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miércoles, 18 de septiembre de 2013

La muerte de Julián Grimau, militante del PCE.






Julián Grimau. Militante del Partido Comunista de España. Detenido por la dictadura el 7 de noviembre de 1962 en Madrid. Torturado con sadismo por agentes de la Brigada Político Social y arrojado esposado por una ventana con la intención de matarlo y justificar el acto como suicidio. Condenado a muerte en una farsa de juicio. Fusilado el 20 de abril de 1963.

Este año (2013) se ha cumplido el medio siglo del juicio y muerte por fusilamiento de Julián Grimau.

DATOS

Había nacido en 1911. Licenciado en Derecho. Fue comisario de policía de Barcelona. Después de una estancia en Galicia trabajando en editoriales llegó a Madrid donde se afilió al Partido Republicano Federal. Al empezar la Guerra Civil este partido le propone para el ingreso en los servicios de Seguridad del Estado. Entonces opositó al Cuerpo General de Policía, quedando adscrito a la Brigada de Investigación Criminal en la que continuaría hasta el final de la contienda. En octubre de 1936 ingresa en el PCE, donde permanecerá hasta el fin de sus días, llegando a ser miembro del Comité Central.

Al final de la guerra marchó al exilio, República Dominicana y Cuba en principio. Su familia, salvo su padre, se quedó en Madrid. Fue donde murieron su esposa y su hijo por las penalidades que sobrevinieron a su familia. Él volvió a Europa y en 1957 su actividad le llevó clandestinamente a España, a Barcelona. En agosto de 1961 está en Praga y después regresa a París donde años antes contrajo matrimonio con su esposa Angelita. Tenía dos hijas de ese matrimonio.


MILITANCIA Y DETENCIÓN EN ESPAÑA

En España organiza el Partido, anima a los militantes, imparte consignas, acude a las reuniones del Partido, mantiene contactos con otros representantes de la oposición. Inculca y explica la nueva línea del PCE, la "reconciliación nacional", consiguiendo que la acaten los más remisos.


Grimau y su mujer en la playa, en Francia
Fue detenido el 7 de noviembre de 1962 en Madrid, en la Plaza Manuel Becerra, hoy Plaza de Roma. Había quedado con un militante, Lara, al que encontró muy nervioso; le ofreció un cigarrillo rubio que se lo fumó ansiosamente, pese a que sólo fumaba negro. Más tarde este detalle le hizo sospechar que ese militante era el que le había delatado. Montó en un autobús para ir a Cuatro Caminos, en el que iban únicamente dos hombres. El autobús no paró hasta Reina Victoria, donde los dos pasajeros, que eran policías de la BPS, le detuvieron, le metieron en un garaje y allí fue a buscarle un coche de policía. Fue conducido a la Dirección General de Seguridad (DGS), actual sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Ese día apareció caído desde una ventana en la parte trasera del edificio en el Callejón de San Ricardo, con las manos esposadas delante. Como lo vio la gente, se tuvo que hacer público en los periódicos, concretamente en “PUEBLO” (4 de diciembre de 1962). En las notas oficiales se decía que él se había arrojado por una ventana, a escasa altura, de la DGS.

Su abogado civil, Amandino Rodríguez Armada, se ha preocupado de averiguar los datos físicos de la habitación en la que se encontraba detenido. Era un despacho de 3,90 m. de largo por 3,60 m de ancho, una ventana de 1,40 x 1,30. La ventana tenía dos hojas de 0,65 metros cada una, estaba cerrada con falleba y se encontraba a una altura a 6 metros de la calle. Grimau medía 1,80 m. Era bastante alto como se puede apreciar en la foto con su mujer. ¿Cómo se explica el hecho de que Grimau acertase con el hueco preciso en un espacio reducido?


En el hospital de Yeserías se le encontró roto el frontal (se le tuvieron que extraer varios fragmentos) y fractura de colles (fractura distal del radio) en los dos brazos. Tenía rozaduras de las esposas en las muñecas y el forense ...insiste en que no presenta el lesionado esquimosis ni arañazos, salvo la propia del choque con algún objeto duro.... Si es así ¿cómo no tenía arañazos por los cristales de la ventana?


