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domingo, 8 de junio de 2014

Manuel Delgado: A propósito de la mediación y los valores universales como estrategia de dominación de clase.


El texto que sigue es una nota o comentario que el antropólogo catalán Manuel Delgado Ruiz (Barcelona, 1956) dirige a una estudiante del Grado de Antropología de la UB. Delgado aprovecha la elaboración de la nota para publicarla como entrada de su blog El cor de les aparences (El corazón de las apariencias), en manueldelgadoruiz.blogspot.com.es 

Cabecera del blog El cor de les aparences 

Uno de los últimos libros (2011)
 de Manuel Delgado
El texto original está en catalán (puedes verlo pulsando aquí). Lo hemos traducido al castellano por el interés que tiene, pero también como disculpa para presentar en nuestro blog la bitácora personal de Manuel Delgado, que hemos añadido a la lista de sitios recomendados (ver menú lateral). 

Manuel Delgado es profesor de Antropología en la UB (Universitat de Barcelona). Posee un completísimo currículo en el que destacan sus estudios sobre la construcción de las identidades colectivas en contextos urbanos. 

En su blog El cor de les aparences, Delgado combina artículos de análisis político con textos divulgativos de Antropología. Así pues, no solo lo recomendamos por su contenido político, sino que también es un excelente rincón para aquellos que están interesados en introducirse en el conocimiento de esa ciencia social tan apasionante como es la Antropología.

Además de docente e investigador, Delgado es un veterano activista social y militante político. Actualmente forma parte del PCC (Partit dels i les Comunistes de Catalunya). Sobre su trayectoria política, leemos en la web del PCC:
Ingresó en las Juventudes Comunistas en 1974, procedente de Bandera Roja. Ese año es detenido por su pertenencia a Comisiones Obreras de Banca. En 1975 es detenido de nuevo en una protesta contra las condenas a muerte de militantes antifranquistas y encarcelado a disposición militar para ser sometido a consejo de guerra. Beneficiado por la amnistía de 1977, se incorpora de nuevo al PSUC y después a Iniciativa por Cataluña, que abandona en 1995. Participa activamente en varios movimientos sociales, sobre todo contra la especulación inmobiliaria. En 2007 es nuevamente detenido por su participación en una protesta contra el sorteo de pisos del Ayuntamiento de Barcelona. Es miembro de la Associació Catalana d'Expresos Polítics. En 2008 ingresó en el PCC.
Delgado, en una intervención ante el Comité Central del PCC. 

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A propósito de la mediación y los valores universales como estrategia de dominación de clase.
Manuel Delgado Ruiz
Publicado en blog El cor de les aparences (3 de junio de 2014)
[Nota: la negrita es nuestra. El subtítulo del original es "Nota para Irma Estrada, estudiante del Grado de Antropología de la UB]


Se trata sólo de un apunte más sobre lo que te dije sobre la noción de mediación, tal como se plantea en la Crítica a la filosofía del Estado de Hegel, que escribe Marx en 1844. Mediación expresa una de las estrategias o estructuras mediante las cuales se produce una conciliación entre sociedad civil y Estado, como si una cosa y otra fueran en cierto modo lo mismo y como si se hubiera generado un territorio en el que hubieran quedado cancelados los antagonismos sociales. El Estado, a través de este mecanismo de legitimación simbólica, puede aparecer ante sectores sociales con intereses y objetivos incompatibles -y al servicio de uno de los cuales existe y actúa- como ciertamente neutral, encarnación de la posibilidad misma de elevarse por encima de los enfrentamientos sociales o de arbitrar en un espacio de conciliación en el que las luchas queden como en suspenso y los segmentos confrontados declaren una especie de tregua ilimitada.

Este efecto se consigue por parte del Estado, gracias a la ilusión que ha llegado a provocar - ilusión real, y por tanto ilusión eficaz-, que en él las clases y los sectores enfrentados disuelven sus contenciosos, se unen, se funden y se confunden en intereses y metas compartidos. Las estrategias de mediación hegelianas sirven en realidad, según Marx, para camuflar toda relación de explotación, todo dispositivo de exclusión, así como el papel de los gobiernos como encubridores y garantes de todo tipo de asimetrías sociales. Se trata de inculcar una jerarquización de los valores y los significados, una capacidad de control sobre su producción y distribución, una capacidad para lograr que lleguen a ser influyentes, es decir para que ejecuten los intereses de una clase dominante, y que lo hagan más ocultándose bajo el aspecto de valores supuestamente universales.

