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martes, 6 de octubre de 2015

Vivir en cuatro dimensiones. Una utopía de la feminista marxista Frigga Haug.


Ficha documental
Original en alemán:  publicado en kontextwochenzeitung, 23 de septiembre de 2015, con el título "Leben in vier Dimensionen" (URL en el texto del título).
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 7-10-2015.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir ficha documental del principio, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en alemán).
Negrita e imagen de cabecera: son añadidos nuestros. Imagen en el texto: del original.
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La perspectiva del cuatro en uno. Una utopía de mujeres para todos. 


¿Cómo cabe integrar a los refugiados, cuidar de nuestros ancianos, educar a los niños para que lleguen a ser buena gente, si no queda tiempo para ello?
¿En qué se convierte la política si resulta que la brecha entre la ciudadanía y los parlamentos no para de aumentar?

La autora nos diseña una utopía social que pretende nada menos que resolver todos estos conflictos. El semanario KONTEXT publica con fecha de 23.09.2015 el prólogo, ligeramente actualizado por la autora, que Frigga Haug escribió en 2010 para una publicación sobre política familiar. El original del texto forma parte de su libro ”Die-Vier-in-einem-Perspektive” [La perspectiva del cuatro en uno], un concepto político femenino para una nueva izquierda, Argument Verlag, Hamburgo 2008, edición del 2009.

***

Para poder actuar políticamente, debemos ser capaces de soñar. Para conservar esa capacidad de actuar debemos bajar nuestros sueños al suelo que estamos pisando hoy. Y para lograr que nuestro caminar resulte irrefrenable, volvemos a recurrir a nuestros sueños. Quiere decir que nuestra política debe incluir una perspectiva que tenga en cuenta nuestras esperanzas de una vida buena y que sea capaz de guiar nuestros pasos en lo cotidiano.

Sin una idea, por muy incierta que fuera, de cómo podría ser otra sociedad distinta, resulta muy difícil hacer una política que llegue a comprometer e implicar a muchos. Desde hace más de 150 años, nos viene sirviendo de orientación el movimiento obrero, que pretende la superación del enajenante trabajo asalariado y que, aquí y ahora, está luchando por salarios, convenios y puestos de trabajo. A ese exclusivo enfoque del pensamiento liberador, los movimientos feministas durante el siglo XX entraron a oponerse, señalando que existía más trabajo que el remunerado y resaltando que la esfera doméstica era, por un lado, un lugar de no-libertad, y por otro, un lugar de cuidados mutuos; y que el reconocimiento de la labor doméstica y familiar era fundamental para todo pensamiento que pretendiera alcanzar la liberación de todas las personas.

Lo que en las luchas de estos movimientos no quedaba lo suficientemente claro, nos lo acaba de aclarar Karl Marx, a saber, que la evolución social de todos presupone/requiere  la evolución del individuo. Traducido a nuestro lenguaje sobrio, ello quiere decir que debe entrar a formar parte de la buscada liberación la tarea de revelar y fomentar cualquier capacidad que el individuo aún tenga oculta o desaprovechada. Y en todo ello – sea en los movimientos obreros y feministas, o en el desarrollo de cada hombre o mujer individual – hay un requisito previo que resulta tan fundamental que ni parece necesario mencionarlo: por la liberación de las personas deben luchar ellas mismas, nadie puede luchar en su lugar y no se puede obrar desde arriba. Escribe Peter Weiss [1] acerca del movimiento obrero: “Si no nos liberamos a nosotros mismos, (el movimiento) no surtirá efecto alguno para nosotros”. Lo mismo podemos afirmar sobre nosotras, las mujeres. Toda política que persiga otra sociedad distinta de la actual, debe ser política DESDE ABAJO.

Crece el número de personas que ya no encuentran acceso al mundo laboral asalariado. Las esperanzas que los sindicatos aún siguen albergando, se refieren a las demandas y la seguridad de aquellos que todavía están empleados o colocados. Yo, en cambio, estaba buscando una utopía que sin obviar todo esto fuera capaz de reflejar y enfocar las esperanzas de las restantes personas en dirección de una meta humanamente digna. El arte de la política, me enseño Rosa Luxemburgo, no consiste en definir una meta “correcta” e ir alcanzándola; el arte de la política consiste en entrelazar/vincular muchas metas diversas con las que crear un marco de orientación “capaz de facilitarnos la intencionalidad/conciencia de los objetivos (Zielbewusstsein) y complejidad de los diversos fragmentos, locales y temporales, de la lucha de clase” [2].

