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viernes, 5 de febrero de 2016

El Pacto PSOE-IU en las elecciones generales de 2000.


Mañana 7 de febrero se cumplen 16 años del pacto pre-electoral PSOE-IU en el año 2000, firmado por los líderes de una y otra formación política (Almunia y Frutos). 

El caso es que recientemente alguien me preguntó por el pacto de Frutos con Almunia en el año 2000. Me di cuenta que ya había muchos detalles que tan siquiera recordaba, que la mayoría de la gente posiblemente haya olvidado lo que sucedió y que, entre quienes lo recuerdan, es posible que apenas haya quedado una recuerdo telegráfico. Por este motivo me ha parecido interesante reproducir un paper (un texto académico elaborado específicamente para ser discutido en un seminario o evento académico similar) firmado por Ana Sánchez-Sierra, del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, presentado hace ya bastante tiempo, en 2005. El artículo de Ana Sánchez-Sierra es muy extenso (25 páginas), así que he extraído las partes más importantes. Para el que quiera leer el texto completo, incluyendo las notas que no figuran aquí, puede descargarlo en pdf pulsando en este link.

Añadido 28-2-2015
Hemos añadido al final un comentario que nos hizo llegar Paco Frutos, al hilo de una entrada diferente del blog. Recomendamos su lectura. 


Referencia documental:
Ana Sánchez-Sierra: "El Pacto PSOE-IU en las elecciones generales de 2000: estrategia electoral, proceso negociador y efectos", Estudio/Working Paper 44/2005, Departamento de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid).
Negrita e imágenes son añadidos nuestros.

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Carteles electorales de IU y del PSOE, en las elecciones que tuvieron ligar el 12 de marzo de 2000


El Pacto PSOE-IU en las elecciones generales de 2000: estrategia electoral, proceso negociador y efectos.
Ana Sánchez-Sierra
[Fragmentos seleccionados del artículo]

Este artículo se centra en el estudio del pacto firmado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la coalición Izquierda Unida (IU) en los inicios de la campaña electoral de las elecciones generales de marzo de 2000. La unidad de acción de la izquierda plural abrió un escenario inédito en elecciones generales y emergió como una novedad sustancial dentro de la oferta de competición partidista. Análisis posteriores tildaron de “desesperada” la campaña electoral socialista y a la luz de los resultados consideraban concluido el pacto (1).

La clave estratégica de la campaña del 2000 del PSOE fue la participación (Varela, 2004:183). El pacto PSOE-IU se lanzó como un acicate movilizador del voto de izquierdas. Los resultados mostraron que un millón de votos de antiguos votantes socialistas y ochocientos mil de Izquierda Unida fueron a parar a la abstención. En total se estima que los firmantes del pacto perdieron 3 millones de votos (Varela, 2004:190). Las primeras impresiones de las encuestas mostraban que el electorado no se entusiasmaba con la idea y que el impacto del pacto era nulo (Wert, 2000:26).

El pacto PSOE e IU constó de tres compromisos. En primer lugar, un acuerdo programático de mínimos, es decir, con diferentes compromisos políticos y principios inspiradores de políticas públicas (en total 59). Pero ninguno de los partidos firmantes se veía obligado a renunciar a la defensa íntegra de su programa, ni antes ni después de las elecciones. En segundo lugar, un pacto de investidura por el que IU se comprometía a apoyar al candidato socialista a la presidencia si éste aceptaba los puntos negociados del acuerdo programático. Y por último, una alianza electoral en las candidaturas al Senado por el que se coordinaban electoralmente en un total de 27 circunscripciones (2).

Las campañas electorales de ambos partidos fueron independientes y no existió una ligazón de las actividades y mensajes que hubiera servido para propagar los efectos del acuerdo (García, 2004:166). Hubo únicamente dos actos conjuntos de presentación del pacto, junto con el apoyo de intelectuales y artistas y un apretón de manos de sus líderes Joaquín Almunia y Francisco Frutos poco antes del cierre de sus respectivas campañas electorales.