Diario PUEBLO de 4-XII-1962. 

HOSPITALIZACIÓN

Su abogado civil tuvo bastantes problemas para poder entrevistarse con él en el hospital de Yeserías. Creo que al cuarto intento y siendo acompañado de un notario para que levantara acta del hecho, pudo por fin entrevistarse con Grimau.

Abrieron contra él un proceso por tentativa de suicidio. Todas los recursos y quejas de su abogado civil fueron automáticamente rechazados.

Como el hecho de la defenestración se tuvo que hacer público, se empezó a conocer internacionalmente. Empezaron a producirse manifestaciones, sobre todo en Londres, París y Roma. Además se interesaron por el caso personalidades internacionales, lo que incomodó al régimen franquista.

A primeros de diciembre de 1963, la Comisión internacional de Juristas publicó un informe demostrando que España no era un Estado de Derecho. Calificaba al régimen de estado “totalitario” sin excusas ni paliativos.

El informe molestó mucho a la dictadura. España había solicitado en febrero anterior su integración plena en la Comunidad Económica Europea (CEE). En vista de ello el Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, el 6 de diciembre intentó explicar las “falsedades” del informe. Habló de conjuras de sectores comunistas y filocomunistas, y algunos otros sectores. Aludió luego a Grimau y Marcos Ana y les llamó asesinos. Dijo textualmente de Grimau:
dentro de unos días daremos un dossier espeluznante de crímenes y atrocidades cometidas personalmente por este caballerete
Un periodista anglosajón le dijo a J. A, Novais a la salida:
Novais, en un Estado de Derecho, un ministro no llama criminal a nadie si antes un juez no ha dictado sentencia


PRISIÓN EN CARABANCHEL

A mediados de febrero de 1963, Julián Grimau había mejorado de forma ostensible de sus lesiones, por lo que fue trasladado a la prisión provincial de Carabanchel. A estas alturas, la jurisdicción militar tramitaba el correspondiente sumario.

El 20 de enero de 1963 apareció en el diario del régimen “ARRIBA”, dirigido por Sabino Alonso Fueyo, un artículo editorial titulado “GRIMAU Y SUS CRÍMENES”. En el que se le acusaba de toda clase de crímenes durante la Guerra Civil. Se solicitó acto de conciliación y fue rechazado una y otra vez, y como el anterior proceso por suicidio se extinguió por el fusilamiento de Grimau.

En los primeros meses de 1963 se redobló la frecuencia de los procesos con consejo de guerra contra los antifranquistas. Estaba en proyecto una ley creando el Tribunal de Orden Público (TOP) que sustituiría a los tribunales militares en estos casos, pero Franco dio la orden de congelar su presentación hasta que un consejo de guerra no hubiera juzgado y dictado sentencia en el caso de Julián Grimau. Si hubiera existido el TOP, para estos delitos la pena hubiera sido de cárcel. De hecho a la semana siguiente de la ejecución de Grimau se llevó la ley a las Cortes franquistas.

Se estuvo negando por Fraga hasta el día 16 de abril que el consejo de guerra fuera inminente. Ese día se convocó el consejo de guerra sumarísimo para el día 18 de abril.


Manuel Fraga (fundador del actual PP) era Ministro de Información y Turismo durante la detención, juicio y ejecución de Grimau. Fraga no solo justificó en aquellos momentos la ejecución de Grimau (un asesinato en toda regla), sino que durante toda su vida justificó éste y otros crímenes del Franquismo. Izda:: Fraga con el dictador Franco. Derecha: Fraga realizando el saludo fascista durante un acto del partido del régimen al cual perteneció hasta su desaparición (FET y de las JONS).

CONSEJO DE GUERRA

El tribunal militar sólo tenía que tener obligatoriamente un licenciado en Derecho, el ponente cuya misión es asesorar legalmente al presidente y al resto del consejo. En éste y otros muchos casos fue el comandante Manuel Fernández Martín.

