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domingo, 17 de enero de 2016

Al hilo de la película "Sufragistas". Doce crueles dibujos anti-sufragistas de la época.


Dibujo anti-sufragista. Texto del cartel en la pared: "Todo el mundo trabaja menos mamá, porque es sufragista".

“Toda la vida he sido respetuosa, he obedecido a los hombres. Ya no puedo seguir así.” 
(De la película Sufragistas) 


Una entrada del blog al hilo de la película Sufragistas
  • “No queremos quebrantar las leyes, queremos redactar las leyes.” 
  • “¿Qué van a hacer? ¿Encerrarnos a todas? Somos la mitad de la humanidad, no pueden detenernos a todas.” 
  • “No subestiméis nunca el poder de las mujeres para decidir nuestro destino. No nos han dejado alternativa, ¡desafiad al gobierno!” 
  • “Prefiero ser rebelde que esclava. Insto a las mujeres a la rebelión.” 
  • “Toda la vida he sido respetuosa, he obedecido a los hombres. Ya no puedo seguir así.” 
  • “Los hechos, no las palabras, cambian las cosas.”
  • “El único camino es avanzar.” 

Sarah Gavron
Lo que acabas de leer son algunos fragmentos de los diálogos de la película británica Sufragistas, no hace mucho estrenada en España. Se trata de una película de la joven directora Sarah Gavron, que revela, en toda su crudeza y dureza, las luchas de las mujeres por conseguir el derecho al voto. 

Quizás a muchos jóvenes les pueda parecer que la negación del voto a las mujeres es una realidad muy lejana en el tiempo. Sin olvidar que todavía hay países en los que no pueden votar, no está de más recordar hechos tales como, por ejemplo, que en la democratísima Suiza hasta 1971 las mujeres no tuvieron derecho al voto. 

En España se consiguió en 1931, con la II República. Como anécdota subrayo que, en las Cortes Constituyentes de la II República, cuando se discutió el derecho al voto para los mujeres, uno de sus ilustres oponentes fue el gallego Roberto Novoa Santos, médico y catedrático de Patología, quien, desde un punto de vista pretendidamente científico, se amparó en argumentos biológicos para defender la negación del voto femenino (decía que carecían de capacidad reflexiva y espíritu crítico, ya que actuaban en función de emociones y sentimientos). Novoa Santos también apeló al Psicoanálisis, argumentando que la histeria formaba parte consustancial de la psicología femenina (Wikipedia):
"¿Por qué hemos de conceder a la mujer los mismos títulos y los mismos derechos políticos que al hombre? ¿Son por ventura ecuación? ¿Son organismos igualmente capacitados? (...) La mujer es toda pasión, toda figura de emoción, es todo sensibilidad; no es, en cambio, reflexión, no es espíritu crítico, no es ponderación. (...) Y es que a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico; la mujer se deja llevar siempre de la emoción, de todo aquello que habla a sus sentimientos, pero en poca escala en una mínima escala de la verdadera reflexión crítica. Por eso y creo que, en cierto modo, no le faltaba razón a mi amigo D. Basilio Alvarez al afirmar que se haría del histerismo ley. El histerismo no es una enfermedad, es la propia estructura de la mujer; la mujer es eso: histerismo y por ello es voluble, versátil, es sensibilidad de espíritu y emoción. Esto es la mujer. Y yo pregunto: ¿en qué despeñadero nos hubiéramos metido si en un momento próximo hubiéramos concedido el voto a la mujer? (...) ¿Nos sumergiríamos en el nuevo régimen electoral, expuestos los hombres a ser gobernados en un nuevo régimen matriarcal, tras del cual habría de estar siempre expectante la Iglesia católica española?" (Tomado del artículo "Sufragio femenino", en Wikipedia)
La película Sufragistas nos traslada a una época británica en la que la opinión de los hombres sobre la posibilidad del voto femenino, no era distinta de esta que acabamos de leer en las palabras de aquel retrógrado "científico" llamado Novoa Santos. Algo que nos parece hoy en día una cuestión que no admite discusión (el voto de las mujeres), en aquel momento provocó una profunda crisis en la masculinidad patriarcal. 

Destaco tres aspectos de la película, con los que me he quedado especialmente:

En primer lugar, no está exenta de una interesante perspectiva de clase (de hecho la protagonista es una obrera): a pesar de la que la reivindicación es asumida por mujeres de distinta condición social, la película visibiliza -sin caer en tono panfletario y simplón- la oposición entre las mujeres de clase obrera y las de la burguesía.  

