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jueves, 3 de enero de 2013

"Europa es una ilusión emocional gigantesca": una entrevista con Samir Amin.

A propósito de la anterior entrada, publicamos un extracto de una entrevista hecha por Augusta Conchiglia a Samir Amin, publicada en "Sinpermiso" y en diferentes sitios. La entrevista completa está disponible en http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5088 Algunos fragmentos de dicha entrevista:

* [¿A dónde va Europa?] Para responder a esta cuestión, hay que resituar el contexto actual en una perspectiva que coloque en su lugar la transformación cualitativa del capitalismo de monopolios que se ha llevado a cabo entre 1975 y 1990. El sistema se caracteriza a partir de ahora por un grado extraordinario de centralización del control del capital por parte de los monopolios, sin medida común con lo que había sido en etapas anteriores. En adelante, los monopolios – que yo califico por esta razón de “monopolios generalizados” — controlan todas las actividades económicas y extraen por este medio una renta monopolista siempre creciente

* [¿La socialdemocracia no tiene ya porvenir?] En el marco de la dominación de los monopolios generalizados, se ha pasado la página de la democracia burguesa, y por tanto de los compromisos sociales que habían definido el papel histórico de las socialdemocracias. Con el fin de profundizar su poder, los monopolios necesitan destruir todas las estructuras que organizaban las clases sociales, sus luchas y sus medios de influir en el poder político en el marco de los estados. La lógica de este sistema no consiste en perseguir una gestión democrática del liberalismo económico sino en destruir los estados y, más allá de ello, las sociedades. El proyecto “europeo” se inscribe en esta lógica.
En su origen, este proyecto estaba destinado, bajo el mando de los Estados Unidos, a rehabilitar a las fuerzas de derechas que habían perdido su legitimación por el hecho de haber colaborado con el fascismo y a reintroducirlas en el juego político, a través de la democracia cristiana. La construcción de Europa (el Tratado de Roma de 1957), en principio reducida, se generaliza progresivamente al conjunto del continente. No hay que ver a la Unión Europea (UE) como una gran potencia económica y política, igual de los Estados Unidos, sino como un building block de la mundialización puesto por el capital de los monopolios generalizados bajo el leadership de los Estados Unidos. La zona euro no es más que un subconjunto de este sistema global, destinado a reforzar el control de los monopolios generalizados. Los estados miembros de la UE se han encerrado en una construcción en cemento armado que aniquila su autonomía económica y política para someterlos al diktat unilateral de los monopolios generalizados. Nunca he considerado este conjunto, en ninguno de sus niveles, como algo que pudiera ser viable.

* [Si Europa estuviera compuesta de regímenes semejantes políticamente, con una mayor armonización de las políticas sociales o fiscales, ¿habría podido resistirse a la dominación del capital de monopolios?] No hay legitimidad política supranacional en Europa, porque no hay pueblo europeo. La construcción mundial bajo leadership norteamericano, la de Europa y la del euro constituyen niveles diferentes del mismo sistema global.

* [¿Y el parlamento europeo?] Es una mascarada. No tiene ningún poder y carece de una legitimidad que transcienda la de los parlamentos nacionales.
Volvamos al euro. No hay moneda sin Estado, ahora bien, no hay Estado europeo, y la perspectiva de que surja está excluida de lo posible. El euro es una moneda administrada unilateralmente por el capital de los monopolios; el estatuto del Banco central Europeo lo prevé precisamente.

* [Pero Europa ha contribuido a elevar el nivel de vida de los países más pobres de la Unión…] La lógica de este sistema no ha consistido nunca en facilitar una recuperación relativa de los países menos avanzados sino por el contrario en acentuar las desigualdades en la UE en beneficio de los más fuertes, Alemania especialmente. La UE asocia un centro dominante a periferias dominadas, en un modelo ciertamente particular, análogo no obstante al que permite a los Estados unidos explotar América Latina. Europa del Este y del Sudeste es un poco como la “América Latina” de la Europa del Oeste. Las diferencias de desarrollo permiten al capital dominante de los centros europeos sacar beneficios de monopolios de la explotación de las periferias europeas. Este sistema no ayuda a Grecia a “modernizarse” sino que se utiliza para reducirla al estatus de otras periferias balcánicas (Bulgaria, Albania). La crisis ha mostrado la cruda real de esta perspectiva.