Este hombre no era licenciado en Derecho. En la universidad cursó el primer año y sólo tenía aprobada una asignatura. Al estallar la guerra, pasó a la zona franquista. Allí hizo una declaración jurada, afirmando que era licenciado en Derecho y que su título se encontraba en Madrid en zona republicana. Por lo tanto se le dio directamente el título. Ingresó en el Cuerpo Jurídico Militar donde llegó a comandante, y actuó en centenares de consejos de guerra. Poco después del juicio de Grimau, el ejército descubrió la superchería y fue expulsado y condenado a 18 meses de cárcel, que cumplió en Alcalá de Henares.

Lo curioso es que el hecho se considera un defecto de forma y no invalida las sentencias de los consejos de guerra. La razón es que quien da la firmeza a las sentencias era el capitán general de la zona, en este caso García Valiño, que oía a su auditor jurídico. A partir de ese momento la sentencia era legal para el régimen.

En el consejo de guerra el defensor tenía que ser un militar. En este caso fue el capitán abogado Alejandro Rebollo. Posteriormente, a este militar, se le hizo la vida imposible en el ejército y hubo de abandonarlo, dedicándose a la abogacía y a la política con Adolfo Suárez.

En principio se le juzgaba por los crímenes que anunció Fraga y por rebelión militar continuada.

El folleto publicado por Fraga, una de las bases más fuertes de la acusación tenía una gran cantidad de testimonios de "he oído", "me han dicho". El más contundente de los testimonios era un libro escrito por el abogado Gabriel Avilés, al terminar la guerra, donde contaba sus defensas ante los Tribunales de Barcelona durante la guerra. En ese libro decía en un párrafo:
Siempre y en todos los juicios de significación política aparecía como acusador el esbirro de la Brigada de Investigación Criminal Julian Grimau García, joven, pequeñito, de mirada inteligente”.
Julián Grimau en aquella época era joven y podía tener la mirada inteligente, pero medía 1,80 metros y era bastante delgado, lo que evidentemente no se podía decir que fuera pequeñito.

Con respecto a la rebelión militar continuada, se basa en que el bando franquista consideraba que los que no se habían sublevado con ellos, habían incurrido en delito de rebelión, y como no se habían rendido esa rebelión era "continuada".

Cuando se produjo el “delito” de rebelión del que se le acusaba, tal delito prescribía a los 20 años, por lo tanto no se podía aplicar retroactivamente las nuevas leyes. Además de este argumento, está el hecho de que Julián Grimau no figurara en la “Causa General” y que al terminar la guerra ninguna denuncia ni ningún sumario se hubiera abierto contra él.

El consejo de guerra duró apenas cinco horas, y después de la deliberación condenó a Grimau a la pena de muerte, solamente, por el delito de rebelión militar continuado; no consideró probados los malos tratos y torturas. Esa misma tarde el capitán general García Valiño confirmó la sentencia.

Se produjeron manifestaciones muy violentas en París en la plaza de l'Alma frente a la embajada española. También se produjeron manifestaciones de protesta en Londres, Estocolmo y Roma.

Manifestación en Europa contra la ejecución de Grimau

Empezaron a producirse peticiones de clemencia por parte de políticos premios Nobel de la Paz y de personalidades religiosas de numerosos países. Incluso el dirigente soviético Nikita Kruschef dirigió un telegrama a Franco pidiendo clemencia (se puede consultar la página de ABC del 28 de abril con los telegramas Jrushchov-Franco en: http://hemeroteca.abc.es/detalle.stm).

Telegramas entre Jrushchov y Franco publicados en el ABC de la época. 

Todo estaba en la decisión del Consejo de Ministros del día 19. El lema del régimen era “mantener el principio de la autoridad”. Al final como se esperaba se confirmó la sentencia. Parece que hubo una cierta resistencia por parte del ministro de AAEE Castiella, porque dijo, y tuvo razón en el futuro, que la ejecución iba a retrasar los contactos españoles con el exterior en seis años. Franco pidió votación y se decidió confirmar la pena de muerte por unanimidad.

