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viernes, 7 de noviembre de 2014

La campaña de EEUU y del Vaticano contra el PCI en las decisivas elecciones de 1948 (2 de 3). El papel de la Iglesia.


Propaganda de los Comités Cívicos de la Iglesia en
las elecciones italianas de 1948.


2ª parte: el papel de la Iglesia.



En los países comunistas  "Los niños envían a sus padres a la cárcel""Los niños son propiedad del Estado""La gente come a sus propios hijos"...
Consignas difundidas por la propaganda de la Democracia Cristiana y de los Comités Cívicos de la Iglesia durante la campaña electoral de 1948 (fuente Wikipedia)



3. El mensaje apocalíptico de la Iglesia y de la Democracia Cristiana. El operativo del Vaticano para derrotar al Frente Popular.

La campaña de la Iglesia en las elecciones del 18 de abril 1948tuvo un impacto decisivo, sobre todo en las zonas rurales. En la primera parte pudimos escuchar el vídeo -o leer su transcripción- en el que uno de los entrevistados, el sacerdote Lucio Migliaccio de los Comités Cívicos de la Iglesia, narraba cómo ésta se movilizó activamente contra el PCI utilizando contundentes métodos de propaganda:
"En las zonas rurales no había cines (era algo impensable en aquella época), así que tuvimos una idea. Enviamos algunos camiones a ciudades y pueblos para que proyectaran películas por la noche. Eran películas de campañas electorales y todo el mundo salía corriendo a la plaza donde -realizábamos la proyección- para verlas. Acudía muchísima gente" (Lucio Migliaccio).
Para quienes no hayan vivido la época anterior a la TV y a la generalización de la radio, no resulta fácil imaginar el impacto que una propaganda de este tipo podía tener. Para una población rural desinformada, sin acceso a la radio ni a periódicos, católica practicante y con un porcentaje de analfabetismo grande, el mensaje transmitido por estas películas caló profundamente. Pensemos además que para muchas personas era la primera vez que tenían la oportunidad de ver imágenes proyectadas. La utilización de medios audiovisuales (cine) resultó determinante.

El mensaje apocalíptico en relación con la amenaza comunista, era además repetido insistentemente por los curas en los sermones dominicales, inculcando en las misas la idea de cruzada contra el comunismo (discurso que la Iglesia había utilizado para legitimar a los fascismos, como sucedió por ejemplo en España): "la guerra contra los comunistas es una guerra santa", en palabras de un cura como recordaba Lina Mainardi en la primera parte de la entrada.

Por otro lado, salvo el caso referido de utilización del cine como propaganda, la campaña electoral del 48 fue una campaña de carteles murales, como lo eran todas las de aquella época. Fue una campaña de "dialéctica mural", como la definieron los editores de la revista Nuova Storia Culturale en el artículo "'Dio ti vede Stalin no!' I manifesti della campagna elettorale del 1948":
"Inmediatamente después de la guerra los murales [carteles colocados en las paredes] representaban el medio más eficaz de producción de consenso: la radio estaba limitada a reducidos espacios sociales; los periódicos seguían siendo un privilegio para unos pocos; la televisión no existía. Las fuerzas políticas se concentraron en la pared como propaganda, capaz de llegar a los individuos y a las masas, a los analfabetos y a los intelectuales. Era una pared de dialéctica real."
En los carteles, los demócrata-cristianos recurrieron principalmente a la utilización de imágenes muy impactantes y de consignas destinadas a generar el pánico a la amenaza roja. Sorprende además que, recién derrotado el fascismo en Italia, la DC (Democracia Cristiana) lo hiciera revivir a través de un tipo de propaganda cuyo contenido era del más puro estilo del discurso fascista sobre el comunismo. Se llega al extremo de presentar a los fascistas que combatieron con los nazis en la URSS y que estaban todavía prisioneros en la Unión Soviética, como pobres e inocentes víctimas del bolchevismo, que estaban viviendo un tormento del cual el PCI era también responsable. Veamos algunos ejemplos (pincha en las imágenes para verlas en mayor tamaño):








Toda la campaña de la DC giró en torno a ese tipo de imágenes y, como explicaremos en la tercera parte, en buena medida se financió con cargo al operativo que la CIA organizó en Italia para esas elecciones. La DC distribuyó más de 5 millones de 14 modelos de carteles, además de 38 millones de copias de 23 tipos de folletos, sin contar con otros materiales impresos, innumerable cantidad de tarjetas, cintas, folletos...

