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viernes, 16 de mayo de 2014

La izquierda y Europa (1). De arquitecturas neoliberales, crisis sistémica y el papel de la Troika.


Alexis Tsipras, líder de Syriza y candidato del  Partido de la Izquierda
 Europea
(European Left)
 para las elecciones europeas. Foto: Carlos Castro.

De cara a las elecciones del 25 de mayo, queríamos brindar a los lectores de este blog algunas entradas muy divulgativas en torno a la crisis sistémica, sus causas y posibles salidas a la misma, al problema de la deuda, la cuestión del euro, etc. En otras palabras, a los temas de los que más depende el bienestar de la clase trabajadora.

El pequeño grupo de personas que mantenemos este blog, no jugamos a la falsa e imposible neutralidad, y abiertamente reconocemos que nos une la simpatía que todos tenemos por el Partido de la Izquierda Europea (PIE) -en inglés European Left (EL)-, que presenta como candidato al líder de Syriza, Alexis Tsipras. El PIE o EL, supone la mayor alianza y convergencia europea de fuerzas políticas anticapitalistas, cubriendo un amplio abanico de sensibilidades políticas de izquierdas: comunistas, socialistas, ecologistas de izquierdas, etc. 

Esta toma de posición no quiere decir que en el blog no mantengamos una independencia de pensamiento. Nos motiva la búsqueda de razones políticas que puedan ser contrastadas, no el dogma ni la fe ciega que traspasa a menudo la frontera de la religión para convertirse en motor de ciertas propuestas políticas.

Hemos visto que la introducción del programa electoral de Izquierda Unida (integrante del Partido de la Izquierda Europea), es un interesante resumen muy breve sobre la crisis sistémica europea. Pensando en el lector medio, nos ha parecido interesante divulgarlo. Téngase en cuenta dos cosas: que apenas es la introducción del capítulo que el programa dedica a la Economía, y que está redactado en clave divulgativa para que cualquiera pueda comprender el contenido. También hemos añadido otro epígrafe del mismo documento, sobre el papel decisivo que desempeña la Troika en Europa. Os animamos a leer el texto, a discutirlo y a divulgarlo en vuestro entorno social.



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La actual Europa es un tablero de juego diseñado por los grandes capitales.

Estamos ante una crisis de la propia configuración de la UE y de un modelo insostenible e incoherente de crecimiento económico. La crisis es el resultado de políticas aplicadas desde hace años y consensuadas por todos los gobiernos europeos al servicio de las élites dominantes. Es una crisis profunda del sistema capitalista, con una fuerte incidencia en la UE y en España, cuyas soluciones desde el neoliberalismo agravan y legitiman la desigualdad social. Si no resolvemos sus causas durará como mínimo una década, será mucho más grave y acabará en un nuevo orden social muy perjudicial para la amplia mayoría de la población.

La hegemonía del neoliberalismo, como programa que condensa los intereses de las clases dominantes, ha entrado en crisis junto con el sistema económico capitalista. A pesar de que los postulados ideológicos del proyecto neoliberal han sido desprestigiados, el proyecto en su conjunto ha logrado instrumentalizar la crisis y se fortalece en las instituciones económicas y políticas de toda la Unión Europea, mediante la imposición de gobiernos tecnócratas y serviles.

No podemos ver al neoliberalismo como un fenómeno ideológico al que se le pueda disputar la hegemonía sólo en el ámbito de las ideas. Al contrario, estamos asistiendo a una nueva reestructuración de las clases sociales en el seno de las economías nacionales, en comparación con la etapa fordista, y también en el espacio de la economía política mundial.

La UE realmente existente no es una articulación solidaria de las economías nacionales, ni menos aún la construcción de una Europa social, sino un tablero de juego diseñado por los grandes capitales europeos para fortalecer su posición en todo el mundoHan sido los grandes capitales financieros los que han dominado el reciente proceso de construcción europea, diseñando una arquitectura institucional que combina la globalización financiera y productiva con el acantonamiento de la política fiscal y laboral. El resultado de este proceso ha sido doble: en primer lugar se ha reestructurado el peso del capital financiero sobre el capital productivo y de ambos sobre el trabajo. En segundo lugar se ha establecido un marco de competencia fiscal y laboral entre países, a nivel europeo e internacional, que presiona a la baja los salarios y la participación salarial en la renta. Ello ha debilitado el poder de negociación de las organizaciones sindicales y producido grandes transformaciones productivas en las economías nacionales, con la pérdida de peso de los salarios en la economía, en beneficio de las ganancias empresariales. Este hecho tiene consecuencias políticas y económicas en la medida que es el reflejo de la lucha de clases y el factor que explica la pérdida de peso de la demanda interna o el incremento del endeudamiento en las economías europeas.

