Referencia documental del artículo
Fuente original en alemán:
Götz Eisenberg: "Von Grillen und Ameisen – Sozialpsychologische Aspekte des Griechenland-Bashings und der Sparpolitik", publicado en nachdenkseiten.de el 15-7-2015 (URL: www.nachdenkseiten.de/?p=26801)
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 25-7-2015.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir esta ficha documental, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en alemán).
Imágenes: añadidos nuestros.
Nota. Este artículo viene a ser la primera parte de un díptico cuya segunda parte es El enigma de la "servidumbre voluntaria" (pulsa en el enlace para acceder).
Nota. Este artículo viene a ser la primera parte de un díptico cuya segunda parte es El enigma de la "servidumbre voluntaria" (pulsa en el enlace para acceder).
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De cigarras
y hormigas. Aspectos de psicología social en el ensañamiento con Grecia y la
política del ahorro austero.
Un
comentario de Götz Eisenberg
Quien tiene
que trabajar duro sometiéndose a una férrea disciplina, corre peligro de
convertirse en un resentido. La violencia que era necesaria para convertir al
hombre en un ser ‘laborans’ se viene a percibir en la rabia con que el
trabajador, la trabajadora, reacciona a aquellas otras personas que lo estén
pasando mejor, sea en la realidad o en su imaginación. A continuación trataré
de abordar los aspectos de índole psicológico social en la controversia entre
los alemanes en el conjunto europeo y el ‘marginado/outsider’ que consideran
que es Grecia y su gobierno. ¿Qué es lo que está pasando realmente por debajo
de los textos y leyendas oficiales? ¿Cuáles son las energías psíquicas, las
fuerzas emocionales que entran a promover los debates?
*
“Desde hace
un siglo, toda Europa vive aplastada por el peso de los archivadores marca
Esselte-Leitz, y esta opresión va creciendo, pensaba yo. Faltará poco y toda
Europa no sólo quedará dominada por estos archivadores, sino aniquilada” (Thomas Bernhard)
¡Estos
griegos, incluso demasiado perezosos para pasar hambre!
Cada dos por
tres, se oyen comentarios como estos: “Ya es hora de que se pongan las pilas,
estos griegos”; “Tuvimos que trabajar duro para ganarnos la vida”; “no me
parece bien que, una y otra vez, les tengamos que salvar el culo con nuestro
dinero”; “esta gente del sur siempre duerme la siesta”…
El diario Taz reúne titulares encontrados en otros medios alemanes (desde Stern, Welt, Spiegel, Frankfurter Allgemeine
hasta Bild):
- “En realidad, la riqueza de los griegos dobla la nuestra”.
- “No más millones para esos ávidos griegos”.
- “¿Por qué no vendéis vuestras islas, manirrotos?”
- “¿Quiénes son más peligrosos, los rusos o los griegos?”
- “Administración caótica”.
- “El euro no es un regalo de los dioses”.
En el debate
con y sobre el gobierno de Syriza, pero ante todo con y acerca del ya relevado Ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, el vocabulario que cabe calificar de
pedagógico juega un gran papel. Se dice que Syriza y Varoufakis son unos
maleducados sinvergüenzas; su comportamiento impresentable y descarado; que
Varoufakis es un gamberro, que anda medio loco. A los miembros del gobierno
griego se les trata como a una horda de mocosos, que primero debiera adquirir
unos modales civilizados, antes de ser considerados en serio y poder negociar
con ellos. Se considera que esos mocosos deberían estar bajo curatela o, mejor
aún, se los debería incapacitar y ponerlos bajo la tutela de uno de la Troika.
Para los representantes del euro, Varoufakis es la encarnación de todo lo
terrible, que Tsipras ha tenido que sacrificar para poder avanzar hacia un
compromiso.
