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martes, 5 de mayo de 2015

Una reflexión sobre alguna de las debilidades de IU. La indisciplina normativa.




¿Debilidades? Sí, pero...

Vaya por delante que titular una entrada del blog con la expresión "debilidades de IU", me genera dudas. Y no porque de lo que voy hablar no sea una debilidad, que lo es; sino porque a veces parece que nos pasamos la vida con autocríticas y críticas a lo propio, que nos encanta hurgar en las debilidades y exhibirlas públicamente hasta extremos insanos y autodestructivos. Forma parte de la cultura política de IU y destacados notables han contribuido a ello (por ejemplo, Julio Anguita), provocando un efecto de imitación en las bases militantes y simpatizantes. 

El mejor ejemplo de esta tendencia a exagerar los males internos, lo tenemos con lo que sucedió en las últimas elecciones europeas. IU pasó de los 2 dipùtados obtenidos en 2009 (un 3,7% de los votos) a conseguir 6 diputados (10% de los votos), a pesar de lo cual al día siguiente de las elecciones ya había muchos que exigían cabezas cortadas y responsabilidades por los "malos" resultados, abriéndose el pecho por lo "mal" que se habían hecho las cosas´; así fue, increíble pero cierto, y empezaron a hablar de la terrible crisis que azotaba a IU (tanto que al final consiguieron que la crisis interna fuese real).

Si existe una organización política a la que no se le puede acusar de esconder la crítica, desde luego es IU. Pero ocurre que tanta insistencia en criticar los aspectos negativos propios, acaba teniendo un doble efecto perverso:
  1. Amplifica la imagen negativa creada por el enemigo de IU. Izquierda Unida es la organización más castigada y perseguida por los medios (por mucho que lloren los podemitas, no tienen razón en sus lamentaciones). Los medios: A) o silencian todo cuanto se relaciona con IU, o B), cuando hablan de IU es para resaltar únicamente aspectos negativos. Y muchísimo más cuando se trata del PCE. Hasta tal punto sucede esto, que en ocasiones hasta tengo dudas de si es mejor que los medios hablen de IU o se estén callados.
  2. Tanto énfasis en las debilidades de IU, oculta sus no pocas fortalezas. Sin apoyo mediático (más bien lo contrario), las expectativas de voto de IU en verano de 2013 no eran demasiado inferiores a la suma de las expectativas que ahora tienen IU y Podemos, prueba de que tan mal no se estaban haciendo las cosas. Por otro lado, IU ha sobrevivido a verdaderos tsunamis internos y externos, lo que prueba una fortaleza muy superior a la que muchos le atribuyen. Por último, mantenerse durante tantos años como la única alternativa de izquierda real a nivel estatal, y, al mismo tiempo, conseguir la coexistencia interna de sensibilidades y perspectivas de izquierdas muy diferentes, eso está al alcance de pocas organizaciones en Europa. Así pues, claro que tenemos debilidades, pero también más fortalezas de las que nuestra tendencia a la autoflagelación nos impide ver. Y es que entre los autoflageladores y los flageladores internos (que a saber para quién trabajan), esto a veces parece un sin vivir. Súmese a ellos los flageladores "amigos" externos (no militantes), que desde una posición aparentemente amistosa en el fondo buscan destruir más que construir (ojo con ellos, que van con piel de cordero pero disparan a matar).   

La indisciplina normativa.

Centrándonos en el tema, sostengo que IU arrastra una debilidad que exige de medidas drásticas que subsanen la situación: la indisciplina normativa.

Cualquier agrupación humana para existir desarrolla un sistema normativo, al cual sus miembros se someten. Esto es una de las esencias de la sociedad humana. La vida social no es viable al margen de sistemas normativos. En la sociedad en la que vivimos, las organizaciones políticas se rigen por un conjunto de normas internas que todo el que milita está obligado a respetar. En el caso de IU, diferentes normas internas rigen la vida de la organización, siendo los Estatutos la norma suprema que tiene rango superior a cualquier otra. Por debajo están las disposiciones y dictámenes que, con carácter normativo, emanan de la Asamblea Federal (artículos 63 a 66), del  Consejo Político Federal (artículos 67 a 69), de la Comisión de Arbitraje y Garantías (artículos 79 a 84), etc.

