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domingo, 2 de febrero de 2014

La sociedad indignada. Fragmentos en torno a la indignación colectiva (1 de 2).


Imagen: Mood lifter, de Maggie Taylor (2001) (1)


Todos estamos indignados. Hay quien incluso está indignado con los indignados. ¿Será la crispación el inexorable signo de nuestro tiempo? Tan honda es la cólera social que llegamos a ritualizarla, incorporando la expresión de nuestra indignación como palabra ritual en nuestro comensalismo social. Nos encontramos con compañeros, familiares, amigos, simplemente conocidos, interaccionamos en las redes sociales... Y en esa comensalidad, expresar con ejemplos lo que nos irrita, es ya una parte imprescindible del guión.

Sobre tal escenario se desarrollan movilizaciones y protestas de todo tipo. Surgen nuevos partidos y hasta partidos que 'no son partidos sino métodos', aspirantes a poder condensar el tremendo potencial político del magma de la indignación social. Y a veces aparece algún que otro nuevo 'líder' con vocación salvadora, convencido de poseer la varita mágica para la solución de los problemas. Nada nuevo en la Historia: en épocas de crisis, en todas las sociedades los mesías y profetas se multiplican. Y sobre ese gran teatro de la indignación colectiva, con una pasmosa facilidad pasamos de la retórica 'esto no hay quien lo arregle' a la de 'esto se arreglaría muy fácil si...' Nos encanta el maximalismo, quizás porque simplifica la realidad al borrar cualquier atisbo de complejidad cuya comprensión se nos escape.

La indignación colectiva no es un fenómeno exclusivo de Borbonlandia. Hay tantos indignados por todas partes que, a buen seguro, los alienígenas renuncian a invadir la Tierra ante el pavor y temor que les ocasiona observar el nivel de cabreo humano. Temor del que carece el Vaticano, of course: el papa Francisco viajó a Río de Janeiro para "consagrarse como el Papa de los indignados". El argentino -cuya oscura y cuestionada hoja de servicios en la época de los milicos, recibió luego una oportunista limpieza de cutis a manos del nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel - tampoco es el único que se autoproclama guía espiritual de los cabreados. Aquí, en Borbonlandia, ya hay unos cuantos que aspiran a ejercer de gurús de los indignados; predican la sustitución de la lucha de clases por la lucha de la gente que llaman 'decente' contra la minoría indecente. Claro que si (casi) todos estamos indignados, y como condición apriorística (casi) todos somos gente 'decente' en lenguaje de los nuevos gurús mediáticos, entonces... ¿quién tiene la culpa de que el sistema se encuentre tan bien apuntalado? Sí, bien apuntalado, porque el sistema resulta más sólido de lo que nos gustaría, entre otras cosas porque periódicamente la masa social se encarga de rejuvenecerlo a base de lifting electoral.

1. La indignación anterior al gobierno de Rajoy y su paradoja.
"La democracia 2.0 ya está aquí (mi arriesgada apuesta: en las elecciones generales de 2012 ya habrá, al menos, un "diputado 2.0"). En un mundo en el que todo se transforma a una velocidad vertiginosa, la sociedad ha despertado y tiene un objetivo. Y para lograrlo, dispone de iconos básicos. Existe un texto escrito que es una referencia a nivel europeo (¡Indignaos!); existe un lugar físico impecablemente pensado como símbolo (la Puerta del Sol); existen medios de comunicación creados por y para indignados (periodismohumano.com, por citar uno de los más relevantes); existen intelectuales progresistas que ya han comprendido el poder de las redes sociales (el lunes, por ejemplo, Carlos Carnicero hizo un maravilloso discurso al respecto); y existe, principalmente, un sentimiendo de solidaridad del que los españoles siempre hemos hecho gala, y que ahora debe surgir con más fuerza que nunca: ésta es la revolución de todxs y para todxs."(Escrito por el periodista bloguero Adolfo Moreno, en la entrada "Sol en la oscuridad" de su blog uncaminantedespeinado, el 18 de mayo de 2011).

Uno de los aspectos interesantes de Internet reside en su utilización como herramienta para refrescar la memoria. El texto anterior, del bloguero Adolfo Moreno, participante del 15M en sus comienzos, fue escrito el 18 de mayo de 2011, apenas tres días después de comenzar el 15M o movimiento de los indignados. Seis meses después, la derecha del Partido Popular arrasaba en las elecciones generales del 20 de noviembre, obteniendo una holgada mayoría absoluta (casi 11 millones de votos, el 44,6%). El bipartidismo PP-PSOE contra el que se levantó el movimiento de los indignados, obtenía casi 18 millones de votos (73,5%). Si sumamos los votos de los principales partidos sistémicos con responsabilidades de gobierno (PP, PSOE, CiU y PNV), más de 19 millones de votos (casi el 79%) fueron a parar a manos de las que a priori parecían ser las fuerzas sistémicas desencadenantes de la indignación social. En otras palabras, semejante marea de indignación social, llegado el momento se tradujo en una patética realidad: 4 de cada 5 votantes, dieron su apoyo a lo que a priori parecían ser las fuerzas políticas detonantes de la indignación.

