Con drones como este MQ-9 Reaper, la OTAN acelera la espiral de violencia, dice Daniele Ganser. Foto: Larry E. Reid Jr./Wikimedia |
Referencia documental del artículo
Fuente original en alemán: "Der Terror von Paris und die globale Gewaltspirale". Jens Wernicke Interview mit Daniele Ganser. Publicado en nachdenkseiten.de el 20-1-2015 (URL: http://www.nachdenkseiten.de/?p=24659)
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 28-1-2015.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir esta ficha documental, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en alemán).
Negrita e imágenes: añadidos nuestros.
Negrita e imágenes: añadidos nuestros.
El terror de París y la espiral de violencia global.
Jens Wernicke entrevista a Daniele Ganser.
Sin demora
alguna, los asesinatos de París no sólo han llevado a una masiva
instrumentalización política de los muertos,
sino a una nueva autodefinición colectiva, que entraña el peligro de que
“la barbarie”, entendida como un nuevo enemigo imaginario, quede ubicada ante todo “en el exterior” y “entre los
demás”, mientras la barbarie propia es ocultada y obviada más que nunca. Y las
líneas de conflicto sociales y los puntos de ruptura verdaderos entre los de
“Arriba” y los de “Abajo” se van perdiendo de vista precisamente a causa de
este nuevo “Nosotros” que se viene a establecer. Hay que decir que el NO al
colectivo que vienen formando Angela Merkel, Jens Stoltenberg, Matthias
Döpfner, Benjamín Netanyahu, Ahmet Davotuglu y otros, para nada puede
equipararse a un NO a la lucha contra la pobreza, la violencia y el terror,
siendo ésta el primer paso necesario o la condición previa para emprender la
lucha verdadera. Acerca de los trasfondos de los asesinatos de París y la
“barbarie de los civilizados”, Jens Wernicke entrevista a Daniele Ganser.
Sr. Ganser,
ahora resulta que también Europa fue
sacudida por un atentado terrorista, que nos plantea numerosas incógnitas,
pudiendo ser la primera y la más importante de ellas: ¿es así que ahora todos
estamos amenazados por islamistas radicales? ¿Acaso llevaban razón PEGIDA &
Cía. al advertirnos la “Islamización de Occidente”?
Todavía no
sabemos lo que realmente ha sucedido en París, aunque los medios de
comunicación llevan días proclamando que el atentado fue perpetrado por
islamistas radicales. Pero esto no que cierto. Nada está demostrado. Deberíamos
mantener la calma y la atención. Un atentado terrorista no cabe dilucidarlo de
la noche a la mañana, ni el famoso inspector Derrick de la tele lo hubiese
podido lograr. Esto requiere su tiempo, tranquilidad, experiencia y sagacidad.
¿En que se
apoyan los medios de comunicación al afirmar que el atentado lo realizaron
islamistas radicales? Se apoyan en la policía francesa, que ya en la misma
tarde/noche del 7 de enero había declarado que el atentado a la redacción de
Charlie Hebdo había sido perpetrado por dos islamistas radicales. De ser cierta
esta afirmación, estaríamos ante una aclaración milagrosamente rápida de un
crimen complejo. ¡No habrían tardado ni 24 horas! ¿Cómo fueron capaces? Se dice
que los asesinos exclamaron: “Dios es grande” y “Hemos vengado al Profeta”,
según refiere la testigo Corinne Rey. Pero no pudo identificar a los hombres,
que llevaron pasamontañas negros. ¿Cabe que sus exclamaciones puedan constituir
una prueba? No, esto lo puede haber exclamado cualquiera. No procede pues que
la policía se base y descanse únicamente en esta prueba.
Luego
resulta que uno de los asesinos dejó olvidado su documento de identidad en el
coche de fuga, lo cual se considera en la actualidad en Europa y los EEUU como
prueba contundente. El sensacionalista periódico Blick de gran tirada en Suiza
se pudo leer: “Después del atentado, uno de los hermanos dejó olvidado su DNI
en el coche de fuga. Así que la policía pudo identificar a los autores
inmediatamente”. Me parece una historia sumamente extraña. En seguida me
pregunté cuántas veces había perdido yo mi DNI en los últimos cuarenta años? La
respuesta es: nunca. También me pregunté por qué un asesino llevaría su DNI si
es que planifica cometer un asesinato en masa? Y ¿cómo se ha logrado
identificar en seguida a dos autores disponiendo de un solo DNI? Todas estas
incógnitas quedan por aclarar, toda esa pirámide de “pruebas” se apoya en esa
punta. Y cuando se rompe, toda la historia se derrumba.