El acuerdo PSOE-IU fue un acontecimiento clave de campaña. A diferencia del acuerdo de la izquierda francesa (3), que se pretendía emular, el acuerdo español fue primero anunciado y luego negociado. El pacto PSOE-IU fue un fenómeno no ajeno a una estrategia de campaña que apostó por reactivar el voto ideológico. El anuncio o no al electorado por parte de los líderes de sus intenciones de gobernar juntos responde a una decisión política de campaña, cuya intención es maximizar los réditos electorales. La campaña electoral de 2000 se polarizó en dos escenariosla valoración de la acción de gobierno del Partido Popular (PP) y la apelación a la ideología de los electores (González y Garrido, 2000). En términos de ubicación ideológica el conjunto del electorado se situaba más próximo al PSOE que al PP, pero a la hora de evaluar la actuación del PP, ese mismo electorado valoraba positivamente la gestión política del PP (González, 2002).

El principal propósito de este trabajo es presentar el acuerdo PSOE-IU como parte de la campaña electoral de PSOE e IU y analizar la relación entre la opinión de los electores sobre el pacto y su comportamiento electoral. El artículo se estructura en tres partes. En primer lugar, un análisis descriptivo de la estrategia y proceso negociador de los protagonistas del acuerdo. En segundo lugar, un estudio de las opiniones y actitudes del electorado en torno a dicho pacto y, en tercer lugar, el análisis de sus posibles efectos en el electorado utilizando un modelo de regresión logística multinomial. Para ello, se utiliza la encuesta panel del Centro de Investigaciones Sociológicas (estudios 2.382-2.383 CIS), para finalizar recogiendo las conclusiones más destacadas. 

I. Estrategia electoral y proceso negociador

El acuerdo entre PSOE e IU de 2000 fue un pacto pre-electoral, no una coalición electoral stricto sensu (4). Fue un proceso mediante el cual el PSOE e IU, o más concretamente sus candidatos respectivos, Joaquín Almunia y Francisco Frutos (5), coordinaron sus acciones con el objetivo de conseguir mejores resultados electorales.  Como es sabido, la coordinación electoral se refiere a una variedad de procesos por los cuales políticos y votantes coordinan sus acciones con el objetivo de conseguir más escaños o carteras ministeriales (Cox, 2000:49). La coordinación electoral se caracterizaría tanto por la posibilidad de éxito como de fracaso, y apunta, también, a la mezcla de intereses comunes y opuestos (Cox, 1997:4). (...)

(...)

1. Objetivos estratégicos.

El objetivo principal del PSOE durante el proceso negociador del pacto fue la búsqueda de efectividad, es decir, el aumento de sus posibilidades electorales. Pretendía reducir la distancia que las encuestas reflejaban con respecto al Partido Popular (PP) mediante un pacto que movilizara el voto de los electores de izquierdas (ya que las encuestas traslucían un voto proclive al PP entre los votantes más centristas) (6) y, a la vez, aprovecharse del anunciado hundimiento que las encuestas señalaban para IU apelando a una estrategia de voto útil, aunque en esta ocasión fuera de una forma un tanto soterrada. Es decir, el Partido Socialista buscó maximizar el número de escaños de PSOE e IU en conjunto y a la vez obtener el mayor número de votos de antiguos votantes de Izquierda Unida.

Izquierda Unida se encontraba en una encrucijada. Por un lado, las expectativas electorales eran muy malas y, por otro, el improvisado candidato de la coalición, Frutos, era un desconocido para los votantes. En la encuesta pre-electoral del CIS, la frecuencia más alta en la pregunta sobre la valoración de Frutos, en torno al 20 por ciento, es para la categoría de los que declaraban “no conocer” al candidato de la coalición, seguida de los que manifestaban “no saber”. El objetivo principal de IU, al igual que el del PSOE, fue el aumento de sus posibilidades electorales, pero dando prioridad a la negociación de un programa de gobierno. Pretendía neutralizar el voto útil defendiendo su presencia en todas las circunscripciones y presentando el acuerdo alcanzado como una necesidad para llevar a cabo políticas de izquierdas. El eslogan de la campaña electoral de la coalición IU apelaba a esta idea: “Somos necesarios. La negociación y la firma del acuerdo proporcionó un plus de visibilidad público-mediática a la coalición IU y a su repentino candidato a la presidencia. (...)

