Viñeta: Polyp (http://www.polyp.org.uk/) |
Ref. documental
Original en alemán. Markus Balser: "Landgrabbing. Wenn Investoren Bauern das Land rauben".
Publicado en Süddeutsche Zeitung, 2-3-2016.
URL: www.sueddeutsche.de/wirtschaft/entwicklungslaender-gier-nach-land-1.2886878
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 16-3-16.
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LANDGRABBING. Cuando los inversores les roban las tierras a los campesinos.
A gran escala, los
inversores están adquiriendo tierras de cultivo en los países en vías de
desarrollo. Numerosos campesinos a duras penas resisten al llamado “landgrabbing”, el acaparamiento de sus tierras.
Conforme a un estudio
realizado por Oxfam, en los últimos 15 años se han vendido tierras de la
superficie total correspondiente a Europa occidental.
Un artículo de Markus
Balser en Süddeutsche Zeitung
*
El abogado Nguiffo se
acuerda perfectamente de la mano acaparadora de sus clientes. La neoyorquina
empresa de inversión Herakles Farms
tenía un plan gigantesco: edificar sobre unas 73.000 hectáreas de selva
tropical al suroeste del Camerún una plantación de aceite de palma. Herakles ya había conseguido un contrato
de arrendamiento por 99 años cuando el asunto se hizo público. Los perdedores:
50.000 campesinos locales, que en el fondo se habían considerado propietarios
de las tierras.
Nguiffo y los campesinos
optaron por la lucha. Presentaron una acción legal, se constituyeron en ONG
(organización no gubernamental) y lo lograron: en 2003, el negocio quedó
anulado reduciéndose la concesión a 20.000 hectáreas. Pero el abogado africano es consciente de que en
su país el derecho es una cuestión temporal, por lo que sentencia: “El problema
sigue existiendo”, por lo que Nguiffo continúa su campaña que persigue la
reforma agraria de su país que mejor pueda proteger la subsistencia de sus
paisanos ante semejantes injerencias.
El país más afectado es el Sudán del Sur donde ya
se vendieron unos 4 millones de hectáreas.
El conflicto camerunés es un
ejemplo clásico de la lucha entre David y Goliat ya desatada en muchos países. “En
todo el mundo, se vienen agudizando los conflictos en torno a la posesión de
las tierras”, advierte Oxfam en un nuevo estudio realizado junto con la ILC (Coalición
Internacional para el Acceso a la Tierra) y la RRI (Iniciativa para los Derechos
y Recursos) que el pasado miércoles ha sido publicado en Roma. En la actualidad
se encuentran especialmente afectados, aparte de África, Brasil, Honduras, Perú
y las Filipinas. El problema está creciendo, ya que los derechos de los
usuarios y cultivadores locales de las tierras son muy débiles. “Solo una
quinta parte de las tierras cultivadas por comunidades rurales e indígenas en
los países en vías de desarrollo, se encuentra a salvo de la práctica del landgrabbing" concluye el referido
documento. Los restantes 5.000 millones de hectáreas están en peligro.
Según los cálculos
realizados por Oxfam, desde el 2001 se vendieron unos 230 millones de hectáreas
de tierra, una superficie que alcanza la extensión de Europa occidental. El
continente más afectado hasta la fecha ha sido África. Land-Matrix, un banco de datos que desde su fundación en 2001 viene
almacenando información sobre la adquisición de tierras en todo el mundo,
posiciona al Sudán del Sur como el primer país meta de los inversores, seguido
por Papua-Nueva Guinea e Indonesia. La mayoría de los inversores proceden de
los EEUU, seguidos de Malasia y los Emiratos Árabes. Según Land-Matrix, Arabia Saudí figura entre los 10 primeros en materia
de inversión. Y China está alcanzando un prestigio cada vez más importante. Las
razones y motivos de semejantes inversiones son de diversa índole. Los países
con condiciones agrarias adversas y crecientes poblaciones, por ejemplo,
quieren asegurarse de este modo cierta continuidad alimentaria. Y también en
Europa, en Ucrania sin ir más lejos, los inversores ya están al acecho. Potentes
inversores adquieren en el este de Europa enormes latifundios y especulan para
obtener altos beneficios… que la Unión Europea les garantiza.