El 20N, únicamente Izquierda Unida parecía haber abierto una brecha, al subir desde el 3,8 de 2008 hasta casi el 7% (pasando de 969.946 votos obtenidos en las anteriores elecciones a 1.680.000 votos). También UPyD - partido que cada vez es más de 'ni de izquierdas ni de derechas' como la Falange de José Antonio -, entraba en el Congreso, tras haber mordisqueado el espacio electoral del PSOE. Aquella "democracia 2.0", la "revolución de todxs y para todxs", la proclama eufórica de "la sociedad ha despertado y tiene un objetivo"... que el bloguero indignado Adolfo Moreno expresaba con entusiasmo meses antes, se quedó finalmente... en una fantasía. Menos mal que uno de los lemas del 15M era "No nos representan".  


En las elecciones del 20N, la derecha del PP ganó en 45 de las 52 circunscripciones electorales. De las 7 restantes, únicamente en Gipuzkoa ganó una fuerza no sistémica (Amaiur). Las otras 6 se corresponden con Sevilla y Barcelona (donde ganó el PSOE), Bizkaia (ganó la derecha nacionalista del PNV) y las otras tres provincias catalanas en las que se impuso la derecha nacionalista de la formación neoliberal CiU.

Aquel 20 de noviembre de 2011, se cumplió algo que Julio Anguita había advertido antes de las elecciones de 1993"oigo a trabajadores que se declaran de la izquierda, por esa frustración decir que votarían al PP". Anguita advirtió de una dinámica de reacción que con el tiempo se iría acentuando cada vez más. Aunque la frustración de la que hablaba el ex-coordinador de IU, no impidió la victoria de Felipe González en 1993, sí se cumplió la predicción poco tiempo más tarde, dándole la victoria a Aznar en las elecciones de 1996. La misma frustración e indignación que acabó generando el gobierno de Zapatero en su última legislatura, condujo a la mayoría absoluta actual del PP, a partir de esa dinámica de reacción mencionada hace veinte años por Anguita. 

2. Spain is different? 

Es menester desengañarnos. España no es diferente. Un dicho frecuente entre antropólogos afirma que cuando nos consideramos diferentes a los demás, a menudo nos parecemos más de lo que quisiéramos; de igual forma que cuando consideramos que somos lo mismo, con frecuencia somos más distintos de lo que nos parece. En este caso se impone la primera parte de este principio: en todas partes cuecen habas.


La revolución vikinga

El movimiento de los indignados islandeses, fue presentado por muchos como un modelo a imitar, una respuesta ejemplar de la masa social, expresión del elevado nivel de conciencia social desarrollado por la ciudadanía islandesa (¡qué poco me guste ese palabro!, 'ciudadanía', concepto axial de la ideología dominante liberal que diluye - en el imaginario colectivo - las diferencias entre clases sociales, invitando a distraer la atención sobre la lucha de clases). 

¿Recordáis Islandia? ¿Recordáis el comienzo del movimiento español de los indignados y su grito de guerra "¡Islandia es la solución!".

En octubre de 2011, Manuel Castells publicaba en La Vanguardia un artículo titulado "La solución islandesa", cargado de entusiasmo: primero, por el carácter ejemplar otorgado al movimiento de los indignados islandeses; segundo, también por la condición de ejemplo que Castells atribuía a la respuesta dada por el nuevo gobierno socialdemócrata a la crisis (2)


Jóhanna Sigurdardóttir 
La indignación popular siempre castiga al que gobierna. Así está diseñada la maquinaria del poder en la democracia burguesa, y por eso el recambio suele ser también de confianza de la casa. Aquí sucedió con Zapatero. En Islandia ocurrió con la derecha, responsable directa de la crisis. En 2009, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir se convirtió en la Primera Ministra de Islandia. Líder de la AS (Alianza Socialdemócrata o Samfylkingin en islandés, partido miembro de la Internacional Socialista y de su grupo en la Eurocámara), Jóhanna Sigurdardóttir  levantó pasiones inicialmente, además de simpatías por cuestiones diversas, como por ejemplo ser la primera jefa de gobierno de todo el mundo identificada como LGBT ("siglas que hacen referencia a los colectivos de lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero").