En su
edición del fin se semana del 4/5 de julio de 2015, el Süddeutsche Zeitung
presenta a sus lectores a Klaus Regling, director general del MEDE, el
Mecanismo Europeo de Estabilidad, como
quien haya prestado dinero a los griegos como nadie:
“Durante su infancia, en la década de los cincuenta, Regling tuvo que experimentar lo que significa vivir con recursos ajustados; de no llegar a fin de mes, aunque todos se estuvieran apretando el cinturón. Esto te marca para toda la vida. El padre de Regling mantenía entonces una pequeña carpintería en Lubeck. Si el negocio iba mal, tenía que reunir los últimos centavos para poder pagarles a sus oficiales la nómina al final de la semana. ‘Y si pintaban bastos, teníamos que economizar al máximo’ (…)”
Resulta
increíble cómo en este caso las peripecias de un carpintero en la postguerra
alemana sirven para trasladarlas a la situación de un país entero en medio de
la presente crisis económica y financiera. La pobre familia Regling de entonces
no podía costearse ni unas vacaciones, mientras que la austeridad que se le
está imponiendo a Grecia comporta que aumenten los suicidios, mueran los bebés
lactantes; escaseen los medicamentos y se fulminen las esperanzas de la
gente joven de poder llevar jamás una vida razonablemente digna. Desde que
entraran a aplicarse las llamadas medidas de reforma impuestas por la Troika,
la situación de Grecia se ha agravado drásticamente. La deuda incrementó desde
los 240.000 millones en 2008 hasta los aprox. 320.000 millones actuales.
Hay que observar que la política de esa austeridad impuesta se ha estrellado
acabando por arruinar al país entero. Grecia viene a ser el banco de prueba
donde se está verificando y comprobando lo inservible que resulta ser esta
forma de economía política. Recordemos a los habitantes de Schilda [una ciudad
alemana ficticia, famosa por la estupidez de su gente], y su experiencia con las
medidas de ahorro. Poseían un caballo al que con el fin de ahorrar, le iban
recortando la alfalfa. Viendo que al principio el caballo continuaba rindiendo
igual que antes, decidieron irle reduciendo el forraje más y más. El día en
que creyeron haber alcanzado su objetivo, convencidos de que el animal iba a
poder trabajar sin alimento alguno, se lo encontraron muerto en su establo.
130.000 millones de euros es la suma que los griegos deben al MEDE que Regling
ayudó a establecer y que dirige desde hace cinco años. Y Regling había
concedido este dinero con la condición de que los griegos fueran a ahorrar, al
igual que antaño hicieran sus padres en Lubeck. De existir, pues, alguien capaz
de explicarnos el drama griego conociendo todos los efectos en torno al euro,
ese es Regling, etc. etc.
Acerca de la
dinámica psíquica del resentimiento.
Como el jefe del MEDE suele pensar la gran mayoría:
"También nos tuvimos que apretar el cinturón nosotros. ¿Por qué no lo podrán hacer ellos?"
La presidente lituana Dalia Grybauskaité dirigió recientemente estas palabras a los griegos:
“Se acabó. El gobierno griego todavía quiere seguir de fiesta pero las facturas las tienen que pagar los demás”.
En la tertulia de Anne Will del 8 de julio, titulada “Tras la declaración de guerra de Atenas, ¿aún tiene salvación la Europa de Merkel?”, una jubilada lituana ventiló su disgusto con estas palabras: “Los griegos no me dan pena. Por mi, que se recorten pensiones y salarios, para que por fin se pongan a trabajar y ganarse la vida”, un tenor que se mantenía durante todo el programa: ¡Nuestra paciencia con Grecia ha llegado a su fin!
Todo ese ensañamiento con Grecia se está desarrollando conforme a la fábula de Esopo, recreada por Jean de La Fontaine, La cigarra y la Hormiga:
La hormiga durante todo el verano se dedicó a reunir alimento para el largo invierno que se aproximaba; sabía que durante el invierno no habría comida, así que reunía granos de trigo, ramitas de los árboles, y todo lo que pudiera servirle. En cambio la cigarra se pasó todo el verano cantando arrimada a los pies de un árbol, cuando veía a la hormiga trabajando le decía, que como era posible que estuviese trabajando con semejante calor, porque mejor no lo dejaba y se sentaba a la sombra con ella para cantar juntas. La hormiga hizo caso omiso de la invitación de la cigarra y siguió trabajando todo el verano reuniendo provisiones para el invierno. Y por fin llego el invierno, la hormiga dejo de trabajar y decidió que ya era hora de meterse a su hormiguero, ya que tenía alimento suficiente para pasar todo el largo invierno sin necesidad de salir a buscarlo con el frió. En cambio, la cigarra se encontraba sin comida, sin casa y lo único que tenía era hambre y frió. Así que decidió ir a pedirle a la hormiga.
La hormiga le pregunto a la cigarra: ¿Qué hiciste todo el verano, que no reuniste alimento? La cigarra le respondió: estuve cantando a los pies de un árbol todo el verano. La hormiga le respondió, canta entonces en este invierno también, y le cerró la puerta, dejando afuera a la hormiga que aprendió la lección.