* Cuando los comunistas se oponían al Tratado de Roma, no se equivocaban. Salvo que la alternativa que tenían que proponer, una Europa inspirada por los principios de los países del Este, no era muy atractiva. A partir de este hecho, Europa se ha convertido en lugar de una ilusión emocional gigantesca. Está prohibido ser “antieuropeo”, y si no le consideran a uno pasadista chovinista. Y cuando un pueblo europeo dice no, no se le escucha, se repiten las elecciones hasta que resulten favorables al mantenimiento de esa Europa tal cual. Los sucesivos planes de austeridad, asociados a métodos políticos cada vez más autoritarios, ahondan la crisis. Alemania, primer país exportador de Europa, es un país en el que el nivel de vida de los trabajadores es inferior en un 30% al de Francia. Pero se la sigue presentando como modelo ideal, porque lo es para el capital de los monopolios.

* [El ascenso de la extrema derecha, ¿no puede presagiar un retorno más firme de regímenes fascistizantes ?Si las cosas siguen evolucionando como vemos, sí, la extrema derecha seguirá reforzándose. Ya hemos visto su banalización en Italia, donde se rehabilita a los neofascistas y a la Liga Norte. La previsible erosión de la construcción europea ¿conducirá a la casilla de salida: la Europa de los años 30? ¡Tendríamos una Alemania dominante sobre sus periferias del Este, frente a una Francia aislada, una Gran Bretaña que el atlantismo alejaría de Europa, y una Europa meridional indecisa! Si se quiere evitar esta deriva trágica, hace falta que las izquierdas radicales desplieguen con audacia un proyecto alternativo auténtico.

* [¿Y cómo procederían concretamente?Con nacionalizaciones, en primer lugar. No para otorgar al Estado poderes de dominación en la gestión de la vida política y social sino para crear las condiciones de socialización de esta gestión. En mi trabajo “Sobre la audacia”, he dado ejemplos de lo que puede hacerse siguiendo este espíritu.
(...)

 Sobre Samir Amin. Sin duda se trata de uno de los grandes científicos sociales de las últimas décadas y uno de los intelectuales más influyentes y decisivos en el pensamiento de la izquierda crítica. Su obra ha girado en torno al análisis del Desarrollo y de las relaciones entre Desarrollo y Subdesarrollo, en el contexto del sistema capitalista mundial. Autor en su día de la conocida "tesis de la desconexión", Samir Amin se ha convertido en un referente básico en la crítica a la globalización. Para quienes no están familiarizados con su obra, puede encontrarse un reseña - quizás demasiado breve - en:  http://es.wikipedia.org/wiki/Samir_Amin 

3 comentarios:

  1. interesante entrevista.No es que diga nada que no sepamos pero es bueno que se diga una y otra vez -sobre todo por los intelectuales de izquierda más respetados- que la construcción de la Unión Europea es una mentira, una trampa que tuvo como único fin fortalecer los monopolios de los grandes capitales financieros de los países más fuertes a cuenta de los más débiles como los de Europa del sur...

    en cuanto a Samir Amin..es interesante que sea considerado un "neomarxista" dándose la paradoja de que él mismo critica el neomarxismo...

    también es interesante entresacar de su obra más conocida La Desconexión..su crítica a la llamada "globalización"..sobre todo porque afirma que no es un fenómeno nuevo en la historia pero sí lo es que bajo la égida del capitalismo, esté siendo mucho más dañino para los países menos desarrollados..

    y también es digno de destacar su crítica al comunismo soviético, que acabó formando una nueva burguesía que "se miraba en el espejo de la occidental"...dice...