En el fondo
los hermanos Cherif y Said Kouchai, de los que la policía sospecha detrás de estos
pasamontañas negros, deberían ser interrogados, ya que rige el principio de
escuchar a la parte contraria. Pero esto ya no es posible, porque ya no viven.
Mi resumen
queda así de claro. Primero, el atentado no está aclarado, esto llevará más
tiempo. Puede que fueran terroristas radicales los autores. También puede que
no. Segundo, en todo atentado terrorista se debe investigar si se trata de una
operación de bandera falsa, de la que en este caso se pretende inculpar a unos
musulmanes, con el fin de hacer cundir en Europa y los EEUU el miedo y el odio
para poder ampliar el Estado policial de vigilancia y mejor legitimar las
futuras guerra contra países musulmanes.
[NOTA DE TRADUCCIÓN. En la fuente original, aquí se inserta una corta declaración en vídeo de Sabine Schiffer, del centro alemán Instituto para la
Responsabilidad de los Medios (Institut für Medienverantwortung) que se
cuestiona la inmediatez con que los medios divulgaron sus conclusiones,
preguntándose por las fuentes de tales informaciones y/o aprioris, de los que
cita algunos cuantos.]
¿Cómo llega
usted a esta valoración?
Debo decir que llevo muchos años investigando sobre el fenómeno del terror. Tras
cada atentado que se comete, el público primero queda en estado de choque y de
conmoción. Y este es precisamente la meta: a los televidentes el miedo les ha
de calar hondo. La meta de terror no sólo consiste en alcanzar a los muertos,
sino ante todo a los que observen lo sucedido.
De ahí que
inmediatamente después de un atentado se suelen presentar pruebas falsas que la
gente recibe de buena gana por encontrarse en un estado emocional excepcional y
quedar incapaces de reflexionar con calma.
Esto fue lo
que pasó, por ejemplo, en Italia, donde en 1972 en Peteano murieron tres
policías. De inmediato, el atentado fue atribuido a la extrema izquierda, pero
las pruebas resultaron ser falsificadas. Marco Morin, el policía experto en
explosivos, había entregado un informe falsificado a propósito que decía que el
explosivo empleado en Peteano era del tipo que también solía emplear el
izquierdista grupo terrorista Brigadas Rojas. Los medios de comunicación
recibieron este informe sin rechistar, lo cual no solamente llegó a
desacreditar a las Brigadas Rojas, sino a
los comunistas y socialistas italianos en general. Y esto es importante
recordar, ya que hoy no sólo se les inculpa a unos islamistas militantes, sino
práctica y colectivamente a todos los musulmanes. En Italia tuvieron que pasar
12 años, hasta que el juez italiano Felice Casson pudiera descubrir la
mentira. Y es por ello que siempre digo: lo que se requiere es calma, sagacidad
y tiempo para aclarar un atentado terrorista.
Casson había
descubierto que el atentado no lo había perpetrado la izquierda italiana, sino
el derechista Vincenzo Vinciguerra, y que además existía entre las filas del
los servicios secretos italianos un ejército secreto llamado Gladio, que había
sido instalado por la CIA norteamericana y quedaba coordinado por unos comités secretos de la OTAN. Vinciguerra se confesó culpable declarando que la
“estrategia de la tensión” había de aumentar el miedo entre la gente y
legitimar que se extendiera el Estado policial de vigilancia: “Había que
agredir a la gente civil, hombres, mujeres, niños, a la gente inocente por una
simple razón: los atentados debían inducir a que la gente, todo el pueblo
italiano le pidiera al Estado mayores medidas de seguridad”.
Y recuerdo otro
atentado terrorista donde se falsificaron unos pasaportes: cuando en 1985 el
servicio secreto francés hundió en Nueva Zelanda la nave Rainbow Warrior de
Greenpeace bombardeándolo por haber protestado contra las pruebas nucleares
francesas en el Pacífico, enviaron a dos agentes, un supuesto matrimonio suizo
de apellido Turenge, con sendos pasaportes falsificados. Suiza nada tenía que
ver con este atentado, ni hubo ningún ciudadano suizo a bordo. Esto documenta y
nos enseña que los servicios secretos no suelen tener ningún problema en
falsificar pasaportes con el fin de tender pistas falsas a su antojo. Nada más
fácil que esto.