Otros están enfocando
directamente las cifras de negocios. Que ahora las empresas inversoras también se
interesen por las tierras, habrá que recibirlo como un nuevo fenómeno nacido a
partir de la crisis financiera. Hasta hace unos pocos años, los mercados
financieros despreciaban las tierras agrícolas, que rentaban muy poco. Pero
desde la caída de las cotizaciones en bolsa, ante el creciente riesgo de los
bonos de estado y el insignificante retorno de los títulos de renta fija, las
tierras agrícolas vuelven a ser atractivas. Resulta cada vez más clara además
la subida de los precios de alimentos y materias primas de origen agrario (“commodities”) en función de la creciente
población mundial.
Por tanto, no extraña que
resulten atractivos esos negocios a largo plazo, si bien no para todos los
implicados. “Para los habitantes de las tierras al sur de África, los grandes proyectos
de inversión redundan en numerosos riesgos y muy pocas ventajas” se desprende
de un estudio realizado por El Instituto para la Economía Mundial (IfW) de
Kiel/Alemania. El hecho de que los inversores ganen mucho y que los campesinos
locales pierdan aún más, aumenta la intensidad de los conflictos. “Desde 2002
resultaron muertos unos mil campesinos que habían defendido sus derechos sobre las
tierras afectadas”, dice un estudio realizado por una de las organizaciones de
ayuda internacional, “los conflictos a causa de estos derechos, desde 1990 con
frecuencia vienen a ser el foco de nuevas guerras civiles”.
El mayor problema: La falta de estándares jurídicos.
Los expertos en la materia ven el mayor problema en la débil
posición jurídica de los campesinos afectados. Por ello, exigen que se duplique
y se garantice formalmente hasta el 2020 la cuota de los derechos
correspondientes a las comunidades
rurales indígenas. Esta semana lanzaron una llamada al mundo entero: “Los
derechos sobre la tierra (land rights)
no son sólo un derecho humano, sino un requisito previo indispensable para la
lucha contra el hambre y la pobreza, la protección de los recursos naturales y
la biodiversidad”, afirma Marita Wiggerthale, la experta en nutrición y
agricultura de Oxfam en Berlín.
Pero a los críticos de
esas inversiones en tierras agrícolas, también les consta que será una lucha
muy dura, puesto que tanto estados como grandes grupos empresariales y empresas
inversoras pretenden comprar precisamente en países que se encuentran mal gobernados.
Ahí se esperan beneficios altos y garantizados. Las tres cuartas partes de los
60 países donde se practican esas compraventas de tierras, acusan un ranking
jurídico especialmente malo. Widderthale lo expresa de este modo: “Donde las
personas no tienen la posibilidad de reivindicar sus derechos, a los inversores
les resulta muy fácil comprar o arrendar tierras a su antojo”.
Os enlazo lo que publica OXFAM sobre los referidos "land rights"
ResponderEliminarhttps://www.oxfam.org/es/search-page?search_api_views_fulltext=land%20rights
“land grabbing” es un término que se utiliza para hacer alusión al "acaparamiento de tierras cultivables" (ya sea por compra o por cualquier tipo de cesión) por parte de grandes compañías de la agroindustria -a menudo grandes corporaciones multinacionales-.
ResponderEliminarEs uno de los grandes problemas que afectan al futuro de la Humanidad y de los que casi no se habla. Mañana insertaré un amplio comentario sobre el tema, ya que ha sido una de mis líneas de investigación principales como antropólogo, en países del Tercer Mundo.
