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domingo, 17 de julio de 2016

¿Guerra civil o guerra de clases? Tres acentos en el 80º aniversario del golpe de estado del 18 de julio de 1936.


Hombres y mujeres de una de las milicias republicanas organizadas en defensa de la República, tras el golpe de estado de 1936. Foto Keystone-Getty Images



"¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo -que se condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?" 
"estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo" 
(Bertolt Brecht, 1934, en "Las cinco dificultades para decir la verdad")



El 18 de julio se cumplen 80 años del golpe de estado fascista contra el gobierno constitucional de la II República. Provocó una guerra que duró tres años. Bueno es que recordemos brevemente, a modo de "acentos", algunos hechos que tienden a ser olvidados.


Primer acento. Fue una guerra de clases, Capital contra Trabajo.

Aunque la etiqueta más extendida para referirse a este episodio bélico es la de "guerra civil", en realidad tal etiqueta no expresa la naturaleza del hecho histórico y distorsiona lo que ocurrió, por dos razones:
  • 1ª. Porque tiende a ensombrecer el hecho central que jamás debemos olvidar: fue un enfrentamiento entre quienes defendían la legalidad constitucional y las fuerzas golpistas que, bajo el estandarte del fascismo, se alzaron en armas contra dicha legalidad.
  • 2ª. Porque oculta la naturaleza de clase que tuvo el conflicto. La mayor parte de la oligarquía económica española -el capital-, políticamente representada por la derecha golpista, adoptó el fascismo para defender sus intereses de clase, en reacción a la victoria electoral del Frente Popular, que aglutinaba a las fuerzas políticas defensoras de los intereses de clase de los trabajadores. Lo que llamamos guerra civil, fue una guerra de clases, una expresión bélica de la lucha de clases. Esta lectura en términos de clase, ha sido sistemáticamente tapada o, al menos, disimulada o difuminada en muchas de las interpretaciones históricas llevadas a cabo.
Así pues, aunque técnicamente sea difícil rebatir el término "guerra civil", jamás debemos olvidar la dos dimensiones mencionadas: fue una guerra de clases, del capital frente al trabajo, y entre quienes apostaron por el fascismo frente a los que defendían la democracia. El 18 de julio de 1936, la oligarquía capitalista activó ese plan B al que recurre cuando se ve amenazada: el fascismo.

Que la oligarquía económica española fue el sustento del golpe de estado de 1936, es un hecho que se ejemplifica muy bien con algunas historias personales. Es el caso del magnate multimillonario mallorquín Juan March Ordinas. Contrabandista, empresario y financiero, Juan March fue uno de los principales financiadores del golpe de estado contra la República. El apoyo económico de March a Franco resultó decisivo, llegando a veces incluso al detalle, como el hecho de que fuese el que pagase el alquiler del "Dragon Rapide", el avión utilizado por Franco para trasladarse desde Canarias a Marruecos para dirigir el desembarco en la Península del ejército de África.


Dos fotografías del magnate Juan March Ordinas, uno de los grandes financiadores de la sublevación fascista. Ejemplifica cómo la oligarquía económica patrocinó y financió el golpe de estado contra la República. Tanto en España como en Italia y Alemania, quien estuvo detrás del fascismo moviendo sus hilos fue la burguesía capitalista. El fascismo nunca es un "accidente" de la democracia burguesa, sino que ambas cosas son las dos caras de una misma moneda, el capitalismo. Cuando los intereses de la clase dominante se ven amenazados, ésta recurre al fascismo.

Segundo acento. La traición de las democracias burguesas.

El papel de las democracias burguesas en relación con el triunfo de los fascismos en Europa, a menudo ha sido cubierto por un tupido velo para esconder las miserias y canalladas históricas de tales democracias. Por ejemplo, la propagando anticomunista se pasa la vida hablando del pacto de no agresión entre la URSS y Alemania, provocado por la necesidad que tenía la URSS de ganar tiempo ante lo que era irremediable (la expansión nazi hacia el Este y la guerra con Alemania) y la inhibición de RU y Francia ante el expansionismo nazi. Esa misma propaganda olvida un pacto previo que condicionaría la reacción soviética posterior: cuando ingleses y franceses decidieron dar la espalda a Checoslovaquia y dejarla en manos de los nazis. En efecto, el 30 de septiembre de 1938, el Primer Ministro británico Neville Chamberlain y el Primer Ministro francés Édouard Daladier, se reunieron con Hitler y con Mussolini en Munich, para abordar las pretensiones nazis en Checoslovaquia. RU y Francia accedieron a la anexión alemana de la región de los Sudetes, que sería el prólogo de la anexión de toda Checoslovaquia. Para el "demócrata" Chamberlain, no merecía la pena defender Checoslovaquia porque era preferible un acuerdo con Hitler, a quien el inglés consideraba "un hombre de honor" que mantendría la paz. La Alemania nazi ocuparía Checoslovaquia entera apenas unos meses después -marzo de 1939- (véase en este blog "El día que Occidente prefiere olvidar").