Mi desconcierto va muy en serio, cuando oigo las promesas del Gobierno de crear más (puestos de) trabajo, como si no hubiese trabajo más que suficiente e imprescindible y vital para el conjunto nuestra sociedad, tanto en el ámbito natural como en el humano… y que no llega a realizarse. No se trata de sacar unos “nuevos” trabajos de la chistera, sino de repartir el volumen existente de manera justa. Y no me refiero a repartir equitativamente los puestos de trabajo existentes entre las personas capaces de trabajar; antes bien me refiero a que todas las actividades humanas que se vienen a desarrollar en los diversos ámbitos (laboral, reproductivo, desarrollo personal propio y político) deben ir repartiéndose por partes iguales.

Y puesto que en esta hipótesis nos encontraríamos ante un exceso de trabajo, partamos de momento de una jornada laboral de 16 horas, en la que, idealmente,  las 4 dimensiones vitales puedan ocupar 4 horas cada una. No debemos pensar de modo mecánico, con el cronómetro en la mano, sino a modo de compás que pueda marcar nuestros pasos.

En el primer ámbito que es el trabajo asalariado ya vemos claramente que toda esa polémica sobre la crisis que argumenta que el trabajo se está agotando, parte de un concepto muy restrictivo del “trabajo” y que se pretende sostener cueste lo que cueste. Visto desde la óptica de toda una vida humana y su dirección, la cosa se presenta totalmente distinta. En materia de política laboral, se ha de convertir en nueva directriz la necesaria reducción de la jornada laboral para todos a una cuarta parte de su tiempo activo, esto es, a cuatro horas. De este modo, el problema del desempleo, se resolverá por si sólo. Habrá menos personas que puestos de trabajo (incluidos los precarios, los de tiempo parcial y hasta los llamados migrantes). Con este reparto, todos trabajarán por tiempo parcial, y este concepto habría perdido su sentido. Podremos concentrarnos en la calidad de nuestros trabajos y ver si está haciendo justicia a las capacidades que entrega cada uno. Ya no será necesario repetir durante todo el día las mismas maniobras; y la moderna forma de trabajar en pantalla, al suponer un esfuerzo desproporcionado, debe pasar a ofrecer la mayor diversidad posible y que implique todos los sentidos.

El segundo ámbito, el trabajo reproductivo, no comprende solamente el hogar y la familia. En él se acumula todo lo necesario para que la sociedad civil se pueda restituir. Comprende el trabajo con/en uno mismo y otras personas, todo lo que solemos llamar “lo humano”. Lo que a Karl Marx, junto a Charles Fourier, les llevó a reconocer que “el grado de la emancipación femenina es la medida/pauta natural de la emancipación en general” porque aquí “en la relación entre hombres y mujeres, entre el débil y el fuerte, la victoria de la naturaleza humana sobre la brutalidad resulta más que evidente”. [3]

Cuando hasta los más débiles puedan crecer igual, se muestra lo verdaderamente humano, incluido el amor. Marx afirma que “la relación del hombre con la mujer determina la extensión en que la necesidad del hombre se ha hecho necesidad humana” […] y “hasta qué extensión, en su más individual existencia, es, al mismo tiempo, ser colectivo” [4]. Quedan comprendidos, por lo tanto, las cuestiones relativas a las personas ancianas, impedidas, enfermas, hasta las relaciones del hombre con la naturaleza.

Para el trabajo reproductivo y familiar ello significa ante todo una generalización que comprenda y alcance a todas las personas. Del mismo modo que nadie debe quedar excluido del trabajo asalariado, tampoco nadie debe quedar fuera del trabajo reproductivo. Todas las personas, hombres como mujeres, pueden y deben poder desarrollar sus respectivas capacidades sociales. Con ello se acaba la disputa en torno al “Erziehungsgeld” - la prestación por crianza de los hijos - sin ánimo de despreciar la calidad del trabajo que aquí se venga a realizar, todo lo contrario: al quedar generalizado y no unilateralmente adjudicado a las mujeres o madres, este trabajo reproductivo será considerado trabajo cualificado, que hay que aprender como cualquier otro y que implica la amabilidad entre las personas.

