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martes, 10 de noviembre de 2015

La izquierda bajo sospecha. Fracaso y vía muerta del reformismo.


Autor y obra: Gilbert Garcin  (www.gilbert-garcin.com), Le Moulin de l'oubli (1999)


“Nos hemos quedado solos en el campo de la socialdemocracia”, sostuvo el secretario general de Podemos, que acusó al PSOE de haber “abandonado” ese espacio y se mostró “orgulloso” de presentar unas líneas programáticas “que ocupan el espacio que casi todos han abandonado: el del sentido común”.

Nada sorprende en las palabras de Pablo Iglesias. Quien no lo haya visto desde el minuto 1 de Podemos, es que estaba ciego. Tampoco está de más recordar que si Izquierda Unida no va a las elecciones con Podemos, es porque Pablo Iglesias le ha dado calabazas una y otra vez al pagafantas, aunque en algunas comunidades IU si irá con Podemos (y ya puestos, que alguien explique porqué no también con el PSOE). No olvidemos tampoco que Garzón en más de una ocasión afirmó que no hay diferencias programáticas entre IU y Podemos (por cierto, ¿alguien ha visto programas?). Aunque a muchos les molestará lo que voy a decir, al final lo que se ha cocinado aquí es una empanada socialdemócrata.


La transición de fase en el modo de producción capitalista y el papel de la socialdemocacia

El modo de producción capitalista lleva tiempo experimentando una transición entre fases, en la que el proceso de acumulación del capital exige desmontar el viejo modelo del estado del bienestar, construido como narcótico para los trabajadores del "primer mundo" (como antes se llamaba) sobre la explotación de los recursos y de los trabajadores del "tercer mundo" (como antes se llamaba: en realidad si hablamos de centro y periferia sería más adecuado). El suministro de tal narcótico estaba en función de la existencia del bloque socialista, como muro de contención contra la propagación del Socialismo.

Si el proceso de acumulación de capital se detiene, el capitalismo entra en colapso. Vendría a ser como un castillo de naipes que se desploma. Y una vez que desaparece el bloque socialista y además se muestra la inestabilidad y fiabilidad relativa de las burbujas económicas, el desguace del estado del bienestar se impone como requisito para que el sistema siga funcionando, ya que tal desguace garantiza un expansivo proceso de acumulación por desposesión (Harvey).

Tal es la transición de la que no se hablaEn este contexto, políticamente resulta necesario el control de la izquierda anticapitalista y, sobre todo, del potencial crecimiento que podría darse por el descontento social. 

La socialdemocracia ha desempeñado históricamente un papel de comadrona de los partos difíciles del capitalismo, un rol en la domesticación del descontento social. Para que la transición de la que hablamos pueda tener lugar sin oposición de la clase trabajadora, el sistema requiere de una socialdemocracia fuerte. La estabilidad del sistema impone el refuerzo y blindaje de esta proxeneta de la clase trabajadora que es la socialdemocracia. Lo ocurrido en España es un excelente ejemplo. Primero se lanza un producto político, el partido Podemos, como si fuese una nueva una marca de detergente, destinado a fortalecer el polo socialdemócrata/socioliberal del sistema político. Acto seguido se consigue que Izquierda Unida abandone su giro a la izquierda y se ponga a seguir la estela podemita, una estela socialdemócrata (en el mejor de los casos) o socioliberal. Y al mismo tiempo el PSOE recarga las pilas con un candidato que enciende la libido política de banqueros y empresarios. Al final, de lo que va todo esto es de la recomposición del espacio socialdemócrata/socioliberal, como elemento fundamental para que el capitalismo pueda transicionar de fase sin oposición de la clase trabajadora.  


