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domingo, 6 de enero de 2019

Los precios de la electricidad.



Hay muchos factores que inciden en el precio del kwh de la electricidad: Precio de venta por las empresas, prima a las renovables, impuestos de varias clases, pago de la deuda a las empresas eléctricas, y más cosas.



Voy a tratar aquí dos de ellos, el precio de venta y el pago de la deuda a las empresas.



El precio de venta.



Es bastante complicado el cómo se llega al precio que nos cobran el recibo de la electricidad. Voy a tratar de referirme a los aspectos más sencillos. O sea no voy a entrar en impuestos que cobra el estado, cosa que también tiene su complicación.



La producción de electricidad se consigue por varios métodos:



por centrales de combustibles fósiles

por centrales hidroeléctricas
por dispositivos eólicos

por centrales solares

por mareomotriz

etc.



Hay una parte del precio que está liberalizada. Voy a referirme a esa parte.


Evidentemente cada método de producción tiene un precio distinto. Incluso varía cada uno en cada día y cada hora. Por ejemplo si sube o baja el precio del barril de petróleo, sube o baja esa forma de producir electricidad, si no sopla el viento donde haya generadores eólicos, o que en una temporada de sequía, esta electricidad eólica o hidroeléctrica será más cara, y así en todos los modos de obtención.



Pues bien, lo lógico sería que se cobrara un precio medio entre todos estos métodos.



Pues aquí la lógica no sirve. Por una parte se hace una subasta en la que acude cualquier agente financiero, desde bancos, fondos y demás sanguijuelas, donde lo mínimo que ofrecen es pagar toda la electricidad producida al precio del kwh por el método de obtención más caro en cada momento. No importa que, por ejemplo, producir el kwh hidroeléctico cueste un día determinado la mitad que el kwh de combustibles fósiles. Posteriormente las entidades que han obtenido la energía eléctrica negocian con el bien “suministro eléctrico” y de esa especulación sacan un rendimiento económico.




Deuda a las eléctricas.



A finales del siglo XX se planteó la implantación del euro como moneda entre varios de los países de la UE, o sea crear la eurozona. Para ello los países que entraran en la eurozona tenían que cumplir unos requisitos económicos, por ejemplo en deuda pública, en incremento del coste de vida o sea la inflación y en déficit público.



España estaba lejos de cumplir el requisito del incremento del coste de vida.


En este incremento entraban muchos componentes, entre ellos: alimentos, combustibles, energía en general y naturalmente, entre ellos, el precio de la electricidad.



Para bajar la inflación, al Ministerio de Industria, del que era titular Josep Piqué, del gobierno del PP de José Mª Aznar, se le ocurrió el pactar con las empresas productoras de electricidad que en varios años no se subiera el precio más allá del IPC, pese a que como expliqué en el apartado anterior lo que quisieran cobrar las empresas eléctricas fueran unas tarifas mayores. O sea que si, por subida de los combustibles fósiles o por una gran sequía, los costes de tarifa subieran más, o incluso bastante más en muchos años, la electricidad no subiría más que el IPC para los consumidores.






Pero, claro, las eléctricas no iban a perder dinero. En negociación con las compañías distribuidoras de electricidad, se acordó que la subida de esa electricidad que se tendría previsto producir, no se cobraría momentáneamente a los usuarios más allá del IPC, sino que se iría acumulando en una cuenta de deuda, que no sería una deuda del Estado, eso hubiera sido incrementar el déficit público, lo que no convenía. Sería una deuda de los consumidores con las empresas productoras de electricidad. O sea que los consumidores deberíamos a las eléctricas esa subida no reflejada, en la que, además, se irían acumulando los intereses. Es lo que se llama “Déficit Tarifario”.
  
Después lo complicó todo el ministro Soria con sus leyes en 2013 y lo ha dejado hecho un caos. Al final bajo su mandato se llegó a la "solución" de permitir que las compañías eléctricas titularizasen esta deuda de los consumidores, con el aval del Estado, durante los próximos quince años y a cargo del recibo de la luz. Es decir, más déficit tarifario. Y así hasta 2028.






Esta deuda ha llegado a ser de 28.700 millones de € en 2013 y la vamos abonando. A finales de 2017 es de unos 21.000 millones de €. Y éso se les va pagando y se nos está cargando en el recibo.


Manuel García