Hay maneras más 'canallas' de comprar tierras, por ejemplo en Filipinas y la India. Monsanto vende semillas manipuladas genéticamente, los campesinos las compran porque los correspondientes entes de Agricultura de los Gobiernos las recomiendan por rentables y resistentes, además no son demasiado caras y los bancos locales hacen pequeños préstamos para pagarlas. El problema llega cuando resulta que no sólo hay que comprar semillas, sino una serie de productos relacionados e indispensables, como son los herbicidas, insecticidas, nuevos insectos válidos para controlar plagas, productos químicos para echarle al agua, que curiosamente sólo vende Monsanto o la empresa local que le pertenece. Al ser semillas transgénicas sólo le valen los productos de esa marca. El campesino se hipoteca, se endeuda cada vez más, si tiene suerte saca adelante alguna cosecha, pero como la propaganda realizada por los Gobiernos locales es efectiva, son muchos los que se han metido en la rueda de las nuevas semillas y los precios están por los suelos, desapareciendo, además, los cultivos anteriores, tradicionales, perfectamente conocidos por el campesino generación tras generación, capaz de mantenerlos sin endeudarse, no como ahora. Para las religiones de la zona y las costumbres sociales, el ser deudor, moroso, estar en boca de la gente por no pagar, es algo imperdonable, y el padre de familia se suicida para evitar la vergüenza familiar. las cifras que se publican por ahí son escalofiantes. ¿Quién compra las tierras de esas gentes? Latifundistas que se comprometen con Monsanto por varios años y que en muchas ocasiones ponen las parcelas en régimen de aparcería, con lo que el proceso de nuevo comienza para los campesinos pobres. Daños que se dirían 'colaterales': familias destrozadas, miseria galopante, prostitución infantil, degradación absoluta de la vida de las mujeres viudas y solteras sin padres ni perspectivas de casamientos, desaparición de especies tradicionales perfectamente adaptadas, sostenibles sin problema alguno, alteración del medio ambiente hasta niveles desconocidos. Capitalismo sin más, sea en la fase que sea. Explotación del hombre por el hombre hasta límites brutales, insospechados fuera de las sociedades industriales. ¿Desaparición de la vida?
ResponderEliminar(1) Gracias por la traducción, Gabi. El artículo aborda un tema mucho más grave de lo que parece por las múltiples dimensiones con las que se relaciona. Y además un problema poco conocido por la opinión pública, ya que se habla muy poco sobre ello.
ResponderEliminarHay una cuestión conceptual de fondo que muy pocos tienen en cuenta. De hecho el artículo no hace referencia a ello. Hablamos en general del aprovechamiento de la tierra para obtener alimentos, pero ¿de quiénes estamos hablando? Ahí entran sistemas económicos y grupos humanos que son muy distintos, aunque en mayor o menor medida están afectados por el problema señalado en el artículo.
Por un lado tenemos una forma de vida en proceso de extinción, que son los grupos de cazadores-recolectores (el sistema económico más antigua de la Humanidad). A lo largo del siglo XX se han ido reduciendo por múltiples factores: la expulsión-desposesión de sus tierras a medida que ha ido avanzando la penetración de relaciones capitalistas de producción, el proceso de aculturación que les ha ido llevando a abandonar su forma de vida, etc. El resultado es que los grupos que actualmente quedan son cada vez más marginales. Algo parecido les ha sucedido a los grupos humanos que practican una agricultura de subsistencia basada en el sistema de tala y quema, y también a las comunidades tradicionales nómadas o semi-nómadas cuya forma de vida se basa en el pastoreo. Luego tenemos los grupos humanos que cultivan la tierra de forma sedentaria, y aquí hay que distinguir claramente entre campesinos y no campesinos.