La izquierda bajo sospecha

Que la oposición socialismo contra capitalismo se vaya apagando cada vez más en el seno del discurso de la izquierda, me provoca un profundo pesimismo. Hasta parece que provoca alergia hablar de "capitalismo" y no digamos ya decir en voz alta: somos socialistas, comunistas, y luchamos por una sociedad socialista. Quizás haya llegado el momento de que sometamos a la izquierda a un juicio sumario. 

No hace mucho publicaba en este blog la traducción del artículo del griego Antonis, "¿Qué es "la Izquierda"? Diez observaciones". Es cierto que se le pueden objetar algunas cosas al argumentario y que quizás sería necesario introducir matices. Pero el hilo conductor del artículo me parece de vital importancia, ya que coloca muchos puntos sobre las íes y permite comprender el páramo político en el que vive el anticapitalismo. Reproduzco las ideas más importantes y sugiero una lectura atenta:
  • Económicamente hablando, "la Izquierda" significa la reivindicación de "una distribución más justa de la riqueza", o del "producto social". Nunca significa lucha para cambiar el modo de producción, nunca el cambio de las relaciones de producción, nunca la socialización de los medios de producción. Ya en 1875, Karl Marx mostraba en su Crítica al Programa de Gotha, cuan contradictorio es el propio concepto de una "justa distribución" de la riqueza dentro del capitalismo. El cultivo de la ilusión de que las propuestas de "la Izquierda" eran algo más que esta vaga reivindicación de una "distribución más justa" fue consecuencia de la coexistencia forzosa de socialdemócratas y comunistas (...). Esta coexistencia fue utilizada para promover confusión y generar placebos agradables para un movimiento desarmado y derrotado.
  • Ya que la suprema reivindicación de "la Izquierda" es "una distribución más justa" de la riqueza capitalista acumulada, la "Izquierda", por definición está del lado de la Reforma contra la Revolución. 
  • Puesto que la crisis financiera del capitalismo reduce extremadamente los márgenes para satisfacer la demanda de la "distribución más justa", "la Izquierda" no puede tener contenido económico diferente al de los partidos burgueses en tales períodos. Solo puede adquirir tal contenido en períodos de desarrollo económico de las tasas de acumulación capitalista, siempre bajo la condición previa de haber tenido la perspicacia de desarrollar medios de ejercer presión, de tal modo que pueda presentarse como una "proveedora" para la clase trabajadora y como una "negociadora" en interés de ésta. Pero la desaparición del socialismo real ha puesto en evidencia que tales medios no existen, tanto durante las crisis financieras como durante los períodos de desarrollo capitalista. Consecuentemente, no se puede esperar que "la Izquierda" llegue a formular en sus programas un contenido económico que la diferencie de cualquier formación política burguesa en el futuro próximo.
  • La primera esfera fundamental dentro de la que "la Izquierda" obtuvo un contenido fue la estética, en todas sus formas. Por esta razón, hoy es más facil localizar "la Izquierda" en el cine, poesía, plástica, retórica,.. que en un programa económico que sea diferente de la generalidad de los programas económicos burgueses. Después del decenio de 1960, "la Izquierda" se tornó predominantemente una categoría estética, una propuesta para una estética.
  • La segunda esfera fundamental en la cual "la Izquierda" obtuvo un contenido, durante el mismo período y mientras estaba siendo diseminada en el terreno de la estética, fueron los "derechos sociales" concebidos como derechos individuales basados en la "diferencia". Estos, inevitablemente, son derechos que presuponen una norma que simultaneamente cuestionan. Todos los movimientos sociales de "la Izquierda" creados desde el decenio de 1950 están determinados por esta contradicción, entre el no-cuestionamiento de la existencia de una norma -la aceptación del modo de producción capitalista- y su cuestionamiento a nivel ideológico y retórico, entre el rechazo de la normatividad como tal y el esfuerzo por hacerla mas "inclusiva" de lo que lo fuera en el pasado.
  • En períodos de recesión, las victorias de los "nuevos movimientos sociales" no solo desaparecen sino que se revelan como espejismos. Como no es posible desviación alguna de las necesidades de acumulación capitalista, los "derechos sociales" o son vaciados de sustancia, o son absolutamente "seguros" para el sistema social, aún en períodos de represión social. Este es el momento en que el matrimonio "gay" puede ser percibido como una revindicación mucho menos radical que el derecho a una vivienda o a cuidados médicos porque estos últimos tienen un coste para el capital mientras que aquél solo exige un "ajuste ideológico" en el estado burgués.
  • "La Izquierda" es el aspecto social y orgánico de "La Gran Ilusión" de un importante sector de los estratos medios y bajos. Estos estratos extrajeron conclusiones erradas en cuanto a la naturaleza del sistema capitalista al limitar sus observaciones al período en el cual los ritmos de desarrollo económico y la presión hecha posible por el socialismo real permitió que la revindicación de una "distribución más justa del producto social" tuviera algunas limitadas consecuencias prácticas para la calidad de la vida cotidiana en las sociedades occidentales. Hoy la única utilidad de "la Izquierda" es fomentar la confusión respecto a la naturaleza real de una categoría que históricamente es mucho más importante y sustantiva -la Socialdemocracia- y apoyarla en la reproducción de las élites intelectuales y tecnocráticas que la utilizan para ganar legitimidad popular, llevándola por tanto a su, cada vez mayor, deslegitimación a los ojos de los estratos populares, con todas las graves consecuencias políticas que esto puede tener para la conversión de éstas a la Reacción. (...) El único propósito de tal debate es la perpetuación de la parálisis política y de la impotencia de los estratos sociales mas bajos.