En el tercer ámbito, el desarrollo personal propio, se trata de seguir evolucionando durante toda la vida, y no sólo pasivamente como consumidores, sino de disfrutarla activamente para realizar otro proyecto distinto de una “buena vida”. Dicho de otro modo: No debiéramos aceptar sin más que unos manejen varios idiomas, sepan bailar, toquen instrumentos musicales, pinten, escriban y, siguiendo a Goethe, viajen por el mundo para ir perfeccionándose, mientras que otros se deban dar con un canto en los dientes por no ser analfabetos.

Todas las personas disponemos de un potencial de desarrollo, de donde se puede activar lo latente. El activar todos nuestros sentidos, no debiera ser por más tiempo un lujo al exclusivo alcance de los ricos. Cada persona debería poder vivir conforme a sus talentos y capacidades. Y ello requiere un espacio y un tiempo propio.

En el cuarto ámbito, ahí donde la persona actúa como ser colectivo en un contexto político, se reclama lo siguiente: el organizar y configurar la sociedad no es una especialidad que se preste a ser dividida. No se puede concebir por más tiempo que unos cuantos se dediquen a hacer una política determinada, cuyos platos rotos debemos pagar otros – la gran mayoría.

Esos cuatro ámbitos o dimensiones de la vida humana se deben entrelazar en un marco tensional que viene a ser el contorno de una concepción más amplia de justicia, que hoy cabe formular desde el punto de vista femenino. Partiendo de la división del trabajo y los tiempos empleados en él, se pretende reconfigurar a fondo el régimen de los tiempos que están rigiendo nuestra sociedad.

Ahora podríamos revisar los cuatro ámbitos (trabajo asalariado, reproductivo, desarrollo individual y político) por separado, procedimiento que a su vez acabaría en una división de trabajo, en la que grupos individuales ocuparían un ámbito aislado como marca propia suya.
  1. Los de orientación sindicalista, y conscientes de su clase, harían política laboral que podría beneficiar a los asalariados.
  2. Otros buscarían una perspectiva en el pasado, una utopia involucionista para las madres, que a las mujeres nos dejaría crucificadas vivas, como lo expresara el filósofo Ernst Bloch.
  3. Otros apostarían por el desarrollo de una élite que, con rango olímpico, nos mostraría lo que puede la capacidad humana.
  4. Otros perseguirían unos modelos políticos participativos en ámbitos no esenciales, convirtiendo la televisión en una institución modélica para con los deseos de los televidentes; incluyendo a la plantilla en los preparativos para la fiesta de navidad; o haciéndoles participar a los ciudadanos en la separación de los residuos. 
En todos estos supuestos se verá que cada ámbito, al quedar enfocado por la política, a la larga se vuelve reaccionario.

Los cuatro ámbitos o dimensiones que para una vida que se precie humana deberían ir unidas, en la realidad de cada individuo no sólo se encuentran divididas sino adversas unas a otras, como si de enemigos se tratara. El trabajo familiar está en oposición al trabajo asalariado; ambos dificultan el despliegue de todos los sentidos individuales, y no sorprende que los tres se oponen a toda participación en la política. El volver a juntar estos fragmentos, requiere otro régimen, otra administración del tiempo, otro entendimiento distinto de lo que es la democracia, otro concepto del desarrollo humano, otra justicia que incluya la división del trabajo. Y precisamente allí, en las contradicciones/adversidades que conlleva semejante oposición de los ámbitos, es cuestión de hacer política, porque cabe una modificación, un pensamiento nuevo y renovador, toda vez que se trata de un nudo dominante y consistente de planteamientos de clase, relaciones de género, esencia humana y política, donde las mujeres ocupamos un lugar estratégico: no debemos aceptar como oposición u obstáculo inamovible lo que se nos presenta de adverso. No debemos ser maniqueas pensado en esquemas de amigo/enemigo. En todo caso, se trata de abandonar las soluciones unilaterales y buscar cambios que concentren lo coherente y contiguo.

El arte político consiste pues en entrelazar o vincular estos cuatro ámbitos o dimensiones. Ninguno debería ser perseguido desconectado de los otros, ya que la meta última es un proyecto vital cuya realización quedaría llena de vida, sentido y de placer interactivo. No se trata de una meta de corto alcance, que se pueda realizar aquí y ahora, pero nos puede servir de brújula para las metas políticas inmediatas en nuestro camino hacia los objetivos lejanos; nos puede servir de medida para nuestras reivindicaciones; de base para nuestras críticas; de esperanza, de utopía concreta, que alcanza a todas los habitantes del globo, y que acabe en la evolución de cada uno para que evolucione el conjunto de la humanidad.  

