En noviembre de 1954 se fundó el Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN), con el propósito de luchar contra el colonialismo francés y conseguir la independencia. En poco tiempo, el FLN consiguió agrupar a una buena parte de las organizaciones nacionalistas argelinas. Desde el momento de su creación, el FLN planteó la lucha armada contra el dominio colonial, iniciando una guerra de varios años hasta que la Francia presidida por Charles de Gaulle aceptó iniciar negociaciones encaminadas a facilitar la independencia. A consecuencia de esto, el 18 de marzo de 1962 Francia firmó Los acuerdos de Evián con el llamado Gobierno Provisional de la República Argelina, cesando las hostilidades militares. Poco después, el 5 de julio de 1962, Argelia accedía oficialmente a la independencia. Quedaba atrás una guerra de ocho años en la que Francia llegó a desplegar cerca de 400.000 soldados para intentar sofocar sin éxito el movimiento revolucionario argelino. Durante esta guerra de liberación se calcula que murieron entre 250.000 y 400.000 argelinos, aunque el FLN eleva la cifra a un millón (fuente). Fue una guerra en la que el colonialismo francés golpeó con lo peor de su barbarie, practicando la tortura sistemática y una represión salvaje. Las prácticas terroristas de los militares franceses sirvieron años más tarde de inspiración a los militares argentinos (ver "El terrorismo aplicado por Francia en Argelia inspiró la doctrina de la dictadura argentina").
La extrema derecha francesa de la época -que años más tarde cristalizaría en el actual Frente Nacional de Le Pen- era opuesta a la descolonización de Argelia. Cuando De Gaulle claudicó en su empeño de mantener Argelia como colonia francesa, esta extrema derecha trató de evitarlo, conspirando contra De Gaulle.
El momento culminante de la conspiración contra De Gaulle fue el golpe de estado dado en Argelia por cuatro generales franceses liderados por Maurice Challe. Se hicieron con el poder en la colonia francesa, pero no consiguieron extender la rebelión militar a Francia, fracasando en el operativo preparado para tomar París. Al cabo de cuatro días los golpistas asumieron su derrota. ¿Qué papel tuvo la CIA en todo ello? De eso trata este capítulo del libro de Blum que reproducimos a continuación. De Gaulle era un personaje incómodo para EE.UU. por su pretensión de sacar a Francia de la OTAN. Se trata de un episodio oscuro, nunca aclarado del todo, quizás porque el propio De Gaulle entendió que era mejor echar tierra sobre el asunto: al fin y al cabo, pese a sus disputas matrimoniales, Francia y EE.UU. eran aliados contra el bloque socialista.
Aprovechamos esta entrada para recomendaros una obra maestra del cine político, que resume muy bien la lucha del FLN contra el colonialismo francés: "La batalla de Argel", dirigida en 1965 por Gillo Pontecorvo. Es una de estas películas que debemos ver "sí o sí", como decimos coloquialmente. Os dejamos dos enlaces para ver esta película:
Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=5BikPaGx1rw
Vimeo: https://vimeo.com/45929669
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Referencia documental
Blum, William: "Francia-Argelia. Años 60. L'état, c'est la CIA", capitulo 24 del libro Asesinando la Esperanza. Intervenciones de la CIA y del Ejército de los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial, págs. 181 a 186. Editorial Oriente, Santiago de Cuba (Cuba), 2005. Original en inglés: Killing Hope: U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Common Courage Press, 2004.
Fuente de digitalización y correcciones (cítese si se reproduce, junto con la fuente original en inglés y de la edición cubana): blog del viejo topo.
Negrita, imágenes y pies de foto: blog del viejo topo. Las citas textuales las hemos puesto en cursiva, para diferenciarlas mejor del resto del texto. Las notas del blog insertadas van en color gris para diferenciarlas.
Traducción: hemos respetado el texto de la Editorial Oriente de Cuba, pero en algunos casos hemos introducido ligeros cambios a partir del original en inglés. Dichas modificaciones son muy puntuales y formales y no afectan al contenido: alguna que otra mejora sintáctica y léxica, en función de lo que es la praxis lingüística más convencional en el castellano de España.
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"Tanto en París como en Washington se conocen ahora los hechos, aunque nunca serán admitidos públicamente. En privado, las más altas personalidades francesas no lo ocultan, y lo que dicen es esto: ‘La CIA tuvo un papel directo en el golpe de Argel, y ciertamente tuvieron un gran peso en la decisión tomada por el ex general Challe de comenzar el golpe” (Claude Krief, en L’Express)
Francia-Argelia. Años 60.