*   *   *

Si eres de los que piensan que el 20D va a cambiar algo, más allá del maquillaje, sugiero que te vayas mentalizando para una profunda decepción. Quizás debieras plantearte qué es el capitalismo y empezar a comprender que la única alternativa es el Socialismo.

Por mi parte, poco espero del 20D y aguardo desde la apatía electoral. Me vienen a la cabeza unas palabras de Margaret Thatcher, tras perder las elecciones del 97 (citadas por Javier Gallego en su artículo "Cambio o cambiazo"):
“No importa, ya hemos ganado, la oposición es como nosotros” 

Aguardo desde la apatía electoral el 20D. El algunas comunidades el delirio parece haberse apoderado definitivamente de la izquierda institucional, casos de Galicia y Catalunya, donde EU y EUiA (federaciones de IU) irán en coalición con Podemos, un partido que defiende el cumplimiento de los acuerdos con la OTAN y lleva en sus filas al que fuera el más alto responsable militar con el gobierno de Zapatero (Julio Rodríguez, ex-jefe del Estado Mayor de la Defensa) y a un defensor de la reforma del artículo 135 de la Constitución (Pérez Royo). Los argumentos para justificar tales alianzas rozan la infamia política y estoy seguro que los hechos serán motivo para que muchos den la espalda a esas candidaturas participadas por IU. Por mucho que Garzón y el sector que le apoya se empeñen en decirnos lo contrario, las mismas razones para considerar que el PSOE forma parte del enemigo son aplicables a Podemos.

Me temo que el 20D será como el cuento del gallego que viajaba en tren (1) (si no lo conoces, pincha en el enlace; también puedes leerlo en la nota al final).


[Aclaración: esta entrada fue publicada el 22-10-2015 y su final actualizado el 10-11-2015, al hilo de los acuerdos electorales finales]

Referencias
¿Qué es "la Izquierda"? Diez observaciones.

