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ACLARACIÓN. El blogdelviejotopo no está relacionado con la revista El Viejo Topo. Pese a utilizar también la metáfora "viejo topo" en el nombre, el blog es completamente ajeno a la revista, cuya dirección es www.­elviejotopo.­com / Sobre el significado del término "viejo topo" en la tradición marxista, consúltese http://blogdelviejotopo.blogspot.com.es/2013/06/el-termino-viejo-topo-en-la-tradicion.html

viernes, 16 de enero de 2015

Oskar Lafontaine: contra toda participación bélica. La paz en lugar de la OTAN.


Referencia documental del artículo
"La paz en lugar de la OTAN” ("Frieden statt NATO"), conferencia de Oskar Lafontaine en la XX Conferencia Internacional de Rosa Luxemburgo, 10 de enero de 2015, en la sociedad científica Urania Berlín (Berlín, RFA). 
Publicado en alemán por JungeWelt el 14-1-2015 con el título "Contra toda participación bélica" ("Gegen jede Kriegsbeteiligung").
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 16-1-2015.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir esta ficha documental, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en alemán).
Negrita y cuadros de texto: son añadidos nuestros.

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Contra la participación bélica [La paz en lugar de la OTAN]
Oskar Lafontaine
Traducción del alemán: Tucholskyfan Gabi (blog del viejo topo)

Si fuera el caso que los periodistas y políticos estuvieran obligados a participar activamente en las intervenciones militares, la pesadilla, el espectro bélico acabaría rápidamente.
Oskar Lafontaine en su intervención en la XX Conferencia Internacional de Rosa Luxemburgo, el 10 de enero de 2015, en Berlín.


"Siendo la política exterior en su conjunto un montaje mentiroso, es nuestro deber irrumpir en esas mentiras, si realmente pretendemos avanzar hacia una política exterior de paz" (Oskar Lafontaine). Imagen: Lafontaine durante su intervención en la XX Conferencia Internacional de Rosa Luxemburgo, en Berlín el pasado 10 de enero. Foto de  Andreas Domma.


Esta mañana escuché en la radio France Inter un debate sobre lo sucedido en Francia, sobre los atentados terroristas y los asesinatos perpetrados. Hubo quien hablaba sobre el perfil-tipo de esta gente delincuente que, como era de esperar, se presentaba así: joven, varón, de religión musulmana, en términos sociales o bien marginado o bien perteneciente a un grupo profesional que le sirve de tapadera, etc., etc. No me he molestado en seguir escuchando, ya que se me pasó por la cabeza pensar que en el mundo entero tenemos terroristas cuyo perfil de delincuente en todas partes viene a ser el mismo: carente de amor al prójimo, carente de amor a la vida. Y si no somos capaces de llevar el debate preguntándonos por dónde se extiende  el terrorismo; y si no somos capaces de llevar el debate preguntándonos si también en nuestro tan buenista Occidente existe una responsabilidad en relación con los atentados terroristas; si no somos capaces de plantearnos en qué consiste el terrorismo, jamás seremos capaces de llevar un debate razonable ni llegaremos a resultado alguno.


Marginación e impotencia.

Durante largos años de mi presencia en el Parlamento alemán, el Bundestag, una y otra vez le he rogado a la canciller Merkel que me definiera el ‘terrorismo’. “Usted pretende combatir el terrorismo”, le decía, “por favor, díganos qué es el ‘terrorismo’, porque sin saberlo no podremos combatirlo”. Nunca obtuve ninguna respuesta, y eso tiene su por qué. Tiempo después, uno de estos funcionarios ha ideado la llamada ‘Ley antiterrorista’ según la cual y, por favor, escúchenme bien, el terrorismo es el ilegítimo recurso a la violencia con el fin de conseguir objetivos políticos. Menos mal que hay risas. Exponiéndolo así en el Bundestag, pregunté: “¿Sabe usted lo que acaban de acordar? Ustedes acaban de determinar (había transcurrido poco tiempo desde la Guerra de Irak) que Bush, Blair y todos los demás que han estado a favor de esta guerra, son terroristas”. 