La gran ventaja que poseía -y sigue poseyendo la ilusión mediadora del Estado y las nociones abstractas con las que argumenta su mediación, es que podía presentar y representar la vida en sociedad como una cuestión teórica, para así decirlo, al margen de un mundo real que podía hacerse como si no existiera, como si todo dependiera de la correcta aplicación de los principios elementales de orden superior, capaces por sí mismos -a la manera de una nueva teología- de subordinar la experiencia real -hecha en tantos casos de dolor, de rabia y de sufrimiento- de seres humanos reales manteniendo entre sí relaciones sociales reales. Indispensable, como te dije, el libro de Roger Bartra, Las estructuras políticas de mediación (Península). Es un libro antiguo, de su época marxista, pero me gusta mucho. Sospecho que en este momento me gusta más que a él.

La mediación funciona como un mecanismo a través del cual la clase dominante consigue que no aparezcan como evidentes las contradicciones que la sostienen, al tiempo que obtiene también la aprobación de la clase dominada en valerse de un instrumento capaz de convencer a los dominados de su neutralidad. Consiste igualmente en generar el espejismo de que se ha producido por fin la deseada unidad entre sociedad y Estado, en la medida en que los supuestos representantes de la primera han alcanzado un consenso superador de las diferencias de clase. Sería a través de los mecanismos de mediación que las clases dominantes logran que los gobiernos a su servicio obtengan el consentimiento activo de los gobernados, incluso la colaboración de los sectores sociales maltratados, trabados por formas de dominación mucho más sutiles que las basadas en la simple coacción. Se sabe que lo que garantiza la perdurabilidad y el desarrollo de la dominación de clase nunca es la violencia, "sino el consentimiento que prestan los dominados a su dominación, consentimiento que hasta cierto punto los cooperar en la reproducción de esta dominación [...] El consentimiento es la parte del poder que los dominados agregan al poder que los dominadores ejercen directamente sobre ellos" (Godelier, Lo ideal y lo material, Taurus).

Se pone de nuevo de manifiesto que la dominación de una clase sobre otra no se puede producir sólo mediante la violencia y la represión, sino que requiere el trabajo del que Althusser presentó como "aparatos ideológicos del Estado", a través de los cuales los dominados son educados -es decir, adoctrinados- para acabar asumiendo como "natural" e inevitable el sistema de dominación que sufren, al mismo tiempo en que integran, creyéndose las propias, sus premisas teóricas.

De tal modo la dominación no sólo domina, sino que también dirige y orienta moralmente tanto el pensamiento como la acción sociales. Estos instrumentos ideológicos incorporan cada vez más la virtud de la versatilidad adaptativa, sobre todo porque tienden a renunciar a constituirse en un sistema formal completo y acabado, sino que se plantean a la manera de un conjunto de orientaciones más bien difusas, la naturaleza abstracta, inconcreta, dúctil..., fácil, en una palabra, las hacen acomodables a cualquier circunstancia, en relación con la cual -y gracias a su extremada vaguedad- consiguen tener efectos portentosamente clarificadores. Y no es sólo que esta nuevas formas más lábiles de ideología dominante prevalezcan el consenso y la complicidad de los dominados, sino que pueden incluso ejercitar formas de astucia que neutralizan a sus enemigos asimilando sus argumentos y sus iniciativas, desproveyéndolas de su capacidad cuestionadora, domesticando, cómo si de tal asimilación dependiera su habilidad para la adaptación a los constantes cambios históricos o ambientales o por propiciarles.


1 comentario:

  1. Un pensador interesante que ha derivado hacia posiciones nacionalistas y tendentes a posicionamientos similares a los de la izquierda universitaria y mediática que bien conocida es últimamente. Una "izquierda" que libra una batalla por eliminar lo que quede de conciencia de clase y protagonismo real de la clase trabajadora organizada. Pensamiento líquido y star system de la izquierda posmoderna de la antigua Rosa de Foc, hoy escaparate para el empoderamiento nacionalista de la mano de Artur Mas. Delgado el primero.
    Saludos.

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