Frigga Haug

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En la misma fecha, KONTEXT publica este retrato de Frigga Haug firmado por Anna Hunger y titulado "La maga del feminismo"


Frigga Haug en su casa de Esslingen. Foto Joachim E. Röttgers


Como muy pocas mujeres alemanas, Frigga Haug ha venido dejando su impronta en el paisaje intelectual alemán. Socióloga, marxista y feminista, vive en la actualidad en Esslingen, a pocos kilómetros de Stuttgart. A sus 77 años sigue empeñada en transformar el mundo, al menos en teoría.

Un cuarto de trabajo productivo, otro cuatro para uno mismo, otro cuarto para los demás y el último cuarto para el trabajo político. ¿Sería esta la vida perfecta para cada uno de nosotros? Seguro que no. Pero esta utopía dejaría mejor repartidas entre todos las cargas vitales; proporcionaría más ocio al individuo y lo dejaría integrado en la activa configuración de la política del país. Vivir en consonancia, y sobre todo, en consonancia entre los géneros. La perspectiva del cuatro en un de Frigga Haug es esto. Es su utopía. Es el resultado de una larga vida vivida a la izquierda que siempre giraba en torno al propósito de mejorar la sociedad. 

Frigga Haug es socióloga, filósofa, revolucionaria y una de las pioneras en la Alemania de la postguerra. Con su esposo reside en la planta superior de una casa en Esslingen, a pocos pasos del castillo, con unas vistas inmejorables sobre toda la ciudad. “mejor aún se ve desde la buhardilla”, comenta Wolfgang Haug y me conduce galantemente hacia arriba, pasando por varios retratos de Karl Marx, en rojo y en colores, y luego hacia abajo, a un salón repleto de libros. Es una casa normal, con un pequeño utilitario en la entrada que lleva una pegatina que pone “Stuttgart 21” [5]. Una valla, un jardincito, una vecina con una cesta de ropa en la escalera. Muy normalito todo.  No sé yo que me esperaba encontrar al visitar esta pareja de intelectuales de izquierda que, desde décadas, conserva la “teoría crítica” [6] y cuida la herencia del marxismo, archivando y elaborándola.

Frigga Haug ha dejado su impronta en la historia

Casi se me antoja un poco sabia, allí sentada en su sillón de cuero soltando frases como éstas: “El capitalismo ha hecho estrellar al mundo entero”. “Las mujeres aún no somos personas. Se nos podrá aplicar esta calificación cuando lleguemos de gozar de la igualdad de derechos”.

Parece tener ese aura que sólo envuelve a aquellos que durante su vida han acumulado muchísimo conocimiento. También puede que sea por su pelo blanco que,  abundante,  le cubre la espalda. A mi generación, que no se ha criado con Bebel y Zetkin, sino con la trilogía de “El señor de los anillos”, nos recuerda a Gandalf, el Mago.

La profesora Dr. Frigga Haug es una feminista marxista. Durante toda su vida ha tratado de entrelazar estas dos teorías sociales y de modificarlas hasta tal extremo que acabó impregnada tanto por su condición de mujer como por el socialismo. La perspectiva del marxismo-feminismo, puedo leer en su página web, trata de “fundir la despatriarcalización de las relaciones de género con la transformación socialista de las relaciones de producción; por así decirlo, de revolucionar la revolución, que se propone modificar todas las dimensiones y aspectos de lo social”.

Frigga Haug es una mujer menuda y maciza; parece hecha de pensamiento, con una mente que constantemente abstrae de universos tan complejos que a una persona normal le causarían agujetas cerebrales. “Este es uno de mis mayores problemas”, admite sonriendo, “siempre tengo que hablar en complejidades”.

Nacida en 1937 en Mülheim del Ruhr, su infancia coincide con la segunda Guerra Mundial. Su padre, un soldado apasionado, cayó en Stalingrado; la madre era nacionalsocialista y una de las dos mujeres, con las que Frigga Haug no pudo hacer las paces hasta una edad tardía.

En casi todos los eventos que desde los años cincuenta se produjeron en materia de resistencia, había estado presente: En 1958 formaba parte del movimiento contra el rearme nuclear bloqueando la berlinesa avenida del Kurfürstendamm. Se ha manifestado contra la guerra de Argelia; era una de siete mujeres que se afiliaron en la SDS, la Federación Socialista Alemana de Estudiantes” [7], por considerar que “una mujer sola nada podía mover”. En 1959 fundó con su esposo en Berlín occidental la editorial Argument Verlag que editaba la revista “Das Argument”, una publicación de crítica intelectual, portavoz de la izquierda berlinesa y durante los años sesenta la primera referencia teórica del movimiento estudiantil. Tirada máxima 24 mil ejemplares. “Das Argument” sigue existiendo, con una tirada de mil ejemplares.