Por su parte, loComités Cívicos de la Iglesia, cuya actividad estuvo financiada por el operativo de la CIA, tomando parte de esta "dialéctica mural" reforzaban el mensaje de la DC de tres formas: A) con cartelería pidiendo directamente el voto para la DC; B) con cartelería en la que, sin aludir a la DC, se hacía hincapié en la amenaza comunista; C) subrayando la obligación que los católicos tenían de abstenerse de votar a los comunistas:







En este punto, el mensaje de la Iglesia y de la Democracia Cristiana fueron coincidentes. El partido oficioso de la Iglesia Católica llegó a alcanzar niveles delirantes para provocar el pánico y el sentimiento de terror. Así, la DC llegó a difundir consignas del tipo: en los países  comunistas "Los niños envían a sus padres a la cárcel""Los niños son propiedad del Estado""La gente come a sus propios hijos", etc. (fuente: Wikipedia). Nada diferente de lo que los curas repetían a sus feligreses en las sermones dominicales; de ahí carteles tan expresivos como el del niño que escapa asustado de la hoz y el martillo, gritando "¡papá, sálvame!", o de otros por el estilo. El imaginario del comunista comeniños hoy en día a lo mejor nos hace reír y nos puede parecer hiperbólico, pero fue promocionado y funcionó en esa época (igual que lo fue, en la misma época, en la dictadura fascista de Franco).

La campaña de la Iglesia corrió a cargo de  los Comités Cívicos. Su fundador fue Luigi Gedda, un personaje muy vinculado al papa Pío XII. Se crearon poco antes de las elecciones, el 8 de febrero de 1948, pero en cuestión de semanas ya se habían organizado más de 20.000 comités locales. Esta difusión fue posible gracias al apoyo financiero del Vaticano y también a los generosos fondos que la CIA proporcionó para ello.


Luigi Gedda besa la mano del cardenal Tedeschini ante la mirada del
 cardenal Cicognani. Gedda fue el gran "fontanero" del Vaticano
 para derrotar al Frente Popular en las elecciones del 48.

Durante la época fascista, Gedda había sido señalado por la resistencia como un colaborador del régimen y, de hecho, hubo quien sostuvo (no ha llegado a probarse) que en 1938 fue uno de los 360 intelectuales y figuras públicas que apoyaron el "Manifiesto en defensa de la raza". En cualquier caso, en 1952 no dudó en proponer una alianza entre la DC, los monárquicos y los neo-fascistas del MSI para frenar a los comunistas en las elecciones municipales de Roma. Esto último de por sí es una prueba de que a Gedda no le molestaban especialmente los fascistas; al contrario: los veía como parte importante del muro de contención anticomunista.

Gedda fue el gran artífice y cerebro de la exitosa operación del Vaticano para derrotar al Frente Popular en las elecciones del 48. Los comités cívicos llegaron a formar su propio servicio de inteligencia secreta y contaban con una radio para iniciar y coordinar la movilización de sus miembros. Todo el operativo organizado por Gedda respondía tanto al requerimiento secreto de la CIA como a la preocupación que el Papa tenía acerca de la posibilidad de que el PCI conquistase la mayoría a través del Frente Popular (FDP). En la audiencia papal del 10 de enero de 1948, Pío XII declaró: "(...) se trata de una batalla decisiva, y por tanto es el momento de movilizar todas nuestras fuerzas" (Invernizzi). Gedda cumplió con creces la misión. Su libro de memorias, 10 aprile 1948, lleva por subtítulo: "Memoria inédita del artífice de la derrota del Frente Popular".

El Vaticano, a través de sus comités cívicos y de su legión de párrocos, y la DC, consiguieron crear un sentimiento de terror al comunismo recuperando, como ya dijimos, parte de la retórica fascista anticomunista. Por otra parte, la Iglesia desencadenó una agresiva y radical campaña dirigida a los creyentes, en la que no ya ser comunista, sino el mero hecho de tener amistades comunistas, leer prensa comunista, votar comunista... era un gravísimo pecado que condenaba a quien cayese en él. Votar comunista era sinónimo de apostasía, algo que atemorizó a los católicos. Meses después de las elecciones, a pesar de la victoria de la DC, el Vaticano dio cuerpo a este discurso religioso dándole rango de doctrina oficial de la Iglesia a través de un Decreto del Santo Oficio (recordemos que la Sagrada Congregación del Santo Oficio fue el nombre que se le dio a la antigua Inquisición con Pío X, en 1908): la Scomunica ai comunisti (Excomunión de los comunistas)

El decreto neo-inquisitorial Scomunica ai comunisti, fue aprobado oficialmente el 28 de junio de 1949; es decir, algo más de un año después de las elecciones. Pero tal doctrina ya se aplicaba oficiosamente con anterioridad, durante el período decisivo que termina en las elecciones del 18 de abril 1948. De manera que lo que nos permite el contenido de este decreto, es hacernos una idea del clima ideológico anticomunista creado por la Iglesia en el momento anterior a la aprobación del mismo. Italia se empapeló con carteles de difusión del dercreto, difundido también en folletos:






(Pulsar sobre las imágenes para verlas en mayor tamaño)


Traducción de uno de estos carteles:

