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lunes, 20 de octubre de 2014

¿Hay razones fundadas para el pesimismo? Ideología, masa social y dominación política.



Imágenes: todas las imágenes de esta entrada son obras de Tetsuya Ishida (véase nota al final).


¿Crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
–¿Cómo –dijo–, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
Platón, La República, Libro VII (mito de la caverna)



¿Conocéis a muchos que se planteen por qué una corrupción que es sistémica, innata, crónica... en el capitalismo, corrupción cuyo formato actual llevamos viendo más de tres décadas (al menos, los que hemos querido verla), es destapada de manera "selectiva" por el aparato judicial y colocada incisivamente por los medios de comunicación -controlados por el capital- en el punto de mira de la opinión pública, justo cuando el sistema entra en un período acelerado de reformas estructurales devastadoras para el futuro de los trabajadores? Yo al menos conozco a muy pocos que se planteen tal interrogante. Quizás seamos unos locos que se hacen preguntas raras... 


*  *  *

Confieso una insana tendencia al pesimismo, que toma la apariencia más suave de escepticismo en los días buenos. Llega a ser un estado de conciencia casi permanente que entraña riesgos: siempre es un tentador y peligroso puente hacia el desierto del nihilismo (¿es una forma de suicidio moral el nihilismo?). Pero aun reconociendo tal inclinación personal, me pregunto si existe una base objetivable para sustentar este sentimiento. Es decir, ¿se puede (puedo) racionalizar el pesimismo, concretarlo en realidades tangibles?

Sostengo que, a pesar de lo que ha supuesto la crisis sistémica, y a pesar de lo que todavía queda por delante y del lúgubre objetivo final de la transición que opera en el sistema capitalista (¡qué poco se habla de ello!), lo cierto es que no se han producido cambios sustanciales en la estructura ideológica básica de la sociedad española. La ideología dominante, base de la dominación política, mantiene todo su vigor, sin que se haya originado un incremento sustancial de la masa crítica. Y es en esto donde toma cuerpo mi pesimismo objetivable

Sin duda, muchos confundirán el cambio ideológico con otra cosa distinta. Por ejemplo... Habrá quien argumente que si el PP pierde voto (aunque las últimas encuestas publicadas por PRISA, parecen sacadas de una revista de humor); que el PSOE también pierde base electoral (aunque creo que muchos se han precipitado al enterrar demasiado pronto al PSOE); que si la aparición de Podemos (paradigma de la política espectáculo y de la vacuidad ideológica) y de otros partidos; que si la existencia (muy sobrevalorada) de mareas ciudadanas de todos los colorines y de otro tipo de movilizaciones; que si la gente está muy indignada... ¡Vale..! Pero todo eso y otros hechos que cabría mencionar, ¿suponen un cambio real en la estructura ideológica de la masa social? Esta es la pregunta que debemos hacernos. Quizás para muchos sí, pero me planteo si acaso estos no confunden, por ejemplo, movilización y protesta con cambio ideológico: son aspectos que necesariamente no tienen por qué ir unidos; lo primero puede tener lugar sin lo segundo (la lucha de clases puede darse incluso dentro de parámetros de alienación ideológica).

Los aspectos mencionados no dejan de ser circunstanciales, por mucho que focalicen la atención cotidiana. Lo verdaderamente relevante es saber si se ha producido o no un incremento significativo de la masa crítica, entendiendo por tal aquella que adopta una posición ideológica contraria al capitalismo, un convencimiento de que no hay salida dentro del mismo, una conciencia que expresa el deseo de superarlo, un anhelo colectivo de utopía socialista... En definitiva, una desconexión de las cadenas mentales con las que la ideología dominante nos mantiene en un estado permanente de domesticación. ¿Se ha producido realmente ese incremento? Por supuesto, algo sí, pero poco, muy poco para todo lo que está cayendo. Y tal como están las cosas, no parece que en un futuro inmediato se vaya a producir un incremento deseado (al contrario, la aparición de Podemos ha supuesto un freno contundente a la posibilidad de un giro ideológico en la masa social).




