Viñeta de "Operación Ogro", del tebeo Askatasun Ipuina (1976). Tomado del blog de Joan Navarro. |
“Nuestro Régimen ha venido a superar la división entre derechas e izquierdas (...) si usted me pide que me defina políticamente no tengo ningún inconveniente en hacerlo con toda claridad. Soy un hombre totalmente identificado con la obra política del Caudillo (...). Mi lealtad a su persona y a su obra es total, clara y limpia, sin sombra de ningún íntimo condicionamiento ni mácula de reserva mental alguna. Más vale perecer todos en una explosión atómica que convertirnos en una masa de esclavos sin Dios. Dicho con más corrección y menos tremendismo, mejor todos muertos que comunistas”
(Luis Carrero Blanco, en entrevista de Emilio Romero en el diario Pueblo, el 7 de febrero de 1968)
Luis Carrero Blanco venía de familia de abolengo militar. Como Dios y la sagrada Patria mandan. Los militares españoles constituyen un grupo social que gusta de la endogamia sobre la que levantan una rancia identidad clasista al servicio del Poder: 'militar como papá, como el abuelo, como el bisabuelo, como el tatarabuelo'. Carrero Blanco pertenecía a esa gloriosa y heroica tradición castrense española, cuyos éxitos militares únicamente tienen lugar cuando se trata de machacar civiles. Una tradición a la que gusta recordar la gloria de los Tercios de Flandes, aquellos mercenarios asesinos, violadores y ladrones que sembraron el terror en tierras flamencas.
Sí. Carrero Blanco representó las excelencias del aparato militar del Estado burgués, el brazo armado de la oligarquía capitalista cuya función es, y siempre ha sido, doble:
Por un lado, la función de garantizar el status quo de la burguesía, interviniendo llegado el momento, y si fuese preciso, en la represión y aplastamiento de cualquier cuestionamiento del orden establecido, aunque tenga lugar siguiendo escrupulosamente los procedimientos democráticos que la propia democracia burguesa establece en sus papeles mojados; son esas "operaciones quirúrgicas" como el diario ABC denominaba al golpe fascista de Pinochet contra Allende; también el de Franco contra la República, y de esto último sabía mucho Carrero.
Y, por otro lado, la segunda función del brazo armado de la burguesía consiste, en determinadas etapas del proceso histórico, en reclutar trabajadores para enviarlos a matarse contra trabajadores de otros países, en defensa de los intereses de las respectivas burguesías imperialistas. Lenin, los comunistas, lo vieron claro cuando a contracorriente se opusieron a la carnicería humana de la primera gran guerra mundial entre potencias capitalistas.
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Carrero Blanco fue uno de tantos militares golpistas que en 1936 defecaron sobre el juramento de lealtad constitucional a la República Española, cuando las elecciones no sonrieron a la fuerza política que representaba los intereses del Capital, derrotada en las urnas por el Frente Popular. El fascismo hispano entró en escena para aplastar al pueblo, con ayuda de sus primos hermanos los fascistas italianos y los nazis alemanes. Las democracias burguesas europeas miraron para otro lado, mientras España se sumergía en el baño de sangre provocado por golpistas fascistas y filofascistas como Carrero Blanco. Nadie mejor que el "demócrata" Winston Churchill expresó la complacencia de aquellas democracias burguesas ante el golpe de estado que acabó con la democracia republicana en España: "A mediados de junio de 1936 (...) el vigor con que se preparaban sendas revoluciones comunistas y anarquistas, desencadenó un alzamiento militar (...) En España estaba manifestándose una perfecta reproducción del período de Kerensky en Rusia". La "sociedad civilizada" estaba siendo "liquidada por la infiltración comunista", decía el genocida británico, cuando justificaba el golpe como reacción a "la pestilencia revolucionaria" (W. Churchill, La II Guerra Mundial). Y es que democracia burguesa y fascismo siempre han sido las dos caras de una misma moneda, llamada capitalismo: el plan A y el plan B.
