La idea de esta serie de entradas es la
exposición y análisis de la política italiana desde el final de la
II GM.
Creo que es una de las políticas más
interesantes de la posguerra.
También se analizará la política del
Partido Comunista Italiano, así como su desaparición y las
consecuencias de esta desaparición en el momento actual de Italia y
de Europa.
Antecedentes hasta la proclamación de
la I República.
Benito Mussolini |
En Italia desde 1922 estaba la
dictadura del Partito Fascista de Mussolini en el poder. La única
oposición organizada era la del Partito Comunista Italiano (PCI).
Había oposiciones individuales por algunas personalidades del área
de la democracia cristiana, pero no estaban organizadas.
Cuando empezó la II GM Italia, pese a
ser aliada de Alemania, se mantuvo neutral de acuerdo con Alemania.
En junio de 1940, cuando Francia estaba
casi derrotada, Italia declaró la guerra con el fin de tener su
parte en el botín de guerra. Aspiraba a tener Túnez como ampliación
de la colonia de Libia, y ampliar el territorio metropolitano con
Niza y Saboya. No lo obtuvo, porque Alemania prefirió no perjudicar
a Francia. Ese asunto impulsó a Mussolini a intentar conquistar
Grecia, y al tener complicaciones Alemania se complicó en los
Balcanes para impedir que el Reino Unido tuviera a tiro los campos
petrolíferos rumanos.
Rey Víctor Manuel III |
Ya Italia en guerra contra el RU, y
posteriormente con EEUU, empezó a sufrir los reveses bélicos. En
julio de1943 las tropas aliadas desembarcaron en Sicilia y
posteriormente en la península italiana y empezaron a avanzar muy
rápidamente hacia el norte.
La clase política italiana encabezada
por el rey Víctor Manuel III e incluso gran parte del Partito
Fascista se alarmaron. El rey destituyó a Mussolini, apresándole, y
se nombró al mariscal Badoglio como jefe de gobierno. El rey y
Badoglio aseguraron a Alemania la continuidad de la alianza, pero
bajo cuerda empezaron a negociar con los aliados. Como consecuencia
de un día para otro el estado italiano pasó de ser aliado de
Alemania a ser neutral y a los pocos días a declararle la guerra a
su antiguo aliado.
Alemania desplazó tropas e invadió
gran parte de la península. Ocupó Roma y el rey con el gobierno
huyó al sur instalándose en Bari en la zona ocupada por los aliados
ingleses, americanos y franceses de la Francia Libre. Posteriormente,
cuando los alemanes liberaron a Mussolini en su prisión del Gran
Sasso, se constituyó la República Social Italiana (RSI) con capital
en Saló a orilla del lago Garda. Naturalmente el apoyo fundamental
de Mussolini era del ejército alemán.
Entre la clase política italiana,
dentro del territorio de Mussolini, empezó a aparecer oposición en
todas las ideologías desde derecha democratacristiana y liberal que
constituyeron el Partito d'Azione, y socialista. Voluntarios de este
partido junto con miembros del PCI comenzaron una guerra de
guerrillas. Sus miembros constituyeron el Movimiento Partisano, que
se extendió por toda la zona. Fueron apoyados con la ayuda
armamentística por los aliados.
Las fuerzas políticas del Movimiento
Partisano se constituyeron en Comité de Liberación Nacional (CLN)
para su dirección y coordinación. Este Comité, a su vez, se
dividió en el CLNAI (Comité de Liberación Nacional Alta Italia)
con sede en el Milán ocupado y el CLNC (Comité de Liberación
Nacional Central). El CLNAI coordinó entre 1943 y 1945 la lucha
armada en la Italia ocupada: esta lucha se llevó a cabo con brigadas
y divisiones de partisanos, entre las que estaban las Brigadas
Garibaldi (constituidas a iniciativa del Partido Comunista), las
Brigadas Matteotti (vinculadas al Partido Socialista), las Brigadas
Giusticia e Libertá (del Partito d'Azione), las Brigadas Autónomas
(compuestas principalmente por ex-militares y sin clara afiliación
política, aunque a menudo simpatizaban con la monarquía y otros que
se mostraron expresamente apartidistas.