La disciplina del militante respecto a este conjunto normativo, y más especialmente en el caso de responsables políticos, ha de ser visceralmente escrupolosa. La norma nos obliga a todos, tanto si nos favorece como si nos perjudica. Evidentemente, cualquier norma siempre va a estar sujeta a un cierto margen de interpretación (después de todo, esto es uno de los fundamentos del Derecho en cualquier sociedad: la interpretación de la norma). Por mucho que intentemos concretar y detallar una norma, siempre existirá un margen u otro de duda que exija de una interpretación de la disposición normativizada. Pero incluso en tales casos, normativamente se dispone quién, cómo y cuándo se debe fijar tal interpretación: no es algo que cada cual pueda realizar como le venga en gana, sino que IU estatuitariamente fija también esta cuestión.

A pesar de que estas cosas resultan de una lógica indiscutible, la existencia política de IU muestra una tendencia en aumento a la vulneración de sus normas internas, especialmente gravisima cuando se trata de los Estatutos de la organización. Sospecho que esto es un mal que va en aumento. No voy a mencionar casos concretos para no avivar una hoguera molesta (y si alguien nos manda un comentario le ruego que tampoco haga mención a casos concretos, para no aumentar polémicas poco deseables en estos momentos). Sin citar nombres, observo que esta grave indisciplina normativa no es reciente, sino que viene de atrás. Empezó siendo protagonizada por algunos dirigentes y personas con responsabilidades políticas, y se prefirió mirar hacia otra parte para no dañar la imagen de IU (tremendo error, porque da alas al infractor, dado que se envalentona al sentirse impune). Pero luego se ha ido extendiendo hacia las bases como un reguero de pólvora, algo que estamos viendo ahora con las elecciones municipales: asambleas y agrupaciones locales (por toda la geografía) que se saltan los estatutos y demás normas, dañando la imagen y el funcionamiento democrático de la organización. "Sí, los estatutos dicen esto, pero se puede hacer de esta otra forma", "lo importante es lo que decida la asamblea" (incluso si contradice los estatutos u otras normas): éstas y cosas parecidas las estamos oyendo y viendo.

Unos malos resultados no van a matar a IU. Pero esto de lo que estoy hablando, sí puede matar a la organización, porque supone dinamitar el eje que rige el normal funcionamiento de IU. Y no resulta casual que, quienes más se están caracterizando por violar las normas, estén bajo la sospecha de simpatizar con otra organización (algunos dicen que rival de IU; yo digo que enemiga).

Preocupante debilidad la que subrayo. Y enfatizo la gravedad a la que da lugar cuando son responsables políticos quienes incumplen los estatutos y demás normas.

Siendo urgente afrontar el problema, no creo que se pueda ni deba ser afrontado hasta que pasen las elecciones generales, Alguno se preguntará: si es tan necesario, ¿por qué demorar la aplicación de medidas? Muy sencillo, porque posiblemente entre las medidas que serían necesarias, podrían figurar expulsiones (en algunos casos, expulsiones sonadas); lo cual es algo que IU no puede permitirse en plena batalla electoral, que durará hasta la celebración de las elecciones generales.


Mejorar la cultura política de IU

El concepto de cultura política, aplicada a las organizaciones, es mucho más que el corpus ideológico, los objetivos a corto, medio y largo plazo, la identidad política, el bagaje de conocimientos de sus miembros y los marcos teóricos desde los que se aborda la realidad... Es mucho más que todo esto. Implica también una forma de ser y estar dentro de la organización y fuera de la misma, una ética, un sistema de valores, un conjunto de actitudes, etc. En este sentido, más importante que los resultados que podamos sacar mañana o pasado (algo coyuntural y volátil), necesitamos profundizar y desarrollar una cultura política acorde con la naturaleza anticapitalista de IU (lo cual sí es algo estructural y permanente). Pero la cultura política de IU deja mucho que desear. No debemos engañarnos ni refugiarnos en consuelos del tipo "a pesar de todo, somos mejores que los demás". Sin duda es así, pero esto no nos vale. Muchos de los problemas que estamos viendo dentro de la organización, apuntan a unos niveles de mezquindad y de falta de honestidad que no pueden tener cabida en Izquierda Unida, en una organización que aspira a construir un hombre nuevo, una mujer nueva. Malamente construiremos algo algún día si no somos capaces de actuar de manera ejemplar ahora.