Quisiera explicárselo mediante este ejemplo:  si no aprendemos que al menos en el mundo árabe a Bush se le considera un gran terrorista, por los cientos de miles de personas que fueron asesinadas a causa de su errónea valoración, entonces en Occidente jamás podremos determinar cómo hay que combatir el terrorismo, jamás.

Siempre me he preguntado e intentado plantearlo también en el Bundestag: “¿Cómo perciben ustedes el mundo? ¿Qué creen que pasa en los corazones de la gente joven al tener que presenciar cómo se aniquila a toda su familia, porque un dron se haya perdido en un festejo nupcial, donde muchas personas inocentes acaban pagando con sus vidas? Entonces, ustedes van y pasan al orden del día, pero si luego resulta que aquí se produce un atentado terrorista, la indignación es mayúscula”. 

Así no podemos acercarnos al tema. Una condición previa debe ser que superemos por fin esa doble moral, que viene a sostener las grandes equivocaciones de este mundo.

Marginación e impotencia, éstas eran dos de las palabras que he leído en numerosos comentarios en torno a la reflexión de que ambas han de provocar determinadas reacciones; se trata de un fenómeno social ubicuo que no siempre podemos localizar. Pero donde localicemos fenómenos de marginación y de impotencia, siempre tenemos que contar con reacciones violentas. Y esto también vale decirlo para nuestra sociedad. Hay muchas personas que se sienten marginadas; hay muchas que se sienten impotentes, en todos los países de este mundo, en todos los sistemas de este mundo. Y en algún momento estas personas empiezan a creer que se pueden defender u oponer mediante actos violentos. Y de esto cabe sacar una sola conclusión, a saber, que hemos de construir unos órdenes sociales que no marginen a nadie y que a nadie le hagan sentirse impotente ni perplejo. Y si hablamos sobre terrorismo debemos concretar lo que entendemos por tal. Por ejemplo, al condenar el asesinato, lo debemos condenar siempre, se cometa donde se cometa, y con independencia de quien lo comenta. Y esta consciencia es la que en gran parte está faltando en nuestra sociedad occidental

Estos sucesos que deberían dar lugar a una discusión sobre política exterior, tan sólo admiten una única conclusión. Las guerras intervencionistas, esas guerras terroristas, son la base que facilita que el terror se esté extendiendo por todo el mundo. Si bien podemos hablar y dialogar sobre esto y aquello, pero sobre una cosa no: si alguna vez – y debo discutir el caso de modo muy hipotético – se brindara la ocasión de que Die Linke entrara a participar en un gobierno federal, debe de quedar muy clara una condición  y es que ese gobierno jamás debería participar en guerra intervencionista alguna, jamás; esa condición sería fundamental para nosotros.

¿Qué es lo que piensan aquellos que acuerdan semejantes guerras? ¿Qué es lo que sienten? ¿Qué es lo que los lleva a encomendar la gesta militar a otros? ¿Es que se imaginan tan siquiera lo que ello puede significar? Hoy en día, nuestra respuesta no puede ser otra: aquellos que encomiendan la guerra a otros ya ni tienen idea sobre los detalles que vienen a encargar, y menos aún tienen la capacidad para reflexionar sobre lo que están haciendo. Aquí podemos remitir al viejo Kant -y lo hago encantado- porque quiero llegar a la gente que aún no piensa como pensamos nosotros. Este gente debería meditar por qué Kant, en su escrito sobre ‘La paz perpetua’, viene a acertar en un pensamiento que reproduzco en su sentido: “Si los que tienen que decidir, tuvieran  que sufrir la guerra en sus propias carnes, entonces no tomarían estas decisiones”. 

Y cuando me invade la ira, llego a decir: tan sólo nos haría falta un batallón de periodistas a favor de una guerra intervencionista y otro compuesto de políticos a favor, y que se alistasen y movilizasen de inmediato al librarse una guerra de estas características... entonces estoy seguro que la pesadilla ya habría terminado. Jamás llegaríamos a tener ninguna intervención.


