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viernes, 20 de febrero de 2015

Esto no es un programa de guerra, sino un programa para matar y asesinar. EE.UU. y el terror de los ataques con drones.


El siguiente artículo ofrece  un extracto del libro que Armin Wertz publica hoy en la editorial Westend Verlag: Die Weltbeherrscher. Militärische und geheimdienstliche Operationen der USA (Los dominadores del mundo. Las operaciones militares y secretas de los Estados Unidos).
Fuente original en alemán: Armin Wertz, "Das ist kein Kriegs-, sondern ein Mordprogramm"Publicado en Telepolis 16/02/2015.  
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 20-2-2015.
Negrita, hipervínculos y cuadros de texto: añadidos nuestros.

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"Esto no es un programa de guerra, sino un programa para matar y asesinar".
Armin Wertz 



Dron 'Predador' equipado de misiles 'Hellfire'. Imagen: USAF.



Mediante el uso de drones, el asesinato selectivo con precisión se ha convertido en una rutina.

Las últimas armas letales que emplean los EEUU, son aeronaves no tripuladas tales como el MQ-1-Predador o el MQ-9-Reaper, que conocemos como ‘drones’ y que desde una altura segura son capaces de espiar sus objetivos pudiendo disparar misiles ‘Hellfire’ y, recientemente, también misiles ‘Scorpion’. Éstas figuran entre las llamadas ‘small smart weapons’, armas pequeñas, hábiles e  inteligentes, no más grandes que la funda de un violín y que pesan unos 16 kilos. Hasta la fecha, se encuentran ya repartidos por todo el mundo más de 60 estaciones o bases para drones. Un dron del tipo Reaper tiene un alcance de casi 2.000 kilómetros. Con una carga máxima de misiles Hellfire o bombas GBU-12 o GBU-30 de 1.700 kgs a bordo, es capaz de mantenerse entre 16 y 20 horas en el aire. Un informe de la oficina presupuestaria del Congreso estadounidense menciona en 2011 que el Ministerio de Defensa para la próxima década tiene previsto adquirir unas 730 aeronaves medianas no tripuladas, esto es, 730 drones del tipo Reaper.

La primera vez que se emplearon drones fue en Yemen. A mediados de 2002, los especialistas del JSOC de EEUU, el Mando Conjunto de Operaciones Especiales [Joint Special Operations Command], habían localizado a Abu Ali al-Harithi, uno de los instigadores del atentado contra el destructor USS Cole, en la ciudad centro-yemení de Marib.  Desde la base de Camp Lemonnier de Yibuti la CIA mandó un dron MQ-1-Predador, que lanzó un misil contracarro tipo Hellfire al todo terreno marca Toyota de Harithi. En el ataque también resultó muerto el ciudadano estadounidense Ahmed Hijazi, alias Kamal Derwish, natural de Bufafo, Nueva York. Preguntado por la presencia de soldados norteamericanos en Yemen, Donald Rumsfeld, el entonces Ministro de Defensa, contestó aplacando: “Tenemos alguna gente en el país… Y no tengo nada más que decir al respecto” [1]. 

Pero dónde con más frecuencia se empezaron a emplear los drones, fue en Pakistán. El programa secreto es dirigido o bien desde Langley (desde la CIA) o de otros lugares de Texas, Nevada u otros lugares en EEUU (desde los JSOC). Ya in situ, la CIA en colaboración con sus aliados paquistaníes, va eligiendo los objetivos cuyas coordenadas son transmitidas a la central de mando ubicada en los EEUU. Los drones son activados desde su base y, luego, dirigidos desde las respectivas centrales en los EEUU. Por los cables que Wikileaks publicó en noviembre de 2010 que se cruzaron entre los diplomáticos de EEUU, queda demostrado que había pequeños equipos formados por comandos especiales, que son secretamente integrados en el ejército paquistaní, prestando ayuda para localizar en los  territorios tribales a los talibanes o a los miembros de Al Qaeda, o bien para coordinar ataques de drones. 

Se trate de las Fuerzas Especiales o bien de los Servicios Secretos, básicamente no se informa nunca acerca de las metas de la operación, los criterios que determinan la elección del objetivo, el número de víctimas, ni quién viene a controlar el programa. Las voces  críticas alegan que el programa viola la Orden Ejecutiva 11905 firmado por el Presidente Gerald Ford en 1976, que a las organizaciones de espionaje les prohíbe expresamente “perpetrar asesinatos políticos”. Su sucesor en el cargo, Jimmy Carter, incluso llegó a ampliar la orden: “Nadie que estuviera al servicio del gobierno de los Estados Unidos u actuando en su nombre, deberá participar en asesinato alguno ni entrar a participar en su planificación” [2].