Hubo entonces numerosas solicitudes de petición del derecho de gracia a Franco. La reina de Inglaterra, Harold Wilson, Sartre, los arzobispos de Santiago de Cuba, de Lyon y de París. El cardenal Montini, arzobispo de Milán y futuro Pablo VI, también pidió a franco clemencia. Se contactó con el primado español Pla y Deniel, que prometió hacer todo lo posible. Y de madrugada se contactó con el Vaticano, pero Juan XXIII estaba descansando, indicándose que cuando despertara haría gestiones.

No hubo clemencia.

En la referencia de Fraga después del consejo de ministros declaró:
Dados los crímenes cometidos por Grimau, no hay que esperar que el derecho de gracia se ejerza en su favor

FUSILAMIENTO

En la madrugada del 20 de abril Grimau fue trasladado al campo de tiro de Carabanchel donde debía ejecutarse el fusilamiento. En principio, correspondía a la Guardia Civil formar el pelotón, pero sus mandos se negaron a hacerlo. El capitán general de Madrid rehusó también que el pelotón fuera integrado por militares de carrera, que era la segunda opción. Parece ser que fue el propio Franco quien dio la orden de que los ejecutores de Grimau fueran soldados de reemplazo, y así se hizo. Jóvenes, asustados y sin experiencia de tiro, según los testigos, dispararon a Grimau 27 balas sin lograr acabar con su vida. Fue el teniente que mandaba el pelotón quien hubo de rematar a Grimau de dos tiros en la cabeza. Según confesó años más tarde a la familia del fallecido, este acto le persiguió durante toda su vida, hasta el punto de que acabó sus días en un psiquiátrico. Julián Grimau fue enterrado en el cementerio civil de Madrid.


RECUERDOS Y CONSECUENCIAS


Impactada por la muerte de Grimau, la artista chilena Violeta Parra le dedicó versos de su canción '¿Que dirá el Santo Padre?', publicada en el trabajo Recordando a Chile (Una Chilena en París) de 1965:
"El que oficia la muerte como un verdugo tranquilo está tomando su desayuno. Lindo se dará el trigo por los sembraos regaos con tu sangre Julián Grimau"

Violeta Parra: "¿Que dirá el Santo Padre?", dedicada a Grimau


Rafael Alberti también escribió un poema sobre la ejecución de Grimau: 

Que haya un cadáver más, ¿qué importa al mundo?
Pero el mundo se agita y se remueve.
En el mil novecientos treinta y nueve
se fusilaba sin más a tanto inmundo
protestar de masones, liberales,
comunistas, social democristianos,
escritores borrachos, italianos,
gentes de mal vivir y radicales.
Pero además, ¿qué pasa? Qué presentas?
Mundo, ¿cómo protestas, importuno?
¿Tanta importancia tiene a fin de cuentas,
que sean un millón o un millón y uno



Por último, años después Chicho Sánchez Ferlosio le dedicó la "Canción de Grimau":

Chicho Sánchez Ferlosio: "Canción de Grimau"

Ese día, 20 de abril, llegó el ministro de Hacienda francés Giscard d'Estaing para conceder un préstamo de 450 millones de pesetas. Se negoció, pero fríamente y se cortó la negociación. Le invitaron a un fin de semana en Toledo para obligarle a que el lunes fuera a ver a Franco. Le concedieron una "Gran Cruz". A la semana siguiente Giscard asistió a una recepción en el Elíseo luciendo la condecoración española. Al verle el general De Gaulle llamó al Jefe de Protocolo y le dijo:
Haga el favor de avisar al ministro de Hacienda que ese género de condecoraciones no son bien vistos en los salones de la residencia del Presidente de la República Francesa”
Sobre el defensor militar de Grimau (El País19-XI-2006) 
Rebollo conserva las ajadas notas de todo el proceso y el borrador de una añeja carta a Madame Campillo [la esposa de Grimau] dándole cuenta de sus últimos momentos. "Yo pasé con Julián sus últimas horas en capilla. Era muy culto y charlamos de pintura impresionista, de literatura existencialista, de la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII... Pero, sobre todo, recuerdo que me habló mucho de reconciliación y de cerrar las heridas causadas por la guerra entre los españoles. Creo que hoy no estaría muy conforme con lo que está sucediendo y con el hecho de que se esté reabriendo el pasado", añade el abogado, al que el caso Grimau dejó marcado para siempre (abandonó el Ejército cuando después del juicio querían destinarle, con el grado de comandante a la plaza africana de Ifni).

