Aclaración importante

ACLARACIÓN. El blogdelviejotopo no está relacionado con la revista El Viejo Topo. Pese a utilizar también la metáfora "viejo topo" en el nombre, el blog es completamente ajeno a la revista, cuya dirección es www.­elviejotopo.­com / Sobre el significado del término "viejo topo" en la tradición marxista, consúltese http://blogdelviejotopo.blogspot.com.es/2013/06/el-termino-viejo-topo-en-la-tradicion.html

miércoles, 24 de junio de 2015

Saturno y el Partido Comunista. La peligrosa y suicida senda de las purgas.



Goya: Saturno devorando a un hijo
Museo del Prado, Madrid.

El mito de Saturno y el Partido Comunista de España.

La imagen que encabeza esta entrada del blog, corresponde a un cuadro de Goya que sin duda habréis visto montones de veces: "Saturno devorando a un hijo". El Saturno de la mitología romana viene a corresponder con el titán griego Crono, el personaje mitológico que representa el tiempo. Saturno, imaginado como un anciano, es el tiempo que todo lo acaba destruyendo. El hermano mayor de Saturno le permitió reinar con la única condición de que no podría tener hijos. Habiéndose casado con Ops, una diosa de la fertilidad, Saturno tuvo muchos hijos, pero debía devorarlos a todos después de nacer.

El mito de Saturno devorador de sus propios hijos, es una metáfora que se presta a multitud de interpretaciones. La más extendida quizás sea la que acabo de señalar, ese paso del tiempo y su inexorable acción destructiva. Pero el juego de recreaciones interpretativas es muy amplio y hasta se presta al comentario jocoso y frívolo. Recuerdo que hace poco alguien en Twitter comentaba con humor que Saturno era en realidad el primer comunista de la Historia, porque aparece devorando un bebé; con ello, el ingenioso tuitero, aludía desde el sarcasmo al mito anticomunista de la guerra fría, cuando se decía que los comunistas comían niños, incluyendo a sus propios hijos.

Bromas aparte, lo cierto es que sí podríamos jugar con una interpretación del mito de Saturno aplicándola al Partido Comunista de España (PCE) y, por extensión a Izquierda Unida, en tanto que IU fue un invento del PCE y éste tiene un peso decisivo en la organización. Me planteo y os planteo, la reflexión de hasta qué punto el PCE no arrastra una triste tradición en la que cíclicamente termina engullendo a sus propios hijos, acaba matando una parte de lo que engendra: acaba devorando a su militancia.

La historia del PCE tiene sus luces y también sus sombras, como cualquier otra organización; en mi opinión, muchas más luces que sombras y en términos generales sus militantes pueden sentirse orgullosos del pasado de su partido, por muchos errores que quieran ser señalados (al respecto os invito a leer "¿Quiénes constituyeron la oposición a la dictadura franquista?", publicado en este blog). En el capítulo de sombras, posiblemente una de las negruras más lúgubres del Partido sea la proyectada por una especie de canibalismo político, que conduce a devorar militantes a través de absurdas purgas producto del autoritarismo de algunos de sus dirigentes. Si eres comunista, no debes engañarte: tal sacrificio de militantes supone arrojar al fuego la materia prima nuclear que da vida a un partido comunista

Me pregunto, y os pregunto, si acaso ese Saturno destructivo pudiera estar renaciendo dentro del Partido Comunista (y por extensión, dentro de IU), después de que el monstruo llevase muchos años sepultado bajo la losa del olvido. Al final volveré sobre este asunto. Hagamos primero un poco de memoria.


La unidad de los comunistas y la gélida mirada de Santiago Carrillo.