“Pero matar mecánicamente también debe considerarse asesinato”, dijo Vicki Divoll, una ex abogada de la CIA, que al día de hoy es docente de la Academia Militar de Annapolis. “Los actuales ataques por drones podrían interpretarse en el sentido de que el asesinato pasa a ser  aceptable”, se vino a adherir al criterio de su colega otro ex abogado de la CIA en una entrevista del Washington Post en 2002 [3].

Ocho años más tarde, ya queda fuera de toda duda que “matar con precisión se ha vuelto rutinario”. Durante su primer mandato, “Obama vino a institucionalizar la secretísima práctica de matar selectivamente transformando los elementos del ad-hoc  (procedentes del mandato de George W. Bush) en toda una infraestructura del antiterrorismo, capaz de llevar y mantener la guerra permanente” [4]. Desde entonces, no pasa ni un día sin que nos enteremos de nuevos ataques letales por drones.

Los equipos JSOC, que gustan de equipararse con la famosa y legendaria Murder Inc. de la era de la prohibicón [N.T.: se refiere al sindicato del crimen, de la la época de la ley seca], asesinaron y asesinan miles de personas culpables, sospechosas e inocentes en Afganistán, Pakistán, Somalia, Kenia, Irak, Yemen y, últimamente, también en Siria. Llevan listas de nombres de las personas sospechosas. No importa dónde, en Afganistán, Pakistán, Yemen o Somalia, hay conflictos y disputas entre jefes de clanes por cuestiones de honor o un pedazo de tierra que encontraron su ‘solución’ difamando al adversario como miembro de Al Qaeda o talibán o perteneciente a otro colectivo terrorista. A finales de 2009, los comandos JSOC llegaron a ejecutar nada menos que de 80 a 90 asesinatos al mes.

Los primeros dos ataques aéreos de la CIA habidos durante el mandato de Obama, tuvieron lugar en la madrugada del 23 de enero de 2009. El nuevo presidente apenas llevaba 3 días en el cargo. Los ataques se cobraron unas 20 vidas. En el primer golpe, murieron 4 árabes, que supuestamente estaban vinculados a Al Qaeda. Pero en el segundo golpe, el dron estaba enfocando el edificio equivocado y alcanzó a 6 millas en las afueras de la ciudad de Wana en el sur de Waziristán, el domicilio de un jefe tribal que apoyaba  al gobierno. El ataque se cobró las vidas de toda la familia, entre ellos, tres niños. En The New Yorker se pudo leer que “desde entonces, los bombardeos de la CIA en Pakistán continuaron muy seguidos” [5].

Según sabemos por un estudio realizado por la New America Foundation, el número de ataques por drones ha ido aumentando dramáticamente desde que Obama se inició en el cargo. Durante los primeros 10 meses de su mandato autorizó al menos 41 ataques por misiles en Pakistán que, según las fuentes, se cobraron entre 326 y 538 vidas. Con Obama hubo más ataques por drones que durante los últimos tres años del mandato de George W. Bush.

Ya durante el primer ataque por drones en Yemen, donde aparte de al-Harithi y Kamal Derwish, murieron otras 4 personas, Amnesty International vino a criticar: “De tratarse de homicidio voluntario de personas sospechosas en lugar de proceder a detenerlas, y además en una situación en que éstas no suponían ninguna amenaza, estos homicidios eran ejecuciones extrajudiciales que vulneraban los derechos humanos internacionales” [6]. En varias ocasiones el CDH, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, [UNHRC, por sus siglas en inglés] lamentaba el elevado número de víctimas civiles a consecuencia de las operaciones militares de EEUU, incluidos los ataques por drones. En su libro Obama’s Wars [Las guerras de Obama], afirma el autor Bob Woodward del Washington Post: “Los drones de la CIA, en los territorios tribales pakistaníes, mataron a muchos occidentales, entre ellos algunos ciudadanos de EEUU”.

En octubre de 2009, el investigador del CDH, Philip Alston, instó a los EEUU si tenía que atacar mediante drones que procuraran no matar a la gente indiscriminadamente y al azar. Criticaba que los EEUU pasaran de las advertencias formuladas por las Naciones Unidas, considerando “problemático que la Agencia Central de Inteligencia estuviese dirigiendo un programa que mata a un considerable número de personas, menoscabando y desatendiendo la legislación internacional” [7]El representante norteamericano, en cambio, alegó ante el CDH que las acciones militares de EEUU no entraban en el ámbito de competencia de ningún representante que la ONU pudiese nombrar para investigar  ejecuciones extrajudiciales, sumarias o voluntarias [8].

