Ficha documental
Original en alemán: publicado en NachDenkSeiten, 19 de agosto de 2015, con el título "Die Psychoanalyse als Waffe in den Händen von Geheimdiensten und Militär" (URL en el texto del título).
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es, 27-8-2015.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir ficha documental del principio, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en alemán).
Negrita e imagen de cabecera: son añadidos nuestros.
* * *
El psicoanálisis a modo de arma en manos de los servicios secretos y militares
Entrevista de Jens Wernicke al psicólogo Knuth Müller.
¿Por qué se callan los
corderos? se pregunta el psicólogo y docente universitario Rainer Mausfeld en
esta conferencia del pasado mes de junio 2015 [NT: Ver vídeo en Youtube]. Y nos responde: porque las
élites sociales desde tiempos inmemoriales vienen haciendo lo imposible para
inculcar sus criterios al pueblo llano imponiéndole sus propios criterios, que
a menudo son contrarios a los de éste, como si fueran de “interés general”. Y
lo suelen lograr (pre)determinando lo que conocemos por ‘opinión publica’,
tarea en la que se sirven de ‘tropas auxiliares’ como son los llamados
“liquidadores”, los “spin doctores” y los asesores de relaciones públicas, en
general. Entre ellos, no debemos olvidar a los psicólogos. Acerca de su
“liaison”, aún muy poco estudiada, con el ‘Estado dentro del Estado’ [referido
a los Servicios Secretos], Jens Wernicke dialoga con Knuth Müller, doctor en
psicología, que está a punto de publicar su amplio estudio titulado ”US-Geheimdienste
und –Militär forschen seit Jahrzehnten zu Unterdrückung und Manipulation” [los
servicios secretos y militares de EEUU llevan decenios investigando en materia
de supresión y manipulación], lo cual no es un fenómeno aislado.
Sr. Müller, en su libro de próxima publicación, usted se ocupa de los enredos entre los psicólogos y los servicios secretos y
militares norteamericanos. ¿Cómo llegó a decantarse por este tema? ¿Cuál era el
motivo determinante?
Mi libro se ocupa no tanto
de la profesión y categoría del psicólogo en general, como de los
representantes de la Asociación Psicoanalítica Estadounidense [APsaA por sus
siglas en inglés]. Entre ellos, había casi exclusivamente personas formadas en
medicina psiquiátrica, puesto que los psicoanalistas sin formación médica
básica no fueron admitidos por la APsaA hasta el año 1988.
Cuento entre los miembros
de la referida APsaA los psiquiatras con posterior formación en el
psicoanálisis, los candidatos en formación, así como los miembros ordinarios,
extraordinarios y de honor procedentes de las organizaciones psicoanalíticas. Y
si bien es cierto que también encontramos a psicólogos, éstos suelen ser una minoría, lo cual no quiere
decir que su aportación e influencia en la colaboración sea menor. Todo lo
contrario: Ya a finales de 1941 cabe referir que la primera división mundial en
materia psicoanalítica de unos servios secretos – la ‘Psychoanalitic Field Unit’
del COI, la ‘Office of the Coordinator of Information’, una predecesora de la
CIA – fue dirigida por un psicólogo con formación psicoanalítica.
El hecho de que me ocupase
de este tema, se debe en primer lugar a una serie de casualidades. Investigando
en otra materia distinta, descubrí que algunas personas miembros de la APsaA
tenían un pasado militar y/o procedían de los servios secretos. En un
principio, sólo pretendía entender mejor qué era lo que unos psicoanalistas
tenían que ver con los servicios secretos y el porqué. A partir de una primera
visita a los archivos estadounidenses, las pruebas documentales que allí
encontré y que avalaban tal colaboración me dejaron muy asombrado; de repente
tuve claro que había algo importante que investigar.
Tampoco debemos olvidar
que mi indagación había comenzado unos cuatro años después de que unos
psicólogos estadounidenses comenzaran a hacer públicas las torturas habidas en
Abu Ghraib, Guantánamo y otros campos de tortura norteamericana. Y con las
imágenes de estas prisiones en la cabeza, con cada documento nuevo que probaba
la colaboración con la ‘Intelligence Community’, la Comunidad de Inteligencia
de los Estados Unidos, mi malestar iba en aumento, toda vez que resultaba más y
más claro que se trataba de una colaboración institucional de larga evolución,
que desde el primer momento resultaba más que reprobable.
