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viernes, 20 de noviembre de 2015

Franco sigue viviendo en el PP. Un rápido recorrido por las entrañas franquistas de la derecha española.



La génesis del PP. Águila del escudo franquista y logo de la gaviota del PP



[Periodista] ¿Por qué le cuesta tanto al PP condenar el franquismo?
[Mayor Oreja] ¿Cómo voy a condenar lo que, sin duda, representaba a un sector muy amplio de españoles?
[Periodista] ¿No considera pertinente condenar el franquismo?
[Mayor Oreja] No, por muchas razones. ¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad? 
(Entrevista de La Voz de Galicia Mayor Oreja, 14-10-2007)

Si hubo personas condenadas a muerte en el franquismo, era porque lo merecían
(Manuel González Capón, Alcalde del PP de Baralla, Lugo.
 El pasado 26 de julio. Recogido en La Voz de Galicia

El franquismo ha sentado las bases para una España con más orden (...) Igual pasó con Napoleón. Al día siguiente de matarlo era un estropajo, pero cincuenta años después lo trajeron a París, es su héroe nacional y preside el Panteón de Hombres Ilustres.
(Manuel Fraga Iribarne, fundador del Partido Popular (PP),en El Faro de Vigo, 30-12-2007)



Fraga, fundador de AP (el partido del cual surge el actual PP),
saludando a Franco en la época en la que era ministro de la dictadura.



Una de las cuestiones que sobre España provoca desconcierto entre los europeos, es la negativa de la derecha española a expresar públicamente su condena del régimen fascista de Franco. Tanto que el PP ha llegado a impedir que el Congreso de los Diputados pudiese condenar institucionalmente el franquismo. Lo mismo hizo en el Parlamento Europeo. También llegó a boicotear la Ley de Memoria Histórica. Esta conducta política hasta causa asombro y desconcierto entre muchos europeos que son de ideas conservadoras.

Podríamos pensar que cuanto más nos alejamos cronológicamente de la dictadura franquista, más fácil debiera resultarle a la derecha española desmarcarse de la misma. Pero la realidad muestra lo contrario y, lejos de marcar distancias con el franquismo, parece estar lanzada a una cruzada reivindicativa de lo que significó la tenebrosa oscuridad de los 40 años de dictadura en España. 

Lo anterior tiene una explicación fácil. La derecha española, travestida en demócrata aprisa y corriendo para salvar los muebles tras la muerte de Franco, ha vivido siempre en buena sintonía marital con eso que a veces se denomina el franquismo sociológico. Y es que a nuestra derecha, en cuanto pierde un poco de su maquillaje ideológico, enseguida luce las arrugas fascistas que esculpen sus rasgos faciales, y eso no hay lifting que lo pueda disimular. Por eso su empeño en negarse a condenar la dictadura de Franco. Pero por eso, también, el énfasis que desde hace tiempo pone en revisar la Historia, con el propósito de legitimar el golpe de estado fascista de 1936. 

En efecto, los medios de esta derecha más cavernaria (IntereconomíaLa RazónABC, la COPE de la Iglesia, etgc.), llevan años difundiendo un discurso que en primer término niega el carácter totalitario y dictatorial del régimen de Franco, a la vez que evita referirse al golpe de estado del 36 como tal; en su lugar, rescata del olvido un triste término en uso durante la larga noche del franquismo: alzamiento militar. Este negacionismo -que en una democracia sana sería constitutivo de delito por apología del fascismo- tiene su continuidad discursiva en un segundo nivel que corrompe y manipula escandalosamente la memoria de lo acontecido con el régimen constitucional republicano: en realidad, nos dicen en esta delirante revisión histórica, el verdadero golpe de estado contra la República habría tenido lugar en 1934, durante la llamada Revolución de Asturias, protagonizada principalmente por el PSOE, la UGT y los anarquistas de la CNT. Sin duda, nuestra derecha cavernaria cualquier día intentará convencernos que Franco en realidad se alzó en armas para defender la democracia. 

Si alguien se pregunta porqué en España no existe un equivalente de las organizaciones neofascistas que sí manifiestan una vida política explícitamente muy activa en otros países de Europa (por ejemplo en Francia, el Frente Nacional de Marine Le Pen), quizás para contestar tendríamos que retroceder en el tiempo para ver qué pasó con la extrema-derecha española, durante la transición del franquismo al régimen borbónico. Período éste durante el cual la extrema-derecha fascista mostraba un significativo vigor y fortaleza, además de contar con el apoyo y la protección de ciertas instancias del Estado y de no pocos políticos de derechas "convertidos" en demócratas de la noche a la mañana. Fenómeno este último muy bien reflejado en la serie Cuéntame cómo pasó, en la figura de Don Pablo (el actor José Sancho).

