La siguiente entrada del blog expresa ideas personales sobre el asunto de la censura del artículo de Juan Torres por parte de El País, (ver artículo de Juan Torres pulsando sobre este hipervínculo). Refleja un punto de vista estrictamente personal, no necesariamente compartido por otros compañeros del blog.
Punto de partida: el artículo de Juan Torres ("Alemania contra Europa"), me parece un buen artículo
Este artículo, difundido ayer en nuestro blog (igual que lo difundieron otros blogs como respuesta a la censura de El País), tiene sin duda una gran bondad por la que es aconsejable su lectura. En pocas palabras (es un texto corto), el autor narra a grandes rasgos "uno" de los factores importantes a tener en cuenta para comprender la trayectoria de la crisis sistémica en Europa. Y el autor lo hace además de manera didáctica y concisa, consiguiendo que el lector medio pueda entender cómo el capital alemán ha ido satelizando las economías periféricas, haciéndolas más débiles, y cuál es el trasfondo de la deuda de esos países periféricos. Es un artículo que todos debemos leer y que esclarece de forma sintética -a grandes rasgos- muchas cosas.
El asunto de la censura por parte de El País, por partes.
1º) Mis dudas sobre las explicaciones de Juan Torres, acerca de la retirada de su artículo en El País.
Juan Torres se lamenta en la entrada de su blog, titulada "Sobre la retirada de mi artículo Alemania contra Europa de la web de El País", de la mala interpretación que han hecho algunos lectores, sobre la analogía que hizo entre la Alemania de Hitler y la de Merkel. En el artículo censurado, Torres establece nítidamente un parangón: "Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico." Que posteriormente, en su blog, explique que "es evidente que de ninguna manera son personas comparables o que sus políticas sean igual de dañinas", es una rectificación muy oportuna y sensata. Pero no procede echar balones fuera, dando a entender que hubo un problema de interpretación por parte de los lectores y que él no dijo lo que sí dijo, o que en momento alguno dio a entender lo que sí dio a entender. Equivale casi a cuestionar la inteligencia de las personas que lo leen. Por otra parte, habría sido más elegante decir 'me expresé mal y el error es mío por decir lo que no quería decir', en lugar de desviar la responsabilidad a los lectores y atribuirles el error a estos.
De la misma forma que critico lo anterior, le doy la razón a Torres cuando da a entender en su blog que la comparación es secundaria en la "tesis" del artículo. Es cierto. Pero Torres, que es académico y debiera estar curtido en estas cosas, también debiera saber que el hecho de recurrir a una boutade como la mencionada, casi asegura que se convertirá en la "idea" con la que se queden una buena parte de los lectores, o que cuando menos condicionará la interpretación del texto.
De la misma forma que critico lo anterior, le doy la razón a Torres cuando da a entender en su blog que la comparación es secundaria en la "tesis" del artículo. Es cierto. Pero Torres, que es académico y debiera estar curtido en estas cosas, también debiera saber que el hecho de recurrir a una boutade como la mencionada, casi asegura que se convertirá en la "idea" con la que se queden una buena parte de los lectores, o que cuando menos condicionará la interpretación del texto.
2º) Dicho parangón, ¿es motivo justificado de censura?
