Páginas

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Elecciones primarias y programas en los partidos


Parece que se está extendiendo la idea de elecciones primarias en los partidos políticos, cosa que me parece bien si se hace bien, pero siempre que las cosas se hagan con limpieza y no se hagan jugadas sucias desde dentro de los propios partidos.

Vamos a ver un ejemplo de esto último.

En 1996 el PSOE de Felipe González dejó de ser el partido más votado desde 1982. Felipe González dimitió de su puesto de secretario general del partido. A continuación se eligió, por los cauces previstos, a Joaquín Almunia como secretario general. Era el favorito de la dirección saliente y no se cambió casi nada en la nueva dirección.

Se decidió una apertura para escoger la persona candidata y se convocaron elecciones primarias, abiertas a la militancia para que ésta eligiese al cabeza de lista para las elecciones del 2000.

Joaquín Almunia
En la dirección se pensó que el que se presentaría en solitario sería Joaquín Almunia y que no habría mayores problemas. Se convocaron las primarias para abril de 1998. Se presentó Joaquín Almunia, pero ante el descontento que existía entre los militantes, un grupo numeroso de ellos empujó a Josep Borrell a presentarse.

Hubo muchas advertencias a los militantes por parte de los miembros de la dirección, alertando sobre lo peligroso que resultaba la bicefalia; o sea, se presionó a los electores para que votaran a Almunia. Una estrategia parecida a la que utilizó el PSOE en el referéndum sobre la OTAN.

Se realizaron las elecciones primarias el 24 de abril de 1998, e inesperadamente para la cúpula del partido, las ganó claramente Borrell por un 55 % de votos.

Josep Borrell
Hubo una decepción en la dirección, y salieron críticas a todo lo que hacía Borrell por parte de miembros de la cúpula del PSOE. Por ejemplo las críticas de Guerra, Rodríguez Ibarra, Chaves y hasta Pérez Rubalcaba. Fue un boicoteo total al candidato elegido.

Al principio Borrell lo aguantó bien, pero con el tiempo se dio cuenta que no iba a tener el apoyo total de la dirección del partido en las elecciones y que por tanto las perdería y le echarían la culpa a su falta de carisma. Por ello acabó renunciando el 14 de mayo de 1999. Buscó la excusa de un escándalo de fraude fiscal de Ernesto de Aguiar y de José Mª Huguet, dos antiguos colaboradores suyos de cuando fue Secretario de Estado de Hacienda.

El PSOE amparándose en la falta de tiempo para otras elecciones primarias, designó entonces, por fin, a Almunia ccomo andidato para las elecciones de 2000 y el resultado fue un desastre. Mayoría absoluta del PP.

Eso demuestra que en muchos partidos, en este caso el PSOE, el poder está en el aparato, pese a lo que digan.

Después del 2000 Almunia dimitió y el XXXV congreso del partido eligió a Rodríguez Zapatero como secretario general. En 2004 y en 2008 fue elegido en primarias sin lucha, para candidato a la presidencia del gobierno.

Para las elecciones de 2011, Pérez Rubalcaba no resultó elegido como candidato por elecciones primarias entre militantes. La excusa fue la falta de tiempo entre el anuncio de elecciones y su fecha de celebración, al tiempo que Rodríguez Zapatero anunciaba que no se presentaba.

El problema del poder de la cúpula se da sobre todo en los partidos de funcionamiento vertical, o sea aquellos partidos en los cuales los que están arriba son prácticamente profesionales de la política y controlan la elección de delegados a congresos y conferencias. Y se han buscado los medios (elecciones primarias abiertas) para que no se muevan mucho las cosas.

Elecciones primarias y programas

Lo que voy a analizar, en este apartado, es lo que significan las elecciones primarias, entre militantes, y las abiertas también a los simpatizantes. Y lo que significan los programas de los partidos.

