Grecia, Amanecer Dorado: cuando los neonazis comienzan a matar. La amenaza neofascista en Europa.

Neonazis de Amanecer Dorado en Grecia

La noche del pasado martes, Pavlos Fissas, un músico rapero de 35 años conocido con el nombre artístico de Killah P, vinculado a la izquierda política, fue atacado por un grupo de ultraderechistas miembros de Amanecer Dorado, siendo apuñalado y muerto por uno de los integrantes de este partido político neonazi.

No es la primera vez que esto ocurre. A partir de 1998, este grupo neonazi intensificó sus ataques violentos contra inmigrantes y militantes izquierdistas. Ese año atacaron en Atenas a un grupo de jóvenes del partido griego de izquierdas SEK, dejando moribundo al líder estudiantil Dimitris Kousouris, a quien los médicos consiguieron milagrosamente salvar la vida. En octubre de 1999, miembros de Amanecer Dorado llevaron a cabo brutales ataques racistas, durante dos noches seguidas, contra inmigrantes de Nigeria, Egipto, Kurdistán, Bangladés, Pakistán y Ghana, residentes en un barrio de Atenas, matando a dos inmigrantes, dejando parapléjico a otro y heridos graves a varios más. Ese mismo año, lanzaron bombas incendiarias contra la sede de una asociación greco-israelí.

Desde entonces, Amanecer Dorado no ha cesado en sus agresiones y actos violentos contra izquierdistas, inmigrantes y homosexuales, principalmente.

Resulta surrealista que un grupo así, sea legal en esta Europa que presume de liderar los derechos humanos. Los neonazis de Amanecer Dorado, consiguieron 18 diputados en las últimas elecciones griegas, con el apoyo del 7% del electorado. En las redes sociales, muchos responsabilizan a los griegos que han votado a los neonazis. Quizás sea correcto. Pero es importante no olvidar algo: en primera instancia, la responsabilidad es del sistema político que ampara la legalidad de estos grupos fascistas y violentos. Mientras dichos grupos sean legales y la apología del fascismo no se considere delito, la bestia parda seguirá creciendo.

La crisis griega, provocada por la rapiña de la oligarquía capitalista griega y europea en general, y por el neoliberalismo que parece haberse apoderado de las instituciones europeas, condena a las clases populares griegas a la desesperación e indignación, provocando que un sector de las mismas se haya dejado seducir por los neonazis. Europa ya vivió esto anteriormente. Varios millones de trabajadores alemanes desesperados, acabaron dando sus votos a Hitler, llevándolo al poder. Parece que no aprendemos. El genial Carlos Latuff lo ejemplificó magistralmente en una célebre viñeta que ya hemos reproducido anteriormente en el blog, pero que volvemos a insertar por la precisión y lucidez de la idea que transmite:

Por Carlos Latuff (latuffcartoons.wordpress.com)

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Grecia no es un caso aislado. El neofascismo gana terreno poco a poco, mientras la UE mira para otro lado, como si no sucediera nada. La misma pasividad e indiferencia con la que la vieja Europa contemplaba el surgimiento del nacional-socialismo de Hitler y el ascenso político de éste. Las mismas democracias europeas que condenaron a muerte a la II República Española, entregándola al fascismo. Una señal más que muestra cómo el sistema político de los países europeos en particular, y de la UE como conjunto, está podrido, carcomido.... salvo para los ricos, que cada vez son más ricos.

Europa camina hacia la consolidación de la revolución neoliberal que acabará con todos los derechos conseguidos por los trabajadores durante décadas. La oligarquía de algunos países ya ni se molesta en mentir. Así, esta misma semana, podíamos leer cómo el rey de Holanda afirmaba que "el clásico Estado del bienestar de la segunda mitad del siglo XX" ya no era "sostenible", y que había que abandonarlo y cambiarlo por lo que denominaba "una sociedad participativa”. Escuchando al rey de Holanda, no puedo evitar tener un pensamiento perverso y empezar a visualizar guillotinas en mi cabeza. Soy humano.

Pero, ¿y si los trabajadores europeos se rebelasen y decidieran poner rumbo, a través de su unidad política de clase, hacia un modelo socialista? Quizás entonces, esa oligarquía, que ahora es neoliberal, llegase a utilizar el fascismo para pararnos, como ya ha hecho otras veces en el proceso histórico. Los cachorros fascistas son cada vez más y campan a sus anchas por esta Europa que algunos siguen empeñados en calificar de Europa de las libertades y de los derechos sociales. Pero no os dejéis llevar por la ceguera: lo que debe preocuparnos más, es la mano que mueve los hilos de esos cachorros. El fascismo siempre es un instrumento de la oligarquía, no una entidad política que actúa independientemente de la voluntad de ésta.