Notas
(1) El relato dice así:
Hace años, un gallego se disponía a viajar desde Barcelona hasta A Coruña, en uno de aquellos viejos trenes de RENFE, de compartimentos para 8 personas, con ventanas cuya mitad horizontal superior se podía bajar para ventilar. 
El gallego se sienta junto a la ventana. En el compartimento viaja también una señora, sentada en el extremo, junto a la puerta. Antes de que el tren se pusiera en marcha, la señora le dice al gallego: "por favor caballero, ¿le importaría bajar la ventana?..., es que hace calor". El gallego se levanta y diciendo "da igual", baja la ventana. Al rato, el tren se pone en marcha y la señora le dice: "ahora parece que está entrado demasiado aire... por favor caballero, ¿le importaría subir la ventana?". El gallego se levanta y diciendo "da igual", sube la ventana. Después de un rato, la señora comenta que la calefacción está muy alta y le dice al gallego: "por favor caballero, ¿le importaría bajar la ventana?... ahora parece que hace mucho calor". El gallego se levanta y diciendo "da igual", baja la ventana. Poco tiempo después, la señora aprecia que hace frío y vuelve a pedirle al gallego que suba la ventana. El gallego se levanta y diciendo "da igual", sube la ventana. Durante toda la noche se repitió la misma historia. Cada vez que aquella señora le pedía al gallego que bajase o subiese la ventana, éste accedía a su petición, exclamando primero "¡da igual!".
Por la mañana, cuando el tren estaba llegando ya a la estación de A Coruña, la señora una vez más se dirige al gallego: "ya estamos llegando... por favor caballero, ¿le importaría bajar la ventana para que se ventile un poco el compartimento?". Y una vez más, el gallego se levanta diciendo "da igual", y baja la ventana. La señora se muere curiosidad y no puede evitar preguntarle: "¿me puede decir usted, por qué cada vez que le pido que suba o baje la ventana, me contesta 'da igual'". El gallego la mira, con esa expresión de escepticismo que sólo un gallego sabe dibujar sobre su rostro, y le dice: "sí..., da igual... ¡¡es que la ventana no tiene cristal!!"

6 comentarios:

  1. ¿Fracaso del reformismo? Pues no sé, me quedo un tanto desconcertado.

    El reformismo no pretende un cambio en profundidad de las relaciones económicas. Sólo aspira a "reformas", a parches dentro del sistema. Si los consigue, pues no ha fracasado en sus aspiraciones, que son modestas. ¿Ha fracasado en cambiar las "relaciones de producción"? Pero qué fracaso ni qué niño muerto, si nunca pretendió cambiarlas.

    Los de Podemos dejaron claro desde el principio las metas que tenían en mente. Objetivos muy puntuales y modestos: acabar con los desahucios, controlar la corrupción y eliminarla (entendiendo por corrupción robos, cohechos y demás: no expropiación de plusvalías), una renta mínima, etc. Pequeñeces. Nada que ver con nacionalizaciones o colectivizaciones. Por eso no son de izquierdas en sentido clásico. Y es coherente que rechacen filiarse de izquierdas, puesto que no lo son. ¿Por qué se les reprocha esto, cuando son coherentes?

    No compiten con IU, que tiene miras de más alcance, aunque ya tampoco las marxistas históricas. Hoy la Sociedad en general ha mordido el cebo de la "democracia", por mucho que sea democracia de cartón piedra.

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    1. (comento en dos partes...)

      1.- El lenguaje SIEMPRE es polisémico, y más los términos políticos, y más todavía aquellos que son muy utilizados, caso del término "reformismo": Quiero decir que reducir el reformismo a una realidad unívoca pues me parece quizás maximalista, simplificar demasiado..

