Páginas

sábado, 15 de noviembre de 2014

Dominación e hipnotismo político. Sobre la corrupción en España



Ilusión óptica. Título: "C4". Autor: Alexey Oborotov (Rusia). Es un ejemplo de la Psicología de la Gestalt sobre la percepción visual. La imagen juega con la ilusión para engañar a la percepción. ¿Ocurrirá algo parecido con lo que llamamos corrupción política?


El capitalismo es sinónimo de corrupción
 porque es la ley del máximo beneficio 
Marcos Ana

El pasado octubre, en "¿Hay razones fundadas para el pesimismo? Ideología, masa social y dominación política", formulaba una amplia pregunta que opino merece una reflexión:
¿Conocéis a muchos que se planteen por qué una corrupción que es sistémica, innata, crónica... en el capitalismo, corrupción cuyo formato actual llevamos viendo más de tres décadas (al menos, los que hemos querido verla), es destapada de manera "selectiva" por el aparato judicial y colocada incisivamente por los medios de comunicación -controlados por el capital- en el punto de mira de la opinión pública, justo cuando el sistema entra en un período acelerado de reformas estructurales devastadoras para el futuro de los trabajadores? 
Esa semana, en una conversación con un colaborador de este blog, nos planteábamos interrogantes sobre el manantial de casos de corrupción que salen a la luzPor un lado, estábamos de acuerdo en que se trata de prácticas político-empresariales conocidas desde que tenemos uso de razón política, sin que el sistema judicial -caracterizado por su servidumbre y papel subalterno de la clase dominante - se hubiese preocupado de tales prácticas hasta hace poco, de la manera -en intensidad y extensidad- en que se está haciendo. ¿Por qué a partir de un momento dado comienza a aflorar esta situación generalizada? 

Por otro lado, la manera en que esta corrupción está saliendo, sigue una pauta, se ajusta a una extraña dosificación, como si se tratase de un premeditado guión de un eterno culebrón preparado para cubrir la programación, sin que parezca haber un final en la interminable serie de capítulos, variaciones sobre el mismo tema. En esa conversación que mantenía con mi amigo, ambos estábamos de acuerdo también en la dificultad derivada de plantear estas dudas sin incurrir en el delirio conspiranoico. Pero sería ingenuo pensar que todo ocurre por azar, fruto de la casualidad.

Sin pretensión de entrar en un análisis exhaustivo del problema, apunto algunas dimensiones que merecen ser valoradas si queremos encontrar una respuesta al interrogante planteado.

1º) En primer lugar, es importante tener en cuenta que lo que mediáticamente se fija como corrupción política, supone un desgaste político muy desigual para unos partidos u otros. El coste político que implica para el PP es mucho menor de lo que nos gusta pensar o de lo que deseamos, si tenemos en cuenta la magnitud de los escándalos que este partido ha protagonizado. El tipo de discurso político que la derecha mueve al respecto tiene un efecto de drenaje axiológico sobre estos temas, como trataba de explicar hace un año en "La corrupción y la mentira, ¿pasan factura al Partido Popular?". Por ello nadie debe llamarse a engaño si el PP vuelve a ganar las próximas elecciones (aunque es verdad que en ello el partido Podemos tendrá la parte decisiva de responsabilidad, al contribuir a fragmentar el voto de izquierdas). Como decía anteriormente en la entrada enlazada, esto no es un fenómeno exclusivo de España, sio que también lo encontramos en otros lugares. Toda la etapa política italiana de Berlusconi es otro ejemplo. Y un caso bastante paradigmático es el de Islandia, donde la derecha que provocó la crisis permitiendo la corrupción financiera, ganó las últimas elecciones y ha regresado al gobierno. Por supuesto, hay más ejemplos.

2º) En segundo lugar habrá quien considere que los escándalos de "corrupción" afectan a la salud del sistema, lo cual no es del todo cierto. Alguien en Twitter lo expresaba magistralmente en pocos caracteres: "Que el capitalismo es corrupto lo demuestra que los mercados ni parpadean frente a tanta corrupción" (@CapitanDarman). 

