La antipolítica de moda no supera un test de inteligencia para chimpancés, pero es una lluvia diaria que cala.
(Paco Arnau @ciudadfutura)
Hace pocos años, antes de que la crisis sistémica se presentase en toda su ferocidad, comenzó a utilizarse una nueva categoría sociológica: los ni-ni. Primero fueron los británicos los que empezaron a usar el acrónimo NEET (not in employment, education or training). Enseguida el uso se extendió a muchos países. El término ni-ni (o nini sin guión) hacía referencia sobre todo a un sector social mayoritariamente de jóvenes, que ni estudiaba ni trabajaba, inmerso en una espiral maldita en la que la temprana deserción escolar y la falta de preparación se juntaba con un mercado de trabajo desfavorable, marcado ya por una alta tasa de desempleo.
En tiempos recientes, gente de la izquierda está popularizando una adaptación del término, otorgándole un nuevo significado -de carácter peyorativo- para hacer referencia a un fenómeno que en absoluto es nuevo: no ser de derechas ni ser de izquierdas. Son los ni-ni políticos.
El acriticismo que domina en una buena parte de la masa social indignada, favorece la propagación de mensajes que claramente actúan o pueden actuar como caldo de cultivo del neofascismo y de los populismos. La deriva ideológica de carácter sistémico de una parte de la indignación colectiva, se concreta con frecuencia en posiciones marcadamente reaccionarias, en tanto que fortalecen vigorosamente el status quo. Un buen ejemplo de esto último lo tenemos en la consigna política del ni-ni: ni de derechas, ni de izquierdas. Mensaje muy efectista que cala por su simpleza y que conecta con la más profunda tradición de la antipolítica. Nadie debe engañarse: si hay existe una consigna profundamente sistémica, un eslogan nacido desde lo más profundo de las entrañas de la ideología dominante, es el de ser ni de derechas ni de izquierdas, un mantra que actúa de penicilina política para neutralizar a las fuerzas posicionadas en contra del sistema capitalista. Ser ni de derechas ni de izquierdas es la erótica de masas con la que el establishment narcotiza la conciencia colectiva. Forma parte de la antipolítica, "una lluvia diaria que acaba calando" abriendo el camino para lo peor.
(Fragmento de "La peligrosa y banal existencia del ni-ni político. De semejanzas curiosas y agujeros negros ideológicos", de próxima publicación en este blog).
(1) Inglesa de nacimiento, Lara Jade es una joven artista y fotógrafa freelance que con apenas 24 años comienza ya a gozar de cierto prestigio. Podéis encontrar más obras suyas en Flickr y en deviantArt, donde utiliza el seudónimo “larafaire“. Su página oficial es www.larajade.co.uk/blog/
Esto de no ser de derechas ni de izquierdas no es de ahora. Ya lo inventaron los tecnócratas del Opus Dei en los gobiernos de Franco. Concretamente Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Obras Públicas en el periodo 1970-74, en su libro El crepúsculo de las ideologías de 1971, defendió que lo importante era el Estado que administrase bien o sea “El Estado de Obras”.
ResponderEliminarY no se puede olvidar a Franco cuando aconsejó: “Haga como yo, no se meta en política”