Y el informe Hoffman de
reciente publicación [NT1], encargado por la ‘American Psychological
Association’ [APA por sus siglas en inglés], no deja lugar a duda sobre la
triste actualidad del tema, confirmándonos todos y cada uno de los reproches y
acusaciones críticas desde dentro y fuera de esta institución y hasta superando
en parte las sospechas: ha quedado
demostrado, por ejemplo, que toda la élite directiva de la APA, además de haber
sostenido las torturas ordenadas por la Administración Bush, en ciertos
aspectos las había posibilitado.
¿Y supongo que esto usted no se lo había esperado,
al menos no hasta este extremo?
No. Como el candidato en
formación que era entonces, yo daba por hecho que el psicoanálisis organizado
había hecho suya la sentencia de Sigmund Freud “Cuantas veces el hacer sabe enmascararse como si fuera una vivencia
pasiva”… quiero decir que esperaba que esos representantes del
psicoanálisis hubieran interiorizado el citado leitmotiv de Freud como una mirada, crítica y ubiquitaria, y el
oficio del psicoanálisis como un modo de pensar y obrar con fines ilustradores y emancipadores.
En tal caso, el calificativo
“secreto” resultaría totalmente incompatible con cualquier actitud
psicoanalítica, con la única excepción de que ninguno de los contenidos jamás ha
de salir fuera del lugar de la consulta analítica… Pero recibí una buena lección,
a saber, la existencia de un “Comité secreto” dentro de la organización psicoanalítica mucho antes de que se estableciese
la colaboración institucional con los servicios secretos.
Los servicios secretos y
militares de Estados Unidos llevan tiempo investigando en materia de supresión
y manipulación. Mis investigaciones demuestran que con este fin también han
podido contar con la ayuda de la Comunidad Psicoanalítica.
Y ese “Comité secreto” ¿de qué servía en concreto?
En el fondo, se trataba de
establecer dentro de la Asociación
Psicoanalítica Internacional (API) otra instancia de control y de operación
separadas que pudiera ejercer su influencia en las decisiones organizativas y
relativas a cuestiones de personal, publicaciones, etc. En este sentido, las
desavenencias con C. G. Jung en 1913 sirvieron de pretexto para establecer una
“Homeland Security”, un servicio de seguridad nacional con el fin de
identificar e impedir a tiempo cualesquiera “tendencias disidentes”.
Y semejante “actividad”, integrándola en la
“Comunidad de Inteligencia”, quedó ampliada y perpetuada. ¿Cómo hemos de imaginarnos
los pormenores?
No debemos equiparar una
con otra. El “Comité secreto” nada tenía que ver con los servicios secretos,
pero sí con el hecho de que las decisiones fueran tomadas por personas en la
sombra y a espaldas de los miembros de la API. Pues, el “Comité secreto” se
consagró a salvaguardar el ya referido dogmatismo freudiano tal y como lo
resaltaba Ferenczi. Si bien aún no se vislumbraba ninguna colaboración con los
departamentos de información, la fe en la omnipotencia del propio movimiento acabó
por allanar el camino de la “liaison” con la “Comunidad de Inteligencia”
estadounidense ya iniciada en 1940.
Durante los años 1940 a
1945, los que prevalecían ante todo eran temas relacionadas con la guerra y de
actualidad en una colaboración de nuevo cuño entre el psicoanálisis organizado
y los servicios secretos de EEUU. En los años de la posguerra, los contenidos y
métodos se iban acoplando sucesivamente al clima, paranoico-esquizoide, de la
Guerra Fría.
Durante la guerra, se
trababa por ejemplo de analizar la propaganda del enemigo; los diversos
caracteres, individuales y colectivos, de tipo y sospecha fascista,
imperialista, aislacionista – ¡y ya comunista! - ; así como las propuestas de
posibles estrategias y operaciones de guerra psicológica, tales como la de
Ernst Simmel que propuso para el pueblo alemán una psicoterapia de onda corta.
