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martes, 3 de noviembre de 2015

Pablo Iglesias y la lucha de clases: nada que ver con el PSOE ni con Podemos.


Imagen: Francisco Gálvez, en la edición del Manifiesto Comunista
 publicada por la FIM (Fundación de Investigaciones Marxistas)

"La lucha de clases"Un artículo de Pablo Iglesias (fundador del PSOE) que mantiene todo su vigor.
Fue publicado hace 126 años, pero su contenido sigue estando vigente más que nunca. Te ofrecemos un fragmento y al final, como apéndice, el texto completo. 
NOTA: aunque según las actuales normas de la RAE, el lector puede apreciar incorrecciones lingüísticas en el uso de las tildes, la transcripción respeta íntegramente el texto publicado en 1889, ya que se trata de un documento histórico.


Pablo Iglesias, fundador del PSOE

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"La lucha de clases"
Pablo Iglesias

Por ignorancia unos, y otros por conveniencia, los hombres que tienen á su cargo la defensa de los intereses patronales han negado siempre que la base de la sociedad actual, como la de las sociedades precedentes, fuera la lucha de clases. Y partiendo de esta negación han calificado de locos, perturbadores y hasta criminales á los socialistas revolucionarios, que, ateniéndose á la verdad y á los hechos, han sostenido con firmeza la existencia de aquella lucha y recomendado, por tanto, á la clase trabajadora que la mantenga conscientemente hasta que logre acabar con sus opresores y establecer un sistema social donde la solidaridad haga imposible todo antagonismo entre los seres racionales. (…)

¿Dónde existe hoy la conciliación y la armonía entre los asalariados y capitalistas de que nos hablan los economistas burgueses? (…) 

¿Y es posible que después de todo esto, de pugna tan marcada, de guerra tan abierta y tenaz como la que en la actualidad mantiene la clase oprimida con la clase opresora, los pobres con los ricos, haya quien se atreva á decir que la lucha de clases no existe y que es solamente una invención dañina de los socialistas revolucionarios? 

Esto no es ya cínico ni descarado, sino simplemente torpe; porque, ¿qué adelantan los portaestandartes de la clase parásita con negar una cosa que no sólo se ve perfectamente, sino que puede decirse que se palpa y se respira por todos? ¿Tranquilizar á su clase? ¿Darle á entender que su dominio se quebranta y que disfrutará por mucho tiempo las riquezas que ha acaparado y las que pueda arrancar todavía á los productores? Imposible. (...) Saben ya los que viven del trabajo ajeno que tales manifestaciones encierran suma gravedad para su existencia como clase, y que sólo la fuerza material podrá permitirles prolongar un poco su imperio sobre las masas obreras.

(...) ¿Y cómo no, cómo podría ser otra cosa, cuando hoy los explotadores los fustigan más que nunca, los atormentan horriblemente y les roban como jamás lo han hecho el fruto de su trabajo?

(...) Al presente, en que el antagonismo social, la lucha de la clase poseyente con la clase desposeída se manifiesta por multitud de señales y fenómenos, no cabe más que reconocerla francamente y aceptar la situación en que coloca á unos y á otros, y así como los socialistas declaran que aún no tienen fuerza bastante para hundir en el polvo el último régimen social basado en la esclavitud, confiesen los abogados de la burguesía que la muerte, únicamente la muerte, es lo que espera á su clase al término de dicha lucha.

Pablo Iglesias
Publicado en El Socialista, el 31 de mayo de 1889 
[Ref. editorial.- Pablo  Iglesias: Obras Completas, Tomo 8. Pp. 180-182. Instituto Monsa de Ediciones, S.A. Madrid, 2002.]


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"Lucha de clases". Mural del mexicano Diego Rivera, representando a Marx hablando al proletariado. Ciudad de Mexico,- Palacio Nacional.



El PSOE: nada que ver con las palabras de su fundador.

El giro ideológico que inicia el PSOE en el congreso de Congreso de Suresnes (octubre de 1974), acaba conduciendo a este partido no sólo al abandono del marxismo, sino a una profunda desideologización, en tanto que partido de izquierdas, y a un rumbo cada vez más escorado hacia posiciones socioliberales. Alejado incluso de las posiciones socialdemócratas más progresistas, el PSOE ha ido editando una socialdemocracia progresivamente desfigurada en su naturaleza política, configurando la peor versión posible de la misma. Un cambio que acaba por transformar al PSOE en un partido atrápalo todo (ver "¿Qué es un partido atrápalotodo, catch-all party?") con un discurso ideológicamente vaporoso y ambiguo, basado en una retórica muy bien desarrollada por su intelligenza orgánica durante años. Una retórica la del PSOE que parece decir cosas, pero que en realidad dice nada al ser deconstruida. Es el lenguaje político del decir nada, con acompañamiento músical de buenismo y pose progre. Pura cascarilla teórico-ideológica y placebo político para las masas.

