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viernes, 3 de octubre de 2014

El micrófono y el público. La izquierda frente al muro de la dominación ideológica.



Érase una vez un lugar al otro lado de la montaña llamado Villa Ciudadano.

En el pasado, los ricos habían dado nombre al pueblo: "Ciudadano", porque -decían- allí todos eran iguales, todos eran "ciudadanos". Y los villaciudadaneses lo creyeron, pese a que aquella igualdad tan repetida por los grandes hombres de la ciudad, escondía una realidad que nadie quería ver: en el fondo, unos eran más ciudadanos que otros, había clases sociales y la mayoría trabajaba para el beneficio del clan de los prebostes, que dominaba la ciudad con narcotizante música celestial, apropiada para dormir las conciencias.

En Villa Ciudadano sus moradores vivían compungidos porque se había esfumado la confortable seguridad que diera forma a un aburguesado optimismo existencial. Villa Ciudadano, después de haber gozado de un largo período de aparente prosperidad, había despertado del sueño colectivo y descubierto que la ciudad se encontraba en estado ruionoso. La vida había pasado de ser un alegre musical a un drama en blanco y negro.

Los villaciudadaneses decidieron que era el momento de hacer algo para impedir que la ciudad continuara desmoronándose. En la ciudad existía un gran teatro, propiedad del clan de los prebostes, y decidieron juntarse allí para escuchar propuestas en boca de quienes tuviesen algo que decir. 

Cuando llegó el día, los villaciudadaneses acudieron al teatro. Un alboroto ensordecedor convertía el recinto en un gigantesco gallinero. Entonces el jefe del clan de los prebostes subió al escenario y levantó los brazos pidiendo calma. Dos villaciudadaneses habían pedido la palabra. Se hizo el silencio en el recinto y subió al escenario el primero de los villaciudadaneses que tenía propuestas para comunicar.

Ante la atenta mirada vigilante del preboste mayor, aquel villaciudadanés comenzó explicando las causas por las cuales la ciudad estaba en ruinas. Luego se refirió a las medidas necesarias para evitar el caos. Sin embargo, en medio de aquel enorme recinto, apenas se le escuchaba. Malamente los que estaban en la primera fila del teatro llegaban a oír sus palabras. Cuando acabó de hablar, en realidad, nadie le había escuchado salvo los más cercanos al escenario.

Tras terminar el primer orador, subió al escenario el segundo de los oradores. Entonces, antes de comenzar su intervención, el preboste mayor se le acercó y le entregó un micrófono. De esta forma, sus palabras fueron escuchadas en todo el recinto, desde la primera hasta la última fila.

Durante los días siguientes, fue habitual que los villaciudadaneses comentasen las intervenciones de ambos oradores. En la plaza del pueblo, un grupo de villaciudadaneses hablaba de lo sucedido:  "al primero no se le entendía", decían unos; "qué bien hablaba el segundo, se le entendía todo", decían otros. En eso llegó el loco del pueblo y dirigiéndose a los presentes, les dijo: "¿por qué el jefe del clan de los prebostes, al que todos odiamos, le dio el micrófono al segundo y no hizo lo mismo con el primero?". "Vete, loco", le respondió uno de los concentrados. Otros se rieron: "ya está el loco con sus cosas", exclamaron.


*  *  *

En la reciente Fiesta del PCE (¡qué vivo está el Partido Comunista, mal que le pese a sus enemigos!), pude escuchar algunos comentarios que no son distintos a los que leo en redes sociales o escucho en mis entornos cotidianos. Comentarios que tratan de incidir en qué necesita la izquierda, qué es necesario hacer, cambiar... para tratar de activar con éxito el potencial transformador de la izquierda. Escucho "necesitamos rearmarnos ideológicamente", "hay que volver a los principios", "hay que adaptar nuestro discurso""hay que hacer pedagogía política", "la clave está en converger", "es una cuestión de programa"... La lista de tópicos es bastante limitada y posiblemente todos los conozcamos.

En las discusiones sociales, a menudo aparece el tema Podemos como referencia: "es que a Pablo Iglesias se le entiende y a los demás no", "Pablo Iglesias llega a la gente y los otros no", "bueno de los otros también hay quien sabe llegar a la gente, por ejemplo Alberto Garzón y Tania Sánchez"... 