"Aviso Sagrado 
CURIA ARZOBISPAL DE UDINEDESPUÉS DEL DECRETO DEL SANTO OFICIO CONTRA EL COMUNISMO ATEO. 
Es pecado grave: 
1º Inscribirse en el Partido Comunista.
2º Favorecerlo de cualquier forma, especialmente con el voto.
3º Leer la prensa comunista
4º Propagar la prensa comunista
Usted no podrá conseguir la absolución de este pecado si no se arrepiente y se muestra dispuesto firmemente a no cometerlo más.
Quien en confesión oculte este pecado, cometerá un sacrilegio.
Las medidas que se aplican al Partido Comunista son de aplicación a otros partidos que hacen causa común con él, y para todas aquellas asociaciones que dependen de él: Cámara del Trabajo, Frente de la Juventud Conmista Italiana, UDI (Unión de Mujeres Italianas), Federterra (1), API (Asociación de Pioneros Italianos).
Será excomulgado:
Quien inscrito o no en el Partido Comunista, admite la doctrina marxista, atea y anticristiana y la propaga, cometiendo apostasía de la Fe y no pudiendo ser absuelto por la Santa Sede."
[Nota traducción (1). "Federterra": era la "Federazione nazionale fra i lavoratori della terra", una organización sindical agraria creada en 1901.]

Insistimos en que, aunque el decreto sea posterior a las elecciones del 48, la Iglesia mantuvo ya esa postura en la campaña anticomunista que desencadenó en el período electoral. Así, por ejemplo, en los pueblos (sobre todo) se llegó a negar los sacramentos a quienes contrariaban las directrices de la Iglesia respecto a los comunistas (Camacho). Algo aparentemente anecdótico como es esto, en la sociedad rural de entonces, encorsetada en el clericalismo, tenía una fuerte repercusión social.


El éxito que tuvieron los comités cívicos de la Iglesia, se explica a partir de la difusión de este discurso apocalíptico, propagador del sentimiento de terror y miedo. El delirio hiperbólico alcanzó su máxima expresión en ese canibalismo que se decía que practicaban los comunistas con sus propios hijos. Y para los posibles incrédulos, estaba la amenaza de excomunión.

Pero la campaña de la Iglesia también tuvo otra dimensión, cargada de esperpento: es la Virgen la que le pide a los italianos que no voten a los comunistas. La propia Virgen María regresa de su más allá para manifestarse al pueblo italiano. En todo el siglo XX solo se produjeron 12 apariciones marianas reconocidas por la Iglesia. Casualmente, una de éstas -la última que se produce en Italia- tuvo lugar poco antes de las elecciones del 18 de abril 1948 (¡qué casualidad!): la aparición mariana de AscoliEn realidad se trató de varias apariciones. Entre el 3 de abril de 1948 (15 días antes de las elecciones) y el 23 de mayo, la Virgen se le apareció 25 veces a la niña Anita Federici, de 13 años, en Ascoli; durante el mismo período, también se le aparecieron ángeles en 5 ocasiones.


Aparición mariana en Ascoli, 15 días antes de celebrarse las elecciones de 1948. Multitud de fieles ante la roca en la que se manifestaba la Virgen. Fue un exitoso happening electoral de la Iglesia. Foto: galería Flickr de Orarossa.

Las apariciones de Ascoli conmovieron a los católicos italianos y provocaron un fervor desmesurado, convirtiéndose al instante en un fenómeno sociológico de masas. La Iglesia lo tuvo claro: si había alguna duda, ésta quedaba despejada por la divina intervención de la Virgen. Las apariciones de Ascoli fueron una eficaz y contundente escenificación teatral de la Iglesia para reforzar el mensaje anticomunista. Fue un exitoso happening electoral

La campaña de la Iglesia contra el Partido Comunista y el Frente Democrático Popular, no se limitó a Italia. En Estados Unidos, bajo los auspicios de la CIA, la Iglesia católica llevó a cabo una campaña paralela dirigida a la numerosa comunidad italo-americana. A través de cartas y folletos y también durante las homilías dominicales, se instó a los italo-americanos a movilizarse contra la amenaza comunista en Italia. El objetivo de esta campaña era convencer a los americanos de origen italiano para que escribiesen a sus familiares y amigos en Italia, con la finalidad de que no votasen a los comunistas y lo hiciesen a la Democracia Cristiana. A otro nivel y con la misma intención, también se organizaron actos públicos, programas de radio, etc. Para esta campaña, la CIA consiguió para la Iglesia el apoyo de estrellas de Hollywood como Frank Sinatra, Bing Crosby, Gary Cooper, etc.


*  *  *

¿Por qué un anticomunismo tan visceral?

En definitiva, la campaña del Vaticano en las elecciones de 1948 resultó decisiva en la derrota del Frente Popular. Pero, ¿se trataba realmente de una lucha ideológica de la Iglesia contra el ateísmo del que acusaban a los comunistas? Evidentemente no. Daremos dos ejemplos de cómo eso era apenas una disculpa para legitimar la estrategia anticomunista.

En primer lugar, la religión como hecho antropológico es un fenómeno muy distinto a como lo pinta la teología oficial (y esto es aplicable a cualquier religión de masas). Las personas tienen sus creencias religiosas (aquellos que las tienen, por supuesto), pero normalmente esto tiene lugar dentro de unos niveles de pragmatismo y sincretismo muy grandes, y muy alejados de los dogmas oficiales. De manera que para muchos italianos ser comunista y "ser creyente" no eran realidades incompatibles y contradictorias. La acusación de la Iglesia de que el PCI representaba la propagación del ateísmo, apenas era una disculpa para hilvanar su anticomunismo. El propio PCI era consciente de que muchos de sus votantes y militantes eran católicos, de manera que tenía cuidado en separar lo que era la crítica política a un poder reaccionario como el Vaticano y su estructura, de los marcos creenciales de las personas.


