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miércoles, 14 de octubre de 2015

Guerras híbridas, nuevo instrumento de EE.UU.





Referencia documental 
Presentamos una reseña del libro Guerras Híbridas: una aproximación adaptativa indirecta al cambio de régimen (Hybrid Wars: The Indirect Adaptive Approach to Regime Change), de Andrew Korybko, co-editado en Moscú (24 de agosto de 2015) por la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Rusia y por el Instituto de Investigación y Predicciones Estratégicas. La reseña está publicada en inglés en orientalreview.org. En portugués la tenéis traducida en resistir.info Para descargar el libro completo en pdf pincha en este enlace (en inglés).
Original en inglés: "Publication. Hybrid Wars: The Indirect Adaptive Approach to Regime Change"Oriental Review, orientalreview.org/press-release/
Traducción al castellano: Vigne. La traducción se ha realizado desde la versión en portugués publicada por resistir.info en agosto de 2015, cotejándola parcialmente con el texto en inglés.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 15-10-2015.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir ficha documental del principio, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en inglés).
Negrita, cursivas y apéndice final: son añadidos nuestros. 

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Guerras híbridas, nuevo instrumento de EE.UU.

Andrew Korybko, analista de política internacional y periodista del Sputnik, acaba de publicar su primer libro: Guerras Híbridas: una aproximación adaptativa indirecta al cambio de régimen (Hybrid Wars: The Indirect Adaptive Approach to Regime Change). El trabajo fue revisado por la Academia Diplomática de Rusia y publicada con el apoyo de la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Rusia, donde el autor es miembro del consejo de expertos del Instituto de Investigación y Predicciones Estratégicas. Su trabajo detallado prueba que las revoluciones de colores son una nueva forma de guerra engendrada por EE.UU., siendo todo orientado - desde su constitución organizativa a la aplicación geopolítica - por estrategias estadounidenses. Pero a diferencia de otros investigadores anteriores que abordaron el tema, Andrew lleva su trabajo más allá y utiliza los últimos ejemplos recientes de la guerra en Siria y del EuroMaidan para argumentar que EE.UU. está desplegando un segundo paso, más peligroso, en su caja de herramientas para cambios de régimen.

Las guerras híbridas, como el autor las clasifica, se producen cuando EE.UU. combina sus estrategias de la revolución de color y la guerra no convencional con el fin de crear un conjunto unificado de herramientas para llevar a cabo un cambio de régimen en determinados estados. Cuando un intento de revolución de color fracasa, como desgraciadamente para EE.UU. ocurrió en Siria en 2011, el plan de sustitución es implementar una guerra no convencional aplicada directamente sobre la infraestructura social y los métodos organizativos anteriores. En el caso de EuroMaidan, Andrew cita nuevas fuentes occidentales como Newsweek, The Guardian y Reuters que nos recuerdan a todos que en los días inmediatamente anteriores al final exitoso del golpe de Estado, Ucrania Occidental se encontraba en rebelión a gran escala contra el gobierno central y el escenario estaba preparado para una guerra no convencional del tipo sirio en el corazón de Europa del EsteSi no hubiera sido por el derrocamiento repentino del presidente Yanukovich, EE.UU. estaba dispuesto a llevar al país por el camino del escenario sirio, lo que habría sido su segunda aplicación plena de la guerra híbrida.

La investigación revolucionaria de Andrew muestra esencialmente que fue EE.UU., no Rusia, quien inició el recurso de guerras híbridas y que, teniendo en cuenta sus resultados probados, es irresponsable llamar "guerra híbrida" a la presunta participación de Rusia en la crisis de Ucrania. De hecho, EE.UU. está muy por delante de cualquier otro país en la práctica de este nuevo método de guerra, ya que ningún otro estado intentó una revolución de color hasta el presente, y mucho menos llevar a cabo una guerra no convencional cuando sus planes iniciales para el cambio de régimen fracasan. Aunque muchos piensan que estos hechos son espontáneos y casuales, Andrew documenta cómo las guerras híbridas no sólo son creadas desde el comienzo por EE.UU., sino que además son activadas específicamente en áreas geoestratégicamente ventajosas para la promoción de sus políticas unilaterales.