(...)

3. El Pacto PSOE-IU

El 30 de enero las partes emitieron comunicado conjunto en prensa en el que anunciaban el acuerdo en base a un programa de mínimos y su intención de buscar nuevas fórmulas para las candidaturas del Congreso. En ese momento la oferta del Partido Socialista dejó de ser global, es decir, era posible llegar a un acuerdo sin consensuar la retirada de candidaturas. El encargado de redactar los puntos del acuerdo alcanzado fue Juan Manuel Eguiagaray (14). El documento manifiesta que PSOE e IU habían alcanzado un acuerdo en el que se incluía un compromiso de apoyo a la investidura como presidente de gobierno a favor del candidato socialista basado en el programa de gobierno y que ambas organizaciones políticas tratarían de lograr un acuerdo electoral para asegurar la eficacia parlamentaria de los votos ciudadanos (15). Finalmente, se descartó cualquier planteamiento de retirada o listas conjuntas en el Congreso (única cámara que participa en la investidura del presidente del Gobierno).

Aparentemente, el logro de un acuerdo programático sin retirada de candidaturas fue un éxito negociador de la coalición IU. Esta afirmación debe ser matizada si comparamos las proposiciones del acuerdo de gobierno con los respectivos programas electorales de PSOE e IU para las elecciones de marzo de 2000. Dicha comparación revela que sólo en 2 de los 59 puntos del acuerdo programático IU desplazó de forma sustancial la postura de partida del PSOE (16). El acuerdo de gobierno al que llegaron superó los dos principales escollos a los que se enfrentaban: el tema europeo (Pacto de estabilidad) y el tema OTAN (acuerdos en materia de seguridad y defensa). El texto recoge la participación activa en la construcción de la Europa social y política y el mantenimiento de los compromisos internacionales en materia de seguridad y defensa. No obstante, en el preámbulo del acuerdo se señala que hay diferencias entre los firmantes que son convicciones entre otros casos, en lo que atañe a nuestras posiciones sobre la OTAN o el distinto significado atribuido al Pacto de Estabilidad. Pero estas diferencias no impiden, sin embargo, que podamos coincidir, en torno a un Programa de Gobierno” (17).

Como se señaló anteriormente el pacto PSOE-IU estuvo compuesto de tres compromisos: programático, de investidura y para las candidaturas al Senado. La alianza electoral en el Senado a la que llegaron PSOE e IU en 27 circunscripciones consistió en adoptar una estrategia común de infranominación (18) por la que se pretendía conseguir en el Senado una mayoría de representantes de izquierdas por medio de la concentración del voto en tres candidatos (dos de PSOE y uno de IU).

Dicha coordinación estratégica, que no fue posible en el Congreso, se halló con una mayor facilidad en el Senado dada su calidad de cámara de segunda lectura y las coincidencias en la necesidad de su reforma.

El esfuerzo realizado por ambas formaciones para lograr esta alianza electoral solo podría, electoralmente, justificarse bajo una perspectiva de completa movilización del potencial electorado progresista. Es decir, tomando como base los resultados electorales de ambas formaciones en las pasadas elecciones generales de 1996 y partiendo del supuesto de que quienes votaron en 1996 a ambas formaciones lo hicieran de nuevo en el 2000, votando a los tres senadores propuestos en el acuerdo, tan sólo hubieran conseguido los tres senadores pretendidos en 8 de las 27 circunscripciones y 2 senadores en tan sólo una circunscripción. (Sánchez-Sierra, 2002:54). 

