En todo el asunto de Carlos Mulas, está bastante claro que la magnitud del terremoto en la escala política es de baja intensidad. En comparación con la ola de corrupción vinculada al PP, a los casos Gürtel-Bárcenas y a otros escándalos de los que el partido y el gobierno de Rajoy se erigen en protagonistas, lo de Mulas bien pudiera parecer anecdótico y simple carnaza para la caverna mediática.
Sin embargo interesa reflexionar y mucho sobre las dimensiones críticas que para la izquierda tiene el affaire Mulas-Zoe, en tanto posee un carácter paradigmático que permite comprender aspectos claves del PSOE como organización política. Una reflexión que interesa sobre todo a aquellos militantes socialistas de base que, contra viento y marea y a contracorriente de la línea ideológica oficial, apuestan por un giro a la izquierda, por recuperar la lucha de clases frente al interclasismo impuesto por la nomenclatura del partido, por repensar un nuevo modelo de economía política que permita la superación progresiva del capitalismo, por reivindicar el sentido del socialismo como meta final. Igual que interesa a los votantes críticos del PSOE y a aquel sector del electorado que, tapándose la nariz cuando vota, suele hacerlo a este partido y no a la izquierda real, empujados por la falacia y chantaje del llamado voto útil.
En este sentido, lo que estos militantes y votantes críticos deben plantearse, son interrogantes como los siguientes:
- ¿Hablamos de algo excepcional? Hasta qué punto, Carlos Mulas e Irene Zoes no son una anécdota, un accidente, una excepción… dentro del PSOE y su entorno sociopolítico - como Caldera y otros han expresado -, sino que personifican la existencia de un sector cortado por el mismo patrón, muy arraigado en el partido, con un peso específico e influencia decisivas dentro del PSOE.
- ¿Es parte de la cultura política del partido? Hasta qué punto los carlosmulas e ireneszoes no ejemplifican pautas desgraciadamente dominantes dentro de la cultura política específica del PSOE.
- ¿Cómo ha penetrado la industria política en el PSOE? Hasta qué punto el caso Mulas expresa la penetración de ciertos niveles de la industria política en el PSOE, convirtiendo la burocracia del partido en una comunidad de intereses corporativos de personas y grupos, dejando en un segundo plano la meta política de transformar la sociedad.
- ¿Existe clientelismo político en el PSOE? Hasta qué punto todo esto no refleja la existencia de un clientelismo político que impide cualquier posibilidad de cambio real dentro del partido.
- ¿Cómo penetra el neoliberalismo en el PSOE? Hasta qué punto Carlos Mulas es un paradigma de cómo las cuestiones de política económica en el PSOE están en manos de una minoría de tecnócratas que sustancialmente comparten también del modelo neoliberal, por mucho que éste se presente como una atractiva versión baja en calorías cuando se trata del PSOE.
- ¿Abismo con la militancia de base? Hasta qué punto este sector, ejemplificado en la figura de Mulas, no supone un abismo entre la aristocracia orgánica del PSOE y el militante de a pie, que jamás tendrá una participación real y con contenido en las decisiones importantes.
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Carlos Mulas y los troyanos neoliberales introducidos en las entrañas del PSOE.
De todas estas dimensiones, una de la má preocupantes tiene que ver con los planteamientos de Mulas en tanto que economista, difíciles de reconocer como planteamientos de izquierdas. Preocupa que tipos como él lleguen a ocupar posiciones de dominio e influencia extrema en su partido, a formular propuestas económicas, a personificar el think tank del cual salen las respuestas y medidas económicas. Recordemos, y esto es muy importante, que la misión fundamental de Mulas en la Fundación Ideas era proponer “recetas para la crisis” (Jesús Caldera). Es lo que pone los pelos de punta cuando vemos las recetas que llegó a proponer para Portugal como consultor del FMI. Si el lector me apura, podríamos pasar de largo todo lo demás; pero esto NO.
Problema a mayores: tampoco en esto Mulas es una excepción. La mayor parte de la intelligenza de economistas del PSOE, parten de una misma visión de la economía que se integra en paradigmas neoliberales, en la que los ciudadanos somos simples números, cifras sin alma y sin vida que se pueden manipular como objetos abstractos. Hacen bueno el dicho de Bourdieu: los economistas a menudo confunden las cosas de la lógica con la lógica de las cosas (Bourdieu, en La esencia del neoliberalismo).
Protestas contras los recortes en Lisboa |
En definitiva, en relación con Portugal Mulas defendió los privilegios de una minoría que engorda con la crisis a costa de un mayor empobrecimiento de la mayoría social.