3º) Pero además el discurso dominante sobre la corrupción actúa de chivo expiatorio para el sistema, a través de un mensaje (subliminal en ocasiones, explícito en otras) por el cual la culpa de la "crisis" es de la corrupción de los políticos o, cuando menos, en parte importante. Tan eficaz resulta este discurso que hasta la propia élite financiero-empresarial (máxima responsable de la corrupción aunque los medios oculten su responsabilidad) se permite lanzar cínicas arengas en favor del combate contra esta lacra. Es algo así como el maestro de los ladrones señalando a los ladronzuelos mientras presume de la virtud de la honradez.

4º) Por otro lado, la llamada "corrupción" permite generar un monográfico mediático permanente, que fija la atención social, desviándola de problemas muchísimo más graves. Apenas se habla del paro, o del empleo precario, de la pérdida de nuestra capacidad adquisitiva, del escándalo que supone la brutal subida de las tarifas eléctricas, o de los salvajes presupuestos que el gobierno prepara para el próximo año, o del goteo de privatizaciones en servicios estratégicos, etc. Por no citar otros problemas de gran envergadura que van a condicionar dramáticamente nuestro futuro y el de nuestro hijos, como es el TTIP (el tratado de Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión). 

5º) El lenguaje es polisémico y el término corrupción no es una excepción. Los medios definen "qué es la corrupción política", focalizándola en actores que son sustituibles para el sistema. Pero las dimensiones más graves de lo que podemos considerar corrupción en un sentido amplio (graves en tanto vienen a condicionar el desarrollo del modelo social) son arbitrariamente excluidas del campo semántico. La mayor estafa pública, el mayor robo cometido contra los contribuyentes (aunque haya tenido lugar con coberturta legal) es el rescate bancario: de momento se reconoce que ya se han perdido 40.000 millones de euros que todos nosotros tendremos que pagar y ya estamos pagando. Este caso de acumulación capitalista por desposesión (Harvey) es el más sangrante caso de corrupción que ha tenido lugar en nuestro país desde la Transición, sin que nadie hable de ello. Lo mismo podemos decir de otros rescates, de las privatizaciones, etc.

6º) Una última dimensión a considera es que conviene no perder de vista que el modelo capitalista está transicionando en la UE, y que la meta es la liquidación paulatina de lo que fue el estado del bienestar, una vez desaparecido aquello contra lo cual fue levantado: el bloque socialista. ¿Y por qué es importante esta dimensión?... Sencillo: es menester evitar que la gente piense en ello, porque si por un momento la masa social pudiese visualizar el futuro que nos preparan, posiblemente la calle hablaría y no precisamente agitando manitas quincemayeras

Apenas he apuntado algunos de los items que podríamos considerar para resolver la pregunta al comienzo planteada. Sospecho que este permanente monográfico sobre la corrupción, tiene mucho de función hipnótica que facilita la dominación política, en un momento en que nuestro modelo capitalista se está reajustando radicalmente en contra de los intereses de los trabajadores.

He considerado interesante reproducir un par de contribuciones distintas sobre este tema: un fragmento de un artículo de Marat y un texto del canario Enrique Bethencourt. Ambos artículos son recientes y presentan un hilo conductor semejante, al plantear hasta qué punto se está desviando la atencion sobre problemas mucho más graves. Quizás la lógica y humana indignación que a todos nos provoca tener conocimiento de los escándalos que nos presentan en el teatro de los medios, provoque la distracción de otras cuestiones, distorsionando la percepción social de la realidad


*   *   *


La yesca, la gasolina y el fuego
Marat
[Un fragmento del artículo de Marat "Los capitalistas ya votaron y lo hicieron por Podemos", del 3-11-2014, en el blog Asaltar los cielos. La negrita y subrayado son añadidos míos. Nota: téngase presente que apenas es un epígrafe de un artículo mucho más extenso sobre el partido Podemos]


Cabecera del blog Asaltar los cielos, de Marat.