Pero en todo este debate retórico que adopta el formato de cansino bucle, casi nadie pone encima de la mesa la cuestión nuclear y primordial: son los prebostes de Villa Ciudadano los que moldean la opinión pública, al negar o conceder el micrófono. Tanto que hasta se permiten elegir qué figuras de IU van a promocionar (los casos de Alberto Garzón y Tania Sánchez). Y por supuesto, el micro no se lo dan a cualquiera y tampoco lo conceden aleatoriamente en cualquier momento. Siendo una perogrullada (el papel de los medios como control de la opinión pública, instrumentos principales de reproducción de la ideología dominante), desgraciadamente la mayoría sigue empeñada en no querer verlo, optando por discusiones que finalmente equivalen a debatir sobre si los ángeles tienen pene o vagina. 

Al final, el gran problema de la izquierda no es el de su unidad (que también lo es), ni ideológico (que también lo es), ni de pedagogía política (que también lo es)... El gran problema es el micrófono, propiedad de los prebostes de Villa Ciudadano. De manera que la pregunta que debemos formularnos es si la izquierda puede aspirar a tener el micrófono. Y teniendo en cuenta que es el capital quien controla los medios de comunicación, si la izquierda llegase a tener el micrófono solo significaría una cosa: que está domesticada, que la han convertido en inocua neutralizando su potencial subversivo y transformador; que la han comprado los prebostes... ¿O es que te crees que te dejan el micrófono por tu cara bonita?

Así que la cuestión anterior nos lleva a plantear otra pregunta: ¿tenemos una alternativa al micrófono? ¿Cómo llegar a todo el público, no solo al de la primera fila que está más cerca del orador?

¡Claro que hay alternativa! Lenta, de efectos no inmediatos sino a largo plazo. Basta dirigir la mirada a lo que se ha hecho en otras épocas en las que la izquierda se centraba sobre todo en el trabajo subversivo, con independencia de que también se participe o no en las instituciones (no son esferas de actuación incompatibles). Se trata de volver al trabajo de base, a la filosofía de las células, al barrio, al centro de trabajo o de estudios..., creando tejido militante y activista. La alternativa al micrófono es el cuerpo a cuerpo, el vis a vis con el vecino, con el compañero de trabajo, con el familiar, con el amigo... La alternativa al micrófono pasa por la creación de redes militantes y de cuadros de base muy preparados y comprometidos, dejando que la red vaya creciendo. Ahí estará el micrófono que necesita la izquierda. El tejido social comprometido con la lucha política, no vendrá de las urnas, ni de las cadenas de TV o periódicos: vendrá del trabajo en la calle y de la organización en células. Ese tejido social solo podrá formarse si somos capaces de actuar como el viejo topo del que hablaba Marx. Gestionar cortijos quizás sea necesario, pero el principal objetivo es la subversión del orden social existente. 

Nada que pueda consolar a los que buscan resultados inmediatos, a los que están abonados al cortoplazismo, a los que cacarean el argumento "nunca tendremos una oportunidad como ésta" (¡qué argumento tan falaz y qué extendido está!). El capitalismo está transicionando hacia una fase socialmente devastadora en la que el fascismo social será compatible con las instituciones de la democracia burguesa. A corto plazo poco o nada puede hacerse. Esto va para largo, de manera que fijar la atención en las próximas elecciones en lugar de optar por una estrategia de medio y largo alcance, nos conducirá a una nueva frustración. 

¿Por qué no nos dejamos de histerias electorales? ¿Por qué, por una vez, no intentamos ver más allá de la rajita de la urna? Hagamos lo que la izquierda hacia en el pasado: trabajo de base, células, redes en el barrio, en los centros laborales y de ocio... Ahí es donde debemos comenzar a explicar a la gente qué es el capitalismo, por qué esta crisis sistémica, por qué necesitamos superarlo y por qué no hay más alternativa que el Socialismo. 

@VigneVT
Blog del viejo topo

8 comentarios:

  1. El Partido Comunista Canario, dentro del PCE, pero con una fundación independiente, nació de la siguiente manera.
    Jose Miguel Perez, maestro de escuela, en una isla menor, la Palma, crea un periódico, "Espartaco", tiene mucho éxito, luego una radio, y entonces, solo entonces, crea el embrión del PCC.
    Si nos reunimos en la sede y nadie se entera de lo que discutimos y acordamos, lo único que hacemos es masturbarnos, la comunicación externa, es la base de todo partido. Mundo Obrero antes, era la única fuente de información fiable, hoy solo lo leen los afiliados.
    El 80% de la información la obtienen los españoles de la TV, es el porcentaje más alto de Europa. ¿Para cuando un Mundo Obrero TV? ¿Para cuando nuestros cargos aprenderán el lenguaje audiovisual que no tiene nada que ver con el periodístico?.
    El coste hace imposible una TV clásica, pero una por internet es viable. ¿Porque no tiene el PCE un equivalente a la Tuerka?.
    Por último, no es preciso recordar aquello de "formaos, etc" pues bien, Pablo Iglesias fue a un curso de locutor televisivo, durante seis meses en TVE. Esto a pesar de ser profesor universitario y saber hablar en público. Se formó, ¿quien en el PCE ha hecho lo mismo?. Este tipo de conocimiento lo debe tener todo portavoz del PCE. Un compañero que estudió audiovisual, nos dio unas pautas en 15 minutos, es otro mundo. No se trata solo de hablar claro, tambien el tipo de redacción, más breve, de sintaxis, evitando las subordiadas de semántica, usando palabras corrientes y evitando las citas. Pero también, la forma de sentarse, la forma de escuchar, la forma de reir o de mover las manos, la ropa.
    Creemos un MO TV, formémosnos en lenguaje audivisual y dejémonos de criticar cuando lo que deberiamos hacer es aprender, no de PI sino debido a como se informa la sociedad hoy.
    En comunicación PI nos da mil vueltas ¿cómo puede ser Centella portavoz, si por un accidente de carretera, apenas se le entiende y ha necesitado a un logopeda?. No dudo de su capacidad política, pero su capacidad de comuniación audiovisual se acerca a cero.
    Por suerte tuvimos a Anguita con un talento natural para el lenguaje audiovisual, pero eso es pura suerte, no es formación, no es aprendizaje, aprendamos.
    La base de todo partido es la comunicación externa, y ésta tiene que ser audiovisual y además puede serlo. En lugar de lamentarnos, hagamos lo que debemos hacer.

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    1. Creo que tu comentario patina mucho en algunas cuestiones claves y pasa por alto aspectos fundamentales. Contestaré en otro momento, de manera amplia.

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    2. (1/2)
      Lo cierto es que después de leerte por segunda vez y de forma más pausada, vengo a coincidir más de lo que me parecía en una lectura inicial.
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      Una puntualización de entrada sobre tu última frase: “En lugar de lamentarnos, hagamos lo que debemos hacer”. Entiendo que estás aludiendo al contenido de la entrada y aquí nadie se está “lamentando”. Sencillamente lo que hago es intentar explicar de forma didáctica (con mayor o menor fortuna), para gente que no quiere enterarse, algo que es muy de perogrullo: el papel de los medios sistémicos en la socialización política y su función como defensa del status quo. Y a lo mejor tú lo tienes claro, para la inmensa mayoría de la gente, por desgracia y pese a ser muy obvio, lo paso por alto. Así que esto no va de “lamentaciones”. Parece como si me llamaras “quejicas” :-)
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      No creo que haya una única estrategia para superar esa barrera de boicot mediático. Mencionas los orígenes del PCC (por lo que mi compañero de blog Manuel García me ha contado, el PCC tuvo una época ejemplar). Y en cierto modo lo que vengo a proponer es busquemos en nuestra propia tradición comunista, en nuestro propio pasado, las soluciones, que en parte tendrán que ver con la comunicación externa que mencionas (a la que hay que incorporar, por supuesto, elementos nuevos, modernos, actuales… porque los tiempos cambian) y en parte tendrá mucho que ver con lo que yo menciono: el trabajo de militantes bien preparados en sus entornos inmediatos, buscando ampliar la base militante. Es decir, no creo que se trate de elegir entre lo uno y lo otro. Un hándicap para esto último es que estoy convencido que en muchos sitios hay dirigentes que no quieren que el partido crezca y que prefieren tenerlo en el armario. No quiero hacer mención a casos concretos para no herir sensibilidades políticas de nadie, pero en algunos sitios incluso intentar afiliarse supone superar una barrera de obstáculos.
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      Ese trabajo de incrementar las bases y los cuadros y que yo considero imprescindible (y que va más allá del cortoplacismo electoral), además de que yo no veo a muchos dirigentes por la labor, tropieza con otra dificultad: tener que trabajar para el PCE y para IU y eso acaba volviendo locos a muchos. Y a lo mejor hay que plantearse lo absurdo que resulta proyectar toda la energía humana en IU, olvidándose del Partido. Esto es un problema grave. Me coincidió estar el 1 de mayo en Tenerife, en la manifestación unitaria: las únicas banderas comunistas que había eran del PCPE; es una anécdota, pero invita a reflexionar sobre lo que representa este hecho. Los comunistas a veces parece que estamos “infiltrados” dentro del PCE. Y ya nos invisibilizan suficientemente los medios como para que encima juguemos al escondite nosotros mismos.
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      No sabría decir si son más necesarias las dotes periodísticas de comunicación o las dotes docentes. Es posible que ambas cosas. Mencionas a Anguita, a quien critico bastante últimamente. Claro que es un buen comunicador, pero yo ahí estoy viendo a un docente, a un buen docente (no hablaría de “talento natural” porque eso no existe, sino de alguien que ha sabido desarrollar con gran nivel las competencias que se requieren para enseñar). Bien, lo uno no quita lo otro.
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      Todo lo que mencionas es necesario. Diría: condición necesaria pero no suficiente.