Imagen reciente (2011) de la sede de Rifondazione Comunista en Corte Nuova, Castello (Venecia). Flickr de  zacke82. Para muchos italianos, ser comunista y tener creencias religiosas no es una contradicción. En la posguerra, el Vaticano trató de presentar ambas cosas como incompatibles. La imagen es anecdótica, ya que lógicamente el pequeño altar que aparece es ajeno a Rifondazione Comunista, pero nos ha parecido una metáfora visual que ilustra esta idea de pragmatismo. 

En segundo lugar, otro ejemplo nos lo proporciona la figura de Juan XXIII (papa entre 1958 y 1963), que viene a mostrar una toma de postura por parte de la Iglesia muy distinta a la de sus predecesores y sucesores. Juan XXIII abandonó este anticomunismo para buscar un diálogo con las distintas izquierdas, pero también con los países socialistas y en especial con la URSS. No en vano incluso el Kremlin vio con satisfacción su nombramiento, viéndolo como un "genuino socialista" con "manos de campesino" (Camacho). El artífice del Concilio Vaticano II asombró a la curia, al afirmar tajantemente que la cruzada anticomunista en la que había estado envuelta la Iglesia carecía de sentido, que había sido un fracaso y que la Iglesia debía ser escrupulosamente neutral en política. El giro dado por Juan XXIII despertó la preocupación de la CIA, sobre todo después de que el papa plantease el diálogo con Nikita Krushchev.

Los dos ejemplos anteriores son una prueba de que el anticomunismo de la Iglesia en la posguerra, difícilmente nace de una contradicción raíz entre creencias religiosas y creencias políticas. Las causas debemos buscarlas en realidades materiales que tienen que ver con la Iglesia como poder económico y estructura de dominación política al servicio del capital:
  1. La Iglesia defendía su status quo alcanzado con los Pactos de Letránfirmados con el régimen fascista de Mussolini. Los Pactos de Letrán representaron la simbiosis entre el régimen fascista y la Iglesia católica. Restauraban el carácter de estado soberano del Vaticano; el estado italiano se comprometió a compensar a la Iglesia por sus pérdidas en 1870; garantizaban a la Iglesia Católica el status de religión oficial del Estado fascista y un considerable poder sobre el sistema educativo. En contrapartida, la Iglesia daba legitimidad a la dictadura y los  obispos debían jurar lealtad al Estado fascista antes de tomar el cargo. Pese a que algunos aspectos de los Pactos de Letrán fueron modificados con la reinstauración democrática, en lo sustancial la Iglesia conservó la posición de dominio político derivada del tratado firmado con Mussolini. En este sentido, la posibilidad de un gobierno de izquierdas hacía peligrar este status quo.
  2. En segundo lugar, la Iglesia estaba defendiendo sus intereses como poder económico; toma partida para defender empresas que eran prácticamente propiedad de la Santa Sede, como el caso de Italgas. Un posible gobierno de izquierdas suponía una amenaza para el tejido empresarial y financiero de la Iglesia católica.
Es en estos factores y no en otros de fundamentación estrictamente religiosa, en los que encontraremos las razones que explican el anticomunismo de la Iglesia durante el período mencionado.

La campaña de la Iglesia dio resultado y garantizó el poder durante décadas al partido oficioso del Vaticano: la Democracia Cristiana, un partido estrechamente vinculado con la Mafia y considerado como el partido político más corrupto de Europa occidental desde el final de la II Guerra Mundial.

En los años siguientes, la Iglesia continuó convirtiéndose en uno de los grandes poderes económicos del mundo. Se reflotaron empresas propiedad del Vaticano, con fondos del Plan Marshall. A través de Italgas, se hizo con el control de la principal compañía de teléfonos de Italia (Societá Finanziaria Telefonía). Como recuerda Santiago Camacho en Biografía no autorizada del Vaticano:
"El Vaticano fue, sin lugar a dudas, el mayor y más claro beneficiario del milagro económico italiano. Las empresas del Vaticano experimentaron el mismo crecimiento que el producto interior bruto del país. La Santa Sede se convirtió, además, en el principal accionista de algunos de los mayores bancos, como el Banco de Roma, Banca Commerciale Italiana, Crédito Italiano y el prestigioso Banco Ambrosiano de Milán. También se hizo con la mayor parte del accionariado de la prestigiosa Montedison y del consorcio Finsader, que incluía a la empresa automovilística Alfa Romeo. Se puede decir, sin temor a ser inexactos, que en aquella época no había sector de la economía italiana, de la hostelería a la industria textil, del comercio a la industria editorial, en el que no estuviesen presentes de forma importante las inversiones del Vaticano." 
Y, para que todo eso fuese posible, el Vaticano necesitó neutralizar la amenaza que suponía el Partido Comunista de Italia. Lo consiguió, con la inestimable colaboración de la CIA.