Así, Andrew no sólo describe la esencia misma de las guerras híbridas, sino que en la parte final de su libro ofrece previsiones de lo que cree que puede suceder a continuación. Se introduce el concepto pionero del Arco de color, una línea contigua de estados que se extienden desde Hungría a Kirguistán y donde el desarrollo de guerras híbridas dañaría más gravemente los intereses nacionales de Rusia. Esta es la primera vez que las revoluciones de colores se analizaron a través de un prisma de geopolítica y deja al descubierto una manera completamente diferente de ver el uso de esta arma. Este nuevo paradigma es absolutamente esencial para entender el nuevo enfoque estadounidense para un cambio de régimen y la forma, tanto física como la geopolítica, que se espera que tome en los próximos años.

El libro Guerras Híbridas: una aproximación adaptativa indirecta al cambio de régimen,  está disponible en edición de bolsillo de la Universidad de la Amistad de los Pueblos en Moscú. Dado que Andrew ofrece su trabajo de forma gratuita, pide gentilmente a los lectores que estén satisfechos con el libro que consideren la posibilidad de dar un donativo destinado a apoyar las iniciativas de ayuda y socorro a las víctimas directas de las guerras híbridas estadounidenses en Siria y Ucrania. El autor espera que esta generosidad en forma de donativos pueda servir de ayuda a quienes padecen el sufrimiento infligido en sus países por las guerras híbridas estadounidenses. Se puede contactar con el autor a través de su correo electrónico: korybko.e@my.mgimo.ru
Reseña de Oriental Review



NOTA DEL BLOG. Puedes descargar en pdf el libro Hybrid Wars: The Indirect Adaptive Approach to Regime Change, pulsando en el hipervínculo del título (almacenado en el archivo del blog en Dropbox).
Se recomiendan dos lecturas suplementarias para entender mejor el tema de esta entrada (además del apéndice que sigue):


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Apéndice del blog. Acerca del concepto de guerra híbrida

Se nos dice que la guerra híbrida toma elementos de la guerra convencional (entre Estados) y la guerra asimétrica (entre un ejército regular y una guerrilla), con utilización de paramilitares, terrorismo, insurgencia urbana, guerra cibernética, la piratería, la inmigración ilegal, la corrupción, los conflictos étnicos y religiosos, las mafias criminales a gran escala, etc. Las definiciones que podéis encontrar son bastante confusas todas. Valga como ejemplo una muy conocida en círculos militares del espacio OTAN, expresada por Fleming en 2011 en The Hybrid Threat Concept (citado por García Guindo y otros, 2015: 9):
“Un actor de guerra híbrida se caracteriza por poseer un mando y control descentralizado, por ejecutar actividades militares y no militares distribuidas, por combinar acciones tradicionales, irregulares, terroristas y métodos criminales disruptivos, por explotar las condiciones ambientales operativas complejas, y por operar con la intención de sacrificar el tiempo y el espacio con el fin de lograr una decisión por desgaste”.
Como podéis ver, es bastante ambiguo y difuso. De hecho, es preciso tener muy en cuenta que aquello a lo que se refiere el concepto de guerra híbrida no es ni mucho menos una realidad nueva. Incluso, Frank Hoffman, considerado como uno de los "padrinos" del término, al hablar del concepto se remonta a las guerras del Peloponeso en el mundo griego antiguo (Sánchez García, 2012: 14 y ss.). La mayor parte de las guerras de guerrillas del s. XX entrarían perfectamente en este concepto. De ahí que incluso muchos expertos militares del establishment consideran que la terminología es inncesaria y otros dudan seriamente de que nos encontremos ante un fenómeno nuevo (Sánchez García, 2012: 14). En un informe de 2010 de la GAO (United States Goverment Accountability Office), se expresaba que el término híbrido y otros conceptos relacionados apenas eran una forma "de describir la creciente complejidad del conflicto asimétrico" (Sánchez García, 2012: 17), pero no un término que aludiese a una nueva forma de guerra.

El término y su definición aparece explícitamente por primera vez en un artículo de Mattis y Hoffman, titulado "Future Warfare: The Rise of Hybrid Wars", publicado en 2005 en la revista Proceedings (García Guindo y otros, 2015: 4). Su uso mayoritariamente está localizado en las instituciones y espacios de propaganda que forman el entramado militar de EE.UU. y países de la OTAN, junto con Israel. Esto nos da una pista del sesgo claramente ideológico que conlleva el término, al formar parte de la retórica propagandística de legitimación y justificación del imperialismo occidental; en otras palabras, estamos ante una categoría conceptual básicamente ideológica, una forma de hablar que sirve para expresar la visión de los problemas internacionales según el discurso oficial del Pentágono y sus aliados. 

