En memoria de Francisco Fernández-Buey
(1943-2012)
(1943-2012)
Con esta entrada continuamos con la serie dedicada al uso del término viejo topo dentro de la tradición de la izquierda. Anteriormente, en la primera parte, comentamos el origen y significado del término. La segunda parte la dedicamos a un viejo topo norteamericano: The Old Mole, una publicación semi-clandestina de finales de los 60s sustentada por un colectivo que tomó el mismo nombre. Siguiendo con las publicaciones periódicas, dedicamos esta entrada a una mítica revista española que vive actualmente un fructífero segundo período editorial: El Viejo Topo editado en Barcelona.
El Viejo Topo
Una revista mítica de la izquierda en la Transición española
Una revista mítica de la izquierda en la Transición española
¿Es posible generar medios alternativos a través de los cuales inducir una socialización política alternativa, con suficiente impacto para plantear con éxito la batalla ideológica ante los medios sistémicos? Creo que tal tarea es poco menos que ciclópea, tal vez utópica y parecida a nadar contra una fuerte corriente que nos arrastra violentamente. Pero con independencia de la respuesta que racionalmente queramos dar a la pregunta, necesitamos creer que sí es posible, por una razón sencilla: si la respuesta fuese NO, significaría que la izquierda está condenada a una derrota permanente, ya que nunca llegaría a existir una masa social crítica suficiente para luchar con éxito por el triunfo del socialismo. Honestamente tampoco creo que lo que digo se trate de un optimismo vacío, de una declaración más del corazón que de la razón. Al respecto viene bien la reflexión que realizaba Francisco Fernández-Buey -transcrita más abajo- cuando planteaba si realmente era una ingenuidad aspirar a una sociedad socialista tras la muerte de Franco.
El interrogante que planteo lo hago pensando precisamente en la antigua revista española El Viejo Topo y en el papel que desempeñó durante la transición de la dictadura a la democracia burguesa en España.
El interrogante que planteo lo hago pensando precisamente en la antigua revista española El Viejo Topo y en el papel que desempeñó durante la transición de la dictadura a la democracia burguesa en España.
Portada del nº 17 de la revista, febrero de 1978 |
El Viejo Topo, en mi opinión, ejerció un doble papel muy relevante: como vehículo de socialización alternativo y como impulsor del debate teórico político. En el primer caso, la revista ejerció una influencia notable en mucha gente de mi generación, que estábamos todavía en aquel momento en un punto álgido de nuestra socialización política personal. No pocos descubrieron (o descubrimos) a través de sus páginas, que existía alguien llamado Althusser, Chomsky, Marcuse, Foucault, Marta Harnecker, Eduardo Galeano, Toni Negri, García Calvo, Goytisolo, Fernández-Buey... La revista motivaba a leer autores, obras, a conocer nuevas perspectivas políticas que hasta entonces desconocíamos o apenas nos sonaban. Asistíamos como neófitos ilusionados al debate entre anarquismo y marxismo o descubríamos nuevas perspectivas de los movimientos sociales. Fuimos muchos los que a través de El Viejo Topo empezamos a tener un primer conocimiento sobre el feminismo, el ecologismo..., o comenzamos, por ejemplo, nuestra reflexión personal sobre la sexualidad y su relación con el poder; o comenzamos a plantearnos aquello de ser objetor de conciencia ante la mili. Apenas son ejemplos. En otras palabras, la revista actuó de trampolín en nuestro crecimiento intelectual y formación política. Pero, por otro lado, entre aquellos que ya estaban más formados, la revista jugó un papel importante en el debate teórico-político, como refleja la relevancia teórica de los autores que colaboraban habitualmente con la publicación.
Es cierto que este rol de medio alternativo fue compartido con otras publicaciones de la época como Ajoblanco (1974), Ozono, (1975), etc. Pero sin duda El Viejo Topo fue la máxima expresión de aquel momento de esplendor de la prensa alternativa, acaso compartiendo protagonismo con Triunfo, una revista que contaba ya con una amplia trayectoria anterior al comienzo de la Transición y a la que dedicaremos, en algún momento, una entrada monográfica en el blog.