MUNDO OBRERO APÓCRIFO

El 1 de diciembre de 1963 apareció el número 1 de un “”Mundo Obrero” disidente en donde se acusaba a Carrillo de haber enviado a Grimau a España para sacrificarle y hacer de él un mártir. Lo más curioso es que todos los periodistas acreditados en España recibieron prácticamente al tiempo ese “Mundo Obrero”. Conociendo las dificultades que tenía el PCE para difundir su propaganda, la buena impresión del número y el lenguaje empleado, hizo que casi todos los periodistas consideraran ese periódico como apócrifo y posiblemente hubiera salido de las imprentas del ministerio de Información de Fraga Iribarne.



EPÍLOGO

La mujer y las hijas de Julián Grimau pidieron el pasaporte para volver a España, pero mientras vivió Franco les fue negado. Hubo de esperar a después de su muerte para tener pasaporte y regresar al país.

Llegaron el 19 de septiembre de 1976. Yo estuve cuando llegaron; según el ABC habría unas seiscientas personas, pero estuvimos varios miles en la estación de Chamartín. Transcribo aquí el primer párrafo de la noticia de la publicación “Blanco y Negro” y la dirección dónde se puede consultar (hemeroteca.abc.es)
Unas seiscientas personas de todas las edades y distintas procedencias sociales, todas ellas militantes o simpatizantes del Partido Comunista Español, madrugaron el pasado domingo día 19, para recibir en la estación de Chamartín a Ángela Grimau, viuda de Julián Grimau, que llegó a la capital con el pasaporte en su bolso después de muchos años de exilio”.

REHABILITACIÓN

Tanto IU como la familia de Julián Grimau han intentado repetidamente que se revisara la sentencia del consejo de guerra y se le rehabilitara, pero primero AP y después el PP se opuso rotundamente. El PSOE, puede que por temor al ejército, no ha mostrado mucho entusiasmo y los jueces del Consejo de Justicia Militar y los del Tribunal Supremo se han negado a reabrir el caso.


Manuel García
Blog del viejo topo









FUENTES:

12 comentarios:

  1. Un hombre libre Julian Grimau...y muy valiente... su historia vuelve a colocar al general Franco en el lugar de la historia del que nunca debe salir... en la lista de los asesinos...ercali...

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  2. No es correcto que la Plaza de Roma antes se llamara de Manuel Becerra. Es justo lo contrario, hoy día se llama Plaza de Manuel Becerra y anteriormente Plaza de Roma, por razones obvias.

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    1. Es verdad, hoy se llama Plaza de Manuel Becerra, pero me he limitado en esa frase a lo que decían las noticias periodísticas del suceso. Antes se llamó plaza de Roma, creo que así se llamó desdee los años 40, supongo como homenaja al fascismo. Antes de la guerra civil se llamó Manuel Becerra.
      Creo que esa incorrección no cambia el contenido de la entrada, a menos que se quieran buscar otras cosas.

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  3. El verso que se atribuye a Rafael Alberti no es de este poeta, sino de Antón Salamanca (cuyo verdadero nombre era Alfonso Sastre, que usó el pseudónimo para publicar en Ruedo ibérico).

    Sobre las torturas recibidas por Grimau y el hecho que fguera fusilado sentado en una silla... olvidado.

    No me ha gustado nada esta entrada, demasiado peso para la Wikipedia y se dejan en el tintero situaciones políticas concretas del Régimem e incluso del propio PCE.

    Es difícil saber a qué Manuel Becerra se le puso su nombre a una plaza madrileña, aunque apuesto a favor del que fuera ministro con Amadeo I, Alfonso XII y durante la regencia de María Cristina. El otro fue ministro durante la Segunda República, así que no me parece que sea él.