Sin duda, uno de los más graves errores del PSOE fue el abandono de la lucha de clases, vector imprescindible e irrenunciable en la identidad de la izquierda política, sin el cual la izquierda deja de ser izquierda para convertirse en otra cosa. Y lo hizo en aras de un interclasismo post-Suresnes, acorde con su nueva identidad política atrápalo todo. Era inevitable que esto ocurriese, una vez que el partido fija como meta final no ya la consecución del socialismo, sino la de una capitalismo de color rosa, un capitalismo feliz en el que supuestamente todos podríamos llegar a comer perdices y vivir felices. Un capitalismo repensado desde la cocina ideológica del PSOE como una nueva Arcadia, en la que el rico y el pobre, el explotador y el explotado, el banquero y el currante machacado... enlazarían sus manos alegres y felices gozando de la armonía y la fraternidad perpetuas. Un capitalismo al que incluso se rebautiza eufemísticamente para darle nombre santo: economía social de mercado

Han transcurrido tres décadas de bucle bipartidista, en las que el PSOE ha puesto énfasis en convencernos de que todos somos clase media, un concepto etéreo que esconde las profundas contradicciones de clases y la lucha de clases de la sociedad actual. Mismo en estos momentos de agonía y drama social provocados por la crisis sistémica y los chatarreros del estado del bienestar (oligarquía financiera), el PSOE manifiesta alergia discursiva si tiene que hablar de clase trabajadora; parece sentirse más cómodo hablando del hundimiento y problemas de la clase media. Y es que ya se sabe: todos somos clase media.


PODEMOS, nada que ver con la lucha de clases.

Sin duda, Podemos apenas es una reedición del PSOE a la que el champú de los medios del capital ha limpiado de caspa.

Cuando, desde la izquierda, empezábamos a ver grietas en el sistema por el debilitamiento del PSOE, en una jugada maestra de la que se hablará durante muchos años, los medios del capital auparon al estrellato a una nueva socialdemocracia, mucho más domesticada incluso de lo que estaba el PSOE en el año 82: el partido Podemos.

Al igual que sucedió entonces con el PSOE, el protagonismo de los medios y su capacidad para preparar comida política rápida, lanzó a lo grande a un partido creado por un charlatán político, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid. No es casualidad que de esa facultad saliese gran parte de la intelligenza del PSOE-82 (incluyendo ilustres sin carnet que ahora reniegan, como Cotarelo) y que ahora suceda lo mismo con este Podemos convertido en una especie de club de fans. Si hay una facultad que ha estado en todos los fregados sistémicos, es la mencionada; de la misma salió, incluso, la fontanería política que permitió a Felipe González ganar el referéndum sobre la permanencia en la OTAN.

Y si aquel PSOE de la Transición fue el antídoto sistémico contra los comunistas (un PCE que tuvo su buena parte de culpa, conviene no olvidar), Podemos irrumpió como antídoto contra el giro a la izquierda de IU, su despegue en intención de voto y las movilizaciones que amenazaban con quebrar la paz social. Luego bastaría con reducir el volumen del ruido mediático en relación con Podemos y subir el de Ciudadanos para que la arena política quedase reducida a la mansedumbre apesebrada. Así, el final de la legislatura de Rajoy irá acompañado de una paz social que ni el más pesimista podría imaginar hace 4 años.

Y como ya pasó en la época de esplendor de aquel PSOE que pronto cambió la chaqueta de pana por la estética de la beautiful people,  asistimos de nuevo a un transfuguismo a gran escala. Ayer, muchos de los cuadros políticos del PCE entraban por la puerta grande del PSOE preguntando 'qué hay de lo mío'. Hoy, bastantes cuadros de IU han hecho lo mismo con Podemos. La diferencia es que este Podemos, que es pura imagen, ha vendido la piel de oso antes de cazarlo, y aquel PSOE estaba en el poder. Me temo que muchos de esos tránsfugas de IU reconvertidos en podemitas, se van a quedar a dos velas (o, si se prefiere una expresión grosera, se van a comer una mierda).

Sin duda hay diferencias entre aquel PSOE y este Podemos. El primero estaba más a la izquierda de lo que ahora está Podemos, por increíble que parezca. Mientras que aquel PSOE de Felipe González nos decía "OTAN, de entrada no", el Podemos de Pablo Iglesias nos dice que hay que cumplir con los acuerdos, es decir, OTAN de entrada sí. Y si aquel PSOE de Felipe González esperó a estar en el gobierno para lamer el culo de banqueros y empresarios, el Podemos de Pablo Iglesias ha optado por prestarse a ello siendo y teniendo nada. 