El vigor y la fuerza del capitalismo se expresa en diferentes dimensiones. Se puede hablar del todopoderoso brazo armado que se concreta en ejércitos, en la OTAN, etc., junto con todo el aparato represivo de los estados. Se podría hablar del gran hermano que a todos nos controla a través de las agencias de inteligencia (curioso eufemismo). Se puede hablar del control institucional ejercido por los poderes fácticos. Podemos hablar de los largos tentáculos del capital que llegan a todas partes… Pero la mayor fuerza del capitalismo dudo que sea alguna de estas dimensiones anteriores. La mayor fuerza es su ideología, apenas cuestionada

Tal es la fuerza ideológica del capitalismo, que ha conseguido “naturalizarse”, tomar la apariencia de sistema natural y, por consiguiente, no cuestionable. Las ideas arraigadas de que fuera del capitalismo no existe vida y que el capitalismo es "lo natural", dibujan un mapa cognitivo que funcionalmente actúa de blindaje sistémico. Y es que en tanto que la barbarie se naturaliza, resulta muy difícil cuestionarla en el terreno ideológico. 

Y dado que es evidente  -hasta para el tonto del pueblo- que las cosas no funcionan, la propia ideología dominante necesita generar y genera explicaciones oportunas que tienen en común proteger y garantizar la invulnerabilidad del sistema. Dos ejemplos de discursos cuyo objeto es esta protección ideológica del capitalismo:
  • Ejemplo A. Se recurre a los políticos para culpabilizarlos de todos los males, en lugar de dirigir la atención a la clase burguesa que pose el capital y que marca las pautas de la vida política. Asumida la premisa como dogma de fe y también como disolvente de la lucha de clases, la solución ofrecida pasa por unos políticos aparentemente nuevos (Podemos), no "contaminados" por lo existente y con un supuesto himen político intacto. Al final lo que acabamos teniendo es un cambio en la figura del capataz del cortijo. Un bucle que renueva el sistema (gatopardismo).
  • Ejemplo B. Se recurre a dotar de nuevos significados términos que tienen sentido a priori. Es el caso del término neoliberalismo. Las hegemonía de políticas neoliberales corresponde con la fase actual por la que atraviesa el modo de producción capitalista. Pero tales políticas se nos presentan desde posturas pseudo críticas como una patología del sistema, como si fuese algo distinto del capitalismo: "hay que acabar con el capitalismo neoliberal", escuché decir muchas veces. Hoy mismo, decía un tuitero al que sigo: "Neoliberalismo responsable que el 33% de la población mundial sea pobre. Su objetivo es tener ganancias sin importar como". Es decir, el capitalismo en sí no sería malo; lo que sería malo es el capitalismo neoliberal; realmente al capitalismo ni se le nombra. El mensaje ideológico de fondo (subliminal a veces, explícito otras) es que existe un capitalismo bueno, distinto del neoliberalismo, aquel que se rebautizaba con etiquetas rebosantes de eufemismo tales como "economía social de mercado" y otras. 
Ejemplos así, lo que nos muestran es esa naturalización del capitalismo que mencionaba. Su vigor como retórica de dominación política, no ha disminuido significativamente en la ideología de las masas. El cambio ha sido escaso y ahí las razones para el pesimismo.