El gobierno de Sigurdardóttir, empeñado en asumir la dura disciplina de ajustes que imponía el Fondo Monetario Internacional (FMI), pasó de la gloria al abismo. En las elecciones de abril de 2013, tras apenas cuatro años, la coalición entre los socialdemócratas de AS y sus socios los ecologistas del Movimiento de Izquierda Verde, perdieron la mitad del apoyo electoral que habían consiguido en 2009. ¿Y los tan indignados islandeses, protagonistas del movimiento "ejemplar", iniciado el 11 de octubre de 2008 por el carismático cantante Hordur Torfason? Qué esperpento tan monumental resulta que, cuatro años después, la indignada sociedad islandesa haya devuelto al poder a los mismos que provocaron el desastre: a los "centristas" y conservadores que, gobernando juntos en coalición (entre 1995 y 2007), condujeron a Islandia a la bancarrota y al caos, provocando como reacción social el movimiento de los indignados. Los mismos contra los que la sociedad islandesa supuestamente se había levantado, recibían en los comicios del pasado abril el 51% de los votos. Además de la mayoría absoluta de las fuerzas conservadoras, en las últimas elecciones islandesas han conseguido entrar en el Parlamento dos pequeños partidos de ideología vaporosa y de nombre rimbombante: Futuro Brillante y el Partido Pirata.

Al final resultó que, el ejemplar movimiento de los indignados islandeses al que Castells se refería en 2011, no tuvo más efecto que el de una ventosidad liberada en un jacuzzi. Cosas de la vaporosidad ideológica y del abandono de los postulados de la izquierda. Eso sí, sin duda también los indignados islandeses eran/son gente "decente", diría Juan Carlos Monedero ("el Mike Jagger de la Ciencia Política", como lo califica Tania Sánchez Melero en su blog).

Elvira Huelbes escribía en Cuarto Poder en mayo del pasado año ("El pesimismo ganó en Islandia"): 
"[Los islandeses] Han vuelto por donde solían, a la confortable derecha de ciudadanos de buena familia, grandes y rollizos, bien alimentados y que no quieren saber nada de unirse a Europa, con la que está cayendo. (...) Mudos han quedado los aplausos que habían levantado las informaciones –muchas veces ilusorias y fantasiosas, hay que decirlo- que llegaban del frío país. (...)  La memoria selectiva de la gente ha colocado otra vez en el sillón a los que –se dice- provocaron la crisis."

La Hélade agitada

Otro país caracterizado por el fuerte sentimiento de indignación social colectiva, ha sido Grecia. El expolio y las políticas de la derecha neoliberal de Nueva Democracia (ND), hundieron el país, tomando el relevo - en octubre de 2009 - el líder del socialdemócrata PASOKYorgos Papandréu. Su padre, Andreas, también fue primer ministro, como a su vez también lo fue su abuelo Yorgos. La familia Papandréu parece contar con la gracia de los dioses del Olimpo para ejercer la más alta magistratura de la nación; o quizás acaso se trate de que las competencias para el ejercicio del poder se transmitan mediante herencia genética, como cree en lo más profundo nuestro neodarwinista social Mariano Rajoy. El caso es que Papandréu fue elegido en 2006 como cabeza presidencial de la Internacional Socialista, y en 2009 le tocó lidiar con el marrón dejado por ND en Grecia. Empeñado en seguir políticas neoliberales, la grave crisis económica, el ruido de sables de los militares y su intento fallido de llevar a cabo un referéndum sobre la refinanciación de la deuda griega, fueron hechos que le condujeron a dimitir a finales de 2011. Tomó el relevo un tecnócrata de confianza del Banco Central Europeo, el lúgubre ejecutor Lukás Papadimos, hasta las elecciones de 2012.

En medio del caos social, del derrumbamiento absoluto del ya limitado estado del bienestar griego, de la tercermundialización del país, de la oleada de indignación que se extendía por toda la moderna Hélade, movilizaciones y disturbios..., cabía esperar algo distinto en las elecciones de 2012. Sorprendentemente, aunque con escaso margen, ganó la derecha de Nueva Democracia, la misma que había originado, con sus políticas neoliberales y con su corrupción estructural, la crisis griega. El caso griego volvió a mostrar que el ruido del gallinero no se corresponde necesariamente con el número de gallinas que parece haber en el corral por el estruendoso cacareo de indignación que escuchamos.