L'état, c'est la CIA (El Estado es la CIA)
L'état, c'est la CIA (El Estado es la CIA)
William Blum
Cuando John F. Kennedy asumió la presidencia en enero de 1961, se encontró una CIA en el cenit de su poder y su credibilidad. En los primemos catorce años de la Agencia no se había realizado ninguna investigación formal del Congreso sobre ella, ni se había establecido ningún comité "de vigilancia"; cuatro investigaciones de la CIA llevadas a cabo por equipos independientes durante el período, habían asegurado que todo lo relacionado con operaciones encubiertas se mantenía en secreto, con la única excepción del embarazoso incidente del U-2 derribado en Rusia el año anterior: no se habían producido escándalos de primera página, ni se reconocían fracasos; lo que había recibido publicidad —los golpes en Guatemala e Irán— eran historias exitosas. Los desmentidos de la Casa Blanca y la colaboración de los medios habían mantenido fuera del alcance público las desventuras de la CIA en Indonesia en 1958. [Nota del blog: si pulsas en cada uno de los 3 enlaces anteriores, accederás a los capítulos del libro de Blum en los que aborda cada caso mencionado]
Es probable que la CIA tuviera mayor cantidad de funcionarios en el extranjero, bajo coberturas oficiales y extraoficiales, que el Departamento de Estado, y a esto había que sumar sus incontables agentes a sueldo. Era frecuente que el jefe de la estación de la CIA en un país tuviese más dinero a su disposición y ejerciese mayor influencia. que el embajador norteamericano. Cuando convenía a sus propósitos, los oficiales de la Agencia podían ignorar completamente al embajador y las normas protocolarias para contactar directamente con el jefe de Estado y sus altos funcionarios. La CIA tenía sus propias capacidades militares, incluida la Fuerza Aérea: para todas sus operaciones y fines contaba con su propio servicio internacional que seguía, sin duda, su política propia, aunque ésta nunca entraba en contradicción con la ideología y objetivos esenciales de la Guerra Fría anticomunista. Sin temor alguno a verse expuesta o condenada, la Agencia se sentía en libertad de llevar a cabo diversos experimentos sobre el control de la mente humana (al estilo del filme Dr. Strangelove) y las armas bioquímicas, incluida la diseminación de grandes cantidades de bacterias en el aire en determinadas áreas de EE.UU. que ocasionaron epidemias y muertes. Todo era posible para los oficiales de la CIA que jugaban a la guerra con juguetes mortíferos, no reconocían prácticamente ninguna limitación. Se sentían colonialistas británicos y el mundo entero era su India.
Entonces, en abril de ese año, tuvo lugar el desastre de Bahía de Cochinos en Cuba. Las repercusiones internacionales del mismo apenas habían comenzado a enfriarse cuando la Agencia se vio catapultada nuevamente a los titulares de prensa en todo el mundo. El 22 de abril cuatro generales franceses en Argelia tomaron el poder en un intento de mantener al país unido a Francia. El putsch, que se sostuvo cuatro días, era una confrontación directa con el presidente francés Charles de Gaulle, quien había proclamado dramáticamente una política encaminada "no a una Argelia gobernada por Francia, sino a una Argelia argelina".
Al día siguiente, el periódico italiano de izquierda, Il Paese, señalaba: "No es casual que algunas personas en París acusen al servicio secreto norteamericano encabezado por Allen Dulles de haber participado en el complot de los cuatro generales 'ultras'” (1). Si Il Paese era la fuente original de esta información es algo que permanece en el misterio. Dulles mismo escribiría luego que el periódico italiano era "uno de los primeros en darlo a conocer" [subrayado del autor]. Expresó la opinión de que "este mito en particular fue una pura y simple maniobra comunista" (2).
El New York Times informó que los rumores comenzaron a circular aparentemente de manera oral el día del golpe (3), una noticia de la que se hizo eco el Washington Star, que añadió que algunos de estos rumores fueron difundidos "por funcionarios menores en el propio Palacio Eliseo", quienes dieron "a entender [a los periodistas] que el complot de los generales estaba respaldado por elementos fuertemente anticomunistas en el Gobierno de Estados Unidos y sus servicios militares" (4).
Fueran cuales fuesen los orígenes, la historia se divulgó con rapidez por todo el mundo y la Oficina de Relaciones Exteriores francesa se negó a desmentirla. Le Monde aseguró en su página editorial el 28 de abril que "el comportamiento de Estados Unidos durante la reciente crisis no fue particularmente hábil. Parece comprobado que agentes norteamericanos alentaron en mayor o menor medida a Challe [líder del golpe] [...] el presidente Kennedy, por supuesto, no sabía nada de esto" (5).
Informes de diversas fuentes concordaban en que si la CIA había estado involucrada en el putsch, se debía a dos razones: en primer lugar la preocupación por si Argelia obtenía la independencia, los "comunistas" tomarían pronto el poder, al ser quienes encabezaban las filas del Frente de Liberación Nacional que venía combatiendo al Ejército francés en Argelia desde hacía varios años (la legendaria batalla de Argel); era precisamente con este Frente con el que De Gaulle esperaba negociar un arreglo; y en segundo lugar, la esperanza de que el golpe precipitaría la caída de De Gaulle, deseada porque el presidente francés era un obstáculo mayor en las aspiraciones de EE.UU. en la OTAN: entre otras cosas se negaba a que las tropas francesas se subordinaran a un comando militar integrado y se oponía al control norteamericano exclusivo sobre las armas nucleares de la organización.
Según todas las versiones, parece que los oficiales rebeldes habían contado con el apoyo de importantes sectores militares y civiles en Francia para extender la rebelión hacia la metrópoli y derribar a De Gaulle. Por fantasioso que suene, el hecho fue que el Gobierno francés se tomó esta posibilidad muy en serio pues el premier francés Michel Debré apareció en televisión para alertar a la nación sobre un inminente ataque de paracaidistas en el área parisina y solicitar la oposición masiva a la misma (6).
La reacción en la prensa norteamericana ante las acusaciones fue realmente pintoresca. Marquis Childs, columnista del Washington Post, dijo que los franceses estaban tan impactados por el golpe que tenían que encontrar un chivo expiatorio. A la vez citó a "uno de los más altos funcionarios del gobierno francés" como autor del siguiente comentario: "Por supuesto, su gobierno no tuvo nada que ver con esto, ni su Departamento de Estado ni su presidente. Pero cuando se tienen tantos cientos de agentes en todas partes del mundo, no debe asombrar que algunos de ellos hayan estado en contacto con los generales en Argel" (7).
El New York Times descartó la historia diciendo también que EE.UU. estaba siendo convertido en el chivo expiatorio y que la CIA había pasado a ser "un blanco favorito en las últimas semanas" (8). James Reston escribió en este periódico que la CIA:
estaba envuelta en una relación embarazosa con los oficiales antigaullistas que escenificaron la insurrección de la pasada semana en Argel [...] [los sucesos de Argel y Bahía de Cochinos] incrementaron el sentir en la Casa Blanca de que la CIA ha traspasado los límites de una agencia de recopilación de información objetiva y ha actuado en defensa de personas y políticas que han avergonzado a la administración (9).