(2) El campesino es un agricultor, pero no todos los agricultores son campesinos. A nivel vulgar se confunden. Tendemos a llamarle campesino a todo el que cultiva la tierra, a veces al agricultor "pobre" aunque también hay quien habla de campesinos "ricos", etc. Es una confusión que se remonta a los tiempos de dos de los padres de la Ciencia Social: Marx y Weber, ambos incapaces de entender la cuestión campesina. Fue Chayanov el primero en advertir que el campesinado no constituía un modo de producción capitalista, pero tampoco un resquicio de un modo de producción anterior, formulando lo que con los años se ha llamado el "principio de Chayanov", fundamental para entender qué es un campesino. Chayanov cayó en el olvido y en los años 60 es rescatado por lo que se ha llamado la Nueva Tradición de Estudios Campesinos, muy influenciada por el marxismo heterodoxo. Para no extenderme y resumiendo mucho, podemos decir que el campesinado viene definido por un modelo de racionalidad basado en el ideal de subsistencia y en una relación tangencial con el mercado. El campesino no produce en función del mercado capitalista, sino pensando en producir todo cuanto necesita para vivir. Y en tanto que dicho ideal normalmente es imposible de alcanzar, el campesino siempre necesitará captar ciertos bienes o servicios que no puede lograr internamente, para lo cual canaliza parte de sus excedentes al mercado (siguiendo modalidades que se repiten por todas partes). Pero no deja de ser una relación tangencial la que mantiene con el mercado. Por eso, las economías campesinas se basan en la diversidad de cultivos. Por el contrario, el agricultor no campesino, produce en función del mercado, especializándose en un cultivo o más de uno exclusivamente, lo que supone un modelo de racionalidad completamente distinto: "produzco para el mercado y con los beneficios adquiero el resto de los alimentos, bienes y servicios que necesito", sería la lógica. La relación con el mercado no es tangencial como en el caso campesino, sino que es una relación central, forma parte del sistema capitalista en sentido estricto; por eso normalmente se especializa en pocos cultivos o en uno solo. Su dependencia del mercado es absoluta: produce para el mercado y además es muy dependiente de inputs: fertilizantes, semillas, pesticidas, maquinaria, etc. Su racionalidad, aunque sea un modesto agricultor y por muy pobre que sea, es plenamente capitalista, ya que busca explotar al máximo sus recursos buscando la máxima rentabilidad en términos de mercado; el campesino no, ya que actúa en función del principio de Chayanov, busca satisfacer sus necesidades y una vez satisfechas reduce el esfuerzo productivo (de ahí que los economistas agrarios, en su incomprensión, hayan calificado de irracional el comportamiento económico del campesino y a menudo hablen de infrautilización de los recursos, de economía "subproductiva", ya que hablan desde la lógica del mercado capitalista).
ResponderEliminar(3) Hay más diferencias entre un campesino y un agricultor no campesino. Para el campesino, la tierra es un bien no enajenable. Se ha dicho que el campesino tiene raíces en la tierra que trabaja y es verdad. Aunque se va introduciendo en todas partes (y esto tiene que ver con el trasfondo del artículo) el status de propiedad privada capitalista de la tierra, es un concepto de propiedad ajeno al campesinado, ya que en su modelo de racionalidad no es un bien que se pueda vender, puesto que es recibida de los antepasados y debe ser transferida a las siguientes generaciones . Por ello, todavía podemos encontrar, en muchos países, grupos campesinos en los que la posesión de la tierra se basa en derechos consuetudinarios, sin que haya un papel que diga "esta tierra es propiedad privada de mengano o de fulano", sino que es una posesión vinculada al uso por parte NO DE UNA PERSONA INDIVIDUAL, sino de una familia extensa, de un clan, de un linaje, etc. Por el contrario, en una agricultura capitalista, orientada al mercado y existente en función del mismo, la tierra es una mercancía enajenable, un bien que se puede comprar o vender como cualquier otra mercancía; y además es propiedad privada individual.
ResponderEliminarUno de los aspectos de la penetración de las relaciones capitalistas de producción en economías campesinas, tiene que ver con el cambio del status jurídico de propiedad. Y no es casual que esos grupos de inversión y las grandes corporaciones agroindustriales, sean promotores en países de lo que se llamaba el Tercer Mundo, de cambios en el sistema legal, en aras del "progreso" y del "desarrollo". Luego hablaré de esto en otro comentario basándome en un caso que conozco muy bien: el de Timor Oriental. Es un trasfondo del artículo, insinuado cuando el autor habla de "La falta de estándares jurídicos" (lo cual es verdad, pero hay que tener mucho cuidado con esto, como veremos en otro comentario).
Y hay más diferencias. El campesinado es fuertemente comunitarista; el agricultor no campesino es individualista. La forma de vida campesina se basa en sistemas de normas que regulan todos los aspectos de la vida de la comunidad, primando siempre lo colectivo sobre lo individual: la comunidad está por encima de todo. Es muy frecuente la existencia de trabajos colectivos y también cooperativos, que refuerzan ese carácter comunitarista. Todo lo contrario de lo que ocurre en una agricultura no campesina. Además, por lo general, las comunidades campesinas son bastante igualitarias , funcionando sutiles (a veces difíciles de detectar y estudiar) mecanismos de redistribución que provocan que no haya grandes diferencias internas. Y además en las comunidades campesinas se dan toda una serie de mecanismos de solidaridad interna que no los encontraremos en una agricultura capitalista.
