Beatriz Talegón, el irresistible encanto que surgió del frío (del frío aparato) (1 de 2)

Se hizo un hueco en los titulares de la prensa y en programas de TV. Los simpatizantes y militantes (una parte) del PSOE entraron en éxtasis místico al escucharla, queriendo oír en sus palabras la voz del cambio para salir del agujero. Hacía tiempo que estos no sacaban a pasear su fervor parroquial. Por fin una luz en medio de la oscuridad. Se acabó el mirar con ojitos de perro apaleado, ansioso de compasión, hacia la izquierda. El grito de renovación sacudió las castigadas almas de militantes y simpatizantes del PSOE. Incluso desde la izquierda comenzaron a escucharse voces de elogio. ¡Ha llegado el cambio! Y llegó con un irresistible encanto que surgió del frío, del frío del anonimato, pero también… del frío del aparato del partido. Porque no seamos ingenuos: Beatriz Talegón forma parte del aparato. Forma parte en niveles inferiores pero ya importantes, en aquellos en los que se espera pacientemente su oportunidad, escalando peldaño a peldaño en la sufrida, altruista, sacrificada y mal pagada carrera del político profesional que renuncia al privilegio de ser un currante del montón para entregar su vida al bien común (sarcasmo, Sheldon); superando con paciencia los progresivos ritos de paso institucionalizados por la cultura política del partido, controlados por los sacerdotes que vigilan el proceso, no vaya a ser que se les cuele algún socialista de verdad.

El problema es que en el PSOE el cambio “ha llegado” siempre cada equis tiempo, justo cuando el óxido amenaza con hundir el barco. Y siempre llega con un irresistible encanto surgido del frío. Cuando todo se desmorona, siempre aparece un sector con la consigna del cambio. Y así el verbo de hace carne, y la carne se transforma en líder para volver a protagonizar un nuevo ciclo tras el cual al final las cosas siguen igual. En ciencia política se le llama a esto gatopardismo. A corto plazo veremos más de una beatriztalegón, quizás en algún caso se trate de rostros más conocidos (casi seguro que sí). Comienza a estar preparada la nueva versión del mismo software, del mismo sistema operativo. Sólo así las cosas podrán seguir igual y se podrá seguir frenando y neutralizando el peligro de la izquierda anti-capitalista.

Fotomontaje sarcástico publicado en Diario Octubre

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Uno de los serios problemas que tiene la izquierda es que el PSOE, anclado en posiciones socioliberales de las que parece de momento no desear salir, vuelva a cautivar el voto del electorado potencialmente de izquierdas, deteniendo así una vez más el avance de la izquierda real e imposibilitanto una respuesta nítidamente de izquierdas a la crisis sistémica. Sin dar muestras de giro ideológico hacia coordenadas claramente socialistas como las que caracterizaron al PSOE hasta Suresnes, esta seducción política tendrá lugar (o está teniendo lugar) planteando al electorado falsos dilemas o al menos dilemas secundarios y circunstanciales.

El principal de estos falsos dilemas es reducir todo a un asunto de renovación de personas. De esta forma se crea ruido para evitar que se escuche cuál es verdadero problema: el ideológico, programático, de posición política en relación con el capitalismo y, más en concreto, respecto a su formato actual drásticamente neoliberal; de abandono del interclasismo, de propuesta, -en suma - no de una nueva política económica (imposible en la Europa neoliberal construida por conservadores y socialdemócratas), sino de una nueva economía política ("No hay marcha atrás, los buenos tiempos no volverán. No hay que cambiar de política económica sino de economía política", escribía Javier Navascués en Mundo Obrero en diciembre pasado, en su artículo Salir del euro o salir del capitalismo).