Carrero Blanco se sumó al golpe de estado fascista desde el primer momento. Estaba de profesor en la Escuela de Guerra Naval de Madrid, pero aquel mismo año se había reunido con Franco en Las Palmas; los conspiradores contra la legalidad republicana aceleraban sus planes. Tras producirse la rebelión militar, y sabiendo que la autoridad militar leal al gobierno constitucional iba a destinarlo al mando del crucero Méndez Núñez, desertó y, después de esconderse en las sedes diplomáticas de México y Francia, se las arregló para huir a este último país. Tuvo suerte; habría sido fusilado por sedición. Al año siguiente, se incorporó a las operaciones militares de los golpistas en julio de 1937. Como buen militar, justificó el baño de sangre en nombre de Dios y la Patria, Patria y Dios... el maldito binomio al que siempre recurre el Capital para justificar su sanguinaria barbarie:
"En nuestra guerra de 1936 a 1939 (...) se trataba, simple y llanamente, de defender nuestra independencia como nación y nuestra fe como cristianos. Nuestra guerra no fue, pues, una guerra civil; fue una guerra de Liberación y una Cruzada. Fue una guerra de Liberación, pues lo que estaba en juego era nuestra independencia como nación. (...) En cuanto al calificativo de Cruzada, son cruzadas las luchas en defensa de la fe"Finalizada la carnicería que supuso la guerra de clases del 36 (Capital/Trabajo), Carrero se convirtió en el hombre de confianza del dictador Francisco Franco. El que fuera "Caudillo de España por la Gracia de Dios" (como rezaban las monedas del franquismo con la efigie de Franco), amamantó con esmero la trayectoria de Carrero y enseguida lo convirtió en pieza clave del régimen que sumió a España en una larga noche de piedra (parafraseando al poeta gallego Celso Emilio Ferreiro) que duró cuarenta años. Subsecretario en 1941, ministro de la Presidencia en 1951 y vicepresidente en 1967. Carrero era el elegido por Franco y fue tan culpable como él de los crímenes de una dictadura cuya imagen trata de lavar la derecha española del PP, que jamás la ha condenado (como tampoco ha renegado nunca de sus raíces franquistas).
En aquella España del fandango y pandereta, los dos soportes del régimen andaban a la greña: el falangismo por un lado, y el nacionalcatolicismo por otro. En medio, Franco, potenciando las rivalidades entre ambos. Desde su creciente influencia, Carrero Blanco (junto con Laureano López Rodó) facilitó la expansión de los tentáculos del Opus Dei, promocionando a sus miembros dentro del aparato del Estado. Fueron los famosos tecnócratas, relacionados con los casos de corrupción más escandalosos de la dictadura, como fue el famoso caso Matesa.
Libro de Carrero, escrito con el seudónimo de Juan de la Cosa |
Carrero resultó decisivo en la tarea de "dejar todo atado y bien atado" mediante una nueva restauración borbónica en la figura de Juan Carlos. Convencido de que la gloria de la católica, apostólica y romana España estaba indisolublemente unida a la monarquía, impulsó la figura del joven Juan Carlos de Borbón para suceder como rey a Franco tras su muerte. Se ha escrito mucho de Juan Carlos como "criatura de Franco", el cual "lo manipuló contra su padre, lo educó, lo incubó, lo moldeó… con el fin de dejar el sistema dominante 'atado y bien atado', bien cerrado" (Jean Ortiz). Sin embargo, es menos conocido el protagonismo desempeñado en todo ello por Carrero Blanco.
Y llegó aquel 9 de junio de 1973, en el que el Almirante Carrero era elevado a la Presidencia del Gobierno. Hasta entonces, el dictador había desempeñado las funciones de Jefe de Estado y Presidente del Gobierno, pero había llegado el momento de empezar a transferir el testigo del poder. Para ello, nadie mejor que Carrero. El tándem Juan Carlos/Carrero era la pieza con la que el dictador dejaría todo atado y bien atado. El borbón enseguida entendió la necesidad de besar las posaderas del Imperio americano si quería tener futuro. ¿Y Carrero..?