Sin embargo, C. L. Sulzberger, que había sido la persona más cercana a la CIA en el New York Times desde su fundación, declaró categóricamente: "Ningún norteamericano en Argelia tuvo que ver con ninguno de los líderes insurrectos [...] ningún empleado consular vio a ningún rebelde". Pocos días después, el secretario de Estado Dean Rusk reveló que un emisario de los generales franceses rebeldes había visitado el consulado norteamericano en Argel para solicitar ayuda, pero había sido sumariamente rechazado.
El asunto, escribió Sulzberger, era "un esfuerzo deliberado para envenenar las relaciones franco-norteamericanas" y había comenzado en Moscú, pero fue adoptado por "funcionarios franceses antinorteamericanos" y por "personas ingenuas en Washington [...] Cuando uno chequea, encuentra que todo comenzó con un artículo publicado en el Izvestia de Moscú el 25 de abril" (10). Esto último, como hemos visto, no es cierto.
El decano de los columnistas estadounidenses, Walter Lippman, que se había entrevistado con De Gaulle en París poco después del golpe, escribió: "la razón por la cual el Gobierno francés no ha exculpado a la CIA de alentar a los generales rebeldes en Argelia es la irritación ya existente contra la Agencia por intervenir en los asuntos internos franceses. El descontento francés, justificado o no, tiene que ver con la reciente legislación sobre armas nucleares en Francia y los supuestos esfuerzos de la CIA por interferir con dicha legislación" (11).
Newsweek repitió que habían sido "funcionarios franceses" la "fuente principal" de los rumores. Al ser cuestionados por la administración norteamericana, los franceses negaron ser autores de la información y se inclinaron a restar importancia a las acusaciones. Algunos funcionarios declararon cerrado el asunto, aunque nunca desmintieron de manera explícita los rumores acerca de la participación norteamericana en el golpe (12).
A principios de mayo de 1961, L’Express, el semanario francés liberal de amplia circulación, publicó lo que tal vez fue el primer recuento detallado del misterioso asunto. El corresponsal en Argelia, Claude Krief, reportó: "Tanto en París como en Washington se conocen ahora los hechos, aunque nunca serán admitidos públicamente. En privado, las más altas personalidades francesas no lo ocultan, y lo que dicen es esto: ‘La CIA tuvo un papel directo en el golpe de Argel, y ciertamente tuvieron un gran peso en la decisión tomada por el ex general Challe de comenzar el putsch’” (13).
Hasta poco antes Challe había ejercido como comandante en jefe de las fuerzas aliadas de la OTAN en Europa central, por lo cual había estado en contacto diario con los militares norteamericanos (14). Krief escribió que algunos oficiales estadounidenses en la OTAN y el Pentágono habían alentado a Challe, y que éste había sostenido varios encuentros con funcionarios de la CIA, quienes le dijeron que "le haría un gran favor al Mundo Libre librándose de De Gaulle”. Krief señalaba que Challe, a pesar de su desmedida ambición, era un hombre cauteloso y analítico: "Todos los que lo conocían bien están completamente convencidos de que fue alentado por la CIA para seguir adelante".
En un almuerzo en Washington el año anterior, Jacques Soustelle, el antiguo gobernador general de Argelia que había mostrado públicamente su desacuerdo con la política argelina de De Gaulle, conversó con funcionarios de la CIA, entre ellos Richard Bisell, el jefe de operaciones encubiertas. Según Krief, Soustelle había convencido a los de la Agencia de que Argelia se convertiría en una "base soviética". Este almuerzo se convirtió en algo así como la cause célebre de las especulaciones acerca del papel de la CIA en el golpe. El New York Times y otros informaron que había sido ofrecido a Souslelle por la Agencia (15). Sin embargo, funcionarios norteamericanos insistieron en que el almuerzo había sido organizado por alguien en la Embajada francesa a petición de Soustelle. El diplomático francés había estado presente todo el tiempo, dijeron, lo cual probaba que no había ninguna oscura conspiración (16). El porqué la Embajada francesa ofrecería un almuerzo para un enemigo declarado y prominente de De Gaulle, un hombre que había sido expulsado del gabinete dos meses antes por sus simpatías “ultras”, no fue explicado. Ni tampoco por qué la CIA figuraría entre los invitados, algo tan fuera de lugar en el protocolo de Washington. En cualquier caso, parece ridículo implicar que ésta fuera la única oportunidad de contacto entre Soustelle y la CIA durante la estancia de aquel en EE.UU., que fue de más de una semana.
Un encuentro clandestino en Madrid también recibió gran atención dentro de la controversia. Krief da como fecha del mismo el 12 de abril de 1961, y lo describe como una reunión entre "diversos agentes extranjeros, incluidos miembros de la CIA y conspiradores de Argel, quienes dieron a conocer sus planes a los hombres de y la CIA". Se informaba que los norteamericanos se quejaron con irritación de que la política de De Gaulle estaba "paralizando a la OTAN e imposibilitando la defensa de Europa", y aseguraron a los generales que si ellos y sus seguidores tenían éxito, Washington reconocería al nuevo gobierno en Argelia en menos de cuarenta y ocho horas.
