El discurso dominante que los medios venden a la perfección, en realidad obedece a una lógica muy rudimentaria. Precisamente es su simpleza lo que provoca que llegue a calar con facilidad, ya que se basa en un conjunto de consignas muy elementales y maximalistas, aunque extremadamente vagas en su contenido. Voy a referirme a un par de ítems ideológicos especialmente arraigados en el imaginario colectivo: la focalización de la crítica social en el político y no en el sistema, y el valor de las caras nuevas y jóvenes como seguro de cambio. Ambos aspectos están relacionados.
1.
Sobre lo primero, la ideología dominante desvía la atención de los problemas hacia los actores políticos, dejando en un segundo plano los contenidos y programas, las propuestas políticas y las políticas concretas desarrolladas. De esta forma el descontento social se expresa contra los representantes políticos, que son presentados como causa mayor y responsables de los males y problemas. La indignación dirigida hacia una mal llamada "clase política" viene a esconder las contradicciones del capitalismo, exculpando de responsabilidad (o al menos la minimiza) a la oligarquía capitalista que ha provocado la crisis y se beneficia de la misma. También viene a oscurecer el debate social sobre los programas políticos.
Sobre lo primero, la ideología dominante desvía la atención de los problemas hacia los actores políticos, dejando en un segundo plano los contenidos y programas, las propuestas políticas y las políticas concretas desarrolladas. De esta forma el descontento social se expresa contra los representantes políticos, que son presentados como causa mayor y responsables de los males y problemas. La indignación dirigida hacia una mal llamada "clase política" viene a esconder las contradicciones del capitalismo, exculpando de responsabilidad (o al menos la minimiza) a la oligarquía capitalista que ha provocado la crisis y se beneficia de la misma. También viene a oscurecer el debate social sobre los programas políticos.
Este planteamiento constantemente es reproducido desde tópicos ampliamente difundidos y cultivados sobre todo por los medios de la caverna, pero últimamente también por el oportunismo populista de Podemos: es la crítica (?) a la llamada "casta política", la expresión de "todos los políticos son iguales" y "todos los partidos son iguales". Son tópicos que, en una entrada anterior del blog, decíamos que tienen un recorrido temporal muy amplio; podemos rastrearlos en el franquismo e incluso en etapas políticas anteriores.
Tuit de Enrique de Diego (7-7-14), periodista cercano a posiciones de extrema-derecha, criticando a la "casta", un tópico muy difundido por los medios de la caverna que sin embargo el partido Podemos comparte hasta convertirlo en eje de su discurso (véase en este blog "Los cariñitos del facherío a Podemos. Al hilo de los piropos de Enrique de Diego". |
Funcionalmente, este discurso desempeña un papel de legitimación del capitalismo. Los ejemplos son abundantes. Así, se critican las reformas laborales de los gobiernos de turno, pero se protege de la indignación social a la patronal (CEOE) que dicta e impone tales reformas. Nos gusta rasgarnos las vestiduras y echar espuma por la boca con lo que un político pueda ganar, pero no se piensa en los monumentales beneficios que la clase capitalista y sus ejecutivos obtienen mediante la miserable explotación laboral. Podríamos poner otros muchos ejemplos. Esto no quiere decir que la gente no sea capaz de darse cuenta que determinadas decisiones políticas son socialmente negativas y dañinas por sí mismas. Por supuesto. Pero tales decisiones no son contempladas como un resultado del funcionamiento del sistema (como parte del mismo), sino que se tienden a juzgar como una arbitrariedad del político de turno, centro de las críticas. Olvidamos que éste, estando al servicio de los intereses de la clase dominante, actúa como un simple ejecutor, como un mero capataz del cortijo.
En tanto la crítica social se centra en el factor personal, las soluciones que se esperan están centradas en el mismo factor humano: se trataría de una renovación de personas, de nombres, de sustituir unas caras gastadas por otras nuevas, evitando en todo momento entrar en la cuestión nuclear: los contenidos y programas políticos que conducen al desarrollo de unas politicas u otras.
Paradójicamente, lo que viene a estancar la posibilidad de encontrar una salida política al callejón ciego en el que nos ha metido el capitalismo, es que en cada cambio de actores las propuestas políticas se mantienen sin apenas cambios. Operan mudanzas en los actores pero el escenario y el guión se mantienen intactos o con cambios superficiales.
2.
Aunque esto pueda resultar muy obvio, lo cierto es que es una idea muy arraigada en la mayor parte del electorado, que confía ciegamente en que cambiando a las personas se arreglan las cosas. Y en este cambio de actores, con frecuencia se incide en el factor juventud, como si en ello estuviese la solución. Tanto es así que estamos asistiendo a un bombardeo constante en el que se promocionan mediáticamente nuevas figuras políticas, "jóvenes" y "preparados" (que a lo mejor no son tan "nuevas" ni están tan "preparados"). Todos hemos escuchado alguna vez la frase: "lo que tiene que hacer fulano es irse y dejar paso a gente joven" (o "gente nueva").