Podría extenderme más. Valga como un mero apunte para dejar bien claro que no todos los agricultores son campesinos, como mucha gente piensa.
(4) Y, por último, están esos pequeños (o no tan pequeños) agricultores no campesinos cuya lógica económica es plenamente capitalista. Sean muy ricos o muy pobres, están insertos en un sistema de relaciones capitalistas de producción. La penetración del sistema de relaciones capitalistas de producción en el campesinado, provoca la reconversión de éste en ese tipo de agricultores. El agricultor no campesino do duda, si puede y le resulta ventajoso, contratar mano de obra agrícola, algo que choca de lleno con el modelo de racionalidad campesina.
ResponderEliminarTampoco debeos identificar siempre campesino con lo que llamamos en España "jornaleros". Hay jornaleros campesinos y jornaleros que son meros asalariados agrícolas. Los campesinos siempre desarrollan "estrategias de pluriactividad"; una de ellas en muchos sitios es el trabajo a tiempo parcial en explotaciones orientadas al mercado, como complemento. En este caso el jornalero es un campesino más, pero no lo es cuando su única actividad agrícola es el trabajo asalariado.
Disculpas por extenderme tanto, pero me ha parecido oportuno en un buen artículo como es que has traducido, aclarar un concepto que la mayoría de la gente desconoce.
Por la tarde o mañana, insertaré un nuevo comentario(s) centrándome en el problema del artículo. Que insisto: es mucho más grave de lo que parece. También haré alguna crítica a Oxfam y al resto de las ONGs, ya que de una forma u otra son facilitadoras de la introducción de relaciones capitalistas de producción. Y también haré mención a una cuestión nuclear: hasta qué punto debemos defender las economías campesinas; anticipo que soy un férreo defensor de las mismas.
(3) Hay más diferencias entre un campesino y un agricultor no campesino. Para el campesino, la tierra es un bien no enajenable. Se ha dicho que el campesino tiene raíces en la tierra que trabaja y es verdad. Aunque se va introduciendo en todas partes (y esto tiene que ver con el trasfondo del artículo) el status de propiedad privada capitalista de la tierra, es un concepto de propiedad ajeno al campesinado, ya que en su modelo de racionalidad no es un bien que se pueda vender, puesto que es recibida de los antepasados y debe ser transferida a las siguientes generaciones . Por ello, todavía podemos encontrar, en muchos países, grupos campesinos en los que la posesión de la tierra se basa en derechos consuetudinarios, sin que haya un papel que diga "esta tierra es propiedad privada de mengano o de fulano", sino que es una posesión vinculada al uso por parte NO DE UNA PERSONA INDIVIDUAL, sino de una familia extensa, de un clan, de un linaje, etc. Por el contrario, en una agricultura capitalista, orientada al mercado y existente en función del mismo, la tierra es una mercancía enajenable, un bien que se puede comprar o vender como cualquier otra mercancía; y además es propiedad privada individual.
ResponderEliminarUno de los aspectos de la penetración de las relaciones capitalistas de producción en economías campesinas, tiene que ver con el cambio del status jurídico de propiedad. Y no es casual que esos grupos de inversión y las grandes corporaciones agroindustriales, sean promotores en países de lo que se llamaba el Tercer Mundo, de cambios en el sistema legal, en aras del "progreso" y del "desarrollo". Luego hablaré de esto en otro comentario basándome en un caso que conozco muy bien: el de Timor Oriental. Es un trasfondo del artículo, insinuado cuando el autor habla de "La falta de estándares jurídicos" (lo cual es verdad, pero hay que tener mucho cuidado con esto, como veremos en otro comentario).
Y hay más diferencias. El campesinado es fuertemente comunitarista; el agricultor no campesino es individualista. La forma de vida campesina se basa en sistemas de normas que regulan todos los aspectos de la vida de la comunidad, primando siempre lo colectivo sobre lo individual: la comunidad está por encima de todo. Es muy frecuente la existencia de trabajos colectivos y también cooperativos, que refuerzan ese carácter comunitarista. Todo lo contrario de lo que ocurre en una agricultura no campesina. Además, por lo general, las comunidades campesinas son bastante igualitarias , funcionando sutiles (a veces difíciles de detectar y estudiar) mecanismos de redistribución que provocan que no haya grandes diferencias internas. Y además en las comunidades campesinas se dan toda una serie de mecanismos de solidaridad interna que no los encontraremos en una agricultura capitalista.