1976. Portada del primer número de la revista. |
Juan Pecourt, en su libro Los intelectuales y la transición política. Un estudio del campo de las revistas políticas en España, establece una comparación entre la revista y otras publicaciones alternativas de la época (1):
La posición de El Viejo Topo resulta más difícil de definir que las otras. Ciertamente participaba de la cultura anarquista y nihilista desarrollada en los círculos radicales de la época, pero también ofrecía un espacio a la crítica social que seguía la línea del marxismo más ortodoxo. En el comité editorial nos encontramos con miembros representativos del revival de la filosofía nietzscheana en España como Fernando Savater y Eugenio Trías; miembros conectados al grupo de Sacristán como Francismo Fernández-Buey; en incluso intelectuales que empezaban a evolucionar hacia posiciones socialistas como Ludolfo Paramio.
El mismo autor, en la obra mencionada, señala también las diferencias con dos publicaciones clásicas anteriores: Cuadernos para el Diálogo y Triunfo:
Pero también se distinguía de estas últimas: mientras las revistas clásicas estaban fuertemente identificadas con la oposición anti-franquista y parecían, en cierto modo, incómodas en la España de la Transición, El Viejo Topo representa unas señas de identidad que se adaptaban perfectamente a los nuevos aires traídos por la defunción del franquismo (...). El nacimiento de El Viejo Topo formaba parte del reemplazo generacional observable durante estos años en el campo de las revistas políticas (...)
El Viejo Topo comenzó a publicarse en Barcelona en octubre de 1976. Fue casualidad que su primer número saliese coincidiendo con la muerte de Mao. Era dirigida por Francisco Arroyo y figuraban de coordinadores Miquel Riera, Josep Sarret y Claudi Montañá. Precisamente Miquel Riera es el director de la actual revista, a la que luego haré mención.
Miquel Riera, uno de los históricos de la revista y actual director de la misma . |
Sería difícil citar a todos los colaboradores habituales, pero mencionamos entre otros a José María Carandell, Cristina Dachs, Tomás Declós, Felix Fanés, Francisco Fernández-Buey, Carlo Fabretti, Ocatvi Martí, Biel Mesquida, Francisco Monge, Quim Monzó, Fernando Savater, Joan Senent-Josa, Jordi Teixidor, Luis Racionero, Josep Subirós, Alberdo Cardín, Miguel Morey, Eugenio Trías, Eduardo Subirats, etc.
Con mirada retrospectiva, hace ya algunos años Miquel Riera exponía las motivaciones que guiaron el nacimiento de la revista y su carácter, en una entrevista en TBR (2):
El mismo Jordi Mir, en la compilación de artículos publicados en la revista, que la editora del actual El Viejo Topo sacó en 2006, narra las circunstancias que acompañan el nacimiento de la publicación y también las de su decadencia (5):
Sobre estas circunstancias contextuales a las que alude Mir, también incide Francisco Fernández-Buey -uno de los actores protagonistas de la revista- en su artículo Cuando nació El Viejo Topo. Un recuerdo Personal (6). Se trata de una emotiva y a la vez lúcida e interesante reflexión acerca de lo que fue aquella época para la izquierda y sobre el papel desempeñado por El Viejo Topo. Fernández-Buey nos recuerda de forma muy didáctica y amena cómo era el clima político por aquel entonces. Clima que constituía el marco contextual en el que cobraba sentido la revista. Es interesante la reflexión que plantea sobre si la posición de la izquierda, en relación con las aspiración de alcanzar el socialismo en un breve período de tiempo, resultaba ingenua, era una ilusión... o no:
La idea inicial de El Viejo Topo fue la de ofrecer una plataforma de discusión, de debate, a las diversas organizaciones de izquierda que andaban a la greña y pegándose durísimo, tratando de manejar el debate en sus páginas. Por tanto, no era una revista sectaria; sí se movía en el campo de la izquierda, pero andaba también muy a contracorriente. No olvidemos que alguna formación política de la misma izquierda prohibió inicialmente la lectura de El Viejo Topo a sus militantes. Se consideraba una revista heterodoxa y al mismo tiempo también quería abrir ventanas en el terreno de lo contracultural, en el terreno del psicoanálisis, en otros campos de la cultura que habían estado más o menos bloqueados precisamente por el franquismo. Así que no se puede decir que El Viejo Topo fue una revista militante, sí una revista con inquietudes y preocupaciones sociales.Entrando más en detalle y en una entrevista posterior a la anterior, en la revista Pueblos, Riera recuerda (3):
Hicimos un modelo de revista que en lo político y cultural era distinta pero en el formato se parecía un poco a lo que entonces era Rolling Stone, una revista que estaba en la vanguardia del pensamiento alternativo en los Estados Unidos. El ministerio no nos autorizó, nos estuvo entreteniendo más de un año poniendo pegas y al final nos dijeron que podíamos publicar siempre que fuera una revista mensual y no semanal como nosotros queríamos, además con un precio que ahora no recuerdo pero que era descabellado. Esto nos obligó a hacer una revista con más cuerpo, con un diseño distinto, lo cual fue una novedad extraordinaria ya que fue la primera revista político-cultural con un diseño innovador y creativo. Así empezó, de una manera un poco tonta; casi se puede decir que la censura nos hizo la revista.Para Jordi Mir García, El Viejo Topo por encima de cualquier otra cosa, fue "la expresión de planteamientos de ruptura con lo que era el franquismo en España y con lo que representaban las sociedades capitalistas occidentales” (4).