El formato de partido atrápalotodo del PSOE fue imitado por Rosa Díez en su actualmente moribunda UPyD. Pero fue Pablo Iglesias y su corte de trileros, los que han sabido reeditar la más reciente y convincente versión de este formato interclasista orientado a contribuir a la reproducción del sistema y al cansino e insoportable gatopardismo.


El efecto Podemos en la cúpula de IU-PCE

El efecto Podemos generó una inercia que ha terminado por seducir absurdamente a la cúpula de IU y del PCE, perdida en un delirante juego político de la invención de una unidad popular a base de burbujas políticas y confluencias propias de tratantes de feria. Un juego caracterizado por el desprecio hacia los programas políticos: es el cáncer del formato de partido atrápalotodo desarrollándose como metástasis en IU y PCE. Una IU, por cierto, a la que ya se da por muerta (todo parece indicar que tras las elecciones Podemos e IU se fusionarán en una nueva fuerza política).

Las bases de IU y del PCE tienen la palabra. Es necesario que abandonen su permisividad y seguidismo ciego hacia cierto sector dirigente, más preocupado por sus intereses personales que por transformar la sociedad. Las bases deben decidir si quieren luchar por el Socialismo, en cuyo caso se impone la rebelión y la revitalización del Partido desde la base, o si desean seguir siendo tontos útiles de ciertos cargos que desde la política profesional pastorean a militantes y simpatizantes, haciendo y deshaciendo en despachos, mientras practican un bochornoso clientelismo interno que les permite excluir de la foto a los que se mueven.


Lucha de clases

126 años después del artículo de Pablo Iglesias, su contenido sigue teniendo plena vigencia. Hace 167 años, el 21 de febrero de 1848, 41 años antes de que Pablo Iglesias publicase su artículo, salía a la luz el Manifiesto Comunista:
Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.
No hace falta ser estudiado para entender esta realidad. La emancipación de la clase trabajadora requiere de la conciencia de clase, y ésta conduce inexorablemente a la lucha de clases contra el Capital. Cualquier opcion política que niegue o esconda esta realidad, debe ser considerada enemiga de clase y, por tanto, combatida. ¿Es tan difícil de entender?

Sobre la lucha de clases, decía el multimillonario estadounidense Warren Buffet, que era su clase, la de los grandes capitalistas, quien estaba ganando esa guerra ("There's class warfare, all right, but it's my class, the rich class, that's making war, and we're winning"). Ellos, nuestros enemigos, sí tienen conciencia de clase. 






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Apéndice. Texto completo del artículo.