El análisis de los resultados obtenidos en las elecciones muestra que en ninguna de las circunscripciones del acuerdo se consiguió, ni tan siguiera, un escaño más, e incluso en la circunscripción de Ibiza-Formentera la coalición de izquierdas PACTE perdió el escaño que poseía su predecesor EFS. La pretendida movilización del electorado de izquierdas no sucedió, y la participación en el Senado en las circunscripciones del acuerdo fue cinco puntos menor (19). El PSOE obtuvo una disminución de catorce puntos porcentuales en el número de votos para el Congreso en las circunscripciones del pacto electoral, mientras que IU sufrió un descenso aún mayor, de cincuenta puntos porcentuales. Esta tendencia no se repitió en el Senado. Aunque tradicionalmente el número de votos que obtienen PSOE e IU en las elecciones al Senado suele ser menor que los logrados en la elecciones Congreso (en torno al 5 por ciento para el PSOE y al 15 por ciento para IU), sin embargo, en los comicios de 2000 esto no ocurrió así en las circunscripciones en las que se aplicó el acuerdo. En su lugar, a pesar de que, como ya hemos visto, ambos partidos redujeron sus votos para el Congreso, en el Senado el número de votos a los dos candidatos de PSOE aumentó en un 6 por ciento para el primer candidato socialista y en 2 por ciento para el segundo. Los votos obtenidos por el candidato de IU fueron más de seis veces los conseguidos en 1996, como se detalla en la tabla 3. De todo ello no se resuelve que todos los que votaron a los dos candidatos socialistas hicieran lo propio con el candidato de IU, y viceversa. Antes de pasar a analizar quiénes “fallaron” más a la hora de votar conjuntamente, cabe preguntarse si el acuerdo PSOE-IU habría sido efectivo en el supuesto de que todos los votantes de PSOE hubieran votado a IU y viceversa. De su análisis20 se observa que sólo en la circunscripción de Asturias se habría conseguido un aumento de los escaños obtenidos, llegando hasta tres el número de escaños logrados. En el resto de circunscripciones, los pobres resultados de PSOE e IU por separado dinamitaron cualquier esperanza de éxito en los resultados del Senado.

Teniendo en cuenta que la causa fundamental del fracaso la que el acuerdo electoral en el Senado no fue debido a quienes no votaron por el partido aliado sino que radicó mas bien en quienes no votaron en absoluto por ninguno de los dos partidos, el análisis del voto a dichas formaciones puede arrojar cierta luz en el comportamiento electoral de los votantes de PSOE e IU, aunque su importancia en la efectividad electoral del pacto queda muy disminuida. Haciendo uso del modelo utilizado para el análisis (21) cabe observar en todas las circunscripciones del acuerdo unos rasgos generalizados. Según el mismo, el porcentaje de aquéllos que votaron a los dos candidatos socialistas (a los que denominaremos votantes socialistas) y además votaron al candidato de IU fue del 80 por ciento como media con una razonable desviación típica entre circunscripciones del 4. por ciento. (SánchezSierra, 2002: 61). Del mismo modo, el porcentaje de electores que habiendo votado a IU en el Congreso y al candidato de IU para el Senado y que apoyaron a los dos candidatos socialistas en las elecciones generales de 2000 fue del 61 por ciento como media, con una desviación típica bastante alta, del 17%. Esta alta variabilidad entre circunscripciones pude ser debida a las hipótesis asumidas (Sánchez-Sierra, 2002: 58).

Otro dato que puede extraerse del análisis es la estimación aproximada de la proporción de los votos al PSOE recibidos de votantes de IU y viceversa. La media de votos obtenidos por el PSOE de electores que votaron a IU en el Congreso y Senado fue del 8 por ciento, mientras que para IU el porcentaje fue mucho mayor llegando a un 84 por ciento de media. (Sánchez-Sierra, 2002: 63). No resulta desatinado suponer que casi la totalidad de estos votos no habrían ido a para al otro partido de no haberse producido el acuerdo. (...)

(...)