En el periodo que media entre la
llamada Proclama de Badoglio (8 de septiembre de 1943, en la que el
presidente del consejo de ministros anunciaba un armisticio firmado
con las tropas aliadas) hasta la capitulación de las tropas alemanas
en Italia (abril de 1945) el país vivió una verdadera guerra civil.
La Resistencia justificaba sus acciones como propias de una guerra
patriótica de liberación del poder extranjero, pero de hecho
implicaban desencadenar una guerra civil contra los fascistas
italianos y los que apoyaban la República Social de Mussolini.
Los partisanos fueron especialmente
abundantes en las zonas montañosas del centro y el norte del país.
En febrero de 1944 se proclamó un bando en el que se establecía la
pena de muerte por parte de la RSI para los que se opusieran a la
leva y para los desertores. En abril de 1944 ese año otro decreto
extendía la pena de muerte a todo aquel que diera apoyo o refugio a
las brigadas partisanas. Pese a todo, muchos jóvenes preferían
unirse a la guerrilla antes que aceptar el reclutamiento forzoso de la RSI.
En las ciudades comenzaron a constituirse núcleos partisanos
clandestinos denominados Gruppi di
azione patriottica (Grupos
de acción patriótica, GAP), cada uno de ellos formado por
pocas personas que se dedicaban a acciones de sabotaje, guerrilleras
y de propaganda política. Junto a ellos, surgieron en el seno de las
fábricas las Squadre de azione patrioticca (Escuadras
de acción patriótica, SAP).
Se intentó hacer una militarización «oficial» de los
partisanos reconocida tanto por los mandos militares aliados como por
el gobierno de Víctor Manuel III: fue el llamado Corpo
volontari della libertà o Corpo
italiano di liberazione
(CIL), fundado en Milán el 9 de junio de 1944. A la cabeza de
los cerca de 200.000 combatientes de este verdadero ejército de
partisanos estaba el general Raffaele Cadorna Jr, con vicecomandantes
del Partido Comunista (Luigi Longo) y del Partito d'Azione (Ferruccio
Parri).
De la insurrección general (1945) a la liberación.
El 19 de abril de 1945, mientras los aliados avanzaban por el
valle del Po, los partisanos bajo las órdenes del CLN iniciaron al
insurrección general: bajaron de las montañas y confluyeron hacia
los centros urbanos del norte de Italia, ocupando fábricas,
prefecturas y cuarteles. Las formaciones fascistas huyeron y las
tropas alemanas se batieron en retirada.
Muchas grandes ciudades (entre ellas, Turín, Génova y Bolonia)
fueron liberadas antes de la llegada de las tropas aliadas. En muchos
casos, hubo combates calle por calle: los restos del ejército alemán
y algunos fascistas partidarios de la RSI disparaban refugiados en
edificios, azoteas o campanarios contra civiles y partisanos. En
algún caso, hubo verdaderas batallas para dominar la ciudad (fue el
caso de Florencia en septiembre de 1944), pero generalmente los
partisanos pudieron reducir con facilidad a estos combatientes
dispersos (así sucedió en Parma y en Piacenza).
El 27
de abril de 1945, el Duce
Mussolini (disfrazado
con uniforme de soldado alemán) fue capturado en Dongo, cerca
de la frontera con Suiza, cuando trataba de huir de Italia junto a su
amante Clara Petacci. Fue reconocido por los partisanos comandados
por Walter Audisio (coronel Valerio), hecho prisionero y ajusticiado
al día siguiente (28 de abril) en Giulino di Mezzegra, junto al lago
de Como; su cadáver fue expuesto, colgado cabeza abajo, junto al de
Petacci y a los de varios jerarcas fascistas en el Piazzale Loreto de
Milán. En aquel mismo lugar, ocho meses antes, los nazifascistas
había colgado los cuerpos de quince partisanos muertos.
Walter Audisio (coronel Valerio) |
El 29
de abril de 1945 con la rendición incondicional del ejército
alemán, la Resistencia llega formalmente a su fin y los partisanos
asumen plenamente el poder civil y militar.
El 2
de mayo de 1945 el
general británico Alexander ordeno la desmovilización efectiva de
las fuerzas partisanas, con la entrega de armas. La orden fue, en
general, cumplida. Parte de las fuerzas partisanas quedaron como
policía auxiliar del ejército aliado en las zonas liberadas. En la
película “NOVECENTO” de Bertolucci está reflejada estas
entrega de armas, con los sentimientos que sintieron por ello.