Partido de la Izquierda Europea
Cierto que el desastre electoral griego aportó una luz, un atisbo de esperanza, con el Frente Social Unificado SYRIZA, segunda fuerza política y perdedora de las elecciones por muy escaso margen. Prueba además de las posibilidades que tienen, lejos de experimentos políticos postmodernos, las organizaciones de la izquierda cuando deciden actuar como frente popular en torno a un programa común, el único camino existente hoy por hoy para que esa indignación social se convierta en fuerza política transformadora. Debiera servir de aviso a navegantes, a los que reivindican el carisma del liderazgo frente a los programas e ideas; a los que se dejan seducir por la vaporosidad ideológica de líderes populistas fabricados por medios sistémicos, frente a la perseverancia y trabajo constante de las organizaciones políticas de clase. Por cierto, el líder parlamentario de Syriza, Alexis Tsipras, ha sido elegido para ser la cabeza del Partido de la Izquierda Europea - al que pertenece Izquierda Unida- en las próximas elecciones europeas, con un programa común compartido por todos los integrantes del The Party of the European Lefty.

Con la excepción de Syriza y del puñado de votos y diputados obtenidos por el Partido Comunista de Grecia, el KKE, el resto del electorado griego optó por representantes sistémicos. Incluso los neonazis de Amanecer Dorado obtuvieron un preocupante buen resultado (3,5 puntos más que el KKE). Finalmente, la derecha de ND obtuvo el apoyo de los "socialistas" del PASOK, para formar gobierno. ¡Cosas veredes..!

Eso sí, los griegos han continuado indignándose y mostrando su indignación a los cuatro vientos. Las encuestas actuales colocan ya a Syriza como primera fuerza política.

He puesto estos dos ejemplos, islandés y griego, porque teniendo en común la base de un fuerte sentimientos de indignación colectiva que no ha impedido el triunfo electoral de los de siempre, al mismo tiempo son casos diferentes. Son distintos no ya porque un país (Islandia) no pertenezca a la UE y otro sí (Grecia), sino por las formas en que ha cristalizado la indignación colectiva. En Islandia, el movimiento de ciudadanos indignados tomó la vía del desprecio por el formato de las organizaciones políticas de clase, convirtiéndose paradójicamente en una respuesta asimilada por el propio sistema. En Grecia, por el contrario, por primera vez desde la guerra civil griega que perdió el KKE, la izquierda real irrumpió con fuerza, debido a que una parte nada desdeñable de la indignación colectiva, decidió arropar a las organizaciones políticas de formato clásico de la izquierda, agrupadas en un frente popular (3). Resulta incongruente que muchos de los que arremeten contra la misma estrategia política organizativa en España, representada por IU, aplaudan hasta con las orejas el buen hacer de Syriza en Grecia.

Retomaremos ambos ejemplos en la segunda parte de esta entrada. Por el momento, la reflexión que nos sugieren es que España no es diferente. El fenómeno por el cual un fuerte sentimiento colectivo de indignación social, necesariamente no impide la renovación del poder sistémico, está bastante más extendido de lo que quizás pensemos. 


3. La indignación social tras la llegada de Rajoy al gobierno.

Lo cierto, aunque resulte contradictorio con los resultados electorales, la indignación social no cesó en momento alguno y, nada más producirse la victoria electoral del PP por mayoría absoluta, siguió haciéndose palpable. Lo cual hace pensar que, en buena parte, el éxito electoral de Rajoy se debió -sobre todo- al voto de castigo contra Zapatero; incluso parte de la abstención fue una abstención de castigo. De esta forma se producía esa reacción mencionada por Anguita en 1993, en torno al factor "frustración social". 

El incremento de los problemas sociales, originado sobre todo por el desempleo, fue dando fuerza a una espiral dramática. Familias que, no pudiendo hacer frente a los pagos de la hipoteca, veían cómo perdían la vivienda en manos de bancos que se rescataban con un dinero que al final pagaríamos todos (pese a que inicialmente nos dijesen otra cosa: primero Elena Salgado, siendo ministra de Economía del PSOE; más tarde Luis de Guindos, actual ministro de Economía del PP). El problema de las preferentes y subordinadas, que acabó por convertirse en uno de los mayores timos -sino el mayor- de la historia de España. Salarios a la baja, mientras el coste de la vida seguía encareciéndose -incremento que alcanza una condición obscena en algunos capítulos, como es el gasto energético-. Miles de españoles que se ven forzados a emigrar, aunque el gobierno insultantemente niegue que se trate de emigración, por tratarse de una "movilidad laboral dentro de la UE". La explosión definitiva de casos de corrupción como el de Bárcenas, el de los ERE andaluces, etc. Todo ello, y otras cosas, no hizo sino incrementar la indignación social ya pre-existente, que experimentó un crecimiento geométrico con la aplicación de recortes por parte del gobierno (sobre todo en gasto social, educación, salud...), el rescate bancario encubierto, la activación de iniciativas encaminadas a la privatización progresiva de la Sanidad, sistema de pensiones..; la subida impuestos, el proyecto de ley sobre el aborto, la nueva ley de Educación...  Todo ello ha elevado la indignación social hasta un climax extremo, proyectado en protesta social: movilizaciones anti-desahucios, la marea verde, la marea blanca, la marea violeta y demás mareas, otras manifestaciones y movilizaciones muy diversas, una huelga general y múltiples huelgas y paros sectoriales... 