Si esto lo hiciese un economista del PP, cualquier militante del PSOE saltaría a la primera. ¿Es que dentro del PSOE no se conoce a esta gente y no se sabe cómo piensan? ¿Es que Carlos Mulas es un neoliberal a raíz de que salte el escándalo y antes no lo era?
Mulas ya había llegado a ser subdirector de la Oficina Económica de La Moncloa, el segundo de a bordo en el escalafón de asesores directos del Presidente Zapatero. Había llegado a participar incluso en la elaboración del programa económico de ZP. Potencialmente tenía asegurado su salto a la fama; se había convertido potencialmente en un ministeriable, o al menos en alguien que tenía garantizado un cargo al más alto nivel en un futura administración del PSOE. Es para echarse a temblar.
Porque... ¿qué haría si fuese ministro de Economía? ¿Cómo sería? Pues tendríamos a un nuevo Boyer, Sochaga, Solbes o Salgado, imponiendo la cuestionable y artificial lógica de los números por encima de la lógica real y social de las personas. Tendríamos, una vez más, a un lobo al que se encomienda cuidar las ovejas, por mucho que el lobo venga disfrazado de progre.
Carlos Mulas es paradigma del neoliberalismo que se ha apoderado del PSOE. Porque no hay un único Mulas, sino que hay muchos. Aspecto crucial que debe hacer reflexionar a la militancia y al electorado del PSOE. No deben engañarnos. Mulas es capaz de participar en la elaboración del programa electoral económico del PSOE, diciendo cosas políticamente correctas aunque con formato de retórica vacía, y luego en la práctica, cuando se trata de actuar, proponer lo contrario como se ha visto en el informe del FMI en relación con Portugal.
El militante y votante del PSOE debe recapacitar sobre este tema, que tiene que ver con una de las críticas que a menudo le hacemos al PSOE desde la izquierda: la contradicción que supone intentar desarrollar programas sociales y aplicar a la vez políticas económicas que no dejan de ser neoliberales por mucho que supongan una versión enduzalda y más moderada que las que aplica el PP. No olvidemos que tanto Solbes como Solchaga, llegaron a manifestar públicamente su conformidad con los recortes del gobierno del PP al comienzo de la legislatura de Rajoy. Y Mulas es (era) más de lo mismo. La intelligenza económica del PSOE comparte coordenadas.
De no haber estallado el escándalo, podría haber sido el siguiente de la lista (¿por qué no?) |
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El cáncer de la industria política dentro del PSOE.
La participación del PSOE en aquello que en una entrada anterior denominábamos industria política, es marcadamente diferente a la que caracteriza al PP.
En el caso del PP, este partido se relaciona con todos y cada uno de los niveles de tal industria, pero muy especialmente con tramas abiertas de corrupción que calificábamos de mafiosas, particularmente relacionadas con el mundo empresarial y financiero.
Por el contrario, la relación del PSOE con la industria política es mucho más restrictiva, mayoritariamente centrada en aspectos más light. Encontraremos esta relación en la vertiente ocupacional (la política como actividad muy bien remunerada y utilizada además para acceder a determinados puestos de trabajo y cargos que a veces son de elevada remuneración salarial) y subvencional (acceso a subvenciones y ayudas públicas en función de la afinidad política). Se va formando así una amplia comunidad de intereses corporativos, una red humana en torno al reparto del pastel que supone ser un partido dominante cíclicamente en el gobierno central y gobiernos autonómicos. Se va fraguando una malla de clientelismo político estable (muy distinto al del PP, por supuesto), que tiene su cúspide en la nomenclatura orgánica, a la que sigue por debajo toda la amplia legión de aquellos que obtienen o aspiran a obtener un beneficio.
De este modo, las metas políticas finales acaban diluyéndose en medio de un pantano de intereses personales, porque terminan por entrar en contradicción. Una vez que el virus de la industria política penetra en una organización, sucede aquello que Max Weber había mencionado al hablar de las organizaciones en la sociedad moderna: el objetivo de la burocracia deja de estar en función de las metas para las que fue creada, pasando a ser simplemente reproducirse, perpetuar la posición de influencia, le mueve el instinto de conservación y crecimiento. Las ideas políticas son relegadas a un segundo plano, convirtiéndose en realidad etérea gracias a la crónica desideologización (en cuanto a ideología de izquierdas) que sufre el partido desde hace al menos tres décadas, en su progresivo deslizamiento hacia el socioliberalismo.