Con la llegada de su hija, se acabaron las vacaciones familiares.

En los años sesenta, se quedó embarazada. Lo que recuerda de aquel tiempo tras la llegada de su hija, es la queja de su marido, un hombre tan progresivo como abierto a los temas del feminismo, que ya no podrían irse juntos a esquiar, por no coincidir la temporada de esquí con el calendario escolar. Otro recuerdo: su marido estuvo trabajando, y ella se estaba convirtiendo en un ama de casa cada vez más amargada. “No era capaz de condenar la madre que llevaba dentro, ese papel que a la mujer le viene de dado y que irrumpe al llegar a ser madre”, me dice. Sacude la cabeza, ya incapaz de comprenderlo: “¡La importancia que pueden alcanzar unos pañales!”

Se convirtió en feminista cuando, a causa de su maternidad, se le había denegado un puesto en la universidad. Y fue entonces cuando empezó a leer a Marx, Engels, Bebel, Zetkin y se integró en el “Aktionsrat zur Befreiung der Frauen”, un grupo feminista para la liberación de la mujer, con que arranca el movimiento feminista alemán en los años sesenta; como socialista participaba en el movimiento obrero y, después, junto con otras mujeres,  visitaba a colegios e institutos para “inculcarles a las chicas que no se conformaran con llegar a ser peluqueras”.

A finales de los años setenta, inició junto con su marido, la VolksUni Berlín, una fiesta de aprendizaje popular en la que una vez al año se debatían entre representantes religiosos, homosexuales, migrantes y sindicalistas, nuevas ideas y nuevos conceptos sociales. Frigga Haug recuerda que para el primer encuentro había preparado Spätzle, ese plato típico de su Suabia natal.

Al principio de los ochenta, fundó para el referido “Das Argument” una redacción femenina propia que hasta el día de hoy viene publicando 4 cuadernos temáticos que actualizan los respectivos avances en el debate feminista. A lo largo de sus años de existencia, la redacción ha venido perdiendo cada vez más autoras por cuestiones de avances profesionales, familiares y de tiempo. “Mi trabajo se vio interrumpido cuando tuve que constatar que la siguiente generación ya no quería saber nada de nuestra lucha. Lo que hemos venido combatiendo ya no existe, el ama de casa clásica de antes ha desaparecido”, dice, “bueno, al menos fuera de Suabia” con una sonrisa ambivalente.

En 1966, se creó bajo la dirección de Wolfgang Haug el “Berliner Institut für kritische Theorie”, el Instituto berlinés para la Teoría Crítica, una cátedra en la Universidad Libre de Berlín que hoy en día trabaja a modo de taller de pensadores, presidido por Frigga Haug. Este Inkrit, así el anagrama del instituto, edita el “Historisch-Kritische Wörterbuch des Marxismus” una enciclopedia que enfoca  el marxismo histórico-crítico y su terminología.  También ahí Frigga Haug ha iniciado una sección femenina que viene colaborando en las entradas (según el alfabeto alemán): Tomo 1: De aborto hasta bruja; tomo 2: de jerarquía/anti-jerarquía  hasta cocinera; tomo 3: desde colectivo hasta amor.

Durante mucho tiempo su madre y su hija le eran extrañas.

Durante toda su vida, ha venido luchando por la mujer. Pero a estas dos féminas, que tan cerca tenía,  no ha podido acercarse hasta muy tarde. La madre, una nacionalsocialista convencida, solía sentarse en la primera fila de todas las conferencias de su hija, por considerar que “la distancia no era tan grande, puesto que también el nacionalsocialismo tenía su parte de socialismo”, cita la hija a la madre.

La otra extraña era su hija, Else Laudan, que hoy tiene 50 años. Cuando Frigga Haug nos relata su vida parece que aún le está costando asimilar  el no  haber desempeñado el papel femenino más clásico. La hija, en otros tiempos al cuidado de otras tantas personas, porque la madre estaba demasiado ocupada, se había perdido durante largo tiempo, nos refiere Haug. Hoy trabaja en la misma editorial Argument Verlag al cargo de la sección Adriadne, que reúne novela negra de y para mujeres. También ha revisado y corregido la reciente  publicación de Frigga Haug titulada “Der im Gehen erkundete Weg” [El camino hecho andando]. “Hace poco, me dijo mi hija que ahora, que estaba de su parte, sabía que ya no tenía por qué luchar contra mi”, nos refiere la autora, que a su hija le dedica estas palabras: “Le agradezco a mi hija Else Laudan, lectora de este libro, el haber dedicado largas semanas de su intensa vida laboral a revisar y perfeccionar mi libro, por lo que se convirtió en una magnífica feminista marxista”.

