizaban el desarrollo como un discurso de origen occidental que operaba como un poderoso mecanismo para la producción cultural, social y económica del Tercer Mundo.
Desde la web de Escobar, podéis descargar una buena parte de sus trabajos publicados, en la dirección http://aescobar.web.unc.edu/

2 comentarios:

  1. Arturo Escobar es un básico imprescindible de los estudios postcoloniales y la revisión crítica del desarrollo. Gracias por divulgar autores tan fundamentales.

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  2. CON FECHA 24 DE OCTUBRE, ACCIDENTALMENTE HAN SIDO BORRADOS TODOS LOS COMENTARIOS DEL BLOG INSERTADOS EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS. PEDIMOS DISCULPAS A LOS AUTORES DE DICHOS COMENTARIOS. LOS REPRODUCIMOS DE NUEVO A PARTIR DE LA COPIA ALMACENADA EN EL CORREO ELECTRÓNICO DEL BLOG. -------BLOG DEL VIEJO TOPO----

    da para pensar. Interesante. Consejo: no se ven bien los enlaces por el color... probad a cambiar el color. Kiko

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