Portada de la revista política británica NewStatesman |
Es más que posible que esta comparación polémica no sea demasiado afortunada. Puede llegar a pensarse que resulta ofensiva para muchos millones de alemanes. Pero aún así, no me parece motivo de censura. Tengamos en cuenta que esa comparación la han hecho muchos periódicos europeos y muchos autores. Sin ir más lejos, ayer tuve ocasión de leer un artículo del 12-3-2013 en el Daily Mail, de Dominic Sandbrook, titulado "¿Podría desatar una nueva guerra Alemania? Me temo que es muy posible", en el que precisamente aborda esta misma comparación. También Brendan Simms (profesor de Historia de las Relaciones Internacionales en la Universidad de Cambridge), en Newstatesman, habla del “problema alemán” como el fantasma que recorre de nuevo Europa y de la amenaza de ese espectro del poder germánico. Bien, son dos ejemplos referidos a los británicos y ya sabemos que estos siempre han tenido una especie de germanofobia atávica, tan hiperbólica como aquel chiste en el que, ante una gran tormenta en el Canal de La Mancha, los medios británicos titulaban la noticia: "El continente se queda aislado". Pero no es una analogía sólo del imaginario intelectual y popular británico. Podríamos poner otros muchos ejemplos de autores y medios de otros países europeos, incidiendo en la misma idea, subrayando la analogía que realiza Torres u otras analogías del mismo estilo. Buscando, por ejemplo, cabeceras de periódicos en apenas un par de minutos:
Quiero decir con todo esto que, con independencia de que nos gusten o no este tipo de comparaciones, que estemos de acuerdo o no, constituyen un lugar común en la actualidad europea y no son, ni mucho menos, un motivo razonable de censura. Y lo es menos en El País, un periódico que no debiera rasgarse las vestiduras de manera tan ursulina por el parangón, teniendo en cuenta que este medio ha llegado a realizar apología del terrorismo al informar sobre Siria y sobre otros países incómodos para el status quo de las potencias occidentales; o que ha difundido todo tipo de barbaridades, mentiras y calumnias contra el gobierno de Chávez y el movimiento bolivariano, entre ellas apoyar mediáticamente el golpe de estado de 2002 en Venezuela; o el asunto de la famosa falsa foto de Chávez muriéndose. Por no mencionar toda la intoxicación mediática de El País cuando el tema de REPSOL en Argentina. Por eso, la censura del artículo de Torres me parece pura hipocresía made in PRISA.
El País nos ha demostrado que es capaz de la más absoluta falta de ética periodística. Estoy convencido además, que la razón de fondo de la censura posiblemente tenga que ver con lo apuntado por Manuel García en su entrada de este blog, en el sentido en que PRISA defiende "los intereses claramente de la Europa de los capitales", como nuestro compañero decía. También algunos medios europeos han interpretado la retirada del artículo, por parte de El País, como una retractación o una forma de mostrar disconformidad editorial con el análisis de Juan Torres, utilizando como mera disculpa, para justificarse ante los lectores, el tema del parangón. El propio Juan Torres señala, en mi opinión de forma acertada -en la entrada de su blog mencionada al principio-, que centrarse en una frase que es circunstancial y anecdótica en el conjunto del artículo, es "desviar la atención sobre el fondo" del mismo. Otra prueba de que los tiros van por ahí, es que Eskup (la entidad que gestiona los foros de El País) ha estado censurando sistemáticamente comentarios (míos y de otros foreros) como el siguiente: "Para este tipo de noticias, viene muy bien el artículo suprimido de Juan Torres, porque en poco espacio explica todo a la perfección: 'Alemania contra Europa' ".
La censura está a la orden día en los medios de PRISA. Hoy le ha tocado a un articulista, pero los foreros de El País la sufren a diario por cosas además totalmente injustificadas. Tanto es así que en estos momentos hay más censura en los foros de El País que en los del derechista El Mundo. El País, a pesar de lo que muchos piensan, es un medio al servicio del gran capital financiero y convierte la libertad de expresión en un esperpento.
3º) Personalmente no me agrada la comparación ni el mensaje de "germanizar" el problema, porque desvía la atención de lo importante: esto es una lucha de clases, no de países.
En mi opinión, este tipo de comparaciones deben evitarse por razones múltiples. Apuntaré apenas tres.
En primer lugar, porque desde un punto de vista histórico, político y sociológico, resulta de un simplismo analítico tremendo, sobre todo cuando las realiza alguien del mundo académico. Comparar la justificación de Hitler para invadir Polonia, con la política de Merkel de defensa de los bancos alemanes como hace Juan Torres, no deja de ser una simple boutade, por calificarlo de forma generosa.
En segundo lugar, porque contribuyen a reforzar estereotipos que acaban fortaleciendo un imaginario social etnocéntrico sobre el "Otro" (en este caso los alemanes).