Ninguna fortuna sin crimen.

Ahora, si me permiten, quisiera pasar al tema de esta conferencia “La paz en lugar de la OTAN”, donde cabe que nos preguntemos qué es lo que defendemos, cuál es nuestra convicción y cómo podemos contribuir a que se vaya generando la paz. Estoy profundamente convencido, y creo poder decir según nuestra más profunda convicción, que la paz en el mundo sólo podremos alcanzarla si logramos construir un orden social que sea realmente democrático. Quiere decir un orden social donde prevalezcan los intereses de la mayoría de la ciudadanía, ya que podemos estar seguros, tal y como vimos en la guerra de Afganistán, tal y como se ve en todas partas, de que la gran mayoría no acordaría guerra alguna, porque supondría tener que mandar a sus hijos, a sus hombres y mujeres al combate. Y es por ello que necesitamos sociedades democráticas, que en estos momentos no existen en ninguna parte del mundo.

Y resulta además que las sociedades democráticas están, estarían irresolublemente vinculadas a un orden económico que tenga como centro el hombre, la persona. Un orden que ya tuviera superado la explotación del hombre; en que el patrimonio obtenido mediante el esfuerzo común, correspondiera a aquellos que se lo hubieran trabajado. Pero vivimos en un orden social en que se enriquece una minoría, por hacer trabajar la gran mayoría en beneficio suyo, cuando es así que queremos un orden social, que deje el patrimonio en manos de aquellos que lo hayan generado, y esto es la gran mayoría de la población. Tampoco es que sea una reflexión nueva: siempre cuando mediante esta fórmula de reparto de ingresos y patrimonio, se llegan a acumular los valores patrimoniales en manos de unos pocos, se invalida toda democracia. Los grandes patrimonios son incompatibles con la democracia, porque jamás se han podido generar democráticamente.

Hasta qué punto esto sigue siendo una lección pendiente hasta el día de hoy, lo vemos en el hecho de que el Sr. Chodorkowski sea recibido en las sociedades occidentales como un gran luchador por la libertad. Es para volverse loco. No se tiene que ser marxista, sólo se tiene que haber leído a Balzac para saber que detrás de cada gran fortuna siempre hay un gran crimen. Deberíamos pues dejar de alabar y recibir a estos los criminales.

¡Ay, si el SPD y Los Verdes pudieran comprender lo que ha sucedido en Ucrania! Como si lo ocurrido tuviera que ver algo con la democracia, el haber sustituido una oligarquía por otra nueva, y encima mediante un golpe de estado. Si realmente estuviesen luchando por la democracia, podrían contar con nosotros, pero no queremos ningún sistema oligarca que siga explotando brutalmente al pueblo.

A diferencia del sacerdote que fue elegido presidente federal y de la hija de sacerdote que es nuestra canciller, el papa de Roma sí se ha leído la Biblia y sabe qué dice. No nos dice que debamos hacer guerras, sino que “amarás al prójimo como a ti mismo” un mandamiento que para nada pega con la guerra ni la explotación. Este es el mandamiento central, y está bien que el papa diga: ”estamos viviendo una tercera guerra mundial y existen sistemas económicos que sin guerra no pueden existir. Por ello se producen y venden las armas”. Esta es la verdad que, por fin, alguien se atreve a pronunciar. Recibo de buena gana que el papa ya esté divulgando este mensaje en todo el mundo.

