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martes, 27 de septiembre de 2016

La política parlamentaria: un club selecto de titulados superiores. El caso del Parlamento gallego.


El pasado domingo hubo elecciones autonómicas en Galicia, para renovar el Parlamento Galego. No hace mucho publicábamos una entrada sobre los perfiles políticos y socioprofesionales de los candidatos de En Marea (pincha aquí para acceder: "Radiografía de En Marea: perfiles políticos y socioprofesionales"). Hoy os ofrecemos el perfil de los 75 diputados elegidos de todos los partidos, en relación con sus estudios realizados.

Diría que hay dos datos que sobresalen
  1. En primer lugar que la política parlamentaria parece ser un restringido club de eso que coloquialmente llamamos "estudiaos" y "preparaos". El 92 % de los diputados tienen formación universitaria y solo en 6 casos aparecen diputados sin estudios universitarios. A su vez, de esa gran mayoría de diputados con formación universitaria, salvo en 6 casos todos tienen un título superior (el 84% del total de los diputados del Parlamento). Y aunque no es un dato que hayamos recogido, muchos de ellos tienen a mayores otra titulación universitaria, sea otra licenciatura, un máster o un doctorado.
  2. En segundo lugar sobresale el hecho de que no existen diferencias entre los partidos: PP, PSOE, En Marea y BNG ofrecen el mismo perfil en relación con este tema. 
Si vamos a las carreras universitarias cursadas (cuadro 3), veremos que sobresalen dos por encima de las demás: Derecho y las diferentes titulaciones de Económicas y Empresariales. La tercera más repetida son los estudios superiores de Ingeniería. Estos son los tres cuadros que hemos elaborado: 

Cuadro 1. Estudios realizados por los nuevos diputados del Parlamento Galego. Datos globales.

Cuadro 2. Estudios realizados por los nuevos diputados del Parlamento Galego. Desglose detallado.

Cuadro 3. Carreras universitarias realizadas por los nuevos
 diputados del Parlamento Galego.

Cuando publiqué la entrada "Radiografía de En Marea: perfiles políticos y socioprofesionales", alguien me comentaba sorprendido: '¿pero a ti qué te pasa con los que estudian una carrera, por qué te molestan que se dediquen a la política?'.  Reproduzco lo que por entonces decía en aquella otra entrada del blog: "En momento alguno estoy diciendo que no pueda haber universitarios en las listas. ¡Por supuesto que sí! Sería estúpido pensar que no pudiera haberlos. Pero una cosa es que A) pueda y deba haberlos, y otra que B) los candidatos solo puedan ser universitarios. Estaréis de acuerdo en que entre A y B hay un abismo"

El hecho de que la política parlamentaria deje fuera a los trabajadores sin estudios universitarios, ¿puede significar una forma de elitismo social? Personalmente pienso que sí. Pero también supone un despreciable paternalismo: solo si eres "estudiado" estás capacitado para representar políticamente a los demás. 

En definitiva, la política en la democracia burguesa, en sus instituciones, parece ser un restringido club al alcance solo de personas con estudios superiores. Y que un partido sistémico caiga en ello, me importa un pimiento. Pero que las organizaciones que pretenden ser 'organizaciones de clase' en la lucha contra el Capital, caigan en lo mismo, ya es algo más preocupante. 

Esta realidad que aparece reflejada en los datos sobre la composición del nuevo Parlamento Galego, estoy seguro que es la misma que se produce en los casos de los demás parlamentos autonómicos y también en el Congreso y Senado. Tiene muchas más implicaciones de las que nos parece. Un análisis más a fondo nos obligaría a poner esta realidad en relación con las élites políticas y con las orientaciones ideológicas que adoptan los partidos dependientes de la política institucional. Estoy seguro que es un tema muy trabajado desde siempre por los politólogos, aunque yo no lo soy. Lo dejo ahí para el que quiera pensar sobre el tema.


3 comentarios:

  1. Sillones y solo sillones. No les interesa otra cosa y por eso no dimite nadie. Que la vida de un licenciado universitario es dura si no tiene padrino. Hay mogollón de universitarios currando de camareros o de lo que surja. Ellos, los de los sillones, son los enchufados. Los demás, universitarios o no, somos el "populacho". A mi ya me tienen todos, hasta los coj*nes, sin excepción.