La gran operación gatopardista que el sistema está desarrollando, incide mucho en este supuesto relevo generacional, de ahí la promoción constante de ciertos nuevos líderes que aportan una necesaria ilusión de cambio que en absoluto viene a cuestionar el sistema (o, en el mejor de los casos, sin garantías suficientes de que se cuestione realmente).
Desde luego no creo que en el debate político que necesitamos tenga importancia la cuestión de la edad, ni que debamos caer en la tentación de una absurda disputa generacional (no tiene sentido). Sin embargo sí considero positivo que tengamos en cuenta una reflexión desmitificadora del factor "juventud" como panacea.
A menudo olvidamos que el régimen que muchos criticamos, fue puesto en marcha y reproducido por líderes que eran jóvenes o incluso muy jóvenes. Y que también en diferentes momentos, tales líderes fueron "vendidos" como "jóvenes preparados" para afrontar nuevas etapas políticas trascendentales. No es la primera vez que nos han vendido el valor "juventud" como seguro de cambio. Incluso diría que en los grandes cambios gatopardistas, se han elegido siempre caras nuevas y jóvenes, precisamente para crear una ilusión parecida a la que ahora tratan de crear los medios sistémicos. Quizás el paradigma de lo que trato de decir, lo tengamos en la victoria del PSOE en 1982, tras la cual comenzó su andadura el neoliberalismo en España.
Por todo ello conviene no caer en la obsesión por el factor edad. Lo importante son las competencias que una persona pueda tener para liderar el desarrollo de programas previamente elaborados por el colectivo al que representa. Primero deben ser los contenidos y luego busquemos a quienes con mayor fiabilidad y coherencia puedan desarrollar los programas, tengan 30, 50 ó 70 años.
Como curiosidad reproduzco algunos datos que reflejan cómo muchos de los responsables del régimen de la segunda Restauración borbónica, comenzaron su carrera política siendo muy jóvenes, cualidad que fue vendida oportunamente como valor y seguro de cambio. Apenas son algunos ejemplos:
Felipe González (1942)
Con 20 años entró en las Juventudes Socialistas y con 22 años en el PSOE
Fue Secretario General del PSOE con 32 años (1974).
Diputado con 35 años.
Presidente Gobierno con 40 años.
Diputado con 37 años.
Vicepresidente del Gobierno con 42
Con 19 años entró en las Juventudes Socialistas.
Diputado con 26 años.
Fue Secretario General del PSOE con 40 años.
Presidente Gobierno con 44 años.
Senador 27 años.
Diputado con 34 años.
Secretario de Organización del PSOE con 38 años.
Ministro con 47 años.
NOTA. No encontré una foto de Pepiño Blanco de joven, así que hice un "apaño" con un toque de humor gráfico.
Ingresó en el PSOE con 23 años.
Secretario de Estado con 35 años.
Ministro con 41 años.
Diputado con 42 años.
Ingresó en FET y de las JONS con 26 años.
Director general de RTVE con 37 años.
Ministro secretario general del Movimiento con 43 años.
Presidente Gobierno 44 años.
NOTA. Imagen: jurando como ministro Secretario General del Movimiento, ante la mirada atenta del dictador Franco.
Diputado con 29 años.
Presidente de AP de Castilla y León con 32 años.
Presidente de la Junta de Castilla y León con 34 años.
Presidente del PP con 37 años.
Presidente del Gobierno con 43 años.
Mariano Rajoy (1955)
Presidente de la Diputación Provincial de Pontevedra con 28 años.
Vicepresidente de la Xunta de Galicia con 31 años.
Ministro con 41 años.
Gracias por el análisis. En base a él acabo de emitir dos twitters:
ResponderEliminarRafael Domínguez @RafaelSiEs
Queridos @ahorapodemos en adelante si no hay PROGRAMA decididamente anticapitalista, *no* hay voto.
Rafael Domínguez @RafaelSiEs
Queridos @PodemosETA aquí: http://goo.gl/RSm6zf se nos previene seria y convincentemente en contra de cantos de sirenas. Dadme por Ulises
Si fuese cuestión de personas líderes, nada más fácil que seguir sustituyendo los ineptos por otros más aptos. Lo que pasa es que el moribundo sistema ya no ofrece más margen ni para seguir practicando el "trial & error", ni la idolatría.
ResponderEliminarYo creo que está muy claro.
