El griego Antonis hace algún tiempo planteaba una más que interesante batería de cuestiones, en un artículo titulado "Diez observaciones sobre la izquierda" (pulsa en el hipervínculo para leer el artículo entero). Aunque su reflexión está centrada en el caso griego, resulta extrapolable a cualquier otro país, especialmente a los más periféricos de la UE. Dicho artículo fue publicado en griego en Lenin Reloaded en junio de 2014, y traducido al portugués en agosto de 2015 en Resistir.info; finalmente el blog del viejo topo lo tradujo al castellano desde la versión portuguesa, publicándolo días después de aparecer en el portal luso.
Me he referido a dicho artículo en más de una ocasión. Entiendo que sugiere preguntas básicas que nadie quiere responder en la izquierda institucional, cuestiones que nadie o casi nadie quiere abordar. Por eso las considero "cuestiones incómodas". Sin embargo, cualquier estrategia política que no las tenga en cuenta y responda previamente a las mismas, está condenada a ser fuego de artificio, cultivo de una ilusión, efecto placebo para consumo de masas agradecidas de ser políticamente hipnotizadas. O buscamos y tenemos respuestas para lo planteado por Antonis, o seguiremos siendo como esos ratoncillos que hacen girar la rueda dentro de su jaula, en un movimiento hacia ninguna parte, tan absurdo como inútil.
De manera que retomo algunas de las consideraciones realizadas por este autor, para planteárselas -sobre todo- a los que están abonados al canto de sirena de "lo importante es echar al PP". Cuando planteo "echar al PP, ¿para qué?", en cierto modo estoy pensando en lo que el autor de este artículo expone.
Dos ejes semánticos para hablar de "izquierda"
Existen dos ejes semánticos a partir de los cuales se habla de "izquierda":
- 1º) Por un lado, está el eje de significado en el que me gusta poner el acento: la izquierda como sinónimo de anticapitalismo. Tanto es así que a título personal hablar de izquierda y de anticapitalismo, hasta me parece una redundancia. Por deducción, tal anticapitalismo obliga a pensar en la única alternativa posible, que es el Socialismo (sin entrar en la cuestión de las múltiples maneras de imaginar lo que debería ser una sociedad socialista, cómo sería, y sobre todo cómo alcanzar dicha meta).
- 2º) Sin embargo, lo anterior no deja de ser una interpretación parcial de lo que es la "izquierda", mal que nos pese a muchos. Existe otro eje semántico que hasta resulta dominante en relación con el primero, y que viene dado por la pragmática lingüística; es decir, por el uso social mayoritario que se hace del término, por los significados más recurrentes que socialmente se le atribuyen. En esta otra acepción mucho más vaga y amplia, "la izquierda" -como señala Antonis en su artículo- significa la reivindicación de "una distribución más justa de la riqueza", o del "producto social". Centremos la atención durante un momento en esta acepción, que es además la utilizada por el autor griego.
- A) ¿Que la de quién? La respuesta visibiliza el significado más tangible del uso social del término: una distribución más justa que la defendida por los partidos más conservadores. Como ocurre con las identidades sociales (1), en tal caso la izquierda se establece no en función de lo que realmente es (o debería ser), sino de lo que no es. En otras palabras, identificamos "qué no es izquierda" y lo que queda es izquierda, aunque acompañemos al término de adjetivos que establecen una falsa y engañosa precisión: por ejemplo, "centro-izquierda", "izquierda moderada", "izquierda radical", etc. Tales adjetivizaciones vienen a establecer la célebre escala derecha-izquierda promovida por los politólogos sistémicos, dominante en el imaginario social y cultivada por la ideología dominante precisamente porque oculta las contradicciones del capitalismo, entre otras cosas. Si el PP es la derecha, el PSOE es pues "izquierda", bajo esta lógica. La misma lógica que permite entender que en la primera campaña electoral de Obama, hubiese militantes y simpatizantes del PSOE anunciando que Obama representaba la "izquierda" (nuevamente funciona la lógica de oposición, en este caso por oposición al republicano John McCain). El carácter distorsionante de esta pragmática lingüística reside en que, como apuntaba más arriba, en un momento dado "izquierda" puede llegar a ser casi todo e incluso llegar a ser soporte fundamental de la reproducción del poder burgués; por ejemplo, puede actuar como punta de lanza del imperialismo, legislar en función de los intereses del capital, representar el anticomunismo más beligerante, etc., sin dejar de ser izquierda por ello.
