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miércoles, 6 de enero de 2016

Perspectivas 2015-16, (1). Apocalipsis o reinicio. ¿Qué política financiera y económica nos depara el 2016?



Referencia documental
Original en alemán. Ernst Wolff: "Apokalypse oder Reset? Was uns 2016 finanz- und wirtschaftspolitisch erwartet"Publicado el 30-12-2015 en Telepolis.
Traducción del alemán para blog del viejo topo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente y fecha de esta traducción: blogdelviejotopo, 1-1-2016.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir esta ficha documental, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran, tanto al original en alemán como a la traducción de este blog.
Imágenes, negrita y subrayado: son añadidos nuestros.
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Apocalipsis o reinicio. ¿Qué política financiera y económica nos depara el 2016?
Ernst Wolff
(Trad. Blog del viejo topo por Tucholskyfan Gabi)


En estos días de Año Nuevo, a la mayoría de la gente les invade cierto temor al futuro. Sienten que nuestra sociedad ha llegado a un punto donde no cabe continuar como veníamos haciendo. Urge pues hacer un balance para reposicionarnos.

El mundo que habitamos ha cambiado sustancialmente en los últimos años. El punto de inflexión fue la crisis en 2007/2008. Al cabo de tres décadas de desregulación financiera, la desenfrenada especulación había dado lugar a gigantescas burbujas de deuda. El colapso del mercado estadounidense de viviendas  financiadas por créditos hizo que reventara una de esas burbujas llevando a la ruina la banca internacional, las grandes aseguradoras  y empresas en todo el mundo.

Entonces, los inversores a la sombra de estas instituciones/empresas en quiebra, obligaron a la política a no liquidarlas, manteniéndolas vivas mediante los impuestos recaudados en el marco de la mayor redistribución patrimonial de toda la historia humana. A las clases trabajadoras que habían ganado las inmensas sumas necesarias para tamaño rescate [“bail-out”] se les explicaba que todo ello se hacía por su bien, ya que las empresas salvadas eran demasiado grandes para quebrar [“too big to fail”].

Si bien los políticos prometieron entonces domar los mercados financieros o al menos ponerles coto, nada parecido ocurrió. Todo lo contrario: So pretexto de reestimular la economía, los principales bancos centrales del mundo comenzaron después de la crisis a imprimir dinero a raudales  entregándolo a tipos de interés cada vez más bajos precisamente a aquellos que habían originado el derrumbe.

Y estos, a su vez, invirtieron el dinero barato no en la economía ralentizada, sino en el sector financiero mucho más lucrativo pero también más peligroso inflándolo aún más. Siendo así que desde el 2008 a los grandes inversores, en caso necesario, se les volverá a considerar “demasiado grandes para quebrar”, por lo que serán rescatados nuevamente, están dispuestos a asumir riesgos cada vez más grandes.


Las consecuencias de la última crisis a largo plazo las soportan los trabajadores.

Los efectos del rescate 2007/2008 a largo plazo, en vez de responsabilizar y pasarles factura a los causantes, pasan a ser soportados por los trabajadores: Para poder llenar los agujeros que el rescate de la banca ha causado en las arcas estatales, los trabajadores deben aguantar en el marco de una “política de austeridad” despidos masivos, salarios y pensiones más bajas, impuestos más altos y prestaciones sociales cada vez más reducidas. El resultado de esta involución es el constante aumento de la desigualdad social que ya alcanza un nivel histórico: En 2015 una minoría de cien personas ya disponía de más patrimonio que la mitad de la humanidad.

La constante impresión de dinero por los bancos centrales, junto a los tipos de interés cada vez menores, ha venido produciendo burbujas crecientes en los mercados de valores, bonos e inmobiliarios que desfiguran y distorsionan totalmente la realidad económica. Antaño estos mercados solían ser el barómetro para valorar el estado de la economía real; hoy nos reflejan ante todo el grado de manipulación e intervención por parte de los bancos centrales. Más dramático aún evoluciona el mercado de derivados (puros productos financieros totalmente ajenos a la economía real). A pesar de que han puesto en peligro existencial el sistema financiero global ya en dos ocasiones anteriores (1998 y 2007/2008), su magnitud (que a falta de regulación sólo cabe calibrarla aproximadamente), y con ello el peligro que entraña desde la última crisis no para de crecer.