En segundo lugar, la película incide en una lección histórica que las mujeres nunca deberían perder de vista, especialmente en estos tiempos en los que el feminismo está siendo especialmente atacado desde diferentes ángulos políticos (incluso de la izquierda): los avances en sus reivindicaciones por la igualdad, han sido producto y logros de sus propias luchas, no un regalo de los hombres (más bien han sido logros alcanzados 'a pesar de los hombres'). Podríamos establecer una comparación: de igual forma que los avances conseguidos por la clase obrera, han sido un producto de su lucha, los avances alcanzados por las mujeres también han sido producto de las luchas de sus organizaciones.

Por último, en tercer lugar, la película incita a reflexionar sobre una cuestión que puede resultar polémica o incómoda, pero que no podemos obviar: la lucha contra cualquier forma de dominación (en la película, la dominación masculina sobre la mujer), antes o después, aunque sea puntualmente, a veces, a menudo o como se prefiera pensar, acaba exigiendo de la fuerza violenta como recurso contra la violencia sistémica.

Personalmente, la película me ha hecho reflexionar sobre ese parangón que antes mencioné: la lucha contra la dominación patriarcal y la lucha contra la dominación de clase ejercida por la burguesía. Nada se regala; todo se conquista a través de una lucha sin tregua

Es una película que en mi opinión debiera de ser proyectada en los centros escolares como material didáctico, para favorecer una educación para la igualdad.

Una sinopsis de la película tomada de Filmaffinity: "El movimiento sufragista nació en Inglaterra en vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La mayoría de las sufragistas no procedían de las clases altas, sino que eran obreras que veían impotentes cómo sus protestas pacíficas no servían para nada. Entonces se radicalizaron y, en su incansable lucha por conseguir la igualdad, se arriesgaron a perderlo todo: su trabajo, su casa, sus hijos y su vida. La protagonista es Maud (Carey Mulligan), una mujer que reivindicó denodadamente la dignidad de las mujeres."

Al hilo de esta película, nuestra compañera de blog Alga Roja, ha tenido la gentileza de brindarnos la traducción del inglés de un "post", publicado en mentalfloss.com, por Therese Oneill el pasado 21 de junio. En él, se recuerdan algunos de los dibujos anti-sufragistas de la época, algunos británicos y otros estadounidenses. 

Tales dibujos, a su vez, Therese Oneill los obtuvo de la web "Woman Suffrage Memorabilia", gestionada por Kenneth Florey, autor del libro Womens Suffrage Memorabilia: An Illustrated Historical Study.

Son dibujos de una impresionante crueldad contra las mujeres, en especial contra las mujeres que luchaban por la igualdad y el derecho el voto. Una muestra de la estupidez patriarcal. Una lección de Historia que no debemos olvidar. Una mirada al Pasado para ver el Presente con más nitidez.




Las burlas de los hombres ante las reivindicaciones de las mujeres. Doce crueles dibujos anti-sufragistas.
Therese Oneill
Trad. de Alga Roja, para blog del viejo topo

A lo largo de la historia, siempre ha habido gente que no quería que las mujeres votasen. Las mujeres trabajarían, pagarían impuestos, serían técnicamente consideradas ciudadanas... pero el sufragio era para los hombres. En Estados Unidos, cuando se extendió el derecho al voto para incluir a todas las razas, a todas las posiciones sociales, a todos los niveles ingresos, no se incluyó a las mujeres. No importaba si un hombre era analfabeto, si había estado en la cárcel, o si era el borracho del pueblo. Él podía votar, pero una mujer, sin importar quién fuese, no podía.

Las mujeres sufragistas comenzaron a realizar campañas en los países democráticos de todo el mundo para cambiar esto, a partir de mediados del siglo XIX. Sus campañas fueron mayoritariamente pacíficas y respetables... al menos para los estándares del siglo XXI. Pero para los estándares del siglo XIX, estas mujeres eran horrendas e indecentes, haciendo el ridículo al exigir ser tratadas como hombres.

Una de las cosas más notables acerca de los argumentos expuestos por el movimiento anti-sufragista fue  lo débil que era su posición. Los argumentos anti-sufragistas descansaban en gran medida en la manipulación emocional  y sobre una zafiedad odiosa. Una de las  armas más utilizadas contra las sufragistas fue el humor. Era frecuente representarlas como solteronas cascarrabias y travestidas como fumadoras de puros.