“Carrero Blanco: ‘De todos mis ascensos, el último fue el más rápido’”
(chiste publicado en 1984 por los populares humoristas Tip y Coll; por cierto, Tip, Luis Sánchez Polack, era un tipo de derechas de toda la vida)
Seis meses y pico después de ser elevado a la Presidencia del Gobierno, Carrero volvió a ser elevado, estaba vez al saltar por los aires en el atentado llevado a cabo por ETA.
Tres dictaduras impuestas por el Capital en Europa, pero que con el tiempo se habían vuelto incómodas para el Capital. Tres transiciones controladas que debían ser llevadas a cabo: Portugal, Grecia y España. A poco que uno lea Portugal y el Futuro del general portugués Espínola (1974), y Ejército y Sociedad del general español Díez Alegría (1973), se dará cuenta que ambos estaban hablando de lo mismo. El trasfondo: la transición monitorizada desde las élites, para pasar de la dictadura a la democracia burguesa siguiendo parámetros europeos y otanistas. Díez Alegría lo veía claro, pero no fue el caso de Carrero. El almirante aviador era parte de la roca dura del búnker, el perro guardián que se creyó dueño del cortijo que protegía. Demasiados masones, rojos y liberales pululando en su psicótica mente para entender el nuevo juego de la burguesía. Aquel perro ya no era útil. El capitalismo español necesita hacer reajustes y, entre estos, cambios en la superestructura que Carrero era incapaz de comprender: era el "franquismo puro" (Manu Escrig).
Mucho antes de su nombramiento como Presidente del Gobierno, la fontanería de EE.UU. en España dictaminó que el hombre fuerte de confianza del régimen, de máxima confianza de Franco, Carrero Blanco, era un incordio. La embajada de EE.UU. en Madrid, en enero de 1971 enviaba el cable "confidencial nº 700" al Secretario de Estado en Washington (documento actualmente desclasificado):
“El mejor resultado que puede surgir, sería que Carrero Blanco desaparezca de escena, con posible sustitución por el General Díez Alegría o Castañón” (citado por Manu Escrig).Poco más hay que añadir. La maligna ETA hizo el trabajo sucio. El nuevo orden liberal que se avecinaba, era incompatible con Carrero Blanco.
Nada de cuanto tuvo lugar en la Transición y pre-Transicón, ocurrió sin la bendición de la CIA (al respecto, léase La CIA en España, de Alfredo Grimaldos): "La Transición española se diseñó en Langley (Virginia), junto al río Potomac, en la sede central de la CIA. La fase final de esa compleja operación, que culmina con la restauración monárquica en la persona de Juan Carlos I de Borbón, se comienza a fraguar en 1971, tras la visita del general Vernon Walters a España para entrevistarse con Franco" (Grimaldos). El vuelo de Carrero formaba parte del programa espacial estadounidense. ¿Alguien lo duda?
Y si dejamos la hipocresía aparte, habrá que reconocer que muchos de los que lloraron en público su muerte aquel 20 de diciembre de 1973, en la intimidad lo celebraron con champán. Ésta es la realidad.