Ahí está sentada, esa vieja y sabia dama a la luz del sol que se refleja en su largo pelo. Cuesta imaginarse que esta mujer, que tanto tiempo pasa en esferas abstractas, se dedica también a hacer la compra. “Pero, desde luego”, me contesta divertida, “voy a la panadería, al mercadillo”; y en todas partes le pregunta a la gente qué les parece su perspectiva del cuatro en uno. Me dice que la mayoría recibe bien su utopía y me cuenta de un encuentro con un grupo de empleadas de Schlecker [cadena de droguerías] en un tren de cercanías que se habían quedado entusiasmadas con su idea que, en el fondo y en primer lugar, debería figurar en el programa de la izquierda. Pero al partido, su visión de una vida cuatripartita, le habría parecido demasiado utópica.

Esa utopía parece ser el producto, la suma de su vida. “Si llego a reunir muchas personas que suscriban el concepto y se apunten, sosteniendo y viviéndolo, el camino hacia una sociedad más justa será ya menos arduo”.


Traducción al español: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 7-10-2015.


Notas de traducción
[1] "Peter Weiss" - Wikipedia.
[2] Citado según Rosa Luxemburg y el arte de la política, en La Pantera Rossa
[3] Marx/Engels, La Sagrada Familia, Madrid, Akal Editor, 1981, p. 215. Ver asimismo El marxismo y la emancipación de la mujer
[4] Citado según Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Marxist Internet Archives.
[5] Acerca de la controversia sobre este mega-proyecto "Stuttgart 21", Wikipedia
[6] "Teoría crítica" - Wikipedia.
[7] "Federación Socialista Alemana de Estudiantes", Wikipedia


Algunas de las obras de Frigga Haug




En Youtube tenéis una conferencia suya en castellano: "Rosa Luxemburgo: las mujeres y el arte de la política" (https://www.youtube.com/watch?v=G_pql_Cm0vo):



Algunos artículos de Frigga Haug en castellano para descargar (pulsar en los enlaces):

Bibliografía de Frigga Haug

LIBROS
Female Sexualization. A Collective Work of Memory. London 1987
Beyond Female Masochism. Memorywork and Politics. London 1992
Memorwork and Everydaylife. Forthcoming end of 2001. Duke Press