Creo dos cosas:
  1. Los partidos primero deben definir los programas con los que se van a presentar a las elecciones y es lo más importante.
  2. Lo natural es que las elecciones primarias entre la militancia debería ser lo normal y democrático.
Ahora bien las elecciones primarias pueden ser, o estando circunscritas a los militantes, o estando abiertas (o sea, que votaran militantes y simpatizantes).

Analicemos las elecciones primarias sólo para militantes.

Es bastante lógico que el candidato de un partido a las elecciones sea elegido por los militantes, que son los que contribuyen a la redacción y aprueban el programa. Los militantes tienen un compromiso con la estrategia del partido y por lo tanto es lógico que aprueben sus tácticas.

Creo que es bastante sano que un partido pregunte a sus militantes cuál de los aspirantes creen que es el más adecuado para cumplir el programa con el que se presenta.

Analicemos ahora las elecciones primarias abiertas tanto a militantes como a simpatizantes.

Para el caso de la participación de los militantes sirve todo lo dicho en el párrafo anterior. Pero llegamos al problema de los simpatizantes. ¿Cómo se demuestra ser simpatizante?

Se puede hacer pagando una pequeña cuota que daría el derecho al voto. Pero sigue siendo válida la pregunta anterior. No hay compromiso demostrable con el programa del partido.

Este tipo de elecciones primarias abiertas se ha hecho en Francia y en Italia.

En Francia, en el PSF, salió elegido como candidato Hollande, que después fue elegido presidente, y creo que no está aplicando muy exactamente el programa del PSF. Y ahora no demasiado tiempo después de ser elegido, tiene a la opinión pública en contra.

En Italia el Partido Democrático (PD), con una participación de simpatizantes enorme, salió elegido Bersani como candidato. En las elecciones, pese a tener, por efecto de la ley electoral italiana, algunos diputados más en el Parlamento, no tenía respaldo suficiente en el Senado, o sea que empató y no pudo formar gobierno, por lo que renunció.

En este segundo caso con la participación que hubo en las primarias si las cosas hubieran ido de acuerdo con la lógica, Bersani debía haber arrollado en las elecciones generales. Pero cruzando los datos de las primarias y los de las generales, se observó que en las primarias del PD debieron votar gente que después voto al M5S, a Berlusconi o se abstuvo.

Estos ejemplos creo que demuestran los pies de barro de este tipo de elecciones. Voy a poner otro ejemplo.

Podemos imaginar que en un partido que se denomine de izquierdas se presentan dos candidatos. Uno de ellos bastante más progresista que el otro y conecta mucho más con la base de militantes. Entonces los militantes de derechas lo tienen muy fácil, basta con que se inscriban para votar como simpatizantes del partido de izquierda y voten en las primarias al menos progresista, y posiblemente consigan que así salga elegido. Naturalmente, con el enfado de los militantes que ven que su ideología puede descafeinarse.

Lo dicho anteriormente, podría mirarse al revés, poniendo un partido derechista con dos candidatos, uno más ultra que otro y repetir el razonamiento.

En uno u otro caso, lo que se consigue con las primarias abiertas es que los candidatos tiendan a ser de perfil parecido. Cuando salga uno de ellos elegido no hará demasiado para que cambien mucho las cosas. Y así no hay forma que cambie el sistema político-social a otro más justo. Precisamente eso es lo que buscan los impulsores de este tipo de primarias.

Y también existe el peligro que la persona elegida para presentarse a las elecciones por el partido, sea la que sepa manejar más la demagogia.

Importancia del programa

Creo que este segundo tipo de elecciones primarias es una forma de diluir y desdibujar el programa. Así es mucho más importante la persona elegida, un líder o “lideresa”, que el programa electoral acordado por el partido. Y hay un peligro, que la persona elegida crea que es quien puede interpretar a su modo el programa.

Los programas los elabora el partido con las aportaciones de los militantes, mediante los cauces que tenga para la participación: congresos, conferencias o asambleas.