Pero nosotros, la izquierda no podemos decir: “Hay que esperar, esperemos a que se dé otro orden económico”. Con ello nos íbamos a despedir de la política por el resto del tiempo disponible. Antes bien debemos intentar aprovechar los escasos márgenes operativos de que disponemos. Y tampoco tengo reparos en decir: “Si, puede valer la pena reflexionar sobre una eventual participación en el gobierno". Pero en tal caso, debemos saber y determinar exactamente lo que queremos. Entonces, no vale retractarse, y la condición de base ya la he mencionado. Y esta condición básica tendría mucho más alcance. Semejante participación nuestra en el gobierno, si acaso, cabe pensarla si la actual política exterior se reorienta y renueva sus fundamentos. Y esto quiere decir que necesitamos que la OTAN se disuelva, necesitamos edificar una nueva estructura de seguridad en Europa, incluida Rusia. Otra cosa es absolutamente inviable. Y esto implica que cuidemos las buenas relaciones entre países vecinos. Implica distensión. Implica ir hacia el otro, el vecino. Implica tomarse en serio sus angustias y preocupaciones. El grado de degeneración que han alcanzado los debates ya se muestra en la palabra “Putinversteher” [despectivo para la gente que “entiende a Putin”]. Al hacer política exterior, en el fondo, hay que tratar de comprender al otro. También debemos tratar de entender a Putin, si es que queremos llegar a vivir en paz con él. Debemos convertirnos en “entendedores de Rusia”, llegar a entendernos unos a otros, porque de otro modo no vamos a poder generar paz alguna, amigas y amigos.


Disolver la OTAN.

El primer Secretario General de la OTAN, Lord Ismay, decía al poco de acabar la guerra: “La OTAN ha sido creada para mantener a los rusos fuera, los americanos dentro y a los alemanes abajo”. Por eso conviene que nos preguntemos si algo ha cambiado hasta el día de hoy. Ya no resulta para nada plausible que todo aquello que se lograra en años de política de distensión y entendimiento con el Este [“Ostpolitik”] durante el gobierno de Brandt, se haya echado a perder. Digo que podemos aprender de nuestra historia: Alemania necesita buenas relaciones con Rusia, que es un interés fundamental nuestro. Entonces se decía que la paz solamente se consigue conjuntamente, nunca unos contra otros. Y esto sigue siendo vigente. Todo este parloteo sobre la guerra, todas estas sanciones no hacen más que tensar la situación. Lo que necesitamos es una política de distensión y mantener buenas relaciones vecinales en lugar de la política que está aplicando Merkel a Rusia.

Y esto quiere decir que un futuro gobierno en el que podríamos participar debería en todo caso negarse a todo intento de ampliación de la OTAN hacia el Este. Y es que este permanente intento de cercar a Rusia ha sido precisamente la causa de las tensiones. Se había prometido no extender/ampliar la OTAN, ni acercarla a las fronteras rusas. Esta promesa se ha incumplido. Cada conflicto tiene su prólogo, y con el incumplimiento de esta promesa comenzó el conflicto de Ucrania. La OTAN avanzaba cada vez más y se acabó diciendo que también se necesitaba a Ucrania, que Ucrania debía pertenecer a la UE y a la OTAN. Y esto se dirige claramente contra Rusia. Es una política completamente equivocada que debe ser reemplazada por otra nueva de entendimiento con Rusia, si es que se pretende alcanzar la paz.

Pero no sólo se trata de que, de ningún modo, debamos ser co-responsables de extensión alguna hacia el Este, Se trata también de no consentir que las tropas de la OTAN queden estacionadas a lo largo de la frontera con Rusia. Parece que ya no están en su sano juicio. ¿Qué razones tendríamos para estacionar tropas en la frontera con Rusia? Vienen a contarnos las viejas bolas de la Guerra Fría y pretenden hacernos creer que Rusia nos está amenazando.

Cuesta creerlo, pero la OTAN se está gastando un billón en armamento, frente a los 88.000 millones de Rusia en 2013. Dadas estas desproporciones, deben de estar locos afirmando que se sienten amenazados para justificar su determinación de seguir armándose. ¡¿Cuánto tiempo se creen que pueden seguir metiendo estas dementes bolas a la gente?!