El mismo Jordi Mir, en la compilación de artículos publicados en la revista, que la editora del actual El Viejo Topo sacó en 2006, narra las circunstancias que acompañan el nacimiento de la publicación y también las de su decadencia (5):
El Viejo Topo había solicitado su inscripción como revista cultural ya en 1974, pero no fue aceptada. Se les había respondido entonces que una revista de esas características podía tratar tema s relacionados con las artes plásticas, con la música y, siendo muy generosos, con la literatura, pero que la filosofía y la sociología eran otra cosa. Estaríamos hablando entonces de una revista política encubierta. Claro que sí: El Viejo Topo quería ser una revista política, en la acepción más amplia que pudiera tener el término. En ese momento casi todo era política. Por eso, cuando pudo aparecer, en sus páginas se habló de teatro, cine, literatura, comunicación, filosofía, sexualidad, psiquiatría…(…) Las páginas de El Viejo Topo nos muestran la efervescencia que existió entre 1976 y 1977 y como fue descendiendo durante el 1978. (…) Se ha considerado que lo más relevante era atender a cómo se concretó la propuesta inicial de los impulsores de la revista: “Un topo viejo, metáfora de subversión y experiencia. Paulatina excavación de galerías subterráneas, lenta y minuciosa destrucción de los cimientos de una sociedad absurda. Labir acaso estéril: ¿quién sabe si por las venas del ídolo corre ya tan sólo barro seco?”. Se buscaba acabar con una sociedad y empezar a construir una nueva. Nada de reformas, ruptura.A mediados de los setenta hay temor por las movilizaciones que se están desarrollando en diferentes lugares del planeta con un claro componente revolucionario. Pero a finales, la cosa ha cambiado. Eso afecta a la transición española, a las diferentes izquierdas existentes en el panorama internacional y lo podemos ver en la revista. Afectará también a El Viejo Topo. Es un momento en el que se juntan dos procesos de múltiples repercusiones. Primero, el llamado mundo occidental está girando a la derecha, Margaret Thatcher y Ronald Reegan son la personificación de este proceso y dos de sus grandes difusores. Se inicia una nueva época que entre sus fundamentos tendrá la desaparición del Estado en todo aquello que pueda hacer una empresa privada que obtenga beneficios y la desaparición de la sociedad, lo que existen son individiuos que tien en el deber de ocuparse de sí mismos. Hubo una época en la que las reivindicaciones de mayor libertad, igualdad o capacidad de decidir, que podían surgir de las sociedades, parecían ir conlos tiempos, a favor del viento. Ahora ya no. Ese guro no aecta únicamente por arriba, afecta transversalmente las sociedades occidentales.