- B) Una "distribución más justa", ¿respecto a qué? Pues, respecto a lo que hay, con lo cual acabamos cayendo en la misma ambigüedad y distorsión: "izquierda" puede llegar a ser cualquier cosa. El Estado del Bienestar supuso en su momento una distribución más justa respecto a lo que había, pero si bien en algunos países fue desarrollado por la socialdemocracia, en otros el protagonismo lo tuvo la derecha conservadora, la democracia-cristiana, los liberales, etc. Si la izquierda es una "distribución más justa" respecto a lo existente, llegamos al absurdo por el cual estas opciones políticas citadas en un momento dado son también "izquierda". El veneno ideológico que además esconde este significado, reside en su carácter de consolación, en su efecto socialmente hipnótico: nos llega con alcanzar unas cuantas mejoras, con paliar con alguna medida analgésica el dolor que provoca la acción depredadora del capitalismo. El objetivo de la izquierda acaba siendo de carácter paliativo, en lugar de facilitar la cura definitiva de la enfermedad (que es el capitalismo).
"Nunca [la izquierda] significa lucha para cambiar el modo de producción, nunca el cambio de las relaciones de producción, nunca la socialización de los medios de producción. Ya en 1875, Karl Marx mostraba en su Crítica al Programa de Gotha, cuan contradictorio es el propio concepto de una "justa distribución" de la riqueza dentro del capitalismo. El cultivo de la ilusión de que las propuestas de "la Izquierda (...) fue utilizada para promover confusión y generar placebos agradables para un movimiento desarmado y derrotado."
El hecho de que esta dañina acepción semántica esté incrustada en el imaginario colectivo, ha llevado a más de un camarada a plantear una reflexión sobre la posibilidad de que la izquierda deje de utilizar el término "izquierda". Yo mismo también me lo he planteado con alguna frecuencia, pero dudo de la eficacia de tal abandono (2).
La desnudez de la lógica de la "distribución más justa"
La desnudez de la lógica de la "distribución más justa"
Pese a que algunos nos empecinamos (y seguiremos haciéndolo) en defender que la izquierda es anticapitalismo, anti-imperialismo, lucha por el Socialismo, lucha de clases sin tapujos y rechazo del interclasismo, etc., lo cierto es que la acepción socialmente dominante pone el acento en ese ítem de "distribución más justa". Sigamos con su disección, recurriendo de nuevo a las palabras de Antonis:
"Puesto que la crisis financiera del capitalismo reduce extremadamente los márgenes para satisfacer la demanda de la "distribución más justa", "la Izquierda" no puede tener contenido económico diferente al de los partidos burgueses en tales períodos. Solo puede adquirir tal contenido en períodos de desarrollo económico de las tasas de acumulación capitalista, siempre bajo la condición previa de haber tenido la perspicacia de desarrollar medios de ejercer presión, de tal modo que pueda presentarse como una "proveedora" para la clase trabajadora y como una "negociadora" en interés de ésta. Pero la desaparición del socialismo real ha puesto en evidencia que tales medios no existen, tanto durante las crisis financieras como durante los períodos de desarrollo capitalista. Consecuentemente, no se puede esperar que "la Izquierda" llegue a formular en sus programas un contenido económico que la diferencie de cualquier formación política burguesa en el futuro próximo."
Tales palabras suponen un torpedo disparado contra la línea de flotación del reformismo. Formulan una cuestión incómoda que ningún líder de la izquierda institucional desea abordar. Que una organización como el PCE (en el cual milito), esté discutiendo las tesis de su próximo congreso, y que nadie haya colocado esto sobre la mesa, señala hasta qué punto nos encontramos en un callejón sin salida en el que nadie sabe qué hacer. No querer o no saber abordar esta cuestión, nos ha ido transformando en una suerte de zombies drogadictos que repiten sin parar que lo importante es echar al PP, mientras buscan ansiosos las drogas paliativas que aliviarán momentáneamente el dolor provocado por la inevitable acumulación capitalista (recordemos a quienes están menos puestos en materia, que tal proceso de acumulación no puede detenerse, ya que entonces el sistema capitalista saltaría por los aires, valga la metáfora explosiva).
"Derechos sociales" y transiciones.