En tanto que recurso retórico con el que la ideología dominante se refiere a los enemigos del imperialismo estadounidense y aliados europeos (a los que hay que sumar a Israel), su utilización aporta poco o nada a una perspectiva crítica. ¿Quiénes serían los agentes de estas "nuevas" guerras híbridas, según sus teóricos? Pues resulta significativo que el ejemplo más recurrente sea el de Hezbollah, organización política libanesa apoyada por Irán que surge en 1982 como respuesta de autodefensa a la invasión que Israel llevó a cabo en Líbano; recordemos que los medios sistémicos establecen una sinonimia entre Hezbollah e Irán, de manera que cuando se acusa de guerra híbrida a la organización libanesa, en realidad se está culpando por extensión a Irán.

El siguiente "enemigo" que practica una supuesta guerra híbrida es, ¡como no!, Rusia. Cuando en un artículo de El País (la gran hoja parroquial de la política exterior estaodunidense en España) se explicaba el concepto en un artículo ("La guerra híbrida del siglo XXI"), tajantemente el diario de PRISA afirmaba: la guerra híbrida "es la guerra de Putin", sosteniendo que la OTAN debe responder "a la guerra híbrida de Rusia" (¡toda una llamada a la guerra!). No es preciso recordar que el ejemplo utilizado por los medios occidentales para acusar a Rusia de hace guerra híbrida, es el caso de Ucrania.

En otras palabras, el término de guerra híbrida más que constituir un concepto operativo desde el punto de vista de la teoría militar, es un item ideológico utilizado para referirse a los enemigos del Imperio y aliados de éste, para hacer alusión al carácter maligno del nuevo "eje del mal". Esto se refleja con nitidez en trabajos como los de Pindják (2014), Bowers (2014) y otros documentos mencionados en fuentes y referencias al final de esta entrada (el artículo citado de Revista de la OTAN, resulta especialmente significativo).

La respuesta rusa a este uso conceptual supone un cambian de actores, como revela esta entrada del blog. Lo que viene a decirnos Andrew Korybko con su libro y el autor de la reseña, es que de existir la guerra híbrida tal como la definen los medios de propaganda occidentales, desde luego sería la que llevan a cabo EE.UU. y sus aliados de la OTAN e Israel, no RusiaEl caso de Ucrania resulta paradigmático, ya que la guerra híbrida es precisamente lo que la UE y EE.UU. han llevado a cabo en Ucrania, antes y después del golpe de estado neofascista preparado por las fontanerías de los principales gallos del corral de la OTAN.

Por este motivo empieza a ser frecuente que los medios rusos hablen también de guerra híbrida

En mi opinión personal, sin gustarme el concepto, tal como se viene definiendo el término, los mejores ejemplos serían las primaveras árabes, la desestabilización de Ucrania que condujo al golpe de estado liderado por los neonazis y la creación de una guerra en Siria con fuerzas yihadistas mercenarias. En esto coincido con Andrew Korybko, el autor del libro. Podríamos añadir también el caso de Venezuela y toda la estrategia de desestabilización encaminada a forzar un cambio político en el país y a poner fin al proceso bolivariano.

La paradoja del concepto, es que siendo los medios de propaganda occidentales quienes más lo manejan, viene a significar una realidad que caracteriza lo que es el actual imperialismo del bloque atlantista. El artículo de Luque Guerrero (2015) en Mundo Obrero, centrado en el caso de Ucrania, es un buen ejemplo de cómo se está contestando desde la izquierda el uso del concepto que hace la propaganda sistémica, dándole la vuelta y mostrando cómo precisamente quien practica la guerra híbrida es el eje atlantista. 

El último artículo de Mikel Itulain (2015), "Gladio Hoy", de forma muy didáctica hace referencia a prácticas terroristas de desestabilización patrocinadas por la OTAN y que entrarían de lleno en este concepto de guerra híbrida contemplado de forma real y no imaginaria. Es un artículo interesante porque viene a subrayar lo que estamos diciendo: a pesar de la propaganda de los medios sistémicos, la guerra híbrida viene a caracterizar lo que es el intervencionismo militar y paramilitar y/o terrorista por parte de EE.UU. y sus socios.