ENSAYOS
The Women`s Question and the Class Question. In: Haug, W.F., Elfferding, W. (Ed.): Rethinking Ideology. Berlin 1983
Morals also have two Genders. In: New Left Review 143, London 1984 
Marxism as a Theory of Liberation or what is feminist marxism? In: Socialism in the World. Beograd 1984
Marx and the Immizeration discourse. In: Rethinking Marx. Berlin 1984
Memory-Work. In: Psyke & Logos 1, Kopenhagen 1985 
Automation as a Field of Contradictions. In Gustavsson, BengtOve u.a. (Hrsg.): Work in the 1980s. Gower (GB, USA) 1985
Women - Victims or Actors? In: Education links, 25, Sidney 1985
Why Pupils Need Teachers: to Lead Experience into Crisis. In: Education Links. 1985, Sidney
Working Time and Leisure Time. Automation and Privacy. In: Abrahamson, Bengt (ed.): Economic and Industrial Democracy. An International Journal. Vol. 7, no. 4, Nov. London 1986
The Women`s Movement in West Germany. In: New Left Review 155, 1/2 London 1986
Travailleurs, femmes, femmes travailleuses. In: Politique aujourd`hui, 14, 1986
Automation and Work Culture. In: B. Knave, P.-G. Widebäck (eds): Work with Display Units 86. Amsterdam/New York/Oxford/Tokyo 1987
Daydreams. In New Left Review 162, 1987
Socialist-Feminist Perspectives for the Future. In European Forum of Socialist Feminists 2, 1987
Vittime o Colpevoli?. In: Democrazia Proletaria, 12/1987
Questioni in merito alle strategie sindacali e alla nuova qualitá del lavoro. In: Regione Emilia-Romagna, Provincia Di Bologna, Commune di Bologna, Innovazione e relazioni industriali. Progettazione, organizzazione qualitá del lavoro. Milano 1988 
Information Technologies: Ethics, Values and Beliefs. Some General Theses on the Discussion in the FRG. In: Leiterkreis der Evangelischen Akademien in Deutschland E.V. u. Vesper Society Group, California: International Impact of Emerging Information Technologies. Mülheim/Ruhr, 1988
Mothers in Fatherland. In: New Left Review 172, 1988
Lessons from the Women`s Movement in Europe. In: Feminist Review no 31, 1989
Algunas Ensenanzas Del Movimento Feminista De Europa Occidentali. In: debats. Num. 27, März 1989
Perspectivas De Un Feminismo Socialista. In debats. Num. 27. März 1989
Assimilation of Social Change in Work and Daily Life. In: Tolman, Charles and Wolfgang Maiers (ed.): Critical Psychology: Contributions to an Historical Science of the Subject. Cambridge 1991 
The End of Socialism in Europe: A new Challenge for Socialist Feminism? In: Feminist Review No 39, 1991
Feminist Writing: Working with Women's Experience. In: Feminist Review, 42, 1992
Feminism and the Quota. In: New Left Review 209, 1995, S. 136 - 145
Daydreams. In: Lovell, Terri (ed.): Feminist Cultural Studies. Series: The International Library of Studies in Media and Culture. London, 1993
Marxism in the New World Order: Crises and Possibilities. In: Rethinking Marxism, Summer 1993, vol. 6, nr. 2. Massachusetts-Amherst
Boys' Games and Human Work. Gender-relations as Relations of Production. In: Rethinking Marxism, 1993
Ages of Innocence. In: New Times. No 65, Sept. 1994
Paradoxes of Feminist Politics. The Example of Quota Politics in Germany. In: Revue Internationale de Sociologie. International Review of Sociology. Four Monthly Review of the University of Rome >La Sapienza<. Faculty of Statistics. 2-3, 1994. Rom. S. 57 - 68
Rosa L. Mellan Reform och Revolution. In: Socialistik Debatt. Tidskrift för Politik och kultur. Argang 28, Nr. 1, Stockholm 1995, S. 14 - 18
Pojkelar - det manliga som det mänskliga. In: Socialitik Debatt, Heft 3,/1995, Stockholm, S. 12 - 21
Vänstern ur Feministik Standpunkt. In Socialistik Debatt, Heft 2, 1995, Stockholm, S. 30 - 35
The Hoechst Chemical Company and Boredom with the Economy. in: R. Hennessy and Chrys Ingraham (ed.) Materialist Feminism. Routledge. New York & London 1997, p129 - 140
The neoliberal project, the Masculine Concept of Work, and the Overdue Renewal of the Gender Contract. In: The South Atlantic Quarterly, Fall 1997, Vol. 96, No. 4. Duke University Press, p. 895 - 910
Problematical Aspects of Engels' View of the Woman Question. In: Löwy & Kircz (ed.): Science and Society, Vol. 62. No. 1, Spring 1998, p. 106 - 116
Questions Concerning Methods in Feminist Research. In: Burman (ed.): Deconstructing Feminist Psychology. Sage London 1998, S. 115 - 139
Reflexoes em conexao com Herbert Marcuse. In: Cultura Vozes, No 6, Vol 92, 1998, S. 122 - 139; Sao Paolo, Brasilien
Marxista-feminista: Historia de una relación conflictiva, in Dialectica, 29/30, 1997, S. 106 - 122, Puebla, Mexico
On the Necessity of Conceiving the Utopian in a Feminist Fashion. In: Neccessary and unnecessary utopias. Socialist Register 2000, Suffolk 1999, S.53-66
Novo Movimento Feminista. In: Rebeldes E Contestadores. 1968 Brasil, Franca e Alemanha, Sao Paulo 1999
Daydreams. In: Lovell, Terri (ed.): Feminist Cultural Studies. Series: The International Library of Studies in Media and Culture. London, 1993
Memory Work: the Key to Women's Anxiety. In: S. Radstone (ed.) Memory and Methodology. Oxford, NewYork 2000, S. 155-178
Sexual Deregulation. In: Feminist Theory, 4, 2001
Rosa Luxemburg y las politicas de la mujer. in: Juan Trias y Manuel Monereo (ed): Rosa Luxemburg, El Viejo Topo, 2001, p 183 - 226
Towards a Theory of Gender Relations, in: Socialism and Democracy, Nr. 31, Vol. 16, winter/spring 2002, p 33-46
Sur la théorie des rapports de sexe. in: Actuel Marx, Les rapports sociaux de sexe, Nr. 30, 2001, p. 43 – 60.