Con frecuencia tal ítem discursivo de una "distribución más justa" se desliza, en un intento fallido por concretarse, hacia los "derechos sociales". Nuevamente entramos en el terreno de la ambigüedad. Disiento parcialmente de Antonis cuando afirma:
"Derechos sociales" y transiciones.
Con frecuencia tal ítem discursivo de una "distribución más justa" se desliza, en un intento fallido por concretarse, hacia los "derechos sociales". Nuevamente entramos en el terreno de la ambigüedad. Disiento parcialmente de Antonis cuando afirma:
"(...) [los "derechos sociales"] concebidos como derechos individuales basados en la "diferencia". Estos, inevitablemente, son derechos que presuponen una norma que simultaneamente cuestionan. Todos los movimientos sociales de "la Izquierda" creados desde el decenio de 1950 están determinados por esta contradicción, entre el no-cuestionamiento de la existencia de una norma -la aceptación del modo de producción capitalista- y su cuestionamiento a nivel ideológico y retórico, entre el rechazo de la normatividad como tal y el esfuerzo por hacerla mas "inclusiva" de lo que lo fuera en el pasado."
¿En qué medida disiento parcialmente de lo anterior? La conquista de ciertos "derechos sociales" ni tienen porqué ni han tenido siempre ese carácter "individual" basado en la "diferencia", ni necesariamente fortalecen al capitalismo haciéndolo "más inclusivo", aunque en efecto así pueda suceder. Aquella izquierda cuya única propuesta es la de una ruptura revolucionaria (3), relegada en su impotencia a un ámbito meramente retórico, muestra una dificultad crónica para entender la importancia que el concepto marxista de "transición" tiene en el materialismo histórico, pero sobre todo para aplicarlo en la praxis política. El Estado del Bienestar puede ser visto como un producto que hace más inclusivo al capitalismo -diría Antonis en su argumentación, sin que le falte la razón-. pero también como una etapa en un proceso de transición al Socialismo, que posiblemente vaya a ser mucho más dilatado en el tiempo de lo que nos gustaría (nada extraño, por otra parte, si pensamos en lo que fueron y duraron las transiciones entre modos de producción en el proceso histórico). Que en sus contradicciones innatas, el capitalismo se haya visto obligado en el pasado a incorporar elementos de un sistema socialista para dar forma al Estado del Bienestar, no puede ser reducido al simplista juicio de valor de que estamos haciendo más inclusivo el capitalismo (tal "inclusión" es real, pero apenas es momentánea cuando la contemplamos en clave de proceso histórico). Aun es más, el mantenimiento del modelo exigiría (al menos en teoría) una reorientación económica inducida (desde el Estado) basada en nacionalizaciones, en la creciente potenciación del sector público y en el progresivo intervencionismo del Estado restando capacidad decisoria a lo que llamamos "mercado". Esto a su vez implicaría una acotación progresiva de los márgenes de la acumulación capitalista, de manera que al final únicamente quedarían dos opciones: A) la reacción violenta de la burguesía, que podría ser contestada con la respuesta revolucionaria de la clase trabajadora - si ésta fuese capaz de organizarse en grado suficiente - o B) nuevas y sucesivas vueltas de tuerca en el desarrollo del modelo, en un proceso de transición paulatina al Socialismo. Probablemente (casi seguro), lo segundo antes o después se encontraría con lo primero, lo cual obligaría a las organizaciones de la clase trabajadora a tomar medidas "preventivas" (3).
Ahora bien, pese a estas matizaciones que considero pertinentes a lo afirmado por Antonis, estimo que lo siguiente sí merece la pena ser tenido muy en cuenta:
Ahora bien, pese a estas matizaciones que considero pertinentes a lo afirmado por Antonis, estimo que lo siguiente sí merece la pena ser tenido muy en cuenta:
"En períodos de recesión, las victorias de los "nuevos movimientos sociales" no solo desaparecen sino que se revelan como espejismos. Como no es posible desviación alguna de las necesidades de acumulación capitalista, los "derechos sociales" o son vaciados de sustancia, o son absolutamente "seguros" para el sistema social, aún en períodos de represión social. Este es el momento en que el matrimonio "gay" puede ser percibido como una reivindicación mucho menos radical que el derecho a una vivienda o a cuidados médicos porque estos últimos tienen un coste para el capital mientras que aquél solo exige un "ajuste ideológico" en el estado burgués."