F. Fernández-Buey (1943-2012). Foto de Joan Sánchez (El País) |
“(...) había en 1976 una ilusión o una esperanza compartida, a saber: que lo que vendría después de Franco, gracias a la presión de las fuerzas populares, iba a ser –tenía que ser- algo parecido al socialismo. Todavía se puede precisar un poco más sobre esta ilusión: para después de Franco y del franquismo se aspiraba a algo más que una democracia “formal”, indirecta o representativa."Sobre este escenario afloraban algunos sempiternos debates de la izquierda acerca del modelo de sociedad que se deseaba. Nos decía Paco Fernández Buey (7):
Se hablaba de una democracia avanzada en lo social y en lo económico (…). Se postulaba, según los casos, un socialismo autogestionado, una democracia socialista basada en los consejos (obreros, de fábrica, populares, etc.), una república federal y popular de signo socialista, un tipo de socialismo parecido al que entonces existía en la China de Mao, o en la Cuba de Castro, o semejante al que había existido en los inicios de la revolución rusa. En sus propuestas económico-sociales todos aquellos partidos y organizaciones venían a decir (o decían explícitamente que el llamado Estado del Bienestar era sólo una prolongación del capitalismo denominado “tardío” (nada que tuviera que ver, por tanto, con la propuesta socialista); y lo que se estaba haciendo en Suecia paradigma de la socialdemocracia de entonces, se calificaba significativamente de “modelo sueco de explotación” (nada que tuviera que ver, por tanto, con la aspiración a acabar con la explotación clasista).
De igual forma resultaba recurrente una discusión tópica en la izquierda, acerca de la vía a seguir para alcanzar el socialismo: “(…) en los grupos de vanguardia se seguía discutiendo seriamente acerca de si lo correcto, para pasar al socialismo que se postulaba, era la 'vía armada' o la 'vía pacífica y parlamentaria' ”, recuerda Fernández-Buey.
Portada del nº 57, junio de 1981 |
Fernández-Buey, como antes decía, se plantea si lo anterior permite pensar ahora que se vivía en una realidad ingenua, si esa "mayoría de la gente que militó en las organizaciones comunistas de la época y escribió o leyó los primeros números de El Viejo Topo, había perdido el sentido de la realidad". Pese a no descartar, en efecto, que pudiese haber una cierta dosis de ingenuidad, Fernández-Buey nos recuerda con atino que las circunstancias que por entonces se estaban dando en el mundo permitían albergar con cierto fundamento esas ilusiones: la derrota norteamericana en Vietnam ("parecía como si el Imperio hubiese salido noqueado de la guerra de Vietnam", nos dice), la revolución de los claveles en Portugal y movimientos anti-colonialistas africanos, los movimientos de liberación en América Latina, el auge de organizaciones como la OLP y el Frente Polisario o mismo el hecho que fuesen enormes "las expectativas que en 1976 suscitaba la evolución italiana, con un partido comunista distinto a los otros, a punto de entrar en el gobierno".
Por este motivo Fernández-Buey pese a todo reivindica el carácter cargado de ilusión de la militancia de la época y, en concreto, de la revista. No sólo porque existiesen esos fundamentos que menciona y que permitían objetivizar el anhelo colectivo, sino también por un imperativo ético irrenunciable. En un hermoso párrafo final que cierra el artículo, a modo también de homenaje a aquellos fundadores y colaboradores ya fallecidos, nos dice de manera emotiva (la negrita es mía):
“Por desgracia, la verdad a 'destiempo' es siempre una verdad inservible para los que tuvieron ilusiones. Utilísima, en cambio, para los que mandan en el mundo. Pues, al decir la verdad a destiempo, además de haber logrado el objetivo que importaba en el pasado (que todo siga igual) se hace una contribución impagable a la desmoralización definitiva de quienes no querían que todo siguiera igual. Psicológicamente, eso es siempre un choque. El que desde abajo tuvo ilusiones tiende a pensar primero que sus sospechas fueron patológicas y luego, en el momento de las revelaciones, que fue un tonto incapaz de sospechar todo lo que había que haber sospechado, o sea, que se había quedado corto en la formulación de sus sospechas. Así es como se descubre que hay algo peor que sospechar de la Gran Mano Negra que mueve el mundo de la política internacional: sospechar que, en ese ámbito, no vale la pena ni sospechar, que nada es verdad ni es mentira, etc., etc. De ahí, y de otras cosas, claro, ha salido el cinismo conservador de las últimas décadas, el que todavía hoy ciega cualquier mirada independiente y libre sobre las ilusiones 'fundadas' de aquellos primeros años de la primera época de El Viejo Topo. Varios de los fundadores y colaboradores de la revista han muerto ya. No eran ilusos: querían un país y un mundo muy distintos de los que hoy conocemos.”
