Páginas

lunes, 5 de enero de 2015

Pipí fuera del tiesto. ¿Y si la autocensura fuera tóxica?


No pasa nada cuando alguien que ha liderado en el pasado una organización, y un compañero de su formación, candidato al Parlamento Europeo, critican en las redes sociales la confección de listas electorales de la organización a la que pertenecen, amenazando con llegar incluso a los tribunales (kafkiano, pero fue cierto). Supongo que habrá quien lo llame lealtad crítica, libertad de expresión, etc. O pipí fuera del tiesto, que no meada.

No pasa nada cuando alguien que ha sido referente en una organización (tanto ideológico como afectivo), deja en la más absoluta soledad a los suyos en momentos difíciles, a la vez que no disimula simpatías hacia el rival político, creando el desánimo y desconcierto entre los propios, fortaleciendo al ajeno. Apenas pipí fuera del tiesto, que no meada.

No pasa nada cuando la misma persona anterior critica por activa y por pasiva públicamente, una decisión tomada democráticamente por las bases de su organización, exigiendo la ruptura de un acuerdo que, votado por tales bases, solo debiera ser revocado por las mismas. Algo de pipí fuera del tiesto, que no meada.

No pasa nada cuando notables, al día siguiente de que su organización haya duplicado los votos en unas elecciones, hablan públicamente de fracaso exigiendo cabezas. Es pipí fuera del tiesto, que no meada.

No pasa nada cuando destacados miembros de una organización piropean constantemente al rival; eso sí, sin dejar de darse golpes en el pecho como reproche por lo propio. Solo es pipí fuera del tiesto, que no meada.

No pasa nada cuando aquel que será el rostro visible de una organización se opone a las primarias abiertas cargado de razones (todas ellas muy sólidas), y un año más tarde cambia su postura al ver que el sistema le garantiza ser el candidato. Nada más que pipí fuera del tiesto, que no meada.

No pasa nada cuando una persona que liderará una organización en una comunidad clave, da la razón en TV a quien calumnia a su propia organización con patrañas que suponen una clara manipulación de la verdad ('en tal sitio, tu organización apoya a la bestia'). Únicamente pipí fuera del tiesto, que no meada.

¿A quién puede molestar un poco de pipí fuera del tiesto? Lo grave, lo intolerable, desleal y mezquino, es que alguien de a pie pueda expresar su opinión públicamente sobre hechos como los anteriores, aunque sea de manera amable. Porque eso ya no es hacer pipí: es mear fuera del tiesto. Eso sí que es grave. Y es que se espera que los de a pie se comporten de forma distinta a los notables.

No entiendo la vida sin lealtades y estoy convencido de que la lealtad es de los pocos valores importantes que hay. Incluso cuando lealtad y razón entran en contradicción, el dilema siempre se me ha presentado como algo muy difícil de resolver.

Pero todo sistema de lealtad está sujeto a jerarquización. Lo primero, la lealtad a las ideas y a la organización que las representa. Y solo a continuación, lealtad a las personas. Y cuando callamos ante hechos que van contra las ideas y la organización que las defiende, posiblemente eso sí que sea la más profunda de las deslealtades. Y habrá quien diga que las críticas deben hacerse en privado, en asambleas, reuniones... Y es verdad, pero hasta cierto punto. Porque hay un límite a partir del cual la autocensura en público se vuelve tóxica y uno termina por ser cómplice de aquel que, oculto tras una máscara, persigue objetivos muy alejados de los ideales que se defienden.

Denunciar la intromisión de los medios del capital en una organización (hasta el punto de decidir candidatos a través de un casting mediático); denunciar la deriva ideológica que aleja a la organización de sus ideales para acabar convirtiéndola en un futuro partido atrápalotodo; criticar el trabajo troyano para el enemigo que ciertos notables desempeñan, etc. Denunciar tales cosas no puede ser reducido a lo privado. Hay líneas que cuando son traspasadas convierten la autocensura en la más imperdonable forma de deslealtad, que es a los ideales.