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    1. No creo que critique tanto lo que podamos entender como "neomarxismo", como la etiqueta en sí misma, ya que es una etiqueta bastante desafortunada, contradictoria y confusa, empleada a menudo desde "fuera" del pensamiento de influencia marxista, aunque hay algunos marxistas (pocos) que también la usan. Pocos autores etiquetados como "neomarxistas" la asumen, lo cual ya indica lo cuestionable que resulta el término. Como ejemplos conocidos de autores que han llegado a etiquetarse como "neomarxistas" y que nunca se autodefinieron como tales, tenemos los casos de Lefébvre, Gramsci, Lukács, casi toda la Escuela de Frankfort de la teoría crítica (Horkheimmer, Adorno, Habermas), Marcuse incluso, autores como Wallerstein y economistas como Paul Baran y Paul Sweezy, Godelier, Eric Wolf y un largo etcétera.
      Para mi no tiene sentido la etiqueta "neomarxista", porque si hablamos de marxismo en tanto que modelo teórico-epistemológico para el análisis científico de la realidad social, todo cuanto hay después de Marx sería neomarxismo, excluyendo las aportaciones procedentes en su día del socialismo "oficial" (que siempre trataron el marxismo más como un dogma acrítico y como un modelo teórico que había que seguir al pie de la letra casi como si fuese una cuestión de dogma teológico, que como el modelo crítico y pragmático que realmente es).
      El marxismo académico (revitalizador del modelo teórico científico) siempre ha sido muy abierto, opuesto a dogmas e integrador de planteamientos procedentes de otros modelos teóricos, estableciendo sinergias y complementariedades. Por ello hay quien habla de marxismos en plural o incluso de "marxianos" para referirse a autores muy sincréticos desde un punto de vista teórico. Al mismo tiempo el marxismo académico siempre se ha caracterizado por el esfuerzo por corregir los errores y fallos de Marx, contradiciendo incluso aspectos importantes de su obra (ejemplos: Chayanov y su defensa de la existencia de un modo de producción campesino, o mismo Godelier y todas sus consideraciones sobre el papel de la superestructura a raíz de su trabajo en Nueva Guinea).
      Hay otros dos rasgos muy compartidos. Por un lado se escapa del valor fetichista que pueda tener el término marxista (como ocurre a menudo en el ámbito político): hay más preocupación por el contenido que por las etiquetas nominales. Y por otro lado, hay una fuerte coincidencia en desmarcarse críticamente de lo que fue el "socialismo real".
      Por eso a mi no me sorprende que Samir Amin se desmarque de la etiqueta "neomarxista".
      Hay un divorcio bastante preocupante entre el marxismo académico (muy dinámico, pragmático, abierto, muy crítico, sensible a otras aportaciones efectuadas desde otros marcos teóricos, en actualización constante...) y el marxismo político defendido por algunos militantes de partidos que enarbolan la bandera de una "ortodoxia" dogmática que viene a negar la evolución del pensamiento marxista, como si no hubiese existido más de un siglo de desarrollos teóricos del modelo. También es verdad que dentro del marxismo político hay ejemplos de sintonía con el marxismo académico. Creo que en España el PCE es un buen ejemplo de esto y valga como botón de muestra el caso de Alberto Garzón, un buen ejemplo de militante que establece esa sintonía de la que hablo; o el recientemente fallecido filósofo comunista Francisco Fernandez Buey. Son dos ejemplos de los muchos que podríamos poner; el PCE siempre se ha caracterizado por ser un ajemplo de sintonía entre el marxismo político y el marxismo académico. Enfrente, en el mejor de los casos, los que se han quedado anclados en los escritos de Marx como si fuesen textos canónicos que no pueden ser cuestionados ni en una coma; en el peor de los casos, aquellos que jamás han salido del "catecismo" de Marta Harnecker y que creen que el marxismo apenas es eso.