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Cuando todavía hay cunetas llenas de las víctimas de la dictadura a la que contribuyó con un papel estelar Carrero Blanco, perseguir y condenar a quienes hacen chistes sobre su muerte resulta más macabro que los propios chistes en sí mismos. La misma Justicia que condena a tuiteros por hacer chistes sobre el vuelo del Almirante, mira para otro lado cuando los franquistas del PP se ríen y se cagan en la memoria de las víctimas del Franquismo. Pero esto no deja de formar parte del ADN franquista de la derecha española, representada por el Partido Popular (PP). Forma parte del revisionismo histórico del PP, expresado periódicamente por muchos de sus cargos, ya sean primeras figuras del PP o monaguillos locales del mismo partido:
"¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con naturalidad y normalidad?" (Mayor Oreja, entrevista de La Voz de Galicia, 14-10-2007)
"Si hubo personas condenadas a muerte en el franquismo, era porque lo merecían" (Manuel González Capón, Alcalde del PP de Baralla, Lugo, 26 de julio de 2013)
"El franquismo ha sentado las bases para una España con más orden (...) Igual pasó con Napoleón. Al día siguiente de matarlo era un estropajo, pero cincuenta años después lo trajeron a París, es su héroe nacional y preside el Panteón de Hombres Ilustres" (Manuel Fraga Iribarne, fundador del Partido Popular (PP),en El Faro de Vigo, 30-12-2007)
Referencias
He utilizado algunos datos de "La gran estafa de la democracia. Historias de Carrero Blanco", de Manu Escrig. Sobre el tema de Carrero, es un extenso y detalladísimo artículo cuya lectura recomiendo; más allá de que haya cosas que se puedan o no compartir, sin duda, es un completo artículo que toca la mayoría de los items de interés, lo cual -insisto- no significa que haya que estar de acuerdo con el autor en todas sus valoraciones.
Creo que Vigne tiene razón, la Transición fue pilotada delde EE. UU. y Carrero y Franco, posiblemente, fueron manejados desde allí por Vernon Walters, sobre todo el primero, pues a Franco pensaba que "después de él El Diluvio". Por eso Carrero machacó al PSOE (H) en favor del PSOE (R) y de Felipe González. Éste sí sabía lo que se cocía
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/cronica/2014/09/28/54269d6922601d21548b4573.html
Por lo tanto Carrero era un estorbo para EE. UU., era un estorbo para Juan Carlos, o sea estorbaba a todo el mundo.
Como defiendo siempre, en toda organización terrorista o política hay infiltrados de los servicios secretos, principalmente manejados por la CIA, y desde allí manejan, por ejemplo a ETA en este caso.
Siempre pongo como ejemplo el libro de Chesterton "El hombre que fue Jueves"
He encontrado esta edición de 'El hombre que fue jueves'
Eliminarhttp://www.troa.es/forocultural/el-hombre-que-fue-jueves-de-g-k-chesterton_8020/
En la portada, curiosamente, uno de los dibujos de nuestro admirado George Grosz:-)
http://www.publico.es/tremending/2017/01/13/twitter-entonces-tambien-condenamos-a-juan-luis-cebrian-por-este-chiste-de-carrero-blanco/
ResponderEliminarMe resulta curioso el interés de ciertos sectores en deslegitimar el atentado, resaltando la participación de EEUU, Cuando no existe ninguna prueba de esta participación y lo que revelan los documentos de Wikileaks al respecto, es que las relaciones del el "interfecto" con EEUU para nada eran tirantes. https://www.wikileaks.org/plusd/cables/1973MADRID04359_b.html
ResponderEliminarhttps://www.wikileaks.org/plusd/?qproject[]=ps&qproject[]=cc&qproject[]=fp&qproject[]=ee&qproject[]=cg&q=SPAIN-US+BILATERAL+AGREEMENT#result
1) Nadie ha hablado de "participación" de EEUU en el atentado, porque nunca ha sido probada. Otra cosa es que, como hipótesis, tenga muchísimo fundamento. Sobre ello se ha escrito mucho ya y casi nadie se traga que no hubiese "fontanería" por detrás; cuando menos de forma pasiva, es decir, callando lo que se estaba cociendo. Cuando digo "El vuelo de Carrero formaba parte del programa espacial estadounidense"... también es una forma de hablar, una hipérbole con la que pretendo acentuar tal sospecha. Pero yendo a lo otro que comentas...
Eliminar2) La muerte de Carrero, ¿a quién beneficiaba? Pues no sé si a todos pero a muchos desde luego sí, e incluso a sectores absolutamente antagónicos (lógicamente por motivos muy distintos).