El sistema financiero global es como un drogadicto.

Las medidas adoptadas después de 2007/2008 con el fin de sostener el sistema financiero global, han creado una dependencia nunca vista: Para que los mercados de valores, bonos e inmobiliarios no colapsen arrastrando con ellos el sistema entero, los inversores han de recibir constantemente nuevos fondos a tipos cada vez más bajos.

Claro está que ese continuo aumento de la masa monetaria ha de llevarnos a la devaluación total y la hiperinflación. El Banco Central Europeo (BCE), por ejemplo, no sólo mantiene esta estrategia, hasta está extendiéndola en la actualidad. La razón por la que a diario bombea unos dos mil millones de euros en el sistema europeo, arroja una luz sobre su estado: sin esta intervención, en su forma actual ya resultaría insostenible.

Dado que el tipo de interés ya tiende a cero o menos aún, ya se están adoptando medidas para impedir que los trabajadores se puedan retirar de él: la drástica reducción de las transacciones en efectivo y el plan de prohibirlas por completo no son otra cosa que barreras para impedir que la masa de clientes bancarios se fugue en el efectivo.

El “bail-in” [la retención de depósitos de ahorradores y pequeños accionistas en caso de quiebra del banco], por otra parte, que aplicarán a partir del 1 de enero de 2016 todos los bancos de la eurozona, no es otra cosa que el paso previo a la masiva expropiación de los trabajadores en caso de que a los banqueros nuevamente se les vaya la olla en los mercados financieros.

Siete años después de la crisis de 2008, el 2015 marca un punto de inflexión: comparables al caso del drogadicto, las medidas ya tomadas surten cada vez menos efecto, por lo que hay que aumentar las dosis constantemente, por no hablar de los efectos secundarios que son cada vez más peligrosos.

Dicho de otro modo: el sistema financiero ha alcanzado un punto donde gran parte de las habituales medidas ya se agotan y donde la vuelta, el invertir puede hacer colapsar en sistema entero. La economía, a su vez, no se puede recuperar, puesto que los réditos que promete no son nada comparables con los que ofrece el sector financiero. Peor aún, las mayores ganancias durante los próximos meses se alcanzarán precisamente ahí donde originen los mayores daños sociales, en el ámbito de la especulación monetaria en los países emergentes.


El mayor peligro no acecha en el sector financiero.

Se plantea la pregunta: ¿Cuánto tiempo puede subsistir este sistema? Y no hay respuesta precisa. Una deuda global de más 200 billones (10 elevado al 12) de US$ no ha existido jamás en toda la historia mundial. Tampoco se habían conocido antes los tipos de interés negativos. Y sabemos que para imprimir dinero no existe límite superior.

Que todo ello nos debe conducir a una hiperinflación, sí o sí, nadie lo duda, pero nadie sabe predecir hasta qué extremo cabe seguir inflando artificialmente los mercados de valores, bonos e inmobiliario hasta que revienten. En caso de que los bancos centrales alcancen los límites de sus posibilidades, queda el Fondo Monetario Internacional (FMI) para intervenir con su propia moneda que son los derechos especiales de giro (DEG). Esta “moneda” que ya se viene empleando a gran escala desde 2008 es concedida exclusivamente a Estados, pudiendo posponer por algún tiempo la emergencia de un “crash”.

Pero a la vista de los múltiples focos de crisis económicas no se descarta que un evento imprevisto (“Black swan”/Cisne negro) haga caer el castillo de naipes entero. Si así ocurriera, el mundo entero, de un momento a otro, estaría ante la mayor crisis enfrentada jamás. El sistema financiero global tiene a todos los países entrelazados tan estrechamente que ningún rincón del mundo se salvaría del colapso y la subsiguiente devaluación del papel moneda.