Me considero un caso extraño de militante, ya que tardé alrededor de 25 años en tomar la decisión de afiliarme al Partido Comunista, después de estar cada año deshojando la margarita del me afilio/no me afilio. En clave de humor alguien me decía: "nadie puede echarte en cara que haya sido una decisión tomada a la ligera". Es anecdótico. De joven, hará unos 25 años -quizás algo más, no lo recuerdo con precisión- por primera vez estuve casi a punto de entrar en el PCG. Incluso llegué a participar como simpatizante en asambleas que tenían lugar en la Facultad de Farmacia en Santiago de Compostela. Finalmente no lo hice por el rechazo insalvable que sentía hacia Santiago Carrillo, pero también por la falta de confianza que me inspiraba el secretario general del PCG, Anxo Guerreiro "Geluco". Ambos, Carrillo y Geluco, acabaron teniendo un final político semejante, aunque de esto sin duda los que estaban dentro del Partido podrán hablar con más conocimiento de causa que yo.

En aquella época pude ver y escuchar por primera y única vez a Santiago Carrillo, durante una conferencia que impartió en la Facultad de Derecho de Santiago. Yo estaba sentado a escasa distancia de la mesa, en primera fila. Carrillo insistió todo el tiempo en algo que ahora me recuerda un tanto a lo que estamos viviendo en el momento actual: insistía en la confluencia de la izquierda, refiriéndose lógicamente al PSOE. La palabra "unidad" fue la más repetida en su intervención. Al terminar, me correspondió abrir el turno de preguntas. En aquella época el movimiento comunista todavía mantenía parte de la dispersión que mostró en la Transición, fragmentado en diferentes organizaciones, aunque el PCE fuese dominante. Con inocencia propia de la juventud, expuse que todo eso de la unidad de la "izquierda" podría estar muy bien (no quise entrar en el debate sobre el PSOE), pero le dije que me sorprendía que no hubiese hecho la más mínima mención a la necesaria unidad de los comunistas, algo que a mí me parecía un objetivo muy deseable. Por encima de las diferencias que pudiesen tener, yo consideraba imprescindible que los comunistas estuviesen unidos. Por ello,  en concreto, le pregunté qué pasaba con la unidad de los comunistas, teniendo en cuenta además que había bastante gente que saliera del PCE para integrar otras organizaciones. A medida que iba hablando y planteando la cuestión, notaba su mirada fija, hierática, gélida.  Tan siquiera pestañeaba. Tenía la sensación de que Carrillo me estaba matando con la mirada. Durante todos estos años he recordado aquella expresión en sus ojos. Cuando terminé de hablar, Carrillo -con tono tajante, seco, incisivo, de menosprecio incluso podría decirse- contestó: "la unidad de los comunistas ya se ha conseguido con el Partido Comunista de España". E inmediatamente dio paso a otra pregunta.


Santiago Carrillo, el Señor de las purgas.


El purgatorio. Purgas y dirección despótica.

"Leyendo las acusaciones de egolatría, autoculto, etc., de Carrillo hacia
Uribe en 1956, uno está viendo retratado de cuerpo entero al propio Carrillo, pues ha rebasado todo lo conocido en cuanto a esas cuestiones" (Enrique Líster, Así destruyó Carrillo el PCE)


A menudo he pensado en aquellas palabras con las que Carrillo me contestaba. Destilaban soberbia y prepotencia hacia todos los comunistas que no estaban en el PCE. Muchos de ellos no estaban precisamente debido a Carrillo: ya fuese por haber abandonado el Partido voluntariamente al estar en desacuerdo con su línea, o por haber sido expulsados.

Uno de los efectos nefastos del carrillismo fue haber dejado un Partido Comunista menguado y debilitado en extremo, después de haber sido el gran protagonista de la resistencia al franquismo. La tendencia a aplastar cualquier disidencia interna, las sumarias expulsiones de todos aquellos que mostraban desacuerdo, el despotismo que siempre le caracterizó e incluso la saña despiadada que le conducía a calumniar sin escrúpulos a sus oponentes..., todo ello acabó escribriendo una de las páginas negras de la historia del PCE. En su obra Así destruyó Carrillo el PCE, Enrique Líster va dando cuenta de esta tendencia despótica por las purgas y por aniquilar cualquier disidencia para imponer el pensamiento único. El testimonio que nos dejó a través de su libro este histórico comunista gallego (Líster llegó a ser general del Ejército Rojo durante la II Guerra Mundial), viene a transmitirnos el alcance de las purgas regulares del carrillismo y el miedo que conseguía despertar entre los militantes y cuadros del PCE.