La pregunta a contestar sería: ¿es imposible esa desviación de las necesidades de acumulación capitalista, mencionada por Antonis? Creo que en esto está una de las claves de la cuestión. En caso afirmativo, es obvio que el mantenimiento y fortalecimiento del Estado del Bienestar en el actual contexto del desarrollo del capitalismo, ocasionaría tal desviación, generando una crisis del propio sistema. Y en caso de que realmente pudiéramos inducir tal desviación, ¿acaso la crisis sistémica inducida no nos pondría en el camino de esa transición que antes mencionaba?
Antonis parte de la base, e insiste en ello, en que no es factible inducir tal desviación, con lo cual tampoco sería factible el mantenimiento y fortalecimiento del Estado del Bienestar:
Una dura conclusión
Termina diciendo Antonis (refiriéndose a Grecia, como el resto del artículo, pero mismo es aplicable a España y al resto de países):
Que nadie caiga en el error de pensar que todo esto son pajas mentales o un mero ejercicio de reflexión teórica. Al contrario. El militante, simpatizante, votante de la izquierda, debiera dejar de comportarse como un maldito zombie que se mueve por instintos primarios (basta decirle "echar al PP" para que camine torpe y mecánicamente, dispuesto a hincar los dientes en lo que sea). Su condición de zombie reside en su cortoplacismo, en su incapacidad para pensar en términos de proceso histórico, en su renuncia a plantearse cuestiones como las que aquí se exponen.
En su comportamiento zombie, ese militante/simpatizante/votante de la izquierda ha sido el responsable de que el PSOE fuese dominante durante 30 años y acaparase el voto de la clase trabajadora; es responsable del auge del nuevo producto salido de la cocina del Poder, el partido Podemos, incluyendo la delegación diplomática que Podemos tiene en IU, representada por Garzón y los dirigentes del PCE.
El artículo de Antonis fue escrito antes del fiasco de Syriza, un fracaso que debiera obligarnos a pensar en lo planteado y a dejar de actuar como zombies. El fracaso de Syriza no puede ser atribuido sin más a la Troika, sino que es un producto de las contradicciones planteadas por Antonis. Lejos de provocar una reacción crítica, el militante/simpatizante/votante de IU-Podemos se reafirma en una suicida vocación syrizista y responde a cualquier intento de debate con un "lo importantes es echar al PP"; es difícil el diálogo con zombies. Me pregunto cuántos fracasos de las syrirzas son necesarios para provocar una reacción crítica.
@VigneVT
Blog del viejo topo
Acceder a 2ª parte:
El esperado suicidio de Izquierda Unida. PENDIENTE DE PUBLICACIÓN
Referencias:
Antonis:"Diez observaciones sobre la izquierda"
Notas
(1) Entre algunos líderes y representantes de la izquierda parece estar de moda hablar de "identidad política", aunque normalmente dicen bastantes tonterías cuando hablan del tema, mostrando un profundo desconocimiento de qué son y cómo funcionan las identidades sociales. Para empezar, reducen la identidad a una mera cuestión nominal (siglas) o de símbolos (logotipo, bandera...), vaciándola de contenido.
Cuando planteo el paralelismo entre las identidades y esta acepción del significado de la izquierda por oposición a lo que no es izquierda, me estoy refiriendo a un aspecto básico que los antropólogos tenemos muy claro: las identidades sociales toman cuerpo en primera instancia por oposición a un "otro"; afirmamos lo que somos por reconocimiento e identificación de lo que no somos, al menos en un primer momento de los procesos identitarios. Esto es válido para cualquier nivel de identidad social que analicemos, ya sean identidades políticas, identidades profesionales, identidades de género, identidades étnicas y/o nacionales, identidades locales, etc.
(2) También los cocineros de Podemos se han planteado esta cuestión. Por ejemplo, cuando Pablo Iglesias planteaba que "el juego de izquierda/derecha es de trileros" o cosas por el estilo. Pero en tal caso, partiendo de una consideración inicial interesante y hasta pertinente, esto les ha servido para legitimar una deriva ideológica hacia el socioliberalismo y el formato de partido interclasista atrápalotodo.