Otros propósitos eran estudios psico-históricos sobre Adolf Hitler; estrategias
sobre el trato con Alemania después de la Guerra; el tratamiento de las
llamadas “neurosis de guerra”; el análisis de los interrogatorios de los
prisioneros alemanes de guerra; pruebas y formación de los futuros agentes
secretos; reclutamiento de personas de varias nacionalidades para los servicios
secretos de EEUU, así como experimentos con humanos con supuestos “sueros de la
verdad”.
Acabada la segunda GM, los
cuatro Aliados, recibieron, coleccionaron y explotaron frenéticamente los
“logros” científicos procedentes del régimen nazi [NT2].
También los Estados Unidos
iban buscando datos que pudieran dar pistas hacia desarrollos nuevos en los
ámbitos de la medicina, la farmacología, la manipulación psicológica y la
tortura, etc.
Uno de los psicoanalistas
norteamericanos quien, al servicio de los servicios secretos y militares de
EEUU, había participado en coleccionar y evaluar los experimentos médicos realizados
en los campos de concentración y exterminio, hizo posible que desde los primeros
años de la década de 1950, una clínica psiquiátrica en Nueva York, que aún
existe, se aprovechara realizando experimentos parecidos por encargo de la
‘Comunidad de Inteligencia’ norteamericana. Estas prácticas causaron en al
menos uno de los casos conocidos la muerte a manos de otro psicoanalista que en
absoluto ignoraba el trasfondo secreto y militar de sus experimentos que, no
obstante, acabó realizando en
pacientes psiquiátricos no informados, como si no existiera el llamado
“Código de Núremberg” [NT3]. Pero las prácticas de ambos responsables en ningún
momento tuvo una consecuencia jurídica ni ética profesional.
El triunfo de la psicología norteamericana del "yo" -que ante todo se distingue por el paradigma de la adaptación- llegó a ser la línea directriz del hacer psicoanalítico y no sólo en los Estados Unidos. Muchos psicoanalistas fueron convirtiéndose más y más en
jueces que se consideraron los únicos competentes para diferenciar entre lo
normal y lo anormal, entre lo supuestamente “sano” y “enfermo”. De este modo, el
tratamiento psiquiátrico de manifestaciones consideradas “anormales” se
realizaba por todos los medios posibles. Al parecer, no hubo ningún tratamiento
por invasivo que fuera, que no se consideraba apto para adaptar al paciente a
la norma psiquiátrica de orientación psicodinámica.
Y gracias a las
intervenciones de orientación psicoanalítica y su éxito – tales como la llamada
“narcoanálisis” mediante barbitúricos en el tratamiento de las “neurosis de
guerra” durante la segunda GM – los que durante ésta habían sido médicos
militares, en la posguerra recibieron por el ministerio de veteranos de guerra
y otras instituciones parecidas la financiación para su formación
psicoanalítica pudiéndose colocar en puestos de alto prestigio en hospitales
públicos y privados.
Y el enfoque psicoanalítico norteamericano,
reducido ya a la viabilidad clínica, (para Alemania desde 1967, año que
se introdujeron las directrices de la “psicoterapia analítica”, cabe decir otro
tanto), iba degenerando en lo que podríamos llamar “dictado social”: extasiado
por el rápido auge de esa normativa basada y fundada en la psicología del yo,
el método, que en un principio se había consagrado a la emancipación de la
persona, y que iba pasando a convertirse en el de asegurar el control y el
dominio.