De manera nítida, Fernández-Buey incide en aquello que quizás fue el rasgo más relevante de la revista y que ya hemos mencionado más arriba. Señala como la peculiaridad más sobresaliente (además de hacer mención al carácter innovador de su diseño), la capacidad de la revista para convertirse “en lugar de encuentro de opiniones diversas y divergentes”, lo que sirvió para crear, dinamizar y promover el debate teórico, pero también para perfeccionar y pulir esa socialización política a la que aludía al comienzo del epígrafe (de nuevo la negrita es mía):
(...) todos o casi todos escribíamos en otras revistas en cuyos consejos de redacción estábamos (Materiales, Zona Abierta, Argumentos, El cárabo, Negaciones, Saída, Revista Mensual, Ajoblanco, Taula de canvi, Teoría y práctica y otras), pero sólo coincidíamos aquí, en las páginas de El Viejo Topo, para dialogar, discutir o polemizar. No fue aquello mera superposición de opiniones sino diálogo o controversia, debate propiamente dicho (…). En ese 'lugar de encuentro' se pudo discutir sobre el socialismo del futuro, sore eurocomunismo, sobre el Estado, sobre anarquismo y libertarismo, sobre la situación italiana y sobre la situación en China, sobre feminismo y ecologismo, sobre las cárceles, sobre antipsiquiatría y, naturalmente, sobre posfranquismo. Y se pudo discutir y polemizar, por lo general, en igualdad de condiciones (…). Desde el punto de vista de las ideas políticas, lo más relevante para mí es que, como 'lugar de encuentro', El Viejo Topo de la primera época propició algo que estaba en el ambiente y que no llegó a cuajar en ninguna otra publicación de la época, que yo sepa: un interesante diálogo entre marxismo y libertarismo, del cual quien quiso aprender pudo aprender para el futuro. No era nada fácil ese diálogo en aquellas condiciones y parece que sigue sin serlo todavía hoy. Pero si algún día alguien quiere tomarse en serio aquellos, tantas veces repetido, de que hay que volver a empezar, hará bien repasando las páginas de El Viejo Topo (y algunas de Materiales y de Mientras Tanto).
El mismo carácter de lugar de encuentro que señala Fernández-Buey, es enfatizado también por Miquel Riera, actual director de la revista en su nueva etapa y uno de los que hicieron posible en su momento El Viejo Topo en su período inicial. Riera menciona este aspecto acentuando además una lacra que sacude a la izquierda política, casi podríamos decir que de manera crónica: el desencuentro dentro de la izquierda. Lacra presente en aquel entonces y, por desgracia, presente también en los tiempos actuales:
En aquella época dirigía un centro de enseñanza y junto a un profesor de filosofía nos propusimos, de la manera más ingenua, hacer una revista que fuera una plataforma de debate para la izquierda que se estaba matando entre ella. (8)
"Un topo viejo, metáfora de subversión y experiencia. Paulatina excavación de galerías subterráneas, lenta y minuciosa destrucción de los cimientos de una sociedad absurda", explicaba la revista en su primer número, en octubre de 1976. Un guiño nítido a la metáfora marxista que tuvimos ocasión de explicar en la primera parte. Tras seis años fecundos, en septiembre de 1982, la mítica revista El Viejo Topo dejó de publicarse debido a sus problemas económicos. Fue un día triste para la izquierda de nuestro país. Acaso sea un sarcasmo del destino que su desaparición coincidiese con el comienzo del felipismo y de un gobierno del PSOE con el cual comenzamos a conocer el rostro del neoliberalismo, camuflado por la penumbra que generaba la consolidación de una deslumbrante, radiante y falsa sociedad de consumo de masas.
Durante 6 años, Radiotelevisión Española había ignorado y silenciado completamente la existencia de la publicación. El ente público se cebó con la "muerte" de El Viejo Topo, mencionando la revista por primera vez para dedicarle en TV un amplio espacio cargado de sarcasmo y de mal gusto: "El Topo, que quiso vencer a una sociedad absurda, ha sido enterrado en el más absurdo de los ataúdes", se pudo escuchar en la TV pública (9). Mal que les pese a los lacayos, el topo, los topos... gozan de mejor salud de la que ellos desearían. Se apresuraron a enterrarlo antes de tiempo.