Cuando la crisis sistémica comenzó a mostrarse sin disfraces, algunos de mis conocidos aventuraban una etapa de cambio en beneficio de la izquierda real. Consideraban que en la medida en que el capitalismo mostraba su rostro más duro, necesariamente se incrementaría la conciencia de clase y, por consiguiente, la voluntad social de apoyar a aquellas opciones políticas que defendieran un modelo socialista como ideal, aunque fuese a través de prolongadas y largas transiciones. Pero ya en aquellos momentos mostré mi escepticismo, alegando que en ausencia de una nítida conciencia de clase por parte de los trabajadores -lo que supone incapacidad para comprender las causas de la crisis sistémica, lo cual determina la respuesta política-, resultaba más factible que la indignación social -una vez alcanzado determinado umbral- tomase el camino de opciones populistas y/o neofascistas en lugar del camino contrario (el de las opciones que apuestan por una sociedad socialista). Esas que mal llamamos "clases medias" (término conceptualmente odioso), nutren al fascismo en los tiempos difíciles, cuando su aburguesado nivel de vida se ve amenazado. 

Bueno..., de momento en España una parte de esa indignación social está apostando por el populismo de Podemos, aunque en otros países hayan sido los neofascistas quienes han sabido sacar partido de la situación. El caso es que, en líneas generales, el crecimiento de la izquierda ideológica ha sido en todas partes más bien anecdótico, raquítico, pese a la crisis sistémica.

Aunque supongo que muchos se me echarán encima por mis palabras, no acabo de ver un cambio ideológico sustancial en nuestro país. Por mucho que haya gente que se manifieste, se concentre, proteste..., exactamente ¿qué quieren, ¿a qué aspiran? Son interrogantes que exigen respuestas en nuestra reflexión. Si somos honestos, tendremos que reconocer que la mayoría de esos indignados lo que quieren es volver a conectarse a Matrix, y olvidar todo como si hubiera sido una pesadilla; lo que la mayoría de la gente desea (ese pueblo tan alabado por los pescadores de votos y trileros del ninismo), es regresar al capitalismo feliz anterior a la crisis sistémica

Pensemos que una buena parte de los actuales indignados, que despotrican contra la mal llamada clase política, y que reclaman caras y partidos nuevos como si en ello estuviese la solución, han estado sistemáticamente apoyando el status quo durante tres décadas, en especial al PSOE. Abrazaron el capitalismo feliz que el PSOE vendió durante años, y apoyando ahora a opciones como Podemos, en el fondo lo que desean es volver a esa imposible e inexistente Arcadia capitalista. No hubo una transformación ideológica profunda en esa masa. Quizás tan siquiera llegó a producirse esa transformación en la Transición; después de todo, el franquismo duró lo que duró, mal que nos pese, porque en este país no hubo suficiente masa crítica durante la dictadura. Y después... tampoco. Con la victoria del fascismo en 1939, dio comienzo una larga noche de piedra, como diría el poeta gallego Celso Emilio Ferreiro. Seguimos en ella.

¿Qué hacer? Bueno, eso es otra historia distinta. Al respecto, ya me pronuncié en diferentes entradas, la última vez en "El micrófono y el público. La izquierda frente al muro de la dominación ideológica". También recomiendo la lectura de un artículo de Marat, un texto duro pero que merece la pena leer para un debate a fondo sobre la guerra ideológica que mantiene la izquierda, en la que suma derrota tras derrota: "Mirando a unas izquierdas desorientadas, acobardadas y agonizantes", en su blog Asaltar los cielos; me permito remitiros a una lectura sosegada del texto de Marat, en cuya parte final el autor expone sugerencias y propuestas para la acción que son muy de tener en cuenta.

Así que... ¿la botella medio llena o media vacía? Yo más bien me preguntaría si la botella tiene algo de líquido. Sin duda... algo sí.