En tercer lugar, esta comparación en el caso concreto del artículo de Juan Torres, tiene lugar en un contexto discursivo en el que el autor germaniza en exceso el problema que aborda al exponer sus causas. Esta germanización excesiva de las causas de la crisis sistémica, además de sesgada me parece peligrosa. El análisis de Torres, siendo correcto, no deja de pivotar sobre una dimensión de la crisis sistémica. Si utilizamos la metáfora en la que la realidad fuese un prisma de múltiples caras (dimensiones), Torres nos muestra una de las caras importantes de ese prisma, pero no la única. Estoy seguro que el autor lo sabe, obviamente. Pero tratándose de un articulo de divulgación dirigido al gran público, es preciso hilar más fino, porque se puede estar contribuyendo a difundir entre la gente una falsa imagen de que esto es un problema entre países, entre pueblos, entre estados. Y esto no es verdad. El capital no tiene patria (salvo la de los paraísos fiscales). De la política de Merkel se benefician los grandes capitalistas de nacionalidad alemana y también los grandes capitalistas de nacionalidad española, griega o de cualquier otra; se benefician los banqueros alemanes, pero también los emiliobotines que hay en todos los países. ¿O es que de la política de recortes, impuesta por la Troika, que deriva en el desmantelamiento progresivo del estado del bienestar y en políticas agresivas de privatizaciones de servicios públicos, no se beneficia acaso nuestra oligarquía? Y por el mismo motivo, de la política de Merkel resultan perjudicados los trabajadores alemanes, españoles, portugueses, griegos, etc. Habrá quien diga que los trabajadores alemanes resultan menos perjudicados. Cierto es. Pero también resultan.
Por tanto, considero peligrosos los análisis que plantean la crisis sistémica desde una dimensión que pone el acento en la colisión de conflictos de intereses nacionales, porque impulsan sentimientos nacionalistas y arrojan opacidad sobre el verdadero problema de fondo: la lucha de clases, la explotación de una clase dominante supra-nacional (dirigida por el gran capital financiero) sobre los trabajadores de diferentes países y en diferentes grados de explotación. Esto no es un problema de Alemania contra los españoles (por ejemplo), sino de una oligarquía capitalista que, en defensa de sus intereses, desborda el marco de los estados, contra una clase trabajadora que tiende a pensar erróneamente en términos locales (nacionales), porque eso es lo quiere la ideología dominante. En el actual contexto de globalización, hace mucho tiempo ya que el gran capital ha trascendido las fronteras nacionales. Y la respuesta de los trabajadores, por tanto, debe tener también una dimensión internacionalista para no incurrir en el delirio de pensar que les va mal porque hay un país muy malo que los explota. Desde una posición marxista, esto resulta fácil de entender.
Es cierto que en su artículo Torres apunta un poco a la idea anterior, cuando habla de que los trabajadores alemanes también se han empobrecido con las políticas de Merkel y cuando menciona "la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos". Pero no entiendo que diga que estos nos tengan que defender "con patriotismo". Esto no es una cuestión de patriotismo ni de patrioterismos nacionales de feria, sino de lucha de clases y difícilmente un gobierno que no sea nítidamente de izquierdas podrá defender los intereses de la clase trabajadora, porque los gobiernos burgueses defienden los intereses de su clase. Más que nunca resulta pertinente aquello de "Proletarios del mundo, uníos", consigna que sin duda a Juan Torres quizás le produzca urticaria a tenor de algunas declaraciones hostiles sobre el PCE que en algún momento del pasado ha llegado a realizar.
4º) Encuentro o sospecho, que hay una actitud un tanto farisea por parte de Juan Torres, en relación con el asunto de la censura de El País.
En la entrada de su blog titulada "Sobre la retirada de mi artículo Alemania contra Europa de la web de El País", Torres se reafirma en el contenido el artículo. Da una serie de explicaciones lamentándose de la mala interpretación que se hizo de su parangón entre la Alemania de Hitler y la de Merkel. Pero dicho esto, Torres se reafirma en lo que ha escrito en su artículo censurado. Hasta se lamenta de que los lectores "no puedan seguir leyéndolo en la web", nos dice (se refiere al artículo y a la web de El País).