Creo que los programas, si se cumple lo que dicen, son mucho más importantes que las elecciones primarias. Porque de ese cumplimiento saldrá lo que hagan de bueno o de malo, si están el el gobierno.

Y digo si están en el gobierno, porque puede ocurrir que lo estén de dos formas, o ganan las elecciones por mayoría absoluta o se alían con otro grupo. En el primer caso está avalado su programa. En el segundo tienen que pactar un programa con sus socios y en ese caso sería sano que consultaran con su militancia. Y cuando digo con su militancia no digo con sus simpatizantes, sino claramente con los que tienen un compromiso de militancia.

Al fin y al cabo lo que se debería conseguir con las elecciones primarias es elegir a la persona que mejor pueda aplicar el programa del partido

Cuando se elabora el programa con aportaciones de la gente en general

Últimamente está saliendo un tipo de agrupaciones políticas que salen sin programa y sin candidatos. Y lo que piden es que la ciudadanía les haga las propuestas para ambas cosas.

Eso ya es delirante.

Un programa es un asunto muy elaborado, que tiene que ligar unas medidas con otras. Por ejemplo las medidas sociales muchas veces tienen que ir acompañadas por medidas económicas, pues necesitarán financiación. O la política exterior, o las obras públicas, etc. Además todas estas medidas son dictadas por una ideología, y en un mismo programa es contradictorio que vayan medidas procedentes de dos ideologías opuestas.

G. Fernández de la Mora
No estamos ya en en la época de Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas con Franco, quien con su obra “El crepúsculo de las ideologías” defendía que el estado debería ser un “estado de obras”. O sea que lo que venía a defender era que el estado no debería tener ideología alguna, es decir, ser neutro. Claro que él era miembro del Opus Dei. Y sí tenía ideología y muy conservadora.







5 comentarios:

  1. El artículo creo que describe con precisión el meollo de la política de partidos. Siendo muy escueto, y sin entrar en matices, el artículo dice: lo importante es el programa electoral y un líder que sea capaz de aplicarlo y lo aplique.

    Totalmente de acuerdo, pero para eso hace falta una separación de poderes que no existe, una ley electoral justa que tampoco existe y unas Instituciones que no estén llenas de ladrones. De esto son culpables los políticos, no todos, pero si muchos de ellos y la Institución monárquica.

    Pregunta, ¿No haría falta también una legislación adecuada a nuestra idiosincrasia que permitiera, si no la guillotina, si la “cadena perdurable” para todos aquellos ladrones que saquean el país y manipulan la Justicia, así como que devolvieran hasta el último céntimo robado?

    La pregunta no es malintencionada ya que me hago cargo de que el artículo sólo intenta clarifica como actúan los partidos políticos ante lecciones primarias y programas electorales. Me interesan distintas opiniones…

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Isidro y perdona que no te haya respondido antes, pues esta semana he estado muy liado.
      Lo que expones es muy complejo. Creo que en el fondo pasa porque a los ciudadanos nos falta una educación cívica y política que hace que votemos como votamos.
      La pregunta que haces es pertinente. No sé si viste ayer el programa de LASexta La Columna que trataba sobre la justicia. Creo que allí hay una parte de respuesta a tu pregunta. A mi modo de ver debería haber una legislación que a aquel cargo que cometiera una irregularidad, se lo llevara crudo, favoreciera intereses, o cometiera graves errores en la administración, no solamente debería ser condenado al máximo penal, creo que son treinta años, sin redención y además debería responder con su patrimonio.
      Aquí, en esto último, encontramos otro fallo de la legislación económica, que permite 'distraer' los bienes propios llevándolos a paraísos fiscales o pasándolos a parientes o testaferros, de forma que el imputado no tendría bienes con los que responder, y en este aspecto se iría de rositas.
      De todo esto creo que se deduce que el sistema está podrido y que debería reformarse totalmente.

      Eliminar
    2. Gracias Manuel por tu respuesta. Efectivamente una parte importante del problema está en la escasa educación cívica y política de la ciudadanía.