Podría extenderme más. Valga como un mero apunte para dejar bien claro que no todos los agricultores son campesinos, como mucha gente piensa.
No creo que sea cuestión de disculparte, todo lo contrario: te doy, y espero hablar en nombre de todxs que lean tus comentarios, las gracias por aclararnos nociones y conceptos tan básicos y tan elementales que me temo no están al alcance de la mayoría. Espero poder leer pronto el resto de tus observaciones y experiencias. Gracias!
EliminarTermino :-))
ResponderEliminarA grandes rasgos, el problema de fondo tiene que ver con la penetración de las relaciones capitalistas de producción en el cultivo de la tierra, que erosiona el modo de vida campesino (lo mismo en relación con otros grupos humanos mencionados, con un sistema económico pre-capitalista). A la larga el proceso desemboca en una agricultura capitalista que expulsa a la mayor parte de la población que vivía de la tierra, convertida en emigrantes internos reubicados en las ciudades.
La desposesión de la tierra comienza en la época colonial. Es decir, viene de muy atrás. Ha ido pasando por diferentes etapas históricas. Pero el proceso se agudiza en las dos últimas décadas, por diversos factores. Hablar de todos ellos sería muy largo, así que haré referencia solo a un factor que tiene lugar en muchos países: los cambios legales en la propiedad de la tierra, utilizando el ejemplo de Timor Oriental.
En Timor Oriental la propiedad de la tierra obedecía a criterios consuetudinarios. Tradicionalmente no es una propiedad privada individual en sentido capitalista, y por tanto no es un bien que pueda comprarse o venderse. Los timorenses piensan que la tierra es de los antepasados, de los vivos y de las generaciones que todavía no han nacido. El acceso a la tierra tiene lugar a través del linajes (es una sociedad articulada en linajes) y de las familias extensas que los componen (en muchos casos estamos hablando de cientos de personas). De manera que el derecho de uso viene dado por esto y todo el que quiera puede cultivar la tierra, sin que sea propiedad privada suya. En el fondo se trata de propiedad colectiva no enajenable.
A mediados de la década pasada, por iniciativa extranjera, se empezó a hablar de la necesidad de cambios legales para "modernizar" la agricultura timorense. Y el núcleo de dichos cambios es que había que fijar la propiedad "legal" de la tierra, en el sentido en que una parcela tenía que tener un propietario a quien se le reconociesen los derechos individuales sobre esa parcela y que pudiera disponer de la misma con plena libertad, es decir, como una mercancía capitalista más. Todo esto es un proceso no completado por los múltiples conflictos que genera, y no sé en qué acabará todo. El conflicto empieza porque al fijar propiedad individual, automáticamente se excluye de la tierra a la mayoría de las personas de una familia extensa o linaje; es decir, lo que se acaba reconociendo es a una minoría de propietarios "legales". De por sí esto contribuye a aumentar la tendencia a la despoblación rural, al incentivar el éxodo a las ciudades. EL siguiente paso es que un buen día llamará a la puerta de ese "propietario legal" un señor, representante de una gran corporación agroindustrial australiana, estadounidense o de cualquier otro sitio, con un maletín lleno de dinero para comprarle la tierra. Y posiblemente no sea mucho dinero, pero ese "propietario legal" se volverá loco cuando lo vea: aceptará, abandonará la tierra y se irá para la ciudad, y al cabo de un tiempo verá que ya no tiene dinero, ni tierra ni sitio donde caerse muerto en una ciudad que no es más que un agregado de guetos y suburbios donde la gente mal vive hacinada. El resultado es que las grandes corporaciones agroindustriales se van haciendo con la tierra cultivable , para desarrollar una agricultura altamente tecnificada orientada al mercado internacional, basada en el monocultivo y en productos con los que resulta fácil especular en bolsa (por ejemplo el arroz); o en cultivos destinados a producir biocombustibles que sacien el apetito de la orgía de consumo energético en la que vive la sociedad actual. Obviamente todo esto tiene también un impacto ecológico, pero lo peor es que los costes sociales son dramáticos: al final tendremos un país incapaz de alimentar a su población (carente de soberanía alimentaria), con la mayoría de la gente malviviendo en ciudades con todo tipo de conflictos sociales.