3º) Personalmente no me agrada la comparación ni el mensaje de "germanizar" el problema, porque desvía la atención de lo importante: esto es una lucha de clases, no de países.
En mi opinión, este tipo de comparaciones deben evitarse por razones múltiples. Apuntaré apenas tres.
En primer lugar, porque desde un punto de vista histórico, político y sociológico, resulta de un simplismo analítico tremendo, sobre todo cuando las realiza alguien del mundo académico. Comparar la justificación de Hitler para invadir Polonia, con la política de Merkel de defensa de los bancos alemanes como hace Juan Torres, no deja de ser una simple boutade, por calificarlo de forma generosa.
En segundo lugar, porque contribuyen a reforzar estereotipos que acaban fortaleciendo un imaginario social etnocéntrico sobre el "Otro" (en este caso los alemanes).
En tercer lugar, esta comparación en el caso concreto del artículo de Juan Torres, tiene lugar en un contexto discursivo en el que el autor germaniza en exceso el problema que aborda al exponer sus causas. Esta germanización excesiva de las causas de la crisis sistémica, además de sesgada me parece peligrosa. El análisis de Torres, siendo correcto, no deja de pivotar sobre una dimensión de la crisis sistémica. Si utilizamos la metáfora en la que la realidad fuese un prisma de múltiples caras (dimensiones), Torres nos muestra una de las caras importantes de ese prisma, pero no la única. Estoy seguro que el autor lo sabe, obviamente. Pero tratándose de un articulo de divulgación dirigido al gran público, es preciso hilar más fino, porque se puede estar contribuyendo a difundir entre la gente una falsa imagen de que esto es un problema entre países, entre pueblos, entre estados. Y esto no es verdad. El capital no tiene patria (salvo la de los paraísos fiscales). De la política de Merkel se benefician los grandes capitalistas de nacionalidad alemana y también los grandes capitalistas de nacionalidad española, griega o de cualquier otra; se benefician los banqueros alemanes, pero también los emiliobotines que hay en todos los países. ¿O es que de la política de recortes, impuesta por la Troika, que deriva en el desmantelamiento progresivo del estado del bienestar y en políticas agresivas de privatizaciones de servicios públicos, no se beneficia acaso nuestra oligarquía? Y por el mismo motivo, de la política de Merkel resultan perjudicados los trabajadores alemanes, españoles, portugueses, griegos, etc. Habrá quien diga que los trabajadores alemanes resultan menos perjudicados. Cierto es. Pero también resultan.
Por tanto, considero peligrosos los análisis que plantean la crisis sistémica desde una dimensión que pone el acento en la colisión de conflictos de intereses nacionales, porque impulsan sentimientos nacionalistas y arrojan opacidad sobre el verdadero problema de fondo: la lucha de clases, la explotación de una clase dominante supra-nacional (dirigida por el gran capital financiero) sobre los trabajadores de diferentes países y en diferentes grados de explotación. Esto no es un problema de Alemania contra los españoles (por ejemplo), sino de una oligarquía capitalista que, en defensa de sus intereses, desborda el marco de los estados, contra una clase trabajadora que tiende a pensar erróneamente en términos locales (nacionales), porque eso es lo quiere la ideología dominante. En el actual contexto de globalización, hace mucho tiempo ya que el gran capital ha trascendido las fronteras nacionales. Y la respuesta de los trabajadores, por tanto, debe tener también una dimensión internacionalista para no incurrir en el delirio de pensar que les va mal porque hay un país muy malo que los explota. Desde una posición marxista, esto resulta fácil de entender.
