Meme visto en Twitter, sobre la crisis del PSOE. |
Al hilo del bodevil que el PSOE nos ofrece estos días, he considerado oportuno recuperar algunos fragmentos de una entrada publicada el pasado mayo en el contexto de las elecciones generales del 26J.
Muchos se apresuran a ver el final del PSOE en estos acontecimientos y resulta golosa la tentación de establecer una comparación con el PASOK. Grave error equiparar, en base a coyunturas electorales, ambos partidos de la Internacional Socialista; son realidades muy diferentes. Pero, además, tener una visión de la política a partir exclusivamente de resultados electorales, nos ciega e impide ver que el frente de guerra está en los distintos escenarios en los que tiene lugar la lucha de clases, la materialización de la contradicción raíz Capital/Trabajo, la oposición de intereses entre la clase trabajadora y la burguesía capitalista. Evidentemente, la política institucional forma parte de esos escenarios, pero ni es el único ni el más importante (nada puede sustituir a la calle, a la lucha en el centro de trabajo, en el barrio...). De esta forma, un análisis más sosegado de lo que estamos viendo en la arena política, exige que nos planteemos cómo está la correlación de fuerzas en la lucha de clases. En este sentido, mi perspectiva no puede ser más pesimista.
El PSOE representa el entramado socialdemócrata/socioliberal, imprescindible para el mantenimiento del status quo a partir de la alternancia cíclica con los partidos más conservadores. Es el bucle perfecto. Ese entramado, además de ser "la comadrona de los partos difíciles del capitalismo" como alguien dijo una vez, actúa de muro de contención contra la izquierda anticapitalista, domesticando el voto de la clase trabajadora, orientándolo hacia propuestas políticas inocuas. La estabilidad del sistema, la seguridad para los intereses de la burguesía capitalista, requiere de un clúster socialdemócrata/socioliberal fuerte. Esto es lo que el PSOE representa; es su esencia más allá de las peleas que sus gallos y gallinas puedan protagonizar en el corral. Y esta esencia en estos momentos es la misma que caracteriza a la fuerza política que compite con el PSOE por un electorado común: Podemos. Ésta es la razón que me lleva a afirmar que "el PSOE ha triunfado": aquello que representa está más fuerte que nunca.
Tal idea ya la planteábamos el pasado mayo en el blog. Lo que sigue es una selección de fragmentos de aquella entrada.
* * *
“Nos hemos
quedado solos en el campo de la socialdemocracia”, alardeaba entusiasmado Pablo Iglesias en octubre de 2015; un arrebato dialéctico para dejar claro que era
más PSOE que el propio PSOE, más chaqueta de pana que aquellos que
protagonizaron la gran operación gatopardista del 82.
Esta
declaración de amor socialdemócrata/socioliberal del líder de Podemos (que
algunos, embriagados por su ceguera, todavía interpretan como táctica), viene
en realidad de atrás. Cuando era un alumno de doctorado trepillas en una
facultad que siempre ha sido un búnker del PSOE, ensalzaba como un vulgar
pelotas la figura de Zapatero, por entonces en el Gobierno: "Zapatero
(...) se ha convertido en un referente progresista mundial y en el
representante de una forma de hacer política en Europa alternativa a los
Estados Unidos" (ver "El baúl de la memoria"). Apuntaba maneras.
Y una vez que resultó ungido por los medios del capital, que durante más de un año
le regalaron diarios monográficos de publicidad política, el Coletas
reforzó todavía más su condición de vendedor de capitalismo feliz. Así, durante
su exhibición por la pasarela de Wall Street, declaraba: "Los inversores
deberían estar tranquilos con Podemos porque no creemos que haya alternativa al
libre mercado".
El éxito de
Podemos residía en convencer a un electorado potencial, formado por muchos
antiguos votantes del PSOE, que el nuevo partido encarnaba en estado puro e
incorrupto lo que el PSOE había significado antes de su desgaste provocado por
el ejercicio del poder institucional. El camino pasaba por hacer sentir a ese
votante la embriagadora ilusión narcotizante que en el pasado había
experimentado con el PSOE. Y mientras estimulaba la psique de tal electorado,
tirando de consignas propias de un vendedor de detergente, profundizaba en la
ruta socialdemócrata con un programa económico que tranquilizaba a banqueros y
empresarios. El viaje hacia la socialdemocracia incluía también actos de lealtad y
fidelidad con el imperialismo de la OTAN: "La OTAN es necesaria y Podemos
respetará los compromisos", declaraba Julio Rodríguez (ex jefe de Estado
Mayor de la Defensa con el gobierno de Zapatero, y Jefe la Misión Militar
española que con la OTAN diseñó en el año 2011 los bombardeos contra Libia; un
hombre a quien la CIA había avalado en Washington como fiel amigo del Imperio,
según un cable de la CIA desvelado en los documentos de Wikileaks). Y para que
no hubiese dudas de la comunión de Podemos con el amigo imperial, Sergio
Pascual dejaba claro que Podemos mantendría el acuerdo que permite la
existencia de bases americanas en España. (...)