Y debo decir que los
fundamentos de probada eficacia psicodinámica procedentes del régimen nazi no
sólo se utilizaron en el ámbito de los servicios secretos; sirvieron, además,
de herramientas para manipular a las masas mediante estrategias de publicidad y
de propaganda política. Mucho se pudo aprender del régimen de Hitler. Sirva de
ejemplo la siguiente cita de Hermann Göring de 1946:
“Por supuesto, la gente no quiere la guerra. Claro está. Pero después de todo, son los líderes del país los que determinan la política y es siempre algo muy simple arrasar al pueblo, tanto es una democracia, o un régimen fascista, o un parlamento o una dictadura comunista (…) El pueblo siempre puede ser arrasado a los deseos de los líderes. Es fácil. Todo lo que tienes que decirles es que están siendo atacados, denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y poner al país en peligro.”. [NT4]
¿Quiere decir que a partir de este punto, nos
enfrentamos pues a “dos problemas”. Los servicios secretos investigan acerca de
la manipulación, propaganda, la tortura, etc. Pero también los analistas
residentes conciben su labor en primer lugar en un sentido que delega los
problemas sociales en el yo individual, y por así decirlo, en la
responsabilidad personal del probando, forzando ante todo su adaptación al
orden exterior establecido?
Sí, así se puede decir. Un
argumento que se encuentra muy difundido, pero que no ha salido de mi mente.
Pero al menos el CIE-10, la Clasificación Internacional de Enfermedades, en su décima
versión, resulta muy evidente en
este punto, cuando define los trastornos adaptativos como psicopatológicos.
Entonces le ruego que aclaremos un poco más estas
dos dimensiones del problema. ¿Cómo siguieron las cosas en la ‘Comunidad de
Inteligencia?
El cuerpo militar, ante
todo, perseguía una cosa, la de aislar sustancias químico-biológicas para eliminar
al enemigo con eficacia. Ya no se trataba de extinguirlo, sino de
desorientarlo, incapacitarlo mediante sustancias químicas y biológicas para
eliminarlo funcionalmente.
La meta de diversos
programas de la CIA a partir de 1947 se centraba, no obstante, en poder
realizar el sueño húmedo de todos los servicios secretos: la programación del
“candidato manchuriano” [NT5], una marioneta humana inconsciente de esa
programación pero capaz de realizar encargos secretos.
Esta investigación
sistemática de las diversas técnicas de manipulación y control, que Rainer
Mausfeld ya en 2009 calificó de “tortura blanca”, si bien no ha surtido aún los
resultados deseados ni a nivel militar, ni en los servicios secretos, pero sus
consecuencias psicológicas, que Mausfeld nos evalúa y documenta de modo tan
drástico haciendo ver los efectos demoledores que la tortura psicológica surte
en las personas, sirvieron luego de base para las “Standard Operating
Procedures”, las habituales operaciones y procedimientos en las cárceles de
tortura en el marco de la guerra de ataque de los EEUU a Afganistán e Irak, que
hoy en día se nos presenta bajo el eufemismo de “Guerra contra el terror”. En
estos procedimientos se aplican ante todo técnicas de privación sensorial y de
aislamiento; posturas corporales que inducen dolor y que, eufemísticamente, se
llaman “posturas estresantes”;
privación de sueño y de alimento, etc.
¿Y cómo debemos imaginarnos la organización de
semejantes prácticas? ¿Es así que los responsables de todos los ámbitos implicados
se reúnen en secreto para debatir cómo mejor cabe suprimir y engañar al pueblo?
En efecto, ese era el caso
del por la APsaA en mayo 1941 constituido comité ‘Committee on Morale’, que
pronto dependería de los servicios secretos del COI y a partir de 1942 del
nuevo ‘Office of Strategic Services’ [OSS por sus siglas en inglés], la Oficina
de Servicios Estratégicos, aunque sus integrantes no vieran en ello indicio
capaz de suprimir ni de engañar a las masas, sino una aportación patriótica
para la movilización bélica y la defensa de la democracia.
Los miembros del comité
eran representantes de las más importantes sociedades psicoanalíticas de los
EEUU, que se reunieron un total de 13 ó14 veces, encuentros a los que también
fueron invitados agentes secretos y militares. El comité mantenía además un
estrecho vínculo con la ‘Pychoanalytic Field Unit’ que dirigía el psicólogo y
psicoanalista Walter Langer. En los meses anteriores al ataque al japonés Pearl
Harbor, la cuestión consistía, por ejemplo, en ir vendiendo la guerra al pueblo
americano, que se mostraba muy reservado al respecto. Pero Pearl Harbor operó
todo un cambio – comparable con lo que pasó después de 11 de septiembre de
2001.