Es cierto que en su artículo Torres apunta un poco a la idea anterior, cuando habla de que los trabajadores alemanes también se han empobrecido con las políticas de Merkel y cuando menciona "la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos". Pero no entiendo que diga que estos nos tengan que defender "con patriotismo". Esto no es una cuestión de patriotismo ni de patrioterismos nacionales de feria, sino de lucha de clases y difícilmente un gobierno que no sea nítidamente de izquierdas podrá defender los intereses de la clase trabajadora, porque los gobiernos burgueses defienden los intereses de su clase. Más que nunca resulta pertinente aquello de "Proletarios del mundo, uníos", consigna que sin duda a Juan Torres quizás le produzca urticaria a tenor de algunas declaraciones hostiles sobre el PCE que en algún momento del pasado ha llegado a realizar.
4º) Encuentro o sospecho, que hay una actitud un tanto farisea por parte de Juan Torres, en relación con el asunto de la censura de El País.
En la entrada de su blog titulada "Sobre la retirada de mi artículo Alemania contra Europa de la web de El País", Torres se reafirma en el contenido el artículo. Da una serie de explicaciones lamentándose de la mala interpretación que se hizo de su parangón entre la Alemania de Hitler y la de Merkel. Pero dicho esto, Torres se reafirma en lo que ha escrito en su artículo censurado. Hasta se lamenta de que los lectores "no puedan seguir leyéndolo en la web", nos dice (se refiere al artículo y a la web de El País).
En mi opinión particular, esta lamentación suya no me parece sincera por una sencilla razón: porque nada le impedía colgar su artículo en su blog, cosa que no ha hecho. No me cuadran las cuentas de Torres y me parece un poco fariseo por su parte. ¿Se lamenta pero a la vez renuncia a difundir el texto en su blog. ¿Tiene miedo Juan Torres a que los de PRISA no le vuelvan a llamar? ¿Tanto le importa a Torres quedar bien con PRISA? ¿O es que quiere quedar bien con unos y con otros?
Personalmente no entiendo lo anterior y viene a aumentar las dudas que ya hay sobre cuál es la verdadera posición política de Juan Torres. En algún momento, me gustaría escribir sobre esto último, analizando declaraciones e intervenciones de este economista que, en mi opinión, representa una cierta socialdemocracia crítica a la que le gusta tener una patita en el PSOE y otra en IU, dejándose querer por unos y otros. ¿Por qué será que esta historia me resulta ya conocida?
Salvando las distancias, esta renuncia a difundir su propio artículo en su blog, me recuerda también a aquel otro artículo suyo titulado "Frustrante Izquierda Unida" que en su día publicó en su blog y que, una vez que comenzó a circular de manera independiente a través de la difusión que comenzaron a darle otros blogs y páginas web, el autor decidió retirar de su propio blog. No me gustan este tipo de confusiones.
En cualquier caso, se trata de un buen artículo que merece la pena leer. Porque una cosa no quita la otra.
Algunas entradas del blog relacionadas:
"Alemania contra Europa". El artículo de Juan Torres censurado por "El País" (PRISA)
"EL PAÍS" censura y borra un artículo de J. Torres
Rincón del libro: "Por qué la nación debe prescindir de Ángela Merkel y su política"
"Europa es una ilusión emocional gigantesca": una entrevista con Samir Amin.
Hay fotos que intentan matar: "El País" con la de Hugo Chávez
En cualquier caso, se trata de un buen artículo que merece la pena leer. Porque una cosa no quita la otra.
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Por la cuenta que me trae personalmente (soy alemana y vivo en España) el tema me concierne y afecta mucho. Tras largas reflexiones estoy cada vez más convencida de que en el fondo se trata de una lucha de los que tienen (the haves) contra los que no tienen (the have nots). Y que los diferentes impactos sobre la calidad de vida de los ciudadanos en según que países son cuestión de grados y matices. Pero, mientras haya un 'Feindbild', mientras se pueda personalizar demonizando 'ad personam' , extranjera y femenina en este caso, no habremos llegado al fondo de ese complejo problema. ¿Qué haremos, p. ej. si las próximas elecciones alemanas las gana el socialdemócrata Peer Steinbrück o que éste se tenga que arreglar nuevamente con Merkel? ¿Les pondremos el uniforme nazi a los dos para no tener que rectificar nuestros (pre)juicios?