Enrique Líster, autor del libro Así destruyó Carrillo el PCE. La foto corresponde a la época en la que Líster (centro de la imagen) fue general del Ejército Rojo durante la II Guerra Mundial. Aparece rodeado de cuatro combatientes gallegos del ejército soviético (de izda. a derecha: M. Fernández Soto, S. Aparicio, V. Fernández y D. Sánchez). Fuente: mve2gm.es


Ya en democracia, mientras Carrillo siguió al frente del PCE, las purgas continuaron, debilitando la organización. El mismo efecto tenía el despotismo que siguió caracterizándolo. Alguna vez me ha comentado mi compañero de blog Manuel García (que estuvo a punto de ser expulsado del Partido): le gustaba movernos como si fuésemos una legión de hoplitas; un día tocaba ir para un lado, otro día para el lado contrario... Y es que quizás lo peor del PCE en la Transición no fueron tanto los errores políticos cometidos (eran asumibles) como el hecho de que fuesen consecuencia de una dirección autoritaria que se concretaba en el mando y ordeno sin posibilidad de discusión. Las purgas y el autoritarismo acabaron vaciando de militantes el PCE, sin que a Santiago Carrillo le importase la pérdida de músculo militante. En una ocasión, mi amiga Vichy, paseando con ella por su barrio (una barriada obrera del sur de Madrid), me decía: Mira, aquí... en cada portal había un comunista. En el barrio no había una sola familia que no tuviese más de un miembro militando en el PCE. Un día Carrillo nos mandó a Tamames para contarnos el giro político hacia posiciones más conservadores que imponía el Partido sin discusión posible. Y en poco tiempo, la mayor parte de la militancia obrera del barrio abandonó el Partido.

Carrilo fue un destructor del PCE, como titula Líster en su libro. Las purgas, el autoritarismo, el despotismo y la búsqueda desesperada de una imposible convergencia con el PSOE, acabaron destrozando el Partido privándolo de la materia prima con la que se construyen los partidos comunistas: los militantes.

El día en que el PCE se libró de Carrillo, se puso fin a esa deshonrosa tradición de purgas y la organización comenzó a funcionar de manera más democrática. Hubo quien incluso regresó, como fue el caso del propio Líster, aunque el Partido ya no era ni la sombra de lo que había sido.


¿Y ahora qué? ¿Se está reactivando la tradición de las purgas en el PCE e IU? 

Me hubiese gustado no tener que escribir nunca esta entrada del blog. Pero sentí que debía hacerlo porque el Partido está por encima de sus dirigentes y, por supuesto, su militancia es mucho más importante que aquellos que en un momento dado puedan llevar las riendas.

Desde que surgió Izquierda Unida, nunca antes se habían producido purgas por motivos estrictamente políticos en la organización. IU siempre ha sido muy reacia a recurrir a expulsiones colectivas y esto ha impregnado positivamente la cultura política de IU. Quizás haya pesado el recuerdo negativo del efecto destructivo de las purgas pasadas en el PCE. Pero en mi opinión es posible que la razón principal de la ausencia de purgas en IU por motivos de posicionamiento político, tenga que ver con la propia naturaleza de Izquierda Unida. En tanto que IU siempre aspiró a unir sensibilidades políticas diferentes y perspectivas distintas de lo que es la izquierda, el carácter integrador de este objetivo ha sido incompatible con el pensamiento único y el despotismo interno. Es decir, la propia naturaleza de IU ha obligado a respetar la diversidad. Por ello, pese a todas las broncas internas que se hayan podido dar, Izquierda Unida ha constituido un ejemplo bastante modélico de coexistencia y respeto entre planteamientos políticos diferentes de la izquierda. Hasta podríamos decir que ha sido la mayor y más feliz experiencia que al respecto se ha dado en nuestro país (muchos de los detractores viscerales de IU, algún día tendrán que reconocerlo, cuando ya no exista Izquierda Unida).