4. Preguntas pertinentes.

Todo lo anterior es de conocimiento público. No aporto nada nuevo. Pero sobre ese escenario, creo que desde la izquierda debemos formularnos cuatro preguntas básicas, que en realidad están interrelacionadas.

1ª) ¿Por qué tal indignación social, si está generalizada, no acaba de traducirse en la calle con la contundencia que cabría esperar? Esta pregunta me parece muy pertinente, ya que aunque nos guste pensar otra cosa, lo cierto es que las movilizaciones están muy lejos de ser una dinámica de masas. Reconozcámoslo: estaremos muy cabreados, pero tal cabreo no se proyecta con toda su fuerza en la calle.

2ª) La indignación social, tanto activa (manifestada en la calle) como pasiva (la que no desemboca en acción-movilización), ¿supone necesariamente un capital de fuerza para la izquierda? También resulta muy pertinente esta pregunta, ya que por algún extraño fallo de análisis, existe una tendencia a pensar que la indignación social mecánicamente se traduce en una fuerza transformadora de izquierdas. 

3ª) Si la respuesta a la pregunta anterior es NO, ¿cómo explicar que la indignación no se traduzca en fuerza política transformadora de izquierdas? ¿Es cuestión de "método", como afirman Pablo Iglesias, Monedero y otros, o, por el contrario, existen otras causas que no queremos ver o no sabemos ver?

4ª) ¿Qué coordenadas ideológicas circunscriben tal indignación colectiva?

Abordemos estas preguntas en la segunda parte de la entrada.

5. La indignación social como fenómeno polisémico y multidireccional. 

Resulta difícil negar que existe un sentimiento generalizado de indignación social. No recuerdo un momento anterior en el que dicho sentimiento estuviese tan extendido por todos los poros del tejido social y resultase tan palpable. Se respira en el aire, es imposible no tropezarse con él.

Ahora bien, supone un gran error (bastante frecuente) partir de la base que la indignación social tenga un carácter unívoco. En cierto modo, es el error del ejemplo del bloguero que mencionaba al comienzo. Dos objecciones:

A) Una cosa es que exista dicho sentimiento generalizado, y otra cosa muy distinta es la uniformidad del objeto que provoca la indignación: gobierno, partidos (todos/algunos), banca, políticos, empresarios (el capital), paro, tema de las preferentes, salarios, vivienda, corrupción, justicia... Es decir, cuando pasamos al objeto inductor de la indignación, entramos en un campo de lecturas sociales distintas que dan colorido y matices a dicha indignación, porque aunque haya personas que puedan estar indignadas por todos aquellos temas que pongamos sobre la mesa, cada cual hace su mezcla. Hoy por hoy, vivimos en una sociedad de indignados, lo que en absoluto significa que exista un consenso social sobre qué cosas son las que nos indignan, o, al menos, sobre el grado de importancia que atribuimos a los distintos componentes de la indignación social. Habrá quien piense: 'hay temas que sí se subrayan de manera general, como la corrupción'. En efecto, temas como el de la corrupción casi todo el mundo lo coloca sobre la mesa. Pero ya cuando entramos a desmenuzar cómo la gente concreta el ítem 'corrupción', sus causas, responsabilidades, soluciones, etc., nos encontramos con distintas lecturas sociales. En otras palabras, el objeto que provoca la indignación social es mucho más polisémico de lo que nos parece. Tanto es así que hasta ha surgido un partido de indignados a la derecha del PP, el partido VOX. En ocasiones me siento a charlar con conocidos de ideas conservadores y, dándome cuenta de que coincidimos en algunas apreciaciones pese a que estamos en polos ideológicos opuestos, no puedo evitar pensar en dicha paradoja: 'qué cabreados e indignados estamos todos, pero cuando vamos a un análisis de causas y respuestas estructurales, qué distinta visión tenemos'.