ResponderEliminarUn ejemplo: Basta recordar a quien fuera durante muchos años el 'emiliobotin' del Deutsche Bank alemán Josef Ackermann que es de nacionalidad suiza…
Tanto como antes suscribía la postura de Juan Torres, lamento ahora que se retracte de esta manera, en fin. Me identifico con lo que comenta Jorge Econopata 24.03.13 14:40:
"Que la oligarquia alemana hace la guerra por otros medios está tan claro como que esta Europa de los mercaderes terminará en luchas entre ellos para llevarse la mejor tajada. Otra Europa es posible pero está fuera de la Unión Monetaria ."
…y en ese escenario Madame Merkel no es más que una marioneta. Por algo la llamamos Madame zig zag.
Creo que es de agradecer muchísimo tu comentario porque pones los puntos sobre las íes y eso es muy necesario.
EliminarCuando escribí la entrada, una de las cosas en las que pensaba es algo que creo que es motivo de preocupación: todo el tema de que se está ¿demonizando? a los alemanes, como si no existiesen clases sociales en la sociedad alemana, como si cierto discurso nos quisiera hacer creer que una entidad abstracta "("Alemania"; digo abstracta como lo es en el fondo cualquier otro estado) fuese el origen de todos los males... Es preocupante porque esas ideas cuando son inoculadas en el imaginario colectivo, siempre conducen a lo peor. Creo que en el fondo todo es más simple y que es lo que tú apuntas: una lucha de los que tienen contra los que no tienen. Un saludo Gabi, y gracias por tu lúcido comentario.
Si Gabi, tienes razón. No es ni más ni menos que la "lucha de clases". En Alemania se planificó todo cuando era canciller socialdemócrata Schröeder con la "Agenda 2010" en 2002 cuando gobernaba en coalición con los Verdes. Eso era algo ya decidido por los intereses capitalistas que no gobiernan , pero deciden.
ResponderEliminarEs verdad que Merkel hace esa política, pero la alternativa socialdemócrata es prácticamente la misma.
En los años 20 y 30 del siglo pasado el fascismo y el nazismo son el resultado de la defensa que los poderes económicos hicieron ante un avance de la lucha de los trabajadores por sus derechos. Hoy en día el capital ya no está en la defensa de sus intereses, sino en la de quitárselos a los trabajadores.
Por otra parte, hoy en día, tal como están las cosas, no digo en Alemania, sino en los EE.UU lo deciden todo los poderes económicos. Por ejemplo, si a Obama le diera la "manía" de dar más derechos a la gente, no iba a poder hacerlo, no le iban a dejar.
Y digo hoy en día, porque en la crisis del 29 en EE.UU se pudo hacer algo muy distinto, no mucho, de lo que quertía el capitalismo fue por lo brutal de la época. Pero todo se hizo tímidamente y con retrocesos de tal forma que la salida de la crisis tuvo que esperal a la IIGM. Espero que ahora no se repita la situación para salir de la crisis.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones, Manuel. Leí tu comentario después de insertar el mío. Los alemanes pudimos haber sacdo otras lecciones de la IIGM que NO redundaran en lo que se llama 'Das deutsche WirtschaftsWUNDER' de la posguerra. Un duelo no o mal elaborado y las mismas personas en las palancas de mando.
EliminarSobre lo que puede estar al caer, comparto tus temores.
P.D. Mi cita anterior de Bajtin se ha tragado lo entrecomillado que era "la cultura de fronteras, la exotopía, la mirada desde fuera".
Saludos a ambos!
Gracias Vigne, es un placer poder expresarme aquí:) Quisiera estar a la altura de mi papel de "fronteriza*) en esa cartografía de la utopia'".
ResponderEliminar*) "Bajtin alude a la <> : no se debe imaginar el dominio de la cultura como un conjunto espacial encuadrado por sus fronteras y teniendo, al mismo tiempo, un territorio interior: El dominio cultural no tiene territorio interior: está situado en las fronteras - las fronteras le recorren por todas partes, a través de cada uno de sus aspectos. Todo acto cultural vive, de manera esencial, en las fronteras: en esto reside su seriedad e importancia, alejado de las fronteras pierde terreno, significación, deviene arrogante, degenera y muere"[…] ==Iris M. Zavala: La otra mirada del siglo XX, La esfera de los libros, pp. 27s.==
P.D. Como ves, he logrado superar mis dificultades (técnicas) de entrada por haber confundido dos cuentas de correo;))
Yo como siempre haciendo de abogado del diablo.