IV. Conclusiones

El pacto PSOE-IU no ambicionó ser una coalición electoral. Podemos hablar del pacto como un acuerdo pre-electoral de carácter estratégico, y no como una coalición electoral en sentido estricto, es decir, con una comunicación expresa a la Junta Electoral competente, cumpliendo los requisitos y plazos dispuestos en la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG). El pacto PSOE-IU constó de tres acuerdos. Uno de índole programática, otro de compromiso de apoyo de la investidura del candidato socialista y un último por el que se coordinaban electoralmente en las candidaturas al Senado.

En conjunto, la posibilidad de un gobierno de la izquierda plural fue acogida positivamente por el electorado: cuanto más ubicado a la izquierda se posicionara el encuestado, más probabilidad tenía de estar a favor del Pacto. Pero también hay que destacar el elevado porcentaje de individuos que no tenían formada una opinión al respecto y a los que no ayudó el desarrollo posterior del acuerdo durante la campaña. El análisis estadístico revela, para el caso del PSOE, que su probabilidad de voto aumentaría en un 13 por ciento si el individuo tuviese una opinión positiva del pacto.

La conclusión más destacada del modelo analizado es la exigua motivación que el pacto tuvo entre los abstencionistas, es decir, la probabilidad de abstenerse se vio influida por la valoración del acuerdo PSOE-IU, la magnitud fue un tanto exigua (una valoración positiva del acuerdo disminuiría la probabilidad de abstenerse en un 5 por ciento). El pacto PSOE-IU, aunque intervino en las probabilidades de voto, en mayor o menor grado dependiendo del partido político, de las elecciones generales de marzo de 2000, no funcionó como un verdadero acicate movilizador del voto de izquierdas
Ana Sánchez-Sierra


Nota añadida el 28-2-2015
Sobre aquel Pacto del 2000, sugiero leer el comentario que Frutos nos envió en otra entrada del blog, y que considero pertinente añadir a esta otra entrada con posterioridad a su publicación. Nos aporta una perspectiva muy a tener en cuenta, ya que es la de unos de los protagonistas de aquel acuerdo:
Cuando se escribe un artículo tan serio, riguroso y completo como el actual, en sus tres partes, se deben poner todos los datos que expliquen la situación. IU perdió ya los casi un millón 400 mi votos en las elecciones municipales, autonómicas y europeas de junio de 1999, siendo Coordinador General de IU, Julio Anguita y de Andalucía J Carlos Rejón. En diciembre de 1999, cuando J. Anguita tuvo un nuevo infarto y yo asumí, sin haberlo pretendido, sustituirlo, todos los sondeos, según me dijeron más tarde, no llegaban al 4% de votos para el Congreso. Casi igual que el % del 20 D. Finalmente fue el 5,45%, 8 diputados/as y Grupo parlamentario, sin ICV, la única vez que no se fue con esta organización por profundos desacuerdos políticos. Con ICV hubiera sido algo más del 6% y 10 diputados/as. El problema de fondo debe empezar a analizarse en la errática y errónea política de alianzas, que hacen que después de dar el célebre "sorpasso" al PSOE en Málaga, en 1995, se entrega la alcaldía al PP, que todavía la tiene. Lo mismo en Córdoba, Alcalá, si no recuerdo mal, y otras, más la Presidencia de Asturias. En los años siguientes vino el definitivo enfrentamiento en IU, con la salida de Almeida, Garrido, Palero....El pacto con el PSOE y Almunia, después de reiterar IU y yo mismo,que si querían algo, sólo a través de un acuerdo de programa era posible. Cuando IU ya había cerrado una alternativa en este sentido, en la última negociación durante toda una noche entre las comisiones del PSOE, presidida por Rubalcaba, y de IU, compuesta por Victor Ríos, Juan Fco. Martín Seco y Alonso Puerta, se llegó al acuerdo de 11 puntos, que fue aprobado en los días siguientes por el Consejo Político Federal de IU. A pesar de no haber ninguna propuesta de gobierno ni de reparto de ministerios ni sillones, con decir IU que si el PSOE tenía suficientes votos, contando con los de IU, para gobernar, IU se los daría para derrotar al PP e intentar abrir una nueva etapa. No tenía que haberse producido ninguna firma solemne. A pesar de todo ello, visto lo visto a fondo aquel acuerdo no hizo perder votos a IU, sino recuperar unos cuantos. Otra cosa y otro análisis es ver porqué tanto IU como el PCE están en esta deriva actual. Hoy no me apetece profundizar algunas de las cosas que ya he dicho.(Comentario publicado en "El naufragio de IU/PCE", 28-2-15)


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Artículo completo: pulsa en este link.