Pudiera ser que el Gobierno francés tuviese evidencias de la complicidad de la CIA. Pero en el artificioso mundo de la diplomacia internacional, esto no tiene que conducir necesariamente a un pronunciamiento público terminante. Tal cosa hubiera traído una confrontación abierta entre EE.UU. y Francia, algo que ambas partes tratarían de evitar a toda costa. Más aun, pondría a los franceses en la obligación de hacer algo al respecto. ¿Y qué podían hacer? Romper relaciones con EE.UU. no era una opción realista, ni estaban tampoco los franceses en posición de tomar represalias económicas o militares. Pero los líderes franceses estaban demasiado furiosos para dejar pasar el asunto inadvertido. Así, para completar nuestra hipótesis, recurrieron a la puerta trasera con todos sus inconvenientes. De manera similar, EE.UU. sabía que los rusos, durante todo un año por lo menos, estuvieron interceptando llamadas telefónicas de funcionarios del Gobierno y el Congreso en EE.UU., pero no lo dieron a conocer públicamente porque no podían eliminar el asunto por vías técnicas (17) y se trataba de un enemigo y no de un aliado.
Entre 1958 y mediados de los 60, tuvieron lugar 30 atentados contra la vida de Charles de Gaulle, además de cierto número de intentos que no fueron más allá de los planes iniciales (18). Se dice que es una cifra récord para un jefe de Estado. Al menos en uno de estos intentos, la CIA puede haber tenido un conspirador participando en el mismo. A mediados de los 60, las diferencias entre Washington y De Gaulle acerca de la OTAN habían alcanzado casi el punto de ruptura: en febrero de 1966 el presidente francés dio un plazo a EE.UU. y al comando de la OTAN para entregar el control de las bases militares de la alianza en territorio francés o desmantelarlas.
En 1975, el Chicago Tribune publicó una historia en su primera página que decía en una de sus partes:
No se hacía mención en el testimonio del oficial de la CIA acerca de la participación posible de Lyndon Johnson, aunque era bien conocida la animadversión entre éste y De Gaulle. El dirigente francés estaba firmemente convencido de que EE.UU. estaba detrás del fracaso de su gira por América del Sur en 1964; creía que la CIA había utilizado su red de agentes para evitar que la población acudiese masivamente a recibirlo (20). Hay algunas evidencias que muestran que esto no era exclusivamente paranoia. En 1970 el Dr. Alfred Stepan, profesor de Ciencias Políticas en Yale, testificó ante el Congreso acerca de su experiencia en Sudamérica en 1964 cuando era periodista para The Economist: "Cuando De Gaulle iba a hacer su gira por Latinoamérica, muchos de mis entrevistados [funcionarios de varias embajadas] dijeron que se hallaban bajo presiones muy reales por parte de grupos norteamericanos para no mostrarse muy cálidos hacia De Gaulle, pues considerábamos que Latinoamérica estaba dentro del área de influencia de Estados Unidos" (21).
Tras la aparición de la historia en el Chicago Tribune, el director de la CIA William Colby confirmó que "extranjeros" se habían acercado a la Agencia con un plan para matar a De Gaulle. Colby dijo que la CIA había rechazado la idea, pero no sabía si se había alertado al Gobierno francés al respecto (22). No se definió si el incidente al que Colby hacía referencia era el mismo relatado en el periódico.
Temprano en la mañana del lunes 9 de noviembre de 1970 Charles de Gaulle murió apaciblemente a la edad de 80 años, mientras contemplaba sentado en su sillón un serial sentimental televisivo llamado Nanou.
Notas
(1) Andrew Tully: CIA: The Inside Story. New York, 1962, p. 44.
(2) Allen Dulles: The Craft of Intelligence. New York, 1965, p. 175.
(3) New York Times, 4 de mayo de 1961, p. 10.
(4) Citado en Tully, p. 45, artículo escrito por Crosby Noyes, no se da la fecha de su publicación en el Washington Star.
(5) Citado en Sanche de Gramont: The Secret War. New York, 1963, pp. 29-30.
(6) New York Times, 24 de abril de 1961.
(7) Washington Post, 5 de mayo de 1961, p. A16.
(8) Time, 12 de mayo de 1961, p. 19.
(9) New York Times, 29 de abril de 1961, pp. 1, 3.
(10) Ibíd., 1 de mayo de 1961, p. 28.
(11) Citado en De Gramont, pp. 30-31.
(12) Newsweek, 15 de mayo de 1961, pp. 50-51.
(13) Recogido en Alexander Werth: "The CIA in Algeria", en The Nation, New York, 20 de mayo de 1961, pp. 433-435.
(14) Time, 12 de mayo de 1961, p. 19.
(15) New York Times, 29 de abril de 1961, p. 3.
(16) Ibíd., 2 de mayo de 1961, p. 18.
(17) Ibid., 24 de junio de 1975, p. 11.
(18) Christian Plume y Pierre Démaret: Target: De Gaulle. Londres, 1974, passim.
(19) Chicago Tribune, 15 de junio de 1975, p. 1.
(20) David Wise: The Politics of Lying. New York, 1973, p. 431.
(21) Military Assistance Training. Audiencias ante el Comité de la Cámara sobre Asuntos Exteriores, Subcomité sobre Política de Seguridad Nacional y Desarrollo Científico, octubre y diciembre de 1970, p. 120.
(22) Chicago Tribune, 20 de junio de 1975, p. 6.
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En un almuerzo en Washington el año anterior, Jacques Soustelle, el antiguo gobernador general de Argelia que había mostrado públicamente su desacuerdo con la política argelina de De Gaulle, conversó con funcionarios de la CIA, entre ellos Richard Bisell, el jefe de operaciones encubiertas. Según Krief, Soustelle había convencido a los de la Agencia de que Argelia se convertiría en una "base soviética". Este almuerzo se convirtió en algo así como la cause célebre de las especulaciones acerca del papel de la CIA en el golpe. El New York Times y otros informaron que había sido ofrecido a Souslelle por la Agencia (15). Sin embargo, funcionarios norteamericanos insistieron en que el almuerzo había sido organizado por alguien en la Embajada francesa a petición de Soustelle. El diplomático francés había estado presente todo el tiempo, dijeron, lo cual probaba que no había ninguna oscura conspiración (16). El porqué la Embajada francesa ofrecería un almuerzo para un enemigo declarado y prominente de De Gaulle, un hombre que había sido expulsado del gabinete dos meses antes por sus simpatías “ultras”, no fue explicado. Ni tampoco por qué la CIA figuraría entre los invitados, algo tan fuera de lugar en el protocolo de Washington. En cualquier caso, parece ridículo implicar que ésta fuera la única oportunidad de contacto entre Soustelle y la CIA durante la estancia de aquel en EE.UU., que fue de más de una semana.