En España estas transformaciones productivas toman forma en la desindustrialización (la “reconversión” del primer gobierno del PSOE y el desmantelamiento industrial) y en la expansión de relaciones laborales precariasDesde su inserción en la UE, España ha acentuado su rol de economía periférica y dependiente respecto a un centro económico y político situado en países como Alemania y Francia. Esta dependencia provoca una mayor debilidad estructural de la economía y la hace vulnerable a la competencia exterior, que ya no es la de los años de posguerra - unos pocos países disfrutaban de un capitalismo industrial- sino que se caracteriza por la existencia de muchos y nuevos actores con gran capacidad competitiva. En ese contexto el lugar de la economía española en la división internacional del trabajo queda a merced de la propia dinámica del libre mercado. Y dado el natural retraso de una economía capitalista como la española, el resultado es una desafección ciudadana ante las instituciones políticas, al ver cómo se permiten la deslocalización industrial y de libertad de capitales con la única finalidad de conseguir más rentabilidad.

No puede abordarse el papel de la economía española en la UE sin tener presente estas consideraciones sobre el capitalismo mundial, muy desarrollado y con rasgos globales de sobreproducción. La crisis del capitalismo español no es sino la manifestación de la falta de espacios de rentabilidad económica para el capital, y el propósito del proyecto neoliberal es recomponer esos espacios mediante un proceso de empobrecimiento y mayor explotación laboral. Cabe destacar que las políticas de austeridad impuestas en Europa se diferencian radicalmente de las aplicadas en EEUU o en Japón, con un alto componente expansivo.


El papel director de la Troika: BCE, FMI y Comisión Europea.

Esta crisis es el resultado del proyecto de integración regional defendido por los partidos mayoritarios europeos. Un proyecto neoliberal que desde Maastricht hasta el Tratado de Estabilidad Presupuestaria, concretó un golpe de Estado encomendando a la Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo, imponiendo políticas derivadas del Consenso de Bruselas, adaptación del Consenso de Washington en Europa.

La recomposición de la tasa de ganancia del capital mediante planes de ajuste (reformas estructurales que dinamitan las anteriores instituciones políticas y económicas heredadas del Pacto Social de Posguerra) por otras que faciliten la movilidad y ganancia del capital. Estas reformas estructurales tienen un doble ámbito de actuación; el espacio económico, en el que se busca incidir sobre el mercado de trabajo y los servicios públicos, y por otro, el espacio político, en el que se procede a un proceso deconstituyente que consagra el carácter antidemocrático y facilita las reformas económicas, blindadas en lo político con reformas que dificultan las alternativas de poder de opciones de transformación profunda en la sociedad.

La soberanía nacional se desplaza desde las Constituciones Nacionales hacia institucionales como la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional –la Troika-. Ese nuevo escenario facilita la aprobación, con la complacencia de los gobiernos nacionales, de reformas estructurales de ámbito económico. Las reformas del mercado de trabajo no han tenido otro objetivo que reducir el poder de negociación de los sindicatos, para lograr una mayor moderación salarial que eleve la ganancia empresarial. Las reformas en la gestión de los servicios públicos está siendo un proceso de acumulación por desposesión [1], en el que aumenta el mercado del capital privado en espacios ajenos al negocio privado. Aún estamos en una fase incipiente de estos desarrollos propulsados por el proyecto neoliberal.

Con el Tratado de Maastricht España aceptó unas duras condiciones que acentuaron la desindustrialización. La industria española, cada vez más incapaz de competir, hizo pivotar su crecimiento sobre sectores como el de la construcción. IU fue la única fuerza política española del Parlamento Europeo que tomó posición contra este Tratado y ha denunciado las consecuencias de esas políticas neoliberales.

Las características de la economía española quedaron condicionadas por su modelo de inserción en la UE: Son las condiciones económicas y de competencia que España aceptó (en conexión con los intereses de la oligarquía), las que determinaron el modelo productivo y su progresiva desindustrialización. La duda era cuál sería el sector que pudiera proporcionar rentabilidad suficiente para poder mantener tasas de crecimiento que crearan empleo. Se acentuaron los mercados del turismo y la construcción, y la especialización de las entidades financieras en dichos sectores. La construcción se convirtió en un sector atractivo para el capital español y al extranjero. Los fondos europeos para infraestructuras y la creación de una burbuja inmobiliaria que parecía no explotar nunca, hicieron de la construcción un sitio deseable en el que invertir y obtener beneficios. Todo ello destapa las “miserias” del desarrollo capitalista español y un doloroso despertar en el marco impuesto por el tratado de Maastricht.