Se calcula que fueron unos 44.700 miembros de la Resistencia
(entre partisanos y miembros del ejército regular del Reino del Sur)
los que murieron en combate o inmediatamente a su captura por los
fascistas o los nazis (de ellos, 10.260 corresponden a la División
Acqui). Otros 21.200 combatientes quedaron mutilados. Unas 4.653
mujeres fueron arrestadas y torturadas: a 2.750 se las deportó a
Alemania, 2.812 murieron fusiladas o ahorcadas; 1.070 cayeron en
combate; 15 fueron condecoradas con la medalla de oro al valor
militar.
Los juicios por las matanzas a partisanos y civiles cometidos por
los fascistas de la República Social Italiana y por los alemanes
(tanto de la Wehrmacht como de las SS) nunca se resolvieron, en parte
a causa de tres amnistías sucesivas: en 1946, en 1953 y en 1966.
Esta dos últimas fueron por causas de política exterior. La
Alemania Occidental era, desde 1952, aliada de Italia en la OTAN, por
lo que no resultaba políticamente oportuno remover episodios
incómodos que habría supuesto procesar a ciudadanos de estados
extranjeros. Por otra parte, algunos italianos que colaboraron con la
República Social Italiana se habían integrado después de la guerra
en el ejército italiano o en la administración pública. Por estas
razones, todas los expedientes secretos sobre los crímenes
nazifascistas en Italia fueron «archivados provisionalmente» por el
procurador general militar con lo que se consiguió la impunidad de
los responsables que todavía vivían. Sólo en 1994, durante la
investigación de Erich Priebke para el caso de la masacre de las
Fosas Ardeatinas se descubrieron los expedientes archivados en
lo que los medios de comunicación llamaron el
Armario de la Vergüenza. Se reabrió judicialmente alguno de
los casos (como el de Theodor Saevecke) por la matanza del Piazzale
Loreto de Milán, donde fueron fusilados quince partisanos y
antifascistas). La mayor parte de las investigaciones y de las
denuncias contenidas en los expedientes no pudieron terminar en
juicio bien porque sus responsables ya habían muerto o por la
prescripción de los delitos.
En la segunda parte se contará alguna de estas historias como la
de las Fosas Ardeatinas. Y las venganzas contra los fascistas y la
desfascistización de Italia.
Entre las fuerzas políticas italianas no había acuerdo en la
continuidad de la monarquía. Incluso las de derecha no se fiaban,
pues el monarca lo mismo se apoyaba en unos u otros con tal de que se
siguiera la política que él quisiera. Esto ocurrió con reyes
italianos anteriores, pero fue mucho más agravado con Victor Manuel
III. Por lo que se llegó al acuerdo de someter la disyuntiva
monarquía o república a un referéndum entre el pueblo italiano una
vez terminada la guerra. En 1944 Víctor Manuel III dimitió de sus
poderes reales sin abdicar, y nombró a su hijo Humberto
“Lugarteniente del Reino de Italia” dejándole sus poderes.
Se convocó el referéndun monarquía-república para el 2 de
junio de 1946. Víctor manuel III abdicó el 9 de mayo de 1946 en su
hijo Humberto II. La razón de la abdicación era la impopularidad
del rey, que si bien había sido uno de los actores de la destitución
de Mussolini, fue también uno de los que más contribuyeron a su
ascenso al poder y a apoyarle. Para Víctor Manuel III estaba
justificado, pues con la conquista de Etiopía (1936) le hizo
proclamar rey-emperador, rey de Italia y Albania y emperador de
Etiopía.
El referéndum se realizó en efecto el 2 de junio de 1946, dando
por resultado que la mayoría de los italianos optaron por la
república por algo más de dos millones de votos. La república se
proclamó el 18 de junio. El 12 de junio abdicó Humberto II. Se le
llamó el rey de los 33 días o el “Rey de Mayo”.
Mapa de los resultados del referéndum monarquía-república por regiones |
En ese referéndum pudieron votar las mujeres por primera vez en
Italia. Por cierto los monárquicos por ello creyeron que el voto
femenino les favorecería, pero parece que no les sirvió. Ese día
se eligió también una Asamblea Constituyente, que una vez elaborada
la constitución se mantendría como Asamblea Legislativa hasta las
nuevas elecciones.