Pero antes de que estos hechos tuviesen lugar, las democracias burguesas europeas, básicamente Reino Unido y Francia, fueron protagonistas de otro episodio canallesco: su inhibición ante el fascismo español al abandonar a su suerte a la democracia españolaLas democracias occidentales abandonaron y negaron su apoyo a la II República, dejándola en las garras del fascismo, mientras la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Musssolini intervenían militarmente en España a favor de Franco. 

La justificación de las democracias burguesas para no intervenir en defensa de la República, fue la "neutralidad". En la lucha de la democracia frente al fascismo, RU, Francia y EE.UU. optaron por una repugnante no injerencia. Por otra parte, se produjo un agravante que venía a mostrar además la hipocresía de tal "neutralidad". Por un lado, Estados Unidos ayudó a Franco, prohibiendo la venta de armas a la República y permitiendo la venta de gasolina y la concesión de créditos a los golpistas. Por otro lado, Gran Bretaña también apoyó a Franco con la venta de materiales a los sublevados, permitiendo la conspiración previa al 18 de Julio de 1936 en su territorio, y presionando para que Francia fuese neutral.

Los dos únicos países del mundo que ayudaron a la causa republicana, fueron la Unión Soviética y México.

Cartel franquista de la época, reivindicando la figura de los cuatro grandes dictadores fascistas: Franco, Mussolini, Hitler y el portugués Oliveira Salazar. Autor: Anónimo. Imprenta "Reclamos Gavín", Zaragoza (fechas: 1938-1943 aprox.)  .

Tercer acento: el apoyo de la Iglesia al Fascismo.

El Vaticano ya había llegado a pactos con el Fascismo en Italia, con los Pactos de Letrán, expresión de la simbiosis que se produjo entre el régimen fascista italiano y la Iglesia católica (entre otras cosas, el catolicismo se convertía en religión oficial, la Iglesia daba legitimidad a la dictadura y los obispos debían jurar lealtad al Estado fascista antes de tomar el cargo). En España no fue diferente.

El papa Pío XI, que había sellado en Italia la santa alianza con el fascismo de Mussolini, enseguida dio orden a los obispos españoles para que colaborasen al máximo con los militares golpistas. El Vaticano y la Iglesia española apoyaron rabiosamente la insurrección fascista, calificada como "Cruzada" en nombre de Dios. El 28 de noviembre de 1937 la Iglesia reconocía oficialmente al gobierno de Franco. La sublevación contra la legalidad republicana adquirió ese carácter de cruzada, de guerra santa contra los "enemigos de la fe" cristiana (es decir, anarquistas, comunistas, socialistas, liberales...). Franco se convertía, gracias a este apoyo, en "Caudillo de España por la gracia de Dios".


"Caudillo de España por la gracia de Dios", como figuraba en las
 monedas acuñadas en la España de Franco. Imagen: 2,5 pesetas del año 46.

Durante la guerra, en las zonas que iban siendo ocupadas por los fascistas, y tras acabar la guerra, la Iglesia desempeñó además un papel importante en la represión. Fueron muchos los curas que colaboraron con los falangistas y militares golpistas, elaborando listas de republicanos para ser ejecutados o encarcelados. La imagen del cura con pistola yendo a buscar "rojos", quedó grabada en la memoria de mucha gente. Y también otras muchas cosas. Hace años tuve la oportunidad de entrevistar a una persona que formó parte de los piquetes de ejecución de un buen número de mineros asturianos trasladados a Camposancos (A Guarda, Pontevedra), en espera de ser fusilados. Este informante, que durante toda su vida arrastró el problema de conciencia de participar en los fusilamientos (aunque aquellos que se negaban eran fusilados también al instante), contaba que la persona que le daba el tiro de gracia en la cabeza a los mineros asturianos era el cura.

Como ocurrió en la Italia de Mussolini y en Portugal bajo la dictadura de Salazar, en España la simbiosis entre la Iglesia Católica y el régimen fascista fue también absoluta.

Obispos españoles realizando el saludo fascista durante la guerra

Franco bajo palio.Como pasó en Italia, la Iglesias y el estado fascista fueron uña y carne.

Simbiosis. El dictador fascista comulgó con la Iglesia y la Iglesia comulgó con el dictador.


@VigneVT

7 comentarios:

  1. Emocionante, probablemente didáctico, ver la fotografía de las milicianas y milicianos con el guardia de asalto o quizás militar, con el ánimo bien dispuesto en defensa de la Segunda República. Puño en alto, por supuesto.