¡Qué bien encaja esta fábula en nuestros prejuicios! Estamos convencidos de que nos relata la crisis griega, por lo que nos comportamos como la hormiga cuando exclamamos: “Si es que es verdad, mientas nosotros aquí nos matamos trabajando, día tras día hasta nuestra vejez, los del sur se pasan la vida bailoteando y gastándose nuestros ahorros”.
Para el Día del Trabajo de 1963, Heinrich Böll había publicado un cuento que nos relata la historia de un turista que, de vacaciones en un puerto sureño, se encuentra con un pescador quien ya antes del mediodía ya está dormitando a la sombra de su barco. Tras ofrecerle un pitillo, le pregunta por la pesca del día. El pescador le responde que ya ha terminado la jornada y que se da por satisfecho. El turista no entiende por qué no vuelve a la mar para pescar más. Trata de convencerle de que se podría comprar un barco más grande y pescar más peces. Hasta podría llegar a abrir una fábrica de conservas. Pero el pescador no entiende muy bien en qué esto le podría beneficiar. El turista le explica que, llegado a la cima de su éxito, podría retirarse entonces y dormitar en el puerto, a lo que el pescador responde sorprendido que ya lo estaba haciendo en esos momentos…
La economía mediterránea, aún conociendo la categoría del “suficiente”, ha de chocar con la ética protestante del norte cuyas representaciones profesionales, laborales y de rendimiento nos describe Max Weber. En el curso de los instrumentos impuestos para salir de la crisis monetaria, los griegos y otros vecinos del sur se supone que deben asimilar esa ascética moral de trabajo y la ideología capitalista que predica el constante crecimiento. Pero las llamadas propuestas de reforma llevan implícitas a su vez la venganza del norte ascético-protestante por el modo de vida del sur, que sabe hacer la vista gorda y disfrutar de su tiempo.
El sur es el lugar que el europeo del norte añora. Gracias a determinadas constelaciones socioeconómicas y psico-históricas, en el sur ha podido perdurar una mentalidad distinta, otra relación del individuo con el trabajo y el cuerpo. La gente del sur no tuvo que alcanzar su mayoría de edad del mismo modo que la del norte, por lo que pudieron conservar en su forma de ser algo lúdico, bailarín y cigarresco. Los hábitos del adulto occidental los caracterizan el largoplacismo, el trabajo centralizado, el pensamiento racional y finalista; la preferencia de los ángulos rectos; la renuncia al principio del placer y la supresión de sus pulsaciones; el retrasar la satisfacción de las necesidades. Al norte-europeo, los del sur le parecen niños, que deben ser regañados para que lleguen a ser racionales.
Friedrich Nietzsche, en La Gaya Ciencia, nos describe la susceptibilidad bajo el epígrafe ‘autodominio’ (305) de este modo:
“Los moralistas, que sobre todo incitan al hombre a dominarse, le provocan una enfermedad singular; una constante susceptibilidad contra todo movimiento natural, y una especie de comezón. Cualquiera que sea el móvil que lo impulse, arrastre, atraiga o arrebate, ya sea que provenga del exterior o del interior, siempre le parecerá a este ser tan susceptible que pone en peligro su autodominio. Ya no debe abandonarse a ningún instinto ni volar libremente, sino mantenerse siempre a la defensiva, armado contra sí mismo, con la mirada penetrante y desconfiada, como el guardián eterno de la fortaleza en la que se ha convertido voluntariamente. Pese a todo, ¡puede tener indudablemente grandeza! Pero, ¡qué insoportable resulta para los demás, qué difícil para él mismo, qué empobrecida y falta de hermosas aventuras y de nuevas enseñanzas se encuentra su alma! Hay que saber desaparecer durante largo tiempo, si queremos aprender algo de las realidades ajenas”. [NT1]
El ahorrar,
visto por fuera y por dentro.
El dictado de ahorrar y el ahorrar tienen su aspecto interior: no sólo se trata de ahorrar dinero, sino también en emociones y pulsiones. Al lado del presupuesto económico existe otro, el de las pulsiones, que hay que economizar al máximo. Las facciones del ahorrador jefe que es Schäuble en las últimas conferencias de prensa sobre Grecia, nos recordaban el monedero bien apretado y agarrado de un avaro.