(3) Tradicionalmente se ha planteado en la izquierda la dicotomía entre las llamadas vía reformista y vía revolucionaria. Tal dualismo tenía mucho sentido en algunos momentos del pasado y es posible que vuelva a tenerlo en el futuro. Pero en el contexto actual del desarrollo del capitalismo, aquí y ahora, personalmente considero que es una dicotomía un tanto tramposa o cuando menos engañosa. Por un lado, desde el momento en que un partido se presenta a unas elecciones, está haciendo "reformismo", por muy "revolucionario" que sea (y mejor que nadie venga apelando al significado histórico-original del término "reformismo", porque los términos ni son estáticos ni unívocos). Por otra parte, es cierto que la vía reformista hoy por hoy es un callejón sin salida (y quizás siempre lo haya sido; daría para discutir), pero también lo es la vía revolucionaria (alguno me dirá que "las revoluciones se organizan", pero no basta saber que partimos de A y que deseamos llegar a B: hay que tener muy claro el camino entre A y B, y tal camino no está claro). Por último, el propio concepto marxista de "transición" induce a relativizar tal dicotomía, ya que una hipotética vía reformista potencialmente puede/debe desembocar en una ruptura revolucionaria en el proceso histórico. Mi reflexión sobre lo que conocemos como "Estado del Bienestar" (¡qué poco me ha gustado siempre este término!), tiene que ver con esto último, sobre todo.
Antonis parte de la base, e insiste en ello, en que no es factible inducir tal desviación, con lo cual tampoco sería factible el mantenimiento y fortalecimiento del Estado del Bienestar:
"La Izquierda" es el aspecto social y orgánico de "La Gran Ilusión" de un importante sector de los estratos medios y bajos. Estos estratos extrajeron conclusiones erradas en cuanto a la naturaleza del sistema capitalista al limitar sus observaciones al período en el cual los ritmos de desarrollo económico y la presión hecha posible por el socialismo real permitió que la reivindicación de una "distribución más justa del producto social" tuviera algunas limitadas consecuencias prácticas para la calidad de la vida cotidiana en las sociedades occidentales.¿Es realmente como dice Antonis?
Una dura conclusión
Termina diciendo Antonis (refiriéndose a Grecia, como el resto del artículo, pero mismo es aplicable a España y al resto de países):
"Hoy la única utilidad de "la Izquierda" es fomentar la confusión respecto a la naturaleza real de una categoría que históricamente es mucho más importante y sustantiva -la Socialdemocracia- y apoyarla en la reproducción de las élites intelectuales y tecnocráticas que la utilizan para ganar legitimidad popular, llevándola por tanto a su, cada vez mayor, deslegitimación a los ojos de los estratos populares, con todas las graves consecuencias políticas que esto puede tener para la conversión de éstas a la Reacción. No es preciso decir que todo el debate, en Grecia y en el exterior, en cuanto a lo que es "la Izquierda" y a la carencia de contenido económico real en lo que ese sector político expresa, es desorientador en términos funcionales. El único propósito de tal debate es la perpetuación de la parálisis política y de la impotencia de los estratos sociales mas bajos."
* * *
Que nadie caiga en el error de pensar que todo esto son pajas mentales o un mero ejercicio de reflexión teórica. Al contrario. El militante, simpatizante, votante de la izquierda, debiera dejar de comportarse como un maldito zombie que se mueve por instintos primarios (basta decirle "echar al PP" para que camine torpe y mecánicamente, dispuesto a hincar los dientes en lo que sea). Su condición de zombie reside en su cortoplacismo, en su incapacidad para pensar en términos de proceso histórico, en su renuncia a plantearse cuestiones como las que aquí se exponen.
En su comportamiento zombie, ese militante/simpatizante/votante de la izquierda ha sido el responsable de que el PSOE fuese dominante durante 30 años y acaparase el voto de la clase trabajadora; es responsable del auge del nuevo producto salido de la cocina del Poder, el partido Podemos, incluyendo la delegación diplomática que Podemos tiene en IU, representada por Garzón y los dirigentes del PCE.
El artículo de Antonis fue escrito antes del fiasco de Syriza, un fracaso que debiera obligarnos a pensar en lo planteado y a dejar de actuar como zombies. El fracaso de Syriza no puede ser atribuido sin más a la Troika, sino que es un producto de las contradicciones planteadas por Antonis. Lejos de provocar una reacción crítica, el militante/simpatizante/votante de IU-Podemos se reafirma en una suicida vocación syrizista y responde a cualquier intento de debate con un "lo importantes es echar al PP"; es difícil el diálogo con zombies. Me pregunto cuántos fracasos de las syrirzas son necesarios para provocar una reacción crítica.
