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jueves, 10 de diciembre de 2015

Contra la izquierda. La izquierda bajo sospecha.


Autor y obra: Gilbert Garcin  (www.gilbert-garcin.com), Le Moulin de l'oubli (1999)


“Nos hemos quedado solos en el campo de la socialdemocracia”, sostuvo el secretario general de Podemos, que acusó al PSOE de haber “abandonado” ese espacio y se mostró “orgulloso” de presentar unas líneas programáticas “que ocupan el espacio que casi todos han abandonado: el del sentido común”.

Nada sorprende en las palabras de Pablo Iglesias. Quien no lo haya visto desde el minuto 0 de Podemos, es que estaba ciego. Sorprende más que desde IU, en lugar de seguir profundizando hacia el anti-capialismo, haya sectores que den un paso atrás y vean con buenos ojos la confluencia con Podemos (Galicia, En Marea; Catalunya, En Comú Podem). Converger con un partido otanista socialdemócrata (o más socioliberal que socialdemócrata incluso), que considera que no existe alternativa al libre mercado (Pablo Iglesias dixit), parece que carece de importancia para esos sectores de IU que justifican el entendimiento con Podemos en base a conseguir un par de poltronas para sus incombustibles líderes. Lo que es peor, posiblemente después de las elecciones se plantee la fusión (o absorción) entre IU y Podemos, al menos eso tienen en la cabeza los más podemitas de IU.

Lo que sucede no es diferente al sueño que tenía Carrillo de alcanzar una supuesta unidad de la "izquierda" con el PSOE. El PCE pagó carísimo semejante delirio de su líder. Parecida situación se vive ahora, esta vez con IU y Podemos. Hay todo un sector de militantes y líderes de IU que justifican la unidad de acción con Podemos, como vemos en Galicia y Catalunya; quizás en breve justificarán la unidad orgánica a nivel estatal. Les pregunto a ellos: ¿por qué no también con el PSOE? No entiendo que esos sectores digan sí a una formación socialdemócrata/socioliberal y digan no a otra. ¿O es que los intereses personales y deseos de poltronas pesan tanto? Si se trata de eso último, os aseguro que antes o después acabarán en el PSOE.

Pero lo cierto es que todos estos problemas apenas apuntan a uno mayor: la enfermedad política de la izquierda en general. Incapaz de asumir el fracaso del reformismo y de buscar soluciones a dicho fracaso, e incapaz de contener la inercia hacia coordenadas socialdemócratas/socioliberales, la izquierda parece ser como un zombie que baila dando saltitos cada vez que hay elecciones, y vaga arrastrándose por el páramo del olvido el resto del tiempo.


La izquierda bajo sospecha

Que la oposición socialismo contra capitalismo se vaya apagando cada vez más en el seno del discurso de la izquierda, me provoca un profundo pesimismo. Hasta parece que provoca alergia hablar de "capitalismo" y no digamos ya decir en voz alta: somos socialistas, comunistas, y luchamos por una sociedad socialista. Quizás haya llegado el momento de que sometamos a la izquierda a un juicio sumario