El Viejo Topo (www.elviejotopo.com)
El renacimiento de la revista en España: la nueva época.
Pese a la celebración entusiasta con que la televisión pública española celebró la desaparición de la revista ("el topo ha sido enterrado en el más absurdo de los ataúdes"), gracias a la tenacidad, la perseverancia, ilusión y esfuerzo de gente como Miquel Riera y otros, contra viento y marea, a pesar de las dificultades de todo tipo, en diciembre de 1993 la revista El Viejo Topo resurgía en lo que pasó a ser su segunda etapa que dura hasta la actualidad.
Si en 1976 existía un clima adecuada para la aparición de la revista como hemos visto, el resurgimiento de El Viejo Topo tuvo lugar en circunstancias completamente distintas. Tanto que opino que desde la izquierda debemos estar profundamente agradecidos a que esos locos tuviesen el coraje, fe, entusiasmo... de lanzarse a una iniciativa que parecía ir a contracorriente de la época. La profunda desideologización que introdujo el PSOE, su escoramiento definitivo hacia posiciones socioliberales, la penetración progresiva del neoliberalismo a través de la alternancia bipartidista y también la penetración del neoliberalismo en la UE a través de sus instituciones; la euforia social en las masas provocada por la sociedad de consumo que llevaba a hacer creer a la gente que vivíamos en el mejor mundo que podíamos desear; la sucesión gatopardista del felipismo al aznarismo..., desde luego sociológica y culturalmente no parecían factores que hicieran pensar que la iniciativa de relanzar El Viejo Topo pudiese tener éxito.
Pero El Viejo Topo se hizo más viejo topo al salir de nuevo, cuando nadie lo esperaba, a la superficie desde sus galerías subterráneas. No estaba muerto: ¡estaba cavando! Fiel a la metáfora marxista.
El primer redactor jefe de la publicación en su nueva etapa, Xavier Giró, se refería en aquel momento de resurgimiento en los siguientes términos (10):
Recogeremos la herencia del topo con artículos de reflexión, sin respetar los límites que nos impone el sistema (...). Queremos dirigimos a la gente que no ha vivido el mayo del 68 ni su herencia inmediata, pero que no les gusta la sociedad en que viven.
"No nos gusta la retórica, no queremos salvar a nadie, hemos ganado en escepticismo y, a lo mejor, nos hemos vuelto más sabios", declaraba Riera en el momento de este resurgir, el cual lo justificaba así (11):
Creemos que este es un buen momento para una publicación de estas características (...). Después de la guerra del Golfo creo que surge un cierto movimiento de inquietud, crítico, que comienza sobre todo en Barcelona.
Poco a poco, hasta la actualidad, la nueva revista se ha ido asentando hasta convertirse en uno de los principales referentes de la prensa de izquierdas en castellano. En la entrevista que Fernando Blanco realizó a Riera para Mundo Obrero, al salir su número 200 (2005), éste se refería a las difíciles condiciones que tuvieron que afrontar (12):
No se me ocurren otras palabras que “milagro renovado” para nombrar el hecho de que mes tras mes, año tras año, una revista sin plantilla de redacción, sin apenas medios económicos, aparezca puntualmente en los quioscos y con una calidad de contenidos que a mí me parece que son más que aceptables. Un mérito, claro, que corresponde exclusivamente a los colaboradores.
En esta misma entrevista, Fernando Blanco le pregunta a Riera por las diferencias y similitudes entre la primera y la segunda etapa de la publicación:
Las une la voluntad de debatir, de no dar por nada por cerrado. De intentar proporcionar claves para entender mejor la realidad. Pero, sobre todo, el rechazo del sistema capitalista. Cuando empezamos este proyecto, hace treinta años, ya era una evidencia que este sistema, que luego daría la vuelta de tuerca del neoliberalismo, estaba precipitando a la humanidad hacia el abismo. Si queremos salvar la especie es imprescindible cambiar el modelo económico. Las diferencia el contexto; ahora la izquierda en general ya no es dogmática, la conciencia ecológica es mayor, la situación de la mujer es muy distinta, etc., y eso forzosamente se refleja en los contenidos. La primera etapa estaba en la estela de la revolución del 68; la segunda sigue la pista del movimiento contra esta globalización.