Publicado en


Algunas fuentes y referencias
CNN: "Entrevista a F. Mark Wyatt" (en inglés). Archivo on line de la CNN. Vigente 4-11-2014.
Camacho, Santiago: "Haciendo balance. El Vaticano y la posguerra", en Biografía no autorizada del Vaticano. Sept. 2005, on line en www.bibliotecapleyades.net. Vigente 1-11-2014.
Caretto, Ennio"CIA 1947: 'Piano 'San Marino' contro il PCI. Fondi segreti e un ponte aereo dovevano influenzare il voto", en Corriere della Sera11 agosto 2007, disponible en L'Archivio storico del periódico. Vigente 4-11-2014.
Invernizzi, Marco: "18 aprile 1948. Memorie inedite dell’artefice della sconfitta del Fronte Popolare", en alleanzacattolica.org
Nuova Storia Culturale (editores):   "'Dio ti vede Stalin no!' I manifesti della campagna elettorale del 1948", en Nuova Storia Culturale, 14 febrero 2011. Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Génova. Vigente en fecha publicación de la entrada.
Rotunno, Simone: "Dal pulpito alle urne, e don Tito portò al trionfo la DC", en diario La Provincia, 8-4-2010. En italiano. Se trata de una síntesis de la tesi di laurea presentada en la Università degli Studi di Milano con el título La campagna elettorale del 1948 in un paese della Provincia di Como: Orsenigo.


Partes anteriores y posteriores de esta entrada

Entradas relacionadas





Apéndice 1
Vídeo divulgativo de 5 minutos. Hemos elaborado un vídeo de apenas cinco minutos, con un carácter muy divulgativo sobre el tema. Es un material muy simple, pero tal era nuestra intención:

Nota: no podemos enlazar desde Youtube el vídeo porque Google bloquea esta posibilidad, al haber utilizado un fragmento de la BSO de El Padrino. Puedes acceder a un mejor visionado desde nuestro canal en Youtube: 
https://www.youtube.com/watch?v=0AijyZAgfQs&feature=youtu.be
Si lo visualizas desde Youtube, la publicidad que aparece al comienzo, es el "castigo" que Google impone por usar el fragmento musical mencionado, protegido por derechos de autor. Lo sentimos, pero no es algo que podamos evitar.


Apéndice 2
Fragmentos seleccionados de "Haciendo balance. El Vaticano y la posguerra", de Santiago Camacho: 

Tras la Segunda Guerra Mundial, el panorama político italiano se vio marcado por la importantísima influencia que adquirió el Partido Comunista. Esta circunstancia amenazó la situación de privilegio que hasta entonces había tenido el Vaticano, que defendió sus intereses con la ayuda de dos aliados muy poderosos: la recién creada Central de Inteligencia Americana (ClA) y el Partido Demócrata-cristiano, estrechamente vinculado con la Mafia

(...) La principal preocupación de Pío XII durante la posguerra fue mantener ese statu quo [adquirido durante el régimen fascista] y que los acuerdos de Letrán —y con ellos la soberanía de la Santa Sede— permanecieran intactos (...)

Los democratacristianos, los comunistas y los socialistas se convirtieron en los principales partidos políticos del país. Los comunistas habían desempeñado un importantísimo papel en la resistencia, y un eventual gobierno de este signo era la única preocupación del Vaticano en cuanto a una posible variación del Tratado de Letrán. 

La amenaza roja

Los comunistas italianos eran fuertes y no sentían especial cariño hacia el Vaticano. (...) En las elecciones de 1948 se perfilaba como el gran favorito para alzarse con el triunfo.

[Palmiro Togliatti] Orador excepcional, hablaba de convertir Italia en la nación de los trabajadores y daba esperanza a un pueblo castigado por la pobreza. Togliatti, que había participado en los gobiernos de concentración nacional previos a la instauración de la república, no sólo suponía un peligro para los intereses diplomáticos del Vaticano en Italia, sino también para los económicos, ya que abogaba por la nacionalización de las empresas del Instituto de Reconstrucción Industrial, en las que la Santa Sede tenía importantes inversiones. Además, existía un peligro añadido: el gran número de armas que habían quedado en manos de los antiguos partisanos y que daban a los comunistas un poder que no tenían otras formaciones políticas.
 Palmiro Togliatti, Secretario General del Partido Comunista Italiano (PCI)

En la nueva Italia, con una más que endeble tradición democrática, el Vaticano iba a tener una influencia decisiva en muchos aspectos políticos. Para empezar, Bernardino Nogara, a través de una agencia denominada Acción Católica, dirigida por el doctor Luigi Gedda —uno de los enlaces, junto al cardenal Spellman, entre la CÍA y la Santa Sede—, se encargó de que a la Democracia Cristiana no le faltaran fondos gracias a una financiación procedente de las arcas de la Santa Sede. Claro que siendo el más importante, el Vaticano no era, ni mucho menos, el único mecenas de Acción Católica. 