Nota sobre Paco Frutos

A pesar de que es evidente que considero un error aquel pacto y que creo que se puede criticar a Frutos por ello, me gustaría aclarar un par de cosas.

En primer lugar, mi respeto absoluto y reconocimiento por su trayectoria de lucha política y sindical durante la dictadura; nada y nadie puede ni debe empañar eso. Paco Frutos fue de los que hicieron grande al PSUC y al PCE en un tiempo en los que había que echarle mucho coraje a la vida.

En segundo lugar, no me considero en condiciones de poder hacer una valoración de conjunto de lo que fue la trayectoria política de Paco Frutos en los 80, 90 y primeros años de este siglo, ya que carezco de información. Quizás esto le corresponda a militantes más veteranos, que sí tienen más conocimiento que yo sobre la historia interna de IU y del PCE. 

Por último decir que Paco Frutos escribe desde el año 2009 un blog que además recomiendo: franciscofrutos.blogspot.com.es En los últimos dos o tres últimos años, he podido leer artículos suyos en su bitácora personal, y por lo general suelo estar bastante de acuerdo con muchas de las cosas que escribe. Al menos actualmente, me parece una voz crítica que merece la pena escuchar. Entiendo que todos tenemos filias y fobias, pero a veces la atención al mensajero hace que no prestemos atención al mensaje. Me quedo con el "mensaje" que Frutos transmite en su blog y dejo a otros, más capacitados que yo, la valoración política personal sobre el veterano militante catalán. 


6 comentarios:

  1. Hubo un aspecto que creo que fue importante para los afiliados y simpatizantes de IU. El acuerdo entre IU y PSOE fue pactado por las cúpulas. A las bases de IU se les dio hecho.
    Es verdad que en IU había una crisis de liderazgo por la sustitución de Julio Anguita. El liderazgo de Frutos no estaba tan claro. Pero eso no justifica el cómo y el qué se pactó.
    También estaban los problemas del PSOE. En primarias había sido elegido Borrell contra el candidato oficial Almunia, pero desde dentro del PSOE se le hizo la vida imposible a Borrell hasta que se vio obligado a dimitir y su sustituto fue el candidato oficial, Almunia.

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  2. Buenos días. Se me ocurren unas cuantas citas de los clásicos que bastarían para rechazar los apoyos a la socialdemocracia. Pero las dejo para comentaristas más capacitados que yo y para centrarme en el tema tratado.
    Si suponemos como válida la participación en ese tipo de pactos -esto es, aceptamos el juego dentro de las normas y los organismos burgueses-, incluso en este supuesto, considero que sería muy negativo para IU y, lo que es mucho peor, para la clase trabajadora.
    Enumero algunos argumentos en contra de estas estrategias:
    - el mensaje que se transmite hacia las personas interesadas en los movimientos sociales y ajenas a IU es de confusión, por el desorden que suponen las diferentes posiciones en las federaciones (algunas de las cuales ya se consideran parte de Podemos, Cataluña, Galicia, o lo son en efecto, Madrid; el pacto Andaluz de los últimos años es considerado por unanimidad un error, curiosamente) y por la ambigua situación de los portavoces. Para la militancia es más confuso aún y frustrante observar que el Partido no crea conciencia de clase y se aleja de sus ideales.
    - da la sensación de centrar todo el interés en un afán electoralista. Para las personas ajenas, a quienes pretendemos atraer con esta estrategia, les resulta muy complicado separar la participación del Partido en los movimientos sociales y obreros de ese otro interés electoral.
    - es un movimiento muy personalista, lo que le acerca al nivel de la "nueva política" de los partidos emergentes, verdadera copia renovada de los partidos llamados de la "vieja política"; ese personalismo asume todos sus vicios: procesos de primarias, transfuguismo, "telemilitancia" confiada en el buen hacer de los líderes, decisiones tomadas unilateralmente por los portavoces sin consultas, comunicación de esas decisiones a través de los medios y redes sociales.
    - se olvida la acción pedagógica de nuestros términos y conceptos, adoptando un lenguaje simplificado y un tanto infantil que rebaja y degrada el discurso.
    - se pierde la ocasión de formar una alternativa contundente contra las propuestas socialdemócratas que tenga representación en los parlamentos, aunque escasa, que sirva de referencia a la verdadera izquierda y que plantee una opción diferente a las ya demostradas inocuas como Syriza.