Fuentes y referencias

3 comentarios:

  1. Pascual Serrano en

    http://www.lamarea.com/2015/10/07/guerra-estados-unidos/

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  2. La guerra híbrida, entendiéndola como un compendio de todas las formas posibles de hacer la guerra, es verdad, se ha practicado siempre. La diferencia, diferencia determinante, es que hoy con la tecnología y los medios de comunicación digitales ha dado un salto cualitativo: la guerra psicológica viene a ser después del armamento sobre el terreno, la parte más influyente y diferenciadora sobre las guerras del pasado.
    Con la colaboración de sectores de las ciencias sociales implicados, particularmente de psicólogos, antropólogos o sociólogos. No pueden quedar cabos sueltos a la hora de programar una guerra de agresión.
    Conquistar las mentes y los corazones que decían en Vietnam.
    De esta guerra, que hasta entonces eran desarrolladas "sin disimulo" de cara a la propia opinión pública, nació la necesidad de interponer otros ejércitos no regulares, mercenarios, grupos de delincuencia, o ejércitos privados al servicio de transnacionales o subcontratados por el mismísimo Estado (Blackwater), coaliciones "justificadoras" de tipo humanitario, la idea de empotrar periodistas en los Ejércitos invasores o la creación de Gabinetes de Comunicación con la avalancha de "expertos" en platós y medios.

    En esencia, controlar flujo de información desde el origen, evitando la oposición en la opinión pública de países centrales ante noticias adversas, muertes propias o masacres indiscriminadas.

    Compárese la oposición a la guerra de Irak en España, millones de personas en las calles, a la oposición a la guerra en Libia o Siria, ¿qué las diferenció? Un "refinado" a la hora de presentarlas desde los medios, a su vez cada vez más concentrados, y también una mayor infiltración en medios alternativos de los que la izquierda bebe (Rebelión,
    Aporrea, Kaosenlared..., en mayor o menor grado). Infiltración en paralelo a la experimentación de otras nuevas maneras de hacer política con sus opciones electorales (Podemos y otras) y de la creación de protestas teledirigidas en las que los propios intervinientes no saben que están siendo manipulados desde los poderes que precisamente creen combatir (revoluciones de colores, 15M, Occupy, Primaveras árabes...).
    Es en toda regla, una guerra en la retaguardia, en las propias filas, incluso más importante que la guerra psicológica dirigida hacia el objetivo a conquistar. No sólo a Aznar o a Javier Solana hay que juzgarles con duros calificativos: también Gaspar Llamazares, Ada Colau, Pablo Iglesias, David Fernández y muchos otros, contribuyen con sus firmas en infames manifiestos o sus voces en los medios o sus enmascaramientos de la realidad, a estas guerras imperialistas. Papel cómplice en la justificación de agresiones a otras naciones, enemigos de clase sin paliativos.

    Un apunte más.
    No considero que las guerras en Ucrania (Donbass) o Siria, correspondan a un fracaso de la guerra híbrida que degeneraría en una guerra de tipo convencional, interviniendo sus elementos más clásicos: ejércitos regulares, zonas liberadas, etc.
    Desde una perspectiva ecológica, en la que la escasez de todo tipo de materias primas y las condiciones cada vez más exigüas de habitabilidad de un planeta superpoblado impone murallas insalvables a la continuación del capitalismo, puede que se haya elegido la hoja de ruta del decrecimiento forzoso para cada vez más naciones. Por la vía de la desaparición. No sólo de Estados, sino de sus sociedades mediante la destrucción de infraestructuras y la inmersión en el caos.
    Este sistema de guerra permitiría conservar reservas para que sean extraídas al ritmo que demanden los países centrales, de evitar que vayan a parar a manos de competidores (BRICS) o de que sean consumidas en la propia nación que las genera (por eso Arabia Saudí, también tiene fecha de caducidad). Un planteamiento con el que la guerra está asegurada.

    La guerra híbrida, es también un medio para llevar a una nación a una guerra de aniquilación: como objetivo, no como fracaso.

    Un saludo de @inxtu

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  3. El cerco a Rusia: http://www.voltairenet.org/article189099.html

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