Un encuentro clandestino en Madrid también recibió gran atención dentro de la controversia. Krief da como fecha del mismo el 12 de abril de 1961, y lo describe como una reunión entre "diversos agentes extranjeros, incluidos miembros de la CIA y conspiradores de Argel, quienes dieron a conocer sus planes a los hombres de y la CIA". Se informaba que los norteamericanos se quejaron con irritación de que la política de De Gaulle estaba "paralizando a la OTAN e imposibilitando la defensa de Europa", y aseguraron a los generales que si ellos y sus seguidores tenían éxito, Washington reconocería al nuevo gobierno en Argelia en menos de cuarenta y ocho horas.
Pudiera ser que el Gobierno francés tuviese evidencias de la complicidad de la CIA. Pero en el artificioso mundo de la diplomacia internacional, esto no tiene que conducir necesariamente a un pronunciamiento público terminante. Tal cosa hubiera traído una confrontación abierta entre EE.UU. y Francia, algo que ambas partes tratarían de evitar a toda costa. Más aun, pondría a los franceses en la obligación de hacer algo al respecto. ¿Y qué podían hacer? Romper relaciones con EE.UU. no era una opción realista, ni estaban tampoco los franceses en posición de tomar represalias económicas o militares. Pero los líderes franceses estaban demasiado furiosos para dejar pasar el asunto inadvertido. Así, para completar nuestra hipótesis, recurrieron a la puerta trasera con todos sus inconvenientes. De manera similar, EE.UU. sabía que los rusos, durante todo un año por lo menos, estuvieron interceptando llamadas telefónicas de funcionarios del Gobierno y el Congreso en EE.UU., pero no lo dieron a conocer públicamente porque no podían eliminar el asunto por vías técnicas (17) y se trataba de un enemigo y no de un aliado.
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Entre 1958 y mediados de los 60, tuvieron lugar 30 atentados contra la vida de Charles de Gaulle, además de cierto número de intentos que no fueron más allá de los planes iniciales (18). Se dice que es una cifra récord para un jefe de Estado. Al menos en uno de estos intentos, la CIA puede haber tenido un conspirador participando en el mismo. A mediados de los 60, las diferencias entre Washington y De Gaulle acerca de la OTAN habían alcanzado casi el punto de ruptura: en febrero de 1966 el presidente francés dio un plazo a EE.UU. y al comando de la OTAN para entregar el control de las bases militares de la alianza en territorio francés o desmantelarlas.
En 1975, el Chicago Tribune publicó una historia en su primera página que decía en una de sus partes:
Líderes del Congreso han sido informados acerca de la participación de la CIA en un complot de disidentes franceses para asesinar al presidente francés Charles de Gaulle. En las últimas dos semanas, un representante de la CIA reveló algunos detalles de la trama [...] Se dice que en algún momento a mediados de los 60 -probablemente en 1965 o 1966— opositores al gobierno de De Gaulle hicieron contacto con la CIA para pedir ayuda en un complot para asesinar al líder francés. No ha quedado claro cuál fue el partido que instigó el contacto [...] Según el oficial de la CIA, se analizó la mejor forma de eliminar a De Gaulle, quien para entonces se había convertido en una espina en el costado de la administración Johnson debido a su expulsión de las bases militares norteamericanas de suelo francés y sus demandas de retirar las fuerzas de Estados Unidos de la guerra en Indochina. De este modo se dice que el plan fue desarrollado tras debates entre el personal de la CIA y los disidentes galos. No hay, sin embargo, evidencias de que el complot avanzó más allá de las conversaciones.
Un asesino a sueldo, armado con un anillo envenenado, debía deslizarse en una multitud de veteranos franceses en una recepción que les sería ofrecida por De Gaulle. El asesino se le presentaría al final de la misma, cuando se suponía que la mano del presidente estaría cansada y tal vez entumecida por cientos de estrechones, lo que impediría a De Gaulle detectar el minúsculo pinchazo con el que se le introducida el veneno en el letal apretón de manos del matón, quien se perdería luego entre los congregados mientras el veneno ser abría paso por las venas del presidente rumbo a su corazón o su cerebro, dependiendo de cuál fuese el tóxico utilizado. No se divulgó con qué rapidez sobrevendría la muerte, si es que eso fue analizado en su momento [...]
En él esbozo presentado a los congresistas no se indicaba cuál habría sido el papel real de la CIA si el complot hubiese tenido éxito. (19)Los disidentes involucrados en el supuesto complot eran oficiales franceses y antiguos residentes en Argelia, quienes se hallaban amargamente resentidos contra De Gaulle por haber "vendido el honor francés" al retirarse de la colonia norteafricana.
No se hacía mención en el testimonio del oficial de la CIA acerca de la participación posible de Lyndon Johnson, aunque era bien conocida la animadversión entre éste y De Gaulle. El dirigente francés estaba firmemente convencido de que EE.UU. estaba detrás del fracaso de su gira por América del Sur en 1964; creía que la CIA había utilizado su red de agentes para evitar que la población acudiese masivamente a recibirlo (20). Hay algunas evidencias que muestran que esto no era exclusivamente paranoia. En 1970 el Dr. Alfred Stepan, profesor de Ciencias Políticas en Yale, testificó ante el Congreso acerca de su experiencia en Sudamérica en 1964 cuando era periodista para The Economist: "Cuando De Gaulle iba a hacer su gira por Latinoamérica, muchos de mis entrevistados [funcionarios de varias embajadas] dijeron que se hallaban bajo presiones muy reales por parte de grupos norteamericanos para no mostrarse muy cálidos hacia De Gaulle, pues considerábamos que Latinoamérica estaba dentro del área de influencia de Estados Unidos" (21).