El gran problema del PSOE es que no tiene un Carlos Mulas o una Irene Zoes. Hay muchos carlosmulas y muchas ireneszoes, DENTRO del partido y ALREDEDOR del partido, revoloteando como mariposas carnívoras alrededor cada vez que el PSOE pilla poder de gobierno. Ese es uno de los graves lastres que tiene este partido, ya que hablamos de un tipo de perfil que se ha ido apoderando de la organización, relegando a la militancia de a pie a la condición de parias y de simples números que hacen bulto, al estatus de tontos útiles (por supuesto, nos seguirán vendiendo la moto de la democracia interna).
Carlos Mulas es un paradigma de esos beneficiarios de la industria política. Representa el ejemplo de persona para quien la actividad política significa sobre todo un beneficio económico y profesional. Los cargos desempeñados, primero como asesor de Zapatero y más tarde en la Fundación Ideas, le suponían unos ingresos muy superiores a los que podía tener como profesor universitario (que de por sí están bien pagados en relación con la mayoría de los currantes). Sólo su remuneración en Ideas (5.625 euros al mes) es ya más del doble de lo que gana un profesor titular de universidad. Imaginemos que un profesor titular de universidad pasa de cobrar su nómina a recibir la cantidad salarial de tres nóminas (la suya y la de otros dos). ¿Sorprendente? Sólo entre la universidad y la Fundación Ideas, Mulas recibía algo más de 12 veces el salario mínimo. Situación que para la nomenclatura del PSOE es normal y comprensible, porque después de todo es una realidad compartida por un amplio sector de esa burocracia de partido.
A mayores de lo anterior, están las perlitas que mencionábamos en la primera parte de este artículo publicada anteriormente (ver 1ª parte):
Hago hincapié en todo esto, porque la atención que merece el caso Mulas para alguien de izquierdas, reside en que ejemplifica la existencia de un sector dominante dentro del PSOE, cuya motivación es el interés personal y que actúa de lastre ante cualquier intento de renovación del partido.
[Continuará. Próxima y última entrada en relación con el tema: "El cáncer de la industria política dentro del PSOE" (continuación), "Gente guapa. El irresistible encanto de cierta burguesía por el PSOE" y "A modo de conclusión"]
A mayores de lo anterior, están las perlitas que mencionábamos en la primera parte de este artículo publicada anteriormente (ver 1ª parte):
- Artículos pagados con tarifa de premio Nobel, textos que a veces son de dos páginas y por los que se han pagado 3.000 euros (por cierto, en un caso concreto, el del artículo que luego fue publicado en Público, personalmente tengo mi sospecha que el autor/a se ha limitado a fusilar ciertas fuentes publicadas en inglés por determinada agencia gubernamental norteamericana). Y estamos hablando de tarifas normales ("no hay nada ilegal. Los artículos se han publicado y los contratos son legales” dijo Caldera; otras fuentes del PSOE han hecho mención a que son tarifas habituales). Esto es normal en esta industria política. Qué cínico resultó que Mulas afirmase "desconozco qué tarifas se aplicaban". El caso es que, a mayores de los ingresos antes mencionados, ya fuese Carlos Mulas, Irene Zoe o bien Mulas-Zoe (da igual, aunque lo más seguro es que fuese cosa de ambos), se levantaron en dos años "60.000 euros por 14 artículos de temática variada" y sus traducciones (cit. El País). ¿Qué ingresos anuales tenía este hombre? Lo patético es que luego esta gente es la que dice que hay que reducir el salario, de por sí ya minimalista, de los currantes de a pie.
- Como perlita es el hecho de beneficiarse de la influencia política clientelar para dar el salto a uno de los empleos más lucrativos que hay en el mundo: convertirse en consultor de un organismo internacional, en este caso el FMI, un espacio de difícil acceso al que sólo se entra vía recomendación al más alto nivel gubernamental y en el que el más tonto y novato no baja de los 8.000-9.000 $ mensuales para empezar.
- Además, Mulas tenía asegurada no la perlita, sino la posibilidad de una futura perlaza: potencialmente, como antes dijimos, se había convertido en candidatable para un cargo al más alto nivel en un futura administración del PSOE.
- Y por si fuera poco, sumamos el asunto de la posible utilización de influencias para obtener cuantiosas subvenciones que han financiado la productora que Mulas montó y con la que Irene Zoe realizó sus cortometrajes.
Hago hincapié en todo esto, porque la atención que merece el caso Mulas para alguien de izquierdas, reside en que ejemplifica la existencia de un sector dominante dentro del PSOE, cuya motivación es el interés personal y que actúa de lastre ante cualquier intento de renovación del partido.
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[Continuará. Próxima y última entrada en relación con el tema: "El cáncer de la industria política dentro del PSOE" (continuación), "Gente guapa. El irresistible encanto de cierta burguesía por el PSOE" y "A modo de conclusión"]
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