Tanto o más que el papa, el gobierno de Estados Unidos estaba preocupado por el relevante papel del Partido Comunista en la vida política italiana (...). Sabiendo que la Democracia Cristiana era la única baza viable que podían interponer para evitar el eventual ascenso de los comunistas al poder, el gobierno estadounidense envió importantes remesas económicas a Acción Católica. Todo este apoyo, más una campaña de reclutamiento casa por casa, se tradujo en que Acción Católica alcanzase en poco tiempo los cinco millones de afiliados.

Hollywood y los caballeros de Malta.

Mientras, en Estados Unidos la Iglesia católica comenzó una campaña mediante panfletos y homilías dictadas desde los púlpitos en las que se urgía a los italoamericanos a que aconsejasen a sus familiares en Italia que votaran en contra de los comunistas. La campaña democratacristiana contó con el apoyo de celebridades de Hollywood como Frank Sinatra, Bing Crosby o Gary Cooper, que, a través de la radio, pedían abiertamente el voto para el partido de Alcide de Gasperi. 

James Jesus Angleton, "El Padrino" de la CIA en Italia
En este empeño también colaboraron los servicios de inteligencia estadounidenses, primero la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) y después, tras la desaparición de este organismo, la CÍA. El papa Pío XII y varios miembros de la curia pidieron a James Jesús Angleton, jefe de la oficina romana de la OSS, que colaborara con la cruzada anticomunista de la Iglesia y la Democracia Cristiana. Angleton, católico practicante, usó todos los recursos a su alcance para favorecer al partido de la Iglesia. Además, se le había concedido acceso pleno y directo al incomparable servicio de información con que contaba el Vaticano en Italia. Cada párroco y sacerdote informaba sobre las actividades de los comunistas en sus respectivas parroquias. El Vaticano evaluaba la información, se la pasaba a Angleton y éste la enviaba puntualmente a Washington

Durante los siguientes años, una gran cantidad de dinero procedente de los fondos reservados del gobierno norteamericano fue canalizada hacia la Santa Sede bajo el epígrafe de «consolidación de actividades anticomunistas en Europa occidental». Esta operación se realizó gracias a la intermediación del cardenal Francis Spellman, que ya había actuado durante la guerra como mediador entre el Vaticano y la Casa Blanca, en especial durante una infructuosa negociación para evitar el bombardeo de Roma. A petición de los estadounidenses, hizo especial hincapié en que toda la operación estuviera presidida por el mayor de los secretos, ya que la carrera política del presidente Harry Truman podría verse seriamente afectada si en Estados Unidos se supiera que había financiado al Vaticano. 

No es de extrañar que Angleton terminara recibiendo una condecoración de la Orden de Malta por los servicios prestados al catolicismo. Cabe señalar la estrecha relación que tradicional mente ha habido entre la Orden de Malta y la CÍA, habiendo sido algunos de los más altos directivos de la segunda miembros de la primera. Los directores de la CÍA John McCone y William Casey fueron caballeros de Malta. Al también director de la agencia William Coiby se le ofreció en su día ser caballero, honor que declinó. 

(...)  En la actualidad, la orden ocupa un discreto edificio en el Vaticano, admite damas al igual que caballeros y ha adoptado el nombre de Soberana Orden Militar de Malta. Durante los siglos XXy XXI, la Orden de Malta ha aglutinado a algunos de los personajes más influyentes de la historia reciente: Franz von Papen, que convenció al presidente Hindenburg de que dimitiera, convirtiendo a Hitler en dirigente de Alemania; el general Reinhard Gehlen, una de las piezas clave de los servicios de inteligencia del Tercer Reich, colaborador indispensable en la creación de la CÍA tras la Segunda Guerra Mundial y director de los servicios de inteligencia de la República Federal de Alemania; el general Alexander Haig, uno de los principales diseñadores de la política exterior estadounidense durante las administraciones de Richard Nixon y Ronald Reagan; Alexander de Marenches, antiguo jefe de los servicios de inteligencia franceses; Otto von Habsburg, uno de los miembros más influyentes de la nobleza europea; Licio Gelli, Roberto Calvi y Michele Sindona, tres personajes clave en la historia reciente de la Santa Sede de los que se hablará en los próximos capítulos. 

Entre sus miembros se cuenta también su majestad el rey don Juan Carlos de Borbón y muchos representantes de la nobleza española, como Hugo O'Donnell, conde de Lucena, empresarios como Giovanni Agnelli o políticos como Valéry Giscard d'Estaing. 
(...)

La alta mafia

En Italia, el ataque al comunismo desde los púlpitos fue mucho más virulento. Se dijo a los feligreses que votar a los comunistas suponía estar en pecado mortal, que era incompatible con la condición de católico e incluso se llegó a negar los sacramentos a quienes no atendiesen las directrices de la Iglesia en este sentido. 