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  2. Sami Nair tiene razón en muchas cosas.
    La UE no tiene la idea de ser una potencia mundial. Su idea es defender el sistema liberal, cada vez más neoliberal. Más concretamente defender los monopolios u oligopolios. Los pueblos no importan, su interés es son los capitales.
    No existe un pueblo homogéneo. Francia una nación unitaria desde hace siglos, Alemania e Italia son naciones creadas en la segunda mitad del siglo XIX, Grecia creada más tarde. Sin embargo la idea de la CEE, ahora UE, fue hacerlo rápidamente, sin esperar a homogeneizar las personas de muy distinta historia. Creo que la razón es para evitar que el sistema socio-económico se les fuera de las manos a los poderes capitalistas del mundo.
    Centrándonos en estos años, a Alemania les conviene el ser la cabeza de este sistema europeo. La idea fue del canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder con su agenda 2010. Este “socialista” vio la oportunidad del predominio de un sistema capitalista (al fin y al cabo neoliberal) en Alemania y después con la colaboración de Ángela Merkel extenderlo a toda la UE.
    En el desarrollo de esta crisis se puede ver que un sistema económico liberal tiene que ir avanzando cada vez más en el sentido ultraliberal o neoliberal. Es como el ciclista, si deja de pedalear se cae. Si el sistema económico liberal deja que el capital deje de ganar cada vez más y concentrarse cada vez en menos manos, se cae o sea revienta.
    Con respecto al Parlamento Europeo (PE), voy a poner solamente una cosa experimentada por mí. Fue en las elecciones europeas de 1989, yo era apoderado de un colegio electoral. Los jnterventores y apoderados, con los que discutí, defendían que el PE era un “cementerio de elefantes” donde se enviaba a los políticos veteranos, pues los partidos no sabían dónde colocarlos, y allí era una salida. Eso es la idea que tenían unos del PSOE del PE. Es posible que sea la idea de muchos partidos por los ejemplos de sus candidatos: Fraga, Morán, Mayor-Oreja, et.
    El paralelismo entre Alemaniay USA con el resto de Europa y América Latina me parece muy atinado.
    La idea de que el unirse a la UE se impulsaba a un desarrollo rápido es falsa. Primero se mandan unas ayudas, pero a cambio de unas contrapartidas. En España, por ejemplo, fue a cambio de una reconversión de la industria pesada en favor de otros países de la UE y aceptar la Política Agraria Común (PAC) también en favor de otros países. Además según los Tratado de Maastricht y Lisboa se facilitaba el movimiento absoluto de capitales, que junto con los bajos tipos de interés, impulsó a la circulación rápida de dinero que produjo el espejismo de que había prosperidad absoluta y que todos los europeos eran ricos.
    Con lo que no estoy tan de acuerdo es con que la alternativa que proponían los partidos comunistas era la Europa del Este. Esto podía ocurrir hasta mediados de los años sesenta, pero después hubo otras alternativas en varios de estos partidos.
    Pero sí es verdad lo tramposamente que actúa la UE. Se propone la Constitución Europea elaborada por un equipo comandado por Giscard d'Estaing. En unos países lo aprueban los parlamentos, en otros se propone la aprobación por votación popular. En España todos los partidos importantes salvo IU piden que se vote a favor, y en efecto así sale. En otros países, creo que en Francia, Países Bajos e Irlanda la votación sale con un rechazo a esta Constitución. Por lo tanto, al requerirse unanimidad de los países, queda rechazada. Pues no hay problema. Se hace el Tratado de Lisboa donde se mete prácticamente la Constitución Europea rechazada y, escarmentados los gobiernos, generalmente aprueban el tratado los parlamentos y sólo creo que en Irlanda, y no sé si en algún otro país, se somete a votación con presiones muy fuertes al electorado. O sea que se demuestra que si no se aprueba popularmente se vuelve a votar eternamente hasta ser aprobado.
    Estoy totalmente de acuerdo en que en la izquierda radical desplieguen con audacia un proyecto alternativo auténtico.

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