Bandera republicana en una manifestación en abril de 2010 en Madrid, convocada por la Plataforma contra la Impunidad del Franquismo. Foto: KOTE RODRIGO (EFE). |
Cuando en junio de 2014 tuvieron lugar las movilizaciones en favor de la República, Julio Anguita se pasó de frenada al calificarlas despectivamente como "interesantes pero pintorescas" (andalucesdiario.es). Es posible que con ello Anguita le estuviera echando un capote a Podemos, ante las críticas que le cayeron al partido de Pablo Manuel Iglesias al desmarcarse y negar su apoyo a las movilizaciones. Pero también es posible que Anguita no entendiese o estuviese despreciando el valor que tiene el republicanismo como símbolo y elemento identitario de la izquierda.
La izquierda política, independientemente del formato que adopte, comparte unas señas de identidad a través de las cuales se reconoce como tal. La aceptación de la lucha de clases; el carácter de clase de las organizaciones políticas y el consiguiente rechazo del interclasismo; el rechazo del capitalismo y la aspiración a superarlo... Estos y otros son componentes que van perfilando nuestra identidad compartida como izquierda. En el caso de España y de otros estados monárquicos, a mayores existe un componente que también ha jugado un papel dinamizador de la acción política: el republicanismo. Por ello durante estos 40 años de restauración monárquica, la causa republicana ha contribuido a perfilar cada vez con más fuerza esa identidad política de la izquierda, junto con otros componentes identitarios más genéricos o globales.
Sería una necedad pasar por alto el poder simbólico del republicanismo como catalizador de la acción política en la masa social en una dirección determinada. La causa republicana ha actuado y actúa de pasarela ideológica para transmitir nuestra crítica política, nuestras reivindicaciones y denuncias y nuestro ideario de sociedad. En este sentido, el sentimiento e ideario republicanos han jugado un papel importante a lo largo de estos años para la izquierda, siendo un referente para la acción, un factor de comensalismo (unidad, fraternidad) e identidad, un ítem sociológico que proyecta el rechazo por lo existente y expresa la reivindicación de un cambio profundo.
Para la izquierda, el republicanismo tiene mucho de lo que el antropólogo Victor Turner llamaba "símbolos dominantes" (La selva de los símbolos, 1967). Los símbolos dominantes tienden "a convertirse en foco de interacción" (Turner, op.cit.), generan y catalizan la acción social, actuando como una poderosa herramienta de movilización, condensando y unificando significados. Pensemos por un momento en todo lo que evoca el republicanismo: el golpe de estado del 36 contra la legalidad constitucional republicana y, en concreto, contra el gobierno legítimo del Frente Popular; la heroica defensa popular de la II República durante la guerra; la dictadura que sufrimos durante 40 años y la resistencia mantenida al calor del ideal republicano; la no aceptación de la más venenosa herencia de Franco (la monarquía), etc.
Por ello, la bandera tricolor ha condensado un significado potente: el rechazo del régimen actual y el anhelo colectivo de la III República. En nuestra travesía por el desierto mantenemos viva una esperanza expresada en el lema "mañana España será republicana". De ahí que cada 14 de abril, la izquierda se vuelque en la conmemoración popular del día de la República: recordamos la II República con la mirada puesta en la III.
No faltan las voces que desprecian lo que estoy diciendo, con el argumento de que no existe mayor diferencia entre una democracia burguesa monárquica y una democracia burguesa republicana. Tales personas quizás tampoco encuentren diferencias entre una dictadura burguesa y una democracia burguesa. Puro postureo.
Concentrarse y movilizarse en favor de la República, facilita la reflexión y cataliza el incremento de la masa crítica. El poder de los símbolos, bien utilizado, es un arma política. También es una iniciativa que actúa como factor de acercamiento y cohesión entre las fuerzas políticas y sociales de la izquierda, un facilitador del entendimiento. No nos dejemos arrastrar por aquellos que califican todo esto de "pintoresco" o que recurren a disculpas peregrinas para no sumarse a la llamada de unidad en favor del republicanismo.
Cuando celebramos el 14 de abril, estamos evocando muchos significados que conviene no pasar por alto; pulsa aquí: "Lo que significa celebrar el día de la República".
@VigneVT
Blog del viejo topo
"El Gobierno mantiene que enarbolar una bandera republicana puede incitar a la violencia" http://www.unidadcivicaporlarepublica.es/index.php/iii-republica/noticias-actos-y-convocatorias/5107-el-gobierno-mantiene-que-enarbolar-una-bandera-republicana-puede-incitar-a-la-violencia
ResponderEliminarHoy es un día de Memoria pero también de dar otro paso adelante. El hecho de que algunas fuerzas de la "nueva" política no participen o soslayen la importancia de recordar la Segunda República y dar pasos para la Tercera no muestra más que las severas deficiencias de sus discursos y lo nebuloso o directamente dañino de sus postulados. Es llamativo que otra vez vuelven a ponerse de perfil en cuanto llegan las convocatorias republicanas; siguen el camino que marcaron cuando abdicado Juan Carlos I se dedicaron a boicotear las convocatorias que surgieron. Sí, boicotear, para mí no hay otro nombre ni otra intención que la de servir de secante a las movilizaciones con mayor trasfondo ideológico.
ResponderEliminarReclamar "República" incluye, para mi, señalar a esos falsos profetas.
https://www.youtube.com/watch?v=qVYTLlFBsYg
ResponderEliminarLos que somos republicanos por convencimiento y también en parte por tradición familiar, proclamamos la necesidad de la República por lo que significa en contraposición a la monarquía, por lo que pudiera suponer de avance hacia situaciones sociales más justas para la mayoría de la población, y por un puntito sentimental, en recuerdo de los que dieron su vida en defensa de la clase obrera en unos momentos de la historia en el que se respiraron bocanadas de aire fresco hasta entonces desconocidas en España, machacadas durante decenas de años por el franquismo. Por eso es decepcionante, sorpresivo, irritante, cabreante (aunque demostrativo de la naturaleza personal y política de algunos) el hecho de la aparición en la red de opiniones en las que se considera a la segunda República española como un período histórico de significado claramente fascista, en aras de una supuesta objetividad histórica y dado que hubo diversos episodios de represión política estando en el gobierno fuerzas de la izquierda. Este brillante análisis político culmina con la aseveración de que la izquierda frentepopulista, a causa de su línea anti-revolucionaria y anti-popular, fue objetivamente causa agente cardinal para que Franco ganase la guerra civil en 1939.
ResponderEliminarOlé sus huevos. Pues ahí están, defendiendo a la izquierda, según ellos, creando opinión, según ellos, y fieles garantes de la democracia real desde posiciones anarquistoides. Qué se le va a hacer, también es internet para ellos.