B) Otra cosa, también muy diferente, es que dicha indignación colectiva tenga un efecto unidireccional en la praxis política de la masa social. Es decir, que la respuesta social sólo vaya a ir o pueda ir por un único camino. Destaco dos motivos:
1º. Lo que acabo de señalar sobre el propio carácter polisémico de la indignación, que de por sí bloquea la posibilidad de que la respuesta social pueda ir en una misma dirección.
2º. Aunque últimamente abunden charlatanes de feria que insisten en relativizar y cuestionar la importancia del factor ideológico, la ideología es innata a la persona social. Imaginar actores sociales desprovistos de ideología es como imaginar banqueros desprovistos de un ánimo de lucro. Resulta muy ideológico negar la existencia de la ideología, como resulta muy político declararse apolítico o anti-político. El componente ideológico es consustancial a la visión de la realidad que cada cual dibuja. De manera que la indignación social, en la medida en que toma cuerpo desde coordenadas ideológicas variadas, difícilmente se concretará en una respuesta unidireccional. Por este motivo, una de las cuatro preguntas básicas que planteaba en el epígrafe anterior, es cuáles son las coordenadas ideológicas que delimitan la indignación colectiva.


Fuente y URL de este artículo: blog del viejo topo

Notas

(1) Nacida en 1961 en Cleveland, Ohio, Maggie Taylor es una artista muy conocida por sus collages de fotografía digital, en los que expresa una visión surrealista del mundo, heredera de los grandes maestros del arte surrealista. A través del componente onírico de sus obras, Maggie Taylor consigue crear evocativas metáforas visuales que desbordan en múltiples significados. Su sitio web es: http://maggietaylor.com
(2) Para quien no recuerde bien cómo se forjó la crisis islandesa, Castells nos brinda un buen resumen en su artículo. Extraigo un párrafo del mismo: "Y es que Islandia se había convertido en ejemplo paradigmático de crecimiento basado en la especulación financiera. En 2007 era el quinto país más rico del mundo en renta per cápita, una riqueza generada por la rápida expansión de un sector financiero dominado por tres grandes bancos que alimentaron con crédito fácil la expansión de la demanda interna e incrementaron su capital ficticiamente usando las acciones de cada banco para comprar acciones de los otros y así aumentar su valor. El patrimonio bancario equivalía al 800% del PIB en 2007. Para ocultar sus maniobras crearon empresas en paraísos fiscales, como Luxemburgo, la isla de Man, las islas Vírgenes e incluso Cuba, a través de las cuales usaban sus capitales inflados como colaterales para pedir más préstamos internacionales." 
(3) Syriza está formada por AKOA (Izquierda Innovadora Comunista Ecologista, organización eco-comunista procedente del antiguo Partido Comunista del Interior), DIKKI (Movimiento Democrático Social, escisión por la izquierda del PASOK), DEA (Izquierda de los Trabajadores Internacionalista, de ideología trotskista), Ciudadanos Activos (un movimiento de izquierdas muy heterogéneo a nivel ideológico), KEDA (Movimiento por la unidad de acción de la Izquierda, escindidos del KKE), Kokkino ("Rojo", organización socialista anticapitalista), KOE (Organización Comunista de Grecia, de ideología maoista), Xekinima (Organización Socialista Internacionalista, de carácter trotskista), Ecosocialistas de GreciaSynaspismós (SYN, un partido que se formó tras fusionarse el antiguo Partido Comunista del Interior, de carácter eurocomunista, con un sector escindido del KKE).
Además de estas organizaciones políticas, hay toda una serie de movimientos sociales volcados en su apoyo con Syriza.


Accede desde aquí a la 2ª parte de la entrada "La sociedad indignada" 

6 comentarios:

  1. Como bien dices hay cosas muy curiosas en la indignación, pero no creo que sea debido a diferencias ideológicas. yo discuto mucho sobre ello con diversa gente y hay algo un punto del que me he dado cuenta. La mayoría de la gente no se quiere/puede creer que esto sea una lucha de clases y que los grandes partidos estén del lado de la clase superior.
    Yo les digo que tal o cual caso de aparente corrupción, en realidad no lo es tal, es simplemente que legislan para los ricos porque son sus asalariados, comprar a un político no es difícil y menos aun si entró en política con la idea de venderse. Por ejemplo. ¿Por qué la inyección de capital a los bancos no se hizo amortizando las hipotecas y que fueran los hipotecados los que debieran el dinero al estado? Hubiera sido facilísimo, los bancos hubieran recibido el dinero que tanto decían necesitar, el estado se hubiera garantizado recibir más dinero del que puso y hubiéramos evitado el drama de los desahucios. Si a eso hubiéramos sumado el encarcelamiento de todos los banqueros responsables, tendríamos una solución justa y barata, no solo barata, beneficiosa para el estado.
    Pero los gobiernos hoy no buscan justicia para todos, buscan beneficios para quien les paga y eso la gente no se lo puede creer, un compañero mio votante del PSOE me dijo el otro día; no me quiero creer esto que me dices, porque si me lo creyera.... No terminó la frase. Prefieren creer que la corrupción es solo corrupción, que los recortes son el único camino y que el sistema en realidad mira por ellos.