Uno a veces tiene tentaciones de darse cabezazos contra la pared cuando observa de qué modo simplista se limitan muchas personas a no ver la realidad social, económica y política españolas más lejos de donde llega la punta de su nariz. Hagan el ejercicio de mirar a tal apéndice y comprobarán que aquello que Valle Inclán hacía decir a un Max Estrella borracho es muy cierto: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.” 

La realidad de la sociedad española ha sido pasada ya, no por el ojo crítico de la salvaje explotación de la clase trabajadora y por la penosa situación de millones de parados -eso importa poco en el ruido nacional desde hace años-, ni siquiera por la más comedida crítica de la creciente desigualdad o por la mirada a los recortes de la libertades de un gobierno liberticida y criminal que está creando un Estado totalitario de derecho, ni tampoco por ese mismo gobierno que mira al proceso soberanista de Cataluña desde la perspectiva del loco al que poco le importa el choque de trenes mientras fracase la otra parte y le dé votos a este lado del Ebro.

No. Lo único que parece encender la rabia nacional es la corrupción, por supuesto sólo de los políticos que han sido corrompidos y no de quienes les han comprado, sus corruptores: el podrido empresariado de este país que, atendiendo a su condición de clase, no ignora que la corrupción es el aceite que lubrica el engranaje de este sistema económico contra el que no parece ir casi nadie.  

No es ésta una posición de éxito. Parece que sólo es indecente el corrupto político, pero que quien compra a ese político debe salir casi siempre indemne. La corrupción política está asociada a centenares de personas pero el corruptor económico sólo tiene un nombre, “la doctrina Botín” y ya saben ustedes cómo acabó aquello. La ideología dominante lleva a que el personal quiera triunfar a cualquier precio dentro de la iniciativa privada.

La corrupción es la luz de gas que tapa cualquier otra realidad nacional: la pobreza de millones de españoles, el subsidio de paro agotado por tanto trabajador cuarentón o cincuentón que ya ha quedado definitivamente descolgado del futuro, los hijos de los hijos del agobio que no son universitarios sobradamente preparados y no tendrán oportunidades de salir al extranjero porque no adquirieron título académico, ni de otras lenguas que la propia, ni tuvieron si quiera la posibilidad de conocer por primera vez en sus vidas qué era esa cosa llamada trabajo. 

La realidad nacional tiene en la corrupción la yesca de la rabia colectiva. En la demagogia que la convierte en casi el único problema que padece el país encuentra la gasolina que hace de acelerante del incendio. En el ambiente tabernario de los medios de manipulación (mass media y redes sociales) el fuego que prende en las anteriores. Lo que queda menos a la vista es la mano de los poderes fácticos que maneja el mechero incendiario: el poder económico en primer lugar y otros que seguramente no son ya la Iglesia ni el ejército porque han perdido influencia en la pirámide del propio poder pero que constituyen la mano invisible que mece la cuna. Dejo a ustedes su identificación. 

Es llamativo que, siendo los principales partidos tan solícitos a la hora de cumplir los menores deseos del capital, no se haya producido hasta el momento una demanda de obligado cumplimiento de limpieza de la corrupción y ésta no se haya llevado a cabo. Quizá en el pestilente olor que sale de la CEOE y la AEB haya que buscar una parte de esta explicación y en el carácter de señuelo -léase cebo, reclamo- de la corrupción, capaz de ocultar el resto de los problemas colectivos la otra.

(...)
Marat

Para leer el artículo completo de Marat, pulsa en este hipervínculo:  "Los capitalistas ya votaron y lo hicieron por Podemos",


*  *  *


La corrupción no es el problema
Enrique Bethencourt 
[Artículo de Enrique Bethencourt  "La corrupción no es el problema", del 8-11-2014, en el blog La Tiradera. En este caso la negrita es del autor]


Cabecera del blog La Tiradera, de Enrique Bethencourt.


Tras ver el título, ‘La corrupción no es el problema’, seguro que unos cuantos habrán afilado los cuchillos o cargado las escopetas; los admiradores de Javier Krahe tal vez preparen leña para alimentar la hoguera. A quién se le ocurre decir eso, que la corrupción no es el problema, cuando nos levantamos una semana sí y otra también con nuevos escándalos, cuando crece el número de imputados y detenidos, cuando las vinculaciones entre algunos empresarios y algunos responsables públicos han servido para la financiación irregular de partidos o para el lucro personal de vividores para los que nunca era suficiente el dinero mangado.