*
(...) Una de las
tremendas paradojas de esta crisis sistémica, es que finalmente se cobrará como
víctima a la izquierda política. Lejos de salir fortalecida, en un período en
el que el capitalismo muestra sus afilados colmillos y el más violento de sus
rostros, la izquierda (de antemano débil, política y sociológicamente muy
minoritaria) habrá quedado tan diezmada que será difícil encontrarla en la
liminalidad en la que habita. Al menos en lo que respecta a la izquierda
anticapitalista, porque es cierto que la otra (la charlatana vendedora de
capitalismo feliz) goza de excelente salud.
Si al
comienzo de la crisis, muchos albergábamos la esperanza de que por fin la
izquierda adquiriera músculo social y fuera capaz de crear eco ideológico, el
devenir nos ha mostrado lo contrario, dejándonos una izquierda sonámbula e
ideológicamente anoréxica, transformada en espectral fantasma político. En
buena parte ha sido consecuencia de la condición de yonqui electoral que tiene
esta izquierda, autómata ambulante a la procura de poltronas que satisfagan la
ambición personal de sus burócratas profesionales, aquellos cuya razón política
no es otra que la de vivir confortablemente de la política. (...)
(...) La
socialdemocracia siempre desempeña un eficaz papel como bombero del Sistema.
Sin embargo, un PSOE tocado y herido no era capaz de ejercer tal función con
eficacia, cuando huelgas y movilizaciones inundaron el país y cuando IU, por
fin, giraba a la izquierda sin complejos. Tras dispararse las alarmas, la
cocina del Poder trazó una contundente estrategia, que pasaba por crear un
producto que por un lado fuera capaz de ejercer ese papel de apagafuegos, y por
otro lado capaz de neutralizar a una IU que se estaba desmadrando.
Fue así
como, lejos de producirse un avance ideológico que incrementase la necesaria
masa crítica para afrontar la lucha de clases, en apenas dos años hemos
asistido a un kafkiano e inaudito retroceso ideológico. (...) En lugar de
combatir la ilusión del capitalismo, la izquierda finalmente mostró voluntad de
formar parte de esa ilusión, renunciando a la batalla ideológica al abrazar la
retórica ciudadanista y el discurso atrápalotodo. (...)
*
(...) Es obvio que
el capitalismo lleva tiempo transicionando de fase. En ese contexto, el proceso
de acumulación por desposesión (inevitable en la reproducción del sistema)
alcanza unos niveles que conllevan el riesgo de provocar resistencias sociales.
La neutralización de éstas, desde un punto de vista sistémico, resulta una
prioridad que requiere de una socialdemocracia capaz de alternar formalmente
con la derecha en el ejercicio del poder institucional. El carrusel PP-PSOE ha
introducido cambios que añaden atractivo color e ilusión: Ciudadanos por un
lado, Podemos por otro. El problema sistémico del debilitamiento de la
vieja socialdemocracia, finalmente se ha resuelto creando una nueva marca
socialdemócrata -Podemos- y obligando a IU a difuminarse en la misma. Ya no hay
izquierda que no abrace el credo ilusionista de la socialdemocracia. Ha sido la
jugada perfecta del Poder: primero conviertes en socialdemocracia todo cuanto
hay a la izquierda; luego provocas la división del voto entre la vieja (PSOE) y
nueva socialdemocracia (Podemos). (...)
(...) En
definitiva, la orientación socialdemócrata/socioliberal de Podemos, viene a significar el
triunfo aplastante de lo que el PSOE significa: el dominio de la
socialdemocracia como acaparadora del voto de la clase trabajadora. ¡Qué
paradoja! (...)
*
Da igual
quién gane el 26 de junio. En realidad ya conocemos al ganador: el Capital, la
oligarquía capitalista que elige a los capataces sumisos del cortijo. Me vienen
a la cabeza las palabras de Margaret Thatcher tras perder las elecciones de
1997: “No importa, ya hemos ganado, la oposición es como nosotros”. En versión
española, el gran capo portavoz de los capitalistas, Juan Rosell, venía a decir
algo parecido cuando con entusiasmo declaraba:
"Los cuatro [refiriéndos ea los líderes del PP, Cs, Ps y PSOE] están de acuerdo en lo fundamental y gozan del beneplácito de los empresarios, la banca y las instituciones europeas"
Lo
importante es que ningún partido, "ni Podemos, destrozaría ya la política
económica actual", enfatizaba el mismo Juan Rosell. (...)
Texto completo: "El inminente e indiscutible triunfo de lo que el PSOE representa. La "confluencia" IU-Podemos". 13 de mayo de 2016
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Ratifico este pensamiento expresado en aquel momento. El PSOE ha triunfado, ¡claro que sí! Ha triunfado porque los demás quieren ser como el PSOE. La fuerza que más se beneficiaría de su hundimiento (Podemos y satélites podemizados) se mueve con las mismas coordenadas ideológico-políticas. Lo más triste es que no hemos aprendido nada de lo que pasó en Grecia con Syriza (por cierto, buena parte de los cuadros del PASOK terminaron en Syriza, ¡qué casualidad!). Por supuesto, a muchos les quedará el consuelo de echarle la culpa de todo a la Troika. El que no se consuela es porque no quiere.
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