Apenas es un ejemplo, contado de manera quizás excesivamente esquemática, de cómo a través de cambios legales se puede acabar generando el caos social. Pero pongamos la atención en que el trasfondo es la penetración de relaciones capitalistas: empieza por la apropiación individual de los medios de producción (la tierra en este caso).
ResponderEliminarEsto se ha visto en muchos países. Incluso allí donde existe un estatuto legal que convierte la tierra en propiedad del estado, la desposesión de los derechos de las comunidades campesinas es cada vez más frecuente. En un mundo súper poblado, el control de los alimentos, es decir, de la tierra fértil y del agua, tiene un valor tan estratégico que quien lo detente tendrá el poder en el mundo. Estamos hablando de lo más básico, que es la necesidad que tenemos de alimentarnos. Y cada vez la tierra está más en manos de las grandes corporaciones agroindustriales y del capital financiero que especula con ello. Pensemos que dentro de un cuarto de siglo la mayor parte de la población del planeta vivirá ya en grandes ciudades, y el control de los alimentos será más importante que el control del petróleo. Hay países en los que ya no hay campesinos; no hace mucho una salvodoreña me decía: es que en mi país, ya no quedan campesinos, se han ido todos para las ciudades.
Claro que todo esto es más complejo de lo que estoy diciendo pero no voy más allá de aportar unas pinceladas. Y normalmente las ONGs, no digo que con buena intención, son facilitadoras de la penetración del capitalismo en la sociedad rural: empezando por Oxfam, una ONG citada por el autor de la entrada. Comparten un paradigma de desarrollo y progreso que en el fondo es racionalidad capitalista pura y dura. Es esta contradicción de vamos a ayudar a los campesinos convirtiéndolos en agricultores orientados al mercado: o A ó B, ambas cosas son incompatibles. Por eso comenzaba hablando del concepto de campesino.
Al principio me proponía meter una crítica argumentada a Oxfam y a las demás ONGs, pero queda para otra ocasión y termino contando un suceso dramático que no ha salido en los medios. Tiene que ver con Etiopía y una zona en la que los chinos querían comprar tierra cultivable (están comprando media África a precio de ganga). La tierra es propiedad del estado y el gobierno dictó orden de expulsión de las comunidades campesinas allí asentadas. Pero hubo una aldea que se negó a abandonar la tierra. Coincidió con que muy cerca teníamos a un alumno de doctorado haciendo la tesis doctoral y que es el que nos ha facilitado la secuencia de hechos. Ante la negativa a dejar la tierra, una tarde llegaron en camiones hombres armados y asesinaron allí mismo a todos los miembros de la aldea, incluyendo a los niños. Esto jamás salió en un medio de comunicación. Posiblemente, si convenzo a este chico para que lo escriba, lo contaremos en una entrada del blog, con detalle. Y cosas así han pasado en la selva amazónica y en muchos otros sitios, sin que nadie hable de ello.
En fin, quería tocar otras muchas cosas pero ya está bien de rollo. Saludos.
Es una pena que esta entrada no se difunda más, porque toca uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la Humanidad. En cualquier caso, gracias por el esfuerzo de traducción. Yo al menos te aseguro que lo utilizaré como texto en mis clases. Sería deseable que hablásemos más de estas cosas en el blog, aunque no tengan la difusión de otros temas que en el fondo son más superficiales.
ResponderEliminarGracias, Vigne, por tus comentarios que a mi me aclaran muchas cosas. Gracias!
EliminarY adjunto el texto de Tarikwa Leveille sobre la situación en Sudán del Sur donde figura la imagen que introduce nuestra entrada
http://wordpress.clarku.edu/id252-southsudan/2014/12/03/ramifications-of-land-grab-in-south-sudan/
Gracias Vigne por tus extensos comentarios. Son para reflexionar. El problema que veo es la forma de acabar con esta especulación.
Eliminarmuy interesante reflexión. La solución está en manos de una clase en la que creo que estaremos todos de acuerdo que no se puede confiar. Así que está jodido el futuro.
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