Desgraciadamente la crisis económica ha servido para ahondar en el proyecto neoliberal. La crisis ha sido interpretada desde las instituciones europeas como un problema de deuda pública y de “excesivos privilegios de los trabajadores”, lo que ha justificado la vuelta de tuerca neoliberal. Por ello los programas neoliberales de la UE, especialmente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), se han fortalecido con nuevas regulaciones. Aquel pacto se basada en el mantenimiento de niveles inferiores al 3% en el déficit público y al 60% en la deuda pública en términos del PIB. Y en esta línea en 2010 se aprobó el Nuevo Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza, el cual implicaba la necesidad de que las legislaciones nacionales incluyeran el compromiso explícito con la estabilidad presupuestaria.

En el 2011, la reforma constitucional del Artículo 135, pactada por PP y PSOE, y que establecía el concepto de “estabilidad presupuestaria” y la prioridad del pago de la deuda y sus intereses, fue la expresión política del consenso entre PSOE y PP para hacer pivotar el proyecto europeo sobre este dogma neoliberal que asfixia y recorta al modelo social.

En 2011 el Parlamento Europeo aprobó el Six-Pack, un paquete legislativo centrado en la consolidación fiscal y en medidas que aseguren la competitividad de las economías europeas. Todos los fondos acumulados se ponen a disposición de los países que soliciten la ayuda financiera pero siempre a cambio de un duro plan de ajuste que teóricamente garantizará la estabilidad de las finanzas públicas. Estos planes de ajuste se caracterizan por exigir la consolidación fiscal (reducción de la deuda pública, reducción del gasto público e incremento de los impuestos indirectos), el control de la inflación, reformas en el mercado de trabajo (reducción salarios públicos, reducción poder sindicatos, reducción prestaciones por desempleo) y reformas sociales (fragmentación educación, elevación edad jubilación, etc.). Son idénticos a los fracasados planes de ajuste aplicados en América Latina en los 80 y 90.

Estas políticas de ajuste empujan a las economías periféricas a un cambio del modelo de crecimiento que requiere un cambio del modelo de sociedad. La destrucción de las conquistas sociales es indispensable para que el proyecto neoliberal convierta nuestras economías en estructuras competitivas en el capitalismo globalizado. Esta senda política amenaza a Europa del Sur con una gran depresión que ya se nota en forma de alto desempleo, incremento de la miseria y la desigualdad. 

Fuente: Fragmento del Programa de IU para las elecciones europeas 2014 (pulsar sobre el link para descargar en pdf el documento completo).

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Notas añadidas que no pertenecen al documento. 
Cambios. La negrita ha sido modificada por nosotros. El título del primer epígrafe es añadido nuestro.
[1] Concepto "proceso de acumulación por desposesión". En el segundo epígrafe se alude a este interesante concepto desarrollado por David Harvey, aunque no es del todo nuevo en el campo de la teoría marxista. Nos permite entender de manera muy nítida hechos muy dispares que tienen lugar en la actual fase de desarrollo del capitalismo, desde el problema de las preferentes en España al proceso de apropiación capitalista de la tierra en países de la periferia asiática o africana (también de América Latina). Merece la pena profundizar en el conocimiento del concepto y para ello os ofrecemos un artículo no demasiado largo (pinchar sobre el link para descargarlo en pdf):
Harvey, David: “El ‘nuevo’ imperialismo: acumulación por desposesión”, en Socialist register, 2004.

1 comentario:

  1. Pienso que las autoridades capitalistas de la Troika planificaron aumentar la deuda de los estados del sur, España, Portugal, Italia, Grecia y Chipre. En el grupo deudor posiblemente se pueda meter Francia.
    A Portugal y Grecia se les obligó a aceptar un rescate, con lo que aumentó la deuda hasta límites astronómicos. A España e Italia no seles incluyó en el plan de rescate por un motivo: no había dinero libre en la Troika para hacerlo, posiblemente hubiera rondado el billón de euros. En vista de ello en España se puso un rescate bancario y se le obligó a medidas muy duras de recortes. Italia ya tenía una deuda muy alta y era presa fácil
    A la Troika no le interesa que la deuda se pueda amortizar. Esa es la trampa tendida que llega hasta Francia. Mientras haya una deuda muy grande, cuando interese a los oligarcas capitalistas mundiales se pueden obligar a más recortes en esos países. O sea aunque en un momento aflojen las exigencias, pocos meses después pueden apretar más la bota malaya. La trampa es la deuda y hay que librarse de ella haciendo una auditoría seria sobre las partes legítima e ilegítima. Creo que hay un plan sobre ello elaborado por ATTAC.

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