¿Pero no es
así que podemos observar una radicalización creciente en determinados entornos,
y hasta en muchos otros ambientes, que hace aumentar el peligro del terror?
Desde luego
existe una tendencia a la radicalización. Estamos inmersos en una espiral de
violencia, y esto no puede ser bueno. Dentro de los próximos 10 o 20 años
debemos intentar salir de esta espiral que va girando cada vez más rápido. Y
tan sólo lo vamos a lograr si aprendemos a resolver los conflictos, que siempre
estarán allí, sin recurrir a violencia alguna.
No podremos
salir de la espiral de violencia agrediendo o bombardeando cada vez más países
musulmanes, ni ampliando el Estado policial de vigilancia en los países
otanistas, un recurso que el ex colaborador de la NSA Edward Snowden critica
con mucha razón.
Al
contemplar la espiral de violencia detenidamente, vemos que se compone de
muchos elementos distintos. Ciertamente, existen musulmanes radicales y
violentos. Es un problema. En el norte del Sudán, el presidente musulmán Bashir
les descalificó a todos los que no son musulmanes de “alimaña venenosa”, los
cristianos son expulsados brutalmente y hasta los matan. Este es un elemento de
la espiral violenta. Pero otro elemento consiste en la tortura por parte de la
CIA que quedó descubierta recientemente. Plantea un problema muy serio porque parece
ser que la CIA ha quedado fuera de control. Luego hay que recordar la guerra de
Francia y otros países de la OTAN contra Libia en 2011 que cobró unas 30.000 vidas, en su mayoría musulmanas. Y está la guerra de agresión ilegal de Gran
Bretaña y los EEUU contra Irak en 2003, que se cobró más de 100.000 vidas, la
mayoría musulmanas. Son crímenes de lesa humanidad y constituyen vulneraciones
imperdonables del derecho internacional.
En la
actualidad nos deben ocupar las luchas en Siria y Ucrania. Cada grupo que en
ellas participa -sean cristianos, musulmanes, judíos, hindúes, budistas, ateos-
debería ponerse a reflexionar con toda la crítica posible su propia
contribución a la espiral de violencia, para llegar a reconocer que, entre
todos, estamos calentando la caldera. Lo que urge pues en primer lugar es
autocrítica, debemos llegar a ver la viga en el propio ojo, y no sólo la paja
en el ajeno.
Semejante
autocrítica sería deseable, qué duda cabe, aunque parece que apenas existe.
¿Cómo se lo explica usted?
Esto no es
cierto. La autocrítica existe, si bien es poco comentada en los medios de
comunicación. Brandon Bryant, el piloto norteamericano de drones, por ejemplo,
pasó recientemente por una reflexión muy emocionante sobre su actividad. Ha
matado a 1.626 personas, y no por su propia mano mediante arma blanca, ni fusil,
sino desde su monitor en su función de piloto de drones del Ejercito del Aire
norteamericano. En un caso se percató que su víctima se iba desangrando por la
herida que le había causado en la arteria de su pierna. Por otra parte, llegan
a morir niños y mujeres en Afganistán y Pakistán en ataques perpetrados por
drones. En su mayoría son musulmanes. Esta faceta de la espiral de violencia es
la que muchos en Europa no quieren ver. Bryant se cuestionó su actividad y
acabó por dimitir de sus servicios a las órdenes del Pentágono. Sobre estos
sucesos hubo alguna que otra información en los medios, desgraciadamente muy
poca, y de ahí que muchos conocen a “Charlie Hebdo”, pero ignoran quién es
Brandon Bryant.
Con toda la
autocrítica que hace falta, debemos poder condenar que se agreda la libertad de
expresión, tal y como lo pretendieron los asesinatos en París. ¿Cómo lo ve
usted?
Sin duda, la
libertad de expresión es muy importante, aunque sea agredida una y otra vez,
entre otros países, también en Rusia. Pero también se dan agresiones de la
prensa por parte de OTAN, un hecho que solemos obviar u olvidar rápidamente. Un
ejemplo, el 23 de Abril de 1999 la OTAN llegó a bombardear la redacción de una
emisora de radio y TV en Serbia, causando la muerte a 10 periodistas la
desaparición de otras 20 víctimas que en su mayoría quedaron sepultadas. El
centro mediático quedó destruído.