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  2. Quiero señalar dos cosas.
    Mucha gente está indignada porque le han quitado el capitalismo que hasta hace seis años teníamos. Esta gente no entiende cómo no le devuelven a ese “estado de bienestar”. Parten de esa premisa, por lo tanto han votado y, probablemente, votarán a los partidos del sistema en cuanto le prometan volver a hace seis años.
    Eso es lo que pasó en las elecciones de 2011 en España. El PP, Rajoy, dijo que en cuanto llegaran al poder volvería la confianza y los créditos, con lo que se reanudaría la vida de 2008. La gente le creyó sin tener en cuenta que la deuda, pública + privada, estaba cerca de cuatro billones de euros, lo que al ser impagable, indica que no se podría volver atrás.
    Ahora está pasando con el PSOE, está prometiendo cambiar todas las leyes que ha puesto y pondrá el PP, sin tener en cuenta que el problema no son las leyes particulares, sino el sistema.
    Otra cosa es la comparación entre Syriza e IU. Hay una diferencia que hace más difícil la formación de un frente con base en IU o en cualquier otra fuerza de izquierdas. En Grecia no hay ninguna región o nacionalidad muy distintas de las demás, o sea no hay nacionalismos que impregnen las fuerzas de izquierda. En España esa es la dificultad añadida para IU.

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  3. Como dice Manuel García en su comentario la gente lo que quiere es volver al capitalismo de vacas gordas como sea. Y sobre todo que alguien llegue con la varita mágica y lo arregle. La gente (salvo el pequeño grupo de indignados comprometidos) no quiere participar, no quiere pensar, quiere que se lo arreglen. Además y esto es muy importante, todo el mundo es anticomunista visceral (este es el legado de la guerra fría) y son incapaces de imaginar un sistema social diferente a la sociedad actual. Por eso votan en masa al PP o en defecto al PSOE. Yo por ejemplo no entiendo la actitud de los votantes del PSOE. Si tu partido hace recortes y política favorable al capital y están en desacuerdo con ello, ¿por qué no votan a otra opción más a la izquierda (como IU por ejemplo)? Respuesta: Anticomunismo visceral. Aún así, si no eres comunista tampoco ¿por qué no crear un partido nuevo al margen del PSOE? Respuesta: la gente es cómoda y no mueve el culo. Prefieren abstenerse o votar al PP, lo que es totalmente ilógico porque si protestabas contra los recortes de ZP vas y votas por los que iban a hacer aún mayores recortes. Mi conclusión es que la gente es idiota (lo siento pero es así como lo pienso) y no son consecuentes con su supuesta ideología. Solo reina la confusión en sus mentes o es que hay otros valores para ellos más importantes que los que se suponen que tendrían por votar a un partido de supuesta izquierda como el PSOE. El problema principal no es tanto la clase dirigente (que también) sino la propia clase trabajadora que ya no tiene una ideología de clase y que vive en el conservadurismo anticomunista y/o en la confusión ideológica total. De aquí que vayamos derechos al fascismo (reaccionario y neoliberal en sete caso) como ya ocurrió en los años 1920-30. El problema es que ahora ya no habrá comunistas que los paren.

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    1. Amigo Anónimo, estoy bastante de acuerdo con tu comentario. Aunque yo soy más optimista. No en el sentido de cambiar el sistema de forma inmediata. Yo estoy convencido que costará años, pero creo que el propio sistema va a obligar a que la mayoría de la gente exija el cambio del sistema.

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  4. No sé porqué la izquierda tiene la necesidad de fragmentarse hasta el infinito,lo mismo da en Grecia que en España o cualquier otro pais.¿Es que en la izquierda somos todos tan estupendos que nos sentimos únicos y tenemos la necesidad de ser cada uno de nosotros cabeza de ratón y nos negamos a ser cola de león.La verdad es que en España hay una necesidad imperiosa a seguir los pasos de grecia.Pero es bastante triste que en Grecia,para formar Syriza, se hayan tenido que juntar infinidad de partidos.¿Qué ocurriría en el supuesto de que llegasen a ganar unas eleciones y tuviensen que formar gobierno?¿no saldría hecho pedazos a los cuatro días?Seamos serios.Esta triste realidad no da derecho a nadie a descalificar a un movimiento que ha sido tan importante como el 15M,que ha puesto de manifiesto las carencias de una democracia como la que padecemos;que ha hecho que sea posible que la gente haya visto la necesidad de decir, ya basta;que haya hecho posible un movimiento como el de la PAH;que las mareas hayan visto la necesidad de salir a la calle y corear consignas como sí se puede,etc....Que haya hecho posible que una organización tan importante para la izquierda de este pais como IU haya tenido que poner en primera linea a una persona como ALBERTO GARZÓN,que por cierto participó en el 15M.Acaba de salir un grupo como PODEMOS;le damos la bienvenida,pero debemos de exigir a todos:IU,Podemos,Izquierda Anticapitalista,y demás grupúsculos que pululan por el universo político, que se sienten y no se levanten hasta que hayan conseguido una SYRIZA española,que aglutine a toda la izquierda,incluyendo en ella a todos los movimientos sociales.Y cuando hayan conseguido esa proeza que salgan a la palestra y nos convoquen a toda la sociedad a trabajar,hasta la estenuación,para conseguircambiar el rumbo,de forma radical esta situaciónde despropósitos a la nos han llevado tanto el PP como el PSOE

