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miércoles, 17 de agosto de 2016

Ea, ea, ea... Cotarelo se cabrea. Anticomunismo y GAL en el enfado de Cotarelo (2 de 2)


Felipe González abrazando a Rafael Vera (ex-Secretario de Estado para la Seguridad) con Barrionuevo (ex-Ministro del Interior), en el momento de ingresar en prisión por el escándalo de los GAL


El tema de los GAL y Cotarelo


Cotarelo en su artículo del 14-8-2016, "Otro difamador comunista: Enrique González Duro", se queja de haber sido acusado por éste de haber defendido a los GAL. 

Enrique González Duro fue uno de los grandes renovadores de la Psiquiatría en España. En su día, en los 70, tuvo sus puntos de conexión con lo que conocimos como la AntipsiquiatríaEs autor también de libros muy interesantes, como las biografías "psicológicas" de Felipe González y de Franco o el que dedicó a las mujeres represaliadas en el Franquismo (Las rapadas: el franquismo contra la mujer).

Desde luego los calificativos que Cotarelo le brinda a González Duro provocan el interés sobre el tema. Si el año pasado en su blog lo llamaba "delincuente", ahora lo llama "fascista", "sinvergüenza", "granuja", "difamador", etc., concluyendo: "es un típico espécimen del juego sucio comunista". Desconozco si González Duro es o no comunista, pero lo cierto es que Cotarelo utiliza frecuentemente este término como insulto, como término descalificativo, al más puro estilo de la caverna fachosa. Esencia de caspa reaccionaria. 

El comentario en Facebook de González Duro fue el siguiente:  



Ya anteriormente González Duro había comentado que Cotarelo en el pasado, en alguna ocasión, llegó a realizar una defensa de los GAL en programas de Radio. Esto lo cuenta el propio Cotarelo y de él lo tomo porque no he localizado los comentarios de González Duro en Facebook. 

¿Quién tiene acceso a las emisiones de Radio de la época? Yo desde luego no. Tampoco recuerdo demasiado los programas de los 80. ¿Quién dice la verdad, González Duro o Cotarelo? ¿Cómo podemos saberlo? Vamos a otorgarle, como punto de partida, credibilidad a Cotarelo  (así debe ser), y a partir de ahí vamos a plantear una serie de consideraciones que finalmente permitan evaluar tal credibilidad:

1ª consideración. Una contradicción raíz. Cotarelo dice que González Duro "le imputa la defensa de un delito y, por lo tanto, un delito", por lo que "Le recomiendo que, si cree tener pruebas, las presente en un juzgado". Es una buena boutade cotareliense. La forma en que debemos interpretar "defender a los GAL" se presta a muchos matices, como después veremos. Pero, al margen de esto, observo que Cotarelo incurre en un comportamiento contradictorio. Considera que quien comete un delito es González Duro, un delito de calumnias e injurias (razón por la que el año pasado lo calificaba de "delincuente"). Se la devolvemos: ¿por qué entonces no acude él a denunciarlo a un juzgado? Si tan vilipendiada considera que ha quedado su honorabilidad, en lugar de aullar tanto lo que debiera hacer Cotarelo es presentar una denuncia. ¿Y por qué no lo hace? Desde luego, si no hay pruebas, esa denuncia Cotarelo la gana sin despeinarse. Que no actúe en consecuencia, de entrada genera dudas.

2ª consideración. "Defender a los GAL" es una expresión que se presta a múltiples niveles de interpretación. 

Voy a plantear una pregunta polémica. Cuando ETA, el  20 de diciembre de 1973, hizo saltar por las aires a Carrero Blanco, ¿fue un suceso lamentado por la izquierda de este país? Conozco a más de uno -que luego tendría responsabilidades políticas relevantes dentro del PSOE- que en privado reconocía haberse alegrado y haberlo celebrado. Y si dejamos la hipocresía aparte, habremos de reconocer que fue una reacción bastante generalizada en la izquierda que estaba esperando el fin de la dictadura, habida cuenta de que Carrero Blanco significaba el búnker continuista. Ahora bien, significa que quienes mostraron, su complacencia -privadamente-, ¿estaban defendiendo a ETA o estaban defendiendo la lucha armada? Entramos en un terreno pantanoso... ¿Se entiende por qué recurro a este ejemplo? Supongo que sí.