Los monárquicos acusaron al gobierno provisional de Italia de
hacer trampa para que saliera la república.
Como final de esta parte una anécdota. El papa reinante en el
Vaticano, Pío XII, se negó a recibir a los presidentes de la
República Italiana por creer en que se había hecho trampa en el
referéndum. Hubo que esperar a que Juan XXIII levantara ese veto en
1961.
Fuentes para esta primera parte:
Wikipedia.
El nacimientov del fascismo, de Angelo Tasca.
La Segunda Guerra Mundial, de H. G. Dahms.
La Segunda Guerra Mundial, de Kurt Zentner.
Italia en Camisa Negra, de Indro Montanelli.
La Italia Lictoria, de Indro Montanelli y Mario Cervi.
Otras entradas de la serie Historia política de la República Italiana
- Haz clic para acceder a la segunda parte (hasta el Centro-Sinistra)
- Haz clic para acceder a la tercera parte (hasta el asesinato de Aldo Moro y sus consecuencias).
- Haz clic para acceder a la cuarta parte: desde el asesinato de Aldo Moro hasta el final de la I República.
- Haz clic para acceder a la quinta y última parte: la II República Italiana.
Excelente trabajo Manolo....gracias.
ResponderEliminarIlustrativa y magnífica síntesis. Personalmente me incita a reflexionar sobre muchos temas. Creo que un texto es bueno cuando precisamente nos hace pensar no sólo en los contenidos explícitos sino también en otras cosas. Ahí es donde se nota la fecundidad de un texto y el tuyo desde luego lo es con creces.
ResponderEliminarDestacaría dos cosas que me han llamado mucho la atención, porque o bien no recordaba los datos o simplemente no los conocía.
En primer lugar, el interés por tapar enseguida los crímenes del fascismo y del nazismo, por esos dos motivos que señalas: que Italia y Alemania fuesen aliados en la OTAN y que muchos antiguos fascistas o colaboradores, se convirtieron de repente en demócratas y ocupasen puestos de responsabilidad dentro del Estado. ¿Hasta qué punto eso tuvo repercusiones en la democracia italiana? Yo creo que las tuvo. De la misma forma que en España tuvo consecuencias que se renunciase a juzgar los crímenes del franquismo y a los colaboradores de la dictadura. ¿Hasta qué punto era inevitable? Pues no lo sé, pero recordar esas cosas incita a reflexionar profundamente sobre ellas.
El segundo aspecto sería el no reconocimiento de la República por parte del Vaticano, hasta pasado mucho tiempo. Es un dato que da para mucho :-)
No obstante, el tema principal sobre el que tu artículo me ha hecho reflexionar, tiene que ver con el PCI y viene muy a cuento con una discusión que conoces, en foros, con compañer@s que aprecio mucho. Intentaré plasmar esa reflexión en otro comentario aparte.
:-)
También de mi parte muchas gracias, Manolo, por esta nueva clase de historia, que me viene a enseñar nuevos contextos y nuevas paralelas...
ResponderEliminarSobre el armario secreto de los nazis quisiera aportar este reportaje de Vanessa Lerin
http://elpais.com/diario/2004/04/30/internacional/1083276020_850215.html
Probablemente lo leí, pero no lo recordaba :-(
EliminarEs muy interesante, lo voy a utilizar, con tu permiso en la segunda parte.
Acabo de leerlo y me parece un reportaje MUY interesante. ¡La cantidad de cosas que se han tapado porque interesaba taparlas! Gracias por la aportación :-)
EliminarComentaba que hay un aspecto crucial en tu entrada. Un hecho decisivo, que todavía a día mantiene su trascendencia porque exige ser tenido en cuenta en muchos debates que se dan entre ciertos sectores de la izquierda. Me refiero al hecho que mencionas cuando en mayo del 45, se produce la desmovilización partisana y entrega de las armas al CLN. Completamente de acuerdo contigo en que, quien mejor lo plasma en el cine fue Bertoluci en Novecento (el fragmento está en http://www.youtube.com/watch?v=JO1E0_w3mQY). Invito a quienes critican la vía seguida por los comunistas italianos, a que piensen en lo siguiente:
ResponderEliminar1º.- Cierto que el PCI estaba muy fuerte. Podemos pensar que podía haber seguido la lucha armada en favor de un proceso revolucionario. Como bien explicas, no lo hizo y en cambio opta por la vía de participar en la nueva democracia burguesa, planteando la toma del poder a través de las urnas.