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    1. Hola. Varias apreciaciones.
      1º) No es mi intención "descalificar" al 15M, sino romper mitos, poner al descubierto algunas paradojas y contradicciones. En general sobre el 15M se han dos posturas muy extremas y que considero erróneas: A) los que atacan y critican duramente y B) los que consideran que es una panacea. El 15M ni es una panacea como unos dicen, ni tampoco un hecho sin importancia como dicen otros. No todo es blanco o negro. Pero sí es importante desmitificar (que es lo que hice en esta entrada con los movimientos de indignados en general) para poder hablar luego de sus virtudes (lo que haré en la 2ª parte)..
      2º) Hay un error de base entre mucha gente y a ello me referiré en la segunda parte: ver de forma disociada los movimientos sociales y las organizaciones de izquierda. Eso es falso, porque en la mayor parte de los movimientos sociales ha estado esa izquierda, aunque nadie vaya con el carnet en la boca. Incluso en alguno de esos movimientos, en su inicio partidos y sindicatos han sido claves (por ejemplo las mareas). Aunque Pablo Iglesias y su grupo se empeñen en negar esto, es faltar a la verdad. Y de hecho aquí no se trata de decir si movimientos o partidos, porque es una disyuntiva irreal: ambas cosas tienen que existir y actuar coordinadamente. Y éste siempre ha sido el planteamiento de IU y antes de que existiese IU, tbn el del PCE. No con mucho éxito, pero no olvidemos A) que estar condenado al silencio por los medios sistémicos, condiciona mucho, y B) los movimientos cobran realidad con las personas y lo triste es que la mayoría de esos indignados de ahora, hasta hace dos telediarios eran forofos incondicionales del capitalismo de consumo en el que vivíamos y les importaba todo un bledo. Es así de triste y he pretendido subrayarlo en esta entrada. Me alegro que ahora vaya la gente despertando.
      3º) Las razones de la fragmentación de la izquierda son complejas. A veces es incluso por tonterías. Pero el futuro pasa por la idea de frente popular que es lo que hace Syriza en Grecia e IU en España. Y nadie puede llamarse a engaño: no es un camino fácil y cuanto más amplio sea el frente, más dificultades habrá. Pero no queda más remedio que aprender todos juntos a remar en la misa dirección en base a PROGRAMAS comunes, que es lo que debe ir siempre por delante y es lo más importante.
      4º) Garzón es uno más en IU. No es que esté en "primera línea" como dices (aunque sea diputado y otras cosas), sino que es más conocido porque los medios hablan de él. Pero como Garzón conozco a muchos en IU, aunque no salgan en los medios. Y claro que participó en el 15M, como mucha gente de IU.
      5º) Las carencias de la democracia no creo que las haya puesto al descubierto el 15M, sino la crisis. Es muy distinto. Así de triste. Y además IU lleva toda su vida hablando de esas carencias. Cuando IU se opuso al Tratado de Maastricht y afirmaba que corrompía todavía más la democracia burguesa y que abría las puertas de par en par al neoliberalismo, muchos de los que ahora parecen descubrir "las carencias de una democracia como la que padecemos", de aquellas se reían o miraban para otro lado. Ahí están las hemerotecas para comprobarlo.
      6º) Es bueno no olvidar que IU no es un partido en sentido clásico, sino una federación de fuerzas en donde alguien puede estar desde su pertenencia a un partido o puede estar sin estar afiliado a ninguna de las organizaciones que componen a IU. Cuando hablamos de "es necesario una Syriza en España"... ¡Si ya existe! Hagámosla más fuerte, perfeccionemos lo en lo que haga falta, mejoremos lo que sea preciso... Que por cierto, muchos de los problemas y dificultades q tiene IU en España, tbn los tiene Syriza en Grecia. Es bueno tenerlo en cuenta.

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