En los posteriores años de
la segunda GM, los representantes del comité APsaA, por orden de la OSS, se
dispusieron a realizar experimentos con supuestos “sueros de la verdad” en
personas no informadas. Los contenidos del “Comité de la Moral” también
sufrieron cambios durante este tiempo. Sus integrantes se vieron llamados a
redactar una propaganda blanca, gris y negra basada en unos supuestos
psicoanalíticos dados. [NT6]
En los años de la Guerra
Fría hubo numerosos campos de ocupación que los servicios secretos y militares
delegaban en la Comunidad psicoanalítica:
- Adquirir y evaluar datos procedentes de los experimentos humanos nazi en materia seudo-médica.
- Proceder y continuar determinados experimentos nazi.
- Consultar en materia de lavados de cerebro, y en particular, recurriendo a las experiencias durante la Guerra de Corea.
- Planificar y ejecutar estudios sobre la manipulación de las conductas humanas y la consciencia en el marco de investigaciones, directamente encargadas por la CIA o el cuerpo militar o mayoritariamente desarrollados en estrecha colaboración con la CIA y financiadas o directamente por la CIA o, aparentemente, por fundaciones más o menos conocidas.
- Consulta inmediata de la CIA en planteamientos de índole psiquiátrica, como por ejemplo en el trato y tratamiento de tránsfugas y personas psicóticamente descompensadas o agentes de la CIA dependientes de drogas y alcohol.
- Constituir un departamento de perfilado de la CIA para analizar líderes de naciones “enemigas” y finalmente
- sostener campañas difamatorias contra los “enemigos” de la Administración Nixon.
¿Nos podría citar un par de ejemplos concretos?
¿Cuáles eran según su criterio los proyectos comunes más cuestionables y
reprobables en términos morales entre los psicoanalistas y la llamada ‘Comunidad
de Inteligencia’?
Para poder entender mejor
la dinámica psíquica de personas con inclinaciones totalitarias y finalmente
resolverlas de modo analítico, en junio de 1941, el total de los integrantes de
la APsaA fue requerido que aporten apuntes de sus respectivas análisis de
pacientes que pudieran ser de interés en este contexto. No solamente se trataba
de recabar datos sobre actitudes fascistas, imperialistas o aislacionistas,
sino además comunistas, a fin de que la APsaA, ya a partir de 1941, pudiera
iniciar su marcha en dirección del Estado de vigilancia al estilo McCarthy,
puesto que los datos – anónimos - remitidos de los pacientes llegaron a parar a
una subdivisión de la OSS, la Oficina de Servicios Estratégicos. Para la
Comunidad Psicoanalítica, esta “traición de los pacientes” supondría el máximo
accidente de diseño pensable. Imagínese que los apuntes de su analista llegan a
manos de los servicios secretos… con afectuosos saludos de aquél.
En mi libro hay
suficientes ejemplos que deben dar miedo a cualquiera. Pero lo que en términos
morales resulta más cuestionable y reprobable es en mi opinión el hecho que hubiera
una colaboración entre los servicios secretos y militares y la Comunidad
Psicoanalítica que ésta hasta la fecha no ha admitido, ni cuestionado. Y no
sólo esto. Según mis experiencias, los documentos que he podido encontrar son
puestos en tela de juicio por funcionarios de alto rango dentro de la Comunidad
Psicoanalítica, a pesar de que cualquier interesado puede acceder a los
archivos desde hace décadas. Así las cosas, me estoy preparando a futuras
estrategias del tipo “matar al mensajero”.
¿Existen evidencias similares en relación con
Alemania? ¿Acaso se sabe algo sobre enredos parecidos en Alemania?
Ignoro si ha habido
contactos entre los psicoanalistas alemanes y la Organización Gehlen [NT7] o
los posteriores servicios secretos alemanes (Bundesnachrichtendienst). El peso
de mis investigaciones recae en la evolución del psicoanálisis en los Estados Unidos, por lo que me limito
a invitar que cada uno investigue el fenómeno por su cuenta.