@VigneVT
Blog del viejo topo
Acceder a 2ª parte:
El esperado suicidio de Izquierda Unida. PENDIENTE DE PUBLICACIÓN
Referencias:
Antonis:"Diez observaciones sobre la izquierda"
Notas
(1) Entre algunos líderes y representantes de la izquierda parece estar de moda hablar de "identidad política", aunque normalmente dicen bastantes tonterías cuando hablan del tema, mostrando un profundo desconocimiento de qué son y cómo funcionan las identidades sociales. Para empezar, reducen la identidad a una mera cuestión nominal (siglas) o de símbolos (logotipo, bandera...), vaciándola de contenido.
Cuando planteo el paralelismo entre las identidades y esta acepción del significado de la izquierda por oposición a lo que no es izquierda, me estoy refiriendo a un aspecto básico que los antropólogos tenemos muy claro: las identidades sociales toman cuerpo en primera instancia por oposición a un "otro"; afirmamos lo que somos por reconocimiento e identificación de lo que no somos, al menos en un primer momento de los procesos identitarios. Esto es válido para cualquier nivel de identidad social que analicemos, ya sean identidades políticas, identidades profesionales, identidades de género, identidades étnicas y/o nacionales, identidades locales, etc.
(2) También los cocineros de Podemos se han planteado esta cuestión. Por ejemplo, cuando Pablo Iglesias planteaba que "el juego de izquierda/derecha es de trileros" o cosas por el estilo. Pero en tal caso, partiendo de una consideración inicial interesante y hasta pertinente, esto les ha servido para legitimar una deriva ideológica hacia el socioliberalismo y el formato de partido interclasista atrápalotodo.
(3) Tradicionalmente se ha planteado en la izquierda la dicotomía entre las llamadas vía reformista y vía revolucionaria. Tal dualismo tenía mucho sentido en algunos momentos del pasado y es posible que vuelva a tenerlo en el futuro. Pero en el contexto actual del desarrollo del capitalismo, aquí y ahora, personalmente considero que es una dicotomía un tanto tramposa o cuando menos engañosa. Por un lado, desde el momento en que un partido se presenta a unas elecciones, está haciendo "reformismo", por muy "revolucionario" que sea (y mejor que nadie venga apelando al significado histórico-original del término "reformismo", porque los términos ni son estáticos ni unívocos). Por otra parte, es cierto que la vía reformista hoy por hoy es un callejón sin salida (y quizás siempre lo haya sido; daría para discutir), pero también lo es la vía revolucionaria (alguno me dirá que "las revoluciones se organizan", pero no basta saber que partimos de A y que deseamos llegar a B: hay que tener muy claro el camino entre A y B, y tal camino no está claro). Por último, el propio concepto marxista de "transición" induce a relativizar tal dicotomía, ya que una hipotética vía reformista potencialmente puede/debe desembocar en una ruptura revolucionaria en el proceso histórico. Mi reflexión sobre lo que conocemos como "Estado del Bienestar" (¡qué poco me ha gustado siempre este término!), tiene que ver con esto último, sobre todo.
"Ciudadanos, es de temer que la revolución, como Saturno, devore sucesivamente todos sus hijos y acabe por engendrar el despotismo con todas las calamidades que lo acompañen".
ResponderEliminar[Citoyens, il est à craindre que la révolution, comme Saturne, ne dévore sucessivement tous ses enfants et n’engendre enfin le despotisme avec les calamités qui l’accompagnent]
Cita atribuida a Pierre Vergniaud, político y revolucionario francés, antes de ser ejecutado el 31 de octubre de 1793.
Antes que te vayan a matar seguro que todos aquellos con algún desarrollo intelectual seríamos capaces de decir cualquier tontería, que, indefectiblemente, valdrá para trufar de hechos consumados evidentes o de vulgares frases hechas cualquier propuesta socialdemócrata, que es lo mismo que decir que para nada vale desde un punto de vista revolucionario, e incluso, podría vales para darle alas a ideas fascistas.
EliminarAhora bien, si alguien se detiene a analizar hechos concretos en lugares concretos desde el punto de vista del materialismo histórico, ya es otra cosa.