      2.- Nada tiene que ver el reformismo que únicamente pretende mejorar lo existente pero dando por válido el sistema (lo que ha hecho la socialdemocracia) con el reformismo que rechazando el sistema plantea transiciones lentas a lo largo de un dilatado proceso de tiempo (obviamente más de una generación). Y te podrá gustar o no esta segunda vía, pero históricamente ha estado muy fundada en el realismo político, aunque haya sido un fracaso.
      El primero ha tenido sus días de gloria, pero a la larga es devorado por sus propios contradicciones como cuenta el autor griego del artículo (del fragmento reproducido).
      Acerca del segundo, es el camino que ha seguido prácticamente toda la izquierda, TODITA (salvo algún grupúsculo marginal que jamás ha tenido el más mínimo apoyo).
      Desde el momento en que te presentas a unas elecciones, estás haciendo reformismo. Desde el momento en que tienes un diputado o un concejal, estás haciendo reformismo, porque defiendes soluciones concretas a problemas inmediatos. Incluso los que presumen de pureza y van de ruptura revolucionaria, hacen reformismo desde el momento en que juegan la carta institucional. ¡¡¡Hasta el KKE!!!!

      3.- El problema no es afrontar la política institucional y cubrir ese frente donde se toman decisiones en torno a cuestiones que tú llamas "pequeñeces". El problema es de más alcance y consiste en saber si esa vía de las transiciones, que a la izquierda le ha venido impuesta por circunstancias históricas, es una vía muerta o no, y si lo fuese llegar a determinar en qué condiciones se puede reactivar (si es que se puede).

      4.- La vía reformista que busca transiciones sucesivas al Socialismo, es decir, desde dentro del sistema, en Europa fue una imposición de los Acuerdos de Yalta. ¡¡NO QUEDÓ OTRA!!!! Los dos únicos momentos en que la izquierda occidental se saltó el guión pactado en Yalta, acabaron en desastre (guerra civil en Grecia y fracaso de la revolución de los claveles). Por tanto, desde cierta "izquierda divina", es muy fácil criticar la vía reformista de las transiciones, sin plantearse si acaso existía otra solución.
      Con la experiencia que el conocimiento histórico nos da, "a toro pasado", ahora es fácil darse cuenta que eso era un callejón sin salida.
      Después de la desaparición del Bloque Socialista, el dilema ruptura-reforma se vuelve a plantear para la izquierda. Cambió el escenario mundial, pero el "ecosistema" político sigue imponiendo la vía reformista y en ese momento hasta era lógico pensar: "vamos a ver cómo reacciona la izquierda a ese cambio de escenario y vamos a ver si es capaz de plantear un reformismo que a la larga suponga transiciones reales hacia lo que queremos". Durante estos 25 años, que es tiempo suficiente de espera, A) la izquierda no ha sido capaz de reaccionar y B), en la primera ocasión que tiene para demostrar que se puede intentar esa vía (Grecia), resulta que tan siquiera se intenta. En ese contexto es en el que yo planteo la "vía muerta del reformismo".

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    2. 5.- A día de hoy NADIE tiene la solución a esa vía muerta, pero también NADIE tiene la solución a otra vía muerta, que es la de la ruptura revolucionaria. Cuando hablo de "vías muertas" me refiero a que lo son en el actual contexto geopolítico (lo cual no quiere decir que mañana dejen de serlo).
      Y ese es el nudo gordiano al que se enfrenta la izquierda. Y personalmente considero que, con independencia de lo que pueda venir si se consigue romper ese nudo gordiano, hay una tarea urgente, que resulta imprescindible llevar a cabo y que es independiente de las dinámicas electorales: conseguir masa crítica. Mientras no consigamos tener una masa críticas en torno a un 15% de la población adulta, comprometida con el activismo y militante, no tendremos absolutamente nada que hacer, ni por una vía ni por otra. Y mucho ojo, no es lo mismo un 15% de votos (QUE ES NADA) que un 15% de militantes y activistas dispuestos a todo, y que es a lo que yo me refiero al hablar de masa crítica (CON ESO MOVEMOS LO QUE QUERAMOS y ponemos todo patas arriba).
      6.- Aunque es secundario en lo que quería responder... ¡¡Hombre!!! Calificar lo de evitar desahucios, o que todo el mundo tenga garantizada una renta mínima suficiente, etc., quiero pensar que cuando dices que son "pequeñeces" no has querido decir eso. Desde luego, no son pequeñeces. Esas batallas por supuesto hay que darlas porque es el día a día de la gente: la gente tiene que comer y necesita un techo. El problema es cuando solo nos centramos en eso y no vemos más allá (por ejemplo, la necesidad de hacer trabajo de base a largo plazo para que haya masa crítica, que es lo que yo más le reprocho a la izquierda actual).