Y es que la imagen del “griego vago” no representa la realidad, sino nuestras proyecciones y fantasías. En la media anual, los griegos tienen jornadas más largas que los alemanes. Cualquiera que haya podido observar lo que los campesinos o los trabajadores en la construcción son capaces de rendir bajo un sol inclemente, tendrá que abandonar sin más todos sus prejuicios. No obstante todos los esfuerzos, nada resulta ser tan obstinado ni encarnizado. Puede que la calidez del clima aporte algo a la levedad del ser. Y, de hecho, los griegos - no solamente Alexis Sorbas -, sabiendo bailar, adquieren algo de las cigarras de La Fontaine.
A nosotros, las hormigas, ante esa mentalidad de cigarra, se nos invade la rabia. ¿Por qué? La rabia nos invade cuando un aspecto exterior choca contra algo sepultado en el interior nuestro. El encuentro con la cigarra puede que me recuerde que hubo tiempos en que hubiese preferido vivir menos comprometido, más autónomo y que tuve que abandonar ese deseo con dolor. A la manera del “hombre corriente” y cargado de resentimientos se suele decir entonces: “Esos otros no tienen nuestra disciplina”, por lo que se reclama la misma injusticia para todos. La crisis en Grecia se considera como el castigo, la penitencia por los pecados cometidos por los griegos. Y siguiendo los sagrados principios de la “pedagogía negra”, de ningún modo, sería cuestión de ayudarlos, puesto que la compasión y la ayuda no harían más que favorecer su laxa actitud y su notoria pereza. Se trata de esperar hasta que lleguen a ser más pobres que los bálticos o los eslovenos, para hacerles llegar una ayuda caritativa.
Loor de la
cigarra.
Puede que
todos en algún momento hayamos sido cigarras. Que los norte-europeos nos
hayamos convertido con éxito en hormigas cabe considerarlo el experimento más
grande habido en nuestra historia reciente en lo que a modificación de conductas se refiere. Hizo
falta una inmensa violencia protocapitalista para convertirles a los humanos en
seres ‘laborans’ e ir transformando sus cuerpos en instrumentos de trabajo. Al
final del experimento nos encontramos con personas dispuestas a trabajar bajo
condiciones enajenantes, tolerando sin resistencia ser privadas del producto de
su trabajo. Y si se les quita este trabajo, corren peligro de desintegrarse
psíquicamente.
“El hombre”,
dijo en alguna ocasión Herbert Achternbusch [escritor, director y pintor vanguardista], “quiere otra cosa que aplicarse y rendir siempre, no quiere
otra cosa que sostener su cabeza en el aire”. El sociólogo británico Richard
Sennet nos transmite el comentario de una mujer con un cargo honorífico en un
hospicio, que jamás había estado acompañando a nadie en su agonía que se
hubiese lamentado por no haber pasado más horas de su vida activa en un
despacho.
Paul
Lafargue, el yerno de Karl Marx, escribe en el capítulo uno de su libro El derecho a la pereza:
“Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista. Esa locura es responsable de las miserias individuales y sociales que, desde hace dos siglos, torturan a la triste humanidad. Esa locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda del trabajo, que llega hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de su prole. En vez de reaccionar contra tal aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas, han sacro-santificado el trabajo” [NT2]
Y Nietzsche,
en La Gaya Ciencia (329), nos recuerda: "El trabajo monopoliza crecientemente la tranquilidad de conciencia. A la inclinación por la felicidad se la llama ya “necesidad de descanso” y empieza a verse como motivo de vergüenza” [NT1], observando que esta valoración unánime del trabajo
era totalmente desconocida en otros tiempos y otras culturas. Hasta el
tardomedievo se pensaba otra cosa, a saber, que precisamente la falta de ocio,
la incapacidad al ocio, tenía que ver con la inercia; y que la inquietud en el
trabajo por el trabajo nacía precisamente de la inercia. Quien no quiere pensar
se refugia en el trabajo. Ya Platón decía que no se podía pensar teniendo prisa
o estando atareado, lo cual no deja de ser una postura aristocrática; aun
cuando tenemos en cuenta que este privilegio iba a costa de esclavos y otros no
libres, acierta Platón cuando establece una relación entre el pensar y el
tiempo. En la Grecia antigua, el trabajo de los días laborables se llamaba, por
consiguiente, No-ocio; mientras los romanos distinguían entre otium/ocio y
negotium, la actividad, el trabajo. Observamos que a lo largo del desarrollo
hacia las sociedades laborales modernas se ha venido produciendo una inversión
significante y de graves consecuencias.
De la
eficiencia obligada/no voluntaria nacen los resentimientos.