3) Las relaciones de Carrero con EEUU desde luego no eran "tirantes" ni creo que nadie lo haya dicho. Carrero fue uno de los protagonistas que le abrieron a EEUU las puertas de España con las bases. Pero que no fuesen "tirantes" (creo que es inadecuado el término) no quiere decir que fuesen las más deseadas por EEUU en mi opinión. Que Carrero no era la preferencia nº 1 de EEUU para dirigir la Transición ni muchísimo menos, en este punto creo que hay un consenso muy amplio. Y no lo era no tanto por el asunto de los convencios (aunque EEUU tenía también sus quejas al respecto), sino porque Carrero no acababa de asimilar el modelo que tenía que aceptar. Si no lo entendía Arias Navarro, mucho menos Carrero. El cable citado es una prueba definitiva de cómo el militar de preferencia principal de EEUU no era Carrero (un cable cuya fuente no puede ser otra más que la estación de la CIA en Madrid). En aquel momento, el militar de confianza de EEUU era Díez Alegría (aunque había más nombres, es cierto), igual que en Portugal era Spínola. Como tampoco era la preferencia de Pompidou ni de Brandt. Carrero era un obstáculo para el tipo de Transición que se quería impulsar monitorizada por EEUU y las dos grandes potencias de la Europa continental. Carrero era una persona absolutamente paranoica con sus demonios particulares, sobre todo con la masonería y el marxismo. Desde luego, para las fuerzas que manejan los hilos, no era el candidato adecuado. Mira, si no coló, poco tiempo después, Arias Navarro y su "Espíritu del 12 de febrero", menos hubiera colado Carrero.
Del libro de Grimaldos hay cosas que creo que pueden en ser discutibles, pero estoy muy de acuerdo con él en que aquí no pasó nada sin la bendición de EE.UU. En Europa occidental, la CIA en mi opinión solo comete un error en esa época: en Portugal, porque lo que habían planeado les salió rana y les costó reconducirlo.
Pero bueno, me gustaría conocer al respecto la opinión de mi compañero Manuel, que por edad quizás tenga más elementos de juicio que yo. Cuando lea esto, seguro que se anima a comentar :)
EliminarEs muy curioso que el día anterior al atentado Carrero se entrevistó con Kissinger, secretario de Estado estadounidense.
EliminarEste estuvo alojado en la embajada de su país, que está muy cerca del lugar del atentado. De los servicios secretos usacos se puede decir muchas cosas, pero no se puede decir que no preparara con mucho cuidado la visita de Kissinger. O sea que tuvieron que vigilar todo lo que pudiera ser extraño en la zona, y desde luego interrogar a los porteros, que eran los mejores informadores policiales. Tampoco pudo escapárseles a los SS estadounidenses la obra subterránea del túnel.
Es improbable que con todo esto la CIA no supiera la preparación del atentado. En el mejor de los casos se puede decir que se toleró el atentado por su parte, y en el peor, que lo dirigió en la sombra. O sea en ambos casos, para sus planes, el atentado y desaparición de Carrero les convenía.
Y, probablemente, no sólo convenía a EE. UU., recuerdo las enigmáticas palabras de Franco en el mensaje de fin de año de 1973: "No hay mal que por bien no venga".
Por último se puede leer la página: http://www.cronicapopular.es/2011/12/kissinger-en-el-asesinato-de-carrero/
La mañana del atentado a Carrero Blanco yo estaba repartiendo cestas de Navidad (costumbre extendida en esa época) y bolsas para fiestas de cotillón en hoteles, clubes y cafeterías por todo el barrio de Salamanca, desde poco antes de las 8 de la mañana. En un pequeño camioneto, un conductor y dos estudiantes jóvenes trabajando como mozos. Ni nos enteramos que había sucedido un atentado hasta que paramos a almorzar (serían las 11 y media) en un conocido bar de la calle Diego de León, muy cerca de la embajada USA. Nadie nos comentó nada en los lugares a los que fuimos y ni vimos policía ni controles ni vigilancia de ningún tipo; ni tan siquiera aglomeraciones de automóviles o a ultraderechistas manifestándose y cortando las calles de 'su' barrio, tal y como hacían habitualmente ante los atentados de ETA. Hasta pasadas las 15 horas estuvimos moviéndonos sin problema alguno a lo largo y ancho de ese emblemático barrio madrileño.