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    1. Con respecto a lo que me basé para la entrada. Algo, muy poco, fue en la wikipedia, principalmente para la biografía del principio, pero también está en el libro que cito después.
      Pero en lo que me basé sobre todo fue en el libro, que cito en la entrada, "¿Quién mató a Julian Grimau?" escrito por el periodista José Antonio Novais y uno de los componentes del equipo que le defendió Amandino Rodríguez Armada. Ediciones 99, Madrid 1976.
      Con respecto al poema. Puede haber dudas, pues en el periódico El Mundo de 25 de abril de 2010 pone:
      "La foto de Grimau me ha despertado recuerdos: es la misma que hace 47 años y cinco días enarbolaban en París y otras ciudades europeas miles de manifestantes que protestaban contra el inminente fusilamiento de Julián Grimau García, detenido seis meses antesl, torturado, juzgado en juicio sumarísimo plagado de irregularidades el 18 de abril y ejecutado en la madrugada del día 20. Rafael Alberti escribió aquel día un soneto para el último fusilado de la guerra civil española:

      Que haya un cadáver más, ¿qué importa al mundo?
      Pero el mundo se agita y se remueve
      En mil novecientos treinta y nueve
      se fusilaba sin más a tanto inmundo
      ..."
      Igualmente este periódico afirma lo mismo el 20 de abril de 2008.
      Y sin embargo en el Foro por la Memoria los atribuye a Antón Salamanca (Alfonso Sastre)
      Contra lo que dice: https://www.meneame.net/c/1820545
      que afirma que fue de Rafael Alberti.

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    2. Es posible que el poema sea de Antón Salamanca. Realmente no lo sé y no tengo razón para dudar de que así sea. Pero lo que si es cierto es que se le atribuye a Alberti en muchísimos sitios. Incluso autores, cuyo rigor a priori cuesta poner en duda, lo atribuyen a Alberti. Por eso, si es una falsa autoría, es de esas tan arraigadas que se reproducen con facilidad. Gracias por el apunte que facilita.
      Por lo demás, cada cual es muy libre de manifestar si le gusta algo o no. Pero permítame que le diga que su opinión me parece injusta. Mire, usted sabrá mucho sobre Julián Grimau quizás, pero la inmensa mayoría de la gente no tiene ni idea de quién fue (ni un 1% de la población). Y esto no es una entrada de investigación, sino simplemente una entrada conmemorativa de su muerte, que pretende por un lado recordarlo y ejercer la necesaria memoria que no debe de apagarse nunca; y por otro, explicarle de manera sencilla a un público que en su mayoría nada sabe de Grimau, quién fue. Nada más. Y nada menos. ¿Que se podía haber hecho alusión a más cosas? Pues claro que sí. Y también mi compañero podía haber escrito 100 páginas si se pone. Pero en ese caso casi nadie lo leería. Incluso hasta me parece una entrada demasiado extensa pensando en el objetivo de la misma, que básicamente es contribuir a recordar su memoria. Y lo hacemos lo mejor que sabemos, dedicándole un tiempo al blog que es más de lo que parece.

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  4. No había leído esta entrada hasta hoy. Bien en lo que se refiere a dar noticia de Julián Grimau, a recordarle —hay alguna frase verdaderamente mal redactada y no queda claro qué pasó con su padre, primera esposa, supongo, e hija— pero quizás sí se eche en falta alguna que otra información, aunque sólo sea como comentario, que creo suficientemente conocidas —al menos en círculos del PCE y militantes antiguos— como para obviarlas por completo y que raro me parece no figuren en el libro citado escrito por su abogado defensor. Me refiero al estado lastimoso de Grimau en el momento de su muerte a causa de las torturas recibidas —fusilado en una silla por no poder ponerse en pie, por ejemplo, e imposibilidad neurológica de hablar por las heridas en la cabeza— y que si no fueran ciertas resultaría que tanto el PCE como la familia Grimau habrían estado mintiendo durante años. También la propaganda franquista hizo referencia de manera indirecta —metiendo la pata, supongo— al poner en boca de Grimau que Carrillo le había vendido a la policía, frase recogida a duras penas por otro preso o por un enfermero que lo atendía. No es un asunto que pretenda sea morboso, pero así se nos contó siempre y así se ha podido leer. Las razones del ensañamiento con Grimau también debieran explicarse, no sólo por su condición de comunista y dirigente, además de la actuación habitualmente sádica y carnicera de la policía, sino las mentiras utilizadas en su contra por su condición de policía durante la guerra de España, que por cierto, tanto anarquistas como trotskistas también han utilizado en consonancia con los franquistas.
    Quedaría un tercer asunto, probablemente indemostrable, pero los más críticos con Santiago Carrillo —tanto desde la derecha como desde la izquierda, supuestas, del propio Partido— pusieron de manifiesto que no tenía ningún sentido mandar a Madrid a un militante muy conocido, fácilmente reconocible físicamente, convertido en objetivo prioritario de la policía política y al que se responsabilizaba de torturas en comisarías republicanas de Barcelona y Madrid, vamos, la conocida cantinela de las 'checas' que tanto y tan bien les vino a los supuestos integrantes de la 5ª columna para medrar tras la guerra y ser reconocidas víctimas del 'terror rojo'.
    Jorge Semprún —para mí, fiabilidad cero— llegó a atreverse a comentar a algún periódico que Julián Grimau era bastante irresponsable y no siguió unas mínimas normas de seguridad propias de la clandestinidad, por lo que la policía le localizó fácilmente.
    El asunto del militante clandestino del PCE que vendió a Grimau y del que nunca nadie volvió a saber nada parece más propio de la propaganda franquista que otra cosa.