La extrema-derecha española, que durante la Transición actuaba de matón barriobajero, nunca desapareció y, tras el fracaso electoral de Blas Piñar (su líder en aquellos momentos), entró masivamente en Alianza Popular (AP), nombre inicial del actual Partido Popular (PP), liderado en aquella época por Fraga [1]. Con la restauración borbónica, los franquistas más travestidos se auparon al carro del poder representado por la UCD de Adolfo Suárez (Unión de Centro Democrático). Después de todo era una mera cuestión de defender sus intereses económicos y para ello nada mejor que estar con el caballo ganador. Pero los más recalcitrantes, políticamente torpes y nostálgicos del franquismo, se quedaron con el núcleo duro de la derecha representado por la AP de Fraga, quien unos años antes había afirmado que para legalizar la ikurriña (bandera vasca) tendrían que pasar por encima de su cadáver, o que se autoexiliaría si se legalizaba al Partido Comunista de España.



Blas Piñar, en una manifestación de Fuerza Nueva en Madrid, el 11 de mayo de 1979. Foto: Chema Conesa.

En el seno de esta derecha representada por AP, empezó a producirse una fusión orgánica con la extrema-derecha, en un proceso que fue previo a la desaparición de la UCDResulta simbólico que en aquellos años la seguridad de los mítines problemáticos de Fraga (susceptibles de sufrir altercados) estuviese a cargo de militantes y/o ex-militantes de Fuerza Nueva y de los Guerrilleros de Cristo Rey, dos organizaciones fascistas caracterizadas por utilizar la violencia e incluso cometer atentados [2]

Sobre esto último recuerdo una vivencia personal, un enfrentamiento con matones de estas organizaciones fascistas durante un mitín de Fraga en Lugo en mayo de 1977, en el marco de la campaña para las primeras elecciones generales después de la muerte de Franco. En aquel mitín, desde un sector de la grada un cierto número de asistentes increpábamos a los oradores. Cuando a Fraga le llegó el turno de intervención, a una orden suya los miembros de su servicio de seguridad -integrantes de los mencionados grupos de extrema-derecha- sacando porras y cadenas cargaron contra nosotros. Lo más significativo era la persona que lideraba y dirigía a los matones de Fraga: nada más y nada menos que Rodolfo Eduardo Almirón Sena. ¿Quién era aquel tal Almirón?

Rodolfo Eduardo Almirón era un ex policía argentino miembro de la tristemente recordada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), organización terrorista de la ultraderecha argentina. Había llegado a España en 1975 como escolta de López Rega. Gracias a sus buenos contactos obtuvo rápidamente la nacionalidad española. Vinculado desde su llegada con los grupos fascistas españoles de la época, se le llegó a vincular con los asesinatos de Montejurra de mayo de 1976, atentado llevado a cabo por la extrema-derecha; un plan del que siempre se ha dicho que era conocido y aprobado tanto por Fraga (ministro de Gobernación, el equivalente del ministro del Interior actual) como por Arias Navarro, presidente del gobierno [ver nota 3]. Pese a ello, Almirón se convirtió a principios de 1981 en el jefe de la custodia personal de Manuel Fraga, ocupando el puesto hasta mediados de 1984. Son hechos que prueban esta vinculación entre AP/PP con la extrema-derecha en aquellos tiempos. Sin embargo, lo más asombroso de Almirón es que llegó a tener a su cargo el adiestramiento de los primeros escoltas de Felipe González [4]. A destacar también que cuando fue detenido en 2006 en la localidad de Torrent (Valencia) -el año en que fue extraditado a Argentina-, el apartamento en el que vivía estaba subsidiado por el gobierno del PP de la comunidad autónoma valenciana, cuyo presidente era entonces Francisco Camps, uno de los protagonistas de la trama de corrupción conocida como el Caso Gürtel


Almirón, un asesino de la ultraderecha argentina, jefe de la seguridad de Fraga entre 1981 y 1984.
Foto izquierda: 1973, Perón saluda a Rodolfo Eduardo Almirón, guardaespaldas de Lopez Rega y miembro activo de la Triple A; en medio, Miguel Rovira, otro miembro de la Triple A. Foto derecha: la foto de Almirón en Montejurra en mayo del 76, es una de las pruebas que demuestra su participación en el atentado terrorista de la ultraderecha.