En agosto de 2015, se celebró el 95º aniversario de la ratificación de la 19ª Enmienda que otorgó a las mujeres estadounidenses el derecho al voto. He aquí una selección de los dibujos anti-sufragistas de la época.
En el cartel: "Voto para las mujeres". El varón de la derecha representa a Washington, que afirma: "¿Salvé a mi país para esto?"

"Lo que yo haría con las sufragistas"

"Origen y desarrollo de una sufragista. A los 15,una monada; a los 20 una pequeña coqueta; a los 40 una solterona; a los 50 una sufragista."

"Nadie me quiere. Supongo que seré una sufragista".

Arriba: "El bar sufragista". Abajo: "Solo se sirve helado y galletitas saladas"

"Sufragista consiguiendo el voto de la forma más fácil"

"Para una sufragista. El Ducking-Stool y una piscina profunda agradable fue el plan de nuestros antepasados para una mujer protestona o quejica, y sería mi propuesta para las sufragistas de hoy. Habría que sentarlas en la silla y arrojarlas al agua fría."  Nota del editor del blog: el "Ducking-Stool" era una silla utilizada para castigar a las mujeres consideradas "rebeldes", en Inglaterra, desde la Edad Media. También se utilizaba en muchos sitios para saber si una mujer era bruja: si al ser sumergida la mujer se ahogaba, se consideraba que era inocente. Este es el castigo que el autor del dibujo proponía para las sufragistas.

Abajo: "Quiero votar pero mi mujer no me deja". En el cartel de la pared: "Todo el mundo trabaja menos mamá, porque es sufragista"

"Té de la tarde". 
Este dibujo caricaturiza la vida de las sufragistas encarceladas: una gran fiesta para mujeres mundanas. Sin embargo, el testimonio de las mujeres encarceladas demostró que en absoluto era así.


En la caja: "Jabón". Cartel: "Voto para las mujeres". Texto: "La sufragista sobre su caja, zurce a los hombres pero no sus medias".

"Una sufagista actual"
Aquí vemos una sufragista asumiendo otro rol tradicionalmente masculino, lo que provoca el deleite erótico de los hombres a su alrededor.


"No voto. Gracias": 
Vendría a decir "No queremos votar, gracias", como llamamiento de la feminidad representada por la figura en primer plano. En oposición, una desgarbada y frenética sufragista aparece corriendo detrás del sereno y elegante pilar de la verdadera feminidad. El mensaje sería que una muer de verdad no quiere formar parte de algo tan elemental (en el sentido de impropio) como es la política.


Trad. de Alga Roja

Apéndice: 
A modo ilustrativo, año de aprobación del sufragio universal  femenino en algunos países:


6 comentarios:

  1. ¡Que poco han mejorado las cosas! Nos siguen reificando. De un hombre no se dice que tiene cara de culo, sino cuando más feo más hermoso. A un hombre no se le dice: Callado más hermoso... y otras lindezas. ¡Ya está bien!
    Gracias por la entrada!!

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  2. El pie de la segunda estampa está mal traducido, y en realidad es mucho más duro. No interroga, sino que afirma: "LO QUE YO HARÍA CON LAS SUFRAGISTAS"

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    1. Vamos a revisar hoy toda la traducción porque ayer Alga Roja me la fue dictando por teléfono para poder sacar la entrada sin demora, e intuyo que se nos ha podido colar alguna cosa. Gracias.

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    2. En España, ¿No fue en 1933 cuando el gobierno republicano aprobó el voto femenino?

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    3. Las primeras elecciones en las que votó la mujer española fueron las de las elecciones generales de 1933, en la II República. En las primeras elecciones que hubo en la II República, en junio de 1931, la mujer no pudo votar. De esas elecciones salieron las Cortes constituyentes que aprobaron la nueva Constitución que recogía el sugrafio femenino. Esa nueva constitución fue aprobada en diciembre de 1931, de ahí que se considere tal año como la fecha a partir de la cual la mujer accedió al derecho al voto. Pero hasta 1933 no hubo elecciones generales y es en 1933 cuando la mujer ejerce por primera vez ese derecho en elecciones generales.

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  3. Destaca el caso de Suiza.
    Se distingue entre el S. activo - Stimmrecht - y
    el S. pasivo - Wahlrecht.
    La cronología que adjunto documenta que en algunos cantones (Appenzell) y municipios, las mujeres tuvieron que aguantarse más tiempo aún

    http://demokratie.geschichte-schweiz.ch/chronologie-frauenstimmrecht-schweiz.html

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