Desviada así la atención con falsos dilemas y con problemas secundarios, el PSOE lo tiene fácil para volver a renovar su turno en el bucle bipartidista, porque bastará una gran operación de maquillaje cambiando personas, poniendo rostros nuevos o relativamente nuevos del aparato, retirar arrugas faciales a base de vender beatricestalegones...,  para volver a seducir y captar el voto que es potencialmente de izquierdas. No olvidemos, que la última vez que el PSOE hizo esto fue con ZP, cuando éste surgió de la chistera de la nomenclatura cuan acto de prestidigitación y junto a él llegaron los pepeblancos, leirepajines, bibianasaídos... y demás. Quizás la nueva remesa se llame beatricestalegones o de otra forma. Para vender el mismo producto, siempre hay recambio del envoltorio en el almacén. 

Serio problema para la izquierda, porque además la factoría pesoística cuenta con un poderoso departamento de marketing a su servicio (PRISA sobre todo),  dispuesto siempre a lanzar una promoción comercial atractiva para el electorado llegado el momento de las rebajas.

Los simpatizantes, militantes y votantes del PSOE erre que erre con querer creer y hacernos creer que todo se reduce a un problema de rostros nuevos, de cambiar personas, de renovación humana, de rejuvenecer el careto de quien saldrá en el cartel electoral. Ya nos hemos olvidado la renovación de rostros que trajo consigo el zapaterismo y a dónde nos condujo. 

En esto, el entorno de base del PSOE, a menudo se olvida de dos cosas:

1ª) Que esa renovación tiene lugar entre la gente que forma parte del aparato (aunque vengan de sus niveles inferiores), de aquellos que ya pertenecen a la industria política. Beatriz Talegón, en este sentido, no es una militante de base como sutil y quizás cínicamente quiso dar a entender a la audiencia. La inocencia que supone creer que es "una más" de las bases pesoísticas, es un mezquino engaño. Al cargo que ocupa no se llega de cualquier manera, ni yendo por libre, ni por expresión verdaderamente democrática de las bases. ¡¿O no?!

El PSOE en este sentido es como la jerarquía de la iglesia católica: vas ascendiendo siempre y cuando no seas un hereje o discutas el dogma oficial fijado por el Vaticano. Nuestro compañero de blog y de los foros de Público, Manuel G., lo explicaba a la perfección hoy, en un comentario (nº 204) insertado en Público:

El PSOE actual es un partido que funciona desde arriba hacia abajo. Desde arriba se establece la política y desde abajo se cumple. Y no se diga que los congresos son los que establecen la política que desarrolla. Recuerdo el congreso en que se propuso la desmarxistización. Los delegados, portavoces de lo que la mayoría de la gente quería y se palpaba, se opuso. A continuación el señor González chantajeó al partido y dimitió. Se estableció una comisión gestora (depuradora) con los fieles a González, que depuró desde arriba abajo a todos los izquierdistas dejándoles hablar pero sin poder, y a continuación otro congreso donde González dijo 'o yo o el marxismo'. Salió elegido él con omnímodos poderes. Y así hasta hoy.

2ª) En segundo lugar, estos simpatizantes, militantes, electores... del PSOE, olvidan que el problema principal es ideológico y programático. Las coordenadas ideológicas del PSOE, han contribuido a la situación en la que estamos. No podemos cargar toda la culpa a los conservadores de esta situación, por mucho que sean los más malos y odiosos de la película. Y tales coordenadas, marcadamente socioliberales, en absoluto socialistas (tan siquiera socialdemócratas a la antigua usanza), existen con independencia de los ZP, XP o de cualquier Rubalcaba y Beatriz Talegón de turno. Y esto es lo que hay que cambiar antes de nada si queremos salir de esta maldita crisis sistémica. Si a mayores hay que cambiar personas, se cambian. Pero lo primero es ¡programa, programa, programa!, como decía el compañero Julio Anguita. Programa que solo puede ser elaborado partiendo del diagnóstico real de la crisis sistémica, y no de explicaciones como las que vende la intelligenza del PSOE que apenas tienen valor como fantasías, destinadas a consumo basura del electorado con el propósito de exculpar al partido de sus responsabilidades en relación con la situación en la que estamos y con el podrido modelo económico y político que sufrimos.

No parece que las beatricestalegones vayan a protagonizar esa renovación ideológica  Ni muchísimo menos. Analicemos el discurso que la hizo tan popular y alguna intervención suya en TV. Será en la siguiente entrada

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