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  2. Hasta cierto punto es totalmente entendible y razonable el hecho de la presencia casi única de licenciados del tipo que sea en los aledaños de los círculos del poder democrático burgués. Toda la enseñanza no es más que una adecuación individual y de clase a las normas que la burguesía dicta para la vida en su sociedad. La imperturbable reproducción de esquemas no busca hombres y mujeres educados y formados intelectualmente, sino integrantes de la sociedad convenientemente adaptados y a la vez reproductores de los valores sociales imperantes. Nada más, no necesitan otra cosa. De entre los hijos de la burguesía (la de verdad, no sólo la parte anecdótica que nos enseñan en la tele, sino esa que se vislumbra entre sombras cuando hay cambios en los consejos de administración de bancos y grandes grupos empresariales, en los ministerios importantes, en las uniones temporales de empresas ante obras faraónicas en donde hay dinero público a esquilmar, en los acuerdos a los que invitan a firmar y salir sonrientes en la foto a los secretarios generales de los sindicatos del sistema, en los entierros privados de algunos prohombres convenientemente condecorados, los que besan la mano de los Papas en sus visitas a España...), aquellos que continúan el dictado y la función de sus familias, no sólo son universitarios (brillantes en muchos casos, porque además se lo exigen), sino que sus títulos los obtienen en determinados centros de estudios privativos en lo económico, y más aún en lo psicológico. No he visto nunca muchos hijos de obreros o de pequeños burgueses en las instituciones educativas de negocios y formación empresarial que todos sabemos, e incluso en las más accesibles escuelas de ingenierías súper sobrevaloradas (nos llamaría la atención el porcentaje de ingenieros de caminos que hay entre quienes manejan la Administración central, por ejemplo). ¿Masters?, ¿quiénes tienen opción a formarse realmente una vez licenciados en sus estudios superiores básicos o cuántos médicos logran superar las cribas (mayoritariamente económicas) que les exigen para trabajar en grandes hospitales y centros de investigación (de dinero público en su mayoría) o qué abogado hace prácticas en bufetes de tronío, quien puede asumir los costes de años viajando al extranjero para perfeccionar un idioma (dos a poder ser y no lenguas vernáculas, como se decía durante el franquismo) y especializarse en parcelas concretas de sus estudios y posterior segura actividad profesional?

    También hay que tener en cuenta que quizás sea más fácilmente asimilable quien vislumbra las cercanías de ciertas parcelas de poder (con sus gabelas correspondientes) y le gusta, y las quiere, incluso le deslumbra, que quien tiene poco que perder y puede despreciar valores que no son suyos o con los que no está a gusto o no quiere hacer el esfuerzo de asimilarlos porque no los ha aprendido de niño convenientemente manipulado en la instituciones educativas. Demasiado ingenuo y sentimental soy en esto último me temo, dado el poder cuasi omnímodo de la tele y sus belenestebanes, cristianosronaldos e iconos similares.

    Cuando leía a Lenin y Stalin de joven, en ocasiones me sentía mal ante su insistencia por que el partido lo conformaran trabajadores, proletarios, y no nos fiáramos de los intelectuales, quizás por mi intención de serlo en algún sentido, medio olvidando mis orígenes sociales. Perdón, maestros, disculpad una vez más a este pobre desconocedor que tantos batacazos se llevó en el Partido. Vladimiro y Pepe, qué razón seguís teniendo en todo lo que confronto con vuestros escritos. Cuando más o menos pronto empiece a haber un Partido en España, no voy a caer en los errores del pasado, palabra de uno que sigue queriendo poder llamarse comunista algún día.

    Salud. Agradecido por artículos de interés y por mantener activa la memoria de los que son nuestros y murieron a la búsqueda de otra sociedad.

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  3. Hay en ello un componente clasista, que anula a la clase obrera y proletaria, de la que estos trepas de la política niegan su existencia como tal clase. Es simplemente otra manera de sepultar la conciencia obrera no permitiendo en absoluto que un obrero o campesino llegue al Parlamento y mucho menos a gobernar llegado el caso.
    Por supuesto que habrán universitarios con conciencia social y obrera, pero el partido que sea, todos sistemicos, ya se encarga de filtrarlos y arrinconarlos. Estos serán los menos, como también son los menos los obreros aristocráticos. Para curarse en salud, el sistema no arriesga y pone en los parlamentos burgueses a "estudiaos" y "preparaos" sin gota de conciencia obrera y totalmente insertados en el sistema al que dicen que no tiene alternativa.

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