Ruego pospongan mi ejecución unos minutos, al menos hasta terminar de leer este breve texto. Agradecido quedo.

La corrupción y el fraude aparecen en el último CIS, el de octubre, el de la confirmación del tripartidismo, como uno de los principales problemas. Las citan el 16,4%, en segundo lugar tras el paro (52,5%), y por delante de los problemas de índole económico (9,5%) y la política (8,7%).

Cierto es que la cosa cambia algo cuando se pregunta por los problemas que afectan personalmente a los encuestados. Entonces, el paro sigue percibiéndose como la circunstancia de mayor gravedad (36,7%), pero a continuación se sitúan los problemas de índole económico y la corrupción retrocede hasta un 5,4%, ligeramente por delante de la calidad del empleo (4,7%).

En los últimos años, y especialmente en los últimos meses, han aflorado numerosos casos que han afectado a partidos e instituciones. Desde los sobresueldos del PP a los EREs andaluces del PSOE, pasando por los escándalos que afectan a la Casa Real, las tarjetas black de Caja Madrid-Bankia, la confesión de Pujol o, en fin, la operación púnica de Granados y cía. A lo que se añaden estos días los amorosos viajes a Canarias de algunos cargos del PP, mezclando actividad privada con dinero de todos.

Orgía

Empresarios y políticos mezclados en una orgía de dinero que resulta siempre obscena, pero que produce más rabia, se aprecia en los estudios sociológicos, cuando se hace en esta etapa de retroceso económico y social, de empobrecimiento y precarización de una parte significativa de la sociedad. Unos pocos robando a mansalva y muchos en las colas de Cáritas.

Una sociedad, por cierto, que no reacciona igual frente a semejantes atropellos. En numerosas ocasiones hemos visto como grupos bien numerosos de gente jaleaban a los implicados en procesos delictivos en un ayuntamiento, recibiéndoles como héroes a la salida del juzgado o de la cárcel. Como estos días existen personas que justifican y muestran su apoyo a la Pantoja por mucho dinero que haya blanqueado o defraudado a Hacienda.

Agradezco que todavía no me hayan ajusticiado. Pese a lo dicho anteriormente me ratifico en el título, aún a riesgo de que formen el pelotón de fusilamiento ya. La corrupción no es el problema. Es, sin duda, un grave problema, uno de los grandes problemas, que arrasa con los valores éticos y convierte a la sociedad en un lugar propicio para golfos, tramposos y amorales; que detrae recursos de las administraciones públicas y beneficia injustamente a unas empresas frente a otras; que enriquece a individuos sin escrúpulos dispuestos a todo para engordar su patrimonio personal.

Y ante la que no caben paños calientes de ningún tipo: hay que disponer de los suficientes elementos para prevenirla, para dificultarla, y de contundentes respuestas cuando se produce.

Lo repito por penúltima vez: la corrupción no es el problema. Lo son, en mucha mayor medida, las políticas que se vienen implementando por las organizaciones internacionales y los gobiernos en los últimos años. Las decisiones del FMI y la Troika. Los cambios en el texto de la Constitución que pusieron el pago de la deuda y el déficit por encima de los servicios públicos y las personas. La reforma laboral y el miedo inyectado en vena a los que temen perder lo poco que tienen, aceptando niveles cada vez más altos de explotación laboral. El rescate que sólo se aplica a los bancos y no a las personas o a las pequeñas y medianas empresas. El descontrol sobre las instituciones financieras y el predominio de la economía especulativa. La privatización de lo público rentable (AENA) y la nacionalización de lo privado en estado ruinoso (autopistas de peaje).