El desmoronamiento político de la UCD vino a fijar los términos del bipartidismo en los siguientes 30 años. Un sector minoritario de la UCD se integró en el PSOE; algunos lo hicieron desde el primer momento del hundimiento del partido de Adolfo Suárez; otros, tiempo después tras pasar por el efímero CDS, como Pachi Vázquez, ex-secretario general de los socialistas gallegos (PSdeG-PSOE) y ex-candidato a la presidencia de la Xunta en las últimas elecciones autonómicas en Galicia. Pero el grueso de la UCD, la mayor parte del partido creado por Suárez, pasó a engrosar la AP de Fraga, dando lugar a la unificación básica de la derecha, mantenida hasta la fecha actual con la lógica excepción de la derecha nacionalista vasca (PNV) y catalana (CiU), las cuales siempre han ido por libre aunque pactando con el partido que gobernase en cada momento.

En AP (luego PP), el fascismo español encontró un nicho confortable en una época en la que se encontraba acosado por las fuerzas democráticas, especialmente tras el fallido intento de golpe de estado del 23F de 1981 y la subida al poder de Felipe González [5]. Permaneció dentro del armario del PP, creciendo en la sombra y conjugando la defensa de sus negocios - a través de tramas políticas y redes de clientelismo - con un protagonismo creciente dentro del partido. Al antaño faraón de Villalba, Fraga Iribarne, sólo parecía preocuparle que aparentasen ser demócratas. Y por supuesto cumplieron y sacaron a relucir sin escrúpulos un pedigrí de demócratas de toda la vida. El viejo caciquismo franquista, resultó que en realidad siempre había sido demócrata, sin que la ciudadanía lo supiese. Hechos como éste, son los que justifican que El Gatopardo sea una de las obras maestras de la novela de contenido político.

La llegada de Aznar al liderazgo del PP y la irrupción política en puestos de alta responsabilidad de líderes como Esperanza Aguirre, actuó de catalizador de una reacción que venía dándose gradualmente desde el giro neoliberal y neoconservador en ciertos países dominantes del capitalismo: la radicalización del PP hacia posiciones extremas. La lógica sustitución de personas en puestos y cargos institucionales que supuso el paso del felipismo al aznarismo, fue la ocasión de oro para que un amplio sector de este franquismo encubierto y camuflado bajo la sombrilla de un partido democrático, empezase a tener una influencia de la que carecía desde la muerte de Franco. Desmelenados por la euforia de la etapa aznárida y por su creciente protagonismo social, encajaron de la peor manera posible la posterior llegada de un Zapatero que hasta tuvo la osadía de ultrajar el "sagrado" concepto católico de matrimonio y familia, legalizando el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y habiendo perdido el complejo de tener un ADN político franquista, soportaron el período de Zapatero con una rabia canina que sacaron a relucir con sadismo político en cuanto el PP regresó al gobierno con Rajoy. Cierto es que llevaban ya bastante tiempo mostrándonos de lo que eran capaces, a través del gobierno de Esperanza Aguirre en la comunidad autónoma de Madrid. Pero el electorado se negó a ver lo que era evidente.

Una de las peculiaridades de este deslizamiento político de la derecha española [6], es la extraña fusión que está teniendo lugar y que posiblemente perfile el neofascismo español en un futuro inmediato. Sino fusión, sí al menos armonización entre una extrema-derecha tradicional, vinculada en la nostalgia al fascismo franquista del siglo XX, y la nueva extrema-derecha neocon, abrazando unos y otros los dogmas más radicales del neoliberalismo, en tanto que factor ideológico que les permite la defensa pragmática de sus intereses económicos y que actúa además de factor de cohesión interna.

El revival del franquismo que se está alimentando cada vez más desde el PP y su entorno mediático, podría permitir escribir páginas y páginas de casos concretos. No es algo anecdótico y resulta altamente preocupante, teniendo en cuenta que el PP tiene una mayoría absoluta y que agrupa a la derecha española con la excepción antes mencionada de PNV y CiU. El franquismo travestido que habita en el PP, tiene fundamentos para vivir con optimismo y esperanza la estrofa del Cara al Sol (himno de Falange Española) que dice: Volverá a reír la primavera, / que por cielo, tierra y mar se espera. / Arriba escuadras a vencer / que en España empieza a amanecer. Aquellos cánidos franquistas que vieron en AP/PP la fecunda y materna matriz que les permitiese seguir existiendo y crecer, tienen motivos para pensar que el tiempo les ha dado la razón en lo acertado que resultó su estrategia de largo plazo. En su optimismo desvergonzado y en su particular primavera que vuelve a reír, lo primero es recuperar y ensalzar la memoria de sus ilustres. 