En virtud del derecho internacional, el gobierno de EEUU, al igual que todos demás gobiernos, primero debe definir un grupo terrorista como un colectivo que recurre a la lucha armada y luego justificar el recurso a la violencia como “irrenunciable en términos militares”, para poder vigilar en el extranjero a cualesquiera personas civiles sospechosas de ser terroristas. Además deben resultar imposibles de adoptar otras alternativas adecuadas. Para poder justificar la muerte de cualquier objetivo, las personas deben estar “directamente implicadas en actos o actuaciones hostiles”. El recurso a la violencia debe resultar  “proporcional” a la amenaza que suponen. Y el estado en que se pretenden realizar semejantes homicidios selectivos, debe  consentirlos.

En la realidad, empero, el proceder de estos guerreros norteamericanos en la sombra apenas se diferencia de las prácticas de los escuadrones latinoamericanos de la muerte de los pasados años ochenta. Los agentes de los JSOC o de la CIA, que se encargan de elegir los objetivos, sospechan prácticamente de cualquier persona capaz de empuñar un arma en las zonas que están vigilando. La CIA opinaba que los hombres en edad de poderse defender y que en cierta zona asistían a reuniones masivas o mantenían contactos con otros supuestos militantes, sin lugar a duda podrían ser considerados objetivos de ataques por drones. No consideraba necesario haberlos identificado previamente, se conformaba con algunas “signaturas” que la misma CIA había desarrollado con el fin de identificar a los sospechosos como terroristas” [9].

Según los datos oficiales, sobre Pakistán están volando “tantos drones que entre los agentes que los teledirigen, ya se declararon disputas sobre a quién de ellos le correspondía la gloria de haber identificado un objetivo determinado” [10]Siendo el programa secreto, no existe ningún sistema de responsabilidad reconocible,  a pesar de que la CIA ya haya llegado a matar a muchos civiles en un país que no se encontraba en guerra con los EEUU. Los críticos alegan que muchas de las víctimas eran personas inocentes: ancianos, mujeres e niños. Y Washington sostiene que el derecho internacional le permite matar a personas sospechosas hasta en estados que no se encuentren en guerra con los EEUU, y sin juicio previo. No debe de sorprendernos que la Administración Obama ya haya consagrado como corrientes y normales aquellas abominables medidas y procedimientos que en la era Bush aún eran la excepción.

El británico Bureau of Investigative Journalism identifica desde el año 2004, y sólo en Pakistán, 402 ataques por drones, 351 de ellos ordenados por Obama. El número de víctimas mortales (dada la imprecisión de los datos) se calcula entre 2.387 y 3.865, entre ellos de 168 a 202 menores de edad o niños. Entre 1.127 y 1.698 personas resultaron heridas. En total consta que debido a los ataques por drones ordenados por Obama en Pakistán, Yemen y Somalia se perdieron más que 3.000 vidas, incluidas unas  500 víctimas civiles [11]Pero de hecho “a nadie le consta la cifra real de los muertos a causa de los ataques por drones en aquellos países lejanos, a veces carentes de gobierno” [12] vino a  expresar Michael Boyle, el que fuera asesor de Obama y docente de la Universidad La Salle en Filadelfia, acerca de la imprecisión de los datos.

A fin de conseguir la cooperación pakistaní, los EEUU invitaron a Islamabad a entrar a seleccionar los objetivos. Pero dado que muchos de los objetivos que señalaron eran desconocidos entre los guerreros antiterroristas americanos, iban creciendo las dudas si estos objetivos pakistaníes, supuestamente talibanes, eran realmente objetivos legales para el ataque por el ‘Predador’. Según un estudio realizado por la New America Foundation, tan sólo 6 de las 41 agresiones por drones ordenadas y operadas durante los primeros 10 meses del mandato de Obama en Pakistán, tenían a miembros de al Qaeda en el punto de mira; 18 iban dirigidas contra varios talibanes, en 15 ocasiones el blanco era Baitullah Mehsud, considerado uno de los dirigentes de los talibanes pakistaníes y que el gobierno de Islamabad tenía por responsable de numerosos ataques terroristas habidos en su país. “Los esfuerzos para echarle el guante a Mehsud sirven de ejemplo casuístico muy decepcionante acerca los riesgos inherentes a la beligerancia robotizada” [13].

No menos de 16 misiles en 14 meses hicieron falta para que los guerreros antiterroristas lograran cargárselo. Esos 16 misiles, alcanzaron y mataron, al lado de Mehsud, entre 207 y 321 personas no implicadas, según qué fuente se consulte.