Obvio que dentro de esta cultura política necesaria está la cuestión señalada: el escrupuloso respeto por los estatutos y demás normas. Como también es obvio que los primeros que tienen que comenzar a dar ejemplo y los primeros en aportar a esa mejora de nuestra cultura política, son los que tienen responsabilidades. No es de recibo que el coordinador de IU diga una cosa, y días después salga un conocido representante político de la formación contradiciéndolo, o que este último (cuyo nombre prefiero no mencionar aunque no es el único) cada dos por tres se inmiscuya en asuntos internos de algunas federaciones (a las que es ajeno) tomando partido en sus disputas. O que haya quien, siendo responsable de IU en alguna comunidad, haga lo mismo, entrometiéndose en asuntos de otras federaciones. O que algunos responsables se dediquen a marcar posición política en medios y redes sociales, en lugar de hacerlo en los órganos pertinentes. 

Todas estas cosas tienen que ver con la cultura política de una organización. A IU le queda mucho por mejorar en este aspecto. Pero en todo ello hay una cuestión urgente: establecer la disciplina normativa. O lo hacemos, o será el caos y el fin. Saltarse los estatutos y las normas no puede ser un acto impune. Y si tienen que rodar cabezas, que rueden, por muy importantes que sean.

En política (en general, en la vida social), cuando se toman decisiones siguiendo los procedimientos establecidos, y uno no está de acuerdo porque defiende una idea distinta, debe ser el primero en apoyar la decisión tomada, aunque no sea de su agrado: eso es el tipo de cultura política que necesitamos. Lo contrario supone una falta de ética. Si acaso alguien alega que su conciencia le impide respaldar la decisión tomada siguiendo los procedimientos normativos, entonces lo que debe hacer es marcharse y abandonar IU, pero jamás dedicarse a negar el apoyo o, incluso, a boicotearlo (como está sucediendo en bastantes sitios).

El cumplimiento de las normas o el caos. Y me temo que, para subsanar esto, habrá que empezar por arriba.

@VigneVT








De interés:

3 comentarios:

  1. Desde luego que falta cultura política en IU, pero no solamente a nivel de meros militantes, sino a nivel de coordinadores de asambleas.
    No es normal que cuando en una asamblea, local o de una provincia, se produzca una cierta tensión por alguna decisión a tomar, la parte perdedora vaya al día siguiente a contar a sus "amigos periodistas", que muchas veces están esperando carnaza de IU, que se habían hecho trampas, cuando lo que se había hecho es cumplir las normas.
    Y cuando por motivos graves que contravienen muy claramente, sin ninguna duda, las normas de IU se produce una suspensión cautelar de algún miembro de IU, a veces veterano y significado, y se pasa su caso a la Comisión de Garantías, en la prensa sale que el coordinador provincial actúa con métodos estalinistas.
    Un coordinador de una asamblea local, o de algún nivel superior, incluso el coordinador federal, no tiene un poder superior a otr@ de los afiliad@s de IU, es un voto más, no decide él solo nada. Y además tiene el trabajo de coordinar el órgano al que pertenece y enlazar con el órgano superior transmitiendo las resoluciones acordadas en los dos sentidos.
    IU es una organización muy horizontal, con todas sus virtudes y todos sus defectos. Pero eso hace que sea posiblemente la organización política más democrática que existe en el país. Naturalmrente si esta democracia interna se utiliza mal por los afiliados puede resultar catastrófico para la organizació, y yo diría que para el pueblo español (aquí considero a los que no tienen intereses capitales).

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  2. Si para "saber leer la situación actual" -como dicen algunos de nuestros compañeros refiriéndose a los nuevos partidos que están obteniendo tan excelentes resultados-, nos vale incluso como estrategia arrimarnos a opciones que llegan a contradecir nuestros principios más básicos, pongo por ejemplo negar la lucha de clases, yo me pregunto ¿por qué no es igualmente válido y estratégico aprender también de ellos que jamás reconocen ningún error en público (ni en la Sexta, si me permiten la broma) ni hacen ninguna crítica de sus propios compañeros aunque hayan cometido errores graves?
    ¿Por qué nosotros tenemos que andar penando como almas en el purgatorio por lo que nuestras federaciones hicieron en alguna comunidad o no hicieron en otra o se abstuvieron de hacer en aquella otra?
    ¿Y por qué puede uno abrir la prensa y leer sin problema a diario cinco o seis artículos diferentes sobre IU hechos por simpatizantes e incluso militantes que son siempre negativos? ¿Hay una veda abierta de pim-pam-pum contra IU y se consigue algo sumándose a ella y no nos hemos enterado?
    ¿Es válida la estrategia resultadista atrapa-votos sólo para los demás partidos y nosotros nos vemos obligados a salir a jugar con un reglamento mucho más duro y en desventaja siempre?

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  3. Yo creo que debería haber primarias entre los afiliados y los Estatutos debem cumplirse siempre.

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