Tras la aparición de la historia en el Chicago Tribune, el director de la CIA William Colby confirmó que "extranjeros" se habían acercado a la Agencia con un plan para matar a De Gaulle. Colby dijo que la CIA había rechazado la idea, pero no sabía si se había alertado al Gobierno francés al respecto (22). No se definió si el incidente al que Colby hacía referencia era el mismo relatado en el periódico.
Temprano en la mañana del lunes 9 de noviembre de 1970 Charles de Gaulle murió apaciblemente a la edad de 80 años, mientras contemplaba sentado en su sillón un serial sentimental televisivo llamado Nanou.
William Blum
Digitalización: blog del viejo topo
Notas
(1) Andrew Tully: CIA: The Inside Story. New York, 1962, p. 44.
(2) Allen Dulles: The Craft of Intelligence. New York, 1965, p. 175.
(3) New York Times, 4 de mayo de 1961, p. 10.
(4) Citado en Tully, p. 45, artículo escrito por Crosby Noyes, no se da la fecha de su publicación en el Washington Star.
(5) Citado en Sanche de Gramont: The Secret War. New York, 1963, pp. 29-30.
(6) New York Times, 24 de abril de 1961.
(7) Washington Post, 5 de mayo de 1961, p. A16.
(8) Time, 12 de mayo de 1961, p. 19.
(9) New York Times, 29 de abril de 1961, pp. 1, 3.
(10) Ibíd., 1 de mayo de 1961, p. 28.
(11) Citado en De Gramont, pp. 30-31.
(12) Newsweek, 15 de mayo de 1961, pp. 50-51.
(13) Recogido en Alexander Werth: "The CIA in Algeria", en The Nation, New York, 20 de mayo de 1961, pp. 433-435.
(14) Time, 12 de mayo de 1961, p. 19.
(15) New York Times, 29 de abril de 1961, p. 3.
(16) Ibíd., 2 de mayo de 1961, p. 18.
(17) Ibid., 24 de junio de 1975, p. 11.
(18) Christian Plume y Pierre Démaret: Target: De Gaulle. Londres, 1974, passim.
(19) Chicago Tribune, 15 de junio de 1975, p. 1.
(20) David Wise: The Politics of Lying. New York, 1973, p. 431.
(21) Military Assistance Training. Audiencias ante el Comité de la Cámara sobre Asuntos Exteriores, Subcomité sobre Política de Seguridad Nacional y Desarrollo Científico, octubre y diciembre de 1970, p. 120.
(22) Chicago Tribune, 20 de junio de 1975, p. 6.
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Web personal del autor
Índice del libro
(Los capítulos con hipevínculo están publicados en el blog; pulsa sobre ellos para acceder al contenido)
6. Albania 1949-1953: el correcto espía inglés.
7. Europa del Este 1948-1956: operación factor fragmentante.
10. Guatemala 1953-1954. Con el mundo por testigo.
11. Costa Rica. Mediados de los 50. Tratando de derribar a un aliado. Parte I.
12. Siria 1956-l957. Comprando un nuevo gobierno.
13. Medio Oriente 1957-1958. La Doctrina Eisenhower reclama otro patio para Norteamérica.
16. Guayana Británica 1953-l964. La mafia sindical internacional de la CIA.
20. Camboya 1955-1973. El príncipe Sihanouk camina en al cuerda floja de la neutralidad.
21. Laos 1957-1973. L’Armée Clandestine.
22. Haítí 1959-1963. Los marines desembarcan de nuevo.
23. Guatemala 1960. Un buen golpe merece otro.
26. El Congo 1960-1964. El asesinato de Patricio Lumumba.
27. Brasil 1961-1964. Presentando el maravilloso mundo de los Escuadrones de la Muerte.
28. Perú 1960-1965. Fort Bragg se traslada a al selva.
29. República Dominicana 1960-1966. Deshacerse de la democracia para salvarla del comunismo.
32. Ghana 1966. Kwane Nkrumah se sale de la línea.
33. Uruguay 1964-1970. Tortura, tan norteamericana como el pastel de manzana.
36. Bolivia 1964-l975. Tras la huella del Che Guevara en la tierra del coup d´état.
37. Guatemala. 1962 hasta los 80. Una “solución final” menos publicada.
38. Costa Rica 1970-1971. Tratando de derribar a un aliado, parte II.
39. lraq 1972-1975. Las acciones encubiertas no deben ser confundidas con trabajo de misioneros.
40. Australia 1973-1975. Otra elección libre que muerde el polvo.
41. Angola. 1975 hasta los años 80. El juego de póker de las grandes potencias.
42. Zaire 1975-1978. Mobutu y la CIA, un matrimonio hecho en el cielo.
43. Jamaica 1976-1980. El ultimátum de Kissinger.
46. Marruecos 1983. Una jugada sucia con vídeo.
47. Surinam 1982-1984. Una vez más el famoso cubano.
48. Libia 1981-1989. Ronald Reagan encuentra la horma de su zapato.
50. Panamá 1969-1991. Traicionando a nuestro suministrador de drogas.
52. Iraq 1990-1991. El holocausto del desierto.
54. El Salvador 1980-1994. Derechos humanos al estilo de Washington.
55. Haití 1986-1994. ¿Quién me librará de este cura revoltoso?
Notas
Anexo 1. Así es como circula el dinero.