Además de lo referido, la Administración Obama extendió el ámbito (geográfico) y el marco de los ataques por drones permitido en Afganistán. Por un informe del comité del Senado norteamericano de asuntos/relaciones exteriores de agosto de 2009, se sabe que el listado integrado y acordado de los objetivos prioritarios [Joint Integrated Prioritized Target List], esto es,  el listado de los objetivos consensuados por el Pentágono en materia de terrorismo -en que hasta mediados de 2009, cuando la política cambió, figuraban 367 nombres-, había sido ampliado a 50 traficantes afganos de droga. Contra estos 50 traficantes, si bien eran sospechosos de facilitarles medios financieros a los talibanes, el Senado no había encontrado el más mínimo indicio que avalase “que una significante parte del rendimiento resultante del tráfico de droga fuera a parar a manos de al Qaeda” [14].

Puesto que muchos funcionarios y oficiales del entonces gobierno presidido por Hamid Karzai estaban involucrados en el tráfico de heroína, el haber incluido a los traficantes afganos en la lista de los objetivos norteamericanos no podía resultar sino problemático y penoso. El hermanastro de Karzai, Ahmad Wali Karzai, muerto en 2010 por uno de sus guardaespaldas, también había estado implicado en negocios corruptos y de tráfico de droga.

Nadie sabe con exactitud, quiénes y cuántos cayeron víctima de los drones y misiles norteamericanos lanzados en la lejana provincia pakistaní del Waziristán. El gobierno pakistaní no sólo le prohibió el acceso a la región a la prensa, sino impidió además que las organizaciones humanitarias, como el Comité Internacional de la Cruz Roja o Médicos Sin Fronteras, entrasen en la zona.

Y hasta el momento, ya son 6 los países en los que las fuerzas norteamericanas oficialmente vienen operando mediante estos “asesinos robotizados”: Afganistán, Pakistán, Irak, Yemen, Libia y Somalia. Repitiendo las palabras del Washington Post: “Esto no es un programa de guerra, esto es un programa para matar y asesinar” [15].


Armin Wertz 
Este texto es un extracto del libro que Armin Wertz publica hoy en la editorial Westend Verlag: Die Weltbeherrscher. Militärische und geheimdienstliche Operationen der USA (Los dominadores del mundo. Las operaciones militares y secretas de los Estados Unidos).

El autor, durante muchos años, ha sido corresponsal de varios medios en America Latina y Asia. Con esta publicación nos entrega la primera crónica completa de todas las operaciones norteamericanas, tanto las secretas como las aprobadas por el Congreso, en estados supuestamente independientes.


Notas
[1] Scahill, Jeremy, Schmutzige Kriege. Amerikas geheime Kommandoaktionen [Guerras sucias. Los comandos secretos de Norteamérica], Munich: Antje Kunstmann, 2013, p. 107.
[2] Ibíd., p. 22.
[3] Jane Mayer, “The Predator War. The risks of covertly targeting terrorists” [La guerra del ‘Predador’. Los riesgos al enfocar objetivos terroristas secretamente], The New Yorker, 26.10.2009.
[4] Greg Miller, “Plan for Hunting Terrorists Signals. U.S. Intends to Keep Adding Names to Kill Lists”
[Plan para cazar señales terroristas. Los EEUU intentan seguir añadiendo nombres a su lista mortal] Washington Post, 23.10.2012.], Washington Post, 23.10.2012.
[5] Jane Mayer, loc. cit.
[6] Scahill, 2013, p. 108.
[7] “U.S. Use of Drones Queried By U.N. [El Uso de Drones Cuestionado por la ONU] The New York Times, 28.10.2009
[8] Ibíd.
[9] Scahill, 2013, p. 311.
[10] Jane Mayer, loc. cit.
[11] The Bureau of Investigative Journalism: The Drone War [Oficina de Periodismo Investigativo: La Guerra de Drones].
[12] Michael J. Boyle “The Costs and Consequences of Drone Warfare” [Costes y consecuencias de la guerra mediante drones], International Affairs, vol. 89, ed. 1, Londres, enero 2013.
[13] Ibíd. Mehsud, el jefe de los ‘Tehrik e Taliban”, considerado el núcleo de los talibanes pakistaníes, quien luchó ante todo contra la policía y las asociaciones paramilitares. En Marzo de 2009, sus combates le llevaron hasta Lahore, la segunda ciudad más grande de Pakistán, donde agredió la academia de la policía. En sólo 3 años sus asociaciones habían llegado a matar unos 3 mil policías y paramilitares de seguridad. Ver Gul, 2010, pp. XV s.
[14] Jane Mayer, loc. cit.
[15] Eugene Robinson, “Our Robotic Assassins” [Nuestros Asesinos Robotizados] The Washington Post Writers Group, 1.7.2011.