    Por supuesto, gracias por la entrada, no sólo por Grimau, sino por todos —y todas, aquí creo que sí hay que escribirlo así— aquellos comunistas y antifranquistas sin nombre conocido que fueron torturados de manera salvaje, muchos de los cuales quedaron con secuelas irreparables física y mentalmente, y que con el transcurso de los años parece haberse olvidado y seguir manteniendo el oscuro velo de la mentira sobre todo aquello.

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    1. También yo he oído y leído lo del estado lastimoso de Grimau, y es muy posible que fuera así, además de las torturas, tuvo también las lesiones de la defenestración, cuando le tiraron por la ventana de la DGS, que fueron principalmente en la cabeza. Como me he basado en el libro no pongo más que lo que pone allí. Otra cosa es lo que yo pueda suponer.
      Voy a transcribir el apartado del libro que se titula:
      “La última noche de Julián Grimau.
      Grimau estaba tranquilo en su celda de condenado a muerte. A través de un transistor que le dejaron sus compañeros conoció la resonancia que había tenido su proceso en todo el mundo. Cuando, en cumplimiento de sus funciones, fue a visitarle el capellán de la Prisión, Grimau le dijo:
      -Muchas gracias, pero no necesito sus servicios.
      Al capitán Rebollo le entrega una foto suya. Escribe, su último escrito, al dorso:
      -Al capitán señor Rebollo Álvarez Amandi, con todo mi agradecimiento y cordialidad.
      Gracias mil por su defensa.
      Con verdadero afecto y respeto,
      J. Grimau
      y llega su último instante en la prisión de Carabanchel. Era la madrugada del sábado 20 de abril, vísperas de primavera.
      Una llamada a la puerta de la celda. Grimau la esperaba escrupulosamente aseado y vestido. Es conducido a través de los pasillos. En uno de los patios de la prisión espera un coche celular. Grimau es introducido en él. El motor se pone en marcha, arranca el vehículo y sale de la prisión fuertemente escoltado. Grimau desconoce el destino. No está lejos: el Campo de Tiro de Carabanchel. El coche celular marcha veloz por aquellos suburbios de Madrid, aún dormidos. Sólo en alguna casa, una luz encendida: algún obrero que tiene que acudir pronto al trabajo. La camioneta llega a su meta. El alba mal empieza a despuntar. De pronto, todo un espacio queda iluminado por las luces de los faros de los coches aparcados alrededor del lugar. En medio, un pelotón de soldados con sus correspondientes mandos esperan órdenes.
      A Grimau se le ordena avanzar en determinada dirección. Después, que pare y dé media vuelta. Frente a él, unos hombres con fusiles. Algien se acerca a vendarle los ojos. Grimau se niega. Sus deseos son respetados.
      La voz de mando suena:
      -¡Carguen!
      Grimau no titubea.
      -¡Apunten!
      El pelotón de ejecución se pone en posición.
      ¡Fuego!
      Grimau cae abatido.
      Un oficial se acerca y le da el tiro de gracia.
      Todo queda en silencio. El eco de las detonaciones se había oído en varios kilómetros a la redonda. Grimau estaba muerto. Son las 5,30 del 20 de abril de 1963.
      Tres años después prescribían los delitos cometidos durante la guerra. El cadáver que yacía en el Polígono de Tiro era el cadáver del último muerto de la guerra civil española.
      Con respecto a los otros temas que dices, creo que todos los militantes significados del PCE en la clandestinidad, Simón Sánchez Montero, Francisco Romero Marín, etc. estaban muy expuestos, y el Partido siempre mandaba responsables al interior. Lo de ajusticiarles era una conveniencia de Franco, dependiendo si necesitaba un escarmiento, en este caso por las huelgas de Asturias y desórdenes estudiantiles.
      No creo que Grimau fuera bastante irresponsable. Una persona que se juega la vida, que tiene familia, y que de la información que tiene dependen la vida de muchos militantes, no actúa irresponsablemente. Jorge Sempún, en efecto, no es fiable, necesita justificarse por su deriva.
      Yo escribí esta entrada porque desde siempre me quedé impactado por el suceso de la DGS, y que Grimau no muriera entonces, lo que obligó a que tuviera que darse publicidad a todo lo que siguió después.