Y acerca de los efectos del psicoanálisis al margen
de su vínculo con los servicios secretos y militares, ¿como nos podría esbozar
este proceso en muy pocas palabras? ¿Qué es lo que anda mal?
El carácter formativo de
los institutos psicoanalíticos, con independencia de cuan independientes o
dogmáticos se puedan definir a si mismos, posee aquella misma estructura
manipuladora, que sus representantes en el análisis de sus pacientes o de las
estructuras sociales pretenden diagnosticar y disolver analíticamente. De las
personas que han pasado por análisis didácticos y de control no necesariamente
han de surgir unas mentes resilientes a todo tipo poder y/o manipulación. La
causa habrá que buscarla en la
para el formación aún necesaria capacidad de sufrimiento y de subordinación.
Donde se requiere adaptación en lugar de curiosidad para ir fomentando el
actuar creativo y emancipador, se deja la puerta bien abierta a cualquier
actitud autócrata. Una posible protección ante semejantes excesos podría consistir
en reformar radicalmente el enfoque de la formación profesional.
¿Una última palabra?
Sí. Espero y deseo que los
lectores no interpreten este libro como un ajuste de cuentas con el
psicoanálisis. Esto no es lo que pretendía. Antes bien pretendía proteger el
psicoanálisis, ya que sigo convencido de su fuerza ilustradora y emancipadora
que a diario puedo comprobar en mi consulta – a pesar de mi formación
psicoanalítica.
Lo que pretendo es señalar
que el psicoanálisis no es compatible con fines de manipulación publicitaria ni
de estrategias militares y secretas. De ser abusado con estos fines, el
psicoanálisis deja de existir o pierde su legitimación.
Gracias por esta entrevista.
Knuth Müller |
KNUTH MÜLLER, nacido en 1970, es pedagogo y psicólogo diplomado. Pasa consulta privada como psicoterapeuta psicológico y psicoanalista, actividad que simultánea con la docencia en el ‘Instituto para “Psicología Clínica” de la Steinbeis-Hochschule de Berlín. Sus publicaciones comprenden temática clínica y histórica acerca de la historia del movimiento psicoanalítico en los Estados Unidos.
Notas de Traducción:
[1] Informe Hofman en pdf
[2] Los logros de los
nazis: Hitler’s Shadow en pdf
[3] Código de Núremberg
[4] La cita de Göring es
tomada de
[5] Acerca del “candidato
manchuriano” véase
[6] Acerca de la
propaganda blanca, gris y negra, véase publicación de la alemana bpb
[7] Acerca de la
Organziación Gehlen
https://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%E2%88%9A%E2%89%A5n_Gehlen
https://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%E2%88%9A%E2%89%A5n_Gehlen
Otras traducciones del alemán en el blog del viejo topo por Tucholskyfan Gabi
Por orden cronológico de publicación, desde ls más reciente
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- ¿Democracia o Capitalismo? II, reseña de Jürgen Habermas (19-5-2013)
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- 15 años de 150: La misera del Partido socialdemócrata alemán SPD - Segunda Parte, Albrecht von Lucke (30-4-2013)
- 15 años de 150: La miseria del Partido socialdemócrata alemán SPD - Primera Parte, Albrecht von Lucke (29-4-2013)
- ¡Actuemos ahora! (Handelt Jetzt!) (20-4-2013)
- EGO - Das Spiel des Lebens (24-3-2013)
Gracias Gabi por esta más que interesante traducción.
ResponderEliminarEl mundo académico-profesional siempre ha surtido de "mercenarios" al Poder, pero hay niveles. La Psicología siempre ha sido una disciplina al servicio del pensamiento dominante, del status quo. Y una parte de la Sociología (muchísimo menos) también. El Psicoanálisis, un campo entre lo clínico y lo social, opino que lo mismo, igual que la Psiquiatría. Las ideas de "normalidad social", "conducta desviada", etc., emanan de la ideología dominante y tienen a reforzar el status quo. Por eso no me extraña lo que se cuenta en al entrevista.