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    3. (2/2)
      Es importante que no mitifiquemos La Tuerka. Piensa que, hasta que un medio sistémico como es publico.es, puso a su disposición la plataforma de TV, La Tuerka la veían cuatro gatos y además cuatro gatos previamente convencidos y no se trata de convencer a los ya convencidos. Pero a a partir de publico.es, por un lado no creo que haya sido tan espectacular el salto de audiencia y, por otro, en buena medida se repite la historia: mayoritariamente la ve un público que quiere que le digan lo que quiere escuchar. Es un círculo vicioso. Pero es verdad que, pese a todas las limitaciones y objeciones que queramos poner, ese tipo de estrategias también son necesarias y por supuesto que hay que desarrollarlas. Es indiscutible.
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      Si hablamos de comunicación, en IU o en el PCE noto en falta algo que es muy necesario: el trabajo de creadores de opinión en la sombra. Me explico, es preciso que haya equipos de gente que marquen el guión en ciertos temas y problemas, que puntualicen los aspectos claves en los que haya que insistir machaconamente, la forma adecuada de hacerlo, palabras claves, expresiones claves (esto Podemos lo hace, mal que nos pese; se puede no compartir el contenido pero se les ve cómo funcionan a golpe de consigna); los momentos adecuados, etc. Y luego ya se buscará la cara bonita, amable, simpática y con capacidad de comunicar ese contenido, ese software diseñado previamente.
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      Creo que en el fondo estamos bastante de acuerdo.

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    4. Opino igual, estamos bastante de acuerdo

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  2. Muy buena la parábola.
    Cuando hablo con compañeros y surge este tema de "saber vender" el programa (se habla mucho como bien dices de que "no sabemos hacer llegar el mensaje" o que "no se entiende por el público") y que por tanto lo inteligente es suavizar o aligerar ese mensaje para que sea apto para esos oídos, pienso lo siguiente: este pensamiento implica dos aspectos, por un lado quien afirma esto está reconociendo que el mensaje -de IU en este caso- es correcto y que es una alternativa válida, que lo que falla es el modo en que se transmite; y por otro lado -mucho más grave- se reconoce implícitamente que se consigue mejor resultado mediante el engaño o la artimaña de ofrecer una alternativa peor e incluso inválida pero que se sabe que obtendrá más aceptación.
    Y me planteo si esto no supone un dilema ético que va más allá de unos resultados electorales o de lograr una mayoría. Porque, está claro, la situación para muchos españoles es dramática. Pero ¿hasta qué punto es lícito engatusarles en una alternativa que sabemos a conciencia que es un parche momentáneo y que además reforzará el mal y lo volverá más complicado de vencer en el futuro? ¿No es volverse cómplice? Son preguntas un tanto inocentes, ya sé.

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    1. Yo tengo mucho miedo al desengaño de la gente.
      Desde luego es un dilema lo que planteas :-) Me has hecho pensar en el último artículo de Marat, "Dile la verdad" en http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/05/dile-la-verdad-no-la-enganes.html
      Si un "engaño" inicial (sin entrar en la cuestión ética) posteriormente va a permitir que la gente abra los ojos... pues hasta podría ser aceptable (¿no?). Pero yo dudo que eso pueda ocurrir y el desengaño desde luego provoca efectos tremendos.
      Creo que es bueno que la gente tome conciencia de lo dramática que es la situación y que a la larga será peor, aunque haya paréntesis en los que parezca que las cosas cambian a mejor. Yo no soy partidario de decirle a la gente: esto lo soluciona un gobierno de Podemos o un gobierno de IU (si fuera factible) o un gobierno de frente popular, porque los cambios a implementar son de tal magnitud, que si un gobierno de izquierdas no cuenta con apoyo popular en la calle, movilizado para defender en la calle los cambios..., ese gobierno se lo comerían los poderes fácticos en poco tiempo.

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  3. Totalmente de acuerdo. Lo he dicho infinitas veces y lo reitero una más: no se puede recoger antes de haber sembrado

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