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    2. Conocí a Simón Sánchez Montero porque en uno de los muchos 'incendios' que la Dirección del Partido le mandó a tratar de apagar (por cierto, con total y absoluta falta de respeto, falta de rigor político y claro, falta de conciencia política, aquellos que después formarían en IU la llamada Nueva izquierda, bautizaron a este 'glorioso' camarada como 'El bombero torero', e ironías de la vida, este comunista terminó siendo 'renovador' y no estoy seguro, creo que llegó a abandonar el PCE) se alojó dos noches en mi casa, entonces bastante lejos de Madrid. Entre los muchos asuntos hablados, fuera ya de las reuniones con un grupo reducido de amigos, estuvo la historia de Julián Grimau. Un tipo tan discreto, un camarada tan leal y honesto con el Partido, no entendió nunca la presencia de Grimau en España. Espeluznantes algunos de los recuerdos compartidos sobre su estancia en comisarías y cárceles. En el libro de memorias que Sánchez Montero escribió (jamás lo pude comprar ni tan siquiera encontrar) se hablaba de este asunto, pero no sé qué diría. Me dolió personalmente que Sánchez Montero terminara como un pelele de la derecha más claudicante del PCE. También se lo agradezco a Santiago Carrillo Solares

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    3. Yo también conocí a Simón. Coincidí un par de veces con él en actos. Es una de las personas más honestas y leales que he conocido.
      Tuvo un defecto, nadie es perfecto. La clandestinidad le dejó algo incorporado, es la lealtad absoluta al dirigente, Carrillo, que tenía entonces el Partido. Parece que en sus últimos tiempos estaba dolido con Carrillo.
      Este defecto no solamente fue suyo, tenía una cierta extensión.

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  5. Canción de Grimau (Chicho Sánchez Ferlosio)

    He conocido el crimen una mañana,
    color tiene mi pena de sangre humana.
    Sólo nubes y plomo lo presenciaron.
    Julián Grimau, hermano,
    te asesinaron, te asesinaron.

    Ya no nace en la tierra ni un pensamiento
    que no lleve esta pena dentro del cuerpo.
    Del dolor de mi pueblo nace mi canto,
    cuerdas de mi guitarra,
    sois compañeras de nuestro llanto.

    Malditos los que viven de la venganza
    mientras mueren los pueblos por la esperanza.
    Silencio de mi tierra, ¡qué amargo suenas!
    Las piedras del camino
    hoy sangre llevan, hoy sangre llevan.

    Nacerá el trigo joven entre besanas,
    las razones de nuevo pisoteadas.
    Pero a pesar de todo yo sé que un día
    tú estarás con nosotros
    como querías, como querías.

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  6. gracias por este excelente y necesario post

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