Decisiones

Todas esas medidas y decisiones están detrás de los millones de desempleados, una gran parte no ya de larga sino de eterna duración. De los millones, también, de trabajadores y trabajadoras que forman parte del ejército de los pobres pese a tener un empleo. De los niños y niñas que precisan del comedor escolar, incluso en verano, para evitar su desnutrición. De los obligados a abandonar sus estudios por razones económicas. De los inmigrantes que se han quedado sin sanidad. De las mujeres desprotegidas frente a la violencia de género. De las personas dependientes abandonadas a su suerte.

De los que son expulsados de sus hogares por no poder afrontar la hipoteca o el alquiler. De los jubilados que tienen que elegir entre pagar sus medicamentos o ayudar a sus hijos y nietos. De los que no tienen para pagar la energía que precisan para la calefacción o para cocinar sus escasos alimentos. De los que hace tiempo que no saben lo que es la esperanza.

Pondré un sencillo ejemplo. En 2009 los ingresos que generaba el turismo en Canarias se elevaban a 12.500 millones de euros; hoy, tras el bache de los primeros años de la crisis, esa cifra es sensiblemente superior, estará por encima de los 13.000. Pero con un detalle importante: hay 42.500 empleos menos (una reducción del 15% con relación a las cifras de hace cinco años) en el sector. Por aplicación pura y dura de la reforma laboral y no por prácticas corruptas

Más peligrosa que la corrupción, por dañina y execrable que sea, más detreminante en el padecimiento colectivo, es el conjunto de políticas de este capitalismo neoliberal y desalmado que nos empobrece, nos aliena, nos convierte en individuos aislados, nos empuja hacia el abismo. Condenando a la mayor precariedad a un tercio de la población, mientras en una singular transferencia de rentas, los ricos son cada vez más ricos; y no mediante la corrupción y el fraude, no mediante oscuras maniobras, sino con la legalidad en la mano, aplicando leyes que benefician exclusivamente a unos pocos.

La corrupción no es el problema.
Preparados. Listos. ¡Disparen!


Enrique Bethencourt

Fuente del artículo: blog La Tiradera, de Enrique Bethencourt. 
La negrita es del autor.



*   *   *

El disparo de los francotiradores tuiteros

Como cierre, reproduzco algunos tuits interesantes que he ido leyendo en Twitter:

@CapitanDarman
Que el capitalismo es corrupto lo demuestra que los mercados ni parpadean frente a tanta corrupción.

‏@_ru_b_en_
«A los empresarios no nos miren, miren a los políticos que corrompemos». Pues a mí nunca me ha explotado ni despedido ningún corrupto, eran empresas enriqueciéndose dentro de la escrupulosa legalidad.

@JavierGiner
Mientras el necio señala al político, el sabio señala al sistema.

@hecrom_
Cuando en tertulias televisivas empiece a escuchar que la culpa es del capitalismo y hablar de proyecto empezaremos a analizar de otra forma

@carlosmartinezr
Los que creen que el problema es de la "clase política" son los que asumen y se conforman con el capitalismo.
La corrupción en el capitalismo funciona así: El que dispone de capital corrompe a quién se le antoje: funcionarios, políticos o votantes.
Decir que la democracia está secuestrada por la casta política es una falsedad. La democracia es un juguete en manos del capital.

‏@sacedator
¿Por qué le llamamos "mafia" con lo fácil que es llamar a las cosas por su nombre? CAPITALISMO.

@Alanthano
Luchar contra la corrupción sin luchar contra lo que la origina es como guardar los alimentos en un frigorífico sin enchufarlo


Autor: Alexey Oborotov (Rusia).

1 comentario:

ROGAMOS QUE LOS COMENTARIOS SE AJUSTEN AL TEMA TRATADO. En la pág. FAQ (ver pestaña "FAQ" en el menú superior), en el punto 6 encontrarás las normas y criterios de aplicación para la publicación de comentarios. Subrayamos especialmente: no se aceptan comentarios que supongan una expresión de machismo, misoginia, sexismo, homofobia, racismo o xenofobia, y tampoco comentarios que supongan una apología, directa o indirecta, del fascismo en cualquiera de sus variantes.
Para contactar con el blog por otras cuestiones, más abajo figura una dirección de e-mail en formato de imagen.