    Por no alargarme demasiado, sólo añadir que a aquella frase que llevan un tiempo repitiéndonos -las confluencias no suman, multiplican-, en referencia a dudosos éxitos en las elecciones municipales, podría contestarse que la evidencia demuestra que esas confluencias que suman elementos tan dispares puede que multipliquen los votos, pero restan conciencia de clase.

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  3. En aquel Año 2000 este humilde obrero votaba por primera vez y lo hice por I.U. a lo cual hago autocrotica ahora llevo tiempo que me abstengo de las citas electorales por falsas y antidemocraticas.

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  4. Hace mucho que he dejado de votar.La ruptura vendrá por la abstención militante.

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    1. tampoco creo yo que sea la solución así de fácil. El sistema político puede mantenerse intacto incluso con niveles muy grandes de abstención. El caso más paradigmático es el de EEUU, con niveles de abstención que a veces han superado el 50%. George W. Bush ganó unas elecciones con más del 50% de abstención.
      Tan error es pensar que la acción política debe limitarse a las elecciones como pensar que podemos prescindir de ese escenario. Hay vida política más allá de las urnas y es donde debe centrarse buena parte de las energías, pero dar la espalda a la política institucional no deja de ser una forma de hacer el juego al staus quo. Así lo veo yo (y conste que también tuvo mis épocas abstencionistas).
      Las "citas electorales"... ¿son "falsas y antidemocraticas"? Bueno... a lo mejor lo que debemos plantearnos es que no, que la democracia burguesa es precisamente eso, que consiste en eso una vez que la vemos al desnudo. Lo cual ayudaría a desmitificar la democracia (burguesa). Capitalismo y democracia son incompatibles, lo uno y lo otro no puede darse a la vez. Sin igualdad no puede haber democracia.
      Saludos

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  5. Las bases del PCE (son las de IU porque, ¿acaso ha habido organización alguna con militantes, por pocos que sean, que hayan aportado algo mínimamnete significativo a esta coalición electoral en cualquiera de las citas electorales desde 1986 hasta aquí?) fueron relegadas por completo, se creó una gran indefinición interna porque visualmente los acuerdos eran plasmación de la dejación de la política y el programa propios de la organización por dar un cheque en blanco al 'enemigo', el PSOE, el que se había pasado años acusándonos de todo tipo de maniobras anti-democráticas, emitiendo mensajes de anti-comunismo, anti-marxismo, de pactismo con la extrema derecha, incluso, con tal de perjudicar al PSOE (único activo político que se le reconocía entonces al PCE). Aquella frase afortunada de Anguita por la que llamaba a volver al Partido a los 'viejos rockeros' que en un goteo imparable se habían vuelto a su casa durante años, se volvió una oración por pasiva y, de nuevo, hubo una avalancha de bajas, de abandonos.
    Error estratégico en lo político, táctico en lo puramente electoral y, de nuevo, cara de tontos y a subirse los pantalones. Uno de los principios del fin de IU, aunque aún a fecha de hoy se resista alguna que otra 'aldea gala' a cerrar la tienda.

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