De repente nos encontramos con un giro de 180 grados que viene a resucitar la vieja tradición de purgas, con la expulsión de los 5.000 militantes de IUCM seguida de una reafiliación selectiva para marginar y dejar fuera al sector más crítico con la línea política que encabeza Alberto Garzón (una purga en toda regla). Aunque diga "de repente", en realidad esto ha sido la crónica de una purga anunciada, ya que -por ejemplo- el propio Garzón advirtió hace algún tiempo en una red social, que no tendrían cabida en IU aquellos que se opusieran a los cambios que se iban a impulsar. Hasta parece un eco de Carrillo desde el más allá...

Aunque el protagonismo purgatorio aparente recaiga sobre IU, en realidad vienen inducido desde el sector dominante en el PCE, que ha roto la tradición de coexistencia, diversidad y respeto que había caracterizado a Izquierda Unida desde sus inicios. No es casual que quienes controlan el Partido Comunista de Madrid (PCM) hayan enviado misivas a sus militantes dándoles un plazo para cursar baja en IUCM y afiliarse a la nueva estructura, bajo pena de expulsión sumaria en caso de no acceder a ello. La decisión del CPF de IU está recurrida al contemplarse en ella serias irregularidades, lo que parece importar poco a los dirigentes del PCM, cuyo secretario general no hace mucho llamaba "traidores" en Twitter a los firmantes del Manifiesto de apoyo a Cayo Lara.

La existencia de listas negras está probada. Y no solo por los testimonios de los afectados. En un ejercicio de soberbia y macarrismo político, algún palmero oficialista que otro se ha ido de la lengua, presumiendo de contar con "listas" de aquellos a los que no se les permitiría entrar en la nueva estructura política de IU en Madrid.  Debe quedar claro que no estoy hablando solo de cuadros políticos los que son purgados, sino también de militantes de base que jamás han tenido responsabilidades políticas ni vivido de la política, pero que han mostrado públicamente su posición crítica con la línea garzonista. En muchos casos se trata de personas que llevan toda la vida entregados a la lucha política con IU y el PCE. Se están encontrando con el rechazo al intentar reafiliarse, lo que viene a demostrar que todo esto es la disculpa para realizar una purga al más puro estilo carrillista. La calumnia, la injuria política que a Carrillo le gustaba utilizar contra aquellos que eran objeto de sus purgas, vuelven a renacer como práctica política de la mano de estos dirigentes. Sembrar la sospecha sobre aquel al que se quiere expulsar, constituía el triste modus operandi de Carrillo; algunos parecen inspirarse ahora en esta sombría tradición, sin que importen los destrozos que provocará.

En entradas anteriores comentaba que en mi opinión el trasfondo de todo esto es el control de IU por parte del actual sector dirigente y dominante. Esto pasa a su vez por el control de la federación madrileña, lo cual implica la eliminación política de aquellos sectores que puedan resistirse a los cambios que la corte de Garzón intenta imponer. Dudo que las purgas se limiten a Madrid. Antes o después, los dirigentes que las protagonizan no resistirán la tentación de aplicarlas en otros sitios, aunque también es posible que se esté buscando un escarmiento ejemplar para todo el que tenga tentación de adoptar posturas disidentes con el oficialismo.


Algunos militantes madrileños han decidido denunciar en las redes sociales la purga política de la cual están siendo son objeto. La pérdida de militantes parece importar poco a los actuales dirigentes, lo cual hace recordar graves errores cometidos en el pasado.

Alberto Garzón y el post-carrillismo 

Después de todo esto no deja de tener gracia que Alberto Garzón dijera en una ocasión, en una red social, que quienes se le oponían eran "post-carrillistas". Fue decirlo y enseguida toda una corte de palmeros comenzó a utilizar el calificativo como argumento supremo en sus discusiones (?) políticas. Resulta irónico que, habiendo desenterrado el modus operandi que Carrillo utilizaba para controlar el Partido con mano de hierro (las purgas), Garzón haya puesto de moda este término. Vivir para ver. No hay nada más carrillista que hacer una purga política para controlar una organización y eliminar cualquier disidencia interna. Sobre todo cuando esto va acompañado de la siembra de sospechas sobre aquellos a los que se quiere ver fuera. 