ResponderEliminarTodavía conservo trato con el otro mozo, y en más de una ocasión hemos comentado que cómo fue posible que no nos parasen ni una sola vez a pedirnos el DNI, por ejemplo (ambos teníamos la 'pinta' extendida entre los estudiantes de izquierda y ninguno de los dos lo llevábamos encima, se quedaba en el camión con el abrigo). Siempre nos ha parecido curioso.
Gracias por tu comentario muy interesante. Refuerza el argumento que planteo en el otro comentario, de la visión del sobre control que tenemos hoy en día, que extrapolamos al pasado.
EliminarY para reforzar el argumento del descontrol policial. Yo también tengo una anécdota sobre atentados. Bastante mas moderna.
Barcelona noviembre del 2000, salimos de un concierto de Jethro Tull. Como a 300 metros luces de bomberos y sirenas. Las calles sin trafico, salimos de la ciudad dirección Oeste dejando la movida a nuestras espaldas. Ni controles ni nada raro. Nosotros ni idea de que lo que había pasado ni nos importaba. Paramos en una gasolinera desierta en las afueras a echar un meo. Llega un turismo de la PGC con dos guardia normales, nos miran de reojo hablan con el de la gasolinera, de que si ve algo sospecho que avisen. Nosotros tres a lo nuestro. El ford fiesta matricula de SS. Otra mirada de reojo y se largan a toda pastilla.Ni DNI, ni papeles ni hola ni adiós. Al día siguiente toda la prensa hablando de la activación de la famosa Operación Filtro en Barcelona, cerrando las salidas de la ciudad inmediatamente después del atentado y bla bla bla Nosotros flipando. Recorrimos 80 kilómetros sin mas novedad que lo de la gasolinera...Por cierto, fue un coche bomba y al día siguiente visitaba Barcelona el enano saltarin, alias Ansar
Gracias por las respuestas.
ResponderEliminarHay otras opiniones, que se muestran en contra de las que considera conspiranoicas...Tendemos a extrapolar las condiciones (de seguridad y control) del presente, como algo que se perpetua no solo hacia el futuro, sino también hacia el pasado. Y lo que esta claro, que con la tecnología actual, haría casi imposible realizar acciones como aquella. Pero ni la prevención ni la seguridad de entonces. ni la de hace no tantos años, eran como las que son ahora. Y lo que ahora vemos como acciones imposibles de realizar, en aquella epoca y durante bastantes años despues (y doy fe), a pesar de tanto control policial y militar por ciudades y montes, se podian hacer sin demasiada complicaciones. Os dejo este enlace con distinta version. http://www.nabarralde.com/es/egunekoa/6781-la-muerte-de-carrero-blanco
Yo tampoco soy especial seguidor de la teoría cuasi conspiranoica en lo que al atentado de Carrero respecta. Cierto es que una manera de combatir a ETA, incluso hoy en día, es presentarla como una especie de banda de Pancho Villa cuyas actuaciones hacían gala de mucho valor nacionalista pero también de muy poco cerebro. Si se le suma que sectores de la izquierda (al final, los más identificados con el sistema actual) siempre acusaron a esa organización de no tener un sustrato político-ideológico coherente, pues ya está armado el totum-revolutum desvirtuador.
EliminarQue no se moviera ni una hoja de papel sin que la CIA se enterara no significa que tuvieran todo atado y bien atado al ciento por ciento, sino que intentaban asegurar que los procesos se encaminaran hacia donde les convenía, que no es exactamente lo mismo.