ResponderEliminarLo primero es que la opción política elabore un programa. A continuación se elegirá, no sólo la persona que esté al frente, sino también al equipo que esta persona lleve.
Si no se hace así nos exponemos a que como en el caso del PSOE en 1982 iba a reconducir toda la economía a una mayor justicia, que iba a salir de la OTAN, que se iba a acabar con la corrupción del franquismo, etc. O sea que hicieron lo contrario, se implata un neoliberalismo feroz, se siguió en la OTAN, se potenció la corrupción. ¿Por qué? Sencillo porque pese a tener un programa bastante social, el equipo elegido no era el adecuado y se dedicó en cada caso a decir que no había otro remedio que hacer lo que hicieron.
Está el otro caso más reciente. Rajoy en 2011. Dijo el PP en su programa que se iba a salir de la crisis en el momento que llegara al poder, iban a combatir la corrupción. Todo lo que tenían programado lo incumplieron
Todo esto sucede porque la gente no atiende los programas, sino las caras, o sea se piensa que con elegir en primarias ya está todo hecho, no importa otra cosa que un concurso de elección de personas.
Se está intentando imitar a EEUU. Allí Obama prometió, por ejemplo, cerrar Guantánamo. Cosa que no ha hecho.
Las primarias me parecen bien, pero los programas son primordiales. Después las primarias.
Continúo.
ResponderEliminarEn las primarias, como he dicho, que elegir la persona y el equipo que se considere más adecuado para llevar a cabo el programa.
Factores a tener en cuenta son la trayectoria política, la confianza que despierta.
¿La edad?, puede ser un factor a considerar, pero no el más importante. Da igual con 30, 40, 50 o 60 años. Con 30 años, salvo excepciones, mucha trayectoria política no se tiene, pero puede haber algún caso, y pienso, no aquí, sino en Italia, en el caso de Berlinguer. Pero son pocas las excepciones.
En el caso de PODEMOS cuando habla de la casta deja muy claro que se refiere a los peces gordos que se ceban en este capitalismo de amiguetes .Que lo confundan el PPSOE no implica que nos confundamos los demás
ResponderEliminar1.- Cuando Monedero e Iglesias hablan de "casta" siempre lo han hecho de forma genérica y no el sentido restringido que señalas. Me temo que la interpretación que haces es muy sui géneris y que no se ajusta a la semántica utilizada por los citados. Aun es más, se cuidan mucho de hablar de "capitalismo", término tabú en el discurso de Iglesias como tertuliano. No hay una crítica abierta al capitalismo, sino a los políticos a quienes se consideran la causa de los males. ¿Por qué crees que hubo gente del PP que votó a Podemos? A ver si ahora cierto sector de votantes clásicos del PP se ha vuelto anticapitalista por arte de magia.
EliminarQue haya simpatizantes de Podemos que quieran entender algo diferente, pues están en su derecho, pero la interpretación que haces creo que es errónea. Iglesias y Monedero y el núcleo fundacional de Podemos, usan el término "casta" para referirse a la casi totalidad de los políticos y organizaciones políticas. Ello no es casual. Forma parte del discurso de Podemos: "todos son malos menos nosotros", vienen a querer decir.
2.- En la pragmática lingüística de Podemos, la forma en que usa el término "casta" es coincidente con el uso que hace un sector de la caverna y de la extrema derecha, mal que le pese a los simpatizantes de Podemos. Lo mismo cabe decir de la relativización de la dicotomía izquierda/derecha que hace Podemos. Son ingredientes de su populismo y de su aspiración a ser un partido interclasista y atrápalotodo.
3.- "capitalismo de amiguetes". ¿Será que hay un capitalismo "bueno" y distinto?
4. Lo del PPSOE no lo entiendo bien, pero te recuerdo que el grueso de los votos de Podemos viene de gente que ha votado sistemáticamente al PSOE anteriormente. Los votos de Podemos son de un electorado muy sistémico, ya que en la aspiración de Podemos a movilizar a los abstencionistas, ha fracasado (como demuestra que la abstención fuese similar a la de las anteriores europeas).
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Podemos es una versión del PSOE "pre-82". Incluso en muchas cosas era hasta más radical aquel PSOE anterior al 82. Forma parte de la renovación de la socialdemocracia diseñada por el sistema para frenar un posible viraje político hacia la izquierda. Toda esa historieta de "abandonar el lenguaje clásico de la izquierda" para llegar a más gente..., eso ya lo hizo el PSOE en al Transición y así nos fue. El caladero de votos de Podemos no está en la izquierda (o apenas está en la izquierda), sino en el espacio que ocupa el PSOE y el sector electoral "veleta" del PP. Nada que ver con la superación del capitalismo.