ResponderEliminarCreo que metemos mucho tiempo en desarrollar análisis del enemigo y poco en analizar nuestra incapacidad en estos momentos, de dar una salida digna a esta crisis.
En un momento en que la izquieda, cualquiera de las izquierdas, tendríamos que estar dirigiendo las movilizaciones, es la gente la que, a través de movimientos sociales, están dirigiendo la contestación. ¿Qué nos pasa que no convencemos a los movimientos sociales? ¿por qué ese rechazo tan visceral a todos los partidos políticos? ¿realmente contamos con alternativas a esta embestida?
Se que los medios de comunicación tienen mucha culpa de esto, pero considero que la mayor culpa recae sobre nosotr@s. Algo estamos haciendo mal y no lo estamos analizando. Para mi el avance de IU es muy tímido y encima seguido muy de cerca por el esperpéntico UPyD. El mundo anarquista tampoco está dirigiendo el gran movimiento abstencionista que se ha generado.
Tenemos muchos análisis y muy lúcidos sin ninguna duda, pero no veo análisis de nuestra debilidad en estos momentos.
Un abrazo a tod@s. Que sepáis que os leo con mucho interés, aunque no participe.
A ver si ponéis botones para votar los comentarios jajajjaajajajaj
Besikos.
Algo tan evidente como que PRISA no defiende valores periodísticos, como la búsqueda de la verdad, parece escapar a mucha gente. PRISA tiene inversiones empresariales en muchos países y busca el beneficio. Sus dueños son un Fondo de riesgo estadounidense. Especuladores natos.
ResponderEliminarCuestionar el liderazgo de Merkel es algo que PRISA no puede aceptar porque lo que haga Merkel será bueno para las empresas multinacionales, para PRISA y para la influencia política y empresarial del eje UE-OTAN y EE.UU en el mundo.
Saludos.
Republicaine
Lucha de clases, la de siempre, efectivamente.
ResponderEliminarEn cuanto a El País, sólo tenéis que revisar quiénes forman el Consejo de Administración de PRISA... Con eso, ya no habría mucho más que apuntar.
Lo que revuelve las tripas es que, los que escriben y que presumen de ser de izquierdas, se dejen manipular (¿o simplemente eligen estar a sueldo?) y que los varios millones de españoles de izquierdas todavía piensen que ese es "su" periódico.
En todo caso, al final recuerdo siempre una viñeta de La Codorniz que vi hace unos meses en una especie de remember en internet (porque yo no había nacido todavía en aquellos años) en la cual aparecen dos orondos trajeados con chistera y puro y uno le dice al otro: "lo importante no es si el vaso está medio lleno o medio vacío, sino de quién es el vaso."
Claro, ese chiste serio, irremediablemente lleva a recordar a Polanco y lo bien que manejaba a tirios y troyanos... al PP y al PSOE... haciendo creer al respetable que de verdad había pelea política... Qué gran función con recaudación siempre para el mismo...
En El Principe, Maquiavelo ya hablaba de esa gran maniobra de distracción de masas por parte del soberano... Y qué decir de los romanos...: panem et circenses.
En fin, nihil novum sub sole.
Como el ideario popular diagnostica acertadamente: "de lo que te digan: nada; y de lo que veas: la mitad."
Sí, ha quedado con mucha cita el comentario, pero es que lo que pretendía resaltar son esas obviedades intemporales que, yo mismo, no supe ver durante muchos y juveniles años. Y, de paso, que uno mismo no es original, sino más bien mediocre.
Al final uno está solo y, como diría ese enorme ser humano que fue (y en cierto modo será siempre) Krisnamurti: "La verdad es una tierra sin caminos."
Venkman