LA LUCHA DE CLASES
Pablo Iglesias

Por ignorancia unos, y otros por conveniencia, los hombres que tienen á su cargo la defensa de los intereses patronales han negado siempre que la base de la sociedad actual, como la de las sociedades precedentes, fuera la lucha de clases. Y partiendo de esta negación han calificado de locos, perturbadores y hasta criminales á los socialistas revolucionarios, que, ateniéndose á la verdad y á los hechos, han sostenido con firmeza la existencia de aquella lucha y recomendado, por tanto, á la clase trabajadora que la mantenga conscientemente hasta que logre acabar con sus opresores y establecer un sistema social donde la solidaridad haga imposible todo antagonismo entre los seres racionales.
Por más que el socialismo científico, al hacer su aparición, demostró con la Historia en la mano y una porción de datos suministrados por la grande industria, naciente entonces, que la idea de la lucha de clases era incontrovertible, explícase que en aquella época los teóricos de la burguesía, aferrados al antiguo criterio acerca de la evolución social y nada dispuestos á fijarse en las doctrinas que anunciaban como precisa y fatal la muerte de su clase, la combatieran rudamente y la tacharan de falsa y absurda.
Cuando no se comprende que ocurra eso es hoy, que el desarrollo industrial, la concentración capitalista y el exceso relativo de producción, habiendo hecho de unos individuos una clase de holgazanes millonarios, y de otros un ejército de esclavos hambrientos, ha desatado en ambos bandos todos los odios y rencores, y puesto á los proletarios en el extremo de rebelarse á todas horas contra la tiranía de los reyes del taller, de la fábrica y de la mina.
¿Dónde existe hoy la conciliación y la armonía entre los asalariados y capitalistas de que nos hablan los economistas burgueses?
En el campo Político, ¿es una manifestación armónica el duelo á muerte que sostiene el socialismo alemán con Bismarck, encamación fiel de los privilegiados del Imperio germánico? ¿Es señal de paz y de concordia la feroz persecución de Crispí contra los socialistas italianos y la enérgica campaña que éstos han emprendido contra él y contra todos cuantos defienden los monopolios de los burgueses de Italia? ¿Es síntoma de acuerdo y de unión la conducta del Gobierno austríaco cerrando las puertas de la legalidad á la propaganda socialista y empleando la represión con las organizaciones obreras que se muestran celosas de sus intereses? ¿Revelan relaciones amigables entre dos clases la intervención de la policía en el movimiento de las ocho horas en los Estados Unidos y el horrendo crimen de Chicago? ¿Son acaso indicios de que marchan á una explotados y explotadores el rompimiento de la masa trabajadora en todos los países con los partidos avanzados de la burguesía y la constitución de aquélla en partido político distinto y opuesto á todos los que defienden el régimen social presente?
Y en el campo económico, ¿son signos de paz social y de mutuo interés las imponentes huelgas que se han declarado en Alemania? ¿Lo son las que acaban de estallar en Austria? ¿A qué responden las que sufren en Italia y se convierten en verdaderas insurrecciones? ¿A qué son debidas las de Francia, Inglaterra y demás países donde la producción burguesa, esto es, la explotación sin límite alguno domina? ¿Qué significan los batallones que se envían á pacificar los huelguistas, y los polizontes y los Tribunales que funcionan luego para prender y condenar á los más firmes y resueltos en la defensa de los derechos del trabajo?
¿Y es posible que después de todo esto, de pugna tan marcada, de guerra tan abierta y tenaz como la que en la actualidad mantiene la clase oprimida con la clase opresora, los pobres con los ricos, haya quien se atreva á decir que la lucha de clases no existe y que es solamente una invención dañina de los socialistas revolucionarios?
Esto no es ya cínico ni descarado, sino simplemente torpe; porque, ¿qué adelantan los portaestandartes de la clase parásita con negar una cosa que no sólo se ve perfectamente, sino que puede decirse que se palpa y se res¬pira por todos? ¿Tranquilizar á su clase? ¿Darle á entender que su dominio se quebranta y que disfrutará por mucho tiempo las riquezas que ha acaparado y las que pueda arrancar todavía á los productores? Imposible. Por escasa que sea, y lo es bastante, la inteligencia de los que sólo se dedican á explotar la fuerza obrera y calcular el modo de que sus beneficios sean mayores, no hay manera de hacerles entender que las huelgas de sus obreros, las agitaciones del socialismo revolucionario son mero pasatiempo de un puñado de caprichos ó simple desahogo de espíritus turbulentos. Saben ya los que viven del trabajo ajeno que tales manifestaciones encierran suma gravedad para su existencia como clase, y que sólo la fuerza material podrá permitirles prolongar un poco su imperio sobre las masas obreras.
¿No es ese el propósito de los que niegan la lucha de clases, y sí el hacer creer á los proletarios que semejante lucha es una quimera? Pues su tarea es todavía más imposible. Actualmente podrá haber obreros que desconozcan el camino de su emancipación, que tengan dudas acerca de lo que más importa á sus intereses, que, acorralados por el hambre y la miseria, se echen en brazos de estéril desesperación ó perjudicial abandono; pero no hay ninguno que vea que sus intereses están identificados con los de la clase adinerada y que no sienta hacia ella prevención u odio. ¿Y cómo no, cómo podría ser otra cosa, cuando hoy los explotadores los fustigan más que nunca, los atormentan horriblemente y les roban como jamás lo han hecho el fruto de su trabajo?
Es, pues, grande torpeza afirmar lo contrario de la verdad cuando ni los amigos ni los adversarios dan crédito á esa afirmación.
Si en otros tiempos, distintos á los de ahora, podía ser conveniente para la clase dominante decir que la lucha de clases proclamada por los socialistas revolucionarios era un sueño de éstos, y no una realidad, en los actuales momentos no lo es, pues sobre que nadie lo cree, pone en ridículo á los que tal cosa pregonan y hace presumir que su inteligencia corre parejas con la del burgués de menos meollo.
Al presente, en que el antagonismo social, la lucha de la clase poseyente con la clase desposeída se manifiesta por multitud de señales y fenómenos, no cabe más que reconocerla francamente y aceptar la situación en que coloca á unos y á otros, y así como los socialistas declaran que aún no tienen fuerza bastante para hundir en el polvo el último régimen social basado en la esclavitud, confiesen los abogados de la burguesía que la muerte, únicamente la muerte, es lo que espera á su clase al término de dicha lucha.

2 comentarios:

  1. Lo que tú digas, hermano, pero yo engordé tres kilos escuchando el discurso de despedida que Pablo Iglesias Turrión echó a los eurodiputados, con acusaciones personalísimas de dureza inaudita que no hemos oído nunca hacer a los "rojos de toda la vida".

    Todo un clásico YA. Si eres comunista, supongo que disfrutaste oyéndolo. [Por más que te escueza disfrutar con algo de Pablito].

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