Apostilla final.
No mal interpretes esta entrada confundiendo pesimismo con derrotismo. La conciencia forma la primera y la última línea de la resistencia. Una cosa es tener los pies sobre el suelo y otra muy distinta claudicar. Esto último, ¡jamás!



blog del viejo topo


Imágenes de esta entrada.
Son obras del artista surrealista japonés Tetsuya Ishida, nacido en 1973 y fallecido a los 31 años en 2005, en un accidente que posiblemente se trató de un suicidio. Tetsuya Ishida plasma una visión pesimista de la sociedad en sus obras, en las que nos presenta a las personas como sujetos alienados, intercambiables unos por otros, carentes de vida, autómatas... Su obra es una visión crítica del Japón actual, de su sistema educativo, del consumismo, de la deshumanización y alienación del trabajo, del trabajador convertido en mercancía o transformado en una especie de máquina o en una prolongación de ésta. Merece la pena conocer su obra, así que os brindo un enlace para quienes deseen comenzar a saber algo sobre quién fue este maestro del surrealismo japonés: "Tetsuya Ishida: una perturbadora visión de Japón" 



10 comentarios:

  1. Está claro que es como dices, la gente lo que quiere es volver a diez años atrás, cuando parecía que todo mejoraba. El mensaje mediático ayuda mucho a esa idea. nos dicen: si no hubiera corrupción no habría recortes en sanidad, si no se pagara a la iglesia podríamos seguir construyendo carreteras, Si no hubiera senado ahorraríamos X millones, si los patronos pagaran unos poquitos más de impuestos sería la pera.

    Pero la cimentación de ese mensaje no es solo culpa de podemos, IU tiene mucha culpa también. Hoy el mensaje de IU es totalmente socialdemocrata, han dejado el comunismo totalmente de lado.

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  2. Gran entrada, que nos hace ver hasta qué extremo nos estamos alejando de nuestro yo verdadero. Ya ni nos damos cuenta de que ya no nos damos cuenta… Entre tanto adiestramiento, tanto riego mediático, la labor debe (re)comenzar en nosotros mismos, valga la redundancia, dándonos cuenta y (re)aprendiendo a distinguir entre conformismo automatizado y aceptación/rechazo. Debemos recuperar el protagonismo de nuestro yo en todos los ámbitos.

    La obra de Ishida es brutalmente perturbadora pero muy necesaria.

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  3. muy bueno. Gracias.
    Como dice Javier, IU debería reconocer su culpa. Y soy militante. Pero lo cortés no quita lo valiente. No hay mal que por bien no venga y esto debe servir como aviso y como aprendizaje.

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  4. Te acompaño en el sentimiento. :(

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  5. Perturbador post. Pero tangible. Hasta se puede "tocar" en las polémicas diarias.
    Sobre todo cuando observaba en las manifestaciones quincemayeras, en las Mareas ... que la gente, esa gente a la que invoca Pablo Iglesias, chillaban el "Que no nos representan" al paso por las proximidades del Congreso en Madrid. Entonces el indignado era yo, porque no entendía como se podía ser tan corto en ese razonamiento.
    Hoy ese virus caló en la sociedad, a pesar de su contradicción.

    ¿Es que estaban dispuestos a ocupar la calle, a enfrentarse con quien fuera, para hacer
    valer ese grito? No. Como tú dices esperaban retornar a su capitalismo feliz pre-crisis, ignorantes (o indiferentes) ante los que no tuvieron "la suerte" de ser esa clase media, añorada ahora, o nacieron unos kilómetros más allá, en tierras que aunque nos procuren ese ritmo de vida consumista que tan desdichados nos hace en su ausencia, son pagados con violencias inenarrables. Un dolor invisible en la Era de la Información.

    Es evidente, que todo esta manera de reaccionar denota una alienación extrema, aún de aquellas capas de la sociedad más formadas. Que nos pasará factura, claro que sí.
    Pero, creo que te leí algo parecido, yo ya sé que no veré el socialismo.
    Por tanto, habré de procurar que lo vean las próximas generaciones.
    Un saludo.

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  6. "Yo al menos conozco a muy pocos que se planteen tal interrogante. Quizás seamos unos locos que se hacen preguntas raras..."