Entonces, no
hubo nadie, ni en Francia, ni en Alemania, ni em EEUU que dijera que se trataba
de un acto terrorista contra los periodistas. El acto fue considerado más bien
como algo normal y correcto, y el portavoz de la OTAN llegó a declarar que se
había eliminado con éxito una emisora de propaganda.
Es ésta la
viga en el ojo propio que la OTAN se niega a ver. Jens Stoltenberg, el
Secretario General de la Alianza, declaró tras el atentado de París: “Los
aliados vamos unidos en nuestra lucha contra el terrorismo. Plenamente
solidarios, estamos al lado de nuestro aliado Francia”. Cualquier reflexión
sobre el terror propio es tabú.
¿Considera
usted que todas las personas se encuentran atrapadas en esta espiral global de
violencia?
No. En la
actualidad, somos unos 7.000 millones que habitamos el mundo en 200 países.
Sólo el 1 %, que equivale a unos 70 millones, mata o tortura o manda a otros a
hacerlo en su nombre. Resulta ser pues una minoría. El restante 99 %
simplemente quieren vivir en paz, enamorarse, ganar algo de dinero, irse de
vacaciones, encontrarse con sus amigos, fundar una familia, escuchar música…
todas estas cosas normales de la vida. Pero por desgracia resulta que a este 99
% también se le puede engañar fácilmente. Se le puede contar que en estos
momentos su libertad es defendida en el Hindukush. Y sin haber oído jamás de
esa región montañosa, puede que se apunten o avalen esa misión bélica.
¿Pero es
realmente así que entre los 70 millones de autores de actos violentos que hay
en el mundo, la religión viene a ser el criterio decisivo?
No. Estos 70
millones proceden de países diferentes y pertenecen a religiones diferentes. En
su mayoría son hombres. A menudo se trata en el fondo de poder acceder a los
recursos naturales, como son el petróleo o el gas; y las religiones suelen
aprovechar o instrumentalizarse, ante todo, para introducir a estos grupos en
la espiral de violencia, cuasi a modo de “declaración justificante”; pero en el
fondo no se trata de nada confesional, nada decisivo a la hora de librar
guerras territoriales o en torno a los recursos geoestratégicos.
Y resulta
que a estos hombres violentos los caracterizan las ideologías más diversas.
Pueden encontrarse en los Estados Unidos teledirigiendo un dron a las órdenes
del Pentágono, pensando que de este modo luchan por la libertad, los derechos
humanos y la democracia. O se trata del presidente de Sudán que mata a
cristianos, supuestamente a las órdenes de Dios o de su religión. O trabajan
para el servicio secreto en Italia manipulando los datos de un acto terrorista
para engañar a la gente; facilitarles a sus mandatarios la reelección y/o
ahogar cualquier brote de rebelión social, etc.
Sea como
fuere, afirman que empleando la violencia son capaces de erradicar el mal. Pero
la Investigación sobre la Paz, en la que participo activamente nos demuestra a
las claras que no es así. Que se trata de un graso error. El mal nunca cabe
erradicarlo empleando la violencia. Todo lo contrario, la violencia siempre
provoca más mal conocido y por conocer, por lo que deberíamos, en lo posible,
resolver nuestros conflictos sin violencia.
En lo que a
los asesinatos de París se refiere, ¿ve usted una entrada o una salida de esa
“espiral de violencia”? Y ¿se imagina usted que a causa de los (pre)juicios
precipitados que hubo se pueda crear el peligro de obviar/desatender los
posibles intereses geopolíticos y de otra índole, que puedan estar al fondo de
los sucesos, y determinar de modo precipitado y por tanto equivocado a los
autores, por no haber profundizado lo suficiente en sus móviles?
Bueno,
algunos estados y los poderes asociados a ellos, seguramente lo verían con
buenos ojos que “Occidente” a causa de lo sucedido en París se fuera a aliar en
contra “del Islam”.
En este
encuadre, que no pocos gustan de definir como “la lucha entre las culturas” con
el fin encubrir el creciente neocolonialismo de Occidente, se trata ante todo
de cuestiones geopolíticas y de materias primas. Deberíamos ponernos pues a
descubrir lo que hay detrás de lo que se nos viene a presentar como “lo obvio”,
esto es, los sucesos e intereses de fondo. Hay quien dice “Estado terrorista”
cuando no pretende otra cosa que iniciar una guerra contra otro país a causa de
los recursos que pueda haber.
Pero si esto
es así, ¿qué se puede, qué se debería hacer en estos momentos?