Por esta razón debemos abordar en este contexto otro punto más: hay que acabar sin falta con las sanciones. No resulta tan difícil de entender que en un país que se desestabiliza de este modo, entrando su economía en una espiral de turbulencias y viéndose expuesto a crecientes peligros, en vez de aumentar la seguridad de este país no se logra sino que el desajuste vaya escalando más y más.  Hemos de saber que para la guerra moderna no sólo hacen falta tropas y  artefactos técnicos, sino además medios económicos. Hay que saber que el FMI no es otra cosa que el brazo alargado de la política de EEUU. Al igual que la OTAN. Y siendo así, ambos deben ser reformados y renovados a fondo. El FMI debe convertirse en una organización democrática, debiendo cambiar toda su política. No puede ser que se emplee este organismo al servicio de los intereses económicos de los EEUU desestabilizando al mismo tiempo los países afectados. Pero esto es precisamente lo que está pasando, amigas y amigos.


La RFA no es un país soberano.

Hoy día ya no se trata únicamente de conquistar territorios, antes bien se trata de conquistar mercados. Basta que miremos qué grupos empresariales ya han firmado contratos con Ucrania. Sigue vigente el viejo veredicto que dice que toda política exterior no es otra cosa que la constante lucha por materias primas y mercados nuevos. Esto no nos hace falta, ni por medio de la guerra, ni tampoco mediante otras inversiones financieras internacionales. También cabe comerciar libremente sin necesidad de que el otro se tenga que poner de rodillas.

Un papel decisivo durante muchos años, lo desempeñó la infraestructura de la OTAN. El exigir la salida de esa infraestructura viene a  sinónimo de todo lo que acabo de exponer. Hasta ahora, la OTAN era el instrumento para realizar la política ya definida de “mantener a los americanos dentro, los rusos fuera, y los alemanes abajo”. Empleando las palabras de Brzezinski, el que fuera consejero de Seguridad Nacional del gobierno norteamericano bajo Jimmy Carter: mediante este instrumento, cabe  ir avasallando y/o convertir en tributarios  a los estados de Europa occidental y central.

Desde luego, no debemos olvidar cual sigue siendo hasta el día de hoy la meta de la política exterior de los EEUU, que Brzezinski mismo nos deja escrito. Su meta es mantener y conservar su supremacía imperialista, ni de lejos contemplan  el orden mundial democrático en el que al tenor de la Paz de Westfalia pudieran participar todos los estados en igualdad de condiciones. Todo lo contrario, y cito literalmente: “Queremos defender la preponderancia de EEUU en todo el mundo y con todos los medios a nuestro alcance”. Pero, como no puede ser de otra manera, se suele instrumentalizar en la discusión pública esa leyenda, que nada tiene que ver con la realidad, de que se trata de expandir la democracia, los derechos de la mujer, los derechos humanos, en general. No y no, se trata de la ya referida política, pura y dura, de poder.  Cualquier democracia auténtica que se precie iría tan lejos de exigirle ni a su propio pueblo, ni a los otros, que asuman o soporten los sacrificios que tal proceder conlleva. Y hacen bien. Aquí aprovecho para volver a decir que para lograr un mundo pacífico hay que construir un sistema de sociedades democráticas.

La estructura de la OTAN es, si se quiere,  la piedra de toque a la hora de debatir los necesarios cambios para acabar con el vasallaje y el deber tributario. En todas las guerras habidas se ha discutido si debemos o no entrar a participar en ellas. Prácticamente, la R. F. Alemana ha venido participando en todas las guerras que los Estados Unidos de América han llevado a cabo, ya que en todas sus guerras han recurrido a instalaciones norteamericanas estacionadas en Centroeuropa. En ningún momento estuvimos al margen. Y mientras así siga la cosa, no somos un país soberano.

Hace poco tuve el honor de coincidir en un debate televisado con la política de Los Verdes, la Sra. Göring-Eckardt. Le pregunté cuál era su postura frente a las guerras de los drones que parten desde suelo alemán. Constantemente quiso esquivar esta pregunta. Pero ¿cómo cabe discutir la actual política alemana, si obviamos esta pregunta? ¿Cómo cabe indignarse a causa del terrorismo si simplemente excluimos el hecho de que, sin fundamento jurídico alguno, miles de personas son asesinadas mediante drones que también son expedidos desde suelo alemán? ¿Cómo cabe, tan siquiera, que de algún modo nos justifiquemos en términos morales? Antes de señalarles a otros, debemos empezar con nosotros mismos, dejando de que se use nuestro territorio para enviar drones asesinos por todo el mundo.