*   *   *

El texto anterior fue publicado en este blog el 4-8-2013, como parte de una doble entrada titulada "ABC y la caverna mediática". Durante estos dos años, la derecha ha seguido limpiando la imagen del franquismo, boicoteando la Ley de Memoria Histórica a la vez que hace hincapié en una obscena revisión tergiversada de la Historia cuyo objeto es limpiar socialmente la imagen del fascismo español. Creo que la situación es incluso peor que hace dos años, cuando escribí la entrada. La irrupción del partido Ciudadanos de Albert Rivera, una marca blanca del PP, actúa de refuerzo. Y a esta franquismo vivo le han salido poderosos aliados, caso del escritor Arturo Pérez-Reverte, cuya revisión de la guerra del 36 y de la República pretende hacernos olvidar que en el 36 se produjo un golpe de estado fascista contra una gobierno constitucional, y que la guerra fue un enfrentamiento entre democracia y fascismo, entre las organizaciones que representaban a la clase trabajadora y las fuerzas que defendían los intereses del capital. Pérez-Reverte, que llegó a participar en un vídeo promocional del partido Podemos en 2014, parece empeñado en fomentar una equidistancia que supone un suicidio moral, además de una grave tergiversación de la Historia. A su manera, el último libro de Reverte forma parte de la limpieza de cutis a la que es sometido el franquismo.

El franquismo forma parte del fascismo, algo que también se pretende que olvidemos. Cuando la oligarquía ve amenazados sus intereses en una democracia burguesa, siempre tiene el mismo plan B: el que aplicó en 1936.

20 de noviembre, aniversario de la muerte del dictador. Un buen momento para recordar el epílogo de La resistible ascensión de Arturo Ui, del dramaturgo alemán Bertolt Brecht:

Respetable público: aprendamos a ver,
en vez de mirar como borregos.
En vez de charlar,
bla, bla, bla, bla, bla,
debemos actuar.
Lo que habéis visto estuvo a punto
de dominar el mundo
aún no hace tantos años.
Los pueblos terminaron por tener la razón,
pero nadie puede cantar victoria antes de tiempo.
¡Todavía es fecundo
el vientre que parió el suceso inmundo!
Respetable público: aprendamos a ver,
en lugar de mirar como el cordero
que marcha al matadero.

@VigneVT
Blog del viejo topo

Notas

[1] Hasta 1989 el partido de denominó Alianza Popular (AP), pasando ese año a denominarse Partido Popular (PP). En relación con Blas Piñar, éste intentaría de nuevo llevar a cabo un renacimiento orgánico de la extrema-derecha entre el 86 y el 90 del siglo pasado, animado por el apoyo que le prestaba el Frente Nacional francés de Jean-Marie Le Pen y los neofascistas del Movimento Sociale Italiano de Giorgio Almirante. Su éxito fue escaso. Su base potencial electoral y militante, estaba ya perfectamente integrada dentro del PP.

[2] Por otro lado, en aquellos tiempos, cada vez con más frecuencia, comenzó a darse un fenómeno curioso. Muchos jóvenes de estas organizaciones neo-fascistas, simultáneamente eran miembros de las Nuevas Generaciones, la rama juvenil de AP. Hecho que refuerza la idea de que la extrema-derecha se estaba integrando dentro de AP. 

[3] Este atentado terrorista de la extrema-derecha fue relacionado posteriormente, por expertos en la materia, con la llamada Operación Gladio (Gladio fue una organización anticomunista de la OTAN durante la guerra fría) y con el origen de la trama de terrorismo de Estado que más tarde daría lugar a los GAL. Se sabe que tanto Rodolfo Eduardo Almirón (Triple A) como Stefano Delle Chiaie (Gladio), estaban presentes en Montejurra el día del atentado. 