      En fin. Salud! :-)

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  2. Suscribo punto por punto (incluyendo la contundente carga metafórica de la foto).

    Podemos no me va a decepcionar porque nunca despertó en mí la más mínima expectativa del más mínimo cambio. Siempre me pareció, desde el minuto 1, un "producto" mercenario-mediático destinado a limarle las urnas a cuantos aspiran a ocupar las poltronas que ocupa el PP. A eso, y a enfriar y reconducir los rescoldos que pudieran quedar del 15M.

    La gran decepción fue causada por aquel vergonzoso amaño al que dieron en llamar Transición, todas las decepciones posteriores provienen de su onda expansiva.

    Salud

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  3. En poco más de un par de páginas has retratado la situación real de lo que se lleva cociendo desde hace décadas ¿Tan difícil resultaba para las opciones políticas "de antes", léase PCE o Izquierda Unida, haberlas desarrollado y darles contenido sector a sector y aquilatar la lucha y orientarla hacia el objetivo único de fortalecernos y atisbar un cambio en la relación de fuerzas, que diera una mínima oportunidad de afrontar un cambio de sistema?

    Ese trabajo no se hizo: el capitalismo feliz, embaucador con la conquista de los "derechos sociales", causó el espejismo de que, por fín, la sociedad "cambiaba". Conquistas efímeras porque estos cambios no afectaban a la esencia del sistema y que con la crisis definitiva del 2.007 entran decididamente en barrena. Permanecimos ciegos y acomodaticios y errantes. La élite dirigente del PCE-IU con un plus de responsabilidad, por aquello de que desde las tripas del sistema deberían haber sido más conscientes del guiso que se cocía. Y todos bajo el efecto de ese potente narcótico que ocupó ya sin máscara, el fín del XX y la era Zapatero, en lo alto de un pico ya imposible de remontar.

    Las señales de alarma que llegaban desde la periferia del sistema, Yugoslavia o Irak, eran percibidas como algo lejano y que no afectaban a "lo nuestro". Craso error, que hoy día, ahora, también se repite. No hemos sido capaces colectivamente, de entender que la suerte de todas las naciones hoy está más ligada que nunca. El internacionalismo es considerado casi como un capricho exótico de quiénes lo sacamos a relucir, llevando a nuestras espaldas una gran colección de epítetos insultantes por la defensa de Siria, Ucrania o Venezuela como ejemplos emblemáticos. Por desgracia hay muchos más.
    Es evidente que la acumulación capitalista no se hace sólo a lomo de los trabajadores de los países centrales que ven desmontado su sistema de bienestar. La parte del león se la llevan estos países trasladados a la Edad Media en cuestión casi de meses.

    Nos daríamos con un canto en los dientes si fuéramos capaces de llegar al 15% de militancia consciente y activa que mencionas, más aún a costa de unos potentísimos medios que todo lo distorsionan, pero es imprescindible intentarlo. Si el capitalismo ayudó a desmovilizar, su propia evolución hacia sistemas cada vez más inhumanos, también hará germinar la semilla que, con el empeño de todos los comunistas y sectores revolucionarios, le ganará el pulso y lo doblegará.

    Aunque la revolución, somos conscientes, no será un camino de rosas.

    Un gran post sin duda, que quita el velo al reformismo en la izquierda.
    Un saludo a los lectores del Blog del Viejo Topo, de @inxtu.

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  4. http://www.lavanguardia.com/economia/20151112/54439778550/tsipras-huelga-general-grecia-rescate.html

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