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jueves, 13 de noviembre de 2014

Corrupción, capital y el insultante delirio de Juan Rosell (CEOE). A propósito de sus últimas declaraciones.



Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE.
 Autor: Paco Garabato.


Pongamos que hablamos de una mafia que opera con cobertura legal

Llegar a ser presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), es algo así como convertirse en Padrino de una poderosa corporación que ejerce un poder desmesurado entre bastidores. Tanto que tal corporación se permite dictar al gobierno la reforma laboral que más interesa al capital, por ejemplo (en realidad, dicta las grandes líneas de la política económica). Saben que los gobiernos de turno son subalternos de quita y pon. Una campaña de prensa por aquí, una campaña de prensa por allá... y ponen o deponen al capataz del cortijo. Y es que ya lo decía Marx: "El ejecutivo del Estado moderno no es otra cosa que un comité de administración de los negocios de la burguesía". Por eso, democracia y capitalismo son realidades que no casan, por muchos que los ideólogos del establishment se empeñen en argumentar lo contrario.

Los integrantes de la gran patronal son mucho más que un lobby: son el (un) Poder... iba a decir en la sombra, pero lo cierto es que ya se han acostumbrado a ejercer su dominio con absoluto desparpajo y sin disimulo.

A veces estos padrinos terminan entre rejas, como sucedió con el mafiosillo Gerardo Díaz Ferrán (presidente de la CEOE entre 2007 y 2010). Pero en las escasas ocasiones que sucede algo así, el asunto obedece más a ajustes de cuentas entre familias que a la eficacia y honestidad de los jueces, otro tipo de subalternos al servicio de los amos del cortijo.

Practican una brutal lucha de clases contra los trabajadores, sin encontrar apenas respuesta y oposición (ya se sabe: la lucha de clases "es una causa justa del pasado", decía el pesoista Jáuregui; es una cosita que ya está superada, le dicen al que vende su fuerza de trabajo). Representan una organización de sanguijuelas que practica sistemáticamente el terrorismo social. Pero esa forma de "terror" jamás será mencionada en los medios





Juan Rosell y la corrupción.

Nos hemos acostumbrado a oír hablar de corruptos, pero no de corruptores, que son los grandes empresarios. Como mucho, se habla de tramas cuyo radio de acción es el ámbito local, o en el mejor de los casos el autonómico. Pero de la trama mafiosa organizada por el gran capital en nuestro país, apenas escucharemos hablar. Y es normal: controlan los medios. Los mayores casos de corrupción son aquellos que tan siquiera son nombrados o señalados como corrupción (por ejemplo el rescate bancario y otros rescates). Son protagonizados no por pececillos pirañas sino por tiburones.

Corruptos versus corruptores. He ahí la cuestión. Al respecto, la agencia Colpisa distribuyó esta semana una entrevista con Juan Rosell, gran padrino de la CEOE. Fue recogida por multitud de medios, ayer 12 de noviembre. Pude leerla en La Voz de Galicia, periódico experto en comprar y chantajear políticos y que sin embargo se presenta como adalid en la denuncia mediática de la corrupción. En la entrevista de Colpisa, firmada por J.A.B., se le pregunta a Juan Rosell:
-¿Cree que la corrupción es un problema exclusivo de la clase política? Algunos argumentan que al lado de cada político corrupto hay un empresario que le corrompe.
La respuesta del capo empresarial no tiene desperdicio:
-No es un problema de la clase política, sino del conjunto de la sociedad. Debemos arreglarlo entre todos, comenzando por los detalles más pequeños. Todavía hay padres que cuando su hijo llega a casa y reconoce que ha copiado en un examen no hacen nada. Pues hay que empezar a hacer algo desde ahí.

¡Vamos, que la culpa la tenemos todos! Y ya, puestos a buscar la solución... ¡comencemos con castigar a los niños que copian en los exámenes! En mi pueblo dirían: ¡pero que tío más chulo! Si somos delicados podemos llamarlo demagogo. Pero resulta mucho más expresivo decir que Juan Rosell se mea encima de todos con esas palabras. ¡Con dos cojones!, diría un castizo.

No está mal, que el responsable de una corporación que es el eje de la corrupción estructural (la CEOE, como representante del gran capital), responda y se justifique diciendo: mire, es que la sociedad es así y la solución pasa por empezar con esos "detalles más pequeños" como castigar a los niños que copìan en los exámenes. ¡¡Ay, esta infancia corrupta!!