6 comentarios:

  1. En el caso del uso de los drones se ve que se aplican dos conceptos:
    Ley de Lynch, o sea aplicar la pena de muerte sin juicio o sea sin declaración de culpabilidad.
    Daños colaterales. Son los muertos inocentes en las acciones de linchamiento.
    Estos dos conceptos ya han sido utilizados por la OTAN en Libia, Yugoslavia y Serbia, por lo menos. Posiblemente ha sido utilizado por EEUU en su patio trasero, o sea en Centro y Sudamérica, en intervenciones directas y en patriocinio de golpes de estado.
    Este tipo de política es un cáncer para el mundo.

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  2. Creo que Obama lo dice bien claro, no engaña a nadie:
    http://actualidad.rt.com/actualidad/166016-obama-torcer-brazos-paises

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  3. Gracias Gabi por la traducción.
    El artículo hace mención a una terrorífica realidad que es silenciada por los medios de comunicación y por tanto ignorada por la gran masas social. Tiene el interés añadido de que es un artículo rico en datos concretos.
    Es terrorífico ese programa "para matar y asesinar". Pero es terrorífico también el estado de ignorancia/indiferencia de la gente. Porque al final, el caldo de cultivo del cual emerge el fascismo es esa ignorancia/indiferenca.
    Aporto algo publicado en voltaire.net el pasado octubre, titulado: "Sólo un 4% de los asesinados por Estados Unidos en Pakistán eran miembros de al-Qaeda". Como es muy corto lo adjunto, aunque advierto que la traducción es automática de Google y por tanto tiene muchos fallos:
    ---
    "El presidente estadounidense Barack Obama ha desarrollado significativamente el uso de los asesinatos selectivos.
    Como ha revelado el New York Times [1], Obama se reúne diariamente con su estado mayor en el sótano de la Casa Blanca para decidir quiénes serán las próximas víctimas.
    Este laureado del premio Nobel de la Paz justifica su acción afirmando que sólo está eliminando dirigentes de la nebulosa terrorista designada bajo el nombre de al-Qaeda [2].
    Según un estudio del Bureau of Investigative Journalism realizado conjuntamente con Amnistía Internacional, el grupo Reprieve y el Centre for Civilians in Conflict, en lo que va de año Estados Unidos asesinó ilegalmente en Pakistán 2 379 personas, de las que sólo 704 han podido ser identificadas.
    Pero sólo 84 de esas personas eran conocidas como miembros de al-Qaeda, o sea únicamente un 4% de las víctimas [3].
    Con un presupuesto anual de más de 10 000 millones de dólares, el UsSoCom (United States Specials Operations Command o Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos) interviene ilegalmente en 78 países, sobre todo en Pakistán, Afganistán y Yemen, para «eliminar la amenaza terrorista» [4].
    Es evidente que ante esta información sólo quedan 2 opciones:
    1-Seguir fingiendo creer que el ejército de Estados Unidos se compone de incapaces que violan el derecho internacional sin querer y por casualidad
    2- o empezar a preguntarse cuáles son los verdaderos objetivos de esta «guerra contra el terrorismo».------------

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    1. Creo que está muy claro. EEUU necesita que la zona esté inestable, de forma que los gobiernos no puedan oponerse a sus políticas. Para ello crea grupos opositores, EI, Al-Qaeda u otros. Estos grupos mientras cumplen con las espectativas estadounidenses (o mejor dicho con las expectativas de la oligarquía económica mundial), actúan y dejan en precario los regímenes existentes.
      Cuando estos grupos se hacen fuertes y empiezan a tener apoyo entre la gente, se les asesina con drones, con bombas o se les hce desaparecer con secuestros.
      Como dices el actor principal es un Premio Nobel de la Paz. Karl Marx nos coja concienciados.

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  4. Olvidé poner el link:
    "Sólo un 4% de los asesinados por Estados Unidos en Pakistán eran miembros de al-Qaeda"
    http://www.voltairenet.org/article185630.html

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    1. Tristemente tengo muy poco que añadir a vuestros comentarios, Manolo y Vigne:
      Martin Luther King tenía un sueño, Obama tiene... drones. Y donde no, se sirve de escenificar golpes (Putsch)
      http://www.voltairenet.org/article186818.html

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