El mayor peligro actual, sin embargo, NO reside en el sector financiero, NI tampoco en la economía, sino el  ámbito político. Los responsables políticos – al igual que los económicamente poderosos – conocen muy bien los peligros económicos y financieros que acechan por doquier, por lo que adoptan dos medidas que ya aprobaron en el pasado: para desviar la atención de los verdaderos responsables y culpables y de su propia corrupción, nos construyen enemigos imaginarios y preparan la guerra.

Los EEUU, el país más potente y desgarrado en términos sociales, apuestan cada vez más por la vía militar por lo que vienen sentando las bases para una guerra contra Rusia desde hace tiempo. Su política frente a Ucrania y los países del antiguo bloque oriental persigue la provocación permanente del gobierno de Putin. Política que se apoya en los más fieles aliados de EEUU en el Medio Oriente, que es Arabia Saudita que desde 2015 se encarga de que el precio del crudo, que ya ha hecho caer a Rusia, siga cayendo más y más, una evolución que el gobierno ruso a la larga no será capaz de sobrevivir.

Pero las demás grandes potencias, tales como Gran Bretaña, Francia y Alemania, se están preparando con creciente interés para el enfrentamiento militar. Tanto Rusia, como China, que después de la caída de Rusia sería el siguiente objetivo de los EEUU, se están armando considerablementeEl motor para semejantes preparativos bélicos a nivel internacional es sólo en apariencia la economía mundial y el sistema financiero global. Mucho más determinante para la evolución del mundo y lo que acontecerá a partir de 2016 es el aumento exponencial de la desigualdad social en nuestro planeta.

Puesto que el mundo se encuentra estrangulado por la industria financiera, que no está dispuesta a hacer la más mínima concesión a los trabajadores y los pobres (recordemos tan sólo lo que pasó este año en Grecia), el drama de la desigualdad social en la época que nos espera se irá exacerbando. Resulta más que probable que acabará en descargas muy violentas, revueltas, guerras civiles y demás enfrentamientos sociales masivos


¿Qué nos depara el futuro?

Ante tales perspectivas (crash, guerra o guerra civil), ¿no será que el mundo ya se encuentra inmerso en una espiral ya imparable hacia abajo? ¿Será así que cualquier intento de intervenir en el curso de la historia queda frustrado de antemano?

El estado del mundo en 2016 bien podría sugerir tal cosa. Pero existen una serie de tendencias que apuntan en otra dirección distinta. Ni las manipulaciones en los mercados financieros, ni los preparativos bélicos, ni el rearme internacional, ni el embrutecimiento de los cuerpos policiales, ni el hecho de que el islamismo radical sea declarado enemigo número uno de la humanidad con tanto fervor, evidencian precisamente la fortaleza de los poderosos de turno.

Todo lo contrario: nos muestran su debilidad y su miedo al cambio. De ser así que la élite financiera y sus políticos lacayos estuvieran tan firmemente montados, no estarían obligados a mantener un enorme aparato mediático de alcance global con el único fin de diseñar la opinión publica a favor suyo.

Una mirada a la campaña pre-electoral de los EEUU nos muestra como se gastan millones de dólares en instigar un miedo histérico ante el Estado Islámico. De este modo, se proponen desviar la atención del hecho de que los verdaderos enemigos de la clase trabajadora se encuentran sentados en Wall Street y la Casa Blanca.

Otro tanto cabe decir sobre Francia después de los ataques terroristas en Paris: aunque su causa la haya que buscar en las desoladas condiciones sociales en los suburbios franceses y belgas, al presidente, políticamente ya muy tocado, le sirvieron de argumento para radicalizar las medidas de seguridad y extender sus hazañas bélicas en Siria, si bien resulta más que evidente que de este modo la amenaza terrorista no va a menos, sino a más.

La influencia que los grandes medios ejercen desde 2007/2008 sobre el pensar de las masas ha ido perdiendo fuelle y alcanza en 2015 su mínimo histórico. Los sondeos nos documentan que un creciente número de personas ya no se creen las informaciones que difunden, y de la actitud de los votantes en 2015 cabe inferir que cada vez más están dando la espalda a las fuerzas políticas establecidas. Si bien es cierto que en muchos casos no saben formular un punto de vista propio por carecer de fundadas perspectivas políticas y económicas. Además, se encuentran masivamente desilusionadas y resignadas por lo que experimentaron en el pasado.

Esta desilusión y resignación se verán interrumpidas, sin embargo, por los acontecimientos que se vislumbran: sea un colapso, una guerra o una guerra civil, en el momento que lo experimenten en sus propias carnes, hasta los más desilusionados van a despertar y moverse. Su mayor problema consistirá en la orientación política.

Así las cosas, en el año 2016 será primordial erradicar la desinformación e ignorancia. Quien reconoce que no es el terror islámico que nos arrastra al abismo, sino las hordas de especuladores sin escrúpulos, los políticos corruptos y sus lacayos periodistas, se podrá rebelar y defender de este desafío histórico. Los peligros que nuestro mundo está enfrentando nunca fueron tan enormes. Pero también es cierto que en ningún momento anterior la humanidad dispuso de tantos instrumentos modernos de comunicación.


Ernst Wolff
Trad. Tucholskyfan Gabi











Ernst Wolff es periodista y autor del libro Weltmacht IWF - Chronik eines Raubzugs (El poder del FMI. La crónica de un robo). Editorial Tectum, Marburgo.

9 comentarios:

  1. Parte primera:
    Muy buena entrada y reflexión. Estoy muy de acuerdo con ella. Gracias Gabi por la traducción.
    Desde los tiempos de Reagan y Thatcher y los sucesivos tratados de Maastricht y Lisboa se quitaron todos los controles de movimiento a los capitales, con lo que la burbuja especulativa se ha ido incrementando.
    Hubo algunos avisos en forma de pequeñas crisis. Para conjurarlos se bajaron los tipos de interés, hasta límites nunca vistos. Con ello se propiciaron las burbujas. Por ejemplo, en España la inmobiliaria. Pero como dice la entrada, es como la droga al drogadicto, cada vez necesita más dosis.
    Después de los avisos llegó la bofetada. En 2007/2008 se produjo la gran crisis que tenía que llegar más temprano que tarde. Lehman Brothers quebró por las créditos subprime, y lo que es peor en este sistema especulativo, se produjo una crisis de desconfianza.
    Se habían pedido desde particulares, empresas y entidades oficiales de todo el mundo, créditos que no se podían devolver, y sobre muchos de estos créditos no había respaldos suficientes, pero se daban muy fácilmente.
    Los distintos Bancos Centrales mundiales resolvieron la situación de la manera en que lo resuelve el sistema que tenemos, inyectando capitales. Y así estamos. Por ejemplo en el BCE, Draghi que había dicho:
    "Haré lo que haya que hacer, y créanme, será suficiente"
    decidió desde hace bastante tiempo la política QE (Expansión Cuantitativa). Inicialmente estaba previsto inyectar 60.000 millones de euros mensuales hasta septiembre de 2016, pero recientemente ha ampliado el plan hasta marzo de 2017, y no se cierra la puerta a posteriores ampliaciones. Esto significa que cada año se están inyectando en el sistema financiero 720.000 millones de euros, y sólo en Europa. Situaciones similares están ocurriendo con los BC de Japón, EEUU y RU. Con estos remedios los BCs están comprando las deudas de los bancos particulares, o sea están convirtiendo muchas deudas privadas en públicas. La excusa es que no se podía dejar caer las entidades bancarias porque eran muy grandes y eso podía colapsar la economía mundial.
    En estos momentos el PIB mundial está en algo menos de 85 billones de dólares (o sea 85 seguido de 12 ceros). Pero en contraposición están circulando unas diez veces más dólares que ese PIB.
    ¿Cuál es la consecuencia esperable de esta situación?
    Lo que en economía clásica sería esperable sería una hiperinflación tremenda. Pues ha ocurrido exactamente lo contrario, hay amenaza de deflación mundial.
    La solución del capitalismo es sacar más dinero, dar a la máquina de imprimir billetes. Además de bajar los tipos de interés. Estos tipos de interés nunca han estado tan bajos en la historia, en cero o próximos. Si no se reactiva, que no se reactivará, la economía lo siguiente sería ¿tipos de interés negativo?. Tremendo. Un poco de esto ha empezado. Como hay tal cantidad de dinero suelto y la banca privada no puede colocarlo, pues no hay demanda suficiente, el BCE permite que se deposite en él y ¡PAGA INTERESES! por ello a la banca privada. Así, ahora mismo, hay ingentes cantidades de dinero depositadas por los bancos en el BCE, produciéndoles beneficio pero no beneficiando a la mayoría de la gente.

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  2. ...
    Parte segunda:
    Una parte de esta situación está ocasionada por la “guerra fría” desencadenada por Occidente (su arma principal es Arabia Saudita aumentando su producción petrolífera) tirando los precios del crudo para dañar la economía venezolana, guerra contra el chavismo, y la rusa, como consecuencia de la guerra económica por Ucrania. Por una parte es un beneficio parcial para nosotros, pero globalmente nos perjudica y mucho más lo hará a medio y largo plazo.
    Pero hay otra causa más importante para la crisis en economía capitalista especulativa en la que estamos inmersos. La economía mundial tiene un potencial de producción muy superior al de consumo del mundo entero. O sea que, como se puede producir mucho más de lo que se consume, parte de la produción está a ralenti y los precios de las materias primas, por ello, están bajando. Eso es lo que produce la amenaza de deflación.
    ¿Por qué está a la baja el consumo mundial?
    Desde que se desregularizaron los movimiento de capitales, la riqueza se ha ido concentrando cada vez más aceleradamento en pocas manos. Por ello el consumo abundante cada vez lo pueden hacer menos individuos, cada vez hay menos personas que puedan hacer un consumo como el que la economía mundial estaba acostumbrada. O sea que cada vez hay menos grandes consumidores que lo puedan hacer de una forma extraordinaria y la gran mayoría de la gente sólo puede consumir muy poco o si quiere consumir más se tiene que endeudar, y muchos están entrampados ya hasta las cejas y no puede endeudarse más.
    La deuda ha existido siempre, pero en muchos sitios estaba controlada. Había casos, como en muchos países sudamericanos, que era enorme, pero en Europa, desde los años 50, no era excesiva. La trampa desde la desregulación financiera ha sido impulsar el crédito barato sin límite y sin casi condiciones, tanto a particulares como a entidades públicas para impulsar el consumo, o sea otra burbuja. Cuando no lo han podido devolver y los bancos prestatarios se han visto en problemas para cobrar esas deudas, privadas o públicas, se han hecho cargo los Bancos Centrales o el FMI, por lo tanto todas las deudas se han hecho deudas públicas. A partir de entonces los poderes económicos mundiales, por ejemplo la Troika o el FMI, han impuesto condiciones terribles a los países para “sanear” sus economías. Esas condiciones se han hecho recaer, principalmente, en las rentas del trabajo y nada o apenas nada en las del capital, sobre todo en las del gran capital. Animo a leer nuevamente el artículo de Viçent Navarro “Marx (y no sólo Keynes) llevaba razón”.
    Ahora la economía mundial, en el estado en que estamos, solamente puede acelerarse a base de la creación de burbujas. Pero todas las burbujas terminan estallando y no regresan a una situación anterior, sino a una peor. La rueda es: burbuja, estallido, burbuja, estallido...
    Por eso Wolff habla del drogadicto. Cada vez se necesita una dosis de droga mayor, o sea el sistema actual necesita burbuja tras burbuja, cada una mayor que la anterior. Y nos pasará al final como al drogadicto.
    ¿Cuál será la salida de este laberinto?
    Yo, particularmente, la veo mala, y por lo que se lee aquí, en esta entrada, Wolff y yo coincidimos. La situación es tan tensa en la economía mundial que sólo se puede resolver con una situación en la que obligue a un gran consumo. Este gran consumo sólo se puede lograr por dar un gran impulso a las industrias de armamento y reparar o reconstruir muchísimas infraestructuras. Para la destrucción de estas infraestructuras e impulsar la fabricación de armamento es necesaria una guerra, pero dada la situación actual, una gran guerra que destruya muchísimo, o sea una guerra a nivel planetario. El gran problema de este tipo de guerra son los millones de muertos, lisiados y desgracias que puede traer a la humanidad. Pero esas consecuencias para el gran capital, son simplemente daños colaterales.
    Estado Islámico, Siria, Ucrania son las primeras excusas o los preliminares de la terrible “posible solución”. Lo que venga después...

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  3. Antes de que me sonaran todas estas alarmas, en el marco de las "Propuestas Políticas para la Construcción del Futuro" expuestas en mi "Guía Política Antifascista" aquí: http://goo.gl/t7z3Ke, estaba la de la creación de un "Partido Imperialista Constitucional" con el cometido de vaciar esas "Cuevas de Alí Babá" que son los parlamentos del mundo, mediante una gran transferencia del poder político a "El Pueblo" para que nos gobernásemos mediante la asamblea en la plaza pública, debidamente habilitada ésta para protegernos de las inclemencias climatológicas (frío, calor, viento, lluvia, sol u oscuridad...) y las modernas tecnologías que permitan o posibiliten las asambleas sobre las problemáticas locales, nacionales e internacionales: dado que el mundo deberá de llegar a ser todo uno, mas por sentado que no según el modelo capitalista.
    • Actualmente creo que deberíais pensar en nombrar emperador a alguien como yo lo soy (al modo incaico), sin esperar por esa dictadura del proletariado, que por cierto jamás habrá de fructificar debido a la mala calidad de la raza humana a la que sólo las cumbres pueden acreditar de humanista; porque a la gran mayoría, hoy como ayer, se la puede contentar y contenta con algo de pan y mucho circo (por supuesto que sin importar lo nauseabundo que éste pueda ser; cosa que no debería seguir siendo así en el futuro, si es que queremos una humanidad humanizada). A los hechos me remito para ver razón en la realidad y no en ideal alguno; realismo este mío que, aunque pueda resultar doloroso, nos remite a lo que hay en la eterna realidad, antaño como hogaño.
    • Y es para eso que deberíamos trabajar los mejores, sin mayores demoras, dado que el enemigo de todo humanismo nos lleva una disparatada ventaja, y su enorme fuerza bélica difícilmente podrá ser neutralizada si no se enfrenta rápido al fascismo en todas y cada una de las localidades, con radical decisión a fin de poner a todo el mundo allí donde lo queramos en función de nuestro proyecto político, queriendo los medios al margen de las moralinas impartidas por las más diversas religiones y la seudo ética en ellas basada (budismo incluido), porque sino será imposible neutralizarlos (la pacificación del mundo por los romanos, no se baso en tonterías, sino en sangre y valor derramados a raudales, porque no eran ovejas ni aceptaban pastores como hacemos nosotros). Un modelo óptimo de cómo deben obrar nuestros generales lo tenemos en Aníbal Barca.
    • SALUDO

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  4. Por favor, corregir en la línea 10. Debe decir " TOO BIG TO FAIL" o bien "TOO BIG TO FALL".

    Gracias, eskerrik asko.

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  5. Como complemento a esta entrada y a mis comentarios se puede leer:
    http://vozpopuli.com/blogs/6806-juan-laborda-no-es-china-es-el-final-de-un-ciclo-secular

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  6. Poner este comentario retocado y no el otro. En respuesta a este comentario por Manuel García: «Como complemento a esta entrada y a mis comentarios se puede leer: http://vozpopuli.com/blogs/6806-juan-laborda-no-es-china-es-el-final-de-un-ciclo-secular»
    • He leído este trabajo hasta la conclusión: «La carga de la deuda en los países desarrollados se ha convertido en un evento extremo utilizando cualquier medida histórica y requerirán una ola de condonaciones de deuda, negociadas o no”».
    • Pues bien. Yo, desde una perspectiva meramente filosófica y como lego en "Economía", me permito aseverar que no hay tal deuda y que si la hay es al revés de como se pretende incluso en esos análisis: Entiendo que expolio es lo que hay por el sistema capitalista (por los privilegiados por éste), a todo lo que se le ponga por delante. Expolio al proletariado, expolio al contribuyente, expolio incluso al mismo planeta y muerte y destrucción por una raza humana configurada ya desde la niñez, fundamentalmente, por el inicuo sistema capitalista (configurada por éste al margen del medio social −la "esfera" social- en que se dé la crianza).
    • Personalmente abogo, NO por la condonación voluntaria o forzada −lo mismo da- de LA DEUDA. Abogo más bien por erradicar el sistema capitalista y, en el marco de un sistema anticapitalista, limitar severamente la propiedad privada (al modo en que lo estuvo en el imperio inca), sin moneda como factor de intercambio (al modo en que lo estuvo en el imperio inca), y regido el sistema alternativo por un emperador (al modo en que lo estuvo en el imperio inca), quizá elegido sistemáticamente de modo similar al que empleaban los budistas para preparar a los futuros emperadores ya desde la niñez, pero con el matiz de que lo sea como figura representativa de una "Sociedad de Derechos Auténtica" y los mejores preparando a esta figura y por tanto dirigiendo en la sombra. (Sería algo prolijo de desarrollar aquí y ahora esta idea, pero es algo así lo que a mi entender se le debería oponer al sistema capitalista y/o a la dictadura del proletariado: a uno por destructivo e inicuo y a la otra porque las generaciones posteriores a los más grandes logros se han demostrado incapaces de sostenerlos ante los embates de la mafia capitalista que nos quiere supeditados a sus intereses plutocráticos).
    • Es todo de momento. Leed con atención si es que me leéis, para no hacer como algunos mentecatos que, sin haber interpretado correctamente lo que se les expone, vienen con críticas que incluso implican malos modales. A estos no les voy a responder o, si lo hago, lo haré de forma muy, pero que muy grosera.

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    1. Es que estoy de acuerdo contigo sobre el fin del mundo al que nos lleva el sistema capitalista. Se lees los otros dos comentarios míos verás que defiendo que el culpable de todo lo que está pasando, de lo que pasa y de lo que, casi seguro si seguimosasí, es el sistema capitalista.
      El sistema capitalista necesita la acumulación de la riqueza cada vez en menos manos. Eso es lo que está ocurriendo y, aunque se puedan poner parches para que haya, momentáneamente, una mejor distribución de la riqueza, volvería a la situación de acumulación.
      Sobre el sistema no capitalista. No conozco lo del imperio inca, pero no me gusta la figura de un emperador, aunque sea alternativo. Yo tengo mis ideas y creo que, al final, la sociedad debería ser dirigida por el colectivo de la sociedad.

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    2. El colectivo 'sucial' ya demostró sobradamente de lo que es capaz y de lo que no (por el sistema capitalista de lo que se trata es de que cinche el otro, según términos de Larralde). A ese "monstruo" de múltiples cabezas que es el colectivo 'sucial' no cabe sino que ponerle otro yugo, por la igualdad, imposible por el sistema capitalista, que a unos libera a costa del resto y a otros subyuga por el mero hecho de tener que "buscarse la vida". Por tanto otro yugo distinto al yugo católico, que haga posible la igualdad de oportunidades, para todos, pero de hecho.

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