Notas (Todas las referencias a fuentes on line, estaban vigentes el 20-06-13, fecha de la última consulta realizada).
(1) Pecourt, Juan (2008): Los intelectuales y la transición política. Un estudio del campo de las revistas políticas en España. Cap. 5: "Los intelectuales y la construcción del Estado", pp. 166 y ss. CIS, Colección Monografías, nº 253. Madrid. Parcialmente puede consultarse on line en
(2) Nuño, Ana (2001): "Entrevista a Miguel Riera", en TBR (The Barcelona Review) marzo - abril 2001 num 23. En http://www.barcelonareview.com/23/s_quimera.htm
(3) Lombardía, J.O. y Nieto Pereira, Luis (2004): "Entrevista con Miguel Riera, director de El Viejo Topo", en Pueblos. Revista de Información y Debate, 1-12-2004. URL: http://www.revistapueblos.org/old/spip.php?article64
(4) Mir García, Jordi (2006): "Las palabras del Topo". En Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil, pág. 19. Editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2006.
(5) Mir García, Jordi (2006): "El Viejo Topo (1976-1982): Cuando la participación es la fuerza". En Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil, pp. 7-12. Editorial El Viejo Topo, Barcelona.
(6) Fernández-Buey, Francisco (2006): "Cuando nació El Viejo Topo. Un recuerdo Personal". Pp. 13-17 en Jordi Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil. Editorial El Viejo Topo, Barcelona 2006.
(7) Fernández-Buey, op. cit. Todas las citas posteriores de este autor corresponden al artículo mencionado en la nota 16.(5) Mir García, Jordi (2006): "El Viejo Topo (1976-1982): Cuando la participación es la fuerza". En Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil, pp. 7-12. Editorial El Viejo Topo, Barcelona.
(6) Fernández-Buey, Francisco (2006): "Cuando nació El Viejo Topo. Un recuerdo Personal". Pp. 13-17 en Jordi Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil. Editorial El Viejo Topo, Barcelona 2006.
(8) Lombardía, J.O. y Nieto Pereira, Luis. Op. cit.
(9) "Deja de publicarse la revista 'El Viejo Topo' tras seis años de salir cada mes a la calle" en El País, 25 de sep. de 1982. URL: http://elpais.com/diario/1982/09/25/sociedad/401752813_850215.html
(10) "La revista 'El Viejo Topo' vuelve a la superficie partir del próximo mes de noviembre", en El País, 24 de sep. de 1993. URL: http://elpais.com/diario/1993/09/24/cultura/748821602_850215.html
(11) Ibidem(12) Blanco, Fernando (2005): "Entrevista a Miguel Riera, Director de El Viejo Topo. El 'Milagro Renovado' de El Viejo Topo", en Mundo Obrero, 31-1-2005 (ed. digital), nº 161 edición impresa. Ed. digital, URL: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=244&sec=5
Referencias documentales (referencias on line vigentes el 20-6-13)
- Blanco, Fernando (2005): "Entrevista a Miguel Riera, Director de El Viejo Topo. El 'Milagro Renovado' de El Viejo Topo", en Mundo Obrero, 31-1-2005 (ed. digital), nº 161 de la edición impresa. URL: http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=244&sec=5
- Canals, Enric (1982): "Deja de publicarse la revista 'El Viejo Topo' tras seis años de salir cada mes a la calle", en El País, 25 de sep. de 1982. URL: http://elpais.com/diario/1982/09/25/sociedad/401752813_850215.html
- Fernández-Buey, Francisco (2006): "Cuando nació El Viejo Topo. Un recuerdo Personal". Pp. 13-17 en Jordi Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil. Editorial El Viejo Topo, Barcelona 2006
- Lombardía, J.O. y Nieto Pereira, Luis (2004): "Entrevista con Miguel Riera, director de El Viejo Topo", en Pueblos. Revista de Información y Debate, 1-12-2004. URL: http://www.revistapueblos.org/old/spip.php?article64
- Mir García, Jordi (2006): "Las palabras del Topo". En Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil, pág. 19. Editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2006.