El FN de Le Pen se montó con excombatientes de la guerra de Argelia, verdaderos fascistas uniformados, y con muchos que habían sido simpatizantes y colaboracionistas del régimen pro-nazi de Vichy. No hay que olvidar la OAS surgida tras el fracaso del golpe. Esa extrema derecha es a la que ahora algunos quieren lavarle la cara
ResponderEliminarPrimera parte
ResponderEliminarCreo que recuerdo bastante bien aquellos acontecimientos de 1961 y los ocurridos tres años antes.
A Francia le ocurría lo que le ocurrió posteriormente a EE. UU. Había tenido que salir de Indochina con el rabo entre las piernas, y el orgullo francés estaba muy resentido. Antes ya estaba tocado por el hecho que los anglosajones tuvieran que liberar Francia de los alemanes, pero les quedaba la excusa de que podían decir que era De Gaulle quién lo había hecho con la ayuda de sus aliados.
Por ello al encontrarse con el problema argelino, decidió poner toda la carne en el asador. Como he dicho antes su reacción fue similar a la de los estadounidenses al ser derrotados también en Indochina, exhibir músculo y demostrar que eran muy poderosos, y que no se reía nadie más de ellos.
Por ello se mandaron tropas sin restricción a Argelia. Recuerdo haber leído en los periódicos aquellos años que en Argelia había unos ocho millones de habitantes, de los cuales un millón eran franceses nativos, que eran quienes mandaban y explotaban el país. De allí Francia sacaba beneficios y estaba empezando a explotar los yacimientos petrolíferos saharianos. Los argelinos no franceses eran explotados, y contaban sólo para los trabajos de menor cualificación. Recuerdo también lo de los más de 400.000 soldados franceses para reprimir la rebelión.
Antes de lo relatado en el artículo de Blum, habían ocurrido otros hechos, que fueron la raíz de lo que cuenta.
En 1958 el gobierno francés de la IV República se encontraba sin saber lo que hacer. Los comunistas, socialistas y radicales se inclinaban por una negociación con los rebeldes y no excluían la independencia, los demás partidos se oponían. Pero ante la situación parece que se abocaba a esa solución y en las sucesivas elecciones iban creciendo los diputados partidarios de negociar.
De hecho se preveía un gobiernos socialista-comunista-radical, una repetición del Frente Popular de los años 30.
Ante estos hechos se produjo un golpe de estado en mayo de 1958. Los franceses residentes en Argelia hicieron manifestaciones y los generales Salan y Massu formaron un “Comité de Salud Pública” en Argel y pidieron que este tipo de organismo se multiplicaran en el territorio metropolitano.
Recuerdo haber leído, naturalmente entre líneas pues la censura imperaba, creo que a Augusto Assía (Felipe Fernández Armesto), no estoy muy seguro que fuera a él, que tras el golpe estaban los servicios secretos estadounidenses, por miedo a que los comunistas entraran en el gobierno francés y también por miedo a que la independencia argelina pudiera proporcionar a la URSS un aliado en el mediterráneo.
Curiosamente Dulles se reunía en París en sus giras de entonces por Europa con gente que no eran del estado francés, pero sí eran gaullistas.
Tengo idea que paracaidistas franceses procedentes de Argelia tomaron Córcega y también allí se formó un “Comité de Salud Pública”.
Los sublevados pedían que se diera el poder a De Gaulle como dictador, para conservar Argelia como un territorio francés. Ante lo que ocurría el presidente francés René Coty, que en realidad tenía sólo poderes de representación, forzó a varios partidos y al final se llegó al acuerdo de nombrar jefe de gobierno a De Gaulle, dándole manos libres para actuar.
Así es como desde ese puesto patrocinó el fin de la IV República, se estableció una nueva constitución y empezó la V. En ésta el poder estaba casi totalmente en manos del presidente que era De Gaulle.
Segunda parte
ResponderEliminarDe acuerdo con los planes extremistas, De Gaulle empezó una guerra a gran escala contra los independentistas argelinos, movilizando incluso a los reservistas, lo que produjo descontento entre los franceses metropolitanos. Empezó en julio de 1959, y lo recuerdo bien, la “Opération Jumelles (Operación Gemelos, o sea anteojos)” intentando aplastar al FLN. Anterior y posteriormente se habían desencadenado otras importantes operaciones militares, aunque ésta fue la mayor, se desarrolló en La Kabylia. La última operación militar importante se desarrolló en octubre de 1960. Después de varios meses de lucha, De Gaulle se dio cuenta que no era posible aplastar al movimiento independentista. Después de reflexionarlo mucho decidió negociar con el FLN.
Cuando se hizo público este propósito empezó la agitación entre los franceses de Argelia y en el propio ejército francés.
Por de pronto De Gaulle trasladó al general más popular del ejército, Massu, a Alemania y anteriormente había nombrado al general Salán inspector general del ejército, con lo que le sacó de Argelia y posteriormente le obligó a jubilarse anticipadamente. Salan entonces se fue a España y allí colaboró con el golpe que relata Blum.
Tenemos entonces que Argelia iba a ser independiente, y esto no le convenía a EE. UU. porque la URSS iba a tener un aliado en África y al lado de Italia.
Por otra parte De Gaulle nunca se había llevado bien con los anglosajones, ambas partes se tuvieron que aguantar durante la II GM. De Gaulle era bastante nacionalista y un acérrimo católico y anticomunista, por lo que daba alfilerazos en la OTAN y propuso que Francia tuviera una fuerza nuclear independiente. Parece que bajo cuerda USA le ayudó en algo que tarde o temprano iba a obtener y era mejor poder controlar el proceso. Y además les unía el anticomunismo. Aunque De Gaulle abandonara la estructura militar de la OTAN, nunca se planteó abandonar totalmente la organización y pasar a ser del bloque neutralista. Era aliado y de hecho cuando la crisis de los misiles en Cuba, fue el primer dirigente occidental que apoyó a Kennedy en la postura que adoptó.