2º.- El dificilísimo dilema que se plantea en aquel momento, por tanto, es: A) luchas armada revolucionaria, B) lucha exclusivamente política en la nueva democracia burguesa.
3º.- Se optó por la opción B, como sabemos. Y el desenlace lógico de esta opción era y fue más adelante el eurocomunismo. Supongo que hablarás de ello en la siguiente entrada de tu artículo. Pero lo que quisiera subrayar ahora, es que desde el momento en que se aceptan las reglas de la democracia burguesa, el camino está marcado y quedan muy establecidas las posibilidades de maniobra.
4º.- Podemos plantearnos: ¿hubiera sido mejor la opción "A"? ¿Era posible? ¿Qué habría pasado? Bueno... no podemos saberlo, no tenemos una bolita de cristal y todo cuanto podamos decir son conjeturas. Pero tenemos un ejemplo que (salvando las distancias porque hay ciertas diferencias) nos puede facilitar pistas para intuir qué habría sucedido de haber continuado la lucha armada y haber optada por la vía revolucionaria: el caso griego del KKE.
5º) En Grecia el mismo dilema se planteó a los comunistas del KKE. El KKE rechazó la vía democrático-burguesa que sí aceptó el PCI. Después de haber sido la principal resistencia partisana, el KKE rechazó la entrega de las armas y se lanzó a la vía revolucionaria. EL resultado fue el tercer y definitivo episodio de la guerra civil griega entre el 47 y el 50, en la que el KKE fue aplastado, siendo posteriormente declarado ilegal. En la derrota del KKE fue decisiva el apoyo anglo-norteamericano prestado al régimen monárquico.
6º) Posiblemente en Italia habría sucedido lo mismo que en Grecia. Además, tanto la URSS como EEUU respetaron siempre esa repartición de la zonas de influencia en Europa que se fragua en Yalta.
Por eso quizás en su momento pudo ser decepcionante y frustrante la decisión del PCI, pero creo que hicieron lo correcto y optaron por el único camino posible.
Vuelvo a decir que tu entrada es magnífica porque nos invita a reflexionar sobre temas como éste y muchos otros, además de sintetizar muy bien la sucesión de hechos.
En la segunda parte vuelvo a incidir en el tema, porque en efecto fue polémico dentro del Partido. Pero creo que Togliatti supo convencer al Partido en ese tema y en otros a los que me refiero en esa parte.
EliminarManuel... extraordinario articulo y muy instructivo, el rompecabezas de la segunda guerra mundial, para mi, queda mas completo y claro.Descubro similitudes entre nuestro pais hoy y la Italia fascista de aquel tiempo. Un rey pandereta y un gobierno que bebe los vientos de un imperio asesino, habido de conquistas... para establecer un nuevo orden, militar a ser posible... el yanki. No me pierdo la segunda parte... ercali.
ResponderEliminar● Yo no tenía apenas información de lo que en realidad habían supuesto los nazis, excepto por la condena occidental en su contra, que personalmente intuía manipulada y me generaba desconfianza e interpretaciones erróneas. Antes de comenzar a leer intensivamente este tipo de información libre: por cierto que recientemente y tras formarme como usuario informático, entre otros autores paré en lo que informaba David Irving (al que llegué con motivo de dicha desconfianza), y ya más recientemente estoy en la labor de poner a punto información para intentar que en lo posible la gente dé de lado al poder mediático corporativo y se informe como provisionalmente indico aquí: Bamboo Feed Reader» https://copy.com/1V7gIoL60v81
ResponderEliminar● Consecuentemente habría algunas cosas que debería revisar en mi blog: a fin quizá de aplicar correcciones, aunque de momento no voy a hacerlo: Todos nos equivocamos alguna vez y con mayor motivo por el obscurecimiento en que nos tienen.
● Si más adelante me viera con tiempo de sobra, por supuesto que veré de corregir lo que me parezca equivocado: Dicho sea buscando la comprensión para mis posibles errores por quienes se hayan interesado o se puedan llegar a interesar en mi blog y que al tiempo paren en esta justificación. Saludo