No es fácil encontrar fisuras entre el dictador y su más fiel servidor durante años, así que tampoco es tan creíble el hecho de que se lo quitaran de encima porque no estaba completamente de acuerdo, en tiempos y formas, con la operación Monarquía-Transición- salvaguardemos el Franquismo y sigamos los mismos en el poder.
Los posibles errores y negligencias de algunos más el afán protagonista de otros (jamás pude entender los comentarios de Genoveva Forest) y las quejas, incluso económicas, de la familia de Carrero, pues montan un teatrillo en el que a mayor confusión mejor para todos.
Al final para mi la pregunta es. A quien beneficia, no ya la muerte de Carrero, sino propagar la versión de que la CIA estuvo detrás...
EliminarNunca he sido partidario de Arthur Harrys. En lo que a mí concierne, era un ser mediocre, resentido y amargado. No lo sé... quizás se odiaba. Pienso que eso pudo - eventualmente - llevar a este hombrecillo a bombardear ciegamente, todo lo que tuviera por delante. Actuó de forma tan irracional con el enemigo, que es comprensible que se ganara el apodo de "carnicero".
ResponderEliminarFue un "tonto útil", ya que hizo el trabajo sucio y luego la indiferencia y el consiguiente ostracismo, fueron su recompensa... porque medallas, títulos o condecoraciones, jamás.
En cuanto a Churchill, fue un hombre turbulento, en el mejor de los casos.
No es que justifique su actuar, pero todos nosotros, quienes hemos nacido buenos lustros tras la segunda guerra mundial, desconocemos lo que es vivir en una conflagración de esa naturaleza e índole.
Churchill hizo lo que tenía que hacer.
Detuvo el avance del comunismo, en Europa...bueno, hasta donde pudo.
Actuó, en ocasiones, acertadamente, aunque también cometió sus buenos errores. Hay una frase, desafortunada por lo demás, que pronunció en algún momento entre el año 1939 y 1941: "si tuviera que aliarme al diablo, para destruir a Hitler, lo haré". Y la otra, aunque fue una orden: "incendien Europa", dando a entender que era indispensable utilizar cualquier método, para atacar y derrotar a los nazis.
Esta última frase, dio legitimidad y luz verde a la proliferación de grupos de resistencia civiles, que se dispersaron por toda la Europa ocupada.
Una vez acabada la guerra, Francia tuvo que enfrentarse a similares tácticas de guerrillas o indulgencias, con relación a sus colonias de África, quienes ansiaban la emancipación. ¿Por qué esas tácticas eran "ilegítimas", en el presente, contra París y no lo fueron en el pasado, contra la Alemania de Hitler?
Los ingleses también sufrieron idénticos problemas con los israelíes, en Palestina. Sólo Recordemos el bombazo del Hotel Rey David, en Jerusalén, provocado por efectivos nacionalistas hébreos. Este atentado dejó muertos y heridos y, a ojos de sus perpetradores, su "leit motiv" era tan genuino en ese momento, como lo fue cuando Europa deseaba derrotar a los nazis.
Entonces, a la luz de todo lo anterior... sí. Churchill muchas veces, hablaba y actuaba sin meditar razonablemente, en las consecuencias que traerían sus declaraciones o actos.
No obstante, no le resto méritos y, hasta donde he podido averiguar en mis fuentes, Churchill era un demócrata. Luchó porque Europa occidental, tuviera ese tipo de gobierno. Y él mismo dio el ejemplo, cuando acató el resultado del referendo de abril de 1945 y perdió frente a los laborales. Aunque se encontraba en Potsdam, dio un paso al costado. Uno de sus asesores, se lamentaba de la derrota del premier. Y el le respondió: "¿por qué se lamenta? Por esto (fue que) luchamos".
Gracias.
Un saludo desde Chile.-
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