Me cuesta imaginar a Cotarelo diciendo en aquel tiempo "lo que hacen los GAL está bien". Dudo que alguna vez lo haya dicho. En realidad, en aquella España felipista en la que los GAL actuaban impunemente, salvo la extrema-derecha nadie defendía de forma tan explícita a este grupo terrorista. Nadie, insisto, salvo los fascistas declarados... y el inefable Pedro J. Ramírez (ver "Pedro J. Ramirez y los GAL", en El País). Y subrayo: de forma explícita y pública. Ya en privado el cuento cambiaba mucho, y no resultaba extraño encontrar afines al PSOE que en privado mostraban su satisfacción porque la guerra sucia estaba golpeando a ETA (incluso a Cotarelo, en su famoso artículo del 88, se le escapa una frase en esta línea, como luego veremos).

En aquellos años, salvo los medios vascos como acertadamente recuerda Cotarelo, ningún medio relacionaba los GAL con el gobierno de Felipe González. Otra cosa es que fuese un secreto a voces. Pensemos que una de las primeras tareas del gobierno del PSOE al llegar al poder en 1982, fue limpiar la cúpula policial, promoviendo meteóricamente a personas de plena confianza y depurando a los más relacionados con el búnker. De esta forma, resultaba ingenuo ignorar que todo cuanto se hacía desde los cuerpos de seguridad del estado en relación con la llamada "lucha antiterrorista", se hacía con la bendición de la cúpula política (así se demuestró posteriormente, con las condenas de José Barrionuevo -Ministro de Interior-, Rafael Vera -Secretario de Estado para la Seguridad-, Ricardo García Damborenea -Secretario general del PSOE en Bizkaia-, Julián Sancristóbal -Gobernador civil de Bizkaia-, etc.). Entiendo que a nivel de calle hubiese gente que no sospechara que detrás de los GAL estaba la complicidad del gobierno de González, pero a nivel de personas metidas en política era, como dije antes, un secreto a voces. Y más en el caso de personas directamente relacionadas con la fontanería política del PSOE, caso de Cotarelo. ¿O se atreve Cotarelo a decir que no sospechaba nada?

Salvo en Euskadi, durante los años de los GAL una amplia mayoría guardó silencio, se miró para otro lado, no se quería saber... Básicamente por dos razones. Primero, porque desde la Transición la guerra sucia se convirtió en tabú, en algo que la oposición política (primero PSOE, luego AP/PP) no debía intentar remover, una caja de la mierda cuya tapa nadie debía tener la osadía de abrir. Hay un consenso político sistémico en relación con el silencio sobre la guerra sucia, que solo será roto por Pedro J., padrino mediático de Aznar. En segundo lugar, porque tras el 23F de 1981, se blinda todavía más este silencio acerca de todo lo que tenga que ver con las alcantarilla del estado.

Pero aceptando pulpo como animal de compañía, vamos a suponer que Cotarelo no sospechaba que hubiese relación entre los GAL y la administración socialista (muy difícil de creer). En tal caso, ¿alguna vez se pronunció Cotarelo, antes de 1988, sobre los atentados de los GAL, condenándolos explícita y públicamente? Sinceramente no lo sé, no lo recuerdo, quizás sí, quizás no... Pero intuyo que no, porque de haber publicado algo condenando sin tapujos la acción de los GAL antes de la fecha señalada, imagino que lo habría dicho a raíz de las acusaciones de González Duro. Le devuelvo a Cotarelo la pelotacuando dice de este último"Ignoro en dónde estaba el señor González Duro en 1988 y qué decía, pero si decía o escribía algo en contra de los GAL, me gustaría verlo". Bien..: 'Ignoro si Cotarelo antes de 1988 decía o escribía algo en contra de los GAL, me gustaría verlo'. Le achaca a González Duro estar callado sobre los GAL en los años duros de este grupo terrorista. ¿Acaso Cotarelo no estuvo también callado antes del artículo de 1988 que exhibe como prueba?