- Mir García, Jordi (2006): "El Viejo Topo (1976-1982): Cuando la participación es la fuerza". En Mir García (compilador): El Viejo Topo. Treinta años después. Antología facsímil, pp. 7-12. Editorial El Viejo Topo, Barcelona.
- Nuño, Ana (2001): "Entrevista a Miguel Riera", en TBR (The Barcelona Review) marzo - abril 2001 num 23. En http://www.barcelonareview.com/23/s_quimera.htm
- Pecourt, Juan (2008): Los intelectuales y la transición política. Un estudio del campo de las revistas políticas en España. Cap. 5: "Los intelectuales y la construcción del Estado", pp. 166 y ss. CIS, Colección Monografías, nº 253.
- Valls, Francesc (1993): "La revista 'El Viejo Topo' vuelve a la superficie partir del próximo mes de noviembre", en El País, 24 de sep. de 1993. URL: http://elpais.com/diario/1993/09/24/cultura/748821602_850215.html
NOTA AÑADIDA CON FECHA 26-3-2015
Existe una editorial chilena, de la que hemos tenido conocimiento hoy,denominada "Editorial Viejo Topo", cuyo sitio web es viejotopo.org No debe confundirse con la Editorial El Viejo Topo a la que hemos dedicado esta entrada.
Enlaces directos a las seis partes de la serie El término “viejo topo” en la tradición política:
Buena día compañeroas.
ResponderEliminarMuy interesante esta serie de artículos, por el momento no hemos tenido la posibilidad de leerlos con profundidad, pero queremos aportar el que una de las primeras nociones que se tiene del viejo topo hace referencia al movimiento inglés de mediados del siglo XVII conocido como los Diggers (se puede rastrear en los textos de Gerald Winstanley). Igualmente, existe una posible relación entre dicho movimiento y Marx, la cual es analizada por George M. Shulman en el texto Radicalism and Reverence: The Political Thought of Gerrard Winstanley. Les dejamos el enlace por si es de su interés. Zaludos.
http://publishing.cdlib.org/ucpressebooks/view?docId=ft4b69n8wx&chunk.id=d0e3527&toc.depth=100&toc.id=d0e3261&brand=ucpress;query=marx#1
Estimados compañeros:
EliminarMuchísimas gracias por vuestra aportación. Es de gran ayuda para la serie que estamos escribiendo. Acabo de ver ahora mismo el comentario y desde luego leeré con detenimiento la referencia que gentilmente nos habéis enviado.
Mi idea es cerrar, en su momento, la serie con aportaciones que van llegando como la vuestra, ya que son de máximo interés. Aun así, si os apetece en algún momento mandarnos algo sobre el tema, desde luego le daremos publicación como autoría vuestra. Estaremos encantados.
Un saludo: Vigne.
Gracias por la respuesta, vamos a revisar un par de trabajos que tenemos por allí, aunque son meramente descriptivos.
ResponderEliminarEn todo caso, hemos visto que tienen una sección audiovisual, les hacemos llegar la pelicula Winstanley de 1975 (la tendremos en línea al menos un par de meses para que puedan descargarla), aunque está en inglés, aporta elementos sobre este movimiento tan importante a la vez que tan olvidado que fueron los Diggers.
Zaludos, nuevamente,
https://drive.google.com/folderview?id=0BynQgbaCT-xAamc4bDlobm1jRUE&usp=sharing
Disculpas por la demora en publicar el comentario, Zésar G. Por algún motivo el comentario fue desviado a la carpeta de Spam y acabamos de verlo ahora. Sentimos lo ocurrido. Gracias por el enlace. Mañana intentaré descargarlo. Un saludo: Vigne.
EliminarUna de mis tesis aboga por que se debería ejercer sobre la población mobbing, pressure o comoquiera que se diga -pues no sé inglés-, a efectos de "inducir" a la gente a dar de lado a todo lugar público o privado en el que no esté abierto por nosotros el debate político por Internet. Así quienes no se prestasen a ello, que se fueran a hacer negocio a Marte u otra galaxia. En mi blog expongo todo con diáfana claridad.
ResponderEliminar-Una copia de éste, creo que actualizada, es accesible mediante este hipervínculo:
http://goo.gl/dn8c4V