En el "gremio" de los antropólogos tenemos nuestros pecados. La Antropología nació al amparo del colonialismo y muchos de los primeros antropólogos trabajaron para servicios secretos, servicios militares, agencias de los gobiernos coloniales, etc. Fue una lacra. Posteriormente, esto ha ido disminuyendo. En tanto que el antropólogo -por sus métodos de trabajo- es capaz de llegar a donde no llegan otros científicos sociales, acaba teniendo un conocimiento, una información, q a veces resulta apetitosa para los servicios secretos y para los gobiernos. Hubo bastantes escándalos, sobre todo en la Antropología americana, y esto motivó que la AAA (Asociación Americana de Antropología) crease un comité de Ética y un código deontológico que ha sido ejemplar (la Antropología fue pionera en ello). De manea que la Antropología es hoy en día una disciplina bastante ejemplar en esto, en evitar su utilización perversa a favor de servicios secretos y militares. Seguramente habrá quien lo siga haciendo, pero de tapadillo porque es un gremio académico-profesional en el que no se toleran tales cosas (tolerancia cero).
Situación muy diferente es el caso de los psicólogos y psicoanalistas. Personalmente considero la Antropología una ciencia para la liberación humana, y la Psicología y el Psicoanálisis ciencias al servicio del Poder, instrumentos para favorecer la sumisión. Es una opinión personal, por supuesto.
El desarrollo de la Psicología y del Psicoanálisis, arrastra una historia de no pocas barbaridades. Personalmente siento poca simpatía por ambas ciencias. Porque además su desarrollo, en tanto que se basa en el "yo", tiende a negar o a minimizar la condición social del ser humano y el papel de la Cultura (en sentido antropológico). Aun así me alegro mucho que haya psicólogos, como Knuth Mülle, que denuncien lo que se cuenta en la entrevista. Y el hecho de que pocos de sus colegas sean de la misma idea, demuestra hasta que punto se trata de una ciencia para el Poder.
Por cierto, una maldad: Knuth Müller es clavado a Monedero XDD
ResponderEliminarObviando esa "maldad", te agradezco tu comentario desde la óptica antropológica. El profesor Mausfeld, catedrático de la universidad de Kiel, cuya conferencia enlazamos al principio de la entrada, es otro psicólogo que, a mi entender, se salva de tus reproches al gremio en su conjunto.
EliminarComo las Nachdenkseiten facilitan hoy una transcripción de toda esa - larga - conferencia suya, haré todo lo posible para traducirla lo antes posible. Es un texto, una lección que nos puede servir a todos para no caer en las trampas del Poder, asistido o no por profesionales que, obviamente, interpretan tan mal su ética profesional...
Mausfeld cita al principio de su conferencia estas palabras del sueco Sven Lindqvit (1992) Exterminate All the Brutes:
"Tú ya saber lo suficiente. Y yo también. No es el saber que nos falta. Lo que falta es el coraje para comprender lo que sabemos y para sacar conclusiones".
En este sentido, ¡manos a la obra!:-)
Te cuento una anécdota atribuida a Margaret Mead, acerca de las rivalidades entre psicólogos, sociólogos y antropólogos.
EliminarMargaret Mead decía que cuando uno tiene problemas consigo mismo, se hace psicólogo. Cuando uno tiene problemas con la sociedad, se hace sociólogo. Y cuando uno tiene problemas consigo mismo y con la sociedad, se hace antropólogo XD
Es anecdótico :-)
Es un excelente texto y además muy autocrítico con la propia disciplina y que deja vislumbrar honestidad intelectual. Lo más importante, por supuesto, es que es una voz autorizada para dar testimonio de esa colaboración con los servicios secretos y militares. Porque aunque sea algo que todos podamos sospechar, son testimonios como el de Müller los que ratifican las sospechas, de ahí que me parezca una entrevista de mucho valor.
Acabo de recordar quién me contó la anécdota de Margaret Mead. Fue el veterano e incombustible Lambros Comitas cuando estuve con él en la Columbia de N. York. :-) Tiene su gracia que me haya acordado de él en esta entrada, pero te lo contaré en privado y comprenderás el porqué es irónico que me haya venido el recuerdo a la cabeza :-)
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