No hace mucho publicaba en este blog la traducción del artículo del griego Antonis, "¿Qué es "la Izquierda"? Diez observaciones". Es cierto que se le pueden objetar algunas cosas al argumentario y que quizás sería necesario introducir matices. Pero el hilo conductor del artículo me parece de vital importancia, ya que coloca muchos puntos sobre las íes y permite comprender el páramo político en el que vive el anticapitalismo. Reproduzco las ideas más importantes y sugiero una lectura atenta:
  • Económicamente hablando, "la Izquierda" significa la reivindicación de "una distribución más justa de la riqueza", o del "producto social"Nunca significa lucha para cambiar el modo de producción, nunca el cambio de las relaciones de producción, nunca la socialización de los medios de producción. Ya en 1875, Karl Marx mostraba en su Crítica al Programa de Gotha, cuan contradictorio es el propio concepto de una "justa distribución" de la riqueza dentro del capitalismo. El cultivo de la ilusión de que las propuestas de "la Izquierda" eran algo más que esta vaga reivindicación de una "distribución más justa" fue consecuencia de la coexistencia forzosa de socialdemócratas y comunistas (...). Esta coexistencia fue utilizada para promover confusión y generar placebos agradables para un movimiento desarmado y derrotado.
  • Ya que la suprema reivindicación de "la Izquierda" es "una distribución más justa" de la riqueza capitalista acumulada, la "Izquierda", por definición está del lado de la Reforma contra la Revolución
  • Puesto que la crisis financiera del capitalismo reduce extremadamente los márgenes para satisfacer la demanda de la "distribución más justa", "la Izquierda" no puede tener contenido económico diferente al de los partidos burgueses en tales períodos. Solo puede adquirir tal contenido en períodos de desarrollo económico de las tasas de acumulación capitalista, siempre bajo la condición previa de haber tenido la perspicacia de desarrollar medios de ejercer presión, de tal modo que pueda presentarse como una "proveedora" para la clase trabajadora y como una "negociadora" en interés de ésta. Pero la desaparición del socialismo real ha puesto en evidencia que tales medios no existen, tanto durante las crisis financieras como durante los períodos de desarrollo capitalista. Consecuentemente, no se puede esperar que "la Izquierda" llegue a formular en sus programas un contenido económico que la diferencie de cualquier formación política burguesa en el futuro próximo.
  • La primera esfera fundamental dentro de la que "la Izquierda" obtuvo un contenido fue la estética, en todas sus formas. Por esta razón, hoy es más facil localizar "la Izquierda" en el cine, poesía, plástica, retórica,.. que en un programa económico que sea diferente de la generalidad de los programas económicos burgueses. Después del decenio de 1960, "la Izquierda" se tornó predominantemente una categoría estética, una propuesta para una estética.
  • La segunda esfera fundamental en la cual "la Izquierda" obtuvo un contenido, durante el mismo período y mientras estaba siendo diseminada en el terreno de la estética, fueron los "derechos sociales" concebidos como derechos individuales basados en la "diferencia". Estos, inevitablemente, son derechos que presuponen una norma que simultaneamente cuestionan. Todos los movimientos sociales de "la Izquierda" creados desde el decenio de 1950 están determinados por esta contradicción, entre el no-cuestionamiento de la existencia de una norma -la aceptación del modo de producción capitalista- y su cuestionamiento a nivel ideológico y retórico, entre el rechazo de la normatividad como tal y el esfuerzo por hacerla mas "inclusiva" de lo que lo fuera en el pasado.
  • En períodos de recesión, las victorias de los "nuevos movimientos sociales" no solo desaparecen sino que se revelan como espejismos. Como no es posible desviación alguna de las necesidades de acumulación capitalista, los "derechos sociales" o son vaciados de sustancia, o son absolutamente "seguros" para el sistema social, aún en períodos de represión social. Este es el momento en que el matrimonio "gay" puede ser percibido como una revindicación mucho menos radical que el derecho a una vivienda o a cuidados médicos porque estos últimos tienen un coste para el capital mientras que aquél solo exige un "ajuste ideológico" en el estado burgués.
  • "La Izquierda" es el aspecto social y orgánico de "La Gran Ilusión" de un importante sector de los estratos medios y bajos. Estos estratos extrajeron conclusiones erradas en cuanto a la naturaleza del sistema capitalista al limitar sus observaciones al período en el cual los ritmos de desarrollo económico y la presión hecha posible por el socialismo real permitió que la revindicación de una "distribución más justa del producto social" tuviera algunas limitadas consecuencias prácticas para la calidad de la vida cotidiana en las sociedades occidentales. Hoy la única utilidad de "la Izquierda" es fomentar la confusión respecto a la naturaleza real de una categoría que históricamente es mucho más importante y sustantiva -la Socialdemocracia- y apoyarla en la reproducción de las élites intelectuales y tecnocráticas que la utilizan para ganar legitimidad popular, llevándola por tanto a su, cada vez mayor, deslegitimación a los ojos de los estratos populares, con todas las graves consecuencias políticas que esto puede tener para la conversión de éstas a la Reacción. (...) El único propósito de tal debate es la perpetuación de la parálisis política y de la impotencia de los estratos sociales mas bajos.

*   *   *

Sin duda merece la pena reflexionar sobre este texto del griego Antonis.

Si eres de los que piensan que el 20D va a cambiar algo, más allá del maquillaje, sugiero que te vayas mentalizando para una profunda decepción. Quizás debieras plantearte qué es el capitalismo y empezar a comprender que la única alternativa es el Socialismo.

Me vienen a la cabeza unas palabras de Margaret Thatcher, tras perder las elecciones del 97 (citadas por Javier Gallego en su artículo "Cambio o cambiazo"):

“No importa, ya hemos ganado, la oposición es como nosotros” 

Eso mismo pensaría sin duda Juan Rosell, presidente de la patronal, cuando afirmó refiriéndose a los 4 partidos que encabezan las encuestas (PP. PSOE, C's y Podemos), en una especie de bipartidismo al cuadrado:
"Lo importante es que veo que ningún partido, ni Podemos, destrozaría ya la política económica actual".
 Me temo que el 20D será como el cuento del gallego que viajaba en tren (si no lo conoces, pincha en el enlace).


[Aclaración: esta entrada es parte de otra más amplia anteriormente publicada]

Referencias

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