Quien guarde silencio sobre este asunto, haría bien en no intervenir en la discusión actual, ya que obviamente está midiendo por un doble rasero. Por esta razón le estoy muy agradecido a Willy Wimmer por su reciente comentario al respecto en JungeWelt, donde dijo: "Debemos llegar a imaginarnos cómo se sienten a aquellos cuya familia entera es erradicada por drones. No es otra cosa que terrorismo puro y duro. Y solamente seremos capaces de combatirlo en todo el mundo si empezamos por nuestro propio terrorismo doméstico".

Un inciso sobre las prácticas de escucha: que un gobierno, que en virtud de nuestra Ley Fundamental viene obligado a proteger la libertad de sus ciudadanos, ni sea capaz de decirle a un aliado: “no procede que nuestra ciudadanía entera sea escuchada y espiada”, me parece señalar que el referido vasallaje y el deber tributario aún puedan ser males menores. Y pregunto en qué se queda el concepto de la libertad, al llegar a aceptar o tolerar la pérdida total de la privacidad ciudadana a manos de un poder aliado, prácticamente sin hacer nada para impedirlo.

La política en materia de exportación de armas hay que cambiarla sin demora. Un primer paso debe ser que suspender, de modo inmediato e irrevocable, los suministros de armas en zonas de conflicto o tensión. El año pasado, nuestra canciller llegó a decir, lo leí en dos ocasiones,  que Arabia Saudita es un aliado importante en la lucha contra el terrorismo. ¡Y luego van y se excitan por los crímenes del Estado Islámico EI! Está bien que lo hagan, pero también en Arabia Saudita se dan decapitaciones, lapidaciones, etc. siendo una dictadura reaccionaria-autoritaria,  que aterroriza a su propia población. Por ello no procede declararlo aliado en la lucha contra el terrorismo. Se trata de esa doble moral que nos conduce a un mundo cada vez menos pacífico.


Un mandamiento perverso.

En todos estos esfuerzos de implicar e integrar a la R. F. Alemana en mayor medida en esta política, se pretende justificarla mediante argumentos falsamente humanitarios. Cada vez que se cometan en alguna parte del mundo crímenes – la última vez en el conflicto entre el EI, el Estado Islámico,  y los kurdos – se plantean y deciden que deben intervenir manu militari por motivos humanitarios. Y siempre hay gente, también entre la izquierda, en los sindicatos, las iglesias que pican y se dejan engañar. El obispo protestante Wolfgang Huber publicó en el Frankfurter Allgemeine Zeitung un artículo donde dice que el mandamiento ‘No matarás’ significa también ‘No admitirás que otros maten’, o dicho de otro modo: “Debes intervenir militarmente allí donde existan conflictos”. Esa lógica argumentativa la encontramos una y otra vez, y muchos se dejan convencer. Sin embargo, existe un simple argumento en contra: si, ante los incontables conflictos en el mundo,  puedo elegir entre salvar miles de vidas humanas sin llegar a matar a nadie, y salvar miles de vidas humanas en una guerra, debiendo sacrificar en ella a otras cientos de vida humanas, la decisión dónde debo empezar a prestar mi ayuda, no debería ser tan difícil de tomar. Lo nefasto me parece ser que la ‘humanidad’ de esta gente siempre despierte allí donde cabe llamar a las armas, pero nunca donde pueden entrar a ayudar sin llegar a matar. Y en esto consiste la brutalidad de este debate. De ello cabe inferir la adolescencia de nuestra sociedad, que prefiere donar y dar menos para alimentar a los refugiados que para el suministro de armas.