      La única manera que veo efectiva, en estos momentos, para echar de las instituciones a esta banda de ladrones es tomar la calle masivamente y de forma continuada (Hay otra forma pero es más lenta, conseguir que no se vote a los partidos corruptos, una abstención de más del 60% produciría la ruptura del bipartidismo, pero topamos, precisamente, con la escasa educación cívica y política de la ciudadanía).

      A partir de aquí sería necesario no parar la lucha hasta que se reforme la Constitución y se cambie la Ley electoral. La Ley d'Hont es en gran parte la mierda que nos ha llevado a esta encrucijada.

      Gracias de nuevo, Manuel.

      Eliminar
    3. Estoy de acuerdo que uno de los factores que más influyen en la política es la Ley d'Hont. Hace algo más de tres años el Consejo de Estado recomendó cambiarla para hacerla más proporcional. PP, PSOE y CiU se pasaron la recomendación por el arco del triunfo. Quizá si tienen una presión en la calle concederán algo así pero no todo.
      La gente está acumulando una presión que día a día va aumentando. ¿Estallará? Creo que llegará el momento en que lo que se puede llamar masa crítica, como en la bomba atómica, estalle. Bastantes lo vemos, no sé si los políticos lo ven. Las consecuencias de ese estallido esperemos que nos lleven a una sociedad y un modelo mejor. Pero es posible que el precio a pagar sea alto.
      En cuanto a la abstención, no creo que sea una solución, por la razón que dices, pero también porque a los partidos que dominan ahora no es que les importe demasiado. En la Ley actual no invalida una elección por alta abstención. No recuerdo si fue en 2002 o en 2008, en Dallas (EEUU) para la elección de alcalde votó el 5 %, y el alcalde elegido tomó posesión. Y no pasó nada. Quiero decir que si en una elección en España votaran 15 votantes, resultarían elegidos 'democráticamente'.

      Eliminar
  2. Así es PP, PSOE y CiU son los corruptos que se oponen a la reforma de la Constitución y la Ley electoral porque les beneficia para continuar con el choriceo que se llevan, por esto pienso como una gran mayoría de españoles que PP, PSOE y nacionalistas excluyentes son el cáncer de este país y mientras exista el bipartidismo no habrá Democracia en España, continuará siendo saqueada por esta banda de ladrones y sinvergüenzas sin escrúpulos que componen las cúpulas de estos partidos. Es imprescindible y urgente modificar la Constitución en este aspecto, quizá también en otros, y cambiar la Ley electoral.

    En relación a la abstención hay criterios distintos. Antonio García Trevijano, por ejemplo, cree que una abstención superior al 60% provocaría la caída del bipartidismos. La verdad es que yo tampoco lo tengo muy claro a la vista de que los estómagos agradecidos, tanto del PP como del PSOE, son tantos que siempre logran ganar por mayoría y si no es por mayoría entra en acción el chantaje nacionalista. Así llevamos 30 años.

    En resumen estamos en una encrucijada y nos encontramos con una única solución al problema: tomar la calle masivamente y sin descanso, aunque haya que pagar un alto precio. Este país apesta tanto que es imposible soportarlo. No creo que sea un problema de mi pesimismo, tenemos la evidencia de más de 30 años.

    Saludos.

    ResponderEliminar

ROGAMOS QUE LOS COMENTARIOS SE AJUSTEN AL TEMA TRATADO. En la pág. FAQ (ver pestaña "FAQ" en el menú superior), en el punto 6 encontrarás las normas y criterios de aplicación para la publicación de comentarios. Subrayamos especialmente: no se aceptan comentarios que supongan una expresión de machismo, misoginia, sexismo, homofobia, racismo o xenofobia, y tampoco comentarios que supongan una apología, directa o indirecta, del fascismo en cualquiera de sus variantes.
Para contactar con el blog por otras cuestiones, más abajo figura una dirección de e-mail en formato de imagen.