Podemos, en el epicentro de este sainete. La Historia, igual que el cartero, siempre llama dos veces

De la misma forma que Carrillo puso toda la carne en el asador buscando una imposible confluencia con el PSOE, ahora Garzón hace lo mismo con Podemos, un partido cuyo líder ha dicho que no existe alternativa al capitalismo. Carrillo acabó finalmente trasvasando a sus seguidores incondicionales al PSOE. ¿Dónde estará el futuro político de Garzón y sus incondicionales?... Carrillo acabó desempeñando un triste papel entrista del PSOE en el PCE. ¿Y Garzón?... Conjeturas e interrogantes desde unas razonables dudas, sembradas acaso -con intención o sin ella- por el propio Garzón.

Personalmente sospecho que el proyecto garzonista forma parte de una posible estrategia común con Podemos, de la cual ni los militantes de Podemos ni de IU saben nada porque se cuecen demasiadas cosas en la trastienda. Pese al culebrón del te quiero y me rechazas al que asistimos regularmente entre Garzón y Pablo Iglesias, lo cierto es que pudiera haber no poco teatro en ello y quizás todo esto tenga su dosis de paripé; el rol de pagafantas desempeñado por Garzón, pudiera formar parte de un guión ya escrito y pactado, con sus tiempos y ritmos establecidos. ¿Quién sabe? Ojalá me equivoque, y si así fuera nada me reconfortará más que reconocer a los cuatro vientos la estupidez de mi error.

Pablo Iglesias dice que no. Alberto Garzón insiste.
En las redes sociales hay quien ha empezado a llamar a
Garzón el "pagafantas". ¿Será un papel pactado? 


En cualquier caso y más allá de especulaciones, la primera víctima del modo de hacer de Garzón es la propia Izquierda Unida. La fuerza de una organización de izquierdas descansa sobre su base militante. No son los votos sino los militantes quienes construyen las organizaciones de clase. A diferencia de los partidos burgueses, la izquierda organizada se vertebra sobre el tejido militante, que se proyecta en la movilización social como agente dinamizador de las luchas sociales. Por ello nada justifica la pérdida de militantes y por ello lo ocurrido en Madrid es en sí mismo un fracaso de dimensiones monumentales

Que a Garzón parezca importarle poco la pérdida de militantes (da la impresión de que así es), hace recordar también momentos pasados del PCE, en los que se sacrificó a la mayor parte de la masa militante en aras de una línea política y de un proyecto que acabaron en estrepitoso fracaso. Cuando hubo que empezar de nuevo, se echó en falta aquella fuga de afiliados que había tenido lugar. Ahora también Garzón y los dirigentes que le apoyan, se juegan todo a una línea política y a un proyecto, estando dispuestos a sacrificar militantes si es preciso. La Historia, igual que el cartero, siempre llama dos veces. "Nunca tendremos una oportunidad como ésta", les gusta decir a los que manejan el teatrillo. Bueno... sin duda es lo mismo que pensaba Santiago Carrillo.

Las purgas están en el polo opuesto de la cultura política que debe caracterizar a la izquierda. Más cuando andamos a diario babeando la consigna de la "unidad popular". Si Garzón no rectifica (y con él el sector dirigente que lo apoya), acabará formando parte del museo del olvido, donde algunos de los que han sido líderes permanecen como sombras innombrables en forma de triste recuerdo

@VigneVT

3 comentarios:

  1. Estimados camaradas, hace años leí el libro de Enrique Lister, y en los escasos momentos que tuve la ocasión de escucharlo, creo que estuve en presencia de un verdadero dirigente comunista, de un verdadero dirigente obrero y un valiente luchador sin parangón en la historia de los comunistas españoles, entre otras cosas conservo, que decía, que el peligro de Carrillo, era su escuela que había creado en el PCE, de estómagos agradecidos y personajes sin escrúpulos, que Carrillo los nutria con la financiación que el própio Lister recogía de los partidos comunistas en forma de solidaridad internacionalista con el PCE, y que Lister, en su condición de mienbro de la presidencia de Movimiento Mundíal po la Paz y su prestígio internacional entregaba religiosamente en las manos de Carrillo, por tanto, la sombra del carrillismo y su intrigas contra la militancia crítica, es muy alargada y tenebrosa. Tuve ocasión de leer a un viejo camarada de Madrid, ya fallecido, Manuel Lopez Lopeez, que en la fase final de libro tambien le retrata su despreciable oportunismo. A las 11 en la Plaza de la Cebada. Salud hasta la rendición total o la VICTORIA!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la claridad de esta exposición. En 2012 di el paso de afiliarme a Izquierda Unida y por el discurso de Cayo Lara. Aunque nunca ajena al seguimiento de la Organización, son muy pocos años como militante, pero los suficientes para sentirme utilizada por el PCE, con sus estrategias y guerras internas, sacando rédito siempre del buen trabajo que hemos hecho en IU, al menos en mi provincia.

    Si algo no sale bien, la culpa es de IU. Y arreglado.

    Me ha desconcertado mucho la actitud de un partido que se supone comunista y que va de abanderado de defensa de esta ideología pero que no ha dudado en dejarse deslumbrar por el mero afán electoralista de la moda ciudadanista. El ser comunista, no te lo da el carnet del PCE.

    A día de hoy y consciente de la historia de IU, de su gente, de su trabajo, tengo motivos más que evidentes para pensar y sentir que IU ha sido una mera pantalla para encajar golpes y fracasos de un PC que tampoco ha sabido "llegar a la gente", ni a la Clase Trabajadora.

    Ya hace tiempo se me cayó el mito del PCE.

    No se puede pertenecer a una Organización como IU y a la vez arremeter contra ella protegiendo tu propia supervivencia agarrándote a la moda ciudadanista de turno en detrimento del todo.

    Aún recuerdo a Centella, con el puño en alto en el CPF de 21/02/2015, votando sí al partido instrumental como forma jurídica de presentarse a las elecciones municipales, a pesar del informe del Coordinador Federal donde se explicaba la idoneidad de la coalición electoral como la fórmula que aunaba fuerzas con otras organizaciones y respetaba la identidad de nuestra Organización y a pesar de las deleznables consecuencias que se desprenden para la financiación el presentarse de aquélla manera sostenida por Centella, Garzón, Yolanda Díaz y acólitos. Fue una Resolución engañosa donde no aparecía la denominación " partido instrumental" propiamente dicha, para la que Llamazares preparó una enmienda que no se admitió ni a debate ni a votación.

    Y después de las municipales, los veis haciendo gala de los éxitos cosechados por las coaliciones electorales de Barcelona o Zaragoza.

    Conozco a muchos comunistas que no tienen el carnet del PCE, y a otros muchos que sí lo tienen. Y sigo expectante, a ver por dónde sale el PCE con todo esto. Aún nos queda mucho trepa por ver.

    En cuanto a IU veo necesaria la creación de una corriente marxista de verdad, que reúna a todas las personas con conciencia de clase y a todas aquellas desencantadas por estos teje manejes de algunos que durante mucho tiempo han forzado a irse de la Organización a personas muy válidas y luchadoras que no los soportaban.

    El proyecto plural de Izquierda Unida debe continuar.

    ResponderEliminar
  3. Los españoles del Ejército Rojo
    http://amistadhispanosovietica.blogspot.com.es/2010/02/los-espanoles-del-ejercito-rojo_22.html

    ResponderEliminar

ROGAMOS QUE LOS COMENTARIOS SE AJUSTEN AL TEMA TRATADO. En la pág. FAQ (ver pestaña "FAQ" en el menú superior), en el punto 6 encontrarás las normas y criterios de aplicación para la publicación de comentarios. Subrayamos especialmente: no se aceptan comentarios que supongan una expresión de machismo, misoginia, sexismo, homofobia, racismo o xenofobia, y tampoco comentarios que supongan una apología, directa o indirecta, del fascismo en cualquiera de sus variantes.
Para contactar con el blog por otras cuestiones, más abajo figura una dirección de e-mail en formato de imagen.