El fascismo no resurge de la nada. No es la primera vez que el sistema recurre a la violencia fascista como estrategia desestabilizadora o para desviar la atención de las masas. Nuestro compañero Manuel García nos recordaba hace poco, en "Hª política de la República Italiana. Tercera parte", cómo el terrorismo de la red Gladio fue utilizado al respecto en Italia y en otros países. Pero para que la bestia pueda parir nuevas generaciones de fascistas, necesita inculcar una visión particular de los acontecimientos históricos, que pasa por realizar una tergiversada lectura de la Historia. Lo decíamos en la entrada "La derecha chilena como la española: desfigurando la Historia para limpiar la sangre de los dictadores. El PP y sus primos hermanos de Chile (RN y UDI)". 

El fascismo necesita del negacionismo en sus múltiples dimensiones. Porque no sólo existe el negacionismo de la barbarie nazi, sino que también hay otros negacionismos que van tomando cuerpo a través de una manipulada interpretación del Pasado, llevada a cabo por las fontanerías ideológicas de la derecha. Por ejemplo, en España, desde la caverna que sustenta al Partido Popular, asistimos a una peligrosa revisión pseudo científica de la Historia (una forma de negacionismo más). Se nos dice que el primer "golpe de estado" fue el de la izquierda en el 34, y no el del 36 que dio paso al fascismo; se insiste en que el régimen constitucional de la República incumplía la legalidad y que el "ejército" (como si fuese todo el ejército) actuó a través de un "alzamiento" contra el caos que dicho "incumplimiento" provocaba. Se niega que lo del 36 fuese un golpe de estado, como también se niega el carácter fascista del régimen de Franco. Se nos dice que los asesinados por el franquismo fueron "ejecuciones merecidas" y que éste nunca fue un régimen totalitario, sino "autoritario". Por ello la derecha se niega a condenar el franquismo.

No es casual que este lavado de imagen de la dictadura fascista, que intenta la derecha, tanto en España como en otros países, vaya en paralelo al resurgimiento de la bestia parda, negra o azul. Forma parte del caldo de cultivo del cual emergen los nuevos cachorros. Porque la ultraderecha y la derecha, están unidas por vasos comunicantes: conviene no olvidarlo (ver "Un rápido recorrido por las entrañas franquistas de la derecha española"). 

En ausencia de conciencia de clase en grado suficiente, de masa crítica..., la desesperación de la ciudadanía necesariamente no será canalizada hacia la izquierda, más que de manera parcial. Cierta izquierda situada en el extremo, se equivoca en esto, cuando espera que el empobrecimiento de los trabajadores y la pérdida de derechos, acabe conduciendo a estos a abrazar sus postulados. El proceso histórico nos brinda ejemplos de casos semejantes que ponen en entredicho la validez de esta relación mecanicista que cierta izquierda "canónica" parece sostener. Porque más bien, dicha desesperación puede llegar a actuar en dirección contraria, favoreciendo al neofascismo. 

La única forma de neutralizar este peligro, es consiguiendo incrementar el nivel de conciencia de clase, aumentando así la masa crítica, introduciendo nuevos elementos de socialización política en la clase trabajadora, que permitan a ésta comprender -con la nitidez necesaria- la naturaleza de la crisis sistémica y las soluciones estructurales a la misma, desde la defensa de los intereses de clase y asumiendo claramente que esto es una lucha de clases. Lo cual no es nada fácil de conseguir. Pero la condición necesaria -aunque no suficiente- para intentarlo, pasa por la unidad básica de acción política de la izquierda, en torno a programas consensuados. 

Sin embargo, la izquierda seguirá desangrándose, mientras en lugar de buscar "qué nos une", prioricemos la cuestión de "qué nos separa". Necesitamos más julioanguitas que unan y menos diegocañameros que desunan ejerciendo de francotiradores contra la propia izquierda; más programa y menos dogma; más racionalidad y análisis y menos panfleto mitinero; más formulaciones concretas y menos retóricas encaminadas a regar los oídos de los que ya están convencidos; más escuchar a la gente desde la humildad, y menos mirarse al ombligo imaginando que es el centro de una revolución cuya llegada consideramos inminente; más esfuerzo de pedagogía política y menos predicadores; mas realismo y menos autocomplacencia onírica; necesitamos ser más "viejotopos" y menos mastines con dentadura postiza aunque con ladrido potente.