Todo el artículo (en una o dos partes) de este griego es algo evidente, pero no por ello obvio. A las pruebas nos podemos remitir, en Grecia, en España y en cualquier lugar en donde no quedan partidos con ideas revolucionarias propias del marxismo.
Está bien explicado y recogido en las conclusiones aquí publicadas, aunque no dejo de pensar que es excesivo el tiempo y el espacio dedicados a Podemos en el blog (también a IU y su confluencia/supervivencia con los podemitas), con una óptica que parece electoralista sin más.
Gracias, pero en absoluto pretendía ser ocurrente, ni dar alas al enemigo.
EliminarEt voilá, otra cita de Verniaud un año antes de su muerte:
"Los grandes solo son grandes porque nosotros estamos de rodillas, ¡levantémonos!" que, creo, podrá valer al margen de cualquier contexto histórico.
La teorización permanente sobre la identidad es una noria paralizante. No se trata de saber cuan puros hemos de ser sino de dar respuestas intelectuales que nos conduzcan a la superación del capitalismo, establecidos en la soberanía del pueblo y no por medio de la dictadura de una clase dirigente. Ya ha habido el tipo de estado que preconiza el autor y su copiador: la URRS y ha caído. ¿Saben, estos intrépidos litigantes de la teoría, por qué? Ahí está la respuesta. Del capitalismo no se sale solos, ni corriendo. Es un proceso interno y externo en el que hay que buscar alternativas a la geoestrategia actual y la economía encadenada. Hay "teóricos" que se pasan la vida escrutando las posibilidades y prefieren buscar la teoría exculpatoria a la militancia entre la sociedad para elevar el nivel de los de abajo. Es el síndrome del profesor, muy parecido al del militar frustrado. Desalojar al PP de sus principales posiciones en las instituciones solo daría la posibilidad de gobernar la comunicación, instalar la honestidad y gobernar los recursos. Eso solo es la primera parte de un escalón. El socialismo "lo teneís guardado los teóricos" para venderlo -por raciones- a los descarriados dirigentes de IU y Podemos. Dais pena.
ResponderEliminar¿Ha entendido algo de lo planteado? ¿Tan complicado es de entender las cuestiones expuestas? Lo digo porque en lugar de hacer referencia a argumentos concretos expuestos, se va por las ramas.
EliminarA) Esto no es "teorización sobre la identidad". Como mucho: a) se alude a lo que son las identidades sociales como respuesta (secundaria y de forma tangencial) a un mal uso de dicho concepto antropológico, y además lo hago en nota a pie de página y no en el texto; b) se menciona para explicar "qué es" lo que la mayoría de la gente entiende por izquierda, algo que es previo a todo.
B) Aquí nadie ha hablado de "pureza" salvo usted.
C) Habla de "superación del capitalismo" pero no aclara cómo, más allá del buenismo etéreo del pasito a pasito (¡qué bien suena!). Precisamente lo que se plantea en esta entrada es la forma de superar el capitalismo, partiendo de las contradicciones que han caracterizado a la izquierda política. Se plantean sobre todo preguntas a cuestiones básicos que usted despectivamente califica de teóricas, quizás porque no las acaba de entender.
D) Meter por medio, sin que venga a cuento, la mención a la URSS indica quizás su fobia al Socialismo real, muy propio del anticomunismo socialdemócrata y de derechas. Eso es otro debate, así que no mezcle churras con merinas.
E) Dice que salir del capitalismo es un proceso "externo" (además de "interno"). ¿Externo de qué? ¿Se refiere a la vida alienígena quizás? No acabo de entenderlo.
F) Dice "prefieren buscar la teoría exculpatoria a la militancia". Da por supuesto pues que no milito. Creo que supone demasiado de forma gratuita.
G) "Para elevar el nivel de los de abajo". Mire, no me venda motos socialdemócratas o liberales. Precisamente el artículo de Antonis se centra en ese mito y tanto el autor como yo aportamos argumentos (mal o bien) para el debate de porqué eso es una falacia.
H) Sobre lo de despojar al PP etc. etc. etc. ¡Ya soy mayorcito y ya escuché demasiadas veces esos cuentos del PSOE y en las derechas. Quizás alguien más joven le compre esa moto; yo no.
I) Termina su comentario ofendiendo. No voy a entrar en su juego. Simplemente, si tiene contra-argumentos a los expuestos, bienvenido sea al debate. En caso contrario, no pierda el tiempo.