Mucho más grave fue la alianza en Sicilia entre la Democracia Cristiana y la mafia, una unión que comenzó a írseles de las manos a los políticos en el momento en que los mafiosos empezaron a hablar el lenguaje que mejor dominaban: el de las pistolas. Cuando los comunistas ganaron las elecciones en Portella della Ginestra, los mafiosos Salvatore Giuliano y Gaspare Pisciotta lideraron un grupo de asesinos cuya misión era dejar bien clara su opinión sobre los resultados electorales. El balance fue una docena de muertos y más de cincuenta heridos. Las elecciones tuvieron que repetirse y, esta vez sí, la Democracia Cristiana se alzó con una más que holgada victoria. Años después, cuando Pisciotta declaraba ante los tribunales, dijo a propósito de la masacre: «Éramos un solo cuerpo: bandidos, policía y mafia, como Padre, Hijo y Espíritu Santo».

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, la mafia se había convertido en un Estado dentro del Estado. Sus tentáculos ya no abarcaban sólo Sicilia, sino casi toda la estructura económica de Italia, y de usar escopetas de cañón recortado pasaron a disponer de un armamento más expeditivo: revólveres del calibre 357 Magnum, fusiles lanzagranadas, bazukas y cargas explosivas. 

La alianza con la Democracia Cristiana supuso un verdadero salto de gigante para los mafiosos, a los que se les abrían las puertas de esferas de poder hasta el momento inalcanzables e impensables para ellos. Esto no quiere decir que ni el Vaticano ni los democratacristianos apoyaran o estuvieran a favor de los métodos mafiosos, pero sí que comprendían que en Sicilia o colaborabas con la mafia o cualquier pretensión de hacer negocios o política resultaba vana. Fue así como nació la que sería conocida como Alta Mafia o Mafia Política. Llegó un momento en que toda el ala derecha de la Democracia Cristiana estuvo dominada por políticos vinculados con esta organización, una situación que llevó no sólo a la corrupción de la vida política italiana, sino también a la infiltración en la industria y la banca de toda una generación de hombres con flamantes expedientes académicos y fuertes conexiones con la mafia que acabaron por llegar hasta la Santa Sede. 

Poco antes de las elecciones de 1948 se convocó, a iniciativa del cardenal Montini, una multitudinaria manifestación que reunió a cientos de miles de católicos en la plaza de San Pedro. Los cronistas de la época narran que la multitud se extendía por via Conciliazione y llegaba hasta la otra orilla del Tíber, al igual que las inmensas colas de fieles que se congregaron en su día para dar el último adiós a Juan Pablo II. Pío XII, más que un discurso o un mensaje pastoral, pronunció una verdadera arenga, más propia de las cruzadas que de la víspera de unas elecciones. Sus palabras llegaron a toda Italia a través de la radio

Afortunadamente para la Santa Sede, la campaña anticomunista fue un clamoroso éxito y la Democracia Cristiana, bajo la dirección de Alcide de Gasperi, dio la vuelta a todos los pronósticos y accedió al gobierno en 1948, convirtiéndose Togliatti en el líder de la oposición. Giulio Andreotti hablaba de como la victoria había sobrepasado con mucho las expectativas de los propios socialdemócratas: «La victoria fue mucho mayor de lo que esperábamos. Fue la única vez que nosotros, los democratacristianos, tuvimos mayoría absoluta en el Parlamento». La CÍA también sacó sus propias conclusiones de la victoria electoral: «Bien, fue muy gratificante —explica el antiguo agente de la CÍA Mark Wyatt—. Desconocíamos en aquel tiempo que habíamos llevado a cabo la primera acción política, el primer programa encubierto de acción política en la historia de la inteligencia norteamericana, al que seguirían muchos, muchos más».  (...)

[De Santiago Camacho: "Haciendo balance. El Vaticano y la posguerra", en Biografía no autorizada del Vaticano. Sept. 2005, on line en www.bibliotecapleyades.net. Vigente 1-11-2014].

4 comentarios:

  1. Escribo este comentario en dos partes pues en una no cabe.
    Parte primera.
    En Italia hasta que desapareció el PCI hubo muchos comunistas católicos. De hecho como dice Fernando Díaz-Plaja en su libro "El Italiano y los siete pecados capitales", podía haber muchos católicos inscritos en el PCI, podían criticar al papa, a los curas, incluso a dios, pero para ellos la Madonna era sagrada.
    En España en los años 70 y 80 del siglo pasado existió el movimiento "Cristianos por el Socialismo", cuya personalidad más importante era Alfoso Carlos Comín, por lo que en broma en el PCE se les llamaba "los coministas" Recuerdo que en la campaña electoral de 1977 en TVE en el espacio del PCE salió uno de estos cristianos que dijo: "voy a votar por los comunistas porque soy cristiano y quiero un mundo más justo y más social"
    El anticomunismo de la iglesia católica tiene, a mi modo de ver, unas causas.
    La iglesia siempre ha sido un poder económico y un poder fáctico. De hecho todos nosotros hemos sido educados desde pequeños en esa religión. Antiguamente el bautismo se hacía a los adultos, pero tenía un inconveniente, que podían estar educados de forma más libre, o que podían pensar sin cortapisas. Por eso se inventó "el limbo", que era dónde iban l@s niñ@s no bautizados. Con ello consiguió la iglesia que desde el nacimiento se educara a todas las personas desde el nacimiento. Así se implantaba en las mentes un software que le condicionaba en la vida. La iglesia educaba y cuando llegaba a la edad adulta se sometía a lo que dijera la iglesia, o sea todo el poder supremo era clerical. Y tenían todos los privilegios económicos que se les antojaba.
    Cuando llegó la era del librepensamiento, finales del siglo XVIII, se cuestionó este tipo de educación, se pensó en una educación laica. O sea la iglesia se opuso a los partidos de la burguesía liberal. Si se educaba a la gente desde el nacimiento con la mente abierta, cuando llegaban a la edad adulta podían no querer que la iglesia tuviera privilegios, y perdía poder económico y poder fáctico.
    Posteriormente la iglesia fue maniobrando y presionando, sabía cómo hacerlo, llevaba cientos de años haciéndolo. Al final consiguió que se las naciones dominadas por el liberalismo le dieran gran parte de la educación, con lo que, quizá no todo lo que quería, pero sí un alto porcentaje y así consiguió conservar gran parte del poder económico y una gran influencia en la sociedad. A partir de ese momento la iglesia toleró esos partidos, ya no le parecían tan malos.
    Apareció el anarquismo, que también defendió una educación libre, sin influencia de las religiones, por lo que la iglesia también condenó el anarquismo. Lo que pasó es que este movimiento no triunfó duraderamente en ninguna parte, aunque sí influyó en la sociedad.
    Posteriormente salieron los partidos socialdemócratas. Igualmente se opusieron al dominio eclesial de la educación. Por lo tanto fueron condenados por la iglesia hasta tiempo muy próximo. Cuando estos partidos tomaron el poder en varios países de Europa occidental después de la II GM, la iglesia logró “convencer” con las consiguientes presiones a estos partidos y se volvió a producir el acuerdo que se había logrado con los partidos liberales. Dejaron que la iglesia católica tuviera una buena tajada en la educación, con lo que logró mantener su poder fáctico y económico.

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  2. Parte segunda.
    En 1917 se produjo la Revolución Rusa. Llegó al poder el Partido Comunista. Según cuenta Karlheinz Deschner en su libro “Política de los Papas en el siglo XX”, el Vaticano se puso en contacto con el gobierno comunista pidiendo que se quitara la exclusividad de la iglesia ortodoxa y que se le dieran privilegios en la educación a la iglesia católica, y ofrecieron apoyarles en ese caso. El gobierno le dijo al Vaticano, que la primera petición de acuerdo y que en la segunda ni hablar. La educación iba a estar en manos del estado e iba a ser laica, aunque se decretó libertad de cultos sin apoyar a nadie, pues era un asunto privado de cada persona. En vista de ello el Vaticano decretó la guerra al comunismo. Lo que la iglesia católica llama persecución no fue tal. En la URSS se infiltraron, y Deschner da los nombres, curas y otro personal clandestinamente para producir descontento y desorden, y lógicamente el estado soviético persiguió a aquellos que intentaron socavarle.
    Igualmente la iglesia católica tiene declarada la guerra a la masonería. La masonería quiere una educación laica, libre de toda la influencia religiosa, y si se lograra, en dos generaciones sería el fin del poder de la iglesia católica, tanto fáctico como económico.
    Curiosamente el país que más se ha resistido a la influencia católica en la educación ha sido Francia, que incluso tiene en las escuelas los “diez mandamientos laicos”, y sin embargo el Vaticano considera a Francia “La hija preferida de la Iglesia”.
    En Roma miles de apartamentos de alquiler son propiedad directa o indirecta de la iglesia. La iglesia es de las más importantes terratenientes en países como Alemania, Italia, España, EEUU y otro montón de países. Teme que si llegara a triunfar el marxismo de verdad y se desterrara la educación religiosa en las escuelas, a la larga perdería todo su poder económico. Y desde luego no está dispuesta a consentirlo. Por ello ha impulsado guerras y está dispuesta a lo que sea para seguir mandando.

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  3. Llamo la atención sobre la reiterada confusión que supone el no discernir clara y por tanto finamente entre católicos y cristianos. Al respecto véanse esos tres textos en sus respectivos contextos arriba:
    1. Votar comunista era sinónimo de apostasía, algo que atemorizó a los católicos.
    2. El propio PCI era consciente de que muchos de sus votantes y militantes eran católicos, de manera que tenía cuidado en separar lo que era la crítica política a un poder reaccionario como el Vaticano y su estructura, de los marcos creenciales de las personas.
    3. Las apariciones de Ascoli conmovieron a los católicos italianos y provocaron un fervor desmesurado, convirtiéndose al instante en un fenómeno sociológico de masas.
    ● Los "católicos" de las diversas religiones son quienes las utilizan como instrumentos de poder, para cristianizar a las masas mediante las predicaciones morales. Que traducido a términos coloquiales y explicada la finalidad de esa voluntad de moralizarnos, sería: «Para aborregar a las masas mediante el desarme doctrinal que suponen las predicaciones morales, a efectos de podernos trasquilar impunemente como a ovejas y a borregos». Es todo para aquí.
    ● Saludo y tal y demás.. ¡Salve, amigos!

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