5 comentarios:

  1. Gracias Gabi por la traducción.
    Reproduzco de http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/materiales/hismat/friggahaug.rtf la siguiente reseña:
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    "Frigga Haug (Universität Hamburg)
    23.Mayo.2003
    Aportaciones de Marx al feminismo
    La cuestión a estudiar es si existe algo que sea útil y enriquecedor en Marx para un feminismo que aún continúa desarrollándose. Teniendo en cuenta las numerosas críticas acerca de la teoría económica de Marx y su concepto del trabajo en el que se excluye el trabajo doméstico y la actividad de las mujeres, en lugar de volver sobre los debates específicos en torno a la disputa entre marxismo y feminismo, quiero centrarme en tres puntos relativos a las lecciones que podemos extraer de Marx, y que son útiles, incluso indispensables, para los aspectos prácticos del feminismo contemporáneo.
    1. El papel de “la vida real”, donde las tesis de Marx sobre Feuerbach resultan significativas tanto para la investigación como para la crítica que realiza el feminismo de la ciencia “dominante” (mainstream). Las consecuencias de estas tesis tienen mucho que ver con la subjetividad, la educación y el aprendizaje, la política etc. Analizamos los argumentos de Marx contra Feuerbach con los que rompe con el materialismo tradicional, con la metafísica y con el esencialismo. La importancia otorgada a la praxis y a la experiencia están en la base de la investigación feminista.
    2. El concepto de trabajo en Marx que por una parte ha dado forma a los debates feministas hasta el momento y, por otra, tiene que ver con la actual “crisis de la sociedad del empleo”, tema que debería recordarse con más exactitud y manejarse con mayor precisión. La crítica feminista se han centrado mucho en sus teorías del plusvalor. Desarrollamos los argumentos de Marx sobre el trabajo y su alienación en la historia para mostrar como el feminismo puede aplicarlos al concepto de trabajo entendido no solo como trabajo asalariado sino en un marco más amplio.
    3. La elaboración de la versión marxiana de la familia y el trabajo doméstico, en cuanto que coincide, en términos de su unilateralidad, con la crítica más general a la economía política considerándola como un “punto ciego” desde el cual no se articula suficientemente la crítica de la formación ( y la forma) de la sociedad capitalista moderna."
    ---
    El enlace de lo anterior es: http://pendientedemigracion.ucm.es/info/eurotheo/materiales/hismat/friggahaug.rtf

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    1. Gracias por tu comentario, compañero.
      Por experiencia propia, me conozco todos estos ámbitos (y subterfugios) a los que aludes al dedillo. Y me atrevo a afirmar que poco se habrá avanzado hacia un mundo más justo mientras no se valore el trabajo doméstico,esa cuarta parte a la Haug se refiere, en su justa medida o sirva a la causa feminista solamente en tanto que la labor sea desempañada por otra.... mujer.

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  2. Puede interesar en este contexto lo que Mariola García Pedrajas escribe sobre los neofeminismos capitalistas
    http://www.agendaroja.org/2015/10/los-neofeminismos-capitalistas-de-la-desigualdad-mejores-pero-separadas/

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  3. Estimado/a traductor/a Tucholskyfan Gabi, esta frase: «cuyos platos debemos pagar otros – la gran mayoría» me recordó el interesante artículo: «Palabras y vacío. Lenguaje y tópico en la obra de Gustave Flaubert: https://goo.gl/KPCZzK». Se podía haber sido un poco más explícito y decir por ejemplo platos rotos o platos llenos a costa de los demás, y aun así seguiría siendo tópico cualquiera de ambas expresiones. Mejor sería explicar bajo el punto de vista del autor/a qué es lo que les pagamos los demás a esos sinvergüenzas, que campan libremente a sus anchas por todas y cada una de las localidades, como si no se estuvieran burlando superlativamente de forma inicua de sus convecinos, que borreguilmente les confieren impunidad a su obrar. «Si en vez de ser pajarillos, fuésemos tigres de bengala, a ver quién sería el guapito pa' meternos en una jaula (de Carlos Cano)». Saludos

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    1. Ya está corregido. Desde luego, suena mejor hablar de "platos rotos"...

      Muchas gracias por la observación.

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