    He aquí otro loco que también se lo plantea:

    http://joaquinrobledo.blogspot.com.es/2014/10/la-caja-registradora.html?m=1






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    1. Con tu permiso, reproduzco a continuación el texto que citas, porque creo que merece la pena. A mí lo que me pone los pelos de punta son temas de los que casi no se habla, como el asunto del TTIP. Y desde luego, si hablamos de corrupción, que se hable de la corrupción con mayúsculas para empezar: por ejemplo, los 40.000 millones que ya se dan por irrecuperables del rescate bancario (o de otras cosas de una magnitud tremenda). Quiero decir, que es más que posible que nos monten cortinas de humo para desviar la atención a cosas que son de máxima gravedad.
      El texto al que hace referencia el enlace puesto en el anterior comentario, es el siguiente:
      ".La figura del cómplice es la más rica en matices, tanto da si hablamos de la realidad como si lo hacemos de cine o de literatura. No deja de ser un personaje ambivalente ya que el papel que juega pasa por parecer otra cosa distinta de la que es con el fin de distraernos para que no fijemos la vista en el sitio donde su compinche perpetra el crimen que entre ambos habían preparado. Es el que grita ¡fuego! para que abandonemos nuestra casa facilitando que otro la desvalije o el que roba unos caramelos para atraer la atención del vigilante mientras su secuaz se lleva el contenido de la caja registradora. A veces, me da por pensar que todo esto de la corrupción no es más que otra película con el mismo argumento, que los tipejos que van apareciendo en estas primeras escenas no son más que los cómplices de un robo de mayor calado: la de nuestras haciendas y nuestras vidas.
      El estruendo de las noticias sobre Rato o Pujol, de las informaciones sobre Moral Santín o los ERES andaluces, es de tal nivel que nos quita tiempo y energía de forma que la indignación dirige nuestra mirada a ese punto mientras hechos de mucha mayor trascendencia pasan absolutamente inadvertidos. Sirvan como ejemplo cuatro letras, TTIP, el tratado que andan negociando los jerifaltes de los Estados Unidos y la Unión Europea. Un tratado que si se firmase bien podríamos cerrar por fuera la puerta de cualquier Parlamento, no serviría de nada. Este acuerdo sería la última y definitiva publicación de un relato vendido por fascículos que se empezaron a publicar al comienzo de la década de los ochenta. Es el cuento de cómo las grandes corporaciones se han adueñado del mundo mientras los estados asistían inermes a la foto de su rendición. No exagero, si este tratado de libre comercio se rubrica será la muerte de la democracia -no habrá leyes que puedan defendernos ante cualquier voluntad depredadora de estas multinacionales- y lo poco que queda de servicio público pasará a ser historia. Además no habrá en el futuro forma de revocarlo.
      No perdamos de vista a los que solo nos han robado los caramelos -por muchos y gordos que estos sean- pero no quitemos el ojo de la caja registradora. Insisto, cuatro letras, TTIP, busquen, lean, decidan.
      Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-10-2014"
      URL: http://joaquinrobledo.blogspot.com.es/2014/10/la-caja-registradora.html?m=1

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  7. A grandes rasgos.
    Que no hay masa crítica es una realidad, el problema es que no la va a haber. No ahora y mucho menos en este país con esta gente lobotomizada.
    Que la justicia es intermitente y selectiva también, no hay separación de poderes.

    En mi opinión el error del planteo de desencanto es que podría haber un giro a la izquierda sin Podemos.
    Yo creo que no. La gente, la mayoría no está por la labor y no tienen recursos. No saben pensar. Esto también lo aprovecha Podemos.

    Ahora bien, ante ese escenario que yo veo queda la posibilidad de que los cuatro gatos que lo tenemos claro nos demos la razón mutuamente.
    Yo voto a IU y no me gusta el amplio espectro de Podemos … pero es lo que hay. Esa gente NO va a apoyar a la izquierda porque está llena de prejuicios y falsas verdades.
    Pero no podemos exigir a la “masa” que vea la luz de repente. Que este momento es idóneo es relativo, lo sería si la gente recuperara el criterio.