Y peor aún: la eficiencia obligada/no voluntaria cree resentimientos contra todo aquel que, real o supuestamente, no coma su pan con el sudor de su frente. El aspecto propio de uno mismo que ha pasado a ser algo proscrito y/o ignorado es dirigido y proyectado hacia los “perezosos y parásitos” de ahí fuera. Al final del experimento habremos interiorizado la religión del trabajo odiando a todos aquellos quienes, real o supuestamente, no trabajan igual de duro como nosotros, en vez de soltar las riendas de una vez y dedicarnos a las cosas que realmente importan. Si uno cree que debe trabajar duro o lo está haciendo, tiende a denunciar a aquellos que, justificado o no, considera en condiciones más favorables.
Las hormigas
se podrían convertir en cigarras.
Una verdadera réplica al reproche de pereza sería que el trabajo a la antigua usanza hoy en día resulta más o menos obsoleto, por quedar superado por los avances técnicos; por lo que resulta además sumamente hipócrita reprochar a cierto grupo de personas que no trabaje/n lo suficientemente duro en términos físicos. Está avalado como un derecho humano el no tener que sacrificarse físicamente, pudiéndose desarrollar (también) en el ámbito espiritual, artístico o lúdico. Ya hace tiempo que las hormigas pueden pasar a ser cigarras.
Sería hora
de pasar a la realidad social la utopia que Georg Büchner, en la comedia
satírica Leonce y Lena, pone en boca del criado Valerio:
“Mandemos pues a romper todos los relojes, a prohibir todos los calendarios. Pasemos a medir las horas y meses por la cronobiología de las flores, su flor y su fruto”.
“Y yo seré primer ministro y se emitirá un decreto para que todo aquel que se haga ampollas en las manos sea puesto bajo custodia, para que pueda imponerse una pena criminal a quien trabaje hasta enfermar; y todo aquel que presuma de ganarse el pan con el sudor de su frente será declarado loco y peligrosos para la sociedad humana, y luego nos tumbaremos a la sombra y pediremos a Dios que nos dé macarrones, melones e higos, gargantas musicales, cuerpos clásicos y una religión cómoda” [NT 3]
Götz Eisenberg
Traducción de
Tucholskyfan Gabi
Notas de la traductora
[NT1] Citados según http://www.nactecco.com/wp-content/uploads/2015/02/Wilhelm-Nietzsche-Friedrich-De-La-Gaya-Ciencia.pdf
[NT2] Citado según http://abriraqui.net/wp-content/uploads/2008/07/lafargue_refutacion_del_trabajo.pdf Un dogma desastroso.
[NT3] Citado según revistas.ucm.es-index.p#3FA40F9 p. 146
__________
Otros textos de Götz Eisenberg en el blog del viejo topo
- Sobre la violencia. Un apunte de Götz Eisenberg sobre la violencia sistémica y las respuestas sociales.
- Entre el síndrome del 'Amok' y la enfermedad de Alzheimer. Acerca de la psicología social en tiempos del capitalismo sin restricciones. Un nuevo libro de Götz Eisenberg.
- PEGIDA y el extremismo del centro. El peligro de la islamofobia/xenofobia en Europa.
- De cigarras y hormigas. Aspectos de psicología social en el ensañamiento con Grecia y la política del ahorro austero.
- El enigma de la "servidumbre voluntaria". Un apéndice de Götz Eisenberg.
Anexo: un vídeo de animación para romper estereotipos
Discutiendo (Gabi y Vigne) sobre la imagen de cabecera adecuada para ambientar el artículo de Götz Eisenberg, hemos visto un vídeo de animación muy interesante para romper estereotipos sobre los griegos. Os lo presentamos como bonus de esta entrada del blog:
El vídeo forma parte del proyecto Omikronproject.gr, encaminado precisamente a romper estereotipos frecuentes entre los europeos sobre Grecia.
¡Feliz cumpleaños, Mikis Theodorakis!
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=66dJoVawkb8
Alemania se ha ahorrado 100.000 millones de euros por la crisis griega http://www.lavanguardia.com/economia/20150810/54434811667/alemania-ahorrado-100-000-millones-euros-crisis-griega.html
ResponderEliminarEl tercer MoU (Memoradum of Understanding tal y como lo anota y comenta Y. Varoufakis en su página
ResponderEliminarhttp://yanisvaroufakis.eu/2015/08/17/greeces-third-mou-memorandum-of-understading-annotated-by-yanis-varoufakis/