Palabras casi tan graves como cuando culpó a las mujeres del desempleo:
  • "Un millón de amos y amas de casa están apuntados al paro para intentar cobrar algún subsidio" (2 Julio 2014)
  • "Una de las claves de por qué se ha disparado el paro hasta el 25% es el crecimiento demográfico; otra, la incorporación de la mujer al mundo laboral" (3 Julio 2014)


El eje del discurso como elemento de legitimación política.

Más allá del recochineo que ha mostrado Rosell en la entrevista, nos interesa trascender lo anecdótico. En el fondo Rosell está utilizando un argumento central del discurso de la ideología dominante para justificar la corrupción. Hace casi un año, en "La corrupción y la mentira, ¿pasan factura al Partido Popular?", exponía en este mismo blog los motivos por los que considero que para el PP la corrupción tiene un coste electoral limitado. En concreto me basaba en tres items argumentales que encontraréis desarrollados en aquella entrada (pulsar en este link). De manera sintética:

  • A)  Afirmación maximalista: todos roban, todos son corruptos.  Si todos roban y son iguales, votar al PP no es peor que hacerlo a otro partido.
  • B)  La inevitable condición de la naturaleza humana. Se trata de una variante más "culta" del principio anterior, que apela a la inevitable condición humana, transformando el maximalismo rudo "todos los políticos roban" en otro tipo de maximalismo fatalista, de tinte pseudo filosófico, que vendría a definir la esencia humana: los seres humanos son, por naturaleza, corruptos. Al definir el problema como una constante humana, se minimiza su gravedad social, política y moral. Se relativiza.
  • C)  Igualar los casos de corrupción o amplificar la corrupción del contrario, para alimentar el insoportable "y tú más".  

Si nos fijamos en el segundo de los argumentos (B), se trata del elemento discursivo al que se agarra Rosell. Y se trata de una idea ampliamente difundida por la ideología dominante. Precisamente cuando escribía la entrada mencionada,  la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en unas declaraciones insistía en lo mismo que afirma Rosell ahora, al justificar los casos de corrupción apelando a que el problema es algo inevitable que está en toda la sociedad, ya que forma parte de la naturaleza humana: "la corrupción es parte de la condición humana”, decía por entonces Cospedal  (la fuente es la agencia EFE, pero fue difundido por todos los medios; por ejemplo, véase La Vanguardia). 

La perversidad del discurso no puede ser mayor: corruptos son los corruptos, pero también quienes sufrimos y padecemos la corrupción de los corruptos. Verdugo y víctima son culpables porque comparten la misma condición humana. Es como si dijésemos que todos somos ladrones por naturaleza.

Este discurso, ¿llega a calar en la masa social? Opino que sí. En un grado bastante significativo. Hoy mismo, Manuel García -compañero de este blog- me contaba una conversación que pudo escuchar casualmente entre dos personas que no conocía:
   - Hombre 1: No hay derecho con esto de Pujol. Estamos gobernados por gente que está robando.
      - Hombre 2: Y tu no robas porque no puedes.
      - Hombre 1: ¡Claro!
      - Los dos a continuación se ríen.

Es un ejemplo de algo que todos hemos escuchado alguna vez -sobre todo en votantes de la derecha- y que revela la fuerza que tiene este elemento discursivo, cuya función es mitigar el efecto político de la corrupción.

Una corrupción que, es bueno no olvidar, antes de ser política es corrupción empresarial, del capital.



Apéndice cómico
Mejor terminar de forma cómica para sacarnos de encima el cabreo que nos provocan las declaraciones de Rosell. Así veía el historietista Furillo a Rosell y a su lugarteniente Feito. Fue publicado en la revista El Jueves hace ya tiempo:





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4 comentarios:

  1. El dibujo que encabeza el artículo (espléndido, como la mayoría de Vigne) es de Paco Garabato. Un genio con un pequeño defecto. Le agrada Podemos.
    http://pacogarabato.blogspot.com.es/

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    1. Gracias Carlos. Voy añadir el dato. En la medida en que resulta posible, intento siempre reconocer la autoría de las imágenes. Un saludo.

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    2. A mandar, Vigne. No me pierdo tus análisis, escritos, recordatorios y reflexiones. Admiro tu trabajo porque es de lo más serio y riguroso que he hallado en la red. Un saludo.

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    3. A mandar, Vigne. No me pierdo tus escritos, recordatorios, análisis y reflexiones, porque este blog es de lo mejorcito de la red. Un cordial saludo

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