No tengamos miedo a la crítica y a la autocrítica en público. Hágase con espíritu constructivo. Seamos amables en la expresión, corteses, con argumentos... Y pensemos que, ante ciertos hechos, autocensurarse se puede acabar volviendo un boomerang en contra. Pero, a la vez, estemos alerta antes quienes bajo apariencia amistosa, se suben al carro de nuestras críticas/autocríticas con afán de destruirnos: ¡ojo con ellos! Y defiéndase con orgullo, al mismo tiempo, las bondades de lo propio, que son muchísimas.

En cualquier caso, os planteo la pregunta: ¿cuáles son los limites de la crítica hacia lo propio en público? ¿Qué cosas son las que legitiman trasladar la critica sobre lo propio a un espacio público? ¿Qué aspectos pueden y/o deben ser trasladados al ágora y cuáles deben quedar limitados al ámbito interno?

@VigneVT

_____

Fe de erratas. Donde se hacía referencia a alguien que sale elegido eurodiputado, se trataba de un error, ya que tal persona iba en las listas pero no salió elegido. Se ha corregido el error. 

6 comentarios:

  1. buff, mira, yo me planteé eso cuando empecé a escribir el blog y no encontré solución. Así que me marqué tres lineas rojas para no dañar con mis palabras a los que considero mis afines o mis iguales. Decidí no hablar de los sindicatos (por muy amarillos que sean, hoy son la última frontera), decidí no hablar mal de ningún trabajador del estado (funcionario o laboral) por criticable que fuera su actuación y por último decidí no hablar de IU salvo que fueran cosas buenas.

    Me duró un año lo de las lineas rojas.

    La linea de los sindicatos me duró hasta la loa a Botín de los dos sindicatos principales cuando cascó la arpía.

    La de IU duró un poco más, incluso mi blog estaba en Izquierda y Sur, un compilador de blogs afines a IU, pero cuando murió el chaval polaco por inanición sin que nadie hiciera nada, reventé y me explayé a gusto sobre el pacto miserable que tienen en Andalucía.

    La de los funcionarios podéis imaginaros cuando me la salté, tenía que ver con los antidisturbios.

    Mira, hay que criticar lo intolerable, lo que hace que lo propio deje de ser lo propio y pase a ser lo ajeno.

    ResponderEliminar
  2. No lo pillo. De quien estas hablando?

    ResponderEliminar
  3. Un debate carente de contenido político, confuso, sin una caracterización histórica de la "democracia" pactada en la Transición, ajeno a las necesidades de la clase obrera ibérica, que no sirve para abrir una perspectiva de organización independiente del estado opresor español.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡¿¿??? ¿De qué estás hablando?
      Por favor, ceñiros al tema de las entradas en los comentarios. No introduzcáis temáticas ajenas a las mismas

      Eliminar
  4. Completamente de acuerdo con esta reflexión. Estas acciones provocan desgaste a las bases. O sea tú estás luchando y tratando de llegar, y uno o una de tu propia organización te echa todo por tierra. Encima no puedes decir nada porque "vas de purista"... En fin, el capital se debe estar tronchando de risa.

    ResponderEliminar

ROGAMOS QUE LOS COMENTARIOS SE AJUSTEN AL TEMA TRATADO. En la pág. FAQ (ver pestaña "FAQ" en el menú superior), en el punto 6 encontrarás las normas y criterios de aplicación para la publicación de comentarios. Subrayamos especialmente: no se aceptan comentarios que supongan una expresión de machismo, misoginia, sexismo, homofobia, racismo o xenofobia, y tampoco comentarios que supongan una apología, directa o indirecta, del fascismo en cualquiera de sus variantes.
Para contactar con el blog por otras cuestiones, más abajo figura una dirección de e-mail en formato de imagen.