    Un aspecto que se tiende a olvidar de manera interesada por el revisionismo histórico que nos asola es la participación de extranjeros en la Guerra de España. Más de cien mil marroquíes, más de cincuenta mil italianos, al menos quince mil portugueses, no menos de cuarenta mil alemanes y un número indeterminado de fascistas llegados de distintos países, al margen de los 'envíos oficiales', todos con permiso para matar, para cometer todo tipo de tropelías en contra de los pueblos de esa España de la que se han apropiado, de ese supuesto patriotismo que para ellos sólo supone arremeter contra el que piensa de manera distinta y pillar todo el poder posible. ¿Guerra civil?, genocidio en contra de la clase obrera con el permiso y la ayuda de las burguesías de todo el mundo.

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  2. La teoría de la equidistancia
    http://davidbecerramayor.blogspot.com.es/2016/05/la-teoria-de-la-equidistancia.html

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  3. Con respecto al pacto para dar los Sudetes a Alemania y la no intervención cuando Alemania se tragó todo el Pais Checo, RU y Francia como fiel seguidor, tenían un convencimiento de que Hitler era un aliado para la guerra contra la URSS. Estoy leyendoel libro "Soberanos e intervenidos" de Joan Garcés y demuestra que RU yFrancia estaban dispuestos a sacrificar a Alemania toda la región de entonces Danzig, hoy Gdańsk, o si era necesario sacrificar toda Polonia. Lo único que los dos países deseaban es que Alemania atacara la URSS.
    Por eso el pacto del 23 de agosto de 1939 les desconcertó. La diplomacia de la URSS vio clara la situación y a la vista de las negativas francesa y británica a un pacto con la URSS, decidieron buscar el pacto URSS-Alemania.
    Esa es la razón por la que británicos y franceses no ayudaron a la II República en la guerra civil, eran aliados morales de Hitler y Mussolini, por lo tanto estaban en su mismo bando.

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    1. No sólo eran aliados morales, sino que una república en España con un proletariado rápidamente organizado, ideologizado también en poco tiempo y el papel del PCE —Comintern, PCUS, Stalin— subiendo como la espuma desde el primer momento de la guerra, no eran platos de gusto para las burguesías europeas, que prefirieron dejar morir a las clases populares españolas (de guerra, de hambre, de franquismo) antes que pudieran significar un apoyo, por pequeño que pudiera ser, a la URSS.

      Hasta que los nazis y el fascismo japonés no empezaron a picotear el poder de las burguesías de Francia, Gran Bretaña y los USA, entrando en países en los que tradicionalmente desarrollaban sus negocios o llevaban adelante sus aventuras coloniales, el esfuerzo de guerra de los países 'principales' tampoco es que fuera excesivo, limitándose a producir armamento destinado a los propios ejércitos (fundamentalmente USA) y a exportarlo a los 'amigos'.

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  4. sin olvidar que el actual régimen monárquico es una herencia de la dictadura franquista

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  5. El historiador Paul Preston cree que la "cifra más fidedigna" de muertes a manos de militares rebeldes y sus partidarios lejos del campo de batalla asciende a 130.199 aunque afirma que lo más probable es que la cifra real superara los 150.000 muertos. http://www.publico.es/politica/objetivo-acabar-antiespana.html

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  6. Fragmentos del artículo "Se cumplen 80 años del fallido golpe de Estado fascista contra la República", de Eduardo Corrales en http://unidadylucha.es/index.php/actualidad/1925-un-deber-historico-reflexiones-a-80-anos-del-golpe-de-estado-fascista-en-espana :

    "El del 18 de julio de 1936 fue un golpe fallido porque el pueblo impidió su triunfo con las armas en la calle. Durante décadas fue un día de celebración para el régimen, pero debería ser recordado como una fecha honorable de la memoria antifascista de España, uno de esos días en los que el pueblo español demostró que todo lo mejor proviene siempre de él. (...)
    (...)
    El papel de concienciación para la lucha que llevó a cabo el Partido Comunista en el momento del estallido de la guerra fue crucial para echar abajo el golpe de Estado del fascismo. Lo que hubo entonces fue un Partido que le habló a su clase y a su pueblo con meridiana claridad ideológica. En primer lugar, aquello que se decía de una Guerra Civil pronto dejó de ser riguroso. Apenas diez días después del golpe los cazas alemanes e italianos estaban aterrizando en Cuatro Vientos. Se trataba no de un conflicto civil, sino de una guerra nacional y revolucionaria: nacional en el sentido de que implicaba una agresión del fascismo internacional contra todos los pueblos y naciones de España, que veían así amenazada su independencia y soberanía; y revolucionaria en el sentido de que estaban en juego las muchas medidas de avance social puestas en marcha por el último gobierno de la República para liberar al país definitivamente de sus lastres feudales. Un Partido que habló con tal claridad y exigencia intelectual a un pueblo en el que tenía confianza fue el que hizo posible —y lo que hizo posible— la gesta de resistencia del pueblo español durante tres años de guerra, abandonado y saboteado por todas las potencias internacionales, y auxiliado exclusivamente por la Unión Soviética. (...)"

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