El proceso revolucionario nace y se hace: esto significa que es necesario un partido revolucionario para aprovechar los momentos revolucionarios. En el caso griego el misterio sin resolver es: ¿que habria pasado si Grecia hubiera salido de la zona Euro, en vez de seguir el claudicante camino de su direccion politica?. Esto no lo sabemos, pero si podemos preguntarnos si los sufrimientos del pueblo griego no serian mas o menos los mismos, dentro que fuera de la UE y llegados hasta aqui, recalcar que un partido sin una verdadera ideologia rupturista, contestataria solo podra, en el mejor de los casos, negociar desde una posicion de derrota las migajas del capital, ( que tambien es importantisimo acotar, son cada vez menos y cada vez mas ligadas a draconianas condiciones economicas, que han conseguido recortar el juego democratico burgues al minimo). A mi me resulta completamente evidente que la " izquierda" actual funciona como la oficina de los milagros no solo para su propia militancia, sino tambien para el pueblo apolitico en general porque ese el el rol que vende, ocultando que en realidad a la vez que consigue legitimacion para su propia existencia, legitima el sistema capitalista en su conjunto. Esta izquierda solo puede perder por goleada, en realidad no tiene nada que ofrecer desde el punto de vista economico ni tampoco a sido lo suficientemente astuta como para hacer crecer y potenciar armas de presion contra el capitalismo, de haberlo hecho no habria sido aceptada en la mesa bien provista de la burguesia acomodada, la izquierda actual carece de estrategia o mejor dicho su unica estrategia es renunciar constantemente a sus programas fantasmas y vive pesimo, intentando estar bien con dios y con el diablo. Por lo tanto, un verdadero partido clasista y revolucionario, debe ser rupturista, debe dejar de contar milagros, debe tener claro y dejar claro, que lo que hay fuera del sistema no puede ser mas malo que lo que el sistema en realidad ofrece, miseria con programa de refinanciamiento a cambio de independencia politica y hacia el futuro se ve el facismo creciente... A mi modo de ver la disyuntiva es y siempre ha sido la misma:" Revolucion o barbarie"
ResponderEliminarA mí me mosquea que todos los grupos trotskistas del Estado español (de dentro y de fuera de Podemos y de IU) han perdido el culo con la rapidez con la que apoyan esa unión, no sólo electoral, utilizando argumentos pueriles ligados al 15M, a las Mareas y a otros supuestos movimientos de participación de las clases populares. Cuando el enemigo de clase tiene tanto interés en algo, malo.
ResponderEliminarNo esperaba otra respuesta dado que no le concedo mayor criterio que aquel que tiene el que copia. Las revoluciones habidas tienen una lectura bien sencilla. Es cosa de saber entender el por qué de su génesis y desarrollo y, no por casualidad, el fracaso de la mayoría. Incluida la más importante: la que dio lugar a la URRS. El socialismo que ha de venir -si se hace lo necesario- no solo ha de suponer una superación de lo conocido sino una conclusión añadida: El socialismo que ha de superar al capitalismo debe estar basado en la soberanía popular y no en la dictadura de ningún partido. Esa es la cuestión. Lo demás son pajas mentales, "grandísimo" teórico.
ResponderEliminarEl gobierno del Frente Popular de la Segunda República te parece dictatorial? En la URSS hubo dictadura del PCUS? Por qué el resto de partidos fueron prohibidos habiendo libertad de asociación como lo indica la constitución de la URSS de 1936? Te escudas en falacias para defender el anticomunismo más reaccionario.
EliminarEstimado Ézaro: su comentario no tiene ni una sola mención a lo abordado en el texto. Parece que considera "pajas mentales" lo q no es capaz de entender, porque creo que no se ha enterado de nada.
EliminarEn la pág. FAQ, punto 6, figuran las "Normas básicas que deben observarse en la publicación de comentarios". En el punto 6.2.: "6.2. Cualquier opinión es legítima y será respetada, siempre y cuando su expresión se ajuste a la buena educación, cortesía, cordialidad y respeto. Pretendemos hacer del blog un lugar agradable, evitando la crispación gratuita. No se publicarán comentarios redactados de forma ofensiva y que contengan agresividad verbal."
ResponderEliminarEl que quiera debatir desde la cortesía y respeto, será bienvenido. Pero si vienes aquí a ofender y buscando bronca, aquí estás de menos.