Debemos
recordar constantemente que pertenecemos a ese 99% que rechazamos la espiral
de violencia. Deberíamos entrar a defender, con valentía y sinceridad, la
resolución de los conflictos sin violencia alguna, así como la tolerancia ante
las religiones que no sean la nuestra. Aunque esto no sea muy popular en los
tiempos que corren. Pero en tiempos de miedo y desconfianza hay que pontificar.
Quien
conozca a un musulmán, debería ir hacia él y abrazarlo; o si esto resulta
imposible, darle la mano e dirigirle una palabra amable. Contamos con más de 2.000 millones de cristianos y más de 1.500 millones de musulmanes en el mundo.
Por lo que no tiene ningún sentido de que estos dos grandes grupos entren en
guerra, el uno contra el otro.
La guerra,
el terror y la tortura generan grandes sufrimientos. Los musulmanes deberían
dejar de matar a los cristianos en su respectivos países. Y la OTAN debería
dejar de bombardear a los países musulmanes. Debemos intentar salir de la
espiral de violencia.
Estoy
convencido que esto será posible en el siglo XXI. Pero para ello hace falta un
cambio de mentalidad y de consciencia que logre superar el miedo y el odio
reconociendo el valor de cada individuo, de cada ser como tal.
A mi me
sirve de orientación y ejemplo la actitud de Sophie Scholl que con toda su
valentía se opuso durante la II Guerra Mundial al nacionalsocialismo
pagando finalmente con su vida:
Cada uno
llevamos en nuestro interior las normas (éticas y morales) que hacen falta,
aunque las busquemos muy pocas veces. Puede que no lo hagamos, porque suelen
ser las más rigurosas que existen.
[Wir haben
alle unsere Maßstäbe in uns selbst, nur werden sie zu wenig gesucht. Vielleicht
auch, weil es die härtesten Maßstäbe sind.]
Sr. Ganser
le agradecemos el habernos concedido esta entrevista.
Daniele Ganser, doctor en Filosofía, es un historiador suizo, especializado en Historia Contemporánea a partir de 1945 y Política Internacional. Centra su investigación en temas relacionadas con la paz, la geoestrategia, las guerras encubiertas, la lucha por los recursos y la política económica. Es profesor de la Universidad de San Galo (HSG) impartiendo clases sobre historia y el futuro de los sistemas energéticos; y de la Universidad de Basilea donde enseña a postgraduados en materia de análisis de conflictos en torno a la lucha global por el petróleo. Dirige el Swiss Institute for Peace and Energy Research (SIPER) [Instituto Suizo para la Investigación por la Paz y Energía] con sede en Basilea.
Entre sus múltiples publicaciones, por mencionarse en esta entrevista, destacamos Los ejércitos secretos de la OTAN:, traducido y publicado en castellano por la Ed. El Viejo Topo (pulsa en el enlace para acceder al detalle del libro):
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Entre sus múltiples publicaciones, por mencionarse en esta entrevista, destacamos Los ejércitos secretos de la OTAN:, traducido y publicado en castellano por la Ed. El Viejo Topo (pulsa en el enlace para acceder al detalle del libro):
http://www.elviejotopo.com/web/libros_detalle.php?idLibro=255 |
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Las NachDenkSeiten publican esta entrevista en fecha de 20-01-2015
Fuente en alemán: http://www.nachdenkseiten.de/?p=24659
Una traducción de Tucholskyfan Gabi
para blogdelviejotopo
Fuente en alemán: http://www.nachdenkseiten.de/?p=24659
Una traducción de Tucholskyfan Gabi
para blogdelviejotopo
Todas las religiones son obras humanas y, en el fondo, equivalentes; se elige entre ellas por razones de conveniencia personal o de circunstancias.
ResponderEliminar- ibn Rushd / Averroes -
Una interesante reflexión sobre precisamente la necesaria reflexión, el análisis y la crítica con rigor hacia lo que los interesados medios de comunicación dicen. Vivimos en la era de la desinformación, no en la de la información.
ResponderEliminarEl 'palabro' (Unwort/un-word) recién elegido por la Academia del Idioma Alemán para el año 2014 es
ResponderEliminarLügenpresse = Prensa mentirosa
que algunos ya pretenden sustituir por
Kampfpresse = Prensa combativa...
Gracias por tus impecables traducciones. Ah, y felicidades: me consta que profesionalmente eres un as en desvirtuar algunos prejuicios en algunos casos...
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