Voy resumiendo: Winston Churchill, que era un gran cínico, dijo en una ocasión que en tiempos de guerra la verdad alcanza un valor tan alto que se la debe vigilar constantemente por una guardia de mentiras. Este cinismo es característica de toda la política exterior, que empieza siempre por los conceptos y términos, que en ningún otro medio se cuestionan ni se ponen en entredicho salvo en JungeWelt. Se habla por ejemplo del Ministro de Defensa de EEUU, o de su presupuesto de Defensa, etc., como si los Estados Unidos de America se tuvieran que defender de alguien… ¡Una gran mentira! Toda su política exterior es una construcción de mentiras, y a nosotros nos corresponde irrumpir en esta construcción si realmente queremos avanzar a una política exterior pacífica, queridas amigas, queridos amigos. 

Lo puedo resumir en una sola frase: también nosotros tenemos nuestra historia de la que debemos aprender nuestra lección, aprender de las guerras mundiales y del fascismo. De todo ello debe alimentarse ese impulso moral que nos obligue a hacer todo lo que esté en nuestras manos para que el mundo se vuelva más pacífico después de todo lo sucedido. Al terminar la guerra había una sentencia que no deberíamos olvidar jamás -y lo digo contra todos aquellos que puedan dudar de ello, yo no voy a apoyar ninguna otra política que no la observe - :

“De suelo alemán, nunca jamás debe comenzar otra nueva guerra”.
[“Von deutschem Boden darf niemals wieder Krieg ausgehen!”]


Nota de redacción de JungeWelt: el próximo día 28 de enero 2015, JungeWelt publicará un suplemento con las principales ponencias de esta XX Conferencia Rosa Luxemburgo; para mediados de marzo 2015 se prevé editar una publicación que reúna todas las aportaciones a la Conferencia, incluidos los artículos preparativos. Vídeo de este discurso de Oskar Lafontaine (Kurzlink.de/lafontaine):





Una traducción de Tucholskyfan Gabi
para blogdelviejotopo

6 comentarios:

  1. Muchas gracias Gabi por esta traducción. Gran trabajo, la conferencia fue el día 10 y el 16 sale la traducción, y muy buena.
    Grande Lafontaine. Estoy de acuerdo con él al 100 %. Ojalá Die Linke siga la línea que ha marcado Oskar y no se deje llevar por los cantos de sirena del poder.

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  2. Tremendo esfuerzo de traducción. Gracias Gabi. Enfatizo lo que dice Manuel: la conferencia tuvo lugar el día 10, el 14 lo publicaba JungeWelt y en las primeras horas del 16 conseguíamos tenerlo traducido y publicado en el blog.
    Es imprescindible tomar nota de lo apuntado por Lafontaine y de una cosa muy importante: NI UN SOLO VOTO A PARTIDOS ATLANTISTAS. La gente se tiene que mentalizar que es una línea roja en la praxis política de los partidos y que posicionarse, activa o pasivamente, en defensa del atlantismo de la OTAN, supone apoyar el imperialismo y esta forma de terrorismo que encarna la OTAN. La izquierda es por su naturaleza anti-OTAN y esto hay que tenerlo muy cuenta cuando se vota.

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    1. Gracias, compañeros, no era para menos, la causa me hizo volar y mi paisano Oskar se merece este trato de favor y mucho más.

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  3. Muy bueno los razonamientos de Oscar Lafontaine que, desenmascara toda la hipocresia del capitalismo y el miitarismo de Occidente. Esto no habrá gustado a Merkel y demás lacayos del Imperio.Que tomen nota los alemanes a la hora de votar en las próximas elecciones si quieren sacudirse la tutela norteamericana de paso que les gobierna alquien decente politicamente hablando.

    Buen artículo y, creo que buena traducción.

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  4. El próximo martes se presentará el Foro contra la Guerra Imperialista y la OTAN
    "ESTAMOS EN GUERRA"
    Es suicida aceptación de la fuerza bruta como único principio organizador del sistema internacional (Atilio Boron)

    http://madrid.lahaine.org/el-proximo-martes-se-presentara

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  5. Con su edición del 28.01.2015, jungeWelt ofrecerá un suplemento especial sobre la XX Conferencia Internacional Rosa Luxemburgo.

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