Pero la CIA, poder prácticamente independiente, no le quería como aliado y decidió actuar tal y como había hecho tres años antes, los métodos fueron los mismos, sublevación en Argelia, Salán fue allí desde España y junto con los generales Zeller, Jouhaud y Challe dio el golpe de estado. También entonces los diplomáticos estadounidenses se estuvieron entrevistando previamente al golpe con políticos golpistas civiles. El problema es que De Gaulle había tomado sus precauciones y en el ejército no se movió nadie. Creo que el golpe de estado duró tres o cuatro días y se desinfló.
A partir de entonces hubo un éxodo de franceses residentes en Argelia hacia el territorio metropolitano, fueron los “pieds noirs” que se establecieron sobre todo en el sur francés.
A partir de ahí actuó la OAS con atentados. Es muy posible que ciertos servicios secretos estuvieran detrás. Y muchas veces tuvieron a estos “pieds noirs” como brazos ejecutores de los atentados terroristas. Contra De Gaulle hubo bastantes. Incluso hay una novela “Chacal” que relata un posible atentado.
Como se dice “de esos polvos nacieron estos lodos”. Muchos votantes de la extrema derecha francesa son los descendientes de aquellos franceses retornados de Argelia.
Aunque a Thierry Meyssan hay que leerle con precaución, ha publicado dos artículos en Voltairenet sobre el tema que dan bastante información:
http://www.voltairenet.org/article161771.html
http://www.voltairenet.org/article161869.html
Gracias por esta entrada. Ya he conseguido leer todos los capítulos anteriores —los copio y guardo en pdf— así que mi egoísmo particular les pide se den prisa en publicar más capítulos.
ResponderEliminarEs interesante 'refrescar' ideas que se tenían sobre situaciones de la historia reciente, además de acceder a nuevas informaciones y puntos de vista, que puede que por todos fueran supuestos, pero nunca se confirmaron. Recomendable, al igual que el blog en su conjunto.
Gracias. El problema que hace que vayamos despacio es que la impresión de la edición en castellano es en un papel reciclado oscuro y la tinta es bastante mala, con lo cual después de escanear y pasar las imágenes por OCR (reconocimiento de texto) da muchísimos errores, lo cual obliga prácticamente a "picar" a mano buena parte del texto. Por eso lo vamos publicando a cuenta gotas. Si tienes interés especial en algún capítulo concreto, dínoslo y le damos prioridad :)
EliminarSaludos
Sería interesante conocer los capítulos de Camboya y Laos, tanto por su interés propio como por su relación con el de Vietnam. Pero cuando tu puedas y quieras, sólo faltaría venir con exigencias por mi parte con el esfuerzo altruista que haces y que te agradezco mucho.
EliminarEstoy preparando el 12 ("Siria 1956-1957.Comprando un nuevo gobierno") y el 13 ("Medio Oriente 1957-1958. La Doctrina Eisenhower reclama otro patio para Norteamérica"). Cuando los saque me pongo con los de Camboya y Laos (un par de semanas).
EliminarMuchas gracias por el gran esfuerzo desinteresado que haces. William Blum tiene traducido un libro en España que tengo en mi biblioteca, pero el que tu estás teniendo la amabilidad de subir me parece mucho más completo e interesante.
EliminarLos pied-noir (pies negros) fueron los ciudadanos de origen europeo, mayoritariamente franceses, que residían en Argelia, muchos al más puro estilo colonial, y que se vieron obligados a salir de ese país tras la independencia de 1962. La mayor parte de ellos se trasladó a la Francia metropolitana, y la extrema derecha francesa habitualmente se ha nutrido tanto de ellos como de sus descendientes, de manera tal que todavía se usa el término pied-noir, de manera despectiva, para hacer una identificación unívoca entre franceses blancos provenientes de Argelia y militantes fascistas y nazis. Entre los miles y miles de retornados a la madre Francia hubo muchos soldados (a estos no se les engloba entre los pied-noir) que siendo argelinos de nacimiento, mahometanos casi todos, en todo momento apoyaron al ejército francés, siendo identificados como los más salvajes combatientes en contra de los independentistas del FLN, quienes a su vez mataron a todos los que pudieron con verdadera saña. De entre estos soldados (y sus hijos), algunos fueron admitidos en la Legión extranjera y en unidades como los paracaidistas, pero la mayoría se encontró siendo traidores en Argelia (los que intentaron volver fueron ajusticiados) y extranjeros no deseados en Francia, integrándose los que pudieron en las mafias delincuentes locales. Entre los pied-noir algunas familias pudientes eligieron establecerse en España, en Alicante, y se cuenta que fueron los primeros en detectar (y aprovechar) el posterior boom inmobiliario del turismo de sol y playa. También hay apellidos entre ellos que se han ido repitiendo asociados a lo largo de los años a la extrema derecha española.
ResponderEliminarEspañoles republicanos residentes en Argelia había unos cuantos, en su gran mayoría apoyaron la independencia argelina y algunos de manera muy activa con las armas en la mano (el PC francés, primero, y los camaradas comunistas argelinos, después, había acogido a los comunistas españoles exiliados, tratados como perros sarnosos por Francia y finalmente refugiados en Argelia, como trabajadores sin cualificar en su mayoría o manteniendo pequeños negocios de alimentación y transporte). Intentaron algunos salir de Argelia en el maremagnum que se montó en los primeros momentos tras la Independencia, con la ingenua pretensión de poder llegar a España. Imposible, claro está. Yo, por parte materna, provengo de una de estas familias de republicanos que terminaron teniendo nacionalidad francesa y residiendo en París. Todavía hoy, a sus hijos les hablas de pied-noir y salen disparados a por un cuchillo por si alguno aparece. Por toda Francia les 'aman', pero sus descendientes políticos van a ganar elecciones ya mismo.