[4] Existiendo una orden de captura internacional contra Almirón, en 1983 la revista Cambio16 hizo público que estaba en España trabajando de jefe de seguridad de Fraga. A Almirón se le investigaba por participar en secuestros y asesinatos en Argentina. Curiosamente su abogado defensor, tras saltar el escándalo a la prensa, fue... ¡Alberto Ruiz Gallardón!, delfín de Fraga en aquel tiempo y ex-ministro de Justicia del gobierno de Rajoy. En 2006 la presión mediática en Buenos Aires hizo que se actualizase la orden de captura internacional contra Almirón. Fue detenido a finales de 2006 en Valencia y extraditado a Argentina poco después. Encarcelado desde su llegada a su país de origen, murió en 2009 antes de que terminase su proceso judicial. 
Para los que no conozcan la figura del argentino Almirón, sugerimos dos enlaces para empezar: la entrada correspondiente en la Wikipedia y el artículo de Carlos Petroni "Mi encuentro con Rodolfo Almirón, jefe operativo de la Triple A", publicado en Rebelión.org el  29-02-2008. Para acceder a una información más completa y detallada que permita profundizar, puede consultarse www.elortiba.org/opena.html

[5] La depuración de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que el gobierno de González se propuso llevar a cabo, aunque fue parcial, relativa, tímida, insuficiente y muy focalizada en la cúpula, tuvo al menos una cierta eficacia de cara a privar a esta extrema-derecha de apoyos institucionales con los que anteriormente contaba.

[6] Este deslizamiento político de la derecha española hacia posiciones cada vez más extremas, contribuye a explicar también el sentimiento de acomodo en las filas del PSOE de un cierto sector de centro-derecha, liberal en lo cultural y costumbres, políticamente "civilizado", muy identificado con una idea muy concreta de modernidad que el PSOE supo proyectar de forma muy eficaz desde los tiempos de Felipe González.  Aunque la entrada de sectores moderados de la derecha o centro-derecha en los espacios de influencia del PSOE, comienza tras el descalabro de la antigua UCD y de la extinción del CDS.


Anexo: el famoso mitin de Fraga en Lugo, en mayo de 1981


El 17 de enero de 2012, tras el fallecimiento de Fraga, el diario El Mundo le dedicó un amplísimo reportaje laudatorio. Uno de los artículos, firmado por Pedro J. Ramírez, narraba los acontecimientos descritos en esta entrada, en relación con el mitín de Fraga en Lugo en mayo de 1981. El artículo lleva por título "La tarde en que Fraga se quitó la chaqueta". Pedro J. nos habla de un Fraga valiente y lleno de coraje que se enfrentó a "700 alborotadores" que le recordaban a gritos sucesos como el de Montejurra. Yo formaba parte de esos "700 alborotadores" como Pedro J. nos calificaba.

Lo que no contó el diario El Mundo y su director Pedro J., es que no fue Fraga quien nos desalojó, sino su amplio servicio de seguridad formado por integrantes de las organizaciones fascistas Fuerza Nueva y Guerrilleros de Cristo Rey, quienes cargaron contra ese sector de los asistentes con porras, palos, cadenas y puños americanos. Pedro J. tampoco contó en su artículo que, quien dirigía a los matones de Fraga, era el secuestrador y asesino de la organización ultraderechista argentina Triple A Rodolfo Eduardo Almirón. También mintió Pedro J. cuando escribió que no hubo heridos. Fui testigo de aquel acontecimiento.

@VigneVT


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3 comentarios:

  1. Creo que está muy claro que el capitalismo es quién está detrás del nazi-fascismo. No hay más que ver los casos de Austria e Italia en la década de 1920, de Alemania en la de 1930 y de España 1932 y 1936. Cuando el capitalismo se encuentra con una oposición muy fuerte por el pueblo, apuesta por el nazi-fascismo. Por vías más o menos democráticas, más bien menos, en los tres primeros casos o por vía del golpe de estado militar y la consiguiente guerra civil en España.
    En el caso actual de España. En 2013 la calle hervía, la tensión era evidente contra el gobierno del PP, y se empezaba a cuestionar el régimen. El sistema, que es muy listo, sacó soluciones. Primero se inventó un grupo político, más bien una plataforma electoral, que parecía de izquierda, Podemos, dándole toda la covertura mediática que necesitara, con ello se logró pacificar en gran parte la calle ante la esperanza que había una solución política. Como el sistema no estaba seguro de que la cosa se desmandara, pues bastantes bases de Podemos eran más bien izquierdistas, se inventó (utilizó) otro grupo que ya existía a nivel catalán, C's, para quitar protagonismo a Podemos. Y así estamos.
    Ahora el sistema capitalista es más listo que en el siglo pasado, sabe que la imagen del nazi-fascismo no tiene buena imagen y utliza otras vías para mantenerse. Pero si le fallan estos métos "más civilizados" recurrirá al nazi-fascismo, que nadie lo dude. Al fin y al cabo este último es uno de los hijos del capitalismo.

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