    En todo lo demás estoy de acuerdo y sinceramente no creo que se pueda revertir a corto plazo. Solo podemos lamentarnos y desear que fuera diferente.

    RicardoM

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    1. Gracias por el post Ricardo. Es una alegría volver a saber de tí :-)
      Como ya comenté muchas veces, en mi opinión estamos ante un problema de "socialización política". En la sociedad en la que vivimos quienes socializan políticamente son sobre todo los medios, de ahí que sea prácticamente imposible invertir el rumbo y crear masa crítica sin solucionar el problema de cómo generar vías alternativas de socialización política que neutralicen el efecto de los medios sistémicos. Y aquí es donde creo que la izquierda ha perdido el rumbo. Si no tienes capacidad para combatir al enemigo en campo abierto (tener medios de comunicación poderosos), deberás buscar estrategias de guerrilla (alternativas de socialización).
      En este sentido, en http://blogdelviejotopo.blogspot.com.es/2014/10/el-microfono-y-el-publico-la-izquierda.html planteaba la necesidad de superar el cortoplazismo electoralista y trabajar en la creación de cuadros y de bases militantes muy preparadas que actúen como células en el barrio, en el trabajo, en los espacios de ocio, en los movimientos sociales, ateneos, etc., buscando un efecto multiplicador que daría fruto a largo plazo. En una línea parecida se pronuncia Marat en http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/10/mirando-unas-izquierdas-desorientadas.html
      .
      Desde luego estamos de acuerdo, como dices tú, que a corto plazo no se puede hacer nada. Por eso creo que cada vez somos más los que apostamos por un trabajo paciente que supere el electoralismo, las histerias electorales. Sería deseable que las organizaciones de izquierdas abriesen los ojos con esto, que no se obsesionasen tanto con el corto plazo y apostasen más por ese otro tipo de trabajo duro y que requiere paciencia y mucha constancia.
      Un abrazo, Ricardo.

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  8. Vigne, igualmente un placer.
    Ayer escribí un post largo y hice algo mal.
    De alguna manera e intentado en mi entorno hacer eso que describes. También con gente que vota al PP y se queja pero con tibieza. Y son verdaderos perjudicados que aún así creen que se va a mejorar la situación. De la gente que claramente no es representada o no pertenece a ese club aristocrático de beneficiados ... tampoco. No me extraña que Pablito omita las referencias a las políticas que se practican en América latina. La mayoría de esa masa no crítica le huye como a la peste. Ellos manejan la desinformación, la neolengua y en mentalidades ya de por si programadas el mensaje entra de forma natural. Entonces de repente te ves hablando con una persona que respetas intelectualmente y te argumenta con alguno de esos clichés y piensas que esto no tiene remedio. Personalmente puedo ser dogmático, defiendo mis creencias sin fisuras, pero no puedo negar la evidencia de que probablemente las "condiciones no están". Hay que revertir el proceso, pero requiere tiempo y mucho esfuerzo. Pero el esfuerzo en si mismo no es suficiente, hay que construir un mensaje que llegue y desde un entorno favorable, con la mafia fuera de juego, creo que sería mas posible. Siempre recuerdo la coexistencia de dos posturas en la revolución cubana. El Ché y Fidel. El Che solo no hubiera logrado lo que hizo Fidel y lo que continua haciendo. Me siento mucho mas identificado con mi paisano, incluso en las cosas que le critican que yo suscribo, pero el resultado de contar con los guajiros anticomunistas para su revolución fue una inversion inteligente. El resultado es la Cuba de hoy, solidaria, con una población educada y con un potencial que el embargo criminal no ha permitido desarrollar.
    Tengo sentimientos contradictorios pero creo que se impone un poco de pragmatismo, no para retroceder sino para avanzar con unas mejores condiciones. Un abrazo.
    RicardoM

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