Y si así fuese, ¿acaso no sería lícito suponer que el silencio es una forma particular de legitimación larvada, de sutil justificación? En ocasiones, la pasividad y el silencio políticos, pueden llegar a suponer una forma velada de respaldo indirecto. Pero tampoco nos llamemos a engaño: la lista de quienes guardaron silencio (políticos, intelectuales, periodistas, etc.) es interminable, lamentable y tristemente interminable. La España de los 80, de la "modernidad" que traía el PSOE, de la feliz europeización, de la creación de la sociedad de consumo..., rebosaba mierda a raudales sin que nadie o casi nadie quisiera verla

Quiero decir con todo esto, que cuando decimos 'fulano o mengano defiende tal o cual cosa', esto necesariamente no significa que sea una defensa explícita, activa, directa... Hay muchas formas de hacerlo.

3ª consideración, de orden cronológico. Cotarelo está manipulando.

Dice Cotarelo"Fuí de los pocos, poquísimos, que en los años duros de plomo, pedía ya en 1988 que se investigara todo lo relativo a los GAL, cayera quien cayera"Y en otra entrada de su blog"[fui] uno de los pocos que dio la cara en los años duros en contra de los GAL". Cotarelo se refiere al artículo "GAL, GANE Gatos" que publicó el 18 de noviembre de 1988 en El Independiente.

Aquí Cotarelo está manipulando, intentando torearnos. Veamos...

Los GAL estuvieron activos entre 1983 y julio de 1987 (con algún episodio aislado posterior, como el asesinato del cartero Cardosa Morales en Rentería, en septiembre de 1989). Por tanto, esos "años duros de plomo" a los que se refiere y al menos en relación con los GAL, ya habían pasado. Cuando Cotarelo se pronuncia por primera vez, los GAL eran ya prácticamente historia. Lástima que esa osadía de la que presume a toro pasado, no la hubiese manifestado mientras los GAL estuvieron activos, entre 1983 y 1987. Por este motivo, lo que escribe Cotarelo no deja de tener su dosis de cinismo, cuando dice:
"(...) Ya tiene chiste que el único que se alzó desde el principio contra los GAL (con pruebas) tenga ahora que soportar los infundios habituales de los comunistas, incapaces de juego limpio y siempre tratando de arruinar la reputación de los demás mediante calumnias."
¡¿"El único que se alzó desde el principio contra los GAL"?! 1988 está muy lejos en el tiempo de ser "el principio" de los GAL. Y si realmente criticó a los GAL antes de 1988, que diga cuándo y dónde. Queremos verlo.

4ª consideración. La liebre ya había saltado cuando Cotarelo escribe el artículo que menciona.

Cotarelo presume de haber sacado su artículo antes de que Pedro J. empezase a remover todo. Se cuelga la medalla de haber sido el primero, lo cual no es verdad. Por un lado, porque ya en los medios vascos se había hablado del tema con bastante anterioridad (claro que quizás a Cotarelo los vascos le parezcan marcianos y no cuenten). Pero, además, fue precisamente en medios vascos cuando se comenzó a visibilizar la trama de los GAL; en concreto, cuando Cotarelo publicó su artículo, el diario Deia llevaba más de un año con la investigación, de la mano de los periodistas Arques, Urrutxurtu y Ortuzar

Aunque el tema de los GAL tardó más tiempo en "explotar", (Felipe González, de hecho, gana las elecciones en 1989 y 1993), en la fecha de publicación del artículo de Cotarelo, en los círculos de la alta política ya se daba por hecho que aquello acabaría reventando y convirtiéndose en un escándalo político de gran magnitud que podría sacudir los cimientos del estado, como así ocurrió después.

5ª consideración: comentario al artículo que airea Cotarelo, publicado en noviembre de 1988. 

El famoso artículo que Cotarelo esgrime, publicado en noviembre de 1988, es cierto que contiene una crítica a los GAL, pero muy diluida en consideraciones de otro tipo y motivado por factores de otra naturaleza. La interpretación que hago del artículo, es que a Cotarelo más que importarle el tema de los GAL (como dije, estuvo durante años callado), como buen fontanero de la intelligenza del PSOE lo que le importaba y preocupaba era el impacto que podía llegar a tener en la estabilidad del gobierno socialista, puesto que el asunto ya se presentaba como un futuro escándalo. Cotarelo, buen politólogo, prevé el riesgo existente para el PSOE después de que Deia comenzase a tirar de la manta un año y pico antes.

En ese momento -en el que además todavía se estaba lejos de investigar los fondos reservados del Ministerio del Interior y el gobierno de Felipe González confiaba en poder bloquear cualquier futura investigación al respecto-, desde la la cúpula pensante del PSOE se confiaba en que el asunto, de salir a la luz, acabase salpicando exclusivamente a unos cuantos pringados, tanto policiales como políticos, pero no al Gobierno. Por eso -ya los medios vascos venían haciéndolo- mencionaba Cotarelo a las "mafias policiales" y que "en los últimos años, la policía ha cometido muchos desaguisados". Es verdad que añade: "de los cuales [se refiere a los "desaguisados policiales"]  los cargos políticos eran ignorantes -lo que les convierte en unos negligentes punibles—— o eran sabedores -lo que les hace inductores, cómplices o incluso autores de delitos—". Pero en su artículo, el acento lo pone en las llamadas "mafias policiales", hacia las cuales pretende desviar la atención y responsabilidad principal: "Es posible que la salud de nuestra democracia dependa de un pronto y satisfactorio proceso público de estas mafias policiales". De ahí que "serán los dirigentes políticos los primeros interesados en aclarar el asunto en los tribunales y cuanto antes a fin de que resplandezca su integridad"

En este dirigir la atención a las "mafias policiales", a las que ya el PSOE empieza a otorgarles el papel de chivos expiatorios, Cotarelo llega a cargar incluso contra aquellos que apuntan con el dedo al Gobierno:
"El desgraciado aquí es el Gobierno a quien no sólo no se reconoce la presunción de inocencia sino todo lo contrario: se le aplica la presunción de culpabilidad" 
"las criticas por el terrorismo oficial sólo ocultan animadversión al Gobierno, alimentada por un irritante sentimiento de impotencia parlamentaria"
Cotarelo es un maestro artesano del verbo (sobre todo en sus buenos tiempos; ¡qué gran abogado habría sido!), capaz de utilizar la sutileza de tal forma que le permite enviar un mensaje que formalmente dice una cosa, pero subliminalmente nos está diciendo otra cosa (luego pondré otro ejemplo de esta subliminalidad empleada por Cotarelo). Cuando en su artículo comienza a entrar en materia, nos brinda un largo tercer párrafo que implícita, subliminalmente si se quiere, tiene una carga semántica de justificación, pese a que luego acto seguido lo niegue:
"Lo anterior no obsta para seguir considerando los crímenes de ETA igualmente inicuos o para intuir, terrible sospecha alimentada a fuerza de salvajadas, que el único lenguaje comprensible para los terroristas es el suyo. ¿A qué repetirlo? El culpable último de tanta barbarie es quien aprieta el gatillo o el detonador y quien le comprende, ampara y bendice al quitar la vida a un ser humano concreto con nombre y apellidos. Y no se nos aduzca ahora el carácter impersonal del servicio público. propio de la modernidad racionalista. ¿O es que solamente estamos en la posmodernidad reindividualizadora para unos asuntos pero no para otros? Por lo demás, si fuere necesario hacer inteligible en términos colectivos el conflicto de ETA, a lo mejor se hacía preciso hablar de cómo unos señoritos pistoleros diezman a hombres del pueblo en uniforme."
Este párrafo, conlleva una carga semántica implícita justificativa, predisponiendo anímicamente al lector a asumir cierto relativismo con los GAL. El "culpable último" no es tanto los GAL como ETA y, finalmente, el problema en esencia es que ETA mata policías: es el mensaje del párrafo. Pero es que además se le escapa una frase que de implícita tiene nada: "el único lenguaje comprensible para los terroristas es el suyo". Es decir, lo que hicieron los GAL.

Cuando acto seguido, después de este párrafo, dice "Todo ello quizá llegue a explicar la aparición de los GAL. Pero nunca a justificar. Al contrario", no deja de ser un claroscuro: primero largo un speech con una carga semántica justificativa, y luego digo: 'pero no, ¡no, no..!, no estoy justificando'. En mi pueblo decimos: tirar la piedra y esconder la mano.

Me ha llamado la atención también el segundo párrafo:
"Los GAL son reales, pues matan. Son también una vergüenza y no solamente porque parezcan estar organizados por pollinos y, den la impresión de ser una chapuza criminal de ínfima clase. Aunque fueran un prodigio de fría eficacia y exactitud tecnológica, serian repulsivos y condenables."
Cuando en aquellos años estalló el escándalo de los GAL, muchos de los que defendían la guerra sucia vertían una crítica haciendo hincapié precisamente en lo que Cotarelo menciona: eran unos "chapuzas". Es decir, no se criticaba tanto a los GAL como el hecho de que fuesen unos "chapuzas". Evidentemente luego Cotarelo añade que "serían repulsivos y condenables" aunque no fuesen unos "chapuzas". Pero el caso es que no puede evitar meter previamente este ítem discursivo.      

6ª consideración: otro ejemplo de carga semántica subliminal "justificativa" o al menos que tiende a relativizar aquello mismo que se dice criticar.

En el artículo "La enésima calumnia de los GAL", en el que Cotarelo alardea de haber sido pionero en la crítica a los GAL (algo que no es cierto, como ya vimos), resulta muy curioso que utilice una imagen de cabecera con un titular que no solo no viene a cuento, sino que parece estar enviándonos un mensaje críptico. Es la siguiente:


Imagen de cabacera del artículo "La enésima calumnia de los GAL", de Cotarelo.

¡Vamos a ver! Cotarelo nos quiere convencer que fue de los que se posicionaron contra la guerra sucia de los GAL desde el primer momento. Y, sin que venga a cuento, lo primero que vemos en su artículo es el careto de José Amedo y un titular que dice: "Si hubiese contado la verdad de los GAL desde el principio, hoy no estábamos aquí".

Mirad... Todo lo que podamos leer en su artículo, no deja de ser pura paja, fuego de artificio, rabieta cotareliana, música de pandereta para marear la perdiz. El mensaje de fondo, implícito, que Cotarelo está enviando se encuentra en ese titular, que es lo primero que leerá el lector. No es casual que Cotarelo haya elegido ese titular e imagen para abrir su artículo. Que explique a cuento de qué viene eso. ¿Que está justificando al resaltar esa declaración de Amedo? ¿Cómo hay que interpretarlo?



*   *   *

Imagen: Canarias-semanal.

Dice Cotarelo que pidió que se investigara "cayera quien cayera". Pero ni él ni nadie en el PSOE en aquel momento, sospechaban que al final pudieran caer quienes cayeron, aunque el pez gordo se libró, el famoso Míster X. Cuando el escándalo explotó y por fin se pudieron investigar los fondos reservados de Interior, la estrategia de canalizar la culpabilidad a unos chivos expiatorios etiquetados como "mafia policial" se desbordó, para desgracia de la cúpula pesoísta. 

Aun así, hoy día Cotarelo sigue sumido en la contradicción cuando se habla de los GAL. Al mismo tiempo que recuerda que pidió que se investigase "cayera quien cayera", defiende una teoría de la conspiración al más puro estilo aznárido (cuando Aznar y -¡qué paradoja!- Pedro J. Ramírez deslegitimaban el triunfo de Zapatero en 2004 apelando a una conspiración contra el PP). Por ello afirma sin rubor ni pudor que todo aquello fue una "conspiración en contra" del Gobierno de Felipe González, protagonizada por la derecha y la izquierda de IU liderada por Anguita"cuando comenzó lo que después todo el mundo ha reconocido que fue una conspiración en contra. (...) cuando arreció la campaña de la derecha y la izquierda anguitista en contra del “felipismo” (...)".

La esquizofrenia de las explicaciones de Cotarelo encuentra quizás su razón de ser en una línea que escribe en uno de los artículos recientes: "no quería que, a causa de los GAL o la corrupción, el PSOE fuera substituido por el PP, que fue lo que pasó"


Siempre existió la sospecha de que F. González
era el Mr. X en el escándalo de los GAL.
El terrorismo protagonizado por los GAL, no fue un producto sin más de "mafias policiales", sino que fue terrorismo de estado, creado desde el Gobierno de Felipe González. A día de hoy, Cotarelo mantiene su defensa numantina sobre este último: "Siempre pensé –y sigo pensando- que era mentira que González fuera el Mr. X de los GAL y no hay una sola prueba de ello". Cotarelo sabe muy bien que el castigo judicial encontraba un muro infranqueable en la persona de Felipe González, el amigo íntimo de los americanos al que la CIA había ayudado, el que nos blindó en la OTAN y el salvador de la monarquía borbónica tras el 23F. Porque si en aquel período político había dos figuras más allá del bien y del mal, encarnaciones humanas del tabú, una era el rey Juan Carlos y la otra Felipe González. Pero ni Cotarelo ni ningún otro palmero del felipismo podrán evitar que la mayoría de la gente sepa o sospeche fundadamente que Mr. X era Felipe González: "Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto", declaró Felipe González en su momento. 


*   *   *

El desamor de Cotarelo con el PSOE. Se ha escrito, con acierto, que no fue Cotarelo quien se apartó del PSOE, sino que fue el propio PSOE en los 90 quien se apartó de Cotarelo, demasiado posicionado con el felipismo y dado el tufo putrefacto que éste había dejado en la política española. Quizás de ahí los lamentos que ahora expresa Cotarelo:
"jamás nadie del PSOE, personal o institucionalmente, me agradeció en público (en privado era otra cosa, había miedo) una defensa obviamente desinteresada" [se refiere a la que hizo del Gobierno de Felipe González cuando estalló el escándalo de los GAL] 
"cuando todos los valientes socialdemócratas que, a partir de 1993, se escondieron debajo de las piedras, volvieron al poder en 2004, ninguno tuvo un mínimo gesto de reconocimiento."
*   *   *

A Cotarelo le queda únicamente el berrinche de abuelo Cebolleta en versión gruñona. Le queda sacar de vez en cuando su anticomunismo más rancio a airearlo un poco; tirar de lo mismo que critica en los demás, es decir, del insulto y la calumnia (equiparando a Podemos con los fascistas de los Guerrilleros de Cristo Rey; llamando "granujas y correveidiles de pistoleros" a quienes participaron en el proyecto II-SP (1); equiparando a los comunistas con los fascistas...).

Sin duda ha sido un buen docente y un buen politólogo, uno de los grandes. No debemos caer en la injusticia que supone negarle los méritos que tiene. Pero se ha empeñado desde siempre en que las sombras que proyecta oscurezcan las luces que también nos ha brindado. Por eso me gusta separar al Cotarelo profesor (por el que siento respeto) del Cotarelo político: este último, sin duda, es un personaje siniestro marcadamente reaccionario, políticamente un producto de una socialdemocracia venenosa y letal para la clase trabajadora, un capataz ideológico de los vendedores de crecepelo (los que proclaman la existencia de un capitalismo feliz)..., marcado por fobias que lo superan hasta extremos que a menudo resultan patéticos. El Cotarelo político (diferente al Cotarelo politólogo) es un digno representante del discurso más canalla y demagógico contra la izquierda anticapitalista. El Cotarelo político habita en las cloacas del sistema, arrastrándose por ellas y rociándolas de perfume de rosas en un esfuerzo estéril para evitar que apesten tanto. No resulta extraño, por ello, que el rey de las cloacas, Felipe González, tenga en Cotarelo un entusiasta defensor servil.  

Notas
(1) Proyecto II-SP: la candidatura Izquierda Internacionalista a las elecciones europeas en 2009. Daba cobertura estatal a HB. Ver entrada en Wikipedia.

Ir a la primera arte (pulsar aquí)


Referencias de los artículos de Ramón Cotarelo citados en esta entrada:

Entradas relacionadas con Cotarelo en este blog:

4 comentarios:

  1. Pedro J. Ramirez y los GAL http://elpais.com/diario/1996/01/29/espana/822870018_850215.html

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  2. Sobre II-SP https://twitter.com/republikanimal8/status/766017615944880128

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  3. Aquellos que no tenemos una gran formación y nuestra cultura, si se puede llamar así, proviene del esfuerzo individual y las lecturas más o menos dispersas, creo que nunca perdemos esa especie de intuición popular, a lo peor demasiado pedestre, que ha sido una de nuestras armas de defensa de clase desde siempre, por pura necesidad. Si yo no tuviera noticia ni conocimiento previo de los señores Cotarelo y González Duro, no tengo la más mínima duda que tomaría parte por el señor Enrique González Duro. Entre alguien que escribe acerca de temas relacionados con el franquismo, la Transición, la vida cotidiana desde el punto de vista de la psiquiatría no estrictamente oficial y la actuación de las clases dirigentes —y algunos de sus líderes significativos— en contra de los trabajadores —con un lenguaje sencillo y accesible para gran número de personas— y alguien que parece no caminar, sino levitar, agraviado por el poder que no es capaz de reconocerle sus méritos y defensas pasadas, ¿hay dudas?. No se trata sólo del enfrentamiento verdad-mentira (o casi verdad contra medias verdades o mentiras disimuladas) porque hay tantos asuntos y temas en los que estamos desinformados por el poder y sus adláteres, que simplemente imaginamos, deducimos, leemos entre líneas, nos parece que... Es una manera de poder decidir, de tomar opciones, de sentirnos satisfechos pensando que probablemente hemos acertado, así que si escribiendo estas cosas y con esta manera de pensar, si me hago merecedor del insulto 'comunista', pues adelante y bienvenido, lo sea yo o no, me sentiré orgulloso de merecerlo.

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  4. Tuve la suerte de ser paciente de Enrique González Duro durante una dura etapa de mi vida. Yo había oído hablar de él a la gente del partido pero no le conocía personalmente. Fue el enésimo psiquiatra con el que me topé (los anteriores fueron un completo fiasco, psicólogos incluídos), y desde el primer momento supe que estaba en buenas manos.

    Cuando entró a la consulta (yo estaba ingresada en psiquiatría del Marañón) se presentó, pero, la verdad, no atendí a cómo me dijo que se llamaba y, luego, durante la charla -con él y el equipo multidisciplinar- me dio corte preguntarle. Al terminar la sesión pregunté a una enfermera su nombre y pude comprobar, en primerísima persona, que las maravillas que l@s camaradas decían de él eran ciertas.

    Era el antipsiquiatra por definición. Una isla en la psiquiatría de los noventa. Nunca viviré lo suficiente para agradecerle lo que hizo por mí.

    Aquella chica comunista, a la que su sindicato de CC.OO dedicó un congreso en contra, le estará eternamente agradecida.

    Cien cotarelos juntos no valen lo que una sola palabra de González